Harriet
Sumario: Harry…no es un chico. Ahora es Harriet.
Género: supongo que un hurt/comfort con romance.
Claves: Harry!trans, todavía Drarry. Jugué con el canon.
Disclaimer: los personajes son de la Innombrable.
Me causaba conflicto celebrar el cumpleaños de Harry porque también es el cumpleaños de J. K. Rowling (que es, entre otras cosas desagradables, una transfóbica). Pero me dije que una terfa no me iba a detener de escribir lo que me diese la gana y cambié de enfoque: con mi más sincera falta de respeto, un regalo para la señora Rowling en su cumpleaños.
Harry versión mujer trans. Con Draco bonito y la "tonta niña cursi" que tan mal le cae a Rowling.
(advertencia de algo de transfobia y exceso de estupidez por parte de otros personajes)
Harriet
Cuando tenía nueve años, se dio cuenta de que era una niña. Quiso informárselo a su familia de inmediato, pero la respuesta no fue…buena.
—No seas ridículo —Petunia adoptó una expresión de desagrado y miró de pies a cabeza a la criatura de su hermana, que acababa de superar un nivel de "rareza" ante sus ojos. No sólo tenían que "tolerar" la magia, ahora también "esto".
Su tío se echó a reír.
—El mocoso cree que es algo que él decide, qué estúpido…Petunia, ¿qué crees que le enseñen estos días a los niños en el colegio?
—Yo no creo que el colegio tenga algo que ver —repuso su tía, dirigiéndose hacia la sala y dándole la espalda a su sobrinita—, mi lindo Dudley nunca ha salido con una estupidez como esta. Es Harry. Obviamente hay algo mal en su cabeza. Siempre lo ha habido…
Ella sólo apretó los labios y aguantó, como siempre hacía.
Por suerte, un par de años después pudo marcharse a Hogwarts. Tenía algo de miedo durante la ceremonia de Selección, que empeoró cuando gritaron el nombre de "Harry" en medio del salón.
Ella caminó hacia adelante con pasitos vacilantes y sintió que, si ya tenía bastantes miradas encima, se ganaba todavía más avanzando con el uniforme que tenía una falda y el cabello hasta los hombros. No era lo que se esperaban. Hagrid se lo tomó muy bien cuando le dijo que quería el uniforme con falda, la abrazó, le dijo que era la "niña más linda del mundo" y que la querrían en Hogwarts, ¿pero en serio sería tan fácil?
McGonagall le echó un vistazo, revisó su lista y frunció el ceño. Luego vio hacia el director.
Albus Dumbledore rodeó la mesa de profesores y ambos tuvieron una conversación con la niña.
—¿Así que eres una niña? —preguntó Dumbledore.
Ella asintió, manteniendo las manos apretadas bajo las mangas del uniforme. Estaba suplicando que no reaccionasen mal. Se echaría a llorar ahí mismo si lo hacían. Ya tenía los ojos llorosos y aún no decían nada, sólo tenían expresiones pensativas.
—Es una niña —McGonagall sólo intercambió un asentimiento con el director y sacó una pluma para cambiar algo en su lista—. ¿Entonces tenemos el nombre equivocado o si es tu nombre, Potter?
Ella lo sopesó durante unos segundos.
—Harriet —murmuró, todavía preocupada ante la idea de que pudiesen reaccionar mal en cualquier instante—. Me llamo Harriet.
—Es un nombre muy bonito —El director incluso asintió, mientras la profesora cambiaba la lista para poner Harriet Potter.
Harriet estaba especialmente feliz cuando fue hacia la mesa de Gryffindor. Las niñas de su edad le dieron un par de miradas entre curiosas y confusas, pero Lavander se les adelantó y se cambió de asiento para estar a su lado.
—¡Hola! —la saludó, sonriendo—. Potter, ¿verdad? —Se inclinó para ver su cicatriz en la frente—. Pensé que el que derrotó a Quién-Tú-Sabes era un niño…¡que seas una niña lo hace mejor!
—¿Sí? —balbuceó Harriet.
Lavander sólo asintió, sonriendo.
—Sí, muy genial, muy genial…
—Pues yo no creo que funcione así —Oyeron una vocecita de otra niña y ambas giraron la cabeza para ver a Hermione, que tenía el ceño fruncido.
—¿Qué no funciona así? —Lavander lució confundida.
