Hola! Les traigo otro one shot, parte de la propuesta de Angustia para los últimos días de agosto de Es de Fanfics.

Creo que les he contado que me muevo en bici, y sino, ya lo saben, voy en bici al trabajo todos los días, y ayer un estúpido abrió su puerta del carro sin fijarse y no me dio tiempo a esquivarla, porque además tenía un carro circulando del lado izquierdo, no es como que pueda abrirme del todo o me arriesgo a que me atropellen, total que me comí el golpe y ahora ando moreteada del cuello, donde me dio todo el filo de la puerta XD pero anoche sí estaba un poco dopada del mismo golpe, yo creo XD solo quería quejarme y volver a decirle estúpido al estúpido que no se fijó. Ni siquiera por su propio cuidado, si hubiera sido una moto (que venía detrás de mi una) le vuela la puerta.

En fin, sigan las reglas del sentido común, por favor.

Los dejó con el fic, que me al final me he dado cuenta que no porque sean temas angustiosos, tienen que terminar mal. Ya para eso tenemos las de Nightmares.

Aún así, no esperen que todo sea flores y colores.

Enjoy!


"Angust: Día 3 "Trastorno Alimenticio"

"Las cosas no salen como planeas"


Una de las cosas qué más había sorprendido a Adora fuera de la Horda, era sin duda la comida.

La disfrutaba con verdadero deleite y Bow y Glimmer casi competían por mostrarle nuevas y deliciosos alimentos.

Adora tenía una relación sencilla con la comida. La verdad es que no tenía otra opción. En la Horda solamente podías comer barras de raciones, o no comer. A veces tenían la posibilidad de elegir las mejores barras, lo que cambiaba era un poco el sabor, pero la consistencia era toda la misma. Una masa inconsistente.

La rubia casi nunca tenía que pasar por la parte de "no comer". Ya que cumplía con todas sus tareas, no tenía ninguna de los vicios que sí tenía Catra, pero apenas estaba aprendiendo a ver que más allá de todo eso, Shadow Weaver solamente las trataba mal porque podía, no porque Catra de verdad fuera tan mala.

Adora no perdía oportunidad de comer y probar nuevas cosas. No había ningún modo de que tuviera que vivir así para siempre. Ahora lo comprendía. La Horda solamente les daba lo necesario. Y quizás eso no estaba mal, pero no podía elegir. No tenían opción. Y poco a poco, una parte de Adora se empezaba a cansar de saltar de una misión impuesta a otra. Muy lentamente pero el sentimiento estaba despertando.

Sus amigos no entendían cómo es que Adora no había mejorado su peso con todo lo que la veían comer. Lo que no sabían es que Adora se autocastigaba con la comida. No tenía nada que ver con ellos. Es que era el único modo de dejar de pensar que no estaba haciendo bien las cosas. Aquí nadie le decía que se equivocó, aunque claramente lo hubiera hecho. Aunque hubiera fallado.

Primero, pese a que todo había salido bien, había desobedecido a la Reina, al involucrarlos en una pelea en Plumeria. Lo peor era que mientras sus amigos comían, Adora se reusaba a comer enteramente, porque aquí nadie la castigaba, pero ella sabía que tenía que recibir algo por haber fallado y mentido, aunque con eso ganaran. Si no cumplía exactamente con lo que se le había pedido, Adora no estaba en paz, y aquí no había bastones de shock. No había un instructor dispuesto a descargar unos golpes. El ejercicio no era suficiente castigo para Adora. La única opción que le quedaba, era la abstinencia.

Bow siempre le daba su espacio y no le insistía si Adora decía que no tenía apetito, o si ya había comido, y también detenía a Glimmer de su intrusión. Pero a veces le lanzaba miradas sospechosas. Y entonces admitía que tal vez un poco más no le caería mal.

Después en la Puerta del Mar, Glimmer había incumplido bastante las normas. y Adora no tenía directamente la culpa, pero tenía que hacerlo. Ella era She-ra, la responsable, en su nombre la gente se levantaba para pelear.

Que Catra se presentara como la nueva Capitán de la Fuerza no le ayudaba a continuar. También le había fallado a ella. A la Horda. Iba a ser la nueva Capitán, y solo dejo a su batallón malparado.

