—Muy bien. No te muevas Glameow— decía Dawn, la joven chica de cabellera azul, luego de verificar la exposición a la luz y ajustar el enfoque de la cámara de su nuevo rotom phone de carcasa color rosa, pues quería capturar una fotografía de la Glameow de su madre, quien estaba recostada sobre un pequeño arbusto lleno de pequeñas flores amarillas.
Dawn pudiera no ser una gran fanática de la fotografía, pero le fascinaba los Pokémon y sobre todo cuando el ambiente a su alrededor y la casualidad actuaban en conjunto para regalarle una hermosa imagen, imagen que debía ser capturada en fotografía y más ahora que contaba con un nuevo rotom phone con una mejor cámara que el anterior teléfono que el que tenía.
La chica de dieciocho años, vestía con un overol jardinero de mezclilla azul, con tirantes para sujetarse en sus hombros, y en la cadera tenía puesto un cinturón negro pequeño; estaba un poco descolorado por su exposición al sol, pues era el traje que usaba cada que salía al patio de su casa a cuidar del jardín de su madre y a alimentar a sus Pokémon. Debajo del overol tenía una blusa rosa con mangas, no solía usar prendas con mangas, pero lo ameritaba por el ardiente sol que había en aquel día. Esta vez no usaba algo sobre su cabeza, un sombrero de paja no era realmente algo que le llamara la atención.
"¡Piplup!"
Piplup, su pequeño Pokémon de tipo agua, llamó su atención. Era un Pokémon celoso cuando se trataba del afecto de su entrenadora, no le gustaba que le interesará más otro Pokémon que no fuese él, por lo que procuraba hacer lo mismo que otros con tal de no perder su atención.
—si Piplup, tu también te verías muy bonito en la foto— le dijo a su amigo— siéntate al lado de Glameow y te tomaré una. Solo no la despiertes—
Ese comportamiento celoso de Piplup, Dawn lo conocía muy bien. No es como si Piplup fuera a perder su cariño, pero siempre procuraba incluirlo en lo que hacía, con tal que él no se sintiese excluido. Y con eso, el Pokémon de plumaje azul corrió emocionado al lado de Glameow para quedar por siempre en el teléfono de su entrenadora.
Piplup se sentó justo al lado de la pata de Glameow, sonriéndole a la chica para que tomara la fotografía. Glameow se levantó al presentir cerca al Pokémon, antes que la chica tomara la foto, la felina acercó su cabeza al rostro de Piplup y abrió su boca para mostrarle los colmillos, igual le mostró una pata sacando sus afiladas garras. No quería lastimarlo, solo asustarlo para divertirse un poco, y su plan funcionó pues el pingüino palideció al ver al Glameow gris, recordando que, aunque vivían en la misma casa, ella igual consumía aves. Y justo en ese momento, Dawn tomó la fotografía.
A la chica le causó gracia la reacción de Piplup al creer que Glameow iba a atacarlo— quedó muy bien. Internet se divertirá con esa foto— dijo, y en ese momento, Piplup saltó para evitar que ella siguiera viéndola.
—es broma. Ven, vamos a tomarte otra—
Al lado de la casa de la chica, se construyó un edificio más pequeña, un establo para todos los Pokémon que había capturado en sus aventuras y viajes, donde pudiesen dormir y comer sin necesidad de quedar al intemperie. Su madre nunca imaginó que ella capturaría tantos Pokémon, ni la señora misma, cuando tuvo la misma edad que Dawn, había llegado a tener tantos Pokémon a la vez.
La chica entró, no estaban todos sus Pokémon, pues algunos estaban fuera, como Ariados, quien de seguro estaba sobre las copas de los árboles del pueblo, asustando Pokémon y niños por igual. Sus Pokémon más pequeños, como Buneary y Pachirisu, seguramente estaban jugando fuera o volando sobre el lomo de Togekiss, esos dos solo viven para jugar y su Pokémon tipo hada parecía actuar como madre de ambos, a quienes protegía y consentía sus caprichos. Pero dentro, estaba Mamoswine, su Pokémon más grande, dormido y al lado suyo estaba Rhyperior, su Pokémon más perezoso, igual estaba dormido y usando el lanudo y rechoncho cuerpo de Mamoswine como una almohada.
—ven, te vamos a poner al lado de Skiddo. De seguro él no se despierta ni intenta comerte— dijo Dawn, refiriéndose a uno de sus Pokémon más recientes, un tierno cabrito con hojas alrededor de su cuello y lomo. Era cierto, era su Pokémon más dócil, y él más amigable con todos los demás Pokémon. Aunque a Piplup no le agradaba mucho eso.
El Pokémon con aletas se quejó, indicándole a Dawn que no quería tomarse una fotografía con Skiddo.
—vamos. Una sola foto no te hará daño — insistió Dawn, pero su Pokémon negó con la cabeza y ella sabía la razón.
En efecto, Skiddo era muy bonito y tierno, incluso más que Piplup, y el celoso Pokémon detestaba eso, por lo que procuraba no acercarse mucho a él para que el Pokémon tipo planta no acaparara toda la atención de la coordinadora.
—está bien, que no se te reviente la vena. Entonces, tomemos una junto a Rapidash—
Dawn se acercó a la caballeriza de su Rapidash, el único de sus Pokémon con un espacio para si solo, pues era muy individual y anteriormente, siendo un Ponyta, muy solitario. La caballeriza consistía en un espacio de 3x3 con paredes de madera de metro y treinta centímetros de altura, y una puerta.
Dawn colocó a Piplup en uno de los muros de madera para que estuviese casi a la altura de su equino del tamaño de una persona adulta. Cabía destacar que su Pokémon era uno muy inusual, pues las flamas de su creen, cola y patas, en lugar de ser rojas o anaranjadas, eran de un llamativo color gris, un color que le daba cierta elegancia y belleza.
—muy bien. No se muevan— dijo la chica mientras se preparaba para tomar la fotografía.
Rapidash, al ver las intenciones de la chica, rápidamente estiró el cuello para elevar su cabeza y dejar ver su pecho, mostrando majestuosidad en su pose. Por su parte, Piplup al ver el cambio de posición de Rapidash, decidió hacer lo mismo que él, ponerse de pie, colocar sus aletas a los lados de su cadera, inflar el pecho y estirar el cuello para dejar ver su (inexistente) mentón, para lucir tan majestuoso como el equino de brillantes colores. Ante la imagen, Dawn sonrió, pues era la imagen de dos Pokémon orgullosos de si mismos.
La chica iba a tomar la foto, cuando Piplup terminó cayendo de espaldas por el otro lado de la caballeriza. Para inflar su pecho, curveó su espalda hacía atrás, pero llegó el punto que perdió el balance, y terminó cayendo.
Dawn, preocupada, se apresuró a buscarlo— ¿Estás bien Piplup? — preguntó, afortunadamente, el Pokémon está bien, solo aturdido por el golpe gracias a la caída.
Luego de tomar a su emplumado amigo, Dawn salió del lugar. Su pequeño amigo estaba un tanto desanimado, probablemente por las dificultades que encontraron para tomarle una fotografía, pero Dawn tenía otra idea en mente para tenerlo feliz.
—no estés triste Piplup. Ven, ponte al lado mío—
La chica se puso de cuclillas en el suelo, y con un brazo abrazó a su amigo mientras que el otro lo estiró para que el celular los mirara a ellos. La chica sonrió a la cámara, aunque Piplup fue quien estaba aturdido por la rápida acción de su entrenadora, no pudo tomar una mejor pose pues la chica tomó la fotografía.
Al revisar la fotografía, Dawn sonrió — mira. Saliste muy bien —
La joven le mostró la pantalla del rotom phone, ella se veía sonriente y radiante, sin duda salía bien en las fotografías, mientras que Piplup se veía como un pequeño peluche inerte— Te vez muy lindo— quizá no era la pose majestuosa que el Pokémon buscaba, pero el cumplido de la coordinadora lo alegró. Había obtenido lo que quería.
"¡Piplup!"
Dijo el orgulloso Pokémon, pero en ese momento, sintió un viento frío a su alrededor y un escalofrío recorriendo su columna. Al voltear, vio un par de ojos color púrpura, y después, un rostro blanco apareció de repente, para luego mostrar una enorme boca. Piplup se espantó y dio un gritillo por la impresión. Era Froslass, la Pokémon hielo/fantasma de Dawn, quien se había desvanecido un momento y reaparecido al lado de Piplup para espantarlo.
Dawn no pudo evitar reírse, aunque estaba un poco apenada por ello, pero pareciera que su primer Pokémon solo estaba destinado a sufrir incidentes que causaban gracia, aunque lastimaran su orgullo.
—parece que te diviertes— dijo una segunda voz femenina, una voz mucho más madura que la de Dawn, y sin duda más serena.
A la chica se le acercaba su madre, Johana, mujer que aún conservaba la juventud en su rostro a pesar de acercarse a los cuarenta años de edad. Su cabellera azul igual que el de su hija, era abundante pero bien acomodada gracias al uso de broches rojos que la sostenían. La señora solía usar una blusa blanca con las mangas largas y un pantalón de mezclilla azul que le llegaba hasta los tobillos. Pareciera había vuelto de hacer las compras pues traía una bolsa de papel con comestibles, solo una pues el resto la cargaba el Machamp de su hija, el Pokémon musculoso de cuatro brazos.
—creo que esto te pertenece, lo encontré oliendo las flores del jardín—
Al otro lado de Johana, estaba un Pokémon púrpura y viscoso que aún no alcanzaba el metro de altura, un Grimer con una flor blanca en la cabeza. Aunque, aquella flor estaba muerta por el veneno que brotaba del cuerpo del Pokémon lodo, aunque quizá él no lo sabía, pues se mostraba contento y emocionado, señalándole a la coordinadora la flor sobre su cabeza.