Hermione se enderezó y carraspeó, antes de comenzar a "explicar".
—Claramente dijeron Harry Potter y Harry no es el nombre de una niña. Además, estoy muy segura de haber leído en mi libro de Historia de la magia que el que venció a Quién-Tú-Sabes era un niño, un-
—Oye —Lavander negó cuando notó que Harriet se encogía—, es una niña.
—Es un niño.
—Que no, que es niña.
—Nació como niño —Fue el "argumento" de Hermione, en tono de obviedad—. La biología-
—¡Cierra la boca, que se siente mal! —Lavander apuntó hacia Harriet—. Si dice que es niña, es niña. ¿Tú qué vas a saber?
—Pues yo he leído-
—Pues yo tengo comida y puedo hacer esto —Lavander recogió un puñado de su comida y se la arrojó a Hermione, ensuciándole la cara y el cabello—. Y lo haré cada vez que digas algo tan tonto como eso, tonta —Le sacó la lengua, zanjando el tema como sólo una niña de once años podía hacerlo.
Luego se aseguró de decirle a Harriet que no tenía que prestarle atención y que se cambiasen de asiento. Se movieron juntas hacia otro tramo de la mesa de Gryffindor, con varios pelirrojos.
Lavander sujetó el brazo de Harriet, que iba tras ella, miró alrededor y no notó que nadie viese mal a su nueva amiga, así que se sentaron.
Casi de inmediato unos gemelos pelirrojos se pusieron a ambos lados de ellas.
—Oye —Uno le habló a Harriet—, ¿de verdad eres una niña?
Harriet asintió. El otro gemelo acaba de tocar uno de los mechones de su cabello y ella le dio un manotazo para apartarlo.
—Te dije —le soltó el primero a su hermano—, págame, sí es una niña.
El segundo gemelo se quejó y sacó de su bolsillo una moneda de chocolate que le arrojó a su hermano.
—Siempre le dijimos a mamá que los libros de historia decían mentiras —razonó el primer gemelo, que era George.
—Y nunca nos creyó —Fred sacudió la cabeza, con aparente decepción—. Una moneda de chocolate perdida por confiar en nuestra madre…
Lavander observó de reojo a Harriet, se percató de que estaba más cómoda allí y entonces sí comenzó a comer.
Cuando estaban abandonando el salón, Lavander, que era energética al límite, le daba empujoncitos en la espalda a Harriet y no paraba de hablar en voz muy alta. Ya le había hecho prometer que tomarían camas una junto a la otra para poder hablar si un chico (o chica) les gustaba, que tendrían brazaletes de la amistad y que la dejaría intentar peinarla para ponerle un listón, porque según ella, se vería muy bonita con un toque de color en la cabeza.
—¡Oye, Potter!
Lavander quería seguir, pero Harriet sí se detuvo, se giró y la sujetó para que parase de empujarla, así que Lavander decidió entrelazar sus brazos y permanecer ahí, como la buena amiga que quería ser. Juntas vieron acercarse a un niño rubio que había quedado en Slytherin.
Lucía bastante divertido y dio una vuelta alrededor de ambas, viendo a Harriet. Otra niña de Slytherin lo llamó y sacudió la cabeza.
—Padre dijo que eligiese bien mis amistades —Fue el argumento que le dio a ella.
—No creo que hablara de leonas, Draco…
Draco se limitó a ignorarla y sacó de la manga de su túnica una flor que le dejó a Harriet en las manos. Luego se marchó junto a la niña de Slytherin.
Harriet permaneció ahí un momento, boqueando, mientras Lavander gritaba, saltaba y la sacudía con una fuerza excesiva para una niña de once años.
De alguna manera, la magia no fue lo único interesante sobre Hogwarts para ella.
Como durante el viaje en el tren, sintió pánico y se escondió en un compartimiento vacío, no conocía de vista a la mayoría y Lavander se dio a la tarea de ser la que le presentara a las demás niñas. Ocuparon las camas más alejadas de Hermione, y por uno de sus comentarios, esa misma noche consiguieron su primera detención cuando Lavander saltó sobre Hermione para jalarle el cabello, trastabillaron fuera del cuarto y acabaron peleándose tontamente en medio de la Sala Común.
—¡Es que eres tonta!
—¡Tú eres la tonta!
—¡No quiero compartir cuarto con un niño, está fuera de las normas del colegio!
—¡Pues yo no quiero compartir cuarto con tontas!
