Contenido: Oneshot, yaoi, romance, drama, angst, típico cliché que necesitaba sacar de mi sistema.
Pareja: Chiaki x Saku
Disclaimer:
Hikari: Después de ver por milésima vez el MV de senkou no hanabi, regreso yo con esta nueva inspiración para la shipp. Ya saben que Kokuhaku jikkou iinkai no me pertenece, ni las canciones ni los personajes, todo es propiedad de HoneyWorks y yo solo escribo esto por ocio y sin fines de lucro. Notas al final.
o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o
Es como si el tiempo se hubiese detenido. Como si las voces y ruidos se convirtieran en una especie de indescifrable eco, donde las caras de las personas no eran más que solamente mascaras sonrientes. Los movimientos de los trenes, autos y hasta de las mismas hojas cayendo al son del viento, se movieran con una lentitud casi abrumadora.
Pero nada parecía importarle a Akechi Saku. Quien por cierto, caminaba con lentitud, sintiendo que las ojeras debajo de sus ojos oscuros no hacían otra cosa además de crecer.
Porque ya nada tenía sentido. Todo parecía extraño y raro, pero ni siquiera sentía la curiosidad para descifrar el porqué de aquello.
Todo se había vuelto monótono, aburrido, exhausto, desde que la bengala brillante llamada Serizawa Chiaki, se había extinguido de aquel mundo.
Dejándolo completamente solo.
De haber podido, habría querido derramar otra lagrima más, pero sus ojos, cansados y secos, ni siquiera pudieron hacer algo tan simple, únicamente su vista se había encogido mientras su garganta se cerraba. Miró a su alrededor para identificar donde se encontraba, ya que sus pies se encargaron de dirigirlo sin realmente prestar atención de su destino.
Sintió unas horribles nauseas cuando reconoció el barrio donde estaba. De hecho, bastaba con que diera un par de pasos más para llegar a una casa que tenía por placa el apellido "Serizawa", esa que tantísimas veces había estado visitando desde que cierto rubio decidió inmiscuirse dentro de su vida.
Queriendo escapar lo más rápido posible, su cuerpo dio media vuelta, sin embargo, una voz bien conocida provocó que toda su persona se paralizara.
-¡Saku-nii!- mordió su labio inferior, ante el terror de querer escapar en ese preciso instante, pero sus rodillas temblaban tan fuerte que apenas podía mantenerse de pie. Con miedo, giró levemente su cabeza para encontrarse con un pequeño niño, de cabello rubio y ojos enormes, que hasta hace pocas semanas, hubieran brillado con intensidad, pero ahora parecían un tanto opacos.
-Haruki…- le costó trabajo pronunciar su nombre, de hecho, hasta prefirió desviar la mirada con tal de no encararlo directamente.
-¿Por qué no has venido últimamente? Mamá está preocupada por ti…- Saku trataba de sonreír por cordialidad, pero sus labios se negaban a hacer dicho gesto, así que se orilló a solo ocultar parte de su rostro detrás de su flequillo largo.
-He estado ocupado últimamente.- apretó con fuerza el haza de su maletín.- Lo siento, tengo que irme…- dispuesto a dar el primer paso, una pequeña mano lo jaló desde la manga de su uniforme. ¿Cómo es que un gesto tan pequeño y faltante de fuerza era capaz de detener de esa manera su cuerpo?
-¡No te vayas! ¡Al menos déjame darte algo!- Saku, un tanto intimidado, volvió a ver los ojos del niño, quien a pesar de verse también cansado, demostraba más fortaleza que él mismo a pesar de ser aun un infante.- ¡No te vayas a ir! ¡No tardo!- lo soltó solamente para dar media vuelta y entrar en su propia casa.
Fue tan imprevisto, que Saku tardó nuevamente para que su cuerpo volviera a reaccionar. Creyendo que tenía una oportunidad, quiso tratar de alejarse, pero el remordimiento de dejar solo a Haruki fue suficiente para hacerlo esperar. Afortunadamente, el rubio no tardó demasiado. Jadeante por el ejercicio, salió otra vez al exterior y finalmente le extendió un sobre blanco.
