Capitulo 10

ISABELA P.O.V.

Después de que Amanda se fuera me derrumbe en los brazos de Edward, el me dijo en voz baja, que estuviera tranquila que él me

protegería. así que volví a entrar y me tumbé en la cama y me dormí llorando.

A las pocas horas sonó mi celular despertándome a mí y a Renesmee, la cual comenzó a llorar por el ruido -Shsh- dije

cargándola mientras me ponía de pie e iba al baño a asearme, nos dimos una rapidísima ducha de agua tibia, me arreglé al igual que Renesmee para bajar a preparar el desayuno, Cuando llegué a la cocina acomodé a mi hermanita en medio de la encimera recargado a la pared, la puerta de servicio se abrió, dejando entrar a Edward

sudado y agitado con unos pants, tenis y una sudadera pegada a su cuerpo, que dejaba visualizar su abdomen y sus pectorales; se veía como uno de los comerciales de la tele o los personajes que narraban en los libros, su cabello estaba húmedo y alborotado, y a pesar de todo eso, se veía realmente sexy.

-Buenos días- saludó -sacándome de mis pensamientos mientras tomaba un vaso con agua

-Bueno días- contesté sonrojada sin que lo notara.

- ¿qué desea desayunar? - pregunté en voz baja mientras él terminaba.

-Luego, primero me duchare… yo asentí

Puse la cafetera a funcionar y preparé la taza donde serviría la bebida, mientras en la estufa ponía a calentar la leche de

Renesmee, a quien miraba de vez en cuando cuidando que no se cayera.

Minutos más tarde Edward bajó con su saco en mano y la corbata alrededor del cuello sin amarrar, se sentó en una de las sillas de la barra de desayuno mientras abotonaba los puños de su camisa.

-Aquí está su café- dije poniendo la taza frente a él, -y el azúcar, para que le ponga a su gusto- volví junto a la estufa a preparar la mamila de Renesmee.

EDWARD P.O.V.

-Luego, primero me duchare- dije cortante, se encogió de hombros y siguió con su tarea,

- ¿no es muy temprano para que una bebita esté despierta?

-Se despertó con la alarma, aparte sirve y se duerme en lo que yo hago su comida- dijo despreocupada.

terminé mi café, me puse de pie, tomé la taza y la dejé en el fregadero, Tomé mi corbata y comencé a atarla bajo la atenta mirada de unos ojos cafés como el chocolate

-Ya tiene práctica- dijo asegurando

-Sí, algo así- dije ajustando el nudo

ella sólo asintió y no dijo nada más, tomé mi saco y me lo puse mientras Rick se ponía junto a la puerta

-llegaré aproximadamente a las 6, para entonces debe estar la comida lista- dije mirándola serio, ella solo asintió

-Que tenga un buen día señor- dijo sonriendo cálidamente, asentí y salí de casa seguido por Rick…

La mañana había estado tranquila, firmando papeles y haciendo

llamadas, lo cotidiano, la voz de mi secretaría se escuchó a través del teléfono sobre mi escritorio

-jefe, el Señor Rabie lo está esperando para mostrarle último diseño

-Hazlo pasar-

-Enseguida señor…

-Esto es lo que más se acerca a lo que me pidió, sencillo, pero lindo- dijo Rabie

-Yo no lo pedí lindo- dije frunciendo el ceño mientras miraba la imagen

-Pero es una bebé, los cuartos de bebé deberían estar llenos de color, y en este me atreví a hacérselo…

Tenía una pared rosa con bordes blancos en medio de la pintura, un castillo con el dibujo de una princesa y una sirena, la cuna era de madera, el cubrecama era rosa con un móvil de lunas y estrellas y un sillón de color crema con un guardarropa. Yo le dije que esto era demasiado, pero él no me quiso escuchar, así que se quedó ese diseño en la pared

-es lindo y sencillo

-Es sólo una bebé- dije masajeando el puente de mi nariz frustrado

- ¿Y si fuera su hija, no querría lo mejor para ella? -

-Resulta que no lo es, sólo quiero un cuarto donde haya una cuna, cómodas para ropa y punto, nada más

-Entonces será esa- dijo sonriendo

recargué mis codos en el escritorio y cubrí mi rostro con mis manos llevándolas hasta el cabello

-Haz lo que quieras- dije cansado

-Mañana comenzaré con los preparativos- dijo sonriente mientras se ponía de pie y salía de mi oficina…

Llegué a casa, con el saco al hombro y la corbata floja, iba subiendo las escaleras cuando unos chillidos alegres me llamaron la atención, venían del cuarto de Isabella; me acerqué y vi la puerta entreabierta, dejando a la vista a Isabella haciéndole cariños a su hermana acostada sobre la cama, mientras ésta agitaba las manos felices.

Me quedé viendo la escena un largo rato, que ni siquiera noté cuando la señora Raquel se paró junto a mí…

-No me decepcionaste- dije con voz neutra mientras degustaba de mi comida, Isabela sonrió tímida.

-Ya sabes que a partir de mañana tendrás los fines de semana libre.

-Gracias señor Grey