No importa lo mejor que estuviera. Lo más que pudiera. No, Adora no podía comer.

Ni siquiera recordaba la última vez que se había sentido satisfecha. Seguramente fue esa vez en Mystacor, que sus amigos la habían visto tan cansada y la obligaron a comer.

Pero había fallado otra vez. Y en grande. Lo peor ni siquiera era que había dudado de sí misma, había desconfiado de sus amigos. Creyéndolos capaces de llamarla loca a sus espaldas. Eso solo hablaba de lo mal que estaba Adora en realidad. Los murmullos traicioneros eran parte de la Horda, pero no de la Rebelión. No al menos ahora que había probado su valía liberando Plumeria y rescatando las Salinas.

Por su culpa se rompieron los espejos lunares. No, no podía comer. Aunque le doliera la cabeza y el estomago. No podía sucumbir. Tenía que ser fuerte, y mejor. Cumplir al pie de la letra con su misión. Y entonces podría comer. Además, Adora estaba aquí, con su cama suave y acolchada, disfrutando de un ambiente limpio y amable, mientras Catra seguía allá, entre el metal y la oscuridad. Entre el ruido pero aún así entre el silencio de la soledad.

Cuando después se presentó la oportunidad de redimirse en el baile de las princesas, Adora tuvo unos buenos días. Las misiones iban bien. Su entrenamiento con la espada estaba mejorando y ya no le costaba trabajo concentrarse para transformarse.

El problema fue cuando se presentó la Gatita al lado de su nueva mejor amiga Scorpia.

—¡Catra! ¿Qué crees que estás haciendo aquí?— Estaban las dos a solas después de que la pusiera en ridículo frente a Frosta. Así nunca iba a lograr que se uniera a la Rebelión. Parece que su buena racha terminó y hoy tampoco podría comer.

—¿Qué más voy a estar haciendo, princesa? Buscando un poco de diversión solamente— ¿De verdad Catra le estaba coqueteando?

—Aquí no hay nada de diversión para ti, debes marcharte— Claro que Adora no estaba nada feliz de que Catra se apareciera como si nada en medio de las demás princesas y más tan contenta al lado de Scorpia.

—Creí que la rebelión cuidaría mejor de sus soldados. Te ves peor que Kyle cuando nos convertimos en cadetes— Dijo Catra recordando una época en la que pasaron de simples infantes a cadetes en forma.

Kyle había resentido mucho el cambio de rutina, de simplemente jugar y hacer algunas tareas a entrenar y acudir a las diferentes clases y cumplir con sus asignaciones. Le valían quedarse sin cenar más de una vez.

—La rebelión cuida de todos los que se oponen a la Horda, Catra. Estoy segura que podrías ayudarnos demasiado. Ven, por favor.

—No, princesa, ya te lo he dicho— Pero por supuesto que Adora no podía evitar hablar de su absurda Rebelión.

Y empezaron a pelear, pero Adora apenas podía mantenerle el paso a la gata. No podía hacerlo. Estaba tan cansada.

Catra no quería preocuparse por Adora, pero lo hacía sin poder evitarlo. Ya no estaba tan segura de quererla de vuelta en la Zona del Terror, pero lo cierto es que todavía le inquietaba su bienestar. Ahora las cosas le estaban yendo un poco mejor, sin Adora rondando, pero se sentía muy sola en su habitación de Capitán de la Fuerza.

—Con lo glotona que eres pensé que no te separarías de las mesas del banquete— Se burló.

—No es como que te importe— Catra torció la boca en una mueca de desdén.

—Sí, claro, lo dice la que se fue sin avisar a su mejor amiga— De inmediato los ojos de Adora reflejaron la culpa en la que Catra no creía.

—Yo no quise dejarte. Lo sabes. No podía seguir en la Horda, pero nunca quise dejarte a ti— Catra no quería escucharla.

—Eso ya no importa. Pronto verás de lo que es capaz la Horda y haré que todos tus amiguitos se arrepientan de haber luchado contra nosotros— Y se dio la vuelta, dispuesta a seguir distrayendo a Adora pero no a costa de una plática que ya se había vuelto demasiado repetitiva a estas alturas.

