Notas: La cuenta regresiva esta 3... para llegar a ese capítulo.
Por cierto ¿alguien recuerda quien es Kamika?
-Ella es parte de los caballeros Garou y su magia son papeles de colores que usan distintos elementos, como el papel rojo que es fuego, el papel morado paraliza, etc. Espero puedan ubicar quien es.
Sin más disfruten de la historia.
TERCERA PARTE
Capítulo 14: La Boda.
La casa de los Marvell era enorme y antigua, y contaba con su propia capilla en donde la ceremonia se llevaría a cabo. En su interior había al menos una veintena de bancas alineadas frente a un altar hermosamente arreglado.
Los invitados se saludaban unos a otros por donde Hughes y yo pasábamos; nunca había estado en un festejo tan concurrido.
No podía dejar de preguntarme cómo era que Dan iba a casarse con Wendy Marvell.
¿Qué trampa habrían planeado él y su madre para que los aceptaran como parientes?
Debían haberse excedido con regalos que no podían pagar, o incluso haber alquilado alguna lujosa propiedad para hacerla pasar por propia...
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando Dan Heartfilia caminó por los jardines del brazo de Wendy Marvell y los invitados comenzaron a aplaudir. El primero debía tener entre veintisiete a treinta años de edad, mientras que la segunda era aún una niña.
Dan Heartfilia era un poco más alto que su hermano Hughes y llevaba el pelo lacio rojo, corto. Mientras dos cejas pobladas se arqueaban sobre sus ojos rojizos, dándole una apariencia cínica. Su mirada, que distaba mucho de parecerse a la de Hughes, tenía un tinte que evocaba a una tormenta contenida.
Dan había heredado los labios delgados y pómulos altos de su madre.
Wendy Marvell, en cambio, era una belleza: tenía una cara de contornos redondeados, una nariz pequeña y una boca llena que apretaba con gesto de mortificación infantil.
Sus ojos marrones y brillantes evadían las miradas curiosas de los concurrentes, por unos momentos clavándose en el suelo, y por otros, mirando hacia el despejado cielo primaveral. Su tez clara contrastaba con los cabellos azules que le caían hasta la cadera.
Llevaba un vestido de seda blanca ricamente bordado sobre el que se había colocado un ajustado corpiño de terciopelo rojo con broches de oro, y piedras semipreciosas que seguramente había estado en su familia por varias generaciones. Debía tener a duras penas unos catorce años de edad, y se le veía bastante asustada.
Dan lucía temible y orgulloso, y lamenté que una niña como Wendy estuviera siendo forzada a casarse con un hombre tan abominable. Aquello era muy extraño, teniendo en cuenta las obvias diferencias que había entre ambos: la familia de ella tenía la riqueza y los títulos nobiliarios.
¿Qué podía aportar Dan a la unión?
Miré a Hughes frunciendo el ceño, y le pregunté en voz baja:
-¿Por qué no me contaste que la novia era tan joven? Es evidente que no le agrada la idea de casarse con tu hermano...
Hughes pareció disgustarse.
-Hasta donde tengo entendido, la novia está de acuerdo con la boda – me respondió.
Lo miré a los ojos. No podía creer que algo tan obvio para mí pudiera haberle pasado desapercibido a alguien.
-¡Por Dios, Hughes! ¡Mírala!
Hughes dirigió la mirada de nuevo hacia la pareja, que en ese momento saludaba a un trío de invitados.
-De verdad que no sé de qué me hablas, Lucy - dijo él.
Me dio la impresión de que él decía la verdad, pero no pude evitar que tanta ingenuidad de su parte me enfadara.
"¡Pobre niña!", me dije.
Hughes miraba estupefacto a su alrededor. Lo vi prestar especial atención a cualquier adorno bello que había en la capilla; incluso se acercaba a observarlos.
-¿Te interesan las antigüedades?- le pregunté.
-Éstas son muy bonitas. Deben costar mucho dinero – me dijo él de forma desprevenida.
Yo, en cambio, no podía quitarle los ojos de encima a Wendy Marvell. Me afligía que ella fuera a compartir su vida con un hombre tan ruin como mi primo.
La novia examinaba el prado mientras Dan Heartfilia reía a todo pulmón con un grupo de hombres que no le daban ni la más mínima importancia. En un momento dado me pareció que Wendy hacía un gran esfuerzo por contener las lágrimas.
