Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestados a los personajes para fines de esta historia.

~Durmiendo con el enemigo.~

(Día 1. Mafia AU)

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— ¡Dos botellas más! —Ryusui exclamó exaltado, levantando en el proceso una botella vacía de vino al aire para hacer énfasis en su petición—. O mejor tres… no importa cuántas sean ¡yo pago, maldita sea! —ahora gritó con grandilocuencia.

Y era verdad, a Ryusui Nanami poco podría importarle una absurda suma de unos cientos de yenes o incluso dólares despilfarrados de su bolsillo, al menos no cuando la situación lo ameritaba.

—Baja la voz Ryusui-chan. —Gen negó un par de veces en desaprobación mientras se llevaba a la boca un sorbo del caro manjar.

Por supuesto que no se quejaría del todo ya que Nanami era quién pagaba el festín de esa noche, pero ciertamente se notaba que los niveles de alcohol en su sangre comenzaron a causar estragos haciendo que su enérgica personalidad acrecentara.

Ryusui se dejó caer en el mullido asiento del elegante cubículo que compartía no sólo con Gen Asagiri sino también con uno más de sus hombres, y dirigiendo la mirada hacia el autoproclamado Mentalista, una enorme sonrisa de suficiencia deformó la comisura de los labios de Nanami antes de hablar:

—No debes preocuparte por eso Gen, el club es nuestro por esta noche.

—Muy considerado de su parte ¿Qué más se podría esperar del dueño del local? Nuestro Oyabun es muy considerado.~ —soltó Asagiri con un atisbo de burla impregnado en su voz, más hacia el apelativo en sí que al comentario en general.

Tal comentario dignificó una mirada de suficiencia acompañado de un juguetón guiño hacia Gen por parte de Ryusui.

Sin embargo aquel término en sí nunca fue del agrado de Nanami a pesar de su posición, al considerarlo demasiado arcaico e incluso formal. Aún siendo el líder del clan, por extraño que pareciera ni él ni sus subordinados seguían al pie de la letra los antiguos códigos establecidos por las demás familias dentro de los Yakuza y ese fue el sello distintivo de esa numerosa autoproclamada familia.

Algo por lo que Ryusui Nanami fue considerado un paria dentro de su propia familia de sangre.

—Todo ha ido viento en popa y me parece justo que mis hombres disfruten también de las ganancias por su arduo trabajo. —Nanami se permitió alardear en el proceso mientras se acomodaba el cabello rubio.

—Pensé que estábamos aquí por negocios —Senku gruñó desde su posición al otro lado del cubículo, cruzando los brazos sobre el pecho en señal de evidente apatía y para intentar ampliar su postura rezagada hasta el momento—. Pero si es todo, creo que me largo.

Ryusui enarcó una ceja ante la declaración de Ishigami, quien era prácticamente su mano derecha junto con Asagiri. Sí, incluso Nanami podía notar cierta impaciencia que ardía en el interior de Senku ante tal declaración.

—Hemos zanjado el asunto de la situación en los Kyabakura de Kabukicho, así como otros de nuestros bares de alta calidad en otras zonas de la ciudad… claro que todavía nos queda pendiente el asunto de la organización de las apuestas del próximo mes pero Ukyo se está encargando de eso.

Negocios que se encontraban en algún lugar entre lo deshonesto y lo ilegal, actuar en un terreno moralmente ambiguo se convirtió en algo habitual para los miembros del clan. Sin lugar a dudas ellos se autoproclamaban como una organización cuya directriz ética consistía en hacer lo que fuera necesario para obtener ganancias pero sin perpetuar del todo el margen de la ley y manteniéndose en las sombras.

— ¿Cuál es la prisa bribón? —insistió Ryusui.

Pero Senku no respondió, su mirada carmín estaba puesta en el lugar donde se encontraba una de las puertas que daban acceso a una sección en particular del club.

—Creo que la respuesta a tu pregunta es más que obvia Ryusui-chan ¿No es así Senku-chan? —Gen rió por lo bajo al ver la evidente confusión de su jefe, él por supuesto sabía a qué se debía semejante actitud en su camarada—.Pero déjame decirte que la mujer que buscas quizá ya se fue del club hoy. —medio siseó con un tono ligero de burla.

