"Si algo puede salir mal, va a salir mal. Si algo puede salir mal, va a salir mal."

Llevaba casi quince minutos repitiendo eso en mi cabeza, estaba causándome ansiedad lo sabía, sentía ese vacío en el estómago y sintiendo el palpitar de mi corazón en la garganta.

—¿Estás bien? —me preguntó Vali por lo bajo, mientras que veía que la nobleza de Rias hablaba también. Estaba apretando con fuerza la bolsa donde tenía un contrato que había hecho en cinco minutos con copy-paste de sitios al azar, volví a enfocarme en él y asentí, debería de eliminar esas costumbres, estoy sufriendo un ataque de pánico, solo es esta vez no hay nadie que lo detenga y tampoco es que sea un buen momento para soltarme a llorar por nada.

Trate de respirar a la vez que escuchaba con atención a los líderes charlando, justo ahora no podía hilar todo con claridad, pero si podía prestar atención para hacerlo después, quisiera apoyarme en la LN pero Issei estaba pensando y viendo pechos así que no hay referencia.

¡Ah!

No hay nada en lo que pueda entretenerme, ni el cliché librero que me obligue a ordenar los libros por tamaños y grosores, gracias a Baphomet puedo controlar mi TOC un poco y no es necesario implicar los colores, tanto. Así que seguí poniendo atención a lo que trataba, Issei comenzó a cuestionar a Michael sobre los eventos que llevaron a Xenovia a ser un demonio, y él tenía una cara completa de: No había otra opción, y yo realmente la quiero encontrar, pero por ahora solo podía excomulgarla o asesinarla. Tal parecía que el muy probable el número finito de personas que encontrarían la salvación le dejara un mal sabor de boca.

—Oigan —alcé un poco la voz y lo odie por qué se encontraba con ese tono de llorare en cualquier momento—, por qué no buscar una alianza con aquellas religiones que también tienen un código que separa a los buenos de los malos —todos pusieron era cara de "¿De qué rayos hablas señorita?"—. ¿Es muy utópico? ¿Él pastabarismo y los Jedi no cuentan? —Michael se rio y continuó explicando a Issei, quería reírme el pobrecito sabía que entendía un poco, pero tenía cara de "What the fuck! No entiendo nada, ya matenme por favor"

Saben quisiera un control para adelantar todo este asunto a las partes donde podría meter mis narices y hacer algo como "Eso que pensaste, ¡Esta mal! ¡Si lo haces te vas a morir ALV!" También hubiera deseado mantener mi apariencia, así to'latina para mantener justificados mis modismos y malas palabras.

—Es cierto que los ángeles caídos debemos eliminar a aquellos usuarios de Sacred Gear que pueden causarnos daños. Como una organización, sintiendo que una persona puede convertirse en una amenaza en el futuro, entonces si lo sabemos de antemano, querrías eliminarlo; es obvio ¿No? ¿Y debido a qué perdiste tu vida? La razón es que el ser humano sin talento que eras, podrías haber corrido salvajemente con el poder del Dragón Emperador Rojo sin poder controlarlo, y eso podría haber tenido un efecto negativo sobre nosotros o el mundo.

Me quedé quieta y en silencio por segundo antes de soltar una carcajada, si todos me miraron como loca, pero encontrar nuevas formas de llamar idiota a una persona es mi pasión, y a juzgar por la mirada de todos no muchos habían entendido, ni el mismo Vali.

—¿Alguien me puede decir que hace está loca aquí? —chilló Rias y yo solo intentaba tomar una bocanada de aire.

—No, no, no. Yo solo estoy aquí observando con singular alegría la prosa del ángel caído describiendo a tu bacín, lujurioso y abyecto, y dioses tiene un lenguaje perfecto para que casi pasa desapercibida la suspicaz forma de demeritar de su IQ —no saben cuánto había deseado decir aquello, incluso busque un diccionario de insultos y mira que bien me funcionó.

—Me agrada la chica —le dijo Azazel a Vali y fue entonces cuando noté que él también aguantaba una carcajada. El resto nos miraban hastiados y realmente no los culpo, de primera mano sabía que podía ser así, castrosa hasta más no poder.

—¡Pero morí! ¡Soy un demonio ahora! —se quejó Issei.

