Disclaimer: Los personajes de «InuYasha» pertenecen exclusivamente a Rumiko Takahashi.
Aclaración: El hermoso fanart del cual me inspiré pertenece a la talentosa Gedaart.
Esta viñeta participa en la #Dinámica_de_Agosto #Sensual_Verano de la página de Facebook Mundo Fanfic InuYasha y Ranma.
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Adrenalina
Estábamos metidos en la playa disfrutando de un tranquilo día de verano.
Habíamos tenido una semana muy ajetreada con responsabilidades laborales que, un buen descanso nos venía perfecto. InuYasha se encontraba nadando mientras yo estaba sentada en la orilla recibiendo los cálidos rayos del sol que, amablemente, me bronceaban la piel.
El sitio era tan hermoso que agradecí al cielo que pudiéramos encontrarnos ahí, completamente, solos.
—¡Hey, Kagome! Ven conmigo, vamos a nadar —dijo mi novio al tomarme de la mano para arrastrarme junto a él a las profundidades del mar—. No vas a quedarte sentada en la orilla todo el día.
—Claro que no —expresé con una sonrisa. InuYasha poseía magia, pues me hacía decirle que sí a todo lo que deseara—. Es solo que todavía no quería mojarme el cabello.
—Tonterías, para eso venimos aquí, ¿cierto? —espetó enarcando una ceja—. Para divertirnos.
—Sí, a eso venimos —respondí resignada. Realmente era absurdo no querer mojar mi cabello—. Solo deja que me haga un moño y... ¡InuYasha!
Cómo pude, puse mis manos sobre mis ojos para cubrirlos, ya que mi pareja comenzó a salpicarme agua por todo el cuerpo. Pero si lo que él deseaba era iniciar una pelea con el vital líquido, era lo que iba a obtener.
Descubrí mis ojos y comencé a chapotearle agua por todo su torso. Era increíble como un simple juego de niños podía ser tan placentero. InuYasha siguió con la lucha mientras yo le echaba más y más agua. Estaba tan concentrada en querer ganarle que no percibí cuando sus fuertes brazos aprisionaron mi cuerpo y mi rostro quedó pegado contra su pecho.
Las gotas de agua le corrían por todo el cuello hasta perderse en los músculos de su exquisito abdomen. Tuve que cerrar los párpados, ya que la escena mental que me estaba imaginando, me hacía derretirme en medio de sus brazos.
—Quiero que hagamos otra cosa —susurró cerca de mi oído. El calor de su aliento me erizaba la piel con el mínimo contacto.
—¿Q-qué quieres hacer? —pregunté, mi tono de voz delataba mi nerviosismo—. ¿InuYasha?
—Esto —musitó al besar con profundidad mi cuello—. Quiero que hagamos el amor aquí y ahora, Kagome.
No me dio tregua a responder, pues su boca se apoderó de mis labios. Besar a mi amado era saborear un pedacito de cielo. Enredé mis manos en su cuello y con pasión lo acerqué más a mí para intensificar nuestra unión. Su lengua jugaba con la mía, en una danza sincronizada que solo podíamos hacer nosotros dos.
InuYasha dejó de besarme y con desesperación bajó los tirantes de mi traje de baño, dejando al descubierto mis pechos que ya habían reaccionado a sus primeras caricias. Se saboreó los labios muy despacio, antes de apoderarse de uno de mis senos con su exquisita boca. Yo tuve que colocar mis manos en sus hombros para no caer sobre el agua.
La manera en la que él devoraba a su antojo mi pecho me hacía perder la cordura. Clavé mis uñas en sus espalda cuando sus dientes mordieron uno de mis muy sensibles pezones.
Solo él podía hacer que ardiera de deseo.
Con astucia, se despojó de su traje de baño, tomándome por la cintura para que enredara mis piernas a su cuerpo. Con sus dedos, hizo a un lado mi prenda, dejando a su merced mi sexo que estaba esperando ansioso por entregarse a él.
Con mi mano, sujeté su virilidad para guiarlo al lugar exacto en el que debía introducirse. Mi amado me vio con lujuria y eso hizo que mi sangre ardiera más en deseo. Nunca podría cansarme de las fogosas caricias de InuYasha sobre mi cuerpo.
De una sola estocada se enterró en mí, provocando que de mis labios se arrancara un gemido placentero. Mis manos se aferraron a su cuello cuando las embestidas fueron aumentando.
La fricción de nuestros cuerpos, unidos al delicado roce del agua, nos otorgaba una sensación única y sin precedente.
InuYasha me tomó con fuerza por los glúteos mientras echaba la cabeza hacia atrás. Su boca se había vuelto a apoderar de mis senos y en lo único que podía pensar, era que estaba a punto de explotar.
Expulsé un fuerte gemido cuando sus dientes me mordisquearon el cuello, pues había sido el momento preciso en el que mi alma había alcanzado el cielo. InuYasha no pudo contenerse más, dejándose venir dentro de mí, luego de unas fuertes embestidas.
Con ternura buscó mi boca para besarme los labios. Siempre que terminábamos de hacer el amor nos besamos como si no existiera un mañana. Era un pacto que habíamos hecho la primera vez que nuestras almas se habían entregado.
—Te amo —murmuré con el corazón aún acelerado—. Te amo más que a nada.
—Y yo a ti, Kagome —expresó con ternura al acariciarme el cabello—. Gracias por compartir conmigo cualquier aventura.
—Es un placer —dije antes de volver a besarlo.
Nuestro día apenas estaba comenzando y su inicio había sido muy candente. Conociendo a mi amado, podía asegurar que nos esperaba vivir muchas aventuras.
La adrenalina era deliciosa si se experimentaba con la persona indicada.
FIN.
¡Hola!
¿Cómo están?
Personalmente, me encuentro muy feliz de participar en esta nueva dinámica de la página MFIYR. De corazón les agradezco el que siempre piensen mí para sus actividades. Son un amor.
También deseo agradecer a la talentosa Gedaart por permitirme inspirarme en su arte. Dibujas hermoso y espero muchísimos se enamoren de tus dibujos tanto como yo.
Les dejaré el link de su página en mi perfil para que la puedan seguir.
Espero que esta pequeña viñeta los haya hecho suspirar. Creo que todos quisiéramos tener un día así en la playa.
Nos leemos muy pronto.
Con amor.
GabyJA