— ¿Mujer? —Ryusui miró de Gen a Senku con genuino interés—. No me digas que estás hablando de una de nuestras Hostess ¿Es así? —quiso saber.

Gen se limitó a encogerse de hombros con una absurda sonrisa en el rostro, pero aquel simple gesto fue una certera afirmación para Nanami, quien ni corto ni perezoso lanzó una estridente carcajada y comenzó a palmear el hombro de Senku como si el hombre hubiera tenido un gran logro y él estuviera realmente orgulloso de Ishigami.

Sí, bueno, quizá lo estaba.

—Entonces creo que ya sé por qué las ganancias de este local se han incrementado los últimos meses. —bromeó Ryusui con una socarrona sonrisa dirigida hacia su subordinado y amigo.

— ¿Quieren callarse? —el ceño de Senku se frunció inevitablemente por lo entrometidos que eran esos dos y no desaprovechó el momento para enviarles a ambos una mirada sombría antes de levantarse de su asiento y recoger su saco para ponérselo e irse de ahí—. Me largo. —informó con ligera irritación tiñendo su voz.

Por supuesto que no iba a quedarse por el resto de la noche a escuchar las burlas de ese par, aún si Ryusui era su jefe y le debía cierto grado de respeto. Si Gen estaba diciendo la verdad entonces tenía en mente su próximo destino.

— ¿De quién se trata? Sólo dame el nombre y podría decirle a Turquoise que limite sus asignaciones, o podría imponer un pago más alto para limitar el acceso a ella.

Bastaría sólo una orden suya para negar el acceso de otros clientes del club a la chica de la que Ishigami parecía estar interesado. Claro, eso no significaría que él dejara de pagar por sus servicios dentro de las horas de trabajo y quizá también en los Dohan que Senku solicitara.

Senku se detuvo en seco después de tal declaración, sin embargo no fue por la oferta de Ryusui en sí ni por los beneficios que eso pudiera brindarle, sino por la grácil silueta que asomó por la puerta que minutos atrás observó insistentemente.

— ¡Ah mira! Ahí la tienes Ryusui-chan. —Gen canturreó con satisfacción y diversión señalando a la hermosa mujer de cabellera rubia atada en una alborotada coleta alta.

Ella pareció enfocar la mirada en esa mesa en particular, sin embargo lejos de la verdad, la afilada y felina mirada aguamarina fijó su atención en Ishigami quien todavía se mantenía de pie junto al cubículo tratando de ocultar una sonrisa de medio lado.

— ¡¿Kohaku?! —Chilló Ryusui con incredulidad y exaltación—. ¿De verdad se trata de Kohaku?

Y no era para menos, a saber la chica era una de las Hostess a la que más le costaba involucrarse con los clientes del club. Ella era hermosa y de eso no cabía la menor duda, sin embargo fue su personalidad la que representó todo un desafío. Involucrarse con alguien como lo era Senku Ishigami era de no creer ya que ambos podrían ser tan volátiles e incluso de alguna manera incompatibles.

Aunque al parecer ellos habían encontrado una forma de solucionar aquello y congeniar mejor de lo esperado.

Vaya.

Sin embargo la actitud de Kohaku no fue el único motivo por el que Ryusui jamás imaginó o siquiera sospechó que Senku pudiera interesarse en ella… Ishigami de todos los candidatos disponibles en el Clan. ¿Qué demonios?

Ignorando las apremiantes e insistentes cuestiones de Ryusui, Senku caminó hacia ella hasta el otro lado del enorme y elegante salón sin apartar en ningún momento la mirada de esos enigmáticos y atrayentes ojos aguamarina.

Kohaku se había transformado por completo, ella ya no estaba enfundada en ese exuberante y provocador vestido que la caracterizaba como una Hostess. Ahora iba con un vestido sin mangas azul sencillo que alcanzaba a cubrir apenas sus torneadas piernas, dicha prenda realzó por demás su ágil figura.

Su cabello recogido en esa alborotada melena le dio un aire casi salvaje pero más relajado, muy diferente a su habitual peinado pulcro adornado con sin fin de pasadores para mantener cada mechón en su lugar. El maquillaje de igual manera era apenas un vestigio en su rostro.

Ella le sonrió sin perder un solo detalle de esos ojos inteligentes y ligeramente descarados, totalmente hipnotizada por los distintos tonos de carmín.

—Pensé que ya te habrías ido Leona. —Senku se acercó un paso más a ella pero guardó cierta distancia, su rostro como de antaño intentó no mostrar ninguna otra emoción que no fuese confianza y socarronería.

A él le encantaba provocar a esta chica con aquel gracioso apelativo, nada que no fuese cierto a decir verdad, esa melena no fue la única excusa para usar dicho sobrenombre con ella. Kohaku era una fiera en todos los sentidos y él bien lo sabía.

— ¡Ya te he dicho que no soy una Leona! Bastardo. —protestó ella con exaltación y ligera molestia e indignación. Sus pequeños labios se torcieron en un puchero.

Ishigami simplemente soltó una de sus risas características al saber que había logrado su objetivo al sacarla de quicio. Era divertido ver en ella esta faceta casi infantil, una interacción genuina.

Kohaku le envió una mala mirada y fue ahí cuando ella se dio cuenta del verdadero motivo de la presencia de Senku en el club, él estaba con ellos.

— ¿Reunión de negocios, Ishigami?

La sonrisa de Senku se evaporó lentamente ante la cuestión de la chica, hubo cierto atisbo de cautela en la voz de Kohaku, tal como si ella estuviera tanteando el terreno. Pero más que nada también pudo discernir la ligera acusación.

Kohaku no era tonta, era astuta y sagaz y a estas alturas de su relación ella ya sabía a la perfección quién era él. Sus ojos carmín la observaron con atención y detenimiento y Senku se preguntó qué estaría pensando ella en ese preciso momento de él ¿Tendría miedo? ¿Sentía rechazo a pesar de todo el tiempo que habían compartido? Bueno tampoco es como si le dejara opción a esa Leona después de todo, ya que siempre fue Senku quien pagó por su compañía cuando estuvo seguro de que era tolerable.

Él era su cliente… ella una adquisición que el sucio dinero podía comprar.

— ¿Quieres ir a otro lado? —ofreció Senku cuando el ambiente se enrareció de repente entre ambos.

Las cejas de Kohaku se fruncieron repentinamente, haciéndose a la idea de lo que la oferta en sí se refería. Quizá algo que no esperaría de Senku después de conocerlo como lo hizo en todo ese tiempo ¿Se había equivocado con él acaso? Al parecer sí.

¿Qué esperaba? A pesar de esa fachada despreocupada que anteponía la lógica y la razón antes que el impulso, él en toda regla seguía siendo un hombre y en todo caso, el que había pagado por sus servicios sin problema alguno.

Kohaku tomó aire y forzó una sonrisa recordándose que este era su trabajo después de todo, su deber estaba antes que cualquier cosa y ésta podría ser la oportunidad que estaba esperando.

— ¿Hablaste con Turquoise? —inquirió ella sin un ápice de emoción en sus palabras.

—Idiota, no estoy hablando de un Dohan —bufó Ishigami—. Maldita sea Kohaku, sólo estoy invitándote a una estúpida cena.

¿Sólo eso… una cena? Kohaku buscó en su mirada cualquier indicio de mentira pero no encontró nada.

—Entonces quieres un servicio gratuito por esta noche, no tienes vergüenza Senku. —su mirada se estrechó en él ¡Ja! Cuanta osadía y descaro.

—Lo dice la que pensó que iba a pagarle horas extras.

—Espero que al menos sea una buena cena o te cobraré los honorarios.

Con eso Kohaku giró sobre sus talones y se alejó hacia la salida sin mirar hacia Senku en ningún momento. Él la siguió sin chistar, con una sonrisa de triunfo surcando sus labios.

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Se suponía que él la había acompañado a su departamento después de la cena ¿Cómo fue que los acontecimientos de esa noche los arrastraron a esa situación?

Senku no pronunció palabra alguna cuando la atrajo contra sí y su boca descendió sobre la suya en un beso acalorado, y Kohaku ni siquiera escatimó en sus acciones cuando sus brazos se enroscaron en el cuello de Ishigami.

No hubo ni una sola protesta ni siquiera cuando las manos de Senku se aventuraron sin descaro a su trasero y la apretaron contra él para que pudiera sentir su evidente excitación.

Nunca se había sentido nada tan correcto…

Nunca nada se había sentido tan bien…

Entonces Kohaku supo que todo estaba a punto de cambiar entre ellos, esto definitivamente no se sentía como una de las obligaciones de su trabajo y ella no podría verlo como tal cosa.

Él se había convertido en mucho más que su cliente.

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Los labios de Kohaku eran flexibles y su piel suave, ese fue el único pensamiento de Senku. El deseo palpitó en su interior exigiendo con urgencia la liberación, esta era la primera vez que una necesidad tan primitiva nublaba su mente.

Gimió cuando los dedos de Kohaku se deslizaron por su cuero cabelludo, rozando suavemente sus uñas en él. No tuvo la menor duda de que el sabor de la chica era embriagador, y con ese pensamiento en mente rompió el beso y deslizó su boca al cuello de Kohaku para probar su piel, pero no se detuvo ahí, Senku apartó uno de los tirantes del vestido para seguir su camino de besos y ligeros mordiscos.

—Esa cena fue sólo una excusa ¿Cierto? —Kohaku aprovechó la ausencia de los labios de Senku sobre los suyos para cuestionar, podía sentir su pulso acelerado debido a los impacientes besos de Ishigami.

Él separó su boca de ella y le miró fijamente con los ojos oscurecidos antes de contestar:

—No lo fue, ni un milímetro Leona. —él era un hombre de pocas palabras y fue la única respuesta que estaba decidido a darle.

En ese oscuro pasillo del departamento de Kohaku ambos conectaron sus miradas y las palabras entonces salieron sobrando. Ella podía ver la confusión y el deseo en esos ojos carmín.

Kohaku lo besó una vez más antes de tomar la mano de Senku entre las suyas y guiarlo a la habitación más cercana. Una vez ahí bastó sólo una fracción de segundo para sentir en medio de la penumbra cómo el suave colchón cedió ante su caída cuando Kohaku lo empujó sobre la cama.

La poca luz disponible proveniente del halo lunar que se colaba por las cortinas de la ventana le otorgaron la visión de los ojos anhelantes de la chica y sólo eso bastó para sentir que esa extraña conexión entre ellos se hacía más fuerte. Kohaku entonces se sacó el vestido y la ropa interior como una invitación tácita para que él hiciera lo mismo con sus propias prendas, mensaje que él captó de inmediato al imitar sus acciones y deshacerse de su estorbosa ropa.

Kohaku se sentó a horcajadas sobre él, Senku no pudo más que recorrerla con la mirada y apreciar su grácil figura; sus hombros quizá eran delgados pero sin lugar a dudas los músculos en sus brazos, abdomen y piernas estaban bien definidos.

Sus pechos desnudos estaban llenos y parecían suaves al toque, entonces Senku queriendo comprobar su hipótesis movió su mano y tomó uno de ellos para masajearlo lentamente. Era tal como él pensó. Su dedo rozó el pezón turgente provocándole un jadeo, estaba duro ante su toque, pero eso no fue suficiente, se llevó el otro pezón desatendido a los labios y lamió con vehemencia.

Los ojos de Kohaku se cerraron y su cabeza se echó hacia atrás debido al placer que la lengua y el pulgar de Senku le brindaron a ambos pechos, y eso ni siquiera se comparó cuando él levantó las caderas para que su endurecido pene se rozara en su palpitante y mojado sexo.

Carmín y aguamarina se encontraron brevemente antes de que la chica se inclinara hacia adelante apoyando las manos en el pecho de Senku con la intención de rozar suavemente sus labios sobre los suyos, posteriormente Kohaku se movió hacia atrás para comenzar un ligero vaivén con las caderas sobre la dolorosa excitación de Ishigami.

—Leona… —advirtió Senku con la voz cortada debido al placer que ese simple roce estaba provocándole, pero más que nada porque sabía que si ella continuaba de esa manera él no podría contenerse y se vendría en un instante—. Mierda… no podré contenerme si no te detienes…

—Ya te he dicho… que no soy… una Leona… —ella dejó escapar un audible jadeo—. Al menos pensé que tendrías un poco más de resistencia… —una sonrisa seductora se plasmó en su sonrojado rostro.