Harriet sólo había intentado separarlas y no entendía cómo fue que Lavander y ella acabaron castigadas y Hermione lloriqueando.
—Esa niña es insoportable —Escuchó que decía otro de los Weasley, Ron, que había observado el "enfrentamiento" desde las escaleras.
Lavander asintió sin la menor duda.
A pesar de esta caótica primera noche, el resto de su año fue bastante bien, excepto cuando su vida estuvo en riesgo, claro.
Durante una clase de vuelo que compartieron con Slytherin, Draco había intentado fastidiar a Neville y Harriet le pidió que se detuviese. Él observó la esfera en su mano, a Neville, luego a ella y arrugó el entrecejo.
—Los amigos escuchan lo que les dice la otra persona —señaló Harriet.
Draco gruñó algo y le arrojó la recordadora a Neville, que por supuesto que no la atrapó, sino que la dejó caer y la rompió, pero al menos no fue culpa del Slytherin.
Harriet entonces sonrió y retó a Draco a un vuelo corto para aprender a manejar la escoba. Se suponía que sería algo amistoso. No contaba con que fuese tan competitivo como ella y acabase reclutada por McGonagall para ser la jugadora más joven de un equipo de Quidditch en los últimos cien años.
En Halloween, un trol se metió al castillo. Lavander había discutido con Hermione de nuevo ese día y le había dicho que por esas actitudes es que no tenía amigos. La niña se escapó al baño para llorar, y al recordarlo, Harriet se dijo que sí, era insoportable, pero no hacer algo y dejar que una criatura matase a una niña de su edad sonaba muy parecido a lo que haría una mala persona.
Hermione se comportó durante unos meses después de recibir la ayuda de Lavander y Harriet. Para comienzos del siguiente trimestre, de nuevo era insoportable y Lavander decidió pasar de jalarle el cabello a morderle el brazo, lo que resultó en otro castigo el mismo día en que la mayoría bajaba del tren.
Cuando Harriet quiso proteger la piedra filosofal de Voldemort, Lavander la acompañó. Y Draco. Eso último no se lo esperaba. Él había notado que "tramaban algo" y prácticamente exigió ser incluido.
Cuando le explicaron lo que pretendían y entendió que era serio y no una broma, Draco también se enserió e insistió en que no podían ir solas, era una locura no llevar al menos tres personas y dos escobas mágicas. Y una varita de repuesto. Y una poción en caso de mordedura de algo. Y…
La verdad es que Draco era muy útil como aliado.
Cuando Harriet despertó en la enfermería tras enfrentarse a Quirrell, ahí estaban los dos, comiéndose unos dulces que se suponía que eran para ella y hablando. Lavander casi le destrozó los tímpanos de un grito y saltó sobre ella para abrazarla. Draco sólo lució aliviado.
Durante ese verano, sus tíos la encerraron porque Harriet tenía más confianza que antes y no tenía intenciones de ocultar que era una chica. Les horrorizaba que sus vecinos pudiesen oírla afirmando eso y acabó con barrotes en su ventana.
Al menos durante un par de días.
Poco después, Harriet simplemente desapareció con todo lo que necesitaba para ir a Hogwarts. El elfo Dobby tenía órdenes de llevarla a casa de Lavander y ella ya había convencido a sus padres de recibir a su mejor amiga por lo que quedaba de verano.
—El elfo es de Draco, claro —le respondió Lavander en tono de obviedad cuando preguntó acerca de su método de "escape".
Y como Harriet sonrió al oír eso, ella se dedicó a "fastidiarla" un poco, cantando que Draco y Harriet se iban a besar bajo el sauce y un montón de tonterías como esa.
El segundo año fue más aterrador que el primero. Se enteró de su don del pársel en un duelo amistoso con Draco y este estaba tan preocupado por lo que decía sobre las voces en las paredes que quiso investigar por su cuenta, lo que causó que fuese convertido en piedra.
Pansy estaba muy angustiada también y se les acercó para hablar del tema. Decidieron que trabajar juntas en esto era lo más lógico.
Así, quienes arrinconaron al profesor Lockhart y entraron a la Cámara de los Secretos fueron tres niñas de doce años, dos Gryffindor y una Slytherin.
