El carrusel del abismo
Disclaimer: Los personajes de Adachi to Shimamura pertenecen a su autor
Disclaimer 2: La portada de esta historia pertenece a su respectivo autor
[AU]: Sakura Adachi empieza la preparatoria aislada de los demás estudiantes y completamente desanimada. Su deseo de pasar desapercibida a pesar de sus altas calificaciones la hace destacar, muy para su desgracia. Pero todo cambia cuando conoce a Hougetsu Shimamura, la primera chica que le tiende la mano y la invita a subir a un carrusel hacia lo desconocido
Y… Parece que mi año se resume… en que escribo una vez al año. Y cada vez que regreso es con algo diferente y me debería de dar vergüenza y todo lo demás. Honestamente no tengo energía para disculparme, ni para nada en general. Si estoy haciendo esto es porque a fin de cuentas creo que mi primera razón para celebrar en meses es que hoy cumplo cuatro años de haber empezado a escribir. Tengo historias que probablemente debería de terminar, pero también tengo la necesidad de escribir algo que me dé la ilusión de la niña de trece años que quería hacer una precuela para su anime favorito. Ya no soy esa niña, y ya no tengo anime favorito. De hecho, si somos exactos ya no tengo nada favorito y por eso escribiré este lo que sea, en el que Adachi se convertirá en mí, y le daré lo que quiere, esperando darme con esto lo que yo quiero.
Como me dijeron hace unos años, tengo los pies en la tierra y mi cabeza en las nubes; quiero crear mi universo, pero no tengo el valor para abandonar el conocido. Será AU por eso mismo; haré que Adachi sea menos irresponsable, y cambiaré algunas cosas en ella y en Shimamura para crear algo que me guste y que espero les guste.
Después de esto, y porque hay cosas que simplemente no puedo cambiar, les agradezco de por sí que lean, espero que disfruten este viaje al que a todos los invito, y nos vemos más abajo para un poco más de verborrea.
Capítulo 1 "Mi nombre es Adachi Sakura"
Nunca fui entusiasta por los primeros días de clases. Presentarse era tedioso, insípido y simplemente todo era tan mecanizado que nunca había nadie que dijera algo real de sí mismo. Era como un ritual no dicho en el que cada quien presentaba lo más superficial de sí, sin oportunidad de que las personas se conocieran realmente, y aun cuando en un poblado pequeño, algunos de los estudiantes ya habían coincidido en la escuela secundaria, los profesores sentían, casi por inercia, la necesidad de presentarse y presentar a todos. Así fue todo el primer día, y no tardé en aburrirme de aquella dinámica.
Los lugares no estaban asignados, y yo, la nueva, me senté en la fila más cercana a la ventana, ni hasta adelante ni tan atrás. La segunda desde la banca en la primera fila. Naturalmente, nadie se sentó en frente de mí, y lo entendía. Yo tampoco era entusiasta de estar en la fila más cercana al escritorio por la atención que recibiría, pero el resto del salón tenía mesas en parejas. No. Simplemente eso no me gustaba. Y no era sólo por ser la nueva; simplemente prefería estar sola. Así había sido siempre, y es como me sentía cómoda. Sin preocuparme por todos los percances que vienen asociados a las interacciones sociales. Una compañera de mesa sería una interacción constante el resto del semestre, y algo no estaba bien en eso.
Las presentaciones fueron por orden alfabético, porque así era como la profesora tenía registrada la lista. Lo más sorprendente de eso había sido que no fuera la primera en pasar. Con un apellido como Adachi siempre lo había sido, pero esta vez había un Abe que me daría el privilegio de ser el segundo lugar. A mi lado había una mesa con dos chicas que cuchicheaban, pero se detuvieron en cuanto Abe se puso de pie para presentarse. Dejé de poner atención cuando dijo que le gustaba escuchar música. "Menos original imposible" pensé para mis adentros. Por esta clase de cosas era que odiaba las presentaciones. "Haciendo un conteo rápido somos treinta. Puedo asegurar que por lo menos veinte dirán esta misma chorrada" aseguré sabiendo que las probabilidades estaban de mi lado. "Por cosas como estas no tienes amigos" dijo una voz dentro de mi cabeza que callé de inmediato.
—Mi nombre es Adachi Sakura, tengo 14 años, antes vivía en Kanto y estudié la escuela secundaria allá, no tengo ningún gusto en particular, y creo que es todo —dije antes de deslizarme de nuevo hacia mi asiento. Me sentía vista, y al sentirme vista me sentí juzgada. Me calmé casi de inmediato. No había sido la primera, así que me quedaría con el hecho de que a todos se les olvidaría. Era como lo de la música, las probabilidades estaban de mi lado.