-Mamá lo encontró mientras limpiábamos la habitación de Aki-nii.- agitó la hoja para que el adolescente la recibiera. El aire de los pulmones del pelinegro se escapó en un silencioso suspiro cuando leyó su propio nombre en l esquina… escrito con una caligrafía que conocía a la perfección.
-Yo no…
-Ni mamá ni yo la hemos leído. ¡Es para ti! ¡Aki-nii te la dejó a ti!- Haruki obligó al joven a cerrar su puño, aun si con eso arrugaba el papel, para tomarla con fuerza. Le dedicó una amable sonrisa antes de volver a correr hacia su casa.- ¡Ven a visitarnos más seguido, Saku-nii!- ondeó con fuerza su mano antes de desaparecer detrás de la puerta, dejando a un muy perplejo Saku viendo a su alrededor, sin siquiera tener fuerzas de abrir sus dedos.
Sintiendo como su corazón palpitaba con mayor intensidad, Saku retomó el camino de regreso a casa, el cual por cierto, le pareció insufriblemente eterno. La caminata a la estación, el viaje en tren, cruzar el tranquilo parque de siempre.
Su casa, silenciosa como siempre, fue la única que lo recibió a su llegada. Sintiendo que su cuerpo pesaba kilos de más, la presión se hizo aún más fuerte cuando cerró a sus espaldas la puerta de su propia habitación. Dejó resbalar su espalda hasta estar sentado sobre el suelo de madera.
En ningún momento había soltado el sobre de papel y fue hasta que releyó nuevamente su nombre que creyó que nuevamente podía inhalar aire, aunque esto, eran solo entrecortados jadeos mientras sentía que la ansiedad lo ahogaba desde dentro.
No quería. No podía abrir aquel mensaje secreto. ¿Qué haría después? ¿Sería acaso una despedida? ¿Una hoja de instrucciones sobre la cámara y los filmes para explicárselos a Haruki mientras fuese creciendo? ¿Una ola de favores de los pendientes que no haya podido cumplir en vida?
¿Una disculpa por marcharse tan pronto? ¿Un agradecimiento por las incontables tardes haciendo los deberes juntos?
No creía ser capaz de poder afrontarlo, fuese lo que fuese, pero sus manos, temblorosas y llenas de sudor, maniobraban las hojas de papel en contra de su voluntad, abriéndola y exponiéndola ante él. Cerró los ojos, pero segundos después, tal vez preso de la curiosidad, volvió a entre abrirlos, solo para comenzar a leer.
"¿Cómo mierdas se empieza una carta? La literatura nunca ha sido mi fuerte, tú eres el que siempre me ayuda en las tareas de esta especie, así que no esperes demasiado. Tampoco te enojes cuando notes algún error de ortografía o gramática."
Escuchó perfectamente la voz de su amigo hablarle dentro de su mente mientras la vista pasaba cada palabra. Olvidando su temor, no pudo evitar esbozar una sonrisa de medio lado al reconocer su personalidad impregnada en ese papel. "En fin, no debería importarme demasiado por eso."
"Seré sincero Saku, estoy terriblemente triste. Cansado, abatido. Supongo que ya sabes las razones para el tiempo en que estás leyendo esto. El doctor nos dio malas noticias en la última revisión. Mamá estaba llorando, mientras papá sujetaba con fuerza mi hombro tratando de mantener la compostura. Es increíble que no me haya roto en desesperación ahí mismo… es como si quisiera hacerlo, pero cuando recuerdo los ojos brillantes de Haruki, algo me obliga a no mostrar una expresión afligida."
"En fin, tampoco es que pueda hacer mucho al respecto. A estas alturas aun no te lo he dicho, pero espero que no llores cuando te lo cuente. Si lo haces, yo también lo haré y terminaremos pareciendo dos niños pequeños que no quieren recibir una inyección en el hospital."
Saku recordó perfectamente cuando Chiaki le habló sobre el diagnostico. Sobre lo inútil que era guardar esperanzas, sobre lo improbable que sería recibir un milagro.
Saku quiso llorar, pero terminó solo dándole un par de palmadas en su hombro antes de recargar su espalda sobre la suya, evitando que el rubio descubriera sus ojos brillosos a punto de derramar cascadas de lágrimas. El silencio cómodo que se posó entre ellos mientras la habitación se iluminaba de un cálido naranja por el atardecer.
Ninguno lloró, es más, después de algunos segundos, la risa de Chiaki lo contagió al punto de convertirse en ruidosas carcajadas. Cuando los adultos llegaron a interrumpirlos, ninguno supo explicar la razón detrás de aquellas risas.
"Me pregunto si sigue siendo verano. O tal vez ya lo sea otra vez pero de otro año. No es posible que yo sepa cuando estás leyendo está montaña de tonterías, pero lo único que me angustia ahora mismo sobre manera es que no sé si podré terminar los deberes que nos han dejado para las vacaciones de verano. Ya casi es el día de regreso a clases y yo ni siquiera he tocado un solo cuaderno en todo este tiempo. Mi plan maestro es copiarte todas las tareas el último día esperanzado que mis ojos brillosos tras las excusas de una enfermedad terminal sean los suficientemente buenos para que no reniegues al momento de dármelos."
"¿Crees que funcione? Llevo días enteros practicando delante del espejo."
-No funcionó.- sonríe con melancolía, recordando que, efectivamente, Chiaki hizo un verdadero drama para tratar de convencerlo para copiar sus deberes. Saku, como buen alumno y amigo, no se vio afectado por ese acto infantil, y aunque no lo dejó copiarlos, sí que le ayudó a pasar toda la tarde, encerrados en esa habitación con olor a fármacos y analgésicos, para poder terminar las tareas pendientes.
Tal vez estuvo a punto de doblegarse, pero eso es algo que jamás aceptó delante de su amigo.
La carta continuaba. La mención de recuerdos y vivencias saltaba de un lado hacia el otro, sin tener algún tipo de cronología lineal. En un párrafo Chiaki contaba que es lo que le había sucedido aquel día y al siguiente, le relataba lo lindo que era su hermanito el día en que nació.
Contaba sobre una niña a la que salvó de ahogarse en un lago, y también sobre el día en que ellos se conocieron el primer día de escuela. Sobre un amigo en común estudiando para confesarse a la chica que le gustaba. Sobre la vez que aprendió a utilizar un software para editar sus películas.
Cuando sus padres le ayudaron a comprar su primer videocámara.
La vez que se infiltraron a la escuela en una oscura noche.
Las páginas que parecían al principio una sencilla carta se convirtieron, poco a poco, en un pequeño diario. En una plática hacia una sola dirección de recuerdos, nostalgia y melancolía.
En cosas sin importancia, pero que guardaba recelosamente en su mente tratando de no olvidarlas.
En lo que significaba para Chiaki el simple hecho de estar vivo.
"Mierda… tal vez debería parar. Esta carta ya parece una especie de carta de amor, ¿no te parece?".
Otra vez, Saku soltó una pequeña risita, teniendo que girar la hoja sintió un breve salto en su corazón cuando notó que ésta era la última y, que de hecho, no faltaban demasiados párrafos para antes de terminar.
"No sé en qué momento esto se ha vuelto tan largo. Se supone que estaba escribiendo esto como mi último mensaje para ti (oh dios, que dramático ha sonado eso. Es como la típica oración de la protagonista poco antes de la última escena de una película, ¿no te parece?), pero ahora se siente extraño escribir lo que realmente planeaba desde un principio."
"Ni siquiera sé si podrá esta carta llegar a ti".
"¿Será mejor que te la dé cuando sienta que estoy desfalleciendo? Espera, ni siquiera sé si moriré de un momento a otro, o si primero quedaré en una especie de coma o algo similar. Tal vez en ese momento ni siquiera estés aquí en el hospital."
"Maldita sea, que difícil es planificar en qué momento morir".
-¿Se supone que esto es una broma?- su voz sonó entrecortada en sus propios oídos. Recordaba a la perfección la personalidad tan traviesa y burlona de su amigo, quien gustaba de decir entre bromas sus verdaderos sentimientos, quien siempre sonreía y encontraba el lado positivo de la situación.
