Los personajes no me pertenecen. La obra es por completo de pertenencia a Fernando Gaitán.

Crédito a Ximenart15 por la imagen que use para la elaboración de la portada.

PREFACIO

Armando acaba de tener, por lejos, la mejor noche de su vida.

Aquella noche, tan improvisada… Tan movida por el deseo de aclar que todo lo que había ocurrido durante el día había sido un malentendido. Tenía que aclarar que su trato con Ariana Arboleda no tenía nada que ver con lo que muchos en la oficina habían malpensado. Tenía que aclararle que era ella la única. Y aquella bendita noche había hecho el amor como nunca antes.

Y nada menos que con Beatriz Pinzón Solano.

Ella había dudado tanto de sus sentimientos. Había dudado de su apariencia. Había dudado incluso de la seriedad de aquella curiosa relación clandestina que llevaban.

Pero él se había encargado de demostrarle con caricias y besos la veracidad de su amor. Y es que ese "yo a usted la amo" era lo más sincero que había proferido en todo lo que llevaba de vida. Eran también las palabras más sinceras que le había dicho a cualquier mujer con las que había compartido el lecho.

Cada beso y cada caricia habían sido premeditadas y deseadas por él. Cada gemido, cada grito. Todos los recuerdos volvían a él en un círculo infinito de pensamientos del que no quería salir. Quería repetir todo. Quería volver a besarla con frenesí. Quería volver a hacerle el amor. Y, por supuesto, quería pasar el resto de la noche con ella. El resto de sus noches, con ella.

Pero no podía.

No podía porque debía devolver a Beatriz a su hogar para que ella no tuviera problemas con el cansino de su padre.

No podía porque sabía que Marcela Valencia lo llamaría y lo comenzaría a buscar debajo de cada roca y en cada edificio de Bogotá si decidía no contestarle y desaparecerse.

No podía porque Mario Calderón volvería por la mañana a cambiarse de traje y a burlarse de la situación en la que él mismo le había metido.

Simplemente, no podía.

Pero, ahí estaba él. Armando Mendoza, el conquistador, completamente rendido ante los besos que compartía con su asistente. Se besaban como si se les acabara el tiempo. Y así era.

Ellos debían separarse. Cada uno de ellos debía tomar el rumbo que le conrrespondía y cumplir con sus obligaciones: ella como buena hija y él como buen prometido.

Pero, también era cierto que ambos fallaban en cuanto a estas.

Ella, la perfecta hija de Hermes y Julia, no sólo falseaba sobre el estado financiero real de Ecomoda. No sólo se veía inmersa en aquella jugarreta pseudo legal en la que se había metido creando Terramoda. No señor. Ella, Beatriz Pinzón Solano, también era amante de su jefe. Amante, porque no era la oficial. No era la única. Y nunca lo sería.

Él, el presidente de Ecomoda, que —prácticamente— había obligado a sus asistente a cometer actos financieros de dudosa ética. Él, que había accedido a un plan tan horrible como jugar con el corazón de la mujer que le había dado todo. Él, Armando Mendoza Sáenz, estaba en plena conciencia de que estaba engañando a su prometida con su asistente. Con su mano derecha. Con su amiga y cómplice.

Con la mujer que genuinamente amaba.

Y es que ambos debían sentirse realmente mal por todo aquello.

Pero no podían.

Ambos le habían mentido a casi todo el mundo. Incluso entre ellos había mucho que resolver. Y era por aquello —y mucho más— del por qué ambos se preguntaban con genuino desconcierto sobre cómo era posible disfrutar tanto de los besos del otro. De sentir piel contra piel. Alma con alma.

Y todas esas emociones se condensaban en ambos cuerpos en la habitación, besándose.

Armando acariciaba el cuello de Beatriz mientras se perdía en sus besos y caricias. Ella estaba tan desesperada como él. Los besos tiernos pasaron a apasionados en un segundos. Ambos eran plenamente consciente de lo que sucedía.

La noche avanzaba, y con ella, su despedida se veía cada vez más pronta.

Beatriz detiene los besos con dificultad. Armando la mira, expectante, adivinando casi textualmente las palabras que, en breve, soltará su asistente.

—Doctor, — dice ella con voz suave, llevando su pequeña mano al rostro de él —yo creo que es mejor que nos vayamos. Lo están esperando.