La profesora, esperando más, en un principio no pareció muy convencida por mi cortante introducción, pero asintió con amabilidad y pasó al siguiente apellido: Akiyama, en una mesa del fondo sentado con otro chico alto. No puse mucha atención, sólo tomé una hoja en blanco y empecé a trazar una pequeña línea por cada uno de los compañeros que corroboraba mi hipótesis inicial.
Después de los primeros cinco, llamó mi atención que hasta ahora los demás tenían quince o dieciséis años. Esperaba ser de las más jóvenes del curso, como siempre, pero esto era exagerado. La profesora llamó a una chica que resultó ser la que estaba al lado de mí. Era bajita y tenía los ojos grandes.
—Hino Akira para ustedes —dijo enérgicamente; por lo menos su saludo había sido diferente al de las últimas cinco personas —. Me gusta pescar y espero que a muchos de ustedes igual les guste, porque es una actividad maravillosa. —Nunca en mi vida había escuchado de alguien a quien le gustara pescar con tanta pasión, pero me sorprendió más que esta fuera la primera que no me dejaba poner una tacha. Torcí cómo pude una mueca y dejé de ponerle atención. Después de un rato, la profesora la detuvo con una sonrisa, contando ella misma una experiencia pescando en el estanque de la provincia. Después pasó a la siguiente.
Miré a través de la ventana, y la panorámica no me ofrecía un ambiente menos aburrido que el del aula. Era temprano, el sol apenas salía, y yo habría preferido comenzar directo a aprender cosas. Chasqué los dedos dos veces y después volví a la realidad a ver qué es lo que ofrecía el salón. Otra raya.
Entre atenciones fugaces y trazos descuidados transcurrieron como quince más, hasta que la profesora volvió a tomar mi atención.
—Shimamura Hoegetsu —dijo, a lo que después añadió —. Qué lindo apellido, como la marca de ropa Shimamura Co.
—Es Hougetsu, profesora —dijo de forma cortés una chica que estaba en la primera fila, pero del otro lado del salón, frente a la puerta. Tenía el pelo algo claro; no era tan exagerado, pero sí lo suficiente para notar que era a causa de un tinte. Tenía una fina y bien cuidada capa de maquillaje, y estaba sentada junto a una de las pocas chicas que todavía no pasaba. Llamó mi atención que la profesora se equivocara al leer, y contuve las ganas de soltar una mueca de risa. Todavía se había atrevido a soltar lo de la marca de ropa. Me compadecí. Con un nombre raro y un apellido popular, la vida de esa chica no debía ser algo fácil. Lo olvidé, al igual que a ella, cuando se convirtió en otro motivo para trazar una línea. Y con ella se cumplían las veinte líneas que me había propuesto. "Adachi, te debes algo bueno de beber para la hora de la comida" me dije para mis adentros con un fingido aire altivo por la victoria en la apuesta imaginaria.
Llegó la última, que, aunque vaga, me dio otra sorpresa. Su cabello era azul, brillaba y soltaba chispas. Tenía la apariencia de una niña pequeña, pero nadie parecía notarlo o a nadie parecía importarle.
—¡Aquí Yashiro Chikama! —exclamó con fuerza y animosidad, poniéndose de pie —Tengo 15 años terrícolas y es un gusto conocerlos a todos — "Espera, ¿dijo terrícolas? Sólo con eso su introducción valió la pena. —Amo comer y por eso como mucho, y dormir también es muy lindo. Vine a la escuela porque sé que hay una hora de la comida y que aquí venden cosas deliciosas y porque sé que aquí se aprende mucho…
Continuó hablando más desenfrenadamente que la chica que pescaba. Ni siquiera le di la importancia a no haber puesto la marca número veintiséis. Sólo había de dos: o era un serio caso de chuunibyou, o estaba más loca que una cabra. En cualquiera de los dos escenarios compadecía a quien sea que fuera su compañero de banca. La profesora, tratando de mantener la compostura y de tener paciencia, asintió, y se sentó, habiendo terminado con la lista. "Sí profesora, yo también estoy que me muero de aburrimiento" pensé para mis adentros, deseosa de hacer literalmente cualquier otra cosa.
Y comenzaron las famosas (y no por eso menos repulsivas) "actividades de integración", en las que los únicos integrados eran los que tenían facilidad de palabra o los que ya se conocían desde antes. Suspiré. "Definitivamente no soy yo. Por lo menos la loca está del otro lado del salón, así que las probabilidades de terminar cruzándome con ellas son bajas". Esa apuesta no la gané. El largo e innecesariamente introductorio primer día de clases no terminó por generarme entusiasmo.
