Kabal había terminado la plana del sudoku. Bebió del café caliente y, sacó la comida empaquetada que Stryker le dió.
Encendió la televisión de la recepción y cambió los canales aburrido.
Él se detuvo en el canal que hablaba de la extraña enfermedad que estaba azotando en las calles de Georgia.
Kabal veía confundido pues los militares estaban matando a los pacientes que caminaban torpes.
Lo que más lo asustó fue que los pacientes parecían indiferentes al recibir los impactos de bala, y sólo caían cuando el acero penetraba sus cabezas.
—Seguro es alguna película...
Kabal vió el nombre del canal y no era ninguno de programas o series de terror, era el Canal de Noticias PPV donde hablaban de los acontecimientos más recientes.
Cambió a otros canales de noticias y todos hablaban de lo mismo, encendió la radio sólo para escuchar al locutor decir "Dios Bendiga a los Estados Unidos".
—Stryker... ¡Tengo que avisarle a Stryker de esto!
El hambre se le quitó y fue a la Sala de Descanso para hablar con Kurtis pero para su sorpresa habían tres oficiales que presentaban las mismas condiciones que mencionó la reportera.
Se veían idénticos a esos pacientes.
Antes de hacer algo más, vió que una mujer extraña se estaba comiendo al guardia de la puerta de la estación y, ahora la misma había sucumbido por ésta gente enferma.
Kabal escuchó en la radio que había un punto de evacuación en el Centro Comercial HallMart y que todos debían encontrarse ahí para su inspección y ayuda del gobierno.
Kabal se lamentó haber dejado a Kurtis, no había modo de ayudarlo, más aún si esos oficiales extraños disparaban estúpidos y tenían las tripas colgando.
—Lo lamento Kurtis... de verdad que lo lamento...
Corrió hasta el estacionamiento y tomó su vehículo. En el transcurso atropelló a varios de esos extraños que se abalanzaban contra las puertas y dejaban abolladuras.
—¿Pero qué le pasa a ésta gente?
Kabal condujo hasta una redada por militares. Él vió que ellos le disparaban a éstas personas y, al acumular los cuerpos los cubrían con mantas.
Kabal al llegar al estacionamiento del Mall quitó sus llaves y se aseguró de dejar la puerta con seguro para evitar que alguien entrara.
Nunca se sabía si podía volver a utilizarlo.
Cuando entró, vió que mucha gente estaba apilada y les echaban gasolina para proceder a quemarlas. Algunos todavía se movían y sus cuerpos recibían un cargador completo para que murieran.
—Mal día para hacer las compras supongo...
Mientras Kabal caminaba un militar le pidió que se uniera a la fila para ser escaneado. El policía vió como algunas personas de la fila que habían sido revisadas y, un "bip" sonó de un escáner, eran ejecutadas.
—Qué...
El turno de Kabal iba a ser próximo hasta que alguien gritó algo a todo pulmón.
"¡EL CIELO SE ROMPE!".
A través de los ventanales del Centro Comercial podía verse cómo de entre las nubes un agujero se expandía y, de ahí salió algo inimaginable.
Gigantes.
Eran criaturas de proporciones colosales que cayeron desde arriba y aplastaron a los desafortunados.
Gracias a su aparición súbita y su ingreso al Centro Comercial, varios trozos de concreto comenzaron a caer del techo porque éste mismo estaba colapsando.
Kabal vió a una mujer que estaba atónita con la mirada hacia arriba, paralizada porque sabía que la piedra la aplastaría.
Seguido de su instinto, el policía corrió hasta ella y la empujó. Ambos vieron cómo el techo de derrumbó y cayó en el espacio donde antes estaba esa mujer.
—¡No puede estar pasando! ¡No puede! —Ella se aferró al pecho de Kabal, estaba aterrada.
No había momentos para arrumacos, menos cuando varios monstruos despedazaban a los incautos con las cuchillas que tenían por brazos.
Kabal fue testigo de cómo uno de ellos decapitó a un joven y la sangre salió disparada como si de una fuente se tratara.
—¡No te quedes ahí! —El compañero de Kurtis tomó a la chica de la mano y juntos corrieron a la entrada del centro comercial. Kabal fue hábil y le quitó las armas a un militar caído. —Parece que hoy será un gran día ¿Eh?
—¡Por favor vámonos! ¡Están por todas partes! —La chica rubia pedía que Kabal se apresurara a encontrar las llaves.
—Jamás pensé que mi inicio de semana sería así de jodido. Vamos.
Los dos ingresaron al vehículo y Kabal siguió instrucciones de la mujer ya que ella conocía un lugar donde podrían esconderse mientras tanto.
Era un bar que estaba ubicado en una de las zonas aisladas de la ciudad, creía que ahí tendrían algo de tiempo para conversar y, quizás descansar.
—Muchas gracias por lo que hiciste ahí atrás. Eres... ¡Yo te conozco! —Ella sonrió al ver mejor a Kabal.
—¿Me conoces? —El joven aceleró al ver a uno de esos hombres ensangrentados en el caminó y, lo arrolló.
—¡Eres Kabal! Eres uno de los oficiales condecorados ¿Me equivoco? Tu amigo y tú hicieron una reservación para hoy... El joven Kurtis Stryker pidió una mesa para dos.
Kabal sonrió ante el recordatorio.
—Sí... me había invitado a comer porque habíamos cumplido varios años en el servicio... y porque es mi amigo. Ahora... ahora todo eso se fue a la mierda —Kabal comentaba desanimado.