De nuevo, Harriet acabó en la enfermería, aunque creía que el fénix la había salvado después del "pequeño" problema con el veneno de basilisco. Se lanzó sobre Draco apenas este se recuperó y Lavander y Pansy la imitaron, así que de pronto Draco reaccionaba y tenía a tres niñas gritando sobre su oído y empujándolo hacia abajo. Fue un poco confuso.
En el tercer año, apareció su padrino que supuestamente era un traidor y asesino (y que resultó que no), pero lo que más lo aturdió fue que había buscado al hijo de su mejor amigo y se encontró a una niña en su lugar. Como Harriet llevaba dos veranos en casa de los Brown y tenía más libertad que en la de sus tíos, ya tenía el cabello a la mitad de la espalda, una maraña oscura y desordenada que Lavander todavía no sabía cómo aplacar, y lo del uniforme con la falda y el cambio de nombre dejó a Sirius con una expresión aturdida durante un largo momento.
Luego le dio una palmada en la espalda a Harriet y se echó a reír.
—Bueno, ¡pues mucho gusto, Harriet! Como no me recuerdas, esto será como la primera vez que nos presentamos, ¿no? Sirius Black —Y le tendió su mano.
Harriet se rio y la sostuvo entre las dos de ella.
—Harriet Potter. Tu ahijada.
A pesar de que Draco le pidió a su padre que no sacrificaran a Buckbeak por la herida que le causó, sino que sólo debían cambiar a un profesor más responsable, tenía trece años y obviamente no controlaba las decisiones de su padre y mucho menos las del Ministro, así que fue una suerte que Sirius y el hipogrifo pudiesen huir juntos.
—¿Estás seguro de que te sientes bien? —le preguntó Harriet, por si acaso.
Ese año, Draco había tenido muy mala suerte. Primero la lesión en el hombro y después una pierna rota por un Remus hombre lobo arrastrándolo.
—Bueno…—Draco fingió pensarlo— sí duele bastante, pero seguro puedo aguantar.
Lavander sólo soltó algunas risitas por la actitud de ambos.
Ese verano antes de cuarto año, Harriet pisó la Mansión Malfoy por petición de los padres de Draco. Él quería que los acompañase al Mundial de Quidditch y sus padres lo querían complacer con esto, pero al mismo tiempo, tenían la idea de que su amistad con Harriet era lo que llevaba poniéndolo en peligro dos años consecutivos.
Harriet intentó ser tan tranquila como era capaz y dar una buena impresión, y de algún modo, debió conseguirlo, porque la llevaron con ellos a ver el Mundial desde un palco exclusivo y le compraron un montón de regalos una vez allí. Ella no los pidió, claro, le daría vergüenza. Draco era el que preguntaba si podían darle uno a Harriet con cada cosa que recibía de la tienda de regalos del Mundial.
Algo muy extraño sucedió esa noche también. Narcissa los sacó del área del Mundial y les pidió que esperaran tan lejos del desastre que apenas podían vislumbrar la luz del fuego y una marca que surgía en el cielo. Luego se marchó, dejando a dos adolescentes y un traslador de emergencia atrás.
Harriet no quería decir "tus padres parecen estar involucrados", ni le hizo falta hacerlo. Draco era listo. Él entendía que sus dos padres tomaron una actitud extraña y que esa marca en el cielo era de la misma gente que casi mató a su amiga.
Esto ni siquiera Lavander lo sabe. Es un secreto que mantuvieron entre Draco y Harriet. Se dieron cuenta y sabían que la otra parte era consciente de esto, así que Harriet le ofreció los brazos y tuvo a un Draco Malfoy de catorce años aferrado a ella, llorando destrozado porque sus padres eran malas personas, y aun así, estaba muy angustiado por lo que pudiese sucederles.
No sabía si se preocupaba más por sus padres, los Mortífagos, o lo que fuese que podían hacer. Y Harriet supuso que, si sus padres estuviesen vivos y fuesen como los de él, ella tampoco sabría de qué manera sentirse, así que sólo lo abrazaba más fuerte y deseaba poder asegurarle que todo iba a estar bien, pero no estaba segura de que fuese así.
Ese año, Harriet fue elegida como Campeona de Hogwarts, junto a Cedric Diggory, porque su mala suerte no podía parar durante un rato.
En la Primera Prueba, Draco, que tenía una gran obsesión por los dragones, la acompañó a verlos recién llegados y la ayudó a prepararse para enfrentar a cualquiera de los cuatro.
Superó la Primera Prueba fácilmente después de esto.