Fin del capítulo
Y… ¿Es corto? Sí, es corto. ¿Puedo escribir más? No, no puedo. Me siento mal. Me siento robada y muy dolida. Cometieron un crimen contra mí, y de todo el daño que me hicieron, lo que más me dolió fue que me robaran mis palabras. Esto ha sido una labor titánica para mí, y, aunque he procurado desarrollar mi técnica, sé que está lejos de ser perfecta. Soy más exigente que la niña de trece años que lo único que quería era liberar sus ideas y ser feliz leyendo comentarios lindos, sí. Me han dicho miserable, y creo que me lo empiezo a creer.
Muy bien, si alguien llegó hasta aquí, le agradezco haber leído esta, aunque breve, humilde historia que quiero traer para ustedes. Es breve ahorita, sí. No tiene la ambición que tenían mis historias anteriores, no. Pero de hecho esta es mi historia. Me voy. Acabo de terminar la preparatoria, y puedo decir con certeza que ha sido, desde la época justo antes de que empezara a publicar aquí, el peor momento de mi vida. Pasé por varios intentos de cosas que no se deben intentar, es más probable que AdaShima tenga una segunda temporada a que recupere mi dignidad, fui mención honorífica con excelencia académica y me condecoraron cada momento que estuve ahí (lo cual fue lindo, pero tiene sus matices) y en general pasé por varias cosas por las que espero nadie tenga que pasar.
Pensé y pensé mucho rato que era lo que quería hacer con esta historia. Por un momento pensé en usar a Kanade, Mafuyu y Ena de Project Sekai para escribir una versión más cruda de esta misma historia. Por otro lado, pensé en usar a NicoRinPana para escribir una historia que en cambio me diera esperanza. Incluso pensé en escribir algo loquísimo usando Genshin Impact (que he empezado a jugar recientemente y ya se me ha hecho un vicio). Al final me decanté por AdaShima, porque era más fácil adaptar el universo para convertirlo en lo que yo quería que Prosekai, donde habría tenido que adaptar muchas cosas (como que, lamentablemente, es muy poco realista que alguien pueda permanecer meses sin salir de casa ._.). Quiero escribir con esto algo bonito, que me dé lo que yo quiero, y que, si es posible, me encamine a recuperar las palabras.
Hoy es un día en el que celebro. Hace cuatro años, empecé con esta aventura; y hoy, celebro que quiero que vuelva a iniciar. No prometo ser constante, porque necesito coraje y entusiasmo para motivarme a seguir escribiendo. Pero mientras una sola persona me lea y haya llegado hasta aquí, yo me esforzaré por acumular energía y escribir las aventuras de este par tan peculiar.
Ahora, hablando menos de mí, ¿qué les ha parecido este capítulo? Es demasiado simple, diría yo. Es sólo una introducción como las que Adachi tanto odia, creo yo. Pero está pensado para que conozcan (y tal vez para que yo conozca) a Adachi, que ya es ligeramente diferente a su contraparte del anime. Aunque creo que la Adachi del anime pensaría lo mismo de las introducciones que la Adachi de aquí, y resulta que yo pienso igual que ella. Las introducciones en el colegio son un chiste (paréntesis con todo el afán de serlo; a la vez me sirve de berrinche porque me toca una muy pronto en la universidad, a la que, por cierto, también voy a entrar siendo ligeramente más chica que la media). Sin embargo, leer lo que piensa una persona, sus reacciones y sus acciones ante estas situaciones son lo que verdaderamente le da sazón a este capítulo, en el que podemos batirnos un poco de la esencia de Adachi (nota aparte, por si alguien lee que no sea del fandom de AdaShima, Adachi es el apellido. No estaba acostumbrada a esto, pero creo que es un poco más realista que en Japón la gente se dirija entre sí por el apellido y no por el nombre como hacen los personajes de Love Live, nuevamente, nota aparte dentro de la nota aparte, escribo en el fandom de Love Live, por eso la comparación)
Y muy bien, espero leer sus comentarios antes de que pasen milenios (que espero sean sólo semanas) para el siguiente capítulo. Es un honor que cualquier lector haya llegado hasta aquí para acompañarme. Yo soy Aramaru, espero que hayan disfrutado de esta excusa de palabrería con un poco de historia, y nos leemos en el siguiente capítulo. ¡Oyasuminassan!