—Lamento oír eso... de verdad. Justamente yo era su Camarera Designada. Tenían fé en mí porque siempre suelen dar buenas críticas y vistos buenos cuando soy yo quien atiende —Ella se miró en el espejo retrovisor y vió que tenía un rasguño en la cara.
—Oh no... seguro me lo hice cuando esa cristalería se rompió. No me creo lo que ví... ¿Gigantes? ¿Te lo puedes creer? ¡Eran enormes!
—Es una locura, lo sé... "Cindy" —Kabal leyó la pequeña placa de la joven.
—Soy Cindy Lennox y es un placer conocerte, Kabal. No sabes lo agradecida que estoy con que me hayas salvado la vida. Si tenemos suerte... puede que el restaurante siga cerrado. Tenemos persianas de metal y yo soy de las pocas personas que tienen llaves.
—Sería fenomenal. Podríamos aguantar un tiempo ahí y... hacer un plan.
—En situaciones como éstas es mejor ir a los bosques o zonas rurales. Eludimos a la civilización y hay menos riesgos —Cindy sugirió.
—Ahora... vayamos. Creo que estamos a unos minutos de tu local.
Hubo silencio en el transcurso. Cindy veía apenada los cuerpos de varias víctimas y, el fuego que salía de algunos edificios.
Era un lugar muy tranquilo.
—Oh Dios... yo los conozco... conocía a mucha gente en el Centro Comercial, Kabal... y ahora...
—Están muertos, lo sé. Pero tú estás viva y debes centrarte en eso. Ya tendrás tiempo para llorar después.
—Lo sé... y duele pero... ¡Mira! Ahí está. ¡Está cerrado! —Cindy esperó a que Kabal estacionara para poder bajarse y abrir las persianas del local que estaban cerradas con candado. Por fortuna tenía la llave.
—Yo te ayudaré.
Kabal alzó una de las persianas para dejar que Cindy ingresara y abriera la puerta, una vez adentro, Cindy sostuvo la persiana para que Kabal entrara, y la dejó caer.
—El dueño siempre tuvo miedo de que nos robaran. Es por eso que podemos cerrar con candado en el interior... sólo para casos extremos.
—Tu dueño no era idiota. Mira todo ésto, Cindy...
Kabal escuchó que alguien estaba goleando las persianas del restaurante. Era una mujer que estaba gritando y pidiendo asistencia.
"¡Hay un herido! ¡Por favor socorro!"
—Si no se calla seguro atrae a más de esas cosas. Cindy, estoy armado. Si ésta gente resulta peligrosa... sostén la persiana y cuando entren estaré listo.
—De acuerdo.
El grupo dejó que la mujer extraña entrara junto a un hombre que estaba sangrando.
—¡Gracias! ¡Gracias! Los ví entrar aquí desde la otra calle y... ¡Por favor! Le ha mordido... lo mordieron y necesitamos ayuda... ¡El hospital está repleto de gente y no admiten a más! Por favor...
Cindy se alejó de la entrada para que Kabal la cerrara y pidió que trasladaran al hombre en uno de los asientos compartidos del local.
—Está perdiendo mucha sangre y está pálido. ¿Quiénes son ustedes? —Kabal preguntó, sentía desconfianza en ambos extraños.
—Me llamo Claire Redfield, y él es Neil Fisher, mi novio. Estábamos celebrando el puto aniversario en el club cuando entró ésta mujer y le mordió la cara al bartender. ¿Por qué la gente está tan loca? —La joven pelirroja estaba ensangrentada.
—¿Es tuya? La sangre.
—¡Qué va, poli! Es de él. Lo llevo cargando conmigo. El automóvil se averió la semana pasada y no tuvimos opción que caminar... nos resguardamos por un tiempo en McRonald's hasta que un idiota se olvidó de ponerle seguro a la entrada y éstos... muertos... entraron y comenzaron a matar a todos.
Claire estaba cansada.
—Supongo que ahí fue donde lo mordieron...
—¡Sí! Estoy contenta que el hijo de puta que provocó todo ésto no lograra salir... ¡Es que estoy enojada! ¡Hoy era NUESTRO día y se arruinó!
—Tranquila, Claire, hoy también iba a tener una comida y un día espectacular en éste restaurante.
—¡Yo también tenía un día fenomenal! Me iba a casar con mi novio George pero... murió... en el derrumbe del Centro Comercial —Cindy fue sorprendida por el extraño Neil que la tomó de los hombros y trató de morderla.
—¡No! ¡Neil, basta! —Claire trató de tomarlo de su camisa y jalarlo pero él seguía aferrado en morder a Cindy.
—¡La dama ha dicho que basta, pendejo! —Kabal tomó una bandeja de metal y golpeó a Neil tan fuerte como pudo.
"¡GRAWR!"
Neil ahora vió como objetivo a Kabal. El policía al momento de sacar el arma fue atacado por el hombre extraño.
En el forcejeo Kabal dejó caer su pistola y ahora luchaba contra el Zombi Niel cuya fuerza hacía que Kabal se debilitara.
—¡MATEN A ÉSTE CABRÓN! ¡UN PUTO BALAZO A LA CABEZA! ¡CINDY! —Kabal podía oler el aliento podrido del joven y escuchar cómo sus dientes chocaban entre sí.
—¡SUÉLTALO! —Cindy tomó esa misma bandeja de metal y comenzó a pegarle a Neil en un intento de defender a Kabal ya que la pistola se encontraba lejos de su posición. —¡CLAIRE MALDITA SEA HAZ ALGO!
Quien dió el tiro de gracia fue Claire quien no tuvo otro remedio que matar a aquél que fue su novio.
"Boom".