Se cubrió los ojos con el dorso de la mano, haciendo como si la luz la estuviera molestando, y tiró de la manga de la camisa de su novio. Él se inclinó para escucharla sin interrumpir la conversación que estaba sosteniendo con los demás, asintió, y Wendy se alejó rápidamente, atravesando de nuevo el jardín.
Nadie pareció percatarse de ello excepto yo: los invitados estaban mucho más interesados en sus propias charlas que en los novios.
Decidí excusarme con la disculpa de revisar mi peinado, y seguí a Wendy a través del pulido césped. Ella subió los seis escalones que separaban el jardín del lado oeste de la casa y cruzó el umbral sin mirar atrás.
Cuando alcanzó el corredor, empezó a llorar desconsoladamente, apoyándose contra el muro. ¡Qué desdichada era la pobre Wendy! No me era difícil comprender el profundo dolor que sentía. Presa de un súbito impulso, fui hacia ella y la abracé.
La pobre pequeña se aferró a mí sin siquiera mirarme, dando rienda suelta a su pesar.
No dije nada ni la solté para no interrumpirla. Era obvio que ya no podía ocultar sus sentimientos, y éstos se habían desbordado en un torrente de lágrimas.
-¡No puedo hacerlo! ¡No puedo! – dijo ella entre ahogados sollozos.
-¿Por qué te obligan, pequeña? - le pregunté.
Entonces Wendy pareció darse cuenta de que yo era una perfecta extraña y elevó sus ojos marrones llenos de lágrimas, hacia los míos.
-¿Quién eres? - balbució.
-Soy la prima del monstruo con quien te están forzando a casarte... y estoy de tu lado – le respondí.
Wendy me miró con incredulidad.
-¿También lo odias? - me preguntó.
-Lo desprecio profundamente. Y al ver la forma en que estás sufriendo, aún más. Mi nombre es Lucy Heartfilia -contesté.
-¡Ah! - dijo intentando limpiarse los ojos-. Tú eres la parienta rica de Dan. He oído hablar de ti.
Me pregunté cuántas calumnias habrían girado alrededor de mi nombre por parte de Mary y Dan en el hogar de los Marvell, pero no era ni el lugar ni el momento de investigar.
-¿Por qué se está llevando a cabo esta boda, Wendy? – le pregunté.
La niña miró a su alrededor y dijo con evidente miedo:
-No puedo decírtelo - tartamudeó-. Eres muy amable... más amable de lo que nadie ha sido conmigo en mucho tiempo... - en ese momento volvió a romper en sollozos-. ¡Sería inútil hacerlo! Mis padres vendrán a buscarme en cualquier momento.
Sentí mucho miedo por ella.
Si la boda de hecho se llevaba a cabo, Dan pasaría a ser poco menos que su dueño y señor. Aquélla podía ser la única ocasión que tuviera Wendy de hablar y yo de enterarme sobre lo que ocurría. Sabía que era casi imposible hacer que la pequeña confiara en mí, pero tenía que intentarlo.
-Por favor, Wendy, habla conmigo. Cuéntame qué está pasando aquí - le rogué.
-¡Nadie puede ayudarme! — Exclamó ella, sin que las lágrimas dejaran de salir de sus ojos-. Nadie puede hacer nada por mí. ¡Tendré que casarme con Dan Heartfilia!
Dicho esto, se cubrió el rostro con ambas manos, y volvió a llorar.
-Creo que será mejor que te laves el rostro con agua fría – le dije con la esperanza de ganar algo más de tiempo en su compañía-. ¿Dónde está tu habitación?
-Arriba - señaló ella sin dejar de sollozar.
-Vamos allá. No puedes regresar a la celebración en este estado – le indiqué.
Tomé a Wendy del brazo y ella me guio hasta su habitación en la planta superior. En cuanto entramos, se lanzó sobre la cama, gimiendo.
-¡Dan Heartfilia es un demonio! - exclamó.
-Lo sé - le dije-. El hecho de que sea capaz de casarse con una niña como tú para llevar a cabo quién sabe qué malévolo propósito me hace detestarlo aún más. ¿Cuántos años tienes, Wendy?
-Dieciséis - contestó ella, con la voz entrecortada por el llanto.