Adora resopló y siguió a la gata, lejos del banquete, pero por lo menos también lejos de Scorpia. Glimmer la estaba vigilando, podía confiar en eso.

Adora encontró a Entrapta jugando y espiando junto a Catra, y no le gustó la frase.

—¿Así es como se siente el amor?— Como si lo supiera, como si cualquiera de las dos pudiera comprender lo que el amor era de verdad...

Adora no sabía que podía haber un amor de madre. Cuando conoció a Angella y lo que sabía de su relación con Glimmer, lo más cercano que encontró en su día a día, fue Shadow Weaver. Y aún así no existía comparación posible.

Pero cuando estaba con Bow y Glimmer, sabía de ese sentimiento. Es el que sentía por sus camaradas. Y al verlos a ellos dos juntos, sabía que esa conexión la tenía solo con una persona. La que estaba jugando con un montón de pastelitos y canapés en estos momentos.

—OH. Entonces deberías de ir tras ella— Le dijo Entrapta después de recordarle de qué lado estaba. Eso le pasaba por distraída.

Adora gruñó frustrada y fue hacia donde Entrapta le señalaba. Pronto dio otra vez con Catra.

—Sabes que tienes que detenerte verdad?— Le dijo sin muchas ganas a la gata. De verdad tenía hambre.

—Ya no puedes darme órdenes, princesa— La sonrisa engreída de Catra iba a matarla.

—No quiero darte órdenes. Solo quisiera... Poder relajarme un rato sin preocuparme de lo que estés planeando— Suspiró y Catra estaba molesta y complacida a parte iguales por la respuesta; no quería que Adora dejara de pensar en ella. —Esto es un poco divertido— Dijo Adora sin pensar demasiado. Catra le respondió con un resoplido.

—Deberían darte de comer mejor, ya estás desvariando, Adora— Pero ante la mención de la comida, el estómago de la princesa retumbó.

—Olvídalo... A veces solo quisiera... —Intentó alejarse ahora de Catra, quien no podía permitirlo. Eso no era parte del plan.

—Era broma, ¿sabes?— Catra no tenía razones para creer que Luna Brillante fuera mejor que la Zona del Terror, por mucho que Adora lo pregonara.

—Yo no tengo por qué decirte nada. Déjame en paz, mejor iré a vigilar a Scorpia— Pero Catra se permitió mirar mejor a su ex mejor amiga. El vestido era ajustado, pero le quedaba un poco flojo a Adora. Sus brazos no tenían el volumen de antes. Es decir, nunca los tuvo como Lonnie pero le gustaba presumirlos. Y Scorpia seguía comiendo cerca de las mesas.

—Adora, ¿Qué está pasando?— La tomó de la muñeca antes de que pudiera irse.

—Nada que te importe. Ya lo has dejado claro— Ella se zafó y buscó irse.

—¿Qué te están haciendo esos...? — Sus palabras fueron interrumpidas por el anuncio de Frosta. La hora del primer baile había llegado.

La rubia ya se había ido y estaba buscando a Glimmer para que fuera su pareja de baile, pero no la veía por ningún lado. Catra sonrió, segura de que Scorpia ya debería de estar en la segunda fase del plan, ya que tampoco la veía. Solo esperaba que Chispitas no la estuviera molestando. Bueno, también podía divertirse mientras trabajaba. Con esa sonrisa engreída, se acercó sinuosamente hasta la princesa del poder, que de momento no tenía su espada. Eso era muy injusto en cierto punto, por que Catra tenía sus garras y colmillos, Scorpia tenía sus pinzas, sus músculos y su cola, y Adora solo tenía sus puños. Volvió a clavar sus ojos en Adora y pensó que también esos puños ahora no parecían la gran cosa. ¿De verdad la Rebelión no estaba alimentando a su Campeona?

No lo entendía. Adora debería de estar nadando en comodidades. Eso incluiría comida. Catra no podía estar equivocada. Adora la había cambiado por un montón de brillitos y unos extraños que no conocía. Y había demostrado lo que Shadow Weaver siempre dijo. Que no tenía valor. Que era una basura fácilmente desechable.

