CÁSATE CONMIGO

ONE SHOT

.

.


Love Live no me pertenece, es propiedad de ASCII Media Works, el sello discográfico Lantis, y el estudio de animación Sunrise.

.


La primera vez que Honoka le dice esas palabras, ambas son demasiado pequeñas como para entender lo que significaban.

Lo habían visto en un programa de televisión, de esos dramas que sus madres solían ver cuando se juntaban para pasar el rato.

El protagonista se lo dijo a la chica, justo después de salvarla de una caída desastrosa. De alguna manera, la escena se les quedó en la mente.

Justo unos días después, mientras jugaban en el patio a las atrapadas, Honoka se cayó, y ella no tardó nada en ir a ayudarla a incorporarse luego de escucharla llorar.

"Umi-chan, ¡cásate conmigo!", le había dicho con la nariz mocosa una vez que sus sollozos pararon. Umi, pensando en la escena de la televisión, lo tradujo como una especie de agradecimiento y pensó que, para la mente de Honoka, significaba lo mismo.

"Si, si, por supuesto" Ella lo aceptó naturalmente, mientras la abrazaba y acariciaba su cabello, esperando a que sus padres llegaran.

.


La siguiente vez, fue mientras desayunaban en el jardín de niños, a Umi le habían puesto un pequeño pan de melón como premio y a Honoka unos manjuus. Debía de estar acostumbrada a tenerlos siempre en su tienda, porque la enorme sonrisa y los ojos iluminados solo estaban enfocados en el dulce pan. Umi no lo pensó cuando intercambió los manjuus por ello, la emoción de Honoka se sentía suficiente.

"¡Cásate conmigo, Umi-chan!" fue toda la confirmación, antes de que el pan desapareciera en mordiscos.

Umi no entendió el pequeño temblor que sintió en aquél entonces, atribuyéndolo a la brisa que se coló por la ventana.

.


Más situaciones como esa se dieron en los siguientes años. Cuando Honoka olvidaba llevar algo y Umi empezó a llevar siempre dos, cuando intercambiaban los panes por los dulces de la tienda (algo que hizo que se volviera fanática de ellos), cuando la iba a recoger en su casa si se le hacía tarde, a despertarla si se quedaba dormida, o cuando pasaba por la tienda y la ayudaba con lo que sea que estuviera haciendo para terminar pronto para pasar el rato…

Umi lo sintió como algo tan normal y gracioso que nunca le tomó más importancia.

Hasta que, en un día primaveral al inicio de un nuevo curso, donde el aroma de las flores anunciaba su florecimiento, conocieron a Kotori, y el cásate conmigo, ya no fue sólo exclusivo para ella.

"Oh dios, ¡esto es tan delicioso, Kotori-chan! ¡Cásate conmigo!"

La primera vez que la escuchó decírselo a alguien que no era ella, trató de ignorar la punzada que sintió en su interior. Y fingió comprender la razón.

Kotori solía llevar pasteles casi siempre, algunos que incluso ella misma solía hacer. Tenía una amabilidad encantadora, era estudiosa, divertida, y era demasiado comprensiva con Honoka. Aunque ambas solían reprenderla en los mismos casos, era la forma de Kotori tan afable, que Honoka solía prestarle más atención y la había tomado como un refugio seguro.

"¡Umi-chan es tan estricta! ¡Kotori-chan eres la mejor! ¡Cásate conmigo!"

Umi no quería admitirlo en ese entonces, pero lo más seguro es que ambas ya supieran lo que realmente significaban esas palabras. Aún así, Honoka lo hacía ver como si no lo supiera, y ella nunca tuvo el valor para preguntar.

Pero después de todo, era Kotori de quien se hablaba, la mejor amiga que pudieran tener. El apoyo moral cuando las cosas se ponían difíciles y el puente cuando sus opiniones chocaban. Kotori era esa luz que les daba un cierto equilibrio, y que hacía que su amistad fuera aún más unida y fuerte que antes.

Umi podía estar bien con eso, porque, aunque ahora las repartía, aún solía recibirlas. Para Honoka, Umi seguía siendo importante y no había nada que la hiciera más feliz. No necesitaba nada más.