-Confía en mí, por favor - le supliqué-. Sé que no me conoces, pero tal vez sea la última oportunidad de salvación que tengas. Yo haría lo que fuera por ayudarte, Wendy. Cuéntame por qué te obligan a casarte con mi primo. Sé que tiene que haber hecho uso de toda su mezquindad para haber llegado tan lejos. ¡Habla conmigo, te lo ruego!
Wendy me miró inexpresivamente, casi como si no me estuviera viendo. Era obvio que para ella su destino estaba trazado, y que se sentía como una prisionera condenada a la guillotina.
—Llevo un bebé en mi vientre - respondió.
Sus palabras resonaron en mis oídos.
Así que era eso.
Dan Heartfilia había deshonrado a Wendy y ahora sacaba provecho de la situación. Sentí que la sangre me ardía en las venas y tuve deseos de gritar con todas mis fuerzas.
-Huye conmigo – le dije.
-¿Cómo? - tartamudeó Wendy.
-Mi cochero está esperando afuera. Yo te esconderé donde nadie pueda encontrarte para que puedas dar a luz a tu hijo. Cuidaré de ti. ¡Ven conmigo, Wendy! ¡No te cases con él!
-No puedo - dijo al fin-. Ellos... ellos nos encontrarán. ¡Ya deben estarme buscando!
-¡Precisamente! – le dije-. ¡Es ahora o nunca! Te juro que no te desampararé en ningún momento. ¡Escúchame, Wendy, por favor!
-¿Por qué haces esto? - me preguntó atemorizada.
-En primer lugar, porque no podría vivir con mi conciencia sabiendo que no hice nada por impedir que Dan Heartfilia se saliera con la suya con el más bajo de los planes que haya hecho hasta ahora. En segundo lugar, porque me parte el corazón saber que tan desdichada serás a su lado mientras él esté con vida: sólo pensar en las cosas que Dan Heartfilia es capaz de hacer, me revuelve el estómago. Por último - suspiré-, me inspiras una profunda compasión, Wendy. Desde que apareciste tomada del brazo de Dan allá abajo, pude sentir tu tristeza. Fue como ver a una pequeña ave herida cuyo dolor estaba siendo exhibido por su agresor. Si la novia de Dan hubiera sido una mujer diferente, una mujer de mundo... tal vez no me habría importado tanto - expliqué sintiendo que la sangre acudía a mi rostro.
-¿A dónde iríamos? – me preguntó.
Wendy estaba considerando escapar.
—Iremos a donde tú quieras. Si no deseas que nos quedemos en alguna de mis propiedades, tengo varios amigos en cuyas casas podríamos hospedarnos, si así lo prefieres. Si quieres cruzar el océano, lo cruzaremos - me apresuré a decir.
-Pero... si nos descubren, ¡nos matarán! - exclamó-. No quiero ponerte en peligro a ti también...
— ¡No le temo a Dan Heartfilia! - le comenté-. ¡Lo único que me importa en este momento es sacarte de aquí!
Entonces caí en la cuenta de que no me había detenido a pensar en los señores Marvell. Seguramente estarían muy preocupados por su hija si la llevaba conmigo.
Por otra parte...
-Cuando tus padres se enteren de la clase de demonio que es Dan Heartfilia, se arrepentirán de haber siquiera pensado en permitir que te casaras con él – le dije.
-¡Es que ellos ya lo saben! - exclamó ella sollozando con dolor.
-¿Cómo es posible? – pregunté-. Siento pronunciar palabras tan duras, pero si ellos son capaces de entregarte a un hombre como él, entonces no te quieren bien.
—Eso lo sé - balbució ella bajando la mirada.
-Ven conmigo. ¡Ven conmigo ahora mismo! – insistí.
-¡Tengo mucho miedo! ¡Habrá consecuencias! – me dijo. El pánico que ella sentía era evidente.
-¡Por favor, Wendy! ¡El tiempo urge! Ya nos ocuparemos de eso después. ¡Te prometo que haré hasta lo imposible para que estés a salvo! ¡No tienes nada que perder! ¡Eso tienes que saberlo! - mencione con fuerza.
-Eres buena – me comentó ella-. Sé que todo lo que dices es cierto. Aun así... si me voy contigo... tal vez nunca lo vuelva a ver.
-¿No es eso lo que quieres? – la cuestioné exasperada.
-No me refiero a Dan Heartfilia... - dijo ella esbozando una triste sonrisa— sino al padre de mi hijo.
La cabeza empezó a darme vueltas.
Si Dan no era el padre del bebé, ¿entonces quién? No podía darme el lujo de pedirle que entrara en detalles. Haría todo lo posible para que Wendy fuera feliz una vez que hubiera escapado conmigo.
-Tienes más posibilidades de verlo si vienes conmigo ahora que si te casas con mi primo, de eso puedes estar segura: Dan Heartfilia te hará su esclava de por vida, Wendy. ¡Por Dios! ¡No perdamos más el tiempo! - exclamé.
-Está bien – acepto ella al fin-. Iré contigo.
-¿De verdad? - interrogué llena de entusiasmo.
-Sí – me dijo ella-. Tú lo has dicho: no tengo absolutamente nada que perder.
-¡Así se habla, niña! - exclamé.
Wendy se cambió de ropa, poniéndose una capa con capucha después de haberse recogido el cabello para no ser reconocida. Salimos por la misma puerta por la que habíamos entrado, sin que uno solo de los invitados se fijara en nosotras.
-¡Pronto, Wendy! - dije-. ¡Sígueme!
A lo lejos, pude ver a Hughes hablando con su hermano y un grupo de comensales.
"¡Al diablo con Hughes!", me dije.
En ese momento, lo único que importaba era Wendy Marvell, y el hecho de que está milagrosa fuga estuviera haciéndose realidad. Una vez fuera de la casa, corrimos hasta mi coche.
-¡Vámonos de aquí ahora mismo, Belo! - le dije mientras cerraba la puerta del coche tras nosotras.
Belo era un hombre rápido, e inmediatamente instigó a los caballos: pronto salimos de la propiedad de los Marvell.
-¿A dónde me dirijo, señorita? – me preguntó desde la parte delantera del coche.
-¡A casa! - exclamé, y miré a Wendy sonriendo.
La pequeña se veía aterrorizada y esperanzada a la vez.
-Todo va a estar bien - le mencioné-. Confía en mí.
Wendy me miró con dulzura y sólo atinó a decir:
-Gracias, Lucy. Dios te habrá de pagar todo lo que estás haciendo por mí.
-El que estés aquí conmigo es suficiente – dije -. Soy yo quien te agradece que hayas sido tan valiente, Wendy.
Ella apretó mi mano y miró hacia atrás por la pequeña ventana del coche cuando cruzábamos el puente de Magnolia hacia Hargeon. Adiviné sus pensamientos.
-Dan Heartfilia nunca te encontrará - le afirmé-. Nunca.
Entonces se me ocurrió que lo más prudente sería dejar a Wendy en mi casa y regresar rápidamente a la de los Marvell. Si lo hacíamos bien, jamás se sospecharía de mí, y nadie pensaría siquiera en buscar a Wendy en la mansión mientras tuviéramos que estar en Hargeon. Sería mejor que nunca se me relacionara con la desaparición de Wendy.
Le informé cuál era el plan y ella estuvo de acuerdo con esté.
-No vayas a salir de la Mansión por ningún motivo - le sugerí después de haberla dejado instalada en una de las habitaciones.
-Descuida — me dijo con voz segura—. Tú también puedes confiar en mí.
Volví a montar en el coche, y Belo inició el mismo recorrido que acababa de hacer, esta vez en dirección contraria y con muchísima más prisa. Si mis cálculos no fallaban, la ausencia de Wendy ya debía haberse notado, y debían estar buscándola por toda la propiedad.
Cuando regresamos, bajé del coche con el corazón desbocado, pero hice todo lo posible por mantener la compostura. Volví a introducirme adentro de la fiesta e inicié una conversación con la primera persona que me encontré para disimular ante los demás en caso de que Hughes, Dan o Mary se hubieran dado cuenta de que yo no andaba por allí.
— Kamika - se presentó la mujer a quien yo había abordado-. Es un placer. ¡Entonces tú eres la prima del novio!
-Así es - confirmé con una amplia sonrisa, procurando hacer uso de todos mis encantos. Necesitaba mantener viva la llama de la conversación al menos hasta que Hughes me encontrara-. Aunque, la verdad, no había tenido la oportunidad de conocerlo hasta el día de hoy. Me crie en un internado en Stella: Sainte-Altair.
-¡No me digas! - exclamó Kamika-. Mi prima también fue una de las alumnas de Sainte-Altair. Quizás la conozcas, su nombre es Ultear Milkovich.
Me sorprendí.
-¡Vaya, que coincidencia! – le dije-. Claro está que conozco a tu prima, fue una de mis compañeras de estudio. ¿Cómo está Ultear? ¡Hace años que no sé nada de ella!
-Ultear está muy bien – respondió ella-. Hace poco más de dos años que se casó con Invel Yura. Tienen una pequeña niña tan guapa como la madre. Y eso no es nada: Invel Yura es muy amigo del emperador de Alvarez. Así que Ultear está muy bien - respondió-. ¡Imagínate lo bien rodeada que está mi prima!
En ese momento, fuimos interrumpidas por Hughes.
-¡Lucy! ¿Dónde te habías metido? ¡Te he buscado por todas partes! – me dijo. Se veía preocupado: ya debían haber notado la desaparición de Wendy.
-¡Hughes! - lo saludé, fingiendo la más perfecta serenidad y presentándole a Kamika- La señorita Kamika es la prima de una muy querida amiga mía de Sainte-Altair. Kamika, éste es mi primo Hughes. Hughes, ésta es la señorita Kamika.
Noté que Kamika estaba muy impresionada con la postura de mi primo.
-Encantada – dijo ella extendiendo su mano con afectación para que él pudiera besarla. Había un parecido aún mayor entre Kamika y su prima Ultear del que había notado al comienzo.
-El placer es todo mío - dijo Hughes, besando el dorso de su mano y obsequiándole una sonrisa tan deslumbrante que habría derretido un bloque de hielo. Luego, dirigiéndose a mí, agregó con gravedad-: Necesito hablar contigo a solas durante unos minutos, Lucy. No te ofenderás si me llevo a mi prima por unos instantes, ¿verdad, señorita Kamika?
Kamika estaba extasiada con mi primo.
-En lo absoluto – respondió ella ruborizándose-. Pero prométanme que me buscarán de nuevo para conversar después de la ceremonia.
-Eso puedes tenerlo por seguro, Kamika — le dije-. ¡Debemos hacer planes para reunirnos mientras esté en Hargeon!
-¡Eso me encantaría! - expresó ella ilusionada. Todo estaba saliendo a la perfección.
Por supuesto que jamás volvería a contactarla después de la fiesta. Y ella tampoco querría saber más de mí cuando se enterara de que mi primo Hughes era un pobre carpintero. Hughes me guio del brazo hacia un rincón, y yo me alejé de Kamika sonriéndole, y agitando graciosamente la mano.
-¿Por qué te has puesto tan misterioso, Hughes? - le pregunté con fingida despreocupación-. Estaba teniendo una charla muy agradable con Kamika...
Hughes me miró a los ojos, y anunció con voz temblorosa:
— ¡La novia ha desaparecido!
-¿Cómo? - exclamé-. ¿De qué hablas?
— ¡Wendy no está por ningún lado! La han buscado en todas las habitaciones. ¡Sus padres andan corriendo por toda la casa como un par de locos, y Dan está enfurecido!
Tuve que reprimir una sonrisa de satisfacción.
-¡Pero eso no puede ser! – Le dije— ¡Yo misma la he visto hace unos minutos!
-¿Dónde la has visto? - preguntó él ansioso.
-¡Allí mismo! – mentí señalando una parte del jardín.
-¿Con quién hablaba? – me cuestionó Hughes.
—Eso no lo sé, estaba demasiado entretenida en mi conversación con Kamika para fijarme mucho en la novia. Deberías relajarte, Hughes. Seguro que anda por allí hablando con algún invitado. Además... tú no eres el novio, ¿recuerdas? — me di el lujo de bromear.
Hughes pareció tranquilizarse un poco.
-Tienes razón, Lucy. Voy a decirles que la viste en el jardín hace poco.
-Tú has eso - dije-. Mientras tanto, veré a quién más encuentro. ¡Qué fiesta más agradable!
Hughes se alejó de mí rápidamente, y yo me paseé por la habitación, deleitándome con la bonita música, pero más aún, con lo bien que se estaban desarrollando los acontecimientos. ¡Cuando les contara a Erza y a Jellal todo lo que había ocurrido!
No bien habían pasado diez minutos, cuando Hughes regresó a donde yo estaba.
-¿Ya la encontraron? — pregunté.
-No - respondió él-. Parece que se la hubiera tragado la tierra. ¿Estás segura de que era ella a quien viste en el jardín?
-¿Hay alguna otra novia aquí, querido primo? – le pregunté.
-Temo que Wendy haya escapado... - confesó él por toda respuesta.
-Pero qué locuras dices, Hughes. Una chica como Wendy Marvell jamás huiría de su propia boda. Eso sería una deshonra para sus padres. Además, ¿por qué habría de huir? - cuestioné con doble intención. Quería ver qué tan informado estaba Hughes de la verdadera situación de Dan y Wendy.
-Bueno, pues... tal vez Wendy no está enamorada de Dan -admitió sonrojándose un poco.
-¡No me digas! - exclamé-. Vamos, Hughes, ¿hasta ahora ves esa posibilidad?
-Bueno, yo... - balbució él.
-O eres muy ingenuo o te niegas a ver la verdad cuando la tienes al frente tuyo – le respondí. Tenía que ser consistente con mi personalidad para que Hughes no sospechara nada-. Por otra parte... el hecho de que Wendy no ame a tu hermano no quiere decir que haya huido. Quizás sólo está asustada. Puede ser que esté intentando calmarse para seguir adelante con la celebración. Se veía muy nerviosa, la pobre.
-Tienes razón – me dijo Hughes-. Voy a decirle a Dan exactamente eso. Seguro la novia está recomponiéndose y aparecerá en cualquier momento.
-Ve y ayúdalos a buscarla. No te preocupes por mí, estoy pasándola de maravilla – le sugerí.
-¡Gracias, Lucy! – me dijo Hughes.
Estaba indispuesta con mi primo. Tenía que admitírme a mí misma aunque no quisiera. Me había hecho ilusiones con la posibilidad de ser su amiga, pero a medida que el día avanzaba, descubría más rasgos de su carácter que me desagradaban.
Él había crecido con Dan: ¿cómo podía siquiera haber imaginado que Wendy podría estar enamorada de él? Sentí rabia, pero saber que yo había ayudado a Wendy a escapar me llenaba de dicha y todo lo demás pasaba a un segundo plano.
Conversé con algunos invitados, y como por obvias razones, la ceremonia seguía posponiéndose, decidí darme una vuelta por la propiedad. La casa de los Marvell era en verdad suntuosa y me regodeé con la idea de que Dan Heartfilia llorara por primera vez en su vida cuando supiera que había perdido la oportunidad de disfrutar de una fortuna tan grande como la de los Marvell.
Sentí ganas de saltar y bailar. ¡Me estaba saliendo con la mía!
Regresé a la capilla y noté que la gente ya había comenzado a molestarse con lo mucho que se estaba retrasando el inicio de la ceremonia.
— ¿Qué ocurrirá? - escuché a una mujer comentándole al que asumí era su esposo.
—No lo sé, pero ya me estoy fastidiando con tanta demora – le contestó él.
Muy pronto correrían los rumores.
Me senté en el extremo de una banca junto al pasillo central para escuchar cuanto pudiera; quería disfrutar del momento. No tuve que esperar mucho. Unos cuantos minutos después, los comensales ya formulaban teorías:
—Los padres de la novia se han arrepentido de casarla tan joven.
-Escuché que Dan Heartfilia tiene una amante que ha venido a interrumpir la boda.
-La madre de la novia no quiere separarse de su pequeña niña.
-¡La novia ha desaparecido!
Dejé escapar un suspiro de felicidad: "Sí, señores. Wendy Marvell escapó", pensé.
Aquél sería sin duda el escándalo del año en Magnolia y Hargeon: los invitados iban de un lado al otro de la habitación, se había armado un inmenso alboroto.
Me pareció observar que la madre de Wendy estaba a punto de desmayarse. Dan no estaba por ningún lado. Mary parecía haberse transformado en una gárgola de piedra. Hughes estaba plantado a su lado, con la mirada fija en el suelo. Yo estaba fascinada.
El señor Marvell se paró frente al altar y trató de hablar, pero los comensales estaban tan enredados en los rumores que le tomó un buen rato captar sus miradas.
-¡Silencio! ¡Silencio, por favor! – gritó él.
Al fin todos enfocaron su atención en el señor Marvell.