Pero él no respondió, Senku no podía hacerlo cuando estaba inundado con tanto placer que no podía formar un solo pensamiento o palabra coherente. Kohaku estaba llevándolo a un vaivén de sensaciones con cada movimiento, y ciertamente el hecho de que ella estuviera besándolo tan apasionadamente fue aún peor, entonces la realización de una de sus sospechas se hizo presente, que él no tenía control de su cuerpo cuando se trataba de ella.

Fue así desde el principio y se perpetuó durante todos esos meses. Senku nunca había tenido amantes antes, a diferencia de Ryusui y Gen, sobre todo Asagiri quién prácticamente tenía un pequeño harem a disposición. Pero Kohaku fue la excepción a la regla, esta fue la primera vez que una mujer logró captar su atención y despertar ese tipo de sensaciones en él.

No podría negar por más tiempo que la deseaba. Y si bien ese no fue el principal motivo por el que pagó por su servicio de compañía, ahora era una realidad innegable. Quizá nadie lo había conocido como ella lo hizo.

La mano de Kohaku bajó lentamente desde su pecho hasta su miembro y los pensamientos de Senku desaparecieron cuando ella lo tocó y el placer se intensificó.

Fue enloquecedor… increíble.

Estaba tocándolo con tanta pericia, como si supiera exactamente dónde brindarle más placer. Senku contuvo la respiración debatiéndose entre pedirle que esperara o rogarle que continuara, esto ante la inminente amenaza de su clímax. No fue capaz siquiera de silenciar sus jadeos y en ese punto ya no le importó hacerlo, no cuando Kohaku lo tenía prácticamente a su merced.

Justo cuando la sensación de su liberación estaba por superar su límite Kohaku se detuvo y le miró, sus ojos oscurecidos por la lujuria y el deseo pero también con otro sentimiento que él no supo cómo identificar.

—Haré esto pero eso no significa que me convertiré en una de tus amantes —su mirada se estrechó peligrosamente en él—. No me importa quién seas Senku, no seré solamente un objeto que puedes usar para satisfacer tus deseos.

Su mirada se desvió y se quedó en silencio por un momento.

—¿Amantes? —él inquirió casi indignado—. ¿De dónde demonios sacaste esa absurda idea? Maldición, eres la primera mujer que me hace tener estos ilógicos sentimientos, jamás he sentido este primitivo deseo por nadie más.

—Conozco a los de tu clase. —siseó ella en un tono seco, mirándolo nuevamente con seriedad.

—No tengo la menor duda de que los conoces… agente Weinberg. —Acusó Senku con una sonrisa de medio lado—. ¿Crees que no sé quién eres?

Un abismo se formó en el estómago de Kohaku al darse cuenta de que él la había descubierto. Intentó levantarse de él pero Senku se lo impidió al sostener las caderas de la chica con toda la fuerza que tenía. El hecho de que ella estuviera en shock fue una gran ventaja.

— ¿Cómo…? —preguntó conmocionada, parpadeó varias veces tratando de asimilar sus palabras.

Ella no estaba segura de qué pensar… o qué hacer.

—Ryusui tiene una especie de acuerdo con la policía de esta ciudad —comenzó con la explicación—. Nuestros clubes les sirven para vigilar a los miembros de los otros clanes, su objetivo nunca fue nuestro clan en sí sino que están tras Ibara ya que se cree que uno de sus hombres se ha infiltrado en nuestro territorio.

La sorpresa y el asombro recorrieron a Kohaku, sin poder entender del todo lo que estaba sucediendo.

—Eso no puede ser cierto…

—Lo sabrías Leona si no fueses tan terca de tomar este caso en tus propias manos. Qué imprudente eres —las cejas de Senku se fruncieron con ligera molestia—. Tu padre te sacó del caso y aun así te infiltraste en nuestra organización.

Ella no dijo nada, otorgándole así la razón a Senku.

— ¿Creíste también que no me daría cuenta de que tratabas de sacarme información? —él bufó. No es como si no supiera lo que ella estaba haciendo, aunque seguirle el juego fue interesante—. Pero seducirme… al parecer está dándote cierta ventaja.

Ella apretó los labios y le dirigió una mirada mordaz.

—Esto ni siquiera debería estar pasando. Tampoco he tratado de seducirte para sacarte información. —mintió.