Para el mes de diciembre, cuando el baile de Yule se estaba acercando, a mitad de una sesión de estudios, Lavander carraspeó para llamar la atención de Draco y Harriet y los vio con una sonrisa.
—¿Y…van a ir al baile ustedes dos juntos o…?
Harriet lo miró y Draco le regresó la mirada con el mismo grado de aturdimiento.
Luego toda su cara se tiñó de un bonito tono de rojo.
—¿Tú, ahm, quieres que vayamos…?
Harriet asintió. Entonces notó que quizás parecía un poco desesperada e intentó verse menos emocionada, pero era casi imposible. ¡Draco la había invitado!
Lavander se felicitó mentalmente por darles ese empujón.
Por supuesto, Lavander y Pansy se tomaron más de una hora para lidiar con el cabello de Harriet el día del baile. Las tres tenían sus vestidos puestos y dos de ellas incluso tenían el peinado y los accesorios, pero Harriet estaba sentada ante el espejo del baño, y cuando una de las chicas les recordó que el resto lo necesitaba, Pansy respondió con un:
—¡Pues vas a tener que ir a otro baño, porque esto es un caso de emergencia! ¡Vida o muerte! ¡Es una cita, chica, ¿entiendes?!
Harriet no creía que debiese pelearse tanto con su cabello. Claro que quería verse linda, pero era Draco. La había visto despertando en la enfermería después de enfrentarse a Voldemort y cuando recién se cayó de su escoba a metros de distancia y sobre el barro. Seguro su cabello era lo de menor importancia esa noche.
Sin embargo, sí que sintió que su estómago daba un vuelco cuando Draco se quedó boquiabierto al encontrarse en la entrada a la sala donde se llevaba a cabo el baile.
—Es que…eres la chica más bonita del mundo —Draco lo soltó casi como una exhalación y se avergonzó un poco después, por lo que Harriet y él estuvieron sonrojados y evitando mirarse hasta que Lavander gritó un "¿se mueven o qué?" mientras arrastraba a Ron hacia la sala del baile.
Harriet se divirtió como nunca hasta ese momento. Bailó, se rio, se sintió como una chica sin ninguna presión extra, y al terminar la noche, Draco la acompañó a la torre de Gryffindor y le dio un beso en la mejilla.
Lavander gritó por casi medio minuto cuando se lo dijo.
Para la Segunda Prueba, Cedric le dio una pista en compensación por avisarle de los dragones antes. Y Draco se pasó un rato muy…raro.
—Es porque te estaba coqueteando —masculló cuando estuvieron los tres en el baño con el huevo dorado.
—Ya quisiera yo que Cedric Diggory me coquetease…—Lavander suspiró al decirlo.
—Pues yo creo que sí me quería ayudar —argumentó Harriet. Y tenía razón, porque descifraron el mensaje justo allí.
Lavander fue a la que pusieron bajo el agua y Harriet consiguió puntos extras por sus "excelentes valores" al salvar también a la hermana menor de Fleur. Esto le ganó una gran reputación entre las chicas del colegio francés en general, que empezaron a saludarla en los pasillos y a invitarla a charlar con ellas cuando la veían por ahí. También corrieron a varias de esas personas estúpidas que a veces aparecían para hacerle un comentario desagradable.
En la Tercera Prueba, no pudo salvar a Cedric. Mientras gran parte del mundo mágico la consideraba demente, Harriet lloraba en brazos de su mejor amiga porque sentía que era responsable de su muerte.
Ese verano que pasó con los Brown, Draco tuvo permitido visitarlas y ambas se rieron un montón guiando a ese sangrepura presumido a través del mundo muggle. Era graciosísima la forma en que huía de las cabinas telefónicas.
—No crees en esas cosas que dicen los sangrepuras sobre los muggles, ¿verdad? —Harriet le preguntó esto mientras estaban en un parque, esperando a Lavander, que planeó conseguir un gran tarro de helado para los tres.
Draco frunció el ceño y pensó en cómo responderlo.
—No es…—Negó—. Es…difícil entender que mis padres no son buenas personas, todavía estoy…ya sabes —Se encogió de hombros—. Si digo una tontería, me puedes tirar un escupebabosas.
—¿Sólo eso? —se "quejó" Harriet, con un puchero.
—¿Acaso me quieres lanzar una maldición peor? —Draco fingió indignarse.