La coordinadora, sin dejar de sonreír, miró al Grimer y le dijo— te ves muy bien, Grimer. Esa flor resalta mucho tus ojos— y Grimer se emocionó con aquellas palabras.
Dawn conocía muy bien a sus Pokémon, y sabía que aquel Pokémon tipo veneno era especial, pues era amante de todos los olores suaves, dulces y agradables al olfato, aunque él no era consciente de su propio hedor.
—¿Qué esperas? — continuó la joven y después señaló hacía el interior del establo — ¡ve y muestra a los demás tu gran belleza! —
Y con eso, el Pokémon de color purpura se fue emocionado hacía donde los demás Pokémon para mostrarles lo lindo que se veía con aquella flor. No es como si a ella le gustara mentirle a su Pokémon más inocente, pues ella era consciente del hedor que despedía y su aspecto, pero eso no importaba pues ella, aun así, veía agradable el cómo actuaba y lo amigable que era.
—te ves muy animada el día de hoy— le dijo Johanna a su joven hija. Ella siempre había sido muy expresiva y no le importaba mostrar sus sentimientos. Expresar cuando estaba feliz y algo le gustaba, cuando estaba triste, o cuando estaba enojada y algo le disgustaba. Pero la mayor parte del tiempo, ella se mostraba entusiasmada, aunque, el motivo de la felicidad de su hija era otro, y Johanna sabía cuál.
—¿Cómo no estar tan feliz? — dijo la chica mientras agitaba su brazo en el aire, como si señalara todo el cielo — es un bonito día de verano, estoy con mis mejores amigos, y no hay nadie quien me moleste— y en todo momento, la joven no soltó su rotom phone.
—¿no será que sigues emocionada por el nuevo rotom phone? —
La chica puso su teléfono frente a ella y le sonrió a su madre— el mejor regalo de cumpleaños. Es mucho mejor que el otro que tenía — y con eso, buscó la fotografía que se tomó junto a Piplup— ¿A poco no se ve genial la foto? —
— si. Tienes razón, ¿Pero cuántas fotos te has tomado en estos días desde que lo tienes? No te has despegado de ese teléfono —
— las suficientes. Solo las suficientes — concluyó Dawn, tratando de ocultar el hecho que tomaba una fotografía con su celular con cada segundo que pasaba.
—por cierto. Quizá estás tan entusiasmada con tu nueva cámara, que olvidaste que la función principal del rotom phone es el de hacer y recibir llamadas. Lyra estuvo llamándote —
—¿Lyra? — Dawn revisó el buzón de llamadas de su teléfono, y era cierto, su amiga de Johto la había llamado — ug... Seis llamadas perdidas—
Johanna suspiró — no te molestes en llamarle de nuevo. Me la encontré en el pueblo, dijo que vendría más tarde para pasar el día contigo—
—¿Es enserio? Y hoy era un día tan bonito, estando sola sin que me perturbaran—
Lyra, la amiga de Dawn que llegó a Sinnoh hacía poco, y siendo Dawn con quién pasaba la mayor parte de su tiempo. Ella disfrutaba igual su compañía, pero a veces cuando quería disfrutar un momento a solas, siempre aparecía Lyra para empujarla a sus extrovertidas actividades. Una chica muy extrovertida, que parecía que su única motivación era el divertirse, o en palabras de Dawn, molestarla.
—desde que volviste, ella viene a diario. Será mejor que empiece a preparar el almuerzo. Ash habrá vuelto a Kanto, pero si no es él quien viene a comerse todo lo que hay en mi nevera, es Lyra— bromeó Johanna refiriéndose a las dos personas con las que su hija pasaba la mucho tiempo, y que casualmente tenían un gran apetito.
Johanna comenzó a dirigirse hacia el interior de su hogar, seguida de Glameow quien había despertado. Dejando a Dawn allí atrás, quien hubiese continuado jugando con su teléfono, pero con lo último que le dijo su madre, quedó pensativa.
La chica estaba en casa, sin salir de pueblo Hojas Gemelas, desde hace semanas, luego de haber terminado una travesía a través de Sinnoh junto a su novio, el entrenador de Pueblo Paleta, Ash Ketchum, entrenador que igual volvió a su hogar en Kanto, pero con quién se comunicaba desde la distancia. Pero, en todo el día, no habían hablado, de hecho, la chica había estado tan emocionada durante el día, que olvidó siquiera le existencia de su pareja.
La chica revisó la bandeja de mensajes que tenía con su novio. Lo había registrado con su nombre completo, "Ash Ketchum " no había ningún corazón o apodo que lo distinguiera y le pareció extraño, después de todo siempre se consideró una enamorada empedernida pero no había puesto mucha atención en ese detalle.
Los chicos se habían separado hace poco para volver a sus hogares, Dawn estaba planeando una nueva aventura muy pronto, una que implicaba una región en el llamado viejo mundo, y Ash, por su parte estaba esperando a que una nueva aventura le cayera del cielo. A diferencia de la primera vez que se separaron y terminaron sin saber uno del otro por un par de años, en esta ocasión mantuvieron la comunicación entre los dos. Todos los días hablaban entre si, pero ese día, la chica no había recibido ningún mensaje del chico ni ninguna llamada.
—¿Qué estará haciendo? — se preguntó. Se hizo esa pregunta muchas veces por dos años cuando se separaron la primera vez. Y actualmente pocas veces se la hizo, pues siempre había una pequeña conversación entre ellos.
La chica podía comenzar una nueva conversación, después de todo, a veces era ella quien iniciaba, y otras veces era él, pero ese día se sentía raro. El solo hecho que ya sobrepasaba el medio día y ninguno de los dos haya tratado de comunicarse, le pareció extraño y le hacía dudar sobre como iniciar su conversación del día.
—¿Qué será mejor? ¿Un hola? ¿O un cómo estás? — se preguntaba la chica — ¿Que estás haciendo?—
Pareciera raro que le costara el escribir un mensaje a su propio novio. No era cuestión de impresionarlo, ni de parecerle interesante, solo era iniciar una pequeña conversación, por lo menos para saber el uno del otro, pero a Dawn comenzaba a sentir ansiedad por saber la razón que Ash no había tratado de comunicarse con ella. Quizá, a Dawn le recordaba la situación similar por la que habían pasado años atrás.
—¿Estará ocupado? —
"¿Piplup?"
—Tienes razón. ¿Qué tan ocupado puede estar? Si se la pasa durmiendo 20 de las 24 horas del día. Solo despierta para comer y entrenar y se vuelve a dormir—
Dawn trataba de imaginar el motivo del porque Ash ni siquiera había tomado el teléfono ese día, pues le indicaba que la última vez que se conectó fue la noche anterior cuando se despidieron por última vez. Pero había una posibilidad, en particular, el cual descartaba casi por completo.
—no creo que esté junto con alguna otra chica. Ese tonto no sabe cómo actuar debidamente — dijo la joven a su Pokémon— podrá impresionarlas a todas pero es incapaz de recordar un nombre a la primera hora, o termina electrocutándolas o incendiándoles el cabello—
Recordando las últimas manías del chico de gorra roja, aquel que llegó desde Kanto, por primera vez, hace unos años y que no tenía en la cabeza otra cosa que no fueran las batallas. Un chico muy diferente al actual, quien compartía la prioridad de los combates Pokémon con si prioridad por impresionar a cualquier chica de voluptuosa figura que viera, tal como Brock lo hacía. Era una manía que a Dawn fastidiaba, pero a la vez no preocupaba. Pues sabía que el chico no iba más allá de una bonita presentación, pues no solo su deseo había despertado en los últimos años, igual lo hizo sus demás defectos como lo era su egoísmo.
—lo vi fracasar cientos de veces solo porque no es capaz ni de invitar una soda. ¿Recuerdas como obtuvo su rotom phone? Lo ganó en una feria, jugando todos los juegos de destreza que había. Es muy perezoso para conseguir comida por su cuenta, pero ágil cuando se trata de cosas gratis—
A pesar de lo fácil que le era conseguir la atención de alguien del sexo femenino, le era muy difícil el tener que mantener aquella atención, pues le era muy difícil ocultar su verdadera personalidad, pues al instante demostraba sus malos modales al actuar, o su indiscreción al hablar, pues siempre terminaba señalando cosas que no debía para evitar incomodar a alguien.
Hasta el presente día, la chica se seguía preguntando la razón que era la única chica en Sinnoh, y quizá en todo el mundo, que seguía tolerando al egoísta Ash Ketchum, quien podía arriesgar su vida nadando con Sharpedos solo para recuperar una moneda. Ninguna otra chica lo hace, solo lo consideran una cara bonita y un ágil entrenador, pero fuera de eso, no era el mejor prospecto de novio que alguien tendría, ni siquiera ella. Por esa razón, no se preocupaba si el chico estaba con alguna otra fémina allá en Kanto, es más fácil que deje a su "cita" por una batalla Pokémon y luego la olvide.
—Bueno… que importa. Luego le mandaré un mensaje. Debe estar ocupado en alguna otra cosa. Algo mucho más importante — dijo a su Pokémon. Queriendo desviar su propia atención por completo y dejar el tema de lado— ven. Vamos a dentro— Luego, se dirigió al interior de su hogar.
Al entrar, fue directo a la cocina donde su madre estaba tenía una olla con agua hirviendo, mientras que ella colocaba en la mesa las verduras que iba a cortar.
—ah… hija. Pensé que ibas a seguir allá afuera— dijo Johanna impresionada pues, ciertamente había pensado que la chica no entraría a la casa hasta que Lyra llegara o que estuviese listo el almuerzo.