—¿Sabes, princesa? Me la estoy pasando mejor de lo que pensé, en este tonto baile— Le sonrió Catra mientras giraban lentamente entre el resto de las personas.

—No te creas que esto es diferente, Catra. Ya podrías decirme qué es lo que de verdad planeas ¿O es otro truco de Shadow Weaver?— Catra rechinó los dientes, pero no perdió el compas.

—No te confundas, Adora. Ya pase esa fase. Shadow Weaver no me da más ordenes. Por otro lado— Dijo relajándose un poco —Yo no estoy haciendo nada, más que disfrutar la velada ¿Tú no?— Era cierto que Adora no lo estaba disfrutando. Ahora tenía hambre y estaba molesta.

—La verdad es que no— Adora no pudo seguir en la discusión porque el baile demandaba un cambio de parejas.

Ver a Glimmer llorando por Bow solamente incrementaba su desconcierto general. Su incomodidad.

Pero cuando volvió a Catra, la tuvo demasiado cerca de ella.

—Vamos, Adora. Esto no es tan malo— Cuando la tuvo entre sus brazos, y sintió las costillas contra sus manos, Catra recordó la ira que sintiera cuando algo dañaba a su amiga. —¿Por qué estás tan delgada?— No había espacio para los eufemismos, tenían que admitirlo pero Adora no la miró a los ojos. Estaba aferrada a su cuerpo, sí, pero sus ojos no la alcanzaban. —Adora, mírame— Ella no quería, pero al final ojos azules y heterocromáticos se encontraron. —Respóndeme— Las vueltas y la música se terminaron, pero ellas no se soltaron, aunque benignamente la pierna de Catra dejo de estar en medio de las de Adora.

—No puedo creer que te hayas ido de la Zona del Terror para esto— Le espetó. Adora se alejó solamente. —¡No te atrevas a darme la espalda, Adora!— Ahora la gente las miraba.

—¿Puedes comportarte, por favor?— Adora no quería seguir en el tema, pero tomó a Catra de la mano y se la llevó hacia una esquina, bajo la mirada de los asistentes y los murmullos de Perfuma, Spinnirela y Netossa.

—Dime qué es lo que está pasando. De verdad, no entiendo por qué es que estás defendiendo a gente que te trata peor que la "Horda del mal"— Ya no había nadie cerca.

—No son ellos, ¿sí? ¿Satisfecha?— Y Adora habló entre dientes.

—¿Entonces? ¿Quién te está castigando?— La mirada de Adora le pedía que no siguiera. En sus ojos azules estaba la muda suplica de detenerse, porque había mucho que no quisiera decirle.

—Nadie... Ninguno de ellos.

—Pensé que por lo menos estarías bien. ¿Para esto me dejaste?

—¡Por favor! Ya te dije que yo no quise dejarte a ti. Me importas mucho. Todo pasó muy rápido. Sigo pensando en todo lo que pude haber hecho diferente pero no lo hice...

—Entonces qué está pasando— Catra ya no estaba segura por qué quería saber. Pero Adora nunca era tan necia y ya comenzaba a desvariar. Incluso estando con la Rebelión solamente hacía falta insistirle un par de veces para que soltara todo.

—¡Soy yo! ¡Estoy fallando! ¡No puedo mantenerlo! Y la comida... estoy segura que te encantaría, pero no puedo... Catra, ellos son buenos. Ellos no me están castigando, ni dañando de ningún modo— Entre el brillo azul acuoso estaba la verdad que Adora no podía articular. Pidiendo que Catra comprendiera, sin tener que verbalizarlo.

—Adora, idiota, tú no estás...— No no, no había modo de qué. Oh, pero ahí estaba, en toda su mirada, estaba la verdad. Era la misma Adora la que se estaba castigando. —¿Cuándo fue la última vez que comiste?— Preguntó, tomándola por los hombros.

—Anoche— Susurró.

—¿Y antes de eso?— Catra la azotó contra la columna de hielo de pura frustración.

—No recuerdo bien— Volvió a susurrar Adora.

—¿Por qué sigues haciendo lo mismo? ¿Si no hay nadie que te castigue, por qué?— Le reclamó Catra apegándola más a la pared.