Los años pasaron, la primaria y secundaria terminó y Umi comprendió una cosa en todo ese tiempo. El latido de su corazón y el estremecimiento cuando Honoka le pedía que se casara con ella, se debían a algo, pero aún no estaba lista para darle un nombre. Todo eso, aún podía esperar. Tenían mucho tiempo por delante.

O al menos, eso fue lo que pensó.

"Hanayo, Rin, ustedes son las mejores, ¡cásense conmigo!" Honoka lo dijo después de que ambas decidieran unirse a ella y Kotori para ser school idol. La vio abrazarlas juntas y llorar, y aunque su propia mente estaba en el conflicto de haber rechazado la propuesta, la punzada de dolor en su corazón ante esas palabras fue una de las razones que la hizo replantear su decisión.

Días más tarde, renunciaría al club de kendo e iría a unirse a la chica. Fue recibida con un fuerte abrazo y la repetición de esas palabras que no sabía que necesitaba hasta que fueron susurradas.

Se aferró con fuerza a Honoka. Y juró que nunca volvería a separarse de ella, si eso significaba que las pudiera seguir escuchando por siempre.

.


"Wow, ¡eso fue tan genial, Eli-chan! ¡Cásate conmigo!" Honoka lo gritó después de escuchar a Eli hablar sobre su enfrentamiento contra la presidenta de UTX, y su determinación a que ganaran su derecho a participar en el Love Live. Nadie notó el escalofrío que subió por su espalda y la sombra que opacó su visión.

"Increíble, realmente lo conseguiste, Maki-chan, ¡cásate conmigo" Honoka se abalanzó hacia Maki después de recibir la confirmación de que podrían usar su casa de verano para entrenar. Sus manos formadas en puños se escondieron detrás de su espalda, y agradeció el éxtasis del momento, que la hizo pasar desapercibida. Trató de no pensar en el sonrojo y tartamudeo de Maki.

"¡Es lo más delicioso que he probado en mi vida, cásate conmigo, Nico-chan!" Eso fue después de probar lo que Nico cocinó en el campamento de entrenamiento. De repente, la comida le supo insípida y casi se tuvo que obligar a terminarla, aun cuando Kotori la tomó del hombro y le dio una sonrisa tranquilizadora.

"Superaste la velocidad de Umi-chan, ¡eres fabulosa, Nozomi-chan! ¡Cásate conmigo!" Estaban en la celebración de año nuevo, preparando las órdenes de dulces para repartir. De alguna manera, pensar en los meses anteriores la distrajo, y cuando se dio cuenta, Nozomi, quién llegó para ayudarlos, había terminado de cerrar las cajas antes que ella. Trató de ignorar la amargura y la decepción, pero fue demasiado difícil cuando al regresar de entregar pedidos, encontró a Nozomi extrañamente nerviosa y sonrojada en la habitación de Honoka, donde se habían quedado solas.

El patrón de la frase desde entonces cambió.

Ya no sólo era Kotori, ahora estaba el grupo entero. De alguna manera, alguien hacía algo genial o increíble, y Honoka les decía eso. Si tan sólo se lo tomaran literal, cómo ella lo hizo en un principio, no sería tan complicado.

En cambio, podía ver los nervios, identificar los tartamudeos y ver los rostros iluminados como para simplemente ignorarlos. Y luego observaba a Honoka, la perfecta sonrisa, la actitud despreocupada, la convicción y positividad. El sol radiante que las iluminaba.

Había un creciente temor que surgía desde lo más profundo de su corazón.

Honoka ya no necesitaba agradecerle, porque simplemente, ya no la necesitaba.

Todas las cosas que creía que la hacían especial, ahora había alguien que lo hacía mucho mejor. Valentía, protección, estabilidad, ánimo, convicción, fortaleza y hasta alimentación. Todo en lo que alguna vez Honoka se apoyó, podía tenerlo de alguien que no era ella. Esas palabras que solían robarle el aliento y hacer que su corazón se acelerara, poco a poco fueron siendo más y más escasas.

La realización la hizo alejarse. No podía soportarlo, no podía seguir escuchando esas palabras que ya no eran sólo para ella.

Porque, si le decía lo mismo a cualquiera, ¿significaba que no era especial para Honoka? No quería asimilar la respuesta.