La chica se dirigió hacia la nevera— no… creo que ya me aburrí de la luz solar, por ahora— de la nevera sacó un bote de helado de un litro, uno nuevo pues su madre recién lo había comprado ese día en el pueblo. Igual tomó una cuchara— iré a ver la televisión mientras espero a Lyra—
Ella no iba a decirlo, pero siguió pensando en ello a pesar de no querer hacerlo. Su día de diversión y su lindo día se vio interrumpido por una simple conversación que no se había realizado. Pero, aunque trató de mostrarse más relajada, su madre no tardó en notarlo.
—un momento allí, jovencita— dijo la señora, deteniendo a Dawn antes que ella saliera de la cocina— ni tu misma podrías engañarte—
Dawn se detuvo en seco, sorprendida que su madre cambiase su tono de voz a uno más riguroso.
—podrás haber crecido, pero sigues siendo muy mala mintiéndome—
—¿A qué te refieres mamá? — preguntó la chica.
Johanna se acercó para quedar frente a su hija— algo te molesta. Y de seguro no dejas de pensar en eso—
—¡Claro que no! — dijo la adolescente rápidamente. En su cabeza, había sonado tranquila como cualquier otro día, pero la realidad fue otra pues se oyó casi alterada por la afirmación de su madre— ¿Cómo crees eso? —
—lo sé. Porque acabas de tomar el bote entero de helado y no solo un poco—dijo Johanna mientras señalaba el bote del producto congelado— y siempre haces eso cuando algo te preocupa, desde que eras pequeña, y no has cambiado ese mal hábito —
Imposible negarlo para Dawn, literalmente tenía sus manos sobre el helado y eso la delataba. Se avergonzó un poco de si misma por no haber podido ocultar su preocupación, sino al contrario hacerlo más obvio. Tampoco quiso decir algo, ya había quedado más que confirmado que estaba preocupada.
—¿Es por Ash? —
El rostro de la joven se ruborizó por completo y abrió la boca por sorpresa y apunto de exclamar un "no". Pero luego de ver a su madre y su ceja enarcada, le había confirmado lo que ella sospechaba, por lo que Dawn solo cerró su boca nuevamente y movió la cabeza de arriba a abajo afirmativamente.
Johanna podía saber cuándo a su hija le preocupaba algo, pero no podría saber con exactitud que podría ser. A la chica le terminaban mortificando cualquier pequeña cosa, y siempre había sido así. Aunque su confianza había aumentado en gran medida desde la primera vez que salió de casa, seguía siendo la misma chica que buscaba un bote de helado cuando se topaba con una situación que no lograba resolver con facilidad. Solo le quedaba adivinar siempre, pero igual era buena en ello.
—está bien. Si es por Ash— volvió a decir Dawn, esta vez con más calma— pero no es la gran cosa. Solo un pequeño detalle—
—¿debo preocuparme? —
—esta vez no. Solo es una tontería. Debería dejar de pensar en ello pronto—
—bien. Entonces…— Johanna extendió su mano para que su hija le diera el bote de helado y la cuchara— corta las verduras mientras yo me encargo del resto, para el almuerzo—
Antes de darle el helado, Dawn lo destapó y tomó un poco con la cuchara para luego comerlo. Una vez que terminó, volvió a tapar el bote y se lo entregó a su madre.
—ahora si. Ya estoy bien— dijo y se rio juguetonamente.
—deja de comer niña, o terminaras engordando— sentenció la señora mientras llevaba el bote de helado, de regreso a la nevera. Estaba un poco molesta por como ella tomó el helado, pero aliviada porque ella había controlado su preocupación.
Dawn se sentó en una silla, con una tabla de madera en la mesa frente a ella, un cuchillo grande y unas verduras como zanahoria papa y otros. Comenzó rebanando la zanahoria en trozos, mientras tanto, su mente comenzaba a divagar en múltiples cosas. Pero tratando de recordar el concurso Pokémon que vio por televisión hace pocos días, su mente volvió a recordar a aquel chico del Pikachu, pero más concretamente, a la primera vez que ellos se separaron.
Terminó de pelar la zanahoria y se dispuso a cortarla en trozos redondos.
Luego que Ash partiera hacía Kanto junto a Brock, y ella se quedara en Sinnoh, viendo el barco alejándose. La joven chica demoró unos días más para volver a casa, tuvo un par de aventuras ella sola, y conoció a un par de amigos más. Pero cuando volvió a casa, no hizo lo que le hubiese gustado hacer… llamar a su mejor amigo.
Terminó con la primer zanahoria y continuó con otra. No era tan grande ni gruesa, por lo que terminó de pelarla y cortarla en pocos minutos.
Dawn tenía forma de comunicarse con el chico, y aun así no lo hizo. Había planeado hablarle una vez que llegara a casa, pero demoró muchos días en hacerlo, para cuando llegó, no sabía si llamarle era lo más conveniente, así que no lo hizo, esperaría el mejor momento o que él lo hiciese. Pero aquel momento no llegó.
Terminó con la segunda zanahoria, y tomó una papa. Incrementó la velocidad con que peló y cortó las anteriores verduras, o más bien, parecía desesperada por acabar.
Pasaron los días, y el chico no se contactó con ella. Y pareciera que no iba a hacerlo en ningún momento, y por eso, ella tampoco se animó a hacerlo. Ambos se habían prometido nunca olvidarse, pero quizá esa promesa se olvidó rápidamente, pues ella hizo lo mismo al poco tiempo.
La chica volvió a terminar con la papa, y tomó otra. Cortó con rapidez, y comenzó a cortar, haciendo que el choque del metal con la madera hiciese un fuerte sonido.
Al poco tiempo de terminar su primer viaje por Sinnoh, ella se fue a Johto, y pronto, dejó de lado la preocupación de contactarse con Ash. Su mayor preocupación se volvió el no tener que fracasar en una región completamente desconocida y lejos de casa, y realmente, no le fue mal en aquella región. Hizo muchos más amigos, capturó más Pokémon, viajó por toda la región y logró muchos triunfos como coordinadora.
Volvió de Johto, y se embarcó en una nueva aventura. Ni siquiera se molestó en tratar de localizar al chico con quien viajó por Sinnoh. Pareciera que ella también había olvidado la promesa que ambos hicieron. Y así fue, hasta que pasaron dos años, y todo inició porque no volvieron a conversar desde su separación.
Dawn iba a continuar con otro vegetal, ya no era necesario pelarlo solo rebanarlo, y eso iba a hacer, hasta que su madre la detuvo.
—¡Ya basta! —
Dawn fue sacada de sus pensamientos por la llamada de su madre. Pronto, sintió como el cuchillo le fue arrancado de su mano.
—Es suficiente con eso—
—pero… aun no acabo— la joven estaba confundida por el repentino cambio de opinión de su madre.
—Estás muy alterada y por eso estás cortando todo con intensidad. Vas a terminar lastimándote si sigues así—
Dawn volteó a ver la tabla donde estaba cortando las verduras. Quizá era cierto pues la tabla hecha de madera tenía muchas marcas del cuchillo, muestra de la fuerza que usaba para cortar las verduras. Si hubiese golpeado su dedo por accidente, ahorita sería una escena catastrófica.
—no sé en lo que piensas. Pero será mejor que lo soluciones o lo olvides de una vez—
Pocas fueron las veces que Dawn vio a su madre enojada. Por lo regular era serena o cuando se molestaba solo cambiaba a un aspecto más serio, pero esta vez, ella casi explota contra su actitud, pero era por la preocupación que tuvo luego de ver que estuvo a punto de lastimarse por estar distraída.
—yo… lo siento— dijo tratando de encontrar las palabras correctas para disculparse y justificar su distracción— tienes razón. Estoy preocupada por Ash, y no he podido dejar de pensar en ello— lo dijo, avergonzada al momento de confesarlo y por sus acciones, pero extrañamente aliviada.
Johanna suspiró. Su hija reconocía su error, y no hubo daño alguno, realmente no había tanto de que preocuparse— está bien. ¿Por qué no vas y tomas un baño? Quizá te relaje—
Dawn se levantó de la mesa— creo que tienes razón. No quiero oler a sudor cuando Lyra llegue—
La joven, antes de salir de la cocina, se acercó a la nevera, y Johanna al verla volvió a tomar su seria postura y le dijo casi como un regaño— ¡nada de helado! —
Dawn volteó a ver a su madre y le sonrió— es broma— le dijo mientras reía. Pero, a pesar de ser una broma, sí quería un poco de helado.
Así como le prometió a su madre, Dawn se dirigió escaleras arriba hacía el baño al lado de su habitación. No iba a tomar una ducha larga, sino lo contrario, una corta pues cuando Lyra amenazaba con llegar a su casa, lo hacía en el momento que menos lo esperaría, y debía estar pendiente de cuando llegara, o quedaría libre para curiosear por toda la casa, incluyendo su guardarropa y su ropa interior.
La chica se desvistió y se metió a la ducha. Para muchos, el agua recorriendo su cuerpo desnudo podría ser relajante para la tensión y los nervios, y para Dawn finalmente comenzaba a sentirse más tranquila.
Debía admitírselo a si misma. Estaba preocupada por él, por donde estaba, por lo que estaba haciendo y por qué no le había hablado. Pero, lo que más le preocupaba, era el rumbo de su relación, todo por una llamada.
No quería que volviese a ocurrir lo mismo que la primera vez que se separaron, y perdieron comunicación entre ellos. Tardaron dos años para volver a encontrarse, y eso era lo que le preocupaba e incluso hasta le atemorizaba el que se fuesen desapegando poco a poco, hasta que comiencen a haber lapsos sin comunicarse y estos lapsos se harían más frecuentes. Tarde o temprano, llegarían al punto que ambos dejarían de buscarse y comunicarse, y pronto terminarían su relación.
Era muy probable que ocurriese esa posibilidad, lo era para la chica, y todo iniciaría porque un día no se hablaron. Igual, la posibilidad que solo estuviera exagerando una situación, era mucho mayor que la anterior. Después de todo, si ya estaba reconociendo defectos suyos como el que estaba conociendo la paranoia por algo tan absurdo como una llamada, igual podía reconocer que tendía a exagerar muchas situaciones. Quizá debía tratar de olvidar ese tema, por lo menos un minuto para terminar de bañarse.