-Señores -dijo él rojo como un tomate, y con voz temblorosa-: Lamento informarles que esta boda deberá ser suspendida... por el momento.
Todos guardaban silencio, a la espera de la explicación oficial.
-Nuestra hija Wendy... - prosiguió el señor Marvell- se ha puesto muy... enferma. Hemos tenido que mandar a llamar al médico - mintió—. Por lo tanto, les ruego que regresen a sus casas. Mi esposa y yo sentimos muchísimo haberlos incomodado. Gracias.
Dicho esto, lo rodearon varias personas que querían hacerle preguntas. Fui hasta donde estaba Hughes y le pregunté tan preocupada como pude:
-¿Qué le ha ocurrido a Wendy? ¿Va a estar bien?
Hughes me tomó del brazo, y llevándome al jardín, dijo:
-¡Wendy aún no ha aparecido, Lucy! Dan ha perdido los estribos; está buscándola desesperadamente por los alrededores de la casa. ¡Esto es un desastre!
-Hughes, no sabes cuánto lo siento por ti y por tu familia - mentí-. ¡Esto es terrible!
-Lo es. Puede que Dan no sea un alma de Dios, pero ésta es una humillación sin precedentes para él, para mi madre... y para mí - declaró con un tono dignificado que por poco me arranca una carcajada, pero logré disimular mis verdaderos sentimientos.
— ¿Puedo hacer algo para ayudarte? - pregunté.
—No lo creo, Lucy — respondió con aire de derrota-. Te agradezco que me hayas acompañado, pero... creo que es mejor que regreses a tu casa. ¿Sería demasiado pedir que me perdones que me quede acompañando a mi madre?
-No tienes por qué disculparte, Hughes. Comprendo a la perfección y créeme que siento muchísimo lo ocurrido. Puedo regresar a casa sola sin ningún problema: Belo cuida muy bien de mí –le respondí, sonriendo de modo compasivo.
—Gracias, Lucy —respondió—. Eres un ángel.
"A veces hago milagros", pensé.
Nos despedimos besándonos en ambas mejillas, y salí de casa de los Marvell sin molestarme en mirar atrás. Belo estaba esperándome con una sonrisa grabada en el rostro.
-Ya he descubierto el porqué de nuestra huida repentina – murmuró él -. He escuchado a varios invitados hablando camino a sus coches. ¡La felicito, señorita!
-¡Gracias, Belo! - Contesté, guiñándole un ojo—. Sé que está de más que te lo diga, pero... ni una sola palabra de esto a nadie, ¿está bien?
-Mis labios están sellados – me dijo él riendo.
Le conté a través de la ventanilla del coche los detalles que él no conocía mientras regresábamos a casa. Belo no paraba de reír.
— ¡Bravo! ¡Bravo, señorita! — gritaba.
Cuando llegamos a casa, encontré a Wendy en la habitación en la que la había dejado. Saltó de la cama en cuanto me vio.
Sus ojos marrones me miraron expectantes.
-Hemos alcanzado una victoria absoluta – le dije finalmente riendo.
Wendy me abrazó con fuerza y rio, con lágrimas en sus ojos.
-¡No puedo creerlo! - dijo-. ¡Qué Dios te bendiga, Lucy Heartfilia!
-Esto tenemos que celebrarlo – le mencioné— Acompáñame a la cocina, voy a preparar algo de comer.
Bajamos juntas a la cocina, y comencé a preparar una sopa mientras le contaba cada detalle de lo que había ocurrido en casa de sus padres.
-Sé que Dan Heartfilia me matará si me encuentra – comentó ella asustada.
-Nunca te encontrará, Wendy. Jamás - le aseguré.
-Dios lo quiera así – me respondió ella.
-Ahora, cuéntame - le pedí mientras echaba algunos guisantes en la olla-: ¿cómo es que Dan Heartfilia logró que tus padres lo aceptaran como tu futuro esposo?
-Es una larga historia... – me contestó ella- Te la contaré desde el comienzo.
Wendy suspiró y dio inicio a una narración que no finalizó hasta que llegó el alba del día siguiente. No tenía idea del bien que me había hecho a mí misma rescatando a Wendy Marvell del cruel destino que le esperaba en manos de mi primo Dan.
FIN DEL CAPITULO 14: LA BODA… PROXIMO CAPITULO: LA HISTORIA DE WENDY MARVELL.
