Pokémon, pertenece a Nintendo.

Pokémon Sol y Luna.

(Harem de Fem-Ash: May, Lulú y Lillie)

01: Sexta Generación. Sexto Reinicio.

Arceus vio, que, a pesar de más de cinco reinicios, Ash Ketchum, incluso como un maestro Pokémon, y después de ganar su primer torneo.

En su interior, ese niño era infeliz.

Se sentía profundamente vacío.

Arceus decidió entonces, reiniciar una vez más la historia. Pero en esta ocasión, sin que Pikachu, fuera el compañero principal de Ash Ketchum.

Sí, era una grandioso compañero y amigo, para el joven, pero esta vez, viendo más atentamente lo que sería el sexto reinicio...

El dios Pokemon, decidió hacerlo todo distinto, con tal de que Ash pudiera salir adelante.

-/-/-/Alola/-/-/-

Ashley Senf, una niña de cabello negro y ojos azules, quien muy recientemente, llegó para vivir junto a su madre, en la isla Menemene, debido al nuevo trabajo de sus padres, comenzó a despertar. Escuchó golpes en la puerta. — ¡Ashley Senf-Ketchum, ya es tiempo de que te levantes! —gritó su madre. Escuchando un grito en el interior, la mujer abrió la puerta, y encontró a su hija en el suelo, enredada con las sabanas. La mujer suspiró, y auxilió a su hija a ponerse de pie. —Levántate cariño. —Decía la mujer sonriente, feliz y muy orgullosa de su hija. La chica se levantó del suelo, y asintió. —Y vete a bañar, yo sacaré tu ropa. Después de todo, hoy es tu gran día, de ingreso en la Escuela Pokémon.

— ¡Sí, mamá! —dijo la niña, mientras entraba al baño, para asearse. Al salir, encontró una camiseta azul con blanco, y un símbolo amarillo en el pecho. Se colocó su sostén deportivo, y encima la camiseta. Tomó el pantalón de lycra blanco, encima, se puso una falda azul. — ¡Perfecto! —se dijo a sí misma la niña, admirándose en el espejo. —Mamá si vio el conjunto que elegí, para usar el día de hoy.

Agarró su mochila, y fue hacía las escaleras. Comenzaba a bajarlas, cuando una voz misteriosa, poderosa, imponente y masculina, habló en el fondo de su cabeza. —Esta aventura, será muy diferente a todas las anteriores. —Se detuvo confundida. La voz de su padre, no era tan... majestuosa, ni tan... potente. ¿Quién habló, entonces? Suspirando, creyendo que estaba escuchando cosas, bajó las escaleras, y se acercó a su madre.

—Buenos días, Ashley —saludó la mujer.

—Buenos días, mamá —saludó la pelinegra sonriente.

—El transporte llegará pronto, para llevarte hasta la escuela —dijo Delia. Ashley asintió, y comió. —Tu padre intentó conectarse por videoconferencia, pero... —la mujer suspiró, sin poder creer, el tipo de esposo que tenía. Su esposo era alguien de una familia rica, y él siguió al frente de Rocket Corp., cuando le llegó el momento. Pero ahora, estaba casi todo el tiempo, viajando de un lado a otro.

—Sí. Papá conoce al director Gabriel Oak. —Recordó ella. Pensar en su padre, hizo que una gota de pena, bajara por su cabeza. — ¿Intentó conectarse, no funcionó el audio y rompió la computadora?

—La imagen no funcionó, y aventó la computadora por la ventana —dijo Delia, mientras que madre e hija, suspiraban. En eso, un correo electrónico llegó. —Es de tu padre, y dice: «Delia, Ashley, intenté conectarme por videoconferencia, pero la computadora no funcionaba (mi secretaría, Monique, decía que no sé usarla, pero obviamente no servía porque no las escuchaba a ustedes). Ashley comienza hoy, en la Academia Pokémon de Melemele y estoy muy orgulloso. Por favor, entrégale el paquete que le mandé, le será muy útil y espero que tenga un poderoso Pokémon. Recuerden mandarme fotos, por favor. ATTE.: Giovanni Senf»

Casi una hora después, Delia acompañó a su hija, hasta un taxi Pokémon, tirado por un Rapidash de Galar. Un unicornio blanco, con melena de fuego multicolor y un cuerno negro en la frente. La niña miraba maravillada al Pokémon, hasta que llegaron al Centro de Crianza Pokémon, donde vieron a varios niños reunidos.

