Este fic es sólo una traducción del original publicado en la página Ao3 (archiveofourown)
De mi parte lo vuelvo a reiterar: recomiendo discreción por los temas que este fic contiene y doy un llamado para estar al pendiente de tu estado emocional. Si comienzas a encerrarte en lo que se empieza a describir, es momento de tomar un respiro, escuchar música que te levante el ánimo o poner algo que te ponga de buen humor.
O igual si no es necesario sólo acompaña las pautas en la lectura con algo que te levante el ánimo, en mi caso un podcast de comedia como "La Cotorrisa" o un monólogo de stand-up puede ser
Las voces del noticiero hacen eco entre el silencio del ambiente desolado en la casa. Lo tenso de sus voces y el esfuerzo con el que los reporteros resaltan las palabras me dice todo lo que necesito entender. Otro caso por depredación, el presunto homicida es un lobo gris, según el reportaje. Si bien era algo de casi todos los días, recientemente han ido en aumento, tanto que me he insensibilizado ante el pánico y el miedo que suele infringir. Las imágenes de infarto, la tenebrosa elección de palabras. Ignoro cualquier detalle, no es como si pudiera hacer algo al respecto. Mi familia nunca se sentirá segura siempre que estén cerca de mi, por más que lo intente.
–Hola, pa'. –saludo de forma monótona. Mechones de pelo blanco adornan su rostro de forma sobrepuesta y sus astas eran más gruesas y oscuras por lo poco que se las pulía. Me barrió de pies a cabeza con la mirada y entonces me miró a los ojos, su mirada verde azabache parece oscurecer cada que me ve. "Aquí vamos de nuevo." Se limita a mirarme severamente, sin decirme nada, y entonces se levantó del sillón.
Ahora era más alto que él, por lo que tengo que agachar la cabeza. Me puso su mano en mi hombro sin ninguna consideración, la pesadez en su mano contradice el temblor en la extensión de su brazo. "Sólo dilo, no tienes problemas al hacerlo." Entonces fue cuando respiró hondo, su pecho expresaba inquietud. Apretó su agarre en mi hombro y desvia la mirada, casi golpeándome con su asta en la cara.
–Tal vez tu madre y tu hermana te han creído este teatro, pero sé lo que eres en realidad. –siento que estaba cerca de clavar sus dedos en mi piel, me suelta y se va a encerrar en su recámara, de todas formas pretendo que no lo sentí. Todo llega a ser cruel con los carnívoros, y siento que es con justa razón.
Cuando era un cachorro, papá me mostraba a todos sus conocidos, me presumía con sus compañeros de trabajo sobre las maravillas de haberme adoptado y le hervía la sangre cuando a alguien se le ocurría molestarme. Pero al cumplir doce años, crecí tanto que lo alcancé en estatura, mi hocico se estiró, mis dientes y garras se volvieron más filosos a la vez que mis sentidos se afinaron; fue entonces que dejé de ser su cachorro y empezó a tratarme con la punta del zapato.
Se encargó de enseñarme el horror de la depredación, para después recordarme lo que soy para él y en veces llegó a pretender que no existía. Yo por mi parte me enfoqué en evitar todo lo que me pudiera provocar esos instintos.
Mi cola tomó su posición neutral a la vez que miraba la estructura de los escalones de madera…
Al entrar al baño comencé a inspeccionar mi reflejo ante el espejo. Cada músculo es contrastado por debajo de mi camiseta blanca, mis ojos gises combinaban con el blanco pelaje facial que se trazaba de mi boca hasta el pecho. Me levanto la camiseta para ver mi complexión esbelta, casi no hay rastro de grasas. Aunque no tuviera actividad física mi cuerpo decidió moldearse, de forma natural. "Va adoptando las necesidades del lobo." Tengo 17 años y ya mido 1.86, soy el más alto de la familia. Me paro en la báscula que guardamos en el baño: 72.57 kg.