Trató de pensar en el agua que caía sobre ella y tratar de pensar en alguna fuente o cascada, dicen que eso siempre ayuda a las personas a relajarse. Pero en lugar de tener su mente en blanco, le recordó a su pequeño Piplup, el pobre Pokémon no logró tener la fotografía que quiso, una mostrándose tierno como Glameow, o imponente como Rapidash, y pareciera que él quería tener una foto propia. Quizá ella iba a ponerle como fondo de pantalla de su teléfono, y él estaría todavía más orgulloso de si mismo pues ella, por donde quiera que viese, siempre estaría él. Es increíble que una fotografía podía hacer tan feliz a alguien. Y fue allí donde a la chica se le ocurrió la idea perfecta para llamar la atención de su novio en Kanto.
—¡Eso es! ¡Le enviaré una foto! — dijo emocionada, pero cuando ella se emociona, tienda a abrir sus ojos a lo más que sus parpados le permitían, y fue allí cuando la espuma que tenía sobre el cabello entró en ellos.
Rápidamente cerró los ojos cuando sintió que el jabón entró y comenzó a arderle, y movió el rostro hacia el agua para que esta lavara su globo ocular— auch… duele…— dijo tratando de contener las lágrimas que querían brotarle.
Luego de aquella ducha, la chica salió del baño usando solo una toalla y entró a su habitación. Lo primero que hizo fue ponerse su brasier y panties de color rosa, para luego sentarse frente al espejo para secar su cabello con su secador y peinarlo.
—Es perfecto. ¿Cómo no lo pensé antes? Soy una completa genio— cuando tenía una buena idea, solía darse cumplidos a si misma — quizá las palabras puedan verse comunes y aburridas. ¿Cómo puede responder un hola? Con otro hola. Pero con una fotografía, dirá alguna otra cosa y allí es donde lo atraparé—
La chica, si antes estaba impaciente por recibir una llamada de Ash, o mínimo saber dónde se encontraba, ahora lo estaba por tomar aquella foto. Si, también tendía a emocionarse de gran manera cuando tenía una buena idea en mente.
—solo necesito usar el atuendo ideal, para llamar su atención— dijo mientras se dirigía a su armario. Uno de madera y dos puertas— eso no será tan difícil— dijo mientras sonreía al ver toda la ropa que tenía y que podía combinar en distintos atuendos.
Como buena compradora compulsiva que es, y era de las cosas que admitía desde siempre, la gran mayoría lo conseguía comprándolo en tiendas cada cierto tiempo (muy seguido, realmente), y para esto, su lugar favorito era ciudad Jubileo, la gran ciudad llena de centros comerciales y tiendas de ropa, lugares donde podía conseguir las mejores y más bonitas prendas, aunque todo su dinero se fuera en ellas. Aunque también, muchas otras fueron diseñadas y confeccionadas por ella, después de todo, igual le fascinaba el diseño de vestidos, una de las razones por las cuales se volvió coordinadora, porque le encantaba la belleza de los atuendos de los coordinadores combinado con la belleza de sus Pokémon.
Cada que se ponía a pensar en cosas como esas, recordaba su gran sueño de ir a Kalos, la región perfecta para ella donde combinaba su gusto por las compras por su gusto por la moda. Había estado tratando de convencer a su novio de ir con ella a la región al otro lado del mundo, después de todo, él ya había estado allí y sería de gran ayuda para vagar por la gran ciudad Luminalia, pero, él siempre parecía querer evitar el tener que volver, y la chica desconocía la razón.
Iba a tomar un par de prendas, dos blusas al azar esperando que alguna le guste, pero antes de eso, la puerta de su habitación se abrió de golpe, seguida de una voz femenina y llena de entusiasmo. El golpe de la puerta sorprendió tanto a Dawn, quien formó una x con sus brazos frente a su torso, pues sus manos tocaron sus hombros para que sus antebrazos cubrieras su pecho semidesnudo.
—¡Cariño ya llegué! ¿Me extrañaste? — era Lyra, la extrovertida amiga de Dawn, quien estaba en Sinnoh desde hacía un tiempo.
La chica, un poco menor que Dawn por solo unos meses de diferencia, vestía un peto de mezclilla color verde claro, pero a diferencia de Dawn que llevó uno que cubría sus piernas y era holgado en esa parte, la chica de coletas vestía uno que llegaba a mitad de sus muslos y se ajustaba bien a ellos, al final, tenía un dobladillo al final de cada pierna de la prenda de mezclilla. El peto le llegaba hasta el busto, incluso tenía un bolsillo estampado como si fuese un parche en el frente, y al igual que el de Dawn, llevaba tirantes que pasaban por los hombros y en la espalda formaban una X. por lo regular, siempre llevaba una prenda así, pero esta vez, debajo llevaba una blusa roja con rayas de un tono de rojo más bajo, pero sin mangas, y sobre su cabeza no llevaba ningún gorro que la cubriese.
Lyra dio un mejor y más detenido vistazo a una Dawn semidesnuda, apenada y sorprendida. Pronto, la chica de cabellera castaña se sonrojó, a la vez que su sonrisa creció—no debiste. ¿Cómo sabias que era lo que esperaba? —
Dawn quedó confundida luego de la inesperada entrada de su amiga, tanto así que no pudo reaccionar a tiempo al comentario de ella—¿Qué dices? — ni supo que hacer, cuando ella comenzó a acercarse.
—no te muevas yo me encargo de quitarte eso— decía la joven mientras caminaba hacía ella lentamente, quizá para agregar tensión a ella.
Dawn se ponía cada vez más nerviosa al notar más cerca a su amiga, quien había levantaba sus manos a la altura de su pecho, y sus manos parecían listas para sujetar o apretar algo— es… ¡espera! ¡no es lo que crees! —
—no te preocupes. No va a doler—
Cuando Lyra estuvo a solo un paso de ella, Dawn reaccionó y dejó aquel nerviosismo luego que fuese sorprendida en ropa interior. Ya su amiga había actuado así antes, y Dawn siempre había conservado la calma y demostrado el como le fastidiaba con eso, tal como lo haría en aquel momento.
La chica de cabello azul colocó la palma de su mano en el rostro de su amiga y la empujó, ligeramente hacia atrás— ¡momento, pervertida! Ya tengo suficiente con Ash como para tolerar tus extraños deseos sexuales— dijo y comenzó a empujarla con suavidad, dirigiéndola a la puerta de la habitación— fuera. Necesito cambiarme, y definitivamente no necesito que estés aquí tratando de manosearme—
—¡oye! ¡esa no es forma de tratar a los visitantes! — dijo Lyra, quejándose por como era empujada fuera de la habitación.
—vienes aquí a menudo. Ya casi vives aquí—
Lyra salió de la habitación, y Dawn cerró la puerta. Era típico en la chica proveniente de Johto, y Dawn lo sabía bien. Quizá la segunda persona más pervertida que ella haya conocido, quien solo busca una oportunidad para fastidiarla con su cuerpo o para acercarse a cualquier persona que considerara sensual para hacer algún comentario inadecuado referente a sus órganos sexuales.
Finalmente estaba sola de nuevo, pero comenzó a vestirse porque no podía dejar a Lyra sola por su casa. Tomó dos prendas que tenía al frente y que podía combinar con facilidad: una minifalda rosa, y una blusa blanca. Su blusa con botones por toda su longitud, de corte regular y llegándole hasta la cadera, tenía un único bolsillo a la altura del corazón. Todo aquel que le conocía, le había dicho que ella parecía estar peleada con las mangas, pues todas sus blusas dejaban libres sus brazos, aunque ella decía que no era cierto, pues después de todo si tenía prendas con mangas, aunque estas solo eran ropa para pasar el frio. La falda que tomó se la colocó por encima de esta, solo hasta llegar a debajo del ombligo, y la cerró con un solo batón en su cintura. Su estilo era fruncido y cubría sus muslos hasta llegar poco antes de las rodillas. Buscó unos zapatos blancos, muy cómodos y fáciles de colocar en sus pies.
Ya lista, fue a abrirle la puerta a Lyra, quien ya no estaba frente a su puerta sino al frente de la puerta de la habitación de su madre, tratando de abrirla pero esta parecía haber sido cerrada pues la chica no podía abrirla a pesar de mover m ucho el pomo.
—deja de intentar de husmear en los cajones de mi mamá— le dijo Dawn.
—solo quiero saber que copa de brasier usa— decía la chica, más delgada que Dawn, mientras seguía intentando abrir aquella puerta— ¿es mucho pedir? —
Dawn tomó la oreja de Lyra y comenzó a jalar de ella para alejar a Lyra de la puerta y llevarla hacía su habitación— mejor entra. Necesito de tu ayuda—
Apenas oyó eso, Lyra dejó el pomo de la puerta y corrió de repente hasta estar frente a su amiga— lo que quieras. Traje muchas cosas en mi mochila que podrían gustar y podríamos probar— dijo, y Dawn sabía que tenía otra connotación sexual en ello.
Por lo regular Dawn la ignoraba todo el tiempo, a veces cuando estaba muy molesta, mostraba su enfado con ella con algo más físico como los empujones o incluso jalando su oreja. Como dijo ella, tenía suficiente fastidio con su novio tratando de convencerla para tener relaciones, y con su mejor amiga, quien trataba de manosearla cada que veía un poquito de piel descubierta.
Dentro de la habitación, y tolerando un par de bromas por parte de Lyra, Dawn le contó a Lyra todo su día y todo lo que había estado pensando sobre el mensaje que quería enviarle a Ash. Y ahora, pedía su ayuda para decidir que atuendo usar para tomarse una fotografía llamativa que llamase la atención del chico.
