Disclaimer: H.P. no me pertenece. Le pertenece a J.K Rowling
Reina
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Harry sonríe de lado, divertidamente satisfecho, cuando la puerta se abre sin llamar y todos los hombres frente a él guardan silencio, y miran con disgusto hacia la persona que interrumpió sus continuas quejas y palabras avariciosas, antes de componer su rostro ante la persona rubia que, sin siquiera mirarlos, camina hacia Harry y se detiene a unos pasos del trono donde éste está sentado.
-Rey consorte-exclaman en modo de saludo, pero Draco ni siquiera los mira, solo agita la mano vagamente, su mirada fija en Harry. Hoy nuevamente luce ropas elegantes, excesivamente caras y la corona que hace juego con la de Harry luce perfecta en su cabeza, como si hubiera sido hecha solo para él. Harry lo mira son satisfacción, después de todo, él mandó a hacer las mejores vestimentas para su preciosa reina.
-Hola, Reina-saluda Harry soberbiante divertido, pero el chico frente a él no sonríe, de hecho, ni siquiera corrige el titulo con el que es llamado. Ya ni rueda los ojos, solo guarda su respiración por milisegundos, lo único que demuestra lo mucho que odia ser llamado de esa forma.
-Rey Potter-exclama con una reverencia ligera.
-¿Qué te trae por aquí?-pregunta con voz tranquila y confiada, y aguanta una risa dentro de él, porque sabe que la reina no vendría por sí sola. Harry la ha mandado llamar, porque está totalmente aburrido de escuchar las mismas palabras una y otra vez. La reina, por supuesto, entrecierra levemente los ojos, cosa que los otros no pueden ver, porque solo pueden ver su espalda, y eso divierte aún más a Harry, la acusación en su mirada.
-He venido porque deseaba verlo, su majestad-responde con voz suave y dulce y, satisfecho con sus acciones, Harry estira la mano hacia él, dándole la bienvenida. Cualquier otra persona pagaría por imponer su presencia hacia su majestad sin avisar, pero su reina no.
-Sube-exclama y un hombre parece quejarse de que hay asuntos más importantes que discutir, y el rey consorte no debería estar ahí ya que es nobleza de un reino caído, pero otros lo golpean levemente y le dicen que guarde silencio.
-Me siento tan amado-exclama Harry, y cuando Draco se acerca lo sienta en su regazo. Draco parece un poco incómodo, pero Harry toma su rostro y lo empieza a besar. Suave, lento, y poco a poco empieza a lamer los labios de su consorte hasta que abre la boca del otro y mete la lengua. Su reina respira con mayor rapidez y gime con suavidad, y Harry olvida que están en público e incrementa la fuerza del agarre del cabello de su esposa y mete la lengua aún más profundo. Acerca el cuerpo de la reina hacia él, y puede oler su aroma y sentir la parte inferior de su cuerpo endurecerse en respuesta. Da un empujón hacia arriba, suave, casi imperceptible, pero siente a Draco enderezarse en respuesta, empujando hacia abajo.
-Harry-murmura Draco y Harry sonríe satisfecho de ello. Ahora, el día es un poco más interesante. Separándose momentáneamente, mira a sus nobles y exclama.
-Continúa, escucho.
Pero es obvio que no lo hace, mientras los hombres hablan intentando ignorar el hecho de que su rey está intimando con su rey consorte, Harry sigue besando a su reina. El hombro, el cuello, sus labios, su boca no se detiene, su mirada no se aparta del hombre en sus brazos, incluso gime satisfecho por momentos. Especialmente cuando la "Reina" empieza a derretirse y perder la compostura.
-Es una puta.
El sonido es un siseo, casi imperceptible, pero Harry se detiene, separándose casi con dolor de su amada reina, quien lo mira confundido como si no pudiera recordar que están en una audiencia, y mira con frialdad al hombre que habló.
-¿Qué dijiste?- sus ojos verdes se enfocan como dagas hacia el hombre, pero él no retrocede. Los otros miran nerviosos entre el gobernante y su compañero, y finalmente cuando la reina parece darse cuenta de lo que pasa, se sonroja y empieza a bajarse. Harry no lo permite, en cambio, lo mantiene en su lugar.
En primer lugar porque es obvio que ambos están excitados, en segundo porque no tienen de qué avergonzarse.
-¿Es esto lo que necesitaba el rey para ser feliz?-exclama el otro-¿Una reina a la cual manosear frente a nosotros? ¿De una casa caída, de un reino vencido? ¿Sobrevivió porque se metió en su cama? Ya es deshonroso que haya despreciado a nuestras nobles señoritas, y haya coronado a este hombre como el regente de nuestro reino. Si solo lo quería para esto la hubiera tenido como amante. Si nos iba a dar este vergonzoso espectáculo, no tenía que darle esa corona.
Harry finalmente suspira.
-Reina, apartate por un momento, por favor. No quiero hacerte daño.
Draco acomoda su ropa y luego se detiene brevemente, mirando la escena. Está apenado, pero Harry le sonríe, y acaricia su rostro, y luego le ayuda a bajarse. Se pone de pie, y mira al otro con frialdad.
-Repíte lo que dijiste primero.
El hombre guarda silencio, su arranque de ira parece estar retrocediendo.
-Vamos, dilo. Di que es una puta. Mi puta.