—Asumo que no te gusta entonces.

—No, eso no es lo que quiero decir.

—¡Maldita sea! ¡Si lo quieres decir! —le grité, y es que por alguna razón teniendo frente a mí se me hacía un sujeto desesperante—, lo quieres decir, pero no te sientes con la justificación de hacerlo, porque todos a tu alrededor son felices, menos tú, que te sientes como una papa en medio de gente talentosa como ellos, y tú solo tienes la suerte de haber nacido con Ddraig, ¿Y eso está mal? ¡Por supuesto que no! Lo que está mal, terriblemente mal, es que desperdicies todo el potencial, que Rias y todos a tu alrededor e incluso los que no están aquí, tienen para ser unos de los que no solo se quedan en el suelo lamentándose por ser inútiles, si no de los que se levantan y gritan ¡Puedo hacer esto todo el día! —cuando lo noté era yo quien había saltado de la silla donde me encontraba sentada para continuar con mi discurso.

—No sé qué te supera más, si los discursos con emoción o las referencias.

Apreté los labios en busca de no volver a reír, si, probablemente había dicho un par de referencias, pero los discursos con feel eran lo mío, últimamente, antes de morir.

—Si vamos a comer una hamburguesa con queso podré probarte que son más las referencias —volvió a soltar una risita.

—Bien, ya que estamos centrados en ustedes es el momento de escuchar su opinión. Realmente son personas ajenas a nosotros, los otros que parecen que pueden influir en el mundo. Iniciando con los portadores de los Dragones. En primer lugar, Vali. ¿Qué es lo qué quieres hacer en el mundo? —Azazel tomó la palabra y Vali me miró fijamente.

—Si puedo pelear con seres poderosos, entonces todo estará bien. No se necesita la guerra, ¿O si? —la tensión ante su respuesta era mucha, ya no solo se podía cortar con un cuchillo, sino también casi detener una bala.

—En el otro lado del mundo existen... o existían, no se realmente, las guerras rituales, algo parecido a lo que ustedes hacen con los Rating Games —continúe o es posible que Vali metiera un poco la pata—. Azazel sabe que Vali sin problema podría jugar un rato con todos, como un gato antes de comerse a su presa, pero este pequeño gatito no comería nada, sería...

—¿Qué sabes? —de pronto el abandonó la silla y me gritó en la cara, y pues yo solo pude soltar un gritito de terror. Santa mierda, se ve muy intimidante así, me saca como quince centímetros.

—Sé muchas cosas, específica —anda a jalarle la cola al diablo Richis, anda, hazlo para que te maten ahora sí, bien. Cuidadosamente desvío los ojos a dónde se encontraba Vali y yo sonreí—. Todo —la sangre se le fue a los pies al pobre cuervito bebé (que diciéndoles bebés a todos su nivel de intimidación baja a cero) y volvió ese rostro de poema.

—¿Qué-qué hay de ti Dragón Rojo? —la dudativa en la voz Azazel no pasó desapercibida para los otros líderes. Issei rascó su mejilla, ¿Podré insultarlo otra vez?

—Para ser honesto, no lo entiendo bien. De alguna manera, debido a que toda mi cabeza es un caos, esto es complicado. Además de eso, estoy desesperado por cuidar de mi demonio subordinado, así que, aunque me hayas preguntado lo que pienso sobre el mundo, ¿Cómo debo decirlo? No tengo sentimientos que me broten.

—Entenderías más, si no hubieras estado mirando babosamente los pechos de Rias, no es que hubieras sido poco obvio —ambos se pusieron rojos, más rojos que el cabello de Rias—, o si tomarás notas y después dijeras: A ver, a ver, no entendí esto, ¿Me pueden explicar? —justo en ese momento me quiso asesinar con la mirada, no quisiera ser muy de cliché wattpadero, pero no había cosa más similar que esa para describir su reacción.

—Um… como soy tonto, el significado de los contenidos del 90% de esta conferencia me son oscuros —me respondió aún con esa mirada asesina, y no pude más que reír con sarcasmo—. Sin embargo, lo que puedo decir es que el poder que reside en mí es fuerte, entonces lo usaré para mis compañeros, para la presidenta, Asia y la señorita Akeno y también para los demás miembros y, