Fic
Historias de Albert y Candy
Presenta
Quédate Conmigo
Por Mayra Exitosa
Lejos de ahí, Niel bebía una copa de brandy en el estudio de su padre, dándose cuenta de quien era la hija adoptiva y como su padre había realizado una adopción legal inesperada, notando que los documentos de ella no estaban anexados completamente, una nota que rezaba en la parte baja del documento, "La validez del cambio de apellido puede llevarse de uno a seis meses, se requiere realizar una aceptación de la adoptante al poseer la mayoría de edad y ver sus documentos en vigencia al igual la firma de su antiguo tutor legal." - ¡Papá! Eres un tonto o solo te interesaba quitarte este pendiente, no pensaste en todo lo que un cambio de apellido conlleva, solo apuraste las cosas por cumplir con esa petición del abuelo y ahora la hermanita aun no es Legan. Luego observaba que de no haber cumplido solo se habían perdido las mismas propiedades que se le dieron a Candy Legan solo por casarse, excepto la dote de oro. Se río negando y supo entonces que salieron perdiendo, se dijo así mismo, - ¡Eres un ingenuo! Si lo hubieras dejado estar, simplemente no me habría quedado sin departamento.
En Escocia, Johnson también investigaba, siendo que la hija de Legan no había contraído matrimonio, por lo que a regañadientes tuvo que buscar al empleado de confianza que tenía William en estos últimos meses y que este le soltara la información, - Si mi don, está en plena luna de miel, estamos acá en la isla que compró el jefe, y la muñequita es hermosa, rubia de ojos verdes. - ¿Cómo? ¿no es pelirroja? - No, es bien chula, nos saludó a todos cuando los casaron, no le importó que fuéramos los empleados, no es tan remilgosa como usted. - Juan, no digas eso. - Es la verdad, esta señora si hace pareja con el jefecito, hubo vino y todos celebramos, ahora ellos están en la casa y aunque usted no fue invitado, estuvo bien bonito aquí, sin que metiera sus narices. - ¡Juan! como me dices eso, el jefe debe tener una ceremonia formal, con su familia que lo quiere. - y la que lo exprime cuanto puede, ¡que! ¿a poco no? - ¿Qué has dicho? Nadie lo exprime. - ¡ah no! pues todos viven a sus costillas. Por eso tuvo que casarse, al final le salió buena la monita y ustedes ya no estarán de flojos y mantenidos - Trabajamos, Juan todos los que estamos con William trabajamos para ganar lo que tenemos y tu jefe se encuentra muy molesto por casarse con esa joven, aunque no sé con quien se casó. - Ella es bonita se llama Candy, algo así dijo el padre. - ¿Candy? ¿Tomaron fotos? - Si, vino un profesional y ya se fueron, nos quedamos los que solo el jefe si quiere. La llamada se cortaba y Johnson definitivamente no estaba nada bien, por lo que tenía que acercarse a ver todo a detalle, así se molestara William con él.
En la nueva mansión de la isla a la que bautizaba como Isla del cielo en gaélico. Por lo que los nativos la mencionaban en el idioma inglés medio incompleto que hablaban al ser de procedencias diferentes del sur y centro de América. Lo que William tenía era empleados sencillos con necesidades de vivir bien y ser aceptados, así la isla se convertiría e su hogar permanente, a excepción de los de seguridad, que solo obedecían y cuidaban de todos, sin unirse a los trabajadores. La mansión que ahora cerraban sus puertas estaba rodeada por esos hombres que cuidaban de William, encendían la planta de luz, los climas y cuidaban de que estuvieran protegida la pareja en su habitación.
El rubio la miraba moviéndose en su lecho confiada y tranquila, a lo que cuestionaba, - ¿Te encuentras bien? - Si, un poco cansada. - Duerme, cuidare de ti, de ahora en adelante somos esposos. - Si. Ella se dejaba abrazar por él, quien la miraba curioso, pues era virgen y hermosa, nada que ver con el padre que la había engendrado, se notaba sencilla por su manera de sonreír y sumisa por cómo se comportaba, incluso con el padre obligándola a casarse aun siendo mayor de edad, bien podía haberse negado y no lo hizo, y… esa pasión que despertó en ella, definitivamente jamás se imaginó que fuera tan sensible y apasionada, su mujer, por primera vez yacía con una mujer que fuera solo suya, al ser su primer amante internamente se sentía diferente incluso posesivo, como si ella necesitara de su protección y de su amor, tanto como él deseaba sentir el suyo. Se hallaba durmiendo cerca de su hombro, tan frágil y delicada, su cuerpo desnudo seductor, por lo que no podía dormir, aunque lo deseara y ya la había hecho suya durante la madrugada varias veces, pero anhelaba hacerlo muchas más y eso no lo había sentido antes.
La investigación de Johnson lo dejaba asombrado, todo los detalles que habían hecho los Legan con tal de cumplir con el acuerdo, temiendo una considerable sanción, resultaba que aun con el matrimonio finalizarían pagando la dote y eso si era mucho más de lo que se había previsto, más al ver los documentos de la joven, algo no le cuadraba, por lo que buscaba sus antecedentes, y no había nada de los Legan, encontraba un internado desde los cuatro años de edad, una madre que había muerto en un accidente y un padre… ¡por Dios! ¿Qué estaba pasando aquí? ¿Qué era lo que se pretendía lograr?
En la mansión Andrew, Elroy veía los detalles para hacer un evento importante en cuanto se supiera de su regreso, tenía que lucir espectacular y de preferencia hacerlo a nivel internacional, la idea era que todos sus familiares, socios y empresas que competían con ellos, supieran del matrimonio cuanto antes, más esperaba no lastimar la situación con su sobrino, por lo que no se adelantaba nada, hasta saber lo que pretendía y tratar de verlo directamente con él, agraciarlo y contentarlo cuanto antes. - ¿autorizó que se publicara el tema? - No, el señor Johnson está investigando sobre los antecedentes y dijo que esperáramos al regreso de William para realizar el anuncio. - Bien, así lo haremos.
En la isla, ella despertaba hambrienta, él no se encontraba en la habitación, por lo que tomaba una cobija y se cubría su desnudez para luego ver ahí sus maletas abiertas y medio acomodadas en el guardarropa, así tomaba algunas cosas y se iba a duchar al ver su cabellos desperdigado y enredado, se introducía ala tina relajante y sabía que él la había dejado preparada por la tibiez del agua, pues estaba reluciente ahora los pétalos ya no eran rojos sino color morado y lila, mientras que en la habitación entraba William con un hombre que traía el servicio de sus alimentos, asegurándose que no se viera su mujer, más ella ya no se hallaba en su cama, por lo que le hacía una seña a una morenita para que limpiara la habitación antes de que saliera de la ducha su esposa. Sin poder evitar, su mente divagaba al momento en el que había estado con ella la noche anterior y sonreía de lado, al saberla tan accesible a él, más su inexperiencia se había vuelto algo más que apreciar. Le había preparado arduamente mientras se duchaban hasta ya no soportar la espera, fue que la sacaba de la tina y la llevaba en sus brazos como un cavernícola ansioso por entrar en su cuerpo, estaba haciendo más tiempo del que hubiera realizado antes, pero había valido la pena toda esa espera, la noche no fue nada corta, por el contrario, se pasaron las horas amándose al grado de despertar casi al medio día. De pronto todo quedaba listo y él se asomaba hablándole desde la puerta con un tono enronquecido,
- ¿ya estás lista? - ¡Oh! ¡no! sigo en la ducha. - No llevamos prisa, confirmaba travieso, notando que la morenita había sacado las cobijas y colocado otras en su lugar, así como el hombre que había ayudado con la charola de los alimentos se había ido, por lo que en cuanto supo que se quedaría más tiempo dentro, cerraba su habitación con pasador y se quitaba casi a velocidad luz las prendas que portaba con tal de alcanzar a entrar junto a ella en su baño y tenerla en sus brazos de nuevo.
Continuará...
Gracias por sus amables comentarios en esta historia, tratando de avanzar en el tiempo disponible, deseando sea de su agrado.
Agradecida por no tomar mis escritos, ni adaptar ni utilizar por ningún medio auditivo o plataforma alterna, en parte o completa ninguno de estos.
Con sincero aprecio,
Un abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