Él no se quiere separar de ella.

Se acerca apresurado y desesperado a besarla. Una y otra vez. Se separa un poco de ella, pero lo suficiente como para todavía sentir la respiración agitada de su asistente sobre sus labios.

—Yo sé, Beatriz — le responde Armando en un susurro —. Yo se. Lo que pasa es que usted toda la noche me ha estado cuestionando todo mi pasado con las mujeres. ¿No es cierto? — él suspira —. Yo me quedé pensado y creo que antes de irnos, es bueno que me toque el turno a mí.

Y es que a pesar de haber hecho el amor como nunca, Armando Mendoza no se podía sacar de la cabeza el que existiera un hombre que había estado con Beatriz antes que él. No es que no lo creyese posible; esa mujer amaba como si se le fuese la vida en ello. ¿Cómo es que, después de una experiencia como esa, un hombre hubiese renunciado a los brazos de ella? A sus dulces sonrisas, a sus besos y a esa risita que lo traía tan loco.

Porque Armando estaba completamente seguro de que él, después de aquella noche, no dejaría que aquello que tenían, terminase.

—Dígame — continuó él, sin separarse ni un milímetro de ella —, ¿cuándo me va a contar cómo fue esa primera vez?... Esa primera experiencia.

Y es ahí cuando la burbuja se rompe.

Beatriz desvía la mirada y se aleja de él. Armando queda expectante al ver como ella gira e incluso se encoge un poco mientras enfoca la mirada en algún punto invisible de la habitación. Él nota como ella aprieta sus delgados brazos contra su cuerpecito menudo. Se ve completamente tensa.

Y eso logra intrigarlo aún más.

—¿Es muy importante para usted saberlo? — le pregunta ella, viéndolo de reojo mientras tensa sus facciones.

Él realmente no quiere incomodarla. No había que ser muy analítico para entender que era una experiencia que Beatriz no recordaba con especial afecto. De verdad que quería decirle que no importaba. Que podían olvidarlo.

Pero no podía.

—Si — responde él, tratando de escoger con cuidado las siguientes palabras que dirá —. Usted sabe ya mucho de mi pasado — Y era cierto. Beatriz lo conocía como nadie en el mundo —. A mi me encantaría conocer el suyo — le confesó soltando una risita—. Claro, Beatriz. Si usted así lo quiere.

Ve como ella vuelve a perder la mirada en la habitación. Y no puede evitar sentir una punzada de dolor.

No quería incomodarla.

Realmente, no quería.

Justo en el momento en que él se iba a retractar de sus palabras, Beatriz asiente convencida de que aquella conversación, tarde o temprano, debía suceder.

—Si, Doctor. Se lo voy a contar — responde ella y vuelve a posar su mirada en él.

Armando sonríe un poco, agradecido infinitamente con la confianza que le profesaba aquella muchachita que tenía un lugar tan especial en su corazón.

—Pero — continúa ella, con un deje de tristeza —, no es una historia muy agradable.

Él lo sabe.

—Eso a mi no me importa — le contesta.

Él quiere saber todo de ella. Lo que la pone feliz, pero también lo que la pone triste o le molesta. La ama, y amará su pasado también. Después de todo, ella lo aceptó a él. Tal cual era.

Y así, Armando comenzó a escuchar la triste historia del primer amor de Beatriz Pinzón Solano.

Fin del prefacio.

Nota del autor: Hola a cada uno de ustedes. Llevo años sin actualizar Fanfiction, pero es porque la universidad me está consumiendo por completo.

Quiero decirle que etiquetaré esta historia como terminada, porque la estaré subiendo en la plataforma de WATTPAD. No es mi plataforma favorita para subir historias, pero es la que tiene el fandom más vivo de YSBLF, así que pienso que allí llegará a mucha más gente.

Para los que siguen mis otros proyectos, que sepan que los sigo queriendo un montón y que no me he olvidado de ustedes. Solo ha sido una mala racha de antidepresivos y medicamentos para conciliar el sueño los que están acabando poco a poco con esta cabecita. Eso, y que ya pronto me voy a casar.

Es envío un abrazote, y les vuelvo a recordar de que, si quieren ir al pendiente de esta historia, la busquen en WATTPAD. Ahí estoy con el perfil de Estrella_de_David.

Los adoro.

Un beso.