Lemon del Día Riko

Tema: Escolar.

NOTA: Como no puedo dejar de hacer mi aporte del Día Riko (especialmente siendo que este Día Riko ganó mi tema), les traigo una historia que quizás será un poco cortita para lo que suelen ser mis OneShots del Día Riko. Espero compensarlo en caso de que participe en las dos SenHaku Weeks. A continuación, mi aporte.

Título del Fanfic: Película en la casa, no, no, no.

Kohaku nunca había sido la mejor alumna y, dicho sea de paso, solía siempre terminar a última hora teniendo que solicitar ayuda para cumplir con las exigencias de los exámenes finales. Normalmente, ella solía recurrir a su mejor amiga, Suika, quien nunca la desamparaba. Pero esa vez Suika había sido seleccionada para representar a la escuela en un evento internacional de neurociencias (algo que ni siquiera el director de la escuela se imaginó que existía) y, en consecuencia, había sido enviada a participar de ello en Turquía.

Así fue como la hermosa presidenta del Club de Artes Marciales había tomado la decisión que, quizás, sería la más comprometedora de su vida: había pedido a Ishigami Senku que la ayudara a estudiar durante la semana previa a los exámenes. Porque ya la misma semana de los exámenes, Suika estaría ahí y se iría a dormir en su casa desde el día en que volviera. Pero mientras su pequeña amiga era lo suficientemente buena para no necesitar estudiar con tanta anticipación, Kohaku no tenía las mismas habilidades y, dicho sea de paso, no había estudiado nada los meses antes porque había entrenado fuertemente para participar en los Nacionales de Artes Marciales.

Y volviendo a los motivos que hacían que pedirle ayuda a Senku fuese mala idea para ella, sucedía que el chico nunca hacía nada sin esperar algo a cambio. Siempre, y contra todo pronóstico, pedirle algo el súper inteligente presidente del Club de Ciencias implicaba caer ipso facto en un contrato que seguramente sería de esclavitud total. Y, ni siquiera porque Senku fuese una especie de familiar lejano de Kohaku, consideró eso como una posibilidad para ayudarla sin pedir algo a cambio.

En este caso, la prima tercera de la mamá de Kohaku, la conocida cantante Lillian Weinberg, había contraído matrimonio con el padre de Senku dos años antes, lo que había "unido" de cierta forma a las familias Ishigami y Yamada. Así, aunque la madre de Kohaku había fallecido, Lillian había considerado una excelente idea que Senku y Kohaku fuesen "amigos", lo cual al final no había resultado como su prima esperaba, porque, aunque estudiaran en la misma escuela, los mundos de ambos chicos eran diferentes. Sin embargo, lo cierto era que Senku solía aceptar las solicitudes de ayuda de su compañera, pero siempre poniendo condiciones.

Considerando todo lo anterior, era evidente que esa ocasión no sería la excepción, y más siendo que Kohaku había estado quedándose en el cuarto de huéspedes de la familia Ishigami desde el día en que había empezado a "recibir clases" con Senku. A cambio de su esfuerzo, atención y ayuda, él le había pedido que fuese a limpiar su casa por los próximos dos meses, ya que el bebé de Lillian y el padre de Senku nacería en poco tiempo y él se había comprometido a encargarse de todo para que ella no tuviera que mover ni un dedo.

Lo que nadie sabía, justamente porque ninguno de los dos padres de Senku pasaba tiempo en casa, era que, después de terminar la semana de exámenes en el instituto en el que ellos estudiaban, Kohaku había pasado a ser quien estaba ocupándose de mantener la casa completamente limpia. Y, mientras, Senku simplemente se sentaba cómodamente en el sofá de la sala con las piernas sobre la mesa a ver documentales espaciales y jugar videojuegos. Así que se iba de la escuela con él, se colocaba un conjunto cómodo, limpiaba, se bañaba y volvía a colocarse la ropa de la escuela para volver a casa.

Todos los días se repetía el mismo procedimiento, pero antes de que ella se fuese de vuelta a su casa, el presidente del Club de Ciencias le pedía quedarse un rato más para ver películas juntos. Así que, ella tomaba un baño y se sentaba junto a él en el sofá de la sala a ver películas hasta que se pasaba un poco el tiempo y llegaban Byakuya (el padre de Senku) y Lillian. Más de una vez, incluso, habían insinuado cosas al verlos arropados juntos en el sofá, cosa que había hecho sonrojarse a Kohaku. Pero tenía la ventaja de que, al estar en casa de su prima lejana, su padre no había puesto ningún inconveniente en que se quedara hasta tarde más de una vez.

Y, luego del nacimiento del bebé de Lillian, la exigencia de limpieza fue mucho peor, ya que Senku quería que la casa fuese un lugar seguro para el bebé, llegando al punto de que había hecho que Kohaku utilizara químicos extraños preparados por él para limpiar. Siempre era compensado con sentarse a ver películas antes de volver a su casa, lo que había empezado a hacerla sentir mucho más cercana a Senku, especialmente cuando se arropaban juntos para mayor comodidad.

Los días fueron pasando y, durante el último día de su esclavitud, Byakuya y Lillian habían salido y llegarían tarde porque les tocaba cita con el pediatra del pequeño Loyd. Así había sido como, tras una tarde de ardua limpieza, Kohaku había quedado completamente sola con Senku viendo películas, esta vez sabiendo que no habría nadie en casa hasta las 21:00 horas aproximadamente.

—¿Qué quieres ver hoy? —preguntó Senku, revisando las opciones de Netflix.

—No lo sé… —mencionó Kohaku, sentándose con un tazón gigante de palomitas de maíz en el sofá, mientras Senku pasaba una lista de opciones—. ¡Espera! ¡Detente ahí! —exclamó, quitándole de las manos el control al chico—. ¡Esa! Amor y Monstruos. Suika me dijo que la vio en el Blog de una de las investigadoras que sigue por internet —explicó Kohaku.

—Ah, ya veo. Hay un científico reconocido que también lo recomienda, Dr. Nph. No sé si has oído hablar de él, pero es un especialista en temas de… hormonas, amor y sexo —comentó el científico, rascándose el oído con el meñique.

—¡Oh! Suena interesante. ¡Veámosla!

—Sí, pero el enfoque es más relacionado con las cosas que las personas son capaces de hacer por amor —expuso Senku con tranquilidad—. El enfrentarse a todos sus miedos para luchar por amor y anhelar que ese amor sea correspondido. Creo que no es el tipo de película que te gustaría, normalmente prefieres las de acción, ¿no?

A Kohaku le parecía un poco raro ver una película que tenía un trasfondo romántico con Senku, pero realmente le llamaba la atención y más luego de que él dijera que este trasfondo era relacionado con "luchar por amor". Ella siempre había querido conocer a alguien que pudiera luchar por su amor y, así, sentir con total intensidad todas las cosas buenas que el amor traía consigo.

—¡Veámosla!

Se acurrucaron como siempre para ver la película, arropados sobre el sofá de la sala. En realidad, todo estaba como normalmente estaba. La película empezaba de una forma que los dejó queriendo saber lo que seguía a continuación, y el punto en el que el chico empezaba a cuestionarse cosas sobre el amor y sobre lo solo que se sentía hizo que Kohaku empezara también a cuestionarse lo que ella estaba dispuesta a hacer por amor.

Mientras sus cavilaciones se mezclaban con lo que estaba aconteciendo en la película, empezó a sentir más cerca de lo común la mano de Senku. Pensó en que quizás había perdido el control remoto o algo así y tanteaba el sofá para buscarlo, pero, en lugar de eso, el chico de repente colocó un dedo sobre el dorso de su mano y empezó a pasarlo suavemente. Eso hizo estremecer a Kohaku, quien por primera vez experimentaba tal cercanía con su compañero de clases.

Su cuerpo se movió involuntariamente cuando a ese dedo de unió otro y luego ambos dedos empezaron a subir por su antebrazo, haciéndola temblar ligeramente. Era demasiado placentera esa sensación, algo que nunca había sentido anteriormente. Involuntariamente, de su boca salió una especie de gemido cuando esos dedos llegaron a su hombro y la mano de Senku se trasladó hacia su espalda, pasando sugerentemente por su cuello.

—¡Vaya, leona…! Confirmas mi teoría de que eres bastante sensible —expresó él, haciéndola voltearse a verlo y desviar su mirada de la película.

Él la miró con una sonrisa maniática, que generalmente sólo se la había visto cuando él estaba a punto de preparar un experimento importante. En ese momento Kohaku sintió su cuerpo estremecerse y algo muy parecido a "electricidad" recorrió su espalda desde donde estaba la mano de Senku hacia la parte baja, llegando a percibirlo a nivel del cóccix.

—No me llames leona —reclamó, a duras penas, pues esta vez la mano de Senku se había enfocado en acariciar su nuca, haciéndola estremecerse y sentir un ligero calor que descendía por su vientre.

—¿Sabes, leona? Creo que quiero seguir ayudándote a estudiar el resto del año, sería… interesante. Lo tomaré como mi nuevo "proyecto". —Mientras decía cada palabra, las manos de Senku iban descendiendo por la espalda de la chica, haciéndola sentir de una forma que nunca antes había experimentado. Su espalda parecía realmente emitir electricidad al resto de su cuerpo y ella se mordía los labios, luchando por no emitir ningún sonido.

Una parte de ella se empezó a dar cuenta de las posibles intenciones que tenía el joven científico, pero otra parte no era capaz de frenarlo en ese momento. Si lo frenaba, probablemente él no volvería a tocarla, ni ayudarla en la escuela y mucho menos querría interactuar con ella. Pero si no lo frenaba, probablemente terminaría dándole su virginidad y ella no sentía nada por él en el ámbito romántico.

"¡Oh, mierda! Debería detenerlo" —pensaba Kohaku mientras sentía la mano de Senku llegar a la parte donde terminaba la camisa de su uniforme escolar y empezaba la falda.

—No sé qué opinas. Pero te aseguro que mejorarás mucho tus notas, y también podría ser un interesante experimento para ti —dijo mientras acariciaba esa parte baja de la espalda, haciendo que para ella fuese imposible reprimir un gemido, y él se acercó al cuello de ella, percibió cómo la olía y esto la estremeció y estimuló mucho más—. Me encanta lo sensible que eres, leona —susurró directo en su oído, con su voz ronca que logró despertar su lado más hormonal.

—Senku… —susurró ella también, entre gemidos—. No me llames leona —lo regañó, pero parecía realmente no querer enfrentarse al tan odiado apodo que él solía decierle. Kohaku no se atrevía a moverse porque las caricias le encantaban—. Me dejaré llevar por la curiosidad, pero te advierto que esto no debería pasar, somos casi primos —accedió a ser parte del "experimento" (como él lo había llamado) y en ese momento lo miró fijamente y él puso una sonrisa ladina.

La mano que tocaba su espalda levantó suavemente su camisa, rozando la piel con tal suavidad, que Kohaku arqueó su espalda casi enloquecida. Él tenía las manos ásperas por todas las cosas que manipulaba en su laboratorio a diario, pero en su piel se sentían como un detonante para más placer. La mano se adentró por su camisa y recorrió toda la espalda con una lentitud surreal, que empezó a desesperar a la chica y hacer sentir como crecía el calor en su entrepierna.

La cabeza del chico, que estaba recostada en su hombro, se viró y sus labios se pegaron del cuello de ella, quien gimió un poco más alto y luego se intentó tapar la boca con las manos.

—Niña mala —la reprendió él—. No debes callarte. Tendré que castigarte —informó mientras su boca iba trazando un camino por su cuello hacia arriba y procedió a lamer detrás de la oreja con suavidad. Ella gimió más fuerte.

—Senku… me estás torturando, ¿cierto? —se quejó ella, casi entre gemidos, pero en ese momento la mano pasó a soltar su sujetador de una forma tan hábil que le hizo pensar a Kohaku en las experiencias anteriores que pudiera haber tenido, todo esto contra la nula experiencia que ella tenía, ya que ni siquiera había dado un beso alguna vez.

—Tenía muchas ganas de hacer esto hace días, Kohaku —esta vez la llamó por su nombre y ella se estremeció. Incluso, si en ese momento Senku la hubiera llamado "leona", ella no se habría quejado en lo más mínimo.

Nuevamente la mano en la espalda de la chica se movió y trazó un delicado camino que rodeaba su espalda completamente, hasta llegar a su pecho izquierdo, en donde acarició el surco inferior e hizo más estragos en su cuerpo.

Kohaku no sabía lo que estaba haciendo, pero la desesperación pudo más que ella misma, haciéndola voltearse en ese momento para darle un beso a Senku. Este beso fue inicialmente bastante torpe y parecía que ambos estaban un poco confundidos sobre qué hacer, pero luego de adaptarse el uno al otro y comprender mejor sus deseos, la intensidad del beso subió, llegando al punto de que la lengua de Senku estuviera dentro de la boca de Kohaku al poco tiempo, explorando, jugando con su lengua y haciéndola sentir un cosquilleo en sus genitales. Y fue ese mismo cosquilleo que la indujo a acomodarse sobre el chico, sentándose a horcajadas para conseguir fricción.

Él se separó por un momento.

—¿Quién iba a imaginar que tendría a una sexy leona, campeona de artes marciales, sentada sobre mí de esta forma el día de hoy? Hoy tuve suerte —comentó con arrogancia mientras llevaba sus manos a los pechos de Kohaku con total desparpajo.

Ella iba a reclamar diciendo que "no era una leona", pero su reclamo fue completamente callado cuando las mano de Senku presionaron sus pechos, sacándole un gemido que fue incapaz de reprimir, justamente por lo sorpresiva de la acción. En respuesta, empezó a moverse mucho más sobre él, buscando mayor fricción en esa área tan necesitada de su cuerpo.

"Maldita sea, no puedo contenerme. ¿No podían despertarse en otro momento mis hormonas?" —pensaba mientras se frotaba contra el cuerpo de su compañero de clases.

—Quisiera quitarte toda la ropa en este momento, leona, pero, sinceramente, el uniforme de nuestra escuela te hace ver mucho más deliciosa.

En lugar de seguir tocando por encima de la ropa, Senku llevó sus manos por dentro de la camisa, subiendo hasta los pechos para tocarlos de forma más directa. El sujetador, que ya ni siquiera cumplía su función, fue desplazado por las manos del científico, quien con destreza acarició cada milímetro de piel, para luego hacer énfasis en sus caricias a nivel de los pezones, en donde no sólo jugueteó, sino que además presionó ligeramente, intensificando el estímulo y provocando, si eso era posible, que el calor del cuerpo de Kohaku llegara a niveles que ella misma nunca habría imaginado.

Su mente ya había perdido total cordura ante cada caricia y sólo anhelaba deshacerse se las piezas que impedían que sus cuerpos terminaran de unirse. Sí, lo necesitaba. ¡Al diablo con la pureza o con esperar a conseguir pareja para dejarse llevar! Ella quería sentir lo que Senku tenía para darle. Rápidamente, y en un ágil movimiento, se separó de él y le bajó el pantalón, dejándolo con una mirada sorprendida, probablemente porque no esperaba ese atrevimiento de su parte. Y ella tampoco imaginó que se toparía con el enorme miembro del chico, que la hizo sentir como si un ligero temor se apoderara de ella. ¿Cabría tal bestia en su interior?

"¡Ja! ¿Desde cuándo soy una cobarde?" —se recriminó mentalmente, antes de quitarse ella su ropa interior, aun con la falda sobre ella.

Alineó su sexo con el de Senku y descendió sin pensárselo dos veces, ¿miedo? Eso no estaba dentro del vocabulario de la presidenta del Club de Artes Marciales. Sintió dolor, sí, pero decidió que tenía que mantener su fortaleza ante el chico que había creído, ilusamente, que podría dominarla sólo por aprovecharse de lo sensible que era su cuerpo, y ella estaba decidida a demostrar su superioridad.

Inició un movimiento de caderas que permitiera incrementar el roce de toda su región genital con la de él y vio como él también empezaba a demostrar estragos en su mirada, parecía querer negar su excitación, pero las ligeras muecas hicieron que Kohaku se sintiera mucho más inspirada. El vaivén de las caderas emulaba unas técnicas de danza del vientre que había aprendido con su hermana, mientras que intentaba que cada fibra de su ser sintiera la intensidad con la que sus cuerpos chocaban.

Instintivamente, se levantó la camisa y empezó a acariciar sus pechos, sin dejar de moverse y ante la atenta mirada de Senku, quien reflejaba en su mirada una gran lujuria ante tal acción de la rubia. Y esa mirada la hizo sentir mucho más excitada. Presionaba sus pezones mientras continuaba con el vaivén de caderas, con más, y más intensidad. Gemía desesperada mientras su cuerpo parecía estar vibrando cada vez más. Sentía su entrepierna llena de humedad cubriendo el enorme pene del chico. El dolor se había ido y el placer era enorme.

Gimió mucho más, y empezó a sentir cómo sus paredes vaginales se expandían y contraían alrededor del miembro de Senku. No estaba segura de qué era esa sensación, nunca había experimentado algo tan placentero y tampoco pensó que esa tarde de películas con él se convertiría en su primera vez experimentando el sexo, que, dicho sea de paso, era mucho más placentero de lo que alguna vez imaginó.

Su cuerpo estaba muy caliente, sus pechos requerían más atención. Gemía desesperada ante lo que estaba experimentando, no quería que terminara, pero sentía cómo si estuviera al borde de la desesperación. Y lo desesperante la había llevado a querer moverse con más velocidad, buscando más fricción, percibiendo cómo sus fluidos vaginales empapaban sus piernas y cómo estaban chorreando por el cuerpo de Senku.

—Senku… ah… me encanta esto… ah —gimió con desesperación.

La fricción la llevó finalmente al punto exacto en el que su cuerpo se contrajo fuertemente y las paredes vaginales ejercieron una mayor presión sobre el pene del chico. Kohaku estaba completamente extasiada y se dejó caer sobre él, quien rápidamente salió de ella y la apartó, justo a tiempo para dejar salir su semen sobre la mesa de la sala.

—¡Mierda! ¡Que desastre!

—Eso… fue… ¡genial! —exclamó Kohaku, con la mirada perdida y sintiendo que estaba totalmente embobada—. ¡Que se repita!

Senku volteó a verla y le sonrió con una sonrisa ladina.

—Todas las veces que quieras, leona —dijo finalmente.

Y era cierto. Pues nadie se habría imaginado que el presidente del Club de Ciencias y la presidenta del Club de Artes Marciales habían transformado su relación de "primos lejanos" a una de "amigos con derecho".

Pero ese era un secreto que guardarían Senku y Kohaku hasta el final. Porque sólo ellos sabían lo genial que era ver películas en Netflix a plena tarde… en una casa sola… y porque las películas en casa podían llegar a ser la mejor excusa para entregarse completamente al placer.

Holis. Como saben, con lo de mi historia original para los Wattys, estoy un poco atareada y por eso no me he podido poner al día y tampoco he podido terminar la TsukaMina Week. Pero bueno, poco a poco, lo importante es concluir las cosas y llenar a nuestro hermoso fandom de contenido.

Disculpen por todas las cosas con las que me he retrasado, pero prometo compensarlos. Y muchas gracias por seguirme leyendo.

Si Marisol lee este fanfic, espero que sepa que pronto, apenas pueda, prometo complacerla con "Un Millón como Tú". Gracias, Marisol, eres un sol, definitivamente.

Recuerden que los personajes de Dr. Stone no son míos, sólo los uso para fine recreacionales y para escribir estas historias que sí son mías.

Los quiero muchísimo y espero que puedan seguirme leyendo.