Suspiré, de la frustración me perforo las manos con mis garras. Aparté la mirada del espejo, estoy cansado de mi reflejo, pero ya desde cualquier circunstancia terminó en la espiral de preguntas que me hace cuestionar mi propia existencia. "¿Realmente puedo asegurar que nunca atacaría a un herbívoro sólo porque fui criado por ellos?" He vivido aterrado de que un día mi instinto decidiera manifestarse, porque entonces me volvería en todo lo que esta sociedad teme... Y le estaría dando la razón a él. Sacudí esos pensamientos y me encaminé a mi recámara.
Comienzo a mirar cada rincón una vez que entrecierro la puerta. Sin contar las paredes que portaban un tono de azul más opaco, todo era un desorden: ropa dispersa en el suelo con algo de polvo en la superficie, botellas de plástico y envolturas en el escritorio con ropa apilada en la silla, dejando de lado las sábanas con algo de pelo que apenas cubren la cama y todavía más ropa abultada en una de sus esquinas.
Me desplomé en mi cama y giro para mirar el techo, la puerta rechina advirtiendo a mis orejas que alguien estaba abriéndola. Era mi hermana, Sydney, quién a pesar de sus ojos azabache, era una parte de la viva imagen de mamá.
–¿Estás ocupado? –preguntó mirando alrededor de mi dormitorio. Negué con la cabeza. Sydney cruzó los montones de ropa con sumo cuidado mientras me acomodo, cuando abrí suficiente espacio, no dudó sentarse en mi cama.
–¿Has visto las noticias? –miraba dentro de mis ojos, pero asentí apartando la mirada. Ella guardó silencio, permitiendo que el silencio abundara en las cuatro paredes. Empecé a sentir la tensión, casi se puede cortar con un cuchillo.
–Mamá está preocupada, –comenzó mencionándola, me fastidió un poco. –el regreso a clases se acerca, faltan pocos días para que empiece el ciclo escolar, y… Te voy a extrañar. –quiso que la mirara de vuelta, pero me enfoqué en el patrón del cubre almohada.
–Alex. –me llamó por mi nombre agarrando mi mano, eso me sorprendió con la guardia baja. Miré en sus ojos, había algo que los nublaba. –Por favor, dime algo.
–¡¿Qué quieres que te diga?! –quito mi mano de la suya. –Papá me toca el mismo vals desde los doce, mamá no hace más que ignorarlo y tú-.
–¡¿"Y yo" qué?! –preguntó, esperando que terminara lo que estaba por decir.
–… Nada. –murmuré.
–Agh, bien. Es por eso que no tienes amigos, actúas como si nada te moviera, como si no te importará un bledo. ¡Lo único que haces es encerrarte en esa cabeza tan dura que tienes, ahogándote en tu propia miseria!
–Si estuvieras en mi lugar entenderías lo afortunada eres, –empiezo a levantar la voz de a poco. –eres herbívora y tienes unos padres que te aman. ¡Supuestamente tenemos los mismos padres, pero parece que sólo tengo un témpano por padre y un tronco por madre!
Sydney movió la cabeza de lado a lado, expresando su incredulidad ante mis palabras, había dejado marcas en el lugar del que agarró las sábanas.
–Vine contigo esperando que intentaras escucharme. Veo que me equivoqué. Me voy de regreso a la universidad y no me verás por un tiempo. Espero que te diviertas tratando de lidiar contigo mismo, porque ya me cansé de estar ahí para salvarte.
Ella se fue cerrando la puerta, no quería que se fuera. "Por favor, no me dejes." Por más que odiara contarle mis cosas, en cierto modo era liberador. Sydney siempre estuvo ahí cuando necesitaba una mano. Cuando sufría bullying en la secundaria, ella me protegió. Cada que papá me empezaba a joder, ella me defendió. Hoy a pesar de eso y más, no tuve el valor de pedirle que regresara, que quería seguir escuchando su voz. Seguimos siendo hermanos, a pesar de todo, y sólo espero que no fuera la última vez que nos veríamos. "También te voy a extrañar."