Lavander hizo una pausa para tomarles una foto con su polaroid justo ahí, lado a lado, riéndose juntos, y luego se acercó con el tarro de helado.
El quinto año fue especialmente difícil. Umbridge insistía en que Harriet era un chico y pensar lo contrario era "ridículo". Oírla era muy doloroso e hizo que quisiera llorar varias veces, pero no pensaba darle el gusto de verla así.
Por suerte, su mayor "apoyo" era el conserje tan irritante. Ni siquiera Snape, que siempre le decía que con ese cabello suelto no iba a ver nada y le daba golpes en la cabeza con El Profeta enrollado cuando no prestaba atención en clases, la apoyaba en eso. McGonagall tuvo más de una discusión con Umbridge por este tema.
Aunque no pudieron salvarla del todo de ella. Harriet llegó a mediados de año con un mensaje de "soy un depravado" grabado en el dorso de su mano por la estúpida pluma mágica que era una forma de tortura.
Draco jamás se había enojado así con un profesor. No sólo le gritó a Umbridge, incluso sacó la varita con toda la intención de maldecirla. Su padre tuvo que acudir al colegio y le ordenó cortar su amistad con Harriet, pensando que ella lo había alentado de algún modo a atacar a la inquisidora.
Lavander intentó explicarle, pero Draco podría haber sido expulsado si la atacaba en medio de la mitad del colegio como casi lo hizo y Lucius tenía como prioridad a su hijo. Por supuesto que no la escuchó.
A pesar de que Crabbe y Goyle fueron asignados por sus padres para vigilar que Draco no estuviese cerca de ella de nuevo, todavía tenían el E. D. Eso era completamente suyo. Harriet enseñaba los hechizos de defensa, ataque y el patronus, Draco les hablaba de algunas pociones útiles si necesitaban huir, tender trampas o sanarse y Lavander mantenía el orden.
También fue por la época en que conoció a Luna Lovegood. Era uno de los seres humanos más dulces que se pudo encontrar. Tanto ella como Neville se volvieron miembros importantes de su círculo durante ese año.
Y eso se notó cuando Harriet tuvo que ir al Ministerio, preocupada por Sirius. Lavander, Luna y Neville la siguieron. Cuando ya estaban por dejar el lugar, Draco les alcanzó y preguntó si es que pretendían meterse en problemas sin él.
—Tu padre puede estar ahí, Draco —advirtió Lavander.
Draco tragó en seco y asintió.
—Lo sé. Y si está ahí, quiero verlo. Necesito verlo siendo…un Mortífago. Que me vea estando contra él también.
Lavander arrastró a Draco y a Harriet a un abrazo y Harriet tuvo que quejarse y recordarle que debían salir ya.
Tenían mucha suerte de contar con Luna, que fue quien les dio la respuesta acerca de cómo ir al Ministerio.
Tampoco pudo salvar a Sirius. Y no creía que fuese a olvidar la expresión de Draco cuando estuvo frente a su padre pidiéndole la profecía a Harriet. Ni la de Lucius al darse cuenta de que eligió ese bando.
Se sentía demasiado cansada para finales de ese año. Tan cansada que era difícil sentir cualquier otra cosa. Tan cansada que era quedarse con la mente en blanco o gruñir a quien se acercara.
Destrozar la oficina de Dumbledore no la animó, ni siquiera saber que Umbridge se largaba lo hizo.
A finales del año escolar, encontró a Luna buscando sus pertenencias y decidió ayudarla, dirigiendo todo su enojo a las personas que se las escondían.
De pronto, escuchó que le decía algo que no se esperaba, por lo que Harriet paró de caminar y la observó, esperando que lo repitiese.
Luna lo hizo.
—Soy un chico —indicó, con esa voz suave que tenía todo el tiempo.
Harriet todavía se encontraba exhausta, pero sus brazos estaban completamente abiertos para él. Hablaron un montón durante esa última semana en el colegio, lo acompañó casi todos los días y comenzó a sentir que todo estaba mal, pero algo podía estar bien incluso en ese desastre. Algo podía ser muy bueno allí.
Al terminar quinto, Harriet se despidió con una gran sonrisa de Luke Lovegood y regresó a la casa que perteneció a Sirius.
Menos de una semana más tarde, Draco apareció en su sala, con Dobby. Tenía una herida en el torso, un traslador en una mano y estaba temblando. Cayó inconsciente de inmediato y Remus lo atendió.