Draco lo mira herido, pero Harry no lo consuela. Esta vez en cambio, baja de su trono y toma al hombre por el cuello, lo arrastra hasta Draco y lo tira frente a él, obligándolo a inclinarse.
-Me parece que has ofendido a mi Reina-exclama.-Apuesto lo que piensas, crees que mi Reina no debería estar aquí, de pie, sino inclinándose ante ti como un esclavo. Ahora, eso no va a pasar, en cambio tú desde hoy servirás a mi preciosa reina. Besarás sus pies todos los días , frente a mí. Y empezarás hoy, rogando que tenga compasión de ti.
El noble enrojece. Draco parpadea congelado.
-No haré tal cosa.
-Ya veo.
Harry no duda en sacar su espada y apuñala al otro en el cuello, salpicando ligeramente las ropas de Draco, ante la mirada horrorizada de los otros hombres. Incluso del mismo Draco.
-¿Alguien tiene la misma opinión?
-No su alteza-se apresuran a confirmar todos. El hombre se desangra frente a ellos, y tose, pero Harry lo ignora por lo que ellos lo hacen también.
-Llamen a alguien que limpie este desastre. Y larguense. Estoy harto de ustedes.
Cuando el hombre por fin cae muerto, Harry se sienta en su trono y extiende la mano a su reina. Draco llegó como nobleza caída del reino de Slytherin, cuando el reino de Gryffindor peleó contra él y ganó. El rey Tom Riddle fue ejecutado, y el rubio y su familia, uno de los dos ducados, Malfoy y Lestrange, fueron sobrevivientes. Su destino era ser esclavos o morir, pero Harry observó su captura. Los tres se habían refugiado en casa, a diferencia de Lestrange, que peleó para defender a ese malvado hombre. Con Lestrange con todos sus miembros muertos, y Riddle acabado, si Harry no hubiera absorbido Slytherin, ellos hubieran gobernado. Pero Harry tomó Slytherin para su propio reino, enojado por la muerte de sus padres. Los tres rubios fueron arrastrados hacia él, era cuestión de decidir si matarlos o conservarlos. Harry los iba a matar. Lucius no parecía malo, solo serio. Narcissa parecía triste y rogar por la vida de su familia; pero Harry pensó que así debieron rogar sus padres y los mataron. Cuando ambos cayeron arrodillados porque los soldados los tiraron frente a él, sacó su espada.
Y entonces, para su sorpresa, notó que eran una familia de tres. Esos dos tenían un hijo. Lo tiraron frente a Harry, y él con una mirada molesta se inclinó. Se parecía a su padre, pero tenía una mirada más suave y el color de cabello de su madre. Era hermoso. Y Harry pensó que era un desperdicio matarlo. Le gustaba esa mirada, esa rebeldía aún ahí frente al hombre que decidiría su destino. Pero conservarlo solo haría que se arrodille ante los demás toda su vida. Y los sirviera.
Se acercó a él, y alzó la barbilla del rubio con la punta de su espada. Ambos se miraron en completo silencio.
Preciosos ojos grises aperlados, lo miraron sin dudar.
-Serás mi Reina-exclamó, ante la sorpresa de los otros. -Si lo haces, tus padres serán nobles en mis tierras, el mismo título. Y seguirás con vida.
Su reina había jadeado con sorpresa, y Harry amó su expresión.
-Y te arrodillarás solo ante mí.
Él aceptó. Harry sabía que lo haría.
Y ahora, su Reina, con un carácter fuerte, se derretía en sus brazos continuamente.
-Ven Reina, vamos a continuar-exclamó. Draco hizo una mueca mirando al hombre de ojos vacíos en el suelo, pero rodó los ojos y volvió a su posición sobre Harry. Esta vez, Harry le quitó la ropa de encima y besó directamente su piel.
-Mi preciosa Reina... mi amada.
Draco asintió entre jadeos.
-¿Que quieres mi Reina? Solo pídelo y será tuyo...
-Quiero, quiero un heredero-jadeó y Harry sonrió antes de voltearlo de espaldas a él y entrar en su cuerpo.
-Eso será un placer-murmuró besando su espalda y empezando a moverse. El piso estaba aún manchado con sangre, pero Draco cerró los ojos, perdido en el placer. Siendo empujado una y otra vez hacia adelante. Y luego Harry empezó a complacerlo con su mano, y Draco se perdió. Solo podía gritar el nombre de su esposo, una y otra vez hasta ser llenado completamente. Cuando terminaron, Harry acomodó sus ropas y le dio un último beso, antes de separarse.
-Vamos reina, debes descansar- susurró besando su frente. -Ve a tus habitaciones. Te alcanzaré. Solo me encargaré de algo.
Draco asintió, soñoliento.
-Bien-respondió y salió de la habitación, Harry le sonrió desagradablemente a las sirvientas que esperaban pasar para limpiar.
-¿Esperan ser las siguientes, o algo así?
-Nuestras disculpas, no creímos que le agradara que vieramos a la Reina en ese estado. Es solo para sus ojos.
Complacido por la respuesta, Harry salió del área del trono.
Luego de pedir que confisquen las propiedades y el título del hombre muerto en la Sala Real, se dirigió a su habitación donde Draco lo esperaba, despierto.
-Creí que dormías.
Draco sonrió.
-Quiero arrodillarme frente a tí-respondió y Harry sonrió y se sentó en la cama.
-Todo lo que mi Reina desee. Adelante.