—Parecías muy decidida hace unos minutos —sus ojos carmín miraron los de ella, acallando una efectiva protesta de su parte—. Eres demasiado testaruda y terca para tu propio bien ¿Sabías?

Ella no dijo nada y en cambio volvió la mirada hacia otro lado. Esta fue la señal que Senku podría haber esperado.

—Me iré. —sabía que en algún momento esto iba a pasar y al menos quería conservar la dignidad que le quedaba.

Pero antes de que pudiera levantarse, Kohaku se apoyó en su pecho. ¿Qué estaba haciendo? Ni ella misma lo sabía. En parte se sentía reacia a aceptar la verdad de los hechos y sabía que esto de alguna manera era incorrecto, pero otra parte de ella no quería que esto terminara así.

Contra todo pronóstico ella había desarrollado sentimientos por Senku.

—¿Desde cuándo lo sabías?

—Desde que llegaste al club.

—Entonces ese fue el motivo por el que me escogiste a mi ¿Cierto?

—No del todo, no eras tan empalagosa como las demás chicas del lugar. Podría decir que eras medianamente aceptable como compañía. —murmuró esto último con una sonrisa de socarronería tan característica en él.

—Idiota. —ella levantó la cabeza para encontrar su mirada.

Los labios de Kohaku rozaron los de él y de nuevo, ahí estaba esa necesidad. Los besos y las caricias pronto alcanzaron de nuevo el placer que antes estaban experimentando.

Kohaku le miró con los ojos entrecerrados mientras se entregaba a él sin restricciones, decidiendo que por el momento mandaría todo al carajo.

Sin esperar y aún estando ella prácticamente a horcajadas sobre él, Senku se dirigió a su entrada y empujó dentro de Kohaku, ella jadeó de placer cuando su cuerpo se estiró para acomodarlo. La llenó lentamente, deteniéndose cuando estuvo completamente en su interior.

Sus miradas se encontraron. La mirada aguamarina se dirigió entonces a la de él, viendo el descarado y evidente deseo en Senku.

Un ligero empuje coaccionó el vaivén posterior de sus caderas. El delicioso roce de sus cuerpos pronto hizo que la piel de ambos se empapase de sudor. Kohaku mantuvo el ritmo, subiendo y bajando las caderas para recibir las embestidas, apoyándose firmemente en el pecho de Senku mientras él de igual manera afianzaba las caderas de Kohaku para guiarla en sus movimientos.

En ningún momento apartaron la mirada del otro. Ni siquiera cuando los jadeos inundaron por completo esa habitación.

La necesidad y el deseo fue tan grande que pronto Kohaku llegó al clímax con un audible grito de placer. Senku la acompañó enseguida con un gruñido, hundiéndose profundamente dentro de ella mientras su semilla llenaba su interior.

Kohaku de desplomó sobre el pecho de Ishigami, jadeando y exhausta. Ninguno de los dos se movió por un par de minutos, él todavía en su interior sintiendo los vestigios de su orgasmo.

—Esto definitivamente no cambia mis planes… —dijo ella sin aliento.

Senku se rió.

—Creo que ya es demasiado tarde para decir eso Leona.

Sí, no había un punto de retorno a partir de ahí y ambos lo sabían. Sin embargo por el momento dejarían que las cosas cayeran y se acomodaran bajo su propio peso.

Ahora sabían que ambos tenían un objetivo en común a pesar de pertenecer a mundos totalmente opuestos.

El término "amantes'' quizá serviría en un futuro no muy lejano para definir esa nueva asociación.

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Fin.

N/A:

Y decidí participar en las dos semanas Senhaku que se organizaron, la primera que inicia hoy y pertenece al Grupo de Senhaku Lovers… y la segunda que empieza el 8 y es la que organizan en Twitter :3

Al menos lo intentaré u.u

Día 1 ¡listo!

Perdón por lo Ooc (Personajes fuera de carácter) que esto pueda llegar a ser así como lo ambiguo o poco relacionado con el tema principal.

De igual manera perdón por las faltas de ortografía o redacción que esto pueda tener.

Subo esto de una vez porque no sé si tendré suficiente tiempo el resto del día.

Y por último agradezco enormemente a quienes le den una oportunidad a esta nueva colección de Shots del evento :3

Hasta el siguiente tema n.n)/