—Los- los Mortífagos tomaron la Mansión- —le explicó Dobby a Harriet y Lavander—. Eso- eso lo hizo Bellatrix Lestrange…el señor Malfoy se metió en medio…Dobby no sabe si va a vivir, Dobby no sabe, la herida del señor Malfoy era muchísimo peor…la señora Malfoy le dijo a Draco que prepararon un traslador por si acaso. Que esperaban que aquí…que aquí estuviese seguro. Que fuese bien recibido.
Por supuesto que no pensaban echar a Draco. Si alguien lo hubiese intentado, Harriet habría cerrado las barreras de la casa para esa persona, no le importaba si significaba echar a media Orden del Fénix. Era su maldita casa y nadie iba a sacar a Draco Malfoy de ahí, mucho menos herido.
Harriet no durmió esa noche, sentada junto a la cama donde él descansaba después de los hechizos y pociones que Remus le dio. Lavander le dijo que podían turnarse, pero se negó. No pensaba moverse de ahí si no era necesario.
Cuando Draco despertó, lo primero que vio fue el cabello desordenado de Harriet. Estaba aterrado por lo de su casa, aliviado de estar ahí y muy confundido.
Harriet se subió a la cama, se hizo un espacio al lado de él y lo rodeó con un brazo.
—Ya estás aquí —susurró—, estás aquí. Estás a salvo…
También fue durante ese verano que Draco Malfoy la besó por primera vez. Estaban terminando de limpiar la casa de doxys, cubiertos de polvo, y Harriet le había arrojado un aguamenti cuando se quejó del calor. Se pusieron a "pelear", y a mitad de una carcajada, Draco le sujetó el rostro y la jaló muy cerca.
Harriet dejó de reír y empezó a sonrojarse.
Lavander volvió a gritar hasta destrozarle los tímpanos cuando le contó que Draco la había besado. Decidió que tenía que quedarse a dormir ahí para saber todos los detalles, aunque Harriet insistía en que no había tanto que contar y creía que sólo lo tomaba de excusa para pasar la noche.
Draco permaneció allí el resto del verano, y al comienzo del sexto año, Harriet subió al expreso de Hogwarts mientras asentía a lo que Lavander le decía y tenía los dedos de una de sus manos entrelazados con los de Draco.
El sexto año estuvo marcado por largas y aburridas charlas sobre Tom Riddle con Dumbledore y Draco. Bastante de Draco Malfoy. La Sala de Menesteres era extremadamente útil para una escapada y besarse hasta que sus mentes quedaban en blanco.
También estaban las veces que se sentaban junto al lago, Harriet apoyaba la cabeza en su hombro y Draco jugaba con su cabello largo mientras leía un libro de poesía en voz baja. O cuando se batían a duelo entrenando. Y las ocasiones en que huían hacia Hogsmeade con la capa de invisibilidad para tener una cita improvisada.
Harriet podía presentir el cambio y los problemas acercándose ahora que Voldemort estaba de vuelta, pero de a ratos, riéndose con Lavander, abrazando a Draco, paseando con Luke y Neville, sentía que las cosas estaban bien. Y no tenía tal sensación desde antes de la muerte de Cedric.
Dumbledore fue atormentado por la poción en la cueva para nada. Harriet seguía enojada porque no dejó que fuese ella la que la bebiese.
Pensó que eso sería lo peor que ocurriría al menos durante un par de meses.
Para finales de ese año escolar, Snape consiguió que los Mortífagos entrasen a Hogwarts. Había engañado a Draco y Harriet y él se encontraban en la Sala de Menesteres, supuestamente buscando algo que Dumbledore dejó entre los objetos guardados allí, en el momento en que irrumpieron en el colegio.
Lavander fue la que los localizó y les avisó lo que sucedía, pero no había nada que pudiesen hacer.
Sin Dumbledore presente, Hogwarts era mucho más fácil de tomar.
Para las vacaciones de ese año, Harriet preparó un morral con lo que necesitaba y fue detenida antes de poder salir de Grimmauld Place.
Lavander tenía una expresión muy seria y llevaba un bolso colgado del hombro.
—Tengo que irme, Lav…
—Lo sé —Lavander asintió—, pero tú no sales de esta casa sin mí.
Harriet adoptó una expresión de disculpa y estaba por dejar en claro que no quería ponerla en peligro cuando notó que Draco y Luke se acercaban con sus propios bolsos.