—Sigo fallando...— Adora había perdido toda la energía de pronto. No podía contra la intensidad de Catra, y menos si era por hacerla hablar de sus problemas, pues nadie los conocía mejor que la gata, a lo mejor ni la propia rubia. Catra la miraba como si estuviera loca. Si Catra pudiera escapar de los castigos y las presiones, no dejaría que unas expectativas estúpidas de gente que apenas conocía, no la dejaran estar en paz. Y miró con los ojos muy abiertos a Adora. —Incluso cuando no me quieres te hago enojar.

Cuando Adora se ponía frágil, todas las defensas de Catra bajaban.

—Me molesta que tengas que ser tan perfecta incluso con tus amiguitos— Escupió las palabras tratando de sonar exasperada.

—No soy perfecta, Catra. Jamás lo he sido... y lo siento si alguna vez te hice sentir como si eso quisiera— Adora se dejaba presionar contra la columna, aunque su compañera en realidad ya no estaba aplicando fuerza.

—Detente. ¿Sí? No estoy aquí para escuchar tus excusas— Adora la miró con las esperanzas rotas una vez más.

A lo lejos, Catra escuchó las explosiones que debería de estar causando Scorpia, sus orejas se movieron y la princesa del poder se dio cuenta.

—¿Qué pasa?— Como siempre, Catra moría porque Adora la conociera tanto.

—Scorpia se está divirtiendo— Le dijo con una sonrisa enigmática, aliviada de que el tema cambiara.

La gran escorpioni se estaba divirtiendo bastante, sí, peleando contra Glimmer, secuestrando a Bow y llevándose las mejores armas que Kyle y Lonnie encontraron mientras recibían a los invitados, entre las ellas, la mismísima espada de poder.

Las explosiones hicieron lo suyo y lograron desbalancear a Catra y Adora. La rubia intentó seguir a Catra y lo estaba logrando, hasta que el piso a su alrededor se rompió.

—¡Catra, espera!

—Si quieres atraparme, ven por mí, princesa— Ronroneó de vuelta.

Adora esta saltando entre los cascotes de hielo siguiendo a Catra. La alcanzó en el puente de entrada, donde solamente había hielo y una caída de cientos de metros a la muerte helada del fondo.

Adora golpeaba sin verdadera fuerza, pues estaba débil y cansada. La sonrisa se le había acabado a Catra, porque así no era como lo había imaginado. Así no era. Tenía que vencer a Adora, y a She-ra en todo su esplendor. No a esta versión reducida por las tontas ideas de moralidad y principios y perfección que Adora tenía que saciar en su cabeza tan afectada por Shadow Weaver.

Otra vez ese pensamiento intrusivo llenaba a Catra. No, tenía que hacerlo a un lado, porque no era de verdad lo que quería. Lo último que quería era pensar en cómo Adora estaba tan jodida por Shadow Weaver como sí misma. Pero estaba molesta. Adora no estaba en su mejor condición, no para nada pero tampoco iba a perder sin luchar. Y Catra se dejó llevar por el espíritu de la rubia, usándolo como propio.

Se arrojó contra Catra, y esta solo se hizo a un lado para esquivar el puño que se presentaba con verdadero ímpetu, pero no llegaba en el momento adecuado. Adora perdió pie al Catra esquivar su golpe, e iba a caer al vacío. Ya no había nada que la sostuviera, y sus sandalias tampoco cooperaban. Fue la misma Catra quien la salvo de caer al precipicio. El movimiento del castillo, ingrávido, en contra de todas las leyes naturales, las hizo tambalear cuando tenían sus ojos fijos una en la otra.

—Adora, resiste.

—No, Catra, no tiene caso, no tenemos porque caer las dos. Suéltame.

—Eres más necia que un robot descompuesto. Cállate y déjame concentrarme— A pesar de que Adora estaba a punto de caer, no se cuido de soltar una risita, y Catra también se rio.

—Entonces me callo.

—Por favor, princesa, cállate de una vez.

Entonces Catra la lanzó hacia arriba en una demostración de pura fuerza bruta, Adora casi no lo creía, no sabía que Catra fuera tan fuerte, y ahora Catra se soltaba para impulsarse con sus garras y caer de pie en una saliente más cerca de la cima, pero una nave que Adora no conocía se presentó. y ahí estaban sus amigos, junto a sus antiguos amigos.