—¿tu? la chica con el mejor estilo que conozco ¿me está pidiendo que te ayude a elegir un bonito atuendo para tu marido? — dijo Lyra, quien se había acostado sobre la cama de Dawn, mientras miraba a su amiga con cierto asombro pues no alcanzaba a creer lo que recién había escuchado.
— en primera, no me he casado con él. No fastidies— dijo Dawn, ligeramente molesta por el comentario de su amiga, pero su reacción le hizo reír
La chica de cabellera azul seguía revisando su armario, y ahora tenía en una mano un vestido color albaricoque de tirantes y corte bajo estilo campana. Y en otra mano, tenía un conjunto de dos piezas una blusa de dos colores, del lado izquierdo era rosa y del lado derecho era lila; y una mini falda con la misma combinación de colores, pero esta vez invertido pues del lado izquierdo era lila y del lado derecho era rosa.
— y segundo. Si lo hago, es tan difícil tomar una decisión teniendo tanta ropa bonita—
Lyra se levantó de la cama y se acercó al armario de la chica. Revoloteó un poco entre sus atuendos, y escogió uno que llamó su atención— ¿Qué tal este? — había tomado una blusa sin mangas y dos botones cerca del cuello, igual de color negro y blanco pero esta vez era a cuadros, muy pequeños. Terminaba poco antes del ombligo de la joven y se notaba que se ajustaría a su busto y cintura, combinaba con una falda con el mismo patrón y colores, igual de estilo fruncido— a mi me parece bonito—
Dawn echó un vistazo a la opción que le daba Lyra— siento que descartaré todo lo que sea negro— dijo mientras dejaba las prendas que tenía en mano y las regresaba al armario— necesito algo llamativo para llamar su atención—
—pues es lo único negro que veo aquí— Lyra volvió a meter el traje que sacó al armario, y tomó una blusa de color rosa pálido, con manga tipo mariposa que se iba prolongando por todo el costado de la prenda, su escote era cuadrado— lo único que veo aquí es rosa. Por todas partes—
Buscando más entre la ropa de la joven coordinadora, y rechazando algunas, Lyra encontró un viejo traje que Dawn usó en alguna ocasión unos años atrás— ¡este es perfecto! ¡Sin duda vas a lograr mucho más que solo tener su atención! — ella quedó maravillada por el que había tomado, pues era el traje de sirvienta que Dawn había usado en el café doncellas en más de una ocasión. Le parecía sensacional, pues era negro con un delantal blanco y solo llegaba hasta la mitad de sus muslos como tanto le gustaba a Dawn. Igual podía usar unas medias negras que cubrieran sus piernas
Dawn se apenó un poco al pensar lo mismo que Lyra, sin duda alguna a Ash le gustaría, pero no sería lo mejor para ella por una razón— han pasado muchos años, seguramente esa cosa ya no me queda a la perfección como antes que era más chica—
—mucho mejor, enseñarías mucho más. ¿no me dijiste que Ash es un chico de muchos fetiches? Que tal si se emociona viéndote con esto—
Dawn miró con ironía a su amiga— cuando se trata de Ash, quizá tengas razón—
Lyra puso el traje de sirvienta sobre su cuerpo y le dijo a Dawn— ¿y que tal si lo uso yo? ¿crees que logre captar la atención de Ash? —
—Te pedí que me ayudes a tomarme una foto. No a que intentes quitarme al novio— dijo la coordinadora, quitándole el traje a su amiga y guardándolo de nuevo en el armario. Pero cuando lo dejó, encontró otro que no veía desde hacía muchos años y que Ash igual vio mucho.
—aún lo conservo— dijo al ver el traje de porrista rosa que usaba para animar al entrenador de pueblo Paleta cuando tenía un combate Pokémon— ya había olvidado esta cosa vieja. Debería hacer uno nuevo en base a este—
—estoy segura que te verías muy sexy con esa minifalda puesta— dijo la chica de Johto mientras sacaba un bañador de color rosa mexicano, de dos piezas, el top era de ribete fruncido y la parte baja, tenía una pequeña falda playera semi transparente— ¿por qué no usas un traje de baño? Lo tendrás babeando la pantalla del teléfono de solo verte—
—por todo lo que propones. Lo más conveniente es tomarme una foto desnuda—
—no estaría mal— Lyra se rio con su pequeña broma— ¡Yo puedo ayudarte! A quitarte la ropa, me refiero—
Habían revisado cada prenda, cada atuendo y cada combinación posible que Dawn podía hacer, y aún así ninguno le gustaba a la chica lo suficiente como para querer tomarse una foto. Pronto se quedaron sin mas ropa que checar y Lyra estaba aburriéndose.
—vamos Dawn. Elije uno— decía la chica de overol verde, casi implorando porque su amiga tomara una decisión— sino, lo más plausible es que te tomes una foto desnuda—
—ya te dije que eso no pasará— respondió Dawn, guardando las ultimas prendas que había revisado y había rechazado— además. Prometiste ayudarme a escoger uno. Y hasta ahora no hemos tenido avance—
—pero ya estoy muy aburrida— Lyra casi podía iniciar una pataleta solo para conseguir la atención de su amiga y que se dedicaran a otra cosa, pero tuvo otra idea al ver el rotom phone rosa de Dawn sobre la cama y tan cerca de ella.
—oye. ¿por qué no le envías una foto con lo que llevas puesto?— le dijo mientras se apresuraba en tomar el teléfono sin que ella se percatara de ello— ¿no te has dado cuenta que te ves muy bien? —
Dawn lo meditó por un par de segundos antes de volver a dar una negativa— no creo. Tomé esta ropa al azar y muy rápido. Ni siquiera sé si combina o si queda bien en mi—
—relájate. Si tienes razón, Ash tendrá una erección de solo ver esos brazos desnudos y esa falda tan corta— bromeó Lyra con las manos detrás de su espalda y el celular entre ellas. Sabía muy bien como desbloquearlo y encender la función de la cama sin siquiera mirarlo— oye. ¿podrías regalarme una sonrisa? —
Dawn volteó a mirar a su amiga fijamente, pero extrañada por la petición que le hizo— ¿una sonrisa? —
En ese momento, Lyra sacó el rotom phone de detrás de su espalda y tomó una fotografía de la cual se escuchó el clic. Dawn quedó sorprendida por lo ocurrido pues fue tan repentino.
—¡Oye! ¡Deja eso! —
Lyra se apresuró en buscar la fotografía guardada en la galería de imágenes, antes que la propietaria del teléfono lo arrebatara de sus manos, una vez que la encontró, la abrió por completo y se la mostró—¡Mira! ¿no saliste bonita? —
Antes que Dawn pudiese tomar el teléfono, miró la fotografía que su amiga tomó. En efecto, aunque su cuerpo estaba de perfil y su cabeza había volteado a ver a la cámara, y no sonriera sino que estaba extrañada, resultó ser una buena fotografía, el sitio, la posición y su atuendo resultaban ser llamativos e incluso hipnótico para su propia atención. Ya más calmada, arrebató su propio teléfono de las manos de Lyra y miró la fotografía con más detenimiento.
—es… es casi perfecta… es justo como lo quería—
—¿Ves? — Lyra continuó— sería perfecta para enviársela a Ash y vea lo bonita que estás. ¿Por qué no tomas otra? Pero esta vez, sonriendo— con eso, colocó sus dedos índice cerca de las comisuras de su boca y levantó sus mejillas para hacer una sonrisa.
Dawn lo pensó un momento, pero debía reconocer que su amiga tenía razón, debería tomarse otra fotografía, todas las condiciones eran perfectas por lo que debería aprovecharlas.
Tomó el celular y estiró sus brazos para tomarse la fotografía desde lo lejos. Podía ver su rostro en la pantalla, pero algo no le gustaba, parecía nerviosa y apenada por tratar de tomar la fotografía, de hecho, sus cejas estaban enarcadas y su boca no dibujaba una sonrisa como le gustaría.
—creo que tu rostro está muy tenso — dijo Lyra volviendo a colocar sus dedos por las comisuras de su boca— recuerda. Sonríe—
Dawn lo intentaba, pero el tanto desear que la fotografía saliera perfecta hacía que ella estuviese nerviosa incluso para sonreír.
—no parece que te esfuerces mucho— dijo Lyra bajando de la cama y acercándose a ella— ¿Qué pasó con tu confianza? —
—creo que igual se fue a Kanto junto a Ash y tampoco volverá— Trató de sonar sarcástica, pero al contrario solo sonó deprimente mientras que veía como su amiga de Johto tomaba el teléfono de sus manos y se colocaba frente a ella.
—muy bien— Lyra estaba ajustando la cámara para tomar otra fotografía— este es el momento cliché donde tu me dices porqué te urge que Ash vea tu fotografía, y luego comienzas a recordar los momentos felices que tuvieron, lo importante que es para ti y después aparece una linda sonrisa en tu bello rostro y esa es la que le enviamos para que luego te llame diciéndote lo bonita que estás y que fue un tonto al irse muy lejos con otras diez chicas en Kanto—
Dawn la miró sin mucha expresión— deja de ver telenovelas o películas románticas. Ese tipo de dramas no ocurren en verdad—
El clic de la cámara del rotom phone se escuchó. Lyra se había tomado una foto a si misma y después se la mostró a Dawn— ¿Ves? Solo necesitas sonreír un poco. No te cuesta mucho. Así que, venga, dime porqué necesitas que te vea en fotografía—
Dawn suspiró, a pesar de lo que dijo, una cosa era cierta y debía relajarse. No le había dicho sobre su temor "exagerado" de no volver a verse, pero era eso lo que la mantenía tan tensa e incapaz de tomar una decisión que le hubiese sido tan fácil tomar en otra situación. A veces su mente le juagaba una mala broma y le hacía regresar a cuando era más chica.