Y ante todos ellos, a una adulta de contextura delgada, de piel morena, cabello blanco con una diadema verde en la parte de atrás, ojos amarillos. Vestía con una blusa gris sin mangas, en la cintura llevaba amarrada una chaqueta negra con detalles naranjas, unos leggins deportivos negros y sandalias con plantas verdes. —Hola a todos. Supongo que ustedes, son de la Academia Pokémon, ¿verdad? —preguntó al aire. —Por favor, enséñenme sus identificaciones. —Ashley era la única confundida, pues ella carecía de una identificación, pero su madre la sacó de su bolso, y la entregó a su hija, quien la levantó en alto, junto a los otros alumnos. La mujer asintió, y comenzó a llamarlos, uno por uno. — (...) Ketchum, Ashley.

— ¡Soy yo! —dijo la niña sonriente, caminando hacia el frente. La mujer, le entregaría entonces, un huevo en una incubadora.

— ¡Lokam, May! —llamó la mujer. Una niña de piel blanca rosada, ojos azules, pelo castaño con dos grandes mechones que salen de los lados de la cabeza. Su característica más reconocible, era que llevaba un pañuelo con una Poké-Bola en la cabeza.

— ¡Muzar, Lillie! —llamó. Ese llamado, fue respondido, por una niña con ojos verdes y cabello rubio largo, con dos trenzas. Que lleva un gran sombrero blanco, con una cinta azul alrededor de él y un vestido blanco con contornos transparentes, un par de calcetines largos y zapatos blancos.

Otros niños pasaron al frente, recibiendo todos ellos, un huevo Pokémon, en una incubadora. —Las reglas para la Academia Pokémon, sin simples, niños —dijo la profesora Pimpinela, atrayendo la atención de todos. —El vínculo con sus Pokémon SIEMPRE, y en todo momento, será lo más importante. La amistad y cooperación entre el entrenador y el Pokémon. No son criaturas de combate, quienes nos traerán la fama y la gloria, a través de la brutalización. Por encima de todo... —llevó sus manos a su pecho y cerró los ojos, mientras seguía hablando... con mucho sentimiento —son nuestros amigos, más cercanos. Casi, como hijos, pues nosotros los criaremos y creceremos con ellos, en los concursos y batallas Pokémon. El huevo eclosionará, cuando sea su momento. Así que no se preocupen, pero debo decir, que están prácticamente listos para hacerlo, así que, en cualquier momento, podrían abrirse. Y ellos deben de viajar con ustedes, en todo momento —Varios adultos aparecieron, con unas correas al cuello, y a la altura de la cintura, las correas estaban atadas a unas cajas, con cosas dentro, que fueron entregando a cada futuro alumno de la academia. —Aquí tienen, seis Pokebolas ordinarias; dos Buceobolas, las cuales aumentan las posibilidades de capturar al Pokémon si se utiliza bajo el agua y dos Sanabolas: cuya función principal, es la de curar completamente al Pokémon una vez capturado. También, les hemos entregado una Pokédex: tableta electrónica roja y desplegable. Al ser encendida, contará con un fondo de pantalla azul claro, las características del Pokémon aparecen en la parte superior y los Pokémon encontrados en la inferior. —Explicó. El paquete que les entregamos, junto con las Pokebolas y la Pokédex, cuenta también con una bolsa de alimentos Pokémon. Espero que estén listos para los retos por venir, en la Academia Pokémon.

—Entonces, nuestro Pokémon inicial, saldrá de estos huevos, ¿eh? —dijo una chica rubia. Quien se encontró, con las miradas de nuestra protagonista y una chica con una pañoleta en la cabeza. —Soy Lillie. Lillie Muzar, es un placer.

—El placer es nuestro —dijeron ambas niñas, al mismo tiempo. Ashley hizo un gesto.

—Soy May Lokam. Viví en Petalia, gran parte de mi infancia, pero mi padre me consiguió una beca, a través de un duelo Pokémon —dijo May sonriente. —Espero, que seamos grandes amigas.

—Soy Ashley Senf, es un placer conocerlas —dijo nuestra protagonista.

— ¿Senf? —preguntó May, sorprendida. — ¿Cómo Giovanni Senf, el creador de Rocket Corp.?

—Sí, esa misma —gruñó Ashley, ahora sintiéndose mortificada. Y sus nuevas conocidas, se dieron cuenta por su cara. Suspiró cansada. —Todo lugar al cual voy de vacaciones, todos me conocen como la hija de Giovanny Senf. Solo quiero ser yo misma. Solo quiero ser Ashley, la entrenadora Pokémon —Cerró los ojos enfadada. — ¡No puede ser tan difícil, ¿o sí?!

—Perdón por eso —dijeron May y Lillie, retrocediendo bastante, debido al enfado explosivo de la chica. —Espero, podamos ser amigas. —Ashley asintió, mientras se retiraba con su huevo.

— ¿Quién saldrá de aquí? —se preguntó Ashley sonriente y expectante.