"Umi-chan, ¿por qué estás tan… distante? ¿Estás enojada conmigo? ¿Acaso he hecho algo mal?" Honoka le preguntó, con una mirada y una voz melancólica, luego de que todas se fueran a la práctica y ambas se quedaran en el salón, a solas.

Quería decirle que no era así, que no había nada de malo con ella, que sólo eran ideas y cosas que pasaban por su mente en donde nada tenían que ver. Sin embargo, sólo estaría mintiendo, porque el problema si era Honoka; su ignorancia que sólo hacía que se sintiera desplazada y miserable.

Sentía que perdió su lugar, y que ahora tenía que conformarse con apenas un poco de la luz a la que Honoka la acostumbró. Quería pensar que tenía derecho a sentirse resentida y molesta, porque Honoka ya no podía ver todo lo que hacía por ella, sin que alguien más pasara por su mente haciéndolo mejor.

Justo en ese pensamiento, es cuando paró y se dio cuenta de que la que estaba actuando inmadura, era ella y no Honoka.

Honoka era Honoka, nada había cambiado. La que cambió fue ella. Y el sentimiento al que no quería darle nombre, apareció sin escuchar ninguna otra razón.

"Siento preocuparte. Es sólo que… Honoka… eres demasiado importante para mí" Le dijo. Una sonrisa seguida de un abrazo envolvente. El confort y cariño se expandió por cada célula de su cuerpo y se grabó en cada parte de su piel.

"Umi-chan…"

"Quiero que lo sepas, que aún si hay días en que nubes negras aparezcan sobre nosotras y bloqueen el brillo de tus sueños, te apoyaré, siempre. Hasta que la luz dorada del sol bille sobre el cielo azul y baje una vez más a ti. Quiero convertirme en una estrella y proteger Otonokizaka, junto a ti, junto a los demás. Porque amo la escuela, amo a µ's… y, sobre todo, te amo a ti. Cásate conmigo, Honoka"

No planeaba que fuera una confesión. Siempre pensó que, cuando se confesara, estaría más nerviosa y que no podría ni hablar sin que se pusiera roja y saliera corriendo. En cambio, ese momento sólo podía catalogarlo como de paz. Además, ni siquiera estaba segura de que Honoka comprendiera lo que le estaba diciendo. Tal vez lo tomara con un agradecimiento y eso estaba bien.

Porque cuando todo terminara, cuando ganaran el Love Live, salvaran la escuela, y avanzaran a la Universidad, inclusive si se separaban y les tomaba algún tiempo volver a verse, se lo volvería a decir. Las veces que fueran necesarias.

Honoka la apretó de vuelta, cómo si intentara fusionarse en su piel. No alcanzaba a verle la cara, pero los latidos que escuchaba, no parecían ser los suyos.

"U-Umi-chan, lo dices de una forma…"

Umi rió, negando con la cabeza. Su mano se movió hacia el cabello ajeno, acariciándolo.

"¿Acaso no es lo que siempre nos dices? Es… una forma de disculparme por lo mal que te he hecho pasar. Y agradecerte por todo lo que me has hecho amar"

"Dios, esto es tan… cómo era de esperarse de la letrista de µ's" Honoka se unió a la pequeña risa. Tardó un poco, hasta que finalmente decidió romper el abrazo. Sus ojos se encontraron. La mirada melancólica desapareció y volvió a ver la luz esperanzadora en esos orbes de mar cristalino.

"En unos años…"

"¿Hm?"

Honoka desvió la mirada, dio un par de pasos atrás y se volteó hacia la puerta, dándole la espalda.

"Nunca le pidas a nadie que se case contigo, y yo juro que no volveré a decirlo, porque cuando lo diga de nuevo, será sólo para ti. Y más vale que digas que si"

Y sin más, se echó a correr, dejándola sola, en la inmensidad de sus sentimientos finalmente correspondidos.

.

.

.


N/A:

Nada más que decir, amo el HonoUmi, y mientras termino la actualización de 3,2,1 ¡Acción! leí un drabble que me pareció precioso en otro fandom, y pensé en hacer algo con esa premisa, lamentablemente mi lado angust me ganó y terminó en esto que fue tantito más largo de lo planeado, ¡espero que les haya gustado! Ah y por si tuvieron duda, si, tomé más base del diario y manga que del anime. Saludos~ ^^