Escrito por el cumpleaños de Hiyori, es uno de nuestros personajes favoritos y nuestro cumpleaños legal es el 08/02 así que es un auto-regalo también.
Este AU se ubica meses después de la batalla contra Aizen, cabe señalar que Shinji y Hiyori se comunican por teléfono móvil, Kisuke y Yoruichi también.
Tags: Not Canon Compliant, Character Study, Fluff and Angst, Hurt/Comfort
—¿Quieres que te acompañemos a casa? —sugiere Kisuke—, ¿o prefieres quedarte aquí con nosotros?
Hiyori niega con la cabeza, sin detenerse a notar que las coletas son más largas cuando rozan sus hombros. Ha pasado ya medio año desde que sus amigos se marcharon, intenta no pensar en ello; la ausencia de Shinji se siente como una traición.
Sí, puede que ella odie su propio cumpleaños, las fiestas y toda la parafernalia, aunque esta vez hizo la excepción porque no puede evitar sentirse sola. En realidad, no fue idea suya, sino de Kisuke, si no fuera por el hecho de que Lisa y Love no están en casa porque viajaron a la Sociedad de Almas (para celebrar el cumpleaños de Kensei, que es dos días antes que el suyo), y sus demás amigos visored se encuentran también allá, se habría quedado en su habitación todo el día. No era lo mismo escuchar sus voces por teléfono, no era lo mismo sin ellos. Bueno, tiene a su gigante amigo Hachi, al menos él no la abandonó, solo que este planea quedarse con Urahara para ponerse al día con el ex capitán y con Tessai, lo que la deja sola.
Y esta bien.
Estar sola está bien.
O quizá no lo está.
Es el primer cumpleaños en un siglo que lo pasa sin Shinji.
Y eso duele.
—¿Segura que estarás bien? —secunda Hachigen, quien por más que ha intentado reconfortarla en un día tan difícil como aquel; también está extrañado de que Shinji no la haya llamado, aún.
—Por supuesto, ¿por qué no lo estaría? —responde ella en voz alta, su pregunta es retórica, todos conocen la respuesta. Sin embargo, la joven es demasiado orgullosa para decir en voz alta que extraña a cierto capitán de cabellos dorados.
Por segundos, nadie responde. Kisuke está a punto de escribirle un mensaje de texto a Yoruichi que busque al idiota de Hirako, cuando de repente ella toma el pastel que le envolvieron y sale de la tienda.
—Gracias por la comida y eso.
La rubia odia que sientan lástima por ella y no va a quedarse a escuchar consejos que, si bien necesita, no quiere oír. Es una mujer en el cuerpo de una niña, con casi dos siglos de edad, lo que más le frustra es cuando los demás, en especial los hombres, la ven como si todavía necesitase cuidados, ¿quiénes se creían?, ¿sus niñeros? Por eso odia a Kisuke, por querer "reemplazar" el vacío que dejó Kirio —lo más cercano que tuvo a una madre—, por ser tan molesto y a la vez por ser tan buen no hermano mayor con ella.
La verdad es que lo aprecia, de una manera retorcida, extraña y disonante como todo en ella.
Después de todo, pocas personas la toleran. Lo cual es en sí mismo una razón más para odiar a humanos y shinigamis por igual. Demasiado gritona, mandona, inmadura, grosera, infantil, odiosa, Hiyori lleva la cuenta de todos los adjetivos que han usado para referirse a su persona, y muy pocos son positivos. Por mucho que diga que no le importe, siempre ha querido ser como cualquier otra chica, y, en cambio, lo que obtiene es eso; un cuerpo pequeño que apenas y llegó a la pubertad, dientes chuecos con un canino más grande de lo usual, una cara pecosa y unos ojos más parecidos a los de un gato que a los de una persona.
Sí, esa es Hiyori Sarugaki, la shinigami menos shinigami, la mujer menos mujer, la niña menos niña; la pesadilla andante de Shinji Hirako.
Arrastra sus pies mientras camina, ignora a cuanta persona se le cruza en el camino, patea las piedras que se encuentra, en días como esos solo quiere desaparecer. No hay día que odie más que ese, el recordatorio de que no importa cuantos años pasen jamás crecerá, jamás será una mujer. No, nunca será como una joven delicada como Hinamori, o una chica con el atractivo de Rangiku, no puede aspirar ni siquiera a ser igual de alta que Rukia, nada de eso puede ser para ella. Sabe que debe de dejar de hacerse ilusiones, aun así cada año rectifica si ha crecido por lo menos un mísero milímetro y el resultado es siempre el mismo.
Hiyori no reprime su frustración cuando llega a la bodega que funge como su hogar, luego de guardar la comida se va a su habitación, entonces se tira en la cama, desata su cabello, y grita. Grita tan fuerte que si no hubiera una barrera rodeando el almacén, la gente se quejaría por los alaridos, patalea tanto que su cuerpo se agita cuál si hubiese peleado arduamente. Está tan herida que quiere romperle la cara a alguien, a Shinji, al único idiota en todo el mundo que aguanta su carácter, y lo odia por eso. Lo odia tanto que a veces quiere besarlo porque no soporta ver su horrible sonrisa que le parece encantadora, abrazarlo porque no tolera que las manos de ese hombre larguirucho la hayan protegido más de una vez; lo odia tanto tanto que por él a veces quiere ser una chica como todas las demás. Lo odia tanto por hacerla sentir extraña, porque el estar enamorada le hace sentir que es patética, y sobre todo, porque no puede odiarlo.
La joven visored jamás se avergüenza de ser quien es, que Hiyori muestre su furia, es tan habitual que cualquiera que la estuviese viendo en ese momento , se preguntaría si esa chiquilla llorona es de verdad la misma que podría patearte la cara con una sandalia; lo único que le apena es que la vean llorar. A Hiyori no le gusta sentirse débil, no le gusta pensar en que meses atrás podría haber muerto y que ese día es un recuerdo de que sigue viva; debería ser un día para celebrar, no para que esté llorando a moco tendido porque el idiota de su no mejor amigo no la felicitó.
¿Por qué de todos los días, eligió no llamarla precisamente ese día en específico? Su hollow interno no pierde la oportunidad para susurrarle los más terribles escenarios donde Shinji se olvidó de llamarle porque se distrajo pasando el rato con su teniente, o que no la felicitó porque no la aprecia en lo más mínimo. Hiyori cede a esos pensamientos, y está tan inmersa en ellos que no se da cuenta del reiatsu que en ese momento está atravesando la barrera. Está tan jodidamente triste que siente que podría llorar todo el día, no, no siente, necesita hacerlo. Necesita purgar todo el dolor que lleva acumulado en décadas, la partida de Kirio, el convertirse en Visored, su experiencia cercana a la muerte, su enamoramiento fallido con Shinji... Sin embargo, que esté también la haya dejado es la gota que derrama el vaso. Esta a punto de llamarle y gritarle que no quiere volver a verlo nunca más en su vida cuando la puerta de su habitación se abre de manera abrupta.
Es él, Shinji.
El hombre jadea y se apoya en el marco de la puerta.
—No creas que lo olvidé, mocosa —dice pausadamente a causa de la fatiga.
Los ojos felinos de Hiyori se abren por la sorpresa y todos los insultos que podría haberle dicho apenas hace un momento atrás se esfuman. Le indigna como ese hombre puede hacerla cambiar de parecer en tan solo un segundo.
—¿Me extrañaste? —Shinji se acerca a ella y toma asiento en la orilla de la cama. Hiyori no le responde, en cambio, se limpia las lágrimas rápidamente—. ¿Llorabas? —busca el rostro de la joven y le aparta los cabellos.
Por un segundo, Hiyori planea decirle que no haga preguntas estúpidas, o que su estado emocional no es de su incumbencia, da un largo suspiro antes de rendirse; va a sincerarse. Deja que él bese los rastros de lágrimas en sus mejillas, que Shinji tome su dolor. Ella no sabe que Shinji odia verla llorar, que para él sus lágrimas son un castigo; Hiyori no sabe que Shinji ama verla enojada, radiante y vigorosa, llena de energía y vida, por eso se deja golpear, porque no quiere que otros hombres sean dueños de la ira de Hiyori. Y por eso la abraza, porque ella lo necesita más que él a ella.
Hiyori no sabe cuando sus brazos rodearon a Shinji ni cómo terminó recargando su cabeza en el pecho de su compañero, se siente tan natural como golpearlo, es igual de cálido y agradable que podría hacer eso más seguido. Una mano rodea su cintura y la otra da palmaditas suaves en su espalda, acariciando de vez en cuando su cabellera.
—¿Llegué tarde, no es así? —susurra Shinji en su oído. No es necesario que ella asiente, los tímidos sollozos de la joven responden en su lugar—. Tuve un día difícil, te juro que lo intenté, incluso hablé con Momo...—intenta excusarse a sabiendas de que para Hiyori ninguna de esas cosas evita el hecho que todo el día fue ignorada—. Quise venir más temprano, por eso no te llame —añade en un intento de aminorar su propia culpa—, surgieron muchas cosas y...Maldita sea, olvidé tu regalo.
De pronto y para el horror de Shinji, ella se separa, él espera el golpe y lo que obtiene es una pregunta:
—!¿Me compraste un regalo?!
Hiyori nunca ha esperado nada de Shinji, y le emociona que por primera vez en catorce décadas él haya decidido darle un regalo.
—Sí pero...
—!Calvo idiota! —Hiyori impacta su pequeña mano contra la mejilla del hombre, tan suave que él no lo siente como un golpe—. Que hayas venido...es suficiente.
Ella levanta la mirada, sus ojos siguen acuosos, las pecas resaltan más ahora que rostro está sonrojado. Otra de las cosas que Hiyori no sabe es que Shinji ama sus pecas, puede quedarse viéndola durante minutos u horas —y probablemente sería castigado violentamente por ello— y no se cansaría, hay tantas cosas que ama de Hiyori que no es capaz de ponerlo en palabras.
—¿Segura?
Hiyori ha oído esa pregunta tantas veces en el día que harta de eso, jala a Shinji de su corbata para que él quede a su altura.
«No», piensa ella«, hay algo que si quiero». Sus miradas chocan, ambos expectantes. Las manos de Hiyori tiemblan a medida que la distancia entre ellos se cierra, quiere preservar ese momento para siempre, el momento en que sus bocas apenas y se rozan, el momento en que los labios ajenos atrapan los suyos y se adueñan de su boca, el momento en que se da cuenta que todo lo que siempre quiso siempre estuvo ahí.
Aunque quizá, solo por cosas como esas, vale la pena ser joven por siempre.
Nuestro amor por Bleach y por Shinji/Hiyori revivió y llegó para quedarse. Es el primer fic en años que escribimos de ellos y estamos tan contentos con el resultado, ojalá que sea de su agrado también.
Un bello fanart nos inspiró bastante (de ツピィ en pixiv), así que esperemos que le den un vistazo a su hermoso arte.
Muchas gracias por la lectura, ya nos dicen si esto les gustó.
