Para todos los que alguna vez tuvimos una ilusión, no siempre es correspondido, pero abecés es bueno aceptar la realidad.

Fantasía de amor

Estar acostada sin nada que hacer, a los 26 años es aburrido, estar obsesionada con un hombre que no te desea es enfermizo para cualquier persona más para ella, tenía la vida llena de lujos todo lo que una rica niña de la alta sociedad podía tener salvo, que no tener a su familia a su lado, porque ellos trabajaban, ahora mismo vivía en Chicago, era una de esa chica preciosa in alcanzable para todos los hombres incluso para lo de su curso.

Pero tras esa fachada había una soledad que nadie podía curar en fin nadie salvo el talento actoral de Terrence que era como un dios para y se quedó profundamente dormida.

Empezó a parpadear como intentado divisar donde estaba claro que supo enseguida que no estaba en su hermosa cama con sus almohadas de plumas la dura tierra fue testigo de ello, se levantó de un salto y empezó a salir de la cueva ignorando su estado sin saber que al lado de ella había otra persona, tan metida estaba que no se dio cuenta de su desnudes hasta que sintió el aire frio chocar de lleno con su cuerpo

-que hago desnuda- piensa preguntándose mirando a su alrededor y sobre el inmenso bosque que la rodeaba.

-mmm- dijo la persona mientras camino de manera tranquila y abrazo a la chica- no sabía que te gustaba calentarme - le susurra de manera ronca en su oreja.

Candy, se puso tensa mientras sentía la respiración de ese hombre su oreja le pego un codazo de una, se dio vuelta para encarar al condenado que tuvo la desdicha de tocarle, pero quedo muda al ver a semejante dios griego desnudo.

-deja de mirarme- le gruñe furiosa mientras se cubre con sus brazos para mayor descargo él sonríe como si nada- te mato… si no dejas de mirarme- le miro con una mirada fría

- tú por favor- dice arrogante Terrence mientras se acerca y la jala hasta hacerle chocar con su cuerpo- tú me quieres tanto que con gusto te dejarías follar por mí- si era un puto condenado que amaba torturar a su amada Candy hasta hacerle suplicar que la folle como un animal en celo.

Cuando por fin alcanzaron el orgasmo el hombre cayo de manera pesada sobre la mujer respiraban de forma irregular no podía evitarlo, su cuerpo mismo estaba todo sudado gracias al esfuerzo Candy, entre sueño cerró los ojos se estaba quedando dormida del cansancio de nuevo no pudo evitar regalarle una sonrisa a él.

Todo era un sueño, porque alguien toca la puerta, se da cuenta que es una invitación a una boda que era de Terrence y Eliza, ahí se dio cuenta que no es bueno soñar tanto, que es mejor aceptar aquella realidad de que el hombre que tanto sueñas no es para ti, abecés idealizamos con algo que no podemos tener, es mejor dejar ir algo que nunca será tuyo, envés de vivir en una fantasía de amor.

Fin.

Bueno esta vez no deje un final feliz porque deseaba compartir algo diferente, para todas las personas que alguna vez idealizamos algo que no podemos tener, no todos nuestros sueños se hacen realidad, es mejor dejar ir a la persona que no te corresponde a idealizar algo que nunca tendrás, es mejor aceptar la realidad que vivir en una fantasía de amor.

Con esta historia vamos 90 historias de Candy, prometí publicar las 100 historias… todo poco a poco, gracias por su apoyo.

Me despido con cariño.

Maggie Grand.