Siempre tan brillante. Siempre tan feliz. ¿Cómo es que aun podía sonreír con tal facilidad aun sabiendo lo poco que le quedaba de vida?
"Debo pedirte disculpas."
Saku percibió como si su respiración se quedara pasmada. En su mente, el rostro de Chiaki había pasado de uno sonriente a uno increíblemente serio. Como si pudiese ser un espectador del momento en que escribía esa carta, se sintió mareado al notar como entrecerraba sus ojos antes de volver a sonreír, sin embargo, esta vez de una manera mucho mas opaca de la que solía hacer.
"Lo siento, Saku. Siento tener que irme tan pronto. Lo siento por haberme hecho tu amigo y hacerte sentir obligado de venir tantas veces al hospital. Siento tener que faltar tanto a clases y que tengas que venir a enseñarme para evitar atrasarme en las lecciones."
-No es…- ¿que estaba diciendo? No podía ser verdad, Chiaki no podía estar hablando en serio. Porque aquellas disculpas, lejos de hacerlo sentir bien, le estaban lastimando.
"Lo siento. Pero no me arrepiento ni un momento de haberlo hecho."
"Lo siento, pero me gusta el que hayas sido mi primer y mejor amigo desde que iniciamos la escuela."
"Lo siento, pero eres en quien más confío. El único a quien le puedo mostrar mis inseguridades. Nunca en mi vida podría decirles a mis padres o a Haruki el miedo por el que estoy pasando ahora mismo. Solo a ti. Eres el único."
"Lo siento, Saku. Lo siento porque sé que te voy a dejar una enorme carga… pero eres tú el que me mantiene los pies sobre el suelo para evitar desmoronarme ante todo lo que está ocurriendo."
"Lo siento… siento tanto, no poder estar más a tu lado."
"Y lo siento, por lo que estoy a punto de confesarte… lo siento tanto".
La siguiente línea, que por cierto era también la última, era la única donde parecía hacer utilizado una goma para borrar.
"Gracias Saku". Las palabras escritas a lápiz ocultaban un mensaje que no fue desvanecido por completo. Uno que, aunque tardó algunos segundos más en descifrar, fue lo suficientemente revelador para que Saku sintiera que su pecho había sido atacado por un golpe seco.
Las lágrimas volvían a brotar de sus ojos oscuros. Sin poderlo evitar hasta un desolador llanto salió entre sus labios. Ocultó su rostro entre sus rodillas, llevando las hojas de papel a su pecho, como si de esta manera pudiese fusionarse con ellas.
Echo un ovillo, en aquella parte de su habitación, no pasó mucho antes de que nuevamente el dolor se apoderara de él, soltando incontrolables lágrimas de desolación. Gritaba, pataleaba, se abrazaba a sí mismo en busca de un poco de consuelo.
¿Por qué Chiaki esperó tanto para hacérselo saber? Peor aún, quizás se había arrepentido en ese último momento, y por eso decidió borrarlo para reescribir otra frase sobre esas insulsas palabras.
¿Por qué habrá sido? ¿Porque no quería agrandar la carga de su amigo que quedaría con vida luego de su marcha? ¿Porque le daba vergüenza no poder decirlo de frente? ¿Porque guardaba, aunque sea una muy pequeña esperanza de poder curarse y decírselo de frente? ¿Porque realmente no era un sentimiento tan importante como para hacérselo saber?
Jamás lo sabría. No podía preguntárselo a estas alturas. El rubio ya no estaba más en este mundo.
Chiaki ya no se encontraba a su lado para preguntarle directamente, sobre el significado de ese pequeño "te amo" que había quedado mal borrado por detrás de un deshonesto agradecimiento.
Jamás obtendría ningún tipo de respuesta a todas las preguntas que lo desgarraban desde dentro.
o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o
Hikari: Porque nunca puede faltar el escrito con el típico cliché de la carta del novio muerto para volver a abrir viejas heridas. La idea surgió cuando veía el MV ya con subtítulos y PUM, pareciera que el fanfic se escribió solo, aunque tardé en publicarlo ya que no se me ocurría nada para el título jajaja. En fin, espero que les haya gustado y nos volvamos a leer en algun futuro no muy lejano. ¡Bye bye-perowna!