—No vas a irte sola, lo sabes, lo sabemos, no tengamos esta discusión. Guárdate el instinto de salvadora y saca el de supervivencia —razonó Draco, agitando el morral que llevaba—. Luke encontró un hechizo para agrandar estas cosas. Debo repasar la lista de lo que llevamos de nuevo…
Supuso que tenía razón. Sabía que no iba a poder detener a nadie en ese pasillo, igual que no podrían detenerla a ella.
Fueron meses extremadamente difíciles. Se exponían a condiciones duras, huían de un lado al otro, no sabían lo que estaban haciendo la mayor parte del tiempo.
Discutieron. Mucho. El horrocrux del guardapelo era lo que más hacía que discutiesen así. La única persona que no discutía en ese grupo era Luke, que incluso cuando le decían algo, se limitaba a dar una mirada tranquila en respuesta, pero les preocupaba dejarlo todo el tiempo en su cuello. No querían conocer a un Luke Lovegood enojado y poseído por Voldemort.
Pero al final del día, seguían ahí. Lavander preparaba algo de comer, aunque todo lo que hacía era un horror medio quemado, porque pensaba que sería una buena disculpa. Harriet guardaba mantas extras para que recordaran que pensaba en su bienestar, que se preocupaba, que les quería. Draco la invitaba a bailar con la música de la radio y susurraba contra su oído la letra de las canciones.
Y cada vez que se arreglaban después de una discusión, Luke sonreía de nuevo y les recordaba que debían concentrarse en el mago malvado.
Fue un año plagado de eventos un poco más extraños que de costumbre. Hubo una serpiente gigante persiguiéndolos en navidad, Molly Weasley los delató cuando la visitaron después de la captura de su hija e hizo que los atraparan y los llevaran a la Mansión Malfoy. Como Ron quiso ayudarlos, se lo llevaron también. Ocurrió lo de Dobby. El banco y el dragón.
Ese año, Harriet incluso murió. Y revivió. Eso no le había pasado antes.
Draco no estuvo nada contento con esa parte. Incluso mientras se contabilizaban los daños al castillo después de que todo acabó, seguía un poco enfurruñado y ella pegada a su costado, dándole besos en la mejilla y el mentón, sólo porque sabía que su chico caprichoso había estado a punto de colapsar de preocupación.
—Yo también me preocupé y a mí nadie me da un beso —Oyó que murmuraba Lavander.
Ron estaba a su lado, pero como no reaccionó, se giró hacia él con un:
—¡Que me beses, Ronald Weasley!
Eso sí lo captó.
Harriet y Draco intentaron no reírse demasiado fuerte. Luke sólo soltó un "qué lindos".
—Ya terminó, ¿verdad? —preguntó Harriet, en voz baja.
—Sí —Draco le dio un beso en la cabeza—, ya terminó.
Originalmente esto iba a ser mucho más corto (estimaba que alrededor de 1k de palabras) y no iba a tener a dos personajes trans, Luke nació durante la escritura y mis manos se movieron solas. Lovegood como chico probablemente habría sido el chico más lindo y más querido de la saga y me dio mucha ternura la idea.
También me quedé pensando en el potencial desperdiciado del Drarry. Una saga con esta pareja, ya sea que Harry fuese chico o chica, habría sido increíble. Le habría sumado un montón a la historia y al desarrollo de los personajes MOSTRAR que el mundo no era sólo gente buena y Mortífagos y no solamente decirlo en una película.
Tampoco tengo la menor duda de que los Dursley, Filch y Umbridge serían transfóbiques, mientras creo que a Dumbledore no le importaría un cambio de cerdo para el matadero por cerda para el matadero y Minnie encontraría ridícula la transfobia. A Severus sí o sí le importa más que es hija de James Potter que lo que tenga entre las piernas, jAJAJA
Y Hagrid...creo que él sería de los que se queda como "no entiendo nada, pero te apoyo en todo y me enojo también si te hacen algo" y esas personas cis son bien lindas igual.
Les dejo la imagen mental de una Harriet que le dice a Lavander que no tiene nada de malo ser una "tonta niña cursi" y a Voldemort con una pose de diva mientras dice que tenía pensado pelearse con un hombre porque la profecía daba a entender eso, pero si era una Elegida, pues se pelea con lA ElegidA.