—quiero saber de él. Y que él sepa de mi—
Lyra notó que el rostro de Dawn se estaban destensando— muy bien. Primera toma, ¡acción! — dijo al colocar el rotom phone frente a ella para ir capturando cada momento de la joven chica.
—quizá estoy exagerando, después de todo, no ha sido tanto el tiempo desde que nos separamos. Digo, no son 2 años como la primera vez. Pero las llamadas y mensajes ya no son lo mismo. Ya no basta con solo oírlo o saber que todavía existe. Quiero volver a verlo—
—mírate. Lo extrañas. Llevo días escuchándote decir que no, pero lo extrañas realmente—
Lyra tenía razón. Cuando Dawn terminó su segunda aventura por Sinnoh coincidió con la llegada de Lyra a Sinnoh. Desde entonces, la chica de Johto ha pasado todos los días junto a ella ya sea en su casa, en el pueblo, en ciudad Jubileo o incluso en lugares más frescos como la orilla de la ruta 219 o el lago Veraz. Y desde el primer día, solo había dos constantes que se podía esperar que pasaran o sino el día no estaría completo. La primera de ellas era que Dawn hablara por teléfono con Ash. La segunda que ella estuviese negando que lo extrañara por lo menos un poco. Pero, era la primera vez que la escuchaba admitirlo.
—lo sé. Pero es inevitable no hacerlo. Después de todo, hemos pasado mucho tiempo juntos. Y muchas cosas han pasado entre los dos—
—me estoy poniendo un poco celosa. Pregunta. ¿tú me extrañarías, así como extrañas a Ash, si algún día me voy? — la chica se preparó, pues ahora esperaba el momento ideal que apareciera la mejor cara de Dawn y capturarla en una fotografía.
A Dawn le causó risa el ultimo comentario de su amiga. Aunque por lo regular sus bromas no eran de su gusto pues siempre terminaban en connotación sexual, en esta ocasión logró hacerla reír o quizá era porque se estaba animando, quizá ella tenía razón y necesitaba hablar un poco sobre el chico, de buena manera, para poder desestresarse.
—si. Lo extraño mucho— dijo la chica de cabellera azul, y le sonrió.
Se escuchó un clic hecho por el rotom dex cuando Lyra tomó la fotografía—¡Perfecto! ¡Justo como la quería! —
Dawn fue tomada por sorpresa cuando se tomó la fotografía, por lo que tardó en reaccionar— ya… ¿ya? ¡espera! ¡no estaba lista! —
Lyra ignoró la queja de la propietaria del teléfono— muy tarde. Ya la tomé, y estoy lista para enviarla—
Dawn terminó arrebatándole su teléfono a su amiga. La primer fotografía no le gustó como se miraba, así que no quería enviarle a Ash una fotografía que no le favorecía en lo absoluto, pero no fue así. En la foto solo había una chica de larga cabellera azul y camisa blanca, con sus ojos cerrados pero sonriendo con la inocencia de una niña que se ríe por la alegría de tener un muy bonito día. La luz del sol entraba por la ventana, dándole una imagen radiante.
—lo… lo es. Es perfecta—
Después de estar estresada todo el día, la simple fotografía la hizo tranquilizar, pues era la imagen que ella siempre había tenido, su serenidad que era la que le hacía pensar con sensatez. Y eso fue lo que tanto le hizo falta en todo el día: serenidad y sensatez.
—¿lo ves? No hay nada de que preocuparse — Lyra se colocó justo detrás de ella.
Era cierto lo que le dijo Lyra, y Dawn pensó mejor en lo que pasó durante el día. Tuvo miedo, y ese miedo le jugó una mala broma, pero todo aquello que consideró, luego de revisarlos rápidamente, le hacían llegar a la misma conclusión: eran demasiado exagerados, e incluso improbables.
¿por qué no se lo envías? — continuó la chica de Johto, acercando su dedo al botón de enviar mensaje.
Podía haber cientos de razones por las cuales Ash podía no hablarle. Podía haber cientos de razones por las cuales podían terminar su relación. Pero la posibilidad que no se comuniquen un solo día sería la razón de su ruptura era la causa más improbable e incluso hasta ridícula. Era más probable que Ash se haya quedado dormido un día entero y ni siquiera haya despertado aun siendo tan tarde en el día, después de todo, ya lo ha hecho antes… varias veces.
—¡espera! —
Antes de enviar la fotografía, Dawn escribió un mensaje adjunto, como un pie de página. Lyra lo leyó, lo cual decía "Salí muy linda. ¿no lo crees?" Y con eso, Dawn envió la foto.
Luego de ver que su mensaje fue enviado, Dawn suspiró, era de alivio pues ya no sentía la misma presión que antes—te ves más relajada— Lyra tomó el teléfono de Dawn, parecía que tenía costumbre de hacerlo.
Dawn estiraba los brazos para destensar sus músculos— pasé todo el día en eso. Pero finalmente lo envié— luego vio que su amiga estaba husmeando en su rotom phone— ¿Qué haces? —
—solo me envío la misma foto a mi teléfono. Ya sabes, para más de noche cuando esté sola— bromeó y le sonrió a su amiga de pelo azul.
Dawn se sonrojó al imaginar lo que Lyra quiso decir. Siempre debía tener cuidado con las bromas de ella, pues cuando la tomaba por sorpresa podía apenarla y hasta avergonzarla.
— ¡dame eso! — dijo arrebatando su teléfono de las manos de la chica, provocando otra risa y burla por parte de Lyra. Iba a reprocharle, cuando escucharon la voz de su madre desde el piso de abajo.
—¡chicas! ¡el almuerzo ya está listo! ¡Bajen! —
—salvada por la campana— dijo Lyra sabiendo que Dawn iba a reprocharle por la broma— ¡Ya vamos mamá! — le contestó a la señora.
Dawn miraba la bandeja de mensajes que tenía con Ash. Al ver su última conexión, seguía siendo la misma hora a la que dejaron de hablar el día anterior. La teoría que seguía dormido, tomaba cada vez más fuerza en su cabeza.
—él lo verá— Lyra llamó su atención— no olvidaría a una linda novia en Sinnoh de la noche a la mañana— dijo para consolarla, y lo primero que Dawn pensó fue que esa teoría era muy probable tratándose de Ash.
Lyra tomó la mano de Dawn y se levantó— vamos. Comamos primero y después te preocupas—
Dawn fue jalada por su amiga hasta salir de su habitación. No soltó el teléfono, esperaba que el chico le llamara o respondiera el mensaje en cualquier momento. Lyra tenía razón, Ash iba a contactarla tarde o temprano, y el mensaje aumentaba las probabilidades, después de todo, no pierde la oportunidad de mirar a una linda chica de Sinnoh.
Ambas chicas se sentaron a la mesa para comer junto a la madre de Dawn. Pasaron los minutos y el almuerzo fue agradable para ambas, pues conversaron y rieron juntas mientras consumían sus alimentos. Ambas mujeres de cabellera azul disfrutaban la compañía de Lyra, después de todo, siempre era agradable que alguien desbordaba alegría, la cual era fácil de contagiar. Pero a pesar del agradable momento, Dawn no había dejado de mirar su rotom phone, el cual había colocado justo al lado suyo en la mesa, siempre pendiente que sonara.
—estuvo delicioso mamá— dijo Lyra acabando con el último resquicio de comida que había en su plato, después de todo había acabado con el alimento más rápido que las otras dos— ¿quedó más? —
—ya te he dicho que no me digas mamá— respondió la señora, quien seguía comiendo. La señora no le fastidiaba el comportamiento y comentarios de Lyra, a diferencia de su hija, era lo que hubiese esperado de una chica a su edad, pero la joven siempre le decía mamá y eso era lo único que siempre le pedía no le dijera— y si. Hay más en la cocina, ve—
Lyra se levantó y se fue hacía la cocina.
Johanna había visto a su hija mirar el teléfono varias veces, y no solo sería cuestión de adivinar, era obvio que esperaba contactar con Ash. De hecho, ella estaba segura que eso era lo que tanto había tenido distraída y preocupada a su hija.
—¿no has hablado con Ash? —
Dawn miró a su madre luego de haber dado una mirada rápida a su teléfono.
— sabes que no me puedes mentir—
Realmente, aquello sirvió para Dawn como un recordatorio, pues si planeaba decirle a su madre que no había de que preocuparse, pero realmente no valía la pena esconderle la razón de su preocupación pues ella podría intuirlo con solo verla, después de todo, ella no había tenido cuidado en ocultar su ansiedad. Solo la miró y le dijo.
—ya le envié un mensaje. Más bien, le mandé una foto—
Johanna no quedó del todo satisfecha con la respuesta, pues ella aún se veía tensa— ¿y no ha contestado? —
—¡No! — respondió Dawn de repente y tomó rápidamente su teléfono. Buscó la foto y se levantó de la silla para mostrarle la foto a su madre— ¡ni siquiera la ha visto! ¿Cómo puede ignorar eso? —
—vuelve a sentarte hija— dijo Johanna y Dawn obedeció.
— ¿no es acaso la foto más linda de tu hija? — dijo la chica mientras volvía a revisar la hora de la última conexión de su novio, seguía siendo la misma hora.
—¿sigue esperando que Ash responda? — Lyra llegó y esta vez se sentó al lado de Johanna pues quería ver todo lo que su amiga haría, pues era el punto que ella olvidaba toda cordura y su enojo comenzaba a tomar las decisiones por ella. No vaya a ser que terminara regañándola solo porque estaba enojada con el chico que estaba a varios kilómetros de distancia.
Dawn seguía viendo la bandeja de mensajes del chat de Ash, no había cambio y parecía que no iba a cambiar, hasta que ella tomara una decisión y eso fue lo que hizo. Buscó el contacto del chico, y lo marcó para llamarlo directamente.
—era tan sencillo— ironizó la madre de Dawn. Su hija se mortificaba mucho y ella sola por situaciones insignificantes.
El sonido de espera comenzó a desesperar a la chica. ¿Era mucho pedir que contestara su llamada en solo un par de segundos? Pero al final, la llamada nunca fue contesta y esta cortó luego de pasado un minuto sin que el chico respondiera.
—no me… contestó—
Las tres mujeres quedaron sorprendidas por la llamada que fue cortada abruptamente. Pues tanto Johanna como Lyra esperaban que el joven chico contestara y finalmente tener una explicación que tranquilizara a la coordinadora. Nunca antes había pasado, pero siempre hay una primera vez para todo.
Igual Dawn estaba esperando que contestara, si estaba dormido, lo hubiese despertado, y si estaba haciendo algo más, hubiese recordado que no habían hablado en todo el día, pero el chico no tomó el teléfono. Revisó de nuevo la bandeja de chat del chico, y seguía diciendo la misma hora de la última conexión. Pero eso cambió de un momento a otro.
—¡Está escribiendo! — dijo Dawn sorprendida que lo hiciera, de hecho, aunque estuvo esperando que contestara su mensaje su reacción fue como si estuviera recibiendo un importante mensaje que definiría su futuro.
Johanna quedó aliviada, pero no pudo evitar decirle— te dije. Solo debías esperar paciente—
El mensaje había llegado, pero Dawn no les dijo nada, solo se quedó mirando a la pantalla de su celular. De hecho, su cara se tensaba cada vez más como si tratara de resolver un acertijo, pues cabía resaltar que no era buena resolviendo acertijos, por eso a Lyra le gustaba ver programas de televisión de detectives con ella, siempre trataba de resolver un misterioso caso pero nunca acertaba.
—¿Qué es esto? — fue lo único que dijo la joven chica.
—¿Qué cosa? — preguntó su madre.
—¡déjame ver! — continuó Lyra intrigada por lo que el chico le haya dicho a su amiga.
Cuando Dawn mostró el mensaje que recibió de Ash, solo se pudo leer "fydydyfjhk"
—¿Qué es eso? — preguntó Lyra tan confundida como Dawn, y también como Johanna.
—¡parece algo que escribiría dormido o que Pikachu escribió!—
—hija. Te acaba de enviar una foto— dijo Johanna al ver la fotografía que recién había entrado.
Dawn volvió a mirar el celular, y Lyra se levantó de la mesa y se colocó detrás de su amiga para ver lo mismo que ella.
—¿ese es Pikachu? — preguntó la chica de Johto.
—lo es… es Pikachu —
La foto que había llegado, era una donde solo estaba una parte de la cabeza del Pokémon tipo eléctrico de Ash. Su ojo y su oreja, precisamente. Luego llegó otra foto, esta vez era otra foto igual de la cabeza de Pikachu. Luego una tercera foto de la mano del pequeño roedor.
—¿le dio el rotom phone a Pikachu? — preguntó Lyra tratando de darle solución a aquel misterio.
—siempre lo hace. Parece que se lo dio para que me respondiera y evitara esa responsabilidad—
La ultima foto que llegó, fue una donde ya no aparecía Pikachu, pero esta vez estaba Ash, y parecía que estaba atado de cabeza y sobre la copa de un árbol.
—¿Qué le pasa? ¿Dónde es que se metió esta vez? —
La foto fue tomada con mucho movimiento, como si Pikachu tratase de levantar el teléfono y tomar la fotografía, pero no pudo mantenerla estable. Pero esa fue la última fotografía que se le llegó, y al ver que no habría más, Dawn decidió llamar al chico otra vez.
Tenía la esperanza que, esta vez, le respondiera, o por lo menos Pikachu, Ash le había enseñado a encender el teléfono y a contestar llamadas cuando él no quería responder por simple flojera o simplemente no quería responder. El teléfono fue contestado, y Dawn dijo de inmediato.
—¿Ash? ¿Dónde? — Dawn no pudo concluir con sus cuestionamientos, porque le hablaron desde el otro lado.
—¿Pika? —
—¿Pikachu? — Dawn se sorprendió que fuese el Pokémon quien le respondiera— ¿Dónde está Ash? —
"¿Es Dawn?"
Se escuchó del otro lado del teléfono. Era la voz del chico que había tratado de localizar durante todo el día, pero esta se oía bastante lejos.
—¿Ash? —
—¿Qué dice? ¿Qué ocurre? — Lyra acercó su cabeza a la de Dawn para que su oído estuviese pegado al teléfono de esta última.
—Lyra. Que no escuches las conversaciones de Dawn— dijo Johanna reprochando a la chica de coletas. Siempre le decía que no le dijera mamá, pero a veces ella la trataba como tal y ella lo sabía y seguía haciéndolo sin intención. Que podía decir, siempre quiso tener dos hijas.
—¿Ash, donde estas? —
"¡Espera!"
Dawn siguió escuchando al chico, se oía forcejeando.
¡Pikachu impactrueno!"
Dawn oyó fue a Pikachu lanzando su ataque eléctrico y a Ash gritando por el dolor causado cuando recibió el ataque. Y por último, que algo cayó al suelo desde una gran altura, seguramente había sido su novio.
—¿Ash que está pasando? — dijo, pero la llamada colgó en ese instante. Dejando a Dawn y a Lyra desconcertadas por lo brusquedad con la que terminaron.
Dawn no podía creer que la llamada que tanto había esperado, tuviera tal desenlace. Ni siquiera había sido una conversación. Parecía una extraña llamada donde su pareja está pasando por un horrible destino, así como aquellas películas de terror cuyos temas centrales son las maldiciones.
También Johanna había quedado intrigada luego de ver las caras, casi de espanto, de su hija y su amiga. No escuchó la conversación, pero por las frases cortadas y sin sentido de Dawn, podía intuir que no fue nada bueno lo que se oía del otro lado. En todo ese tiempo creyó que Ash no le habló por una razón simple, o porque no tenía los ánimos para hacerlo. Pero luego de aquel momento tan extraño, quizá su hija si había acertado al exagerar las situaciones.
Dawn volvió a llamar a Ash, pero la llamada no fue contestada. Estaba cada vez más preocupada, Ash tenía la extraña costumbre de meterse en problemas: desastres que podrían destruir al mundo, organizaciones malvadas, un hombre enloquecido por el poder, conflictos entre dimensiones, una chica con un novio celoso que envió a su Scyther a perseguirlo por kilómetros y kilómetros, o simplemente ser aplastado por un Snorlax que se dio la vuelta mientras dormía. Había un precedente de cada cosa que ella pensó, y podía volver a ocurrir, después de todo, su novio era un imán para las catástrofes.
—intentaré de nuevo— la chica volvió a llamar, y de nuevo, no le contestaron. Algo malo le había ocurrido al chico… o eso pensó hasta que este mandó un mensaje de texto a su chat.
"Necesitaba verte, aunque sea en fotografía. Gracias"
Eran las palabras que Ash usó en el primer mensaje que le envió en el día. Sin duda, eran palabras que aliviarían a la joven chica pues, finalmente, tenía noticias de su novio, pero no fue un alivio completo, pues luego de aquello que escuchó en la llamada, ahora estaba intrigada en lo que podría estar pasándole, pero se distraje sobre eso un momento cuando recibió un segundo mensaje.
"Te ves muy linda"
La chica se sonrojó, a pesar de haber pasado un año completo con el chico, aún lo hacía como las primeras veces que él le dijo un cumplido. A pesar de haber cambiado su preocupación, ya que ahora solo quería saber si estaba bien y no estaba metido en problemas, Dawn lo olvidó por un momento cuando Ash le dijo linda, aunque sea por mensaje de texto. Quizá solo necesitó un mensaje como ese para estar tranquila durante todo el día, quizá ese simple mensaje hubiese sido suficiente, aunque no volviesen a hablar en el resto del día.
El teléfono marcó una llamada entrante, era el chico nuevamente. Dawn procuró tranquilizarse primero para no sonar histérica y llena de preocupación al momento de contestarle al chico. Pero ella no respondió la llamada, sino fue Lyra, quien también encendió el altavoz.
—así podemos escuchar también— susurró la chica de Johto. Johanna no se mostró de acuerdo con la acción de la amiga de su hija. Pero por dentro, agradecía que lo hiciera, pues ella también estaba intrigada y quería saber qué le diría el chico.
—¿Dawn? — se escuchó la voz de Ash al otro lado del teléfono.
—¿Ash? — respondiendo una pregunta con otra, Dawn volvió a quedar anonadada por lo que podría estar pasándole a Ash— ¿Dónde has estado? He tratado de hablar contigo todo el día —
—¿Todo el día? Quizá la sangre se me subió al cerebro por estar de cabeza en la copa de un árbol todo el día, pero no recuerdo haber oído una llamada o mensaje en todo el día hasta ahora—
Dawn se sintió apenada. Era cierto, en todo el día no intentó comunicarse con él hasta que envió la fotografía. El chico había notado aquel detalle.
—Bueno. No lo hice realmente. Pero estaba preocupada por ti y lo que pudiera estar pasándote— dijo rápidamente para justificarse, pero solo ganó una risita por parte del chico. Ella se apenó, debió suponer que una burla era lo primero que saldría del "peor novio del mundo"
—¿Estabas preocupada por mi? — dijo Ash, procurando contener su risa pero no lo lograba.