86,400 segundos en el día. Y siento que los desperdicio todos, es un ciclo intermitente, mientras todo sigue sin esperar por nadie. La culpa era el sentimiento que más abundaba en mi vida, ese vacío que no desaparece con ninguna acción o palabra. "Es lo que mereces." Suele aferrase y embotellarse junto con otras mierdas, carcomiendo por dentro hasta llevarte al punto de quiebre. "Me odio tanto." Ser un lobo en una casa de herbívoros, consciente de lo que mi especie y otros carnívoros han hecho. "Ojalá no hubiera nacido."
Para mi fortuna, el verano está por terminar y tendría que irme a Clear Bayou. Es la preparatoria más cercana, pero es diferente en muchos aspectos. Después de cada periodo parcial, tienes permitido tomar la semana vacacional para regresar a casa antes de que comience el siguiente parcial; aunque a pesar de este sistema vacacional, conserva las vacaciones de verano, invierno y Acción de Gracias. Y pese a su alta reputación como institución, no hay un código de uniforme, puedes vestir como te viniera en gana. Exceptuado por ocasiones especiales.
Se supone que uno conserva los mismos compañeros de dormitorio que en el año anterior, pero yo era esa excepción. Tal vez porque terminan fastidiados conmigo, aunque no me molestaba en conocerlos y en parte ya tenían su grupo establecido. "Que fastidio, pero nada que no pueda manejar." A los caninos los catalogan de amistosos y sociables, por mi parte yo no encajó en ninguno.
Tengo problemas a la hora de conocer a gente nueva, sobre todo considerando que obligan a cohabitar por el resto del año. Mayormente suelo definir una rutina fija y seguirla por el resto del calendario escolar, y hacer esto mismo para el siguiente año. No es la mejor idea, pero me permite reducir las intenciones al mínimo. La puerta se abre poniendo un alto a mi tren de pensamiento.
–¿Cómo te sientes? Recuerda que las clases empiezan en ocho días. –me quedé viendo el techo ignorando lo que ella dijo. –Alex, sé que me escuchas.
–¿Qué ocupas, ma'? –pregunté, parándome en el borde de la cama.
–Vine porque escuché que peleabas con Sydney, ¿sucedió algo?
Caminó hacia mi, sus ojos verde roble me miraban con incertidumbre. Aunque su hijo es un peligro potencial, la obligación de madre le dicta que debe pensar en mi bienestar. "Está obligada a hacerlo." Me limité a voltear a otro lado.
–A veces te siento distante.
–Perdón, no siento ganas de hablar con nadie.
–Nunca te has molestado en hablar. Pero por ahora sólo vine a ver si empezaste a ordenar tus cosas para la escuela, ¿manejas tú o mejor te llevo? –saben que odio manejar, aún así me obligaron a tramitar mi licencia. A día de hoy no lo uso ni para comprar cajetillas o alcohol, menudo fastidio.
–Prefiero estar lejos del volante.
–Bueno, por lo pronto recoge tu ropa. –me dijo mientras me deja una canasta para la ropa. –Aprovecha un poco para limpiar tu cuarto. Y usa aromas, huele a perro mojado aquí.
"¿En serio lo acaba de decir?" Suspiré, debo mantenerme tranquilo.
–… soy un lobo, ma'.
–Pero no es razón para que dejes que el olor se encierre. Quiero que te preocupes más por tu imagen, y puedes empezar con tu habitación. –se agachó para abrazarme, al principio me deja tenso. Pero eventualmente respondí abrazándola.
Espero no haber hecho de este capítulo un caos, de todos modos voy a terminar revisando otras 50 veces porque algo no me gustó.
Siento que me tomo esto más por el lado de adaptar. La narración del fic original tiene cosas sin pulir, pero no es como si fuera un self insert de Wattpad. Aunque mi opinión está muy basada en la sección de "fanfic". Tal vez solo por eso me puedan tachar de imbécil
