Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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Veintiuno
Todos sabemos que no debo entrar, ¿verdad? Todos sabemos que debería dar media vuelta y volver a mi deprimente apartamento y meterme en la cama e irme a dormir.
Y todos sabemos que eso no es lo que hago.
En cambio, de alguna manera me convenzo de que puedo estar dentro del bar sin que ella sepa que estoy allí. Recibe cientos de clientes por noche; siempre hay otro cantinero con ella. Seguramente puedo pasar desapercibido, conseguir una mujer para la noche y largarme de allí antes de que Bella se dé cuenta. Además, ¿cuán presuntuoso soy al pensar que recordará quién soy cuando me vea? Probablemente ya se haya olvidado del hombre loco que arruinó su cita con el cabrón.
Esa lógica es lo que me trae aquí, sentado en una mesa en la esquina de un bar de lujo; lo suficientemente alejado de la multitud para que no me abrume y todavía pueda observar, pero no tan lejos contra la pared para destacar. Mi estatura y mi maldito color de pelo ya me ponen en desventaja, pero sé cómo mezclarme bien. Estoy entrenado, después de todo.
Hay muchas mujeres convencionalmente atractivas en la sala, una amplia gama para elegir. Todos los colores de cabello, tipos de cuerpo y edades. Y, sin embargo, mis ojos siguen siendo atraídos por la castaña detrás de la barra.
Es diferente verla en persona, en su elemento y no desde la vista aérea de la cámara de vigilancia. Puedo ver cuánto sonríe genuinamente a todos y cada uno de los clientes. Cómo bromea sin esfuerzo con todos ellos, dándoles a cada uno una parte de ella. Ciertamente está consiguiendo muchas más propinas de las que gana Vicky, la pelirroja rizada con la que trabaja. No es mala en su trabajo, solo un poco más frenética. Ella elige la cantidad sobre la calidad.
Sin embargo, Bella todavía desliza unos cuantos dólares extra en su tarro de propinas cuando la chica no está mirando. Así de desinteresada es ella.
No sé exactamente qué posee a la rubia que finalmente se me acerca para abordarme, pero me alegro de que lo haga. Necesito una distracción de ver a mi sujeto como si todavía estuviera en el trabajo. El único deber verdadero que tengo con Bella en este momento es intervenir si alguien intenta lastimarla.
La mano en mi brazo se siente mal, pero no la quito. Estoy desesperado por una distracción en este momento, y la mujer frente a mí es atractiva.
―Hola, soy Jane ―se presenta, batiendo las pestañas en un triste intento de parecer coqueta. Puedo oler la desesperación en ella, pero yo también estoy desesperado. Desesperado por olvidar a Bella por un rato.
―Hola, Jane. Soy Edward. —Le muestro mi sonrisa característica, la que hace que todo esto sea demasiado fácil.
―¿Quieres bailar? ―pregunta, aunque este no es el tipo de lugar en el que bailas. Nadie está bailando. Me destacaría como un pulgar dolorido, y eso es definitivamente un no.
―¿Qué tal si te vuelvo a llenar la bebida?
Ella está de acuerdo, y paso los siguientes veinte minutos actuando como si me importara lo que la trae a la ciudad, lo que hace para ganarse la vida, etcétera, etcétera.
Estoy en el proceso de sellar el trato, ella accedió a ir a mi casa, al menos, y nos estamos preparando para irnos, cuando me giro hacia la puerta y descubro que cierta castaña muy enojada ha estado de pie detrás de mí por Dios sabe cuánto tiempo.
… Porque he olvidado mi entrenamiento otra vez. Como siempre parezco hacer con Bella, que está parada justo frente a mí ahora, sus brazos cruzados sobre sus malditos pechos firmes con los labios fruncidos y ese familiar fuego en sus ojos.
Mierda, tengo que dejar de darle razones para mirarme así.
―¿Quién diablos eres y qué haces aquí? ―espeta.
Quiero decir, tengo que respetarla por ir directo al grano.