Dawn iba a responderle, pero en eso su madre la detuvo, pues no veía conveniente que dejara que su orgullo se interpusiera después que estuviese esperando esa conversación todo el día. Resignada, la chica suspiró y respondió— si. Me preocupaba que metieras la nariz en problemas que no te incumben—
Ash rio una última vez— estoy bien. Gracias por preocuparte. Ya sabes, es difícil deshacerse de mi y que yo me deshaga de los problemas—
—¿Pero qué pasó? ¿Por qué estabas sobre un árbol de cabeza? —
—bueno… es una larga historia— ahora, era Ash quien sonaba apenado— ¿recuerdas que siempre me dices que soy tan perezoso que no podría conseguir mis alimentos por mi mismo? —
—Lo sé. Siempre te lo digo cuando me fastidias por la comida cuando aún no está lista— no es que a la joven adolescente le disgustara preparar los alimentos que ella y su pareja consumirían, sabía que Ash no podía preparar ni un pokocho en el horno sin quemarlo y dejarlo como carbón. Pero le disgustaba cuando el chico comenzaba a preguntar por que tan rápido estaría el almuerzo, como un niño pequeño que cree que presionando a la persona que cocina la comida estará más rápido.
—pues hoy decidí demostrar lo contrario. Vine al bosque verde a recolectar bayas. Todo salía bien, hasta que me topé con un nido de Ariados—
—¿Esa es tu excusa? ¿un nido de Ariados? —cuestionó la chica.
—¡Son muy peligrosos! ¡sobre todo cuando te toman distraído y sin haber comido! —
Dawn no pudo contradecir aquello. Después de todo, casi fue la cena de un nido de Ariados la primera vez que salió de casa.
—me atraparon en sus redes y nos colgaron de cabeza a Pikachu y a mi—
—¿y no te comieron la entrepierna? Quizá así podrías dejar de pensar con tu pene y ser más decente—
—afortunadamente lo evitamos a tiempo, pero nos quedamos atrapados en una red hasta ahora. No podía ni siquiera comer—
—¿Me estás diciendo que desde que te despertaste, fuiste al bosque verde y te quedaste de cabeza sobre la copa de un árbol? —
—si— Dawn podía imaginar a Ash sonriéndole mientras le respondía afirmativamente.
Era una historia ridícula, imposible de creer que le ocurriese a un entrenador que ha viajado por varias regiones y ha enfrentado a todo tipo de Pokémon. Pero trataba de Ash, todo lo increíble podría ocurrirle a él, incluyendo si suena ridículo.
—entonces, estuviste ausente todo el dia, ¿Por qué tenías hambre y te atrapó una situación de mala suerte? —
—la historia no acaba allí. Se pone peor—
—¿Qué podría ser peor? Evitaste ser comida de Ariados, lo único que se me ocurre que un Farfetch'd jugara a la piñata contigo—
—casi. Solo casi—
Dawn no supo que decir. Miró a su madre y a Lyra, ambas se veían tan intrigadas, así como ella lo estaba, por lo que se quedó callada y dejó que Ash continuara.
—no te dije como fue que evité que un Ariados me comiera las joyas preciosas. Todo fue gracias a un Aipom. Ya sabes, uno de esos primates purpura con la mano en la cola. Creo que yo tenía uno— una broma con sarcasmo, se volvieron muy común en Ash luego de su viaje por Kalos.
—¿Te refieres a Ambipom? Si, debe de estar robando comida en el huerto de la vecina— respondió ella.
—¿Recuperaste a Ambipom? — Ash estaba sorprendido, pues Dawn había dejado a su Pokémon de dos colas con un entrenador que la volvería una gran campeona de Ping Pong.
—Volvamos al punto inicial donde un Aipom te salvó—
—¡Ah si! — Ash debía continuar con la explicación, aunque dentro de él todavía se sentía avergonzado por lo que diría— Ese Aipom ahuyentó a los Ariados, pero no pretendía ayudarme, en lugar de eso robó todas las bayas que había guardado—
—¿Guardaste todas las bayas en tu ropa y no en tu mochila? —
Ash guardó silencio por unos segundos antes de responder— no… quizá unas tres—
—increíble Ash Ketchum. Sabías que podía pasarte algo como eso… y aún así…—
Dawn comenzó a titubear un poco, después, unos pequeños jadeos e incluso pasó su mano pos su boca. Algo raro pasaba con ella e incluso preocupó a Lyra, pero no a su madre, quien sabía que su hija hacía todo lo posible para contener la risa que quería brotar de su boca.
—es increíble Ash Ketchum— repitió. Y de pronto, no pudo evitarlo y dejó que su risa fluyera— es lo más divertido que te haya pasado—
La joven se veía feliz y radiante de oír aquello, no paraba de reír y burlarse de la desgracia del chico. Quería escuchar al chico y eso era lo que la tenía tan contenta, el saber que todas sus suposiciones fueron exageraciones suyas y no algo con altas probabilidades de ocurrir, solo necesitaba escuchar un pretexto absurdo de Ash porque ese pretexto absurdo era lo más probable a ocurrir hoy, mañana, dentro de un año y dentro de diez años. Necesitaba relajarse, y el chico Ketchum era quien siempre lograba eso.
—eres un tonto Ash. Un Pokémon es más inteligente que tu— dijo Dawn, secándose la lagrima que quería escurrir de su ojo.
—aja. Gracias por recordármelo— dijo Ash totalmente apenado desde el otro lado de la línea.
Dawn recuperó la compostura, y un poco más animada y una sonrisa en el rostro, le hizo otra pregunta a su novio en Kanto— pero eso no explica una cosa. Te oí usar impactrueno para liberarte, ¿por qué no lo usaste antes y así evitar estar de cabeza todo el día? —
—Revisa tu chat, lo que te voy a enviar— dijo Ash.
—de acuerdo. Voy a colgar— dijo la chica, y colgó la llamada.
La chica colgó como dijo y abrió el chat de Ash. El chico demoraba en enviar el mensaje que prometió, pero no importaba, la chica podía esperar ahora que estaba segura que él enviaría algo.
Ash envió una fotografía, así como ella lo hizo. Era él junto a Pikachu, sonriéndole a la cámara de su teléfono, y en una mano sujetando una baya completamente calcinada.
"Era la única baya que el Aipom no se llevó. La tenía en mi mochila"
Fueron las palabras de Ash al enviarle un mensaje de texto.
"no podía usar impactrueno o la quemaría… pero no tuve opción luego de varias horas"
Dawn no prestaba atención a los mensajes, ni siquiera le importaba la explicación que daba. Se quedó mirando la fotografía, estaba en la misma situación que él le dijo hace minutos, necesitaba verlo.
—míralo— le mostró la fotografía a su amiga a su lado, después le mostró a su madre— parece un niño con su manzana quemada—
Sin duda, su hija se veía más tranquila ahora.
—oye— Lyra llamó la atención de su amiga— te envió un audio—
Dawn miró al teléfono, y si había un audio grabado enviado por el chico. Al abrirlo, no se oían palabras del chico ni un "pika pika" de su Pokémon. Había zumbidos de muchos insectos de gran tamaño, y se oía que los que hacían esos zumbidos estaban furiosos. Antes que la grabación terminara, se escuchó la voz de Ash pero no se oía cercana, como si no tuviese su boca pegada a la vecina del teléfono.
"¡Corre amigo! ¡corre!"
Y el audio terminó.
Las tres mujeres quedaron confundidas por lo que Ash envió. Fue extraño, pero quizá no la envió intencionalmente, ya que su voz se oía alejada así como la primera llamada que Dawn hizo y él todavía estaba sobre el árbol. Quizá Ash oprimió el botón equivocado, por accidente y terminó enviado aquella grabación, pero eso volvió a encender las alarmas de preocupación de Dawn y volvió a llamarle.
—¿Qué le habrá pasado esta vez? —
Ash contestó—¿Dawn? — se escuchó bastante alterado. De hecho, su voz sonaba agitaba como si estuviese corriendo a gran velocidad. No lo escuchaba así desde que corrió detrás de un Rapidash para tratar de ganar una apuesta.
—¿Ash? ¿Te ocurre algo? No te oyes muy bien—
—¡Ese Aipom volvió! ¡Pero trajo compañía consigo! —
Se oyó un grito por parte del chico, un grito de temor. Los zumbidos que se oyeron en la grabación eran cada vez mayor y se oían más cerca, por lo que indicaba que lo que lo estaba provocando, estaba cerca de Ash.
—¡Nos está persiguiendo un enorme grupo de Beedrill! —
Ese era el causante del zumbido y por qué Ash se oía tan alterado y atemorizado, estaba huyendo de aquellos Pokémon insecto que lo dejarían paralizado y sufriendo un gran dolor si llegasen a picarlo.
—¡Este Aipom debió haberlos molestado y ahora estoy huyendo junto a él! — ahora se escuchaba enojado, como si hubiese regañado al Pokémon primate mientras corría, y se confirmó cuando el Pokémon al cual él mencionaba se quejó, como si se sorprendiera del reclamo que le había hecho el chico.
—¡Tengo que colgar! ¡Te hablo más tarde! — dijo, pero pareció titubear un poco para luego decir unas ultimas palabras— si sobrevivo—
—¡Ash espera! —
La llamada no fue colgada de inmediato, más bien, se escuchó a Ash correr uno poco más, y a los Pokémon al lado suyo igual, hasta que se escuchó un sonido similar a una salpicadura, como si algo hubiese caído en el agua.
—¿Ash? ¡Ash! — dijo la coordinadora pero no recibió respuesta. La llamada había terminado— ¡me volvió a colgar! —
Ahora todas estaban consternadas, pues el chico colgó de pronto. Dawn ni siquiera se molestó en volver a llamarle, sabía que no iba a contestar si su rotom phone murió. Seguramente ese sonido fue él, tirándose a algún cuerpo de agua para evitar ser picado. No sorprendería a la chica, pero su mala suerte lo llevaría a ser comido por un Gyarados.
Dawn consiguió lo que quería, una llamada de su novio, ahora podía estar tranquila. Y aunque ahora si estaba en un problema legítimo, al menos era algo que sabía que él podría controlar, ya podría estar relajada por un tiempo hasta que vuelvan a comunicarse… lo cual, quizá pueda pasar en un buen tiempo.
