Holis~ En mi país es 1 de agosto temprano por la mañana, pero estoy tratando de mantenerme con el horario base(?) de publicación de Japón porque... si(?) En fin, que gracias a que ayer fue domingo pude escribir esto, no se si este milagro pueda seguirse repitiendo porque aunque en teoría debería tener feriado hoy... pues nada, me toca trabajar T_T
Recuerden que 86 y sus personajes le pertenecen a la bendita Asato-sensei y este ¿shot? ¿drabble? (cofqueescribírápidamenteyapenasllevaunamanitadeedicióncof) está ubicado en el universo de las novelas... ammm... y pues lleva spoilers del tomo 11 aunque creo que no lo menciono directamente jaja pero no está ubicado en dicho tomo porque pues, a esta fecha no ha salido en inglés. Digamos que espero que algo así pase al final de la historia XD Por cierto que de hecho tenía rato con esta idea en mente, me alegra poder escribirla :')
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Día 2: Obon/Visita a la tumba
Shin era consciente de que estaba teniendo un sueño extraño.
Lo extraño no era que apareciesen personas con el uniforme militar de la república de San Magnolia, ni que ninguna de esas personas fuese Lena —algo que sucedía más a menudo de lo que admitiría nunca—. Lo extraño era que, junto a una mujer alba vestida como una noble digna de los libros ilustrados que había leído hace tiempo, lo observaban de manera crítica, y aun así no se sentía como las pesadillas que había tenido durante sus primeros años en los campos de internamiento y en batalla.
— ¿En serio? ¿Un colorata como este? ¿En qué estaba pensando? – se quejó la mujer.
— ¿Acaso no conoces a tu hija? – suspiró uno de los hombres uniformados – Hicimos todo lo posible, pero según tengo entendido, este chico nos ganó la batalla incluso antes de irse del sector ochenta y seis.
— Ciertamente, nos derrotó en todos los sentidos. – Shin reconoció la voz del otro uniformado, que hablaba mientras sonreía con semblante cansado.
— Estas sorprendentemente tranquilo. – observó el otro militar.
— Una derrota es una derrota. – el hombre de cabello más largo se encogió de hombros – Mentiría si dijera que no estoy frustrado, pero ahora no hay nada que pueda hacer al respecto. – luego miró a la mujer – No te amargues tanto, te garantizo que es un muchacho capaz.
— ¿Qué puedes garantizar tú, que moriste cargándole a Lena tus estúpidos ideales? – volvió a quejarse la mujer, aunque su semblante se suavizó un momento después – Aunque supongo que gracias a eso está con vida. – luego enderezó la espalda mientras observaba a Shin con renovaba dureza – Bueno, tengo entendido que al menos es descendiente de la antigua nobleza, más le vale tratar a Lena como la dama que es.
Luego la mujer se dio la vuelta, empezó a caminar y desapareció. Los dos soldados esperaron hasta ese momento para reír por lo bajo, luego el de cabello largo miró a Shin con semblante apesarado.
— Le causé muchos problemas y dolor a Lena, tanto al morir como después. Y aunque no quisiera entregarla a nadie, te agradezco que cuidaras de ella hasta ahora y espero que sigas haciéndolo en el futuro. – luego de decir eso, siguió el camino de la mujer.
El otro soldado también tenía algo que decirle.
— Yo no soy su padre y además fui quien la asignó a tu escuadrón esperando que se volviera igual de corrupta que el resto de nosotros y te dejara morir, así que estoy consciente de que no tienes razones para escuchar mi petición pero… por favor dale a Lena la felicidad que nunca habría conseguido dentro de nuestros muros.
Antes de irse, este hombre se quitó su gorra militar e hizo una reverencia. Para Shin, eso fue lo más extraño.
— ¡Shin! – despertó ante el llamado de Lena – Lo siento, ¿tanto te hice esperar? – preguntó con cierto tono de broma, luego lo miró con preocupación – ¿Estas cansado?.
— No, estoy bien. – se limitó a responder, aun procesando el sueño que acababa de tener. Luego miró en la dirección de la que Lena venía.
Habían aprovechado su periodo de vacaciones para entrar furtivamente a San Magnolia, buscar la antigua casa de Lena en Liberté Ét Egalité, recoger algunas cosas y visitar la tumba de su padre, donde además habían depositado pertenencias de su madre y del mejor amigo de este, quien había ejercido de figura paterna para ella.
En muchos sentidos, para Lena era difícil regresar a San Magnolia tras lo que había sucedido durante la operación de evacuación, así que no sabía cuando tendría la oportunidad de visitar la tumba de nuevo, por lo que Shin había decidido darle su espacio tras ayudarla a enterrar los objetos de su madre y su tío.
A decir verdad, Shin no se sentía particularmente cansado, o al menos no lo suficiente para quedarse dormido mientras esperaba, pero quizá su habilidad se las había arreglado de alguna forma para conectarse con lo que, según Rita, su padre llamaba "la conciencia colectiva" y le había permitido a los fantasmas vigilarlo.
Si era honesto, habría preferido ver a otras personas. Pero sabía quien era el hombre de cabello largo: el mayor enemigo al que tuvieron que enfrentarse y la última voz que desapareció cuando Frederica pudo desactivar a la Legión para siempre. También era la única voz que casi había logrado que Lena se quebrara al escucharla a través de la resonancia. Su padre, Vaclav Milize. No era demasiado difícil suponer quienes eran los otros dos.
Y aunque Shin se sentía un poco incómodo al pensar que había sido inspeccionado y aprobado —aunque no estaba muy seguro respecto a la madre—, no podía evitar sentirse contento al comprender que, aun después de morir, amaban y se preocupaban por Lena. Incluso le hacía preguntarse si su hermano y sus padres no estarían vigilándola a ella de la misma manera.
— ¿Estas seguro? – insistió Lena.
Shin sonrió y negó con la cabeza y luego miró el álbum de fotos que ella abrazaba contra su pecho.
— Cuando regresemos, ¿puedes mostrarme eso? – pidió.
Los ojos de Lena se abrieron con sorpresa, haciéndolo dolorosamente consciente de lo mucho que aun le costaba tomar la iniciativa de conocer su pasado, pero luego sonrió. Era una sonrisa que aun tenía un matiz de tristeza, de duelo por la pérdida de sus seres queridos, pero que al mismo tiempo reflejaba la felicidad que sentía al poder hablar de las personas que la habían formado e inspirado. Shin amaba esa parte de ella —al igual que todo lo demás— y esperaba poder imitarla algún día.
— ¡Por supuesto! – respondió Lena con entusiasmo.
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Confieso que en mi idea original quería hacer esto más largo y que Vaclav estuviera tan histérico como lo vimos en Operation High School XD pero bueh, la vida :'v Al menos pude sacar esta idea XD
Por cierto, mucho respeto para Vaclav y todo, pero amo la relación paternal de Lena y el tio Jerome, nunca dejaré de agradecer que hicieran las paces de algún modo T_T
Nos leemos(?)~