—¡No dejare que te los lleves, Catra!

—Eso ya está más allá de ti, princesa.

Adora se lanzó sobre Catra cuando ésta saltaba para aterrizar dentro de la nave abierta y empezaron a forcejear, no era ese lo que tenía en mente. La situación era bastante extraña, mientras las dos trataban de seguir peleando por lo que cada una creía o quería, también estaba la amistad emergente y recuerdos resaltados. Catra acababa de salvar a Adora, y de preocuparse por ella, de ver a través de su fachada porque la conocía mejor que nadie, y al mismo tiempo se presentó al baile para secuestrar a sus nuevos amigos. La gata estaba igual de conflictuada: coquetear con Adora libremente durante el baile resultó en una muy buena estrategia para distraerla, y era algo que jamás hizo porque no creyó que tuviera efecto alguno. Después va esa tonta y confiesa que se ha estado castigando por no cumplir con las supuestas expectativas con la Rebelión, revelándole a Catra que Adora solo cambió de amo, de dueño, pero no de corazón. Seguía peleando sin ser libre.

Adora y Catra se acercaron demasiado en su pelea, en su forcejeo, en sus sentimientos a flor de piel, aunque tuvieran que aplastarlos, aplastar a la otra, y cualquiera que se interpusiera en sus misiones, así fuera la mejor amiga, el único soporte y alivio que las dos conocieran, aunque tuvieran que besarse.

Besarse.

Besarse.

Sí, eso era lo que estaba pasando.

Ninguna de las dos lo creía.

Pero eso era lo que está pasando porque al final siempre eran solo las dos.

Catra enredó sus brazos, demasiado, en el torso de la rubia. En serio estaba tan delgada, la golpearía otra vez sino se sintiera tan bien poder abrazarla. Scorpia no sabía si debía de dormir a Adora, o apoyar a Catra, o seguir cuidando de los prisioneros. ¿Por qué todavía tenían prisioneros, verdad?

—Vaya, me sorprende que hasta ahora se estén besando— Dijo Lonnie.

—Cállate, Cadete— Le espetó Catra. Bow y Glimmer se empezaron a mover, despertando.

—Catra, ¿Qué..?— Empezó Adora, todavía en el viaje de estar abrazando y besando a Catra.

—Tú también cállate— Y la siguió besando.

Scorpia se cuidó mucho de tener el pico bien cerrado.

—¿Adora? ¡Adora, deja de besarte con... oh— Catra le regaló un dedo arriba a Glimmer y esta se puso colorada. Si Catra se iba a ir al demonio, se iba a ir completa, y por lo visto, Adora estaba bastante feliz de seguirla. Bow, además de un poco confundido, no se veía especialmente molesto.

—¿Entonces... cuál es el destino, Jefa?— Preguntó con cuidado Kyle, que por alguna razón resultó ser buen piloto.

—A la Zona del Terror, Kyle— Le contestó Lonnie.

—No, Catra, por favor— Adora se separó solo un poco.

—Dile a Rogelio que lo veremos en los Bosques y busca un lugar donde podamos comer, porque Brillitos y Flechitas apestan como amigos.

—Mira quien lo dice, gata apestosa— Glimmer estaba demasiado molesta como para pensar correctamente.

—¿Podemos parar en Seaworthy? Ahí podemos comer... y no hace frío— Apuntó Bow, temblando un poco bajo su saco y camisas desechos.

Catra se encogió de hombros para regresar a su rubia.


N.A.

Ya lo saben, sí les ha gustado, me encanta saberlo uwu

Por cierto, no sean como Adora en esta parte. No tienen que hacerlo solos. Las personas que los quieren, quieren ayudarles. Y los trastornos alimenticios no son solo anorexia y bulimia en sí mismos. Dejar de comer puede ser un síntoma de depresión, además de muchas otras cosas. Y a veces no es solo que no quieras comer, o que quieras comer demasiado, los cambios de apetito son importantes.

Nos estamos viendo. Cuídense.

Carpe Diem