N/T Nada me pertenece. Hoy os presento un nuevo relato del maravilloso escritor en lengua inglesa CypressWand. Se trata de la traducción-adaptación de 'Diagon Alley during the Summer of 1991.' Si os animáis a leerlo en su idioma original, encontraréis más de 20 relatos suyos en FFN y AO3. De lo contrario, encontraréis más traducciones de historias suyas en mi página, como el long-fic 'Severus Snape y el Arte de la Guerra.' Espero que lo disfrutéis.

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El Callejón Diagon durante el Verano de 1991

Era más fácil para ella rastrearlo siendo gata. Él siempre llevaba una vaharada de túnica con aroma a flores y el tinte agridulce de caramelos de limón a su alrededor. Una vez hubo pasado Twillfitt y Tattings, el aroma a limón se volvió más fuerte frente a una tienda llamada Gambol y Japes. "Debería haberlo sabido," pensó, y suspiró una nota aguda a través del hocico. Con el crujido de la puerta se abrió paso dentro empujando y encontró a Dumbledore inspeccionando un objeto de aspecto cuadrado de un estante, sus ojos reluciendo de deleite.

'Hola, Minerva,' dijo él una vez la sintió frotar la cabeza contra su pierna y sonrió. 'El propietario está detrás. Siéntete libre de transformarte si lo deseas.'

McGonagall crujió un pequeño ronroneo de compresión y se transformó velozmente de vuelta a su forma humana. Alisó su túnica de tartán y arregló sus gafas cuadradas en la punta de su afilada nariz. '¿Sabe siquiera dónde está el muchacho?' preguntó amargamente, sus labios afinándose al ver a Dumbledore sosteniendo un paquete de aspecto sospechoso.

'Con Hagrid, como ya sabes,' respondió Dumbledore casualmente. 'Le ajustaron las túnicas en Madame Malkin's hace un momento. Lo sé porque Hagrid es demasiado grande para entrar en la tienda, así que hablé con él brevemente mientras estaba sosteniendo un helado derritiéndose para el chico mientras esperaba a que terminara. ¿Eso te tranquiliza, Minerva?'

'Bien,' dijo McGonagall, sus labios todavía apretados. 'Pero no los vi allí cuando pasé por la tienda de camino hacia usted. ¿Está seguro–?'

'Tira de esto por mí, Minerva, ¿quieres?' Dumbledore sostuvo ante ella el paquete de aspecto sospechoso con una cuerda en cada extremo.

'Albus, éste no es buen momento para–'

'Por favor, Minerva,' la interrumpió Dumbledore con excitación infantil. 'Quizá un poco de risa te ayude a lidiar con el estrés.'

Ella resopló a través de la nariz del mismo modo que lo había hecho en su forma de Animaga y sofocó un asentimiento de comprensión. 'Mejor que haya algo bueno dentro de – ¡AAARGH!'

Las ventanas traquetearon y las paredes temblaron por el fuerte estallido que se ocasionó cuando el paquete se descompuso. Tanto Dumbledore como McGonagall cayeron de espaldas, sus sombreros volados por el impacto de la caída, y sus varitas rodando a los rincones de la habitación.

'¡Oh, por la barba de Merlín!' gritó el propietario de la tienda mientras salía corriendo de la trastienda. Era un hombre pesado con barba y bigote blancos. '¿Está bien, Director? ¿Madame? Creo que éste debe haber sido un poco demasiado fuerte. Técnicamente todavía son prototipos.'

La nariz de Dumbledore se volvió roja y comenzó a reír incontrolablemente. Un momento después, McGonagall se unió, y se permitió ser levantada en pie con ayuda del propietario de la tienda. 'No estaba esperando eso,' dijo, secándose lágrimas de risa de los ojos.

'Me alegra ver que está bien, madame,' dijo el dueño de la tienda mientras les devolvía a ambos sus varitas. 'Si ambos me disculpan, mejor tomo el resto de los estantes y encuentro una forma de hacerlos un poco más seguros de utilizar. Quizá añadir pequeños regalos dentro de ellos también…' Con la misma rapidez que había llegado, el propietario de la tienda desapareció en la trastienda de nuevo.

Con un fuerte barrido la puerta de la tienda se abrió de repente. La sombra de un hombre entró arremolinándose y cerró la puerta enseguida tras de sí, como temeroso de ser seguido.

'Severus,' dijo Dumbledore alegre, 'no esperaba verte aquí.'

'Oí un fuerte ruido,' dijo Snape con el ceño fruncido hacia las estanterías. 'Imaginé que vendría a investigar. Era la mejor excusa que tenía para alejarme de Malfoy.'

'Y yo pensaba que eras tú quien echaba un ojo a Malfoy,' dijo Dumbledore. '¿O malinterpreté eso y es Malfoy, de hecho, quien te echa un ojo a ti?'

'Eso está abierto a debate,' dijo Snape con una mofa. 'Capté un vistazo del hijo de Malfoy hablando con ese chico en Twillfitt y Tattings. Llegué a percatarme de que el muchacho ni siquiera ha sido Seleccionado todavía. Lo último que necesito es que acabe en mi propia casa.'

'Por fortuna, sus padres estuvieron ambos en Gryffindor,' dijo McGonagall, ignorando el aire de Snape de puro rencor. 'No creo que tengas mucho que temer, Severus. Albus, volviendo a lo que le pregunté, ¿sabe dónde están Hagrid y el chico ahora mismo?'

'Lo último que sé es que estaban encaminándose a Ollivander's,' dijo Dumbledore, asomándose por la ventana como si de repente esperara verlos caminando calle abajo. 'Es la única razón por la que estoy aquí, para decirte la verdad. No porque no confíe en Hagrid lo suficiente para dejarlo solo con el muchacho, sino porque el resultado determinará la forma de nuestro futuro.'

El silencio cayó entre el director y los maestros. Dumbledore retorció su varita de madera de saúco entre los dedos, sumido en pensamientos. La atmósfera ligera de hace un momento se había apagado de repente. McGonagall se había sentado en el alféizar, torciendo el cuello mientras miraba por la ventana, y Snape estaba en pie cerca detrás de ella, como concentrado en la misma cosa invisible.

El momento fue roto cuando habló Dumbledore. 'Fawkes dio dos plumas durante su vida,' dijo, su voz cubierta de un tono oscuro. 'Ambas se utilizaron en la creación de varitas. Ambas estuvieron a la venta en Ollivander's. La primera fue vendida a un chico huérfano de nombre Tom Riddle en mil novecientos treinta y ocho. Un nombre que ambos conocéis como el nombre de nacimiento del Señor Tenebroso. La segunda varita que contiene una pluma de Fawkes sigue allí. Y me pregunto…'

'Usted me dijo que una parte del Señor Tenebroso vive en su interior,' añadió Snape, su voz baja. '¿Está preguntándose si esa parte de él será lo bastante fuerte para salir?'

'Una vez una varita nos escoge,' dijo McGonagall, 'está, a menos que se rompa, unida a nosotros hasta el fin de nuestras vidas. Si esa varita escoge al chico, sabremos cuán fuerte es la presencia de Quien-Tú-Sabes realmente en su interior.'

El silencio volvió a cubrirlos y no fue roto hasta que de repente Snape gruñó al ver a Hagrid, sus brazos cargados de libros, suministros y una jaula de pájaro. Caminaba junto a un niño escuálido llamado Harry Potter, que estaba desenvolviendo su varita nueva de la caja pulcramente envuelta con ignorante deleite.

De puntillas para asegurarse de no ser visto, Ollivander caminaba cerca tras ellos, y miró dentro de la ventana de Gambol y Japes como si supiera que Dumbledore estaría allí esperando su palabra. Pálidos ojos grises se encontraron con los azules, y no fue necesario pronunciar palabras para confirmar que la predicción de Dumbledore se había vuelto cierta.

Ollivander desapareció de la vista, y Snape se volvió hacia McGonagall. 'Sus padres pueden haber sido ambos Gryffindor,' dijo con respeto, 'pero si la presencia del Señor Tenebroso es tan fuerte en su interior, puede que sea Seleccionado en mi casa después de todo.'

'Dependerá de él,' dijo Dumbledore. 'Dependerá de él qué bando escoja, y por la barba de Merlín, espero que tenga la sabiduría de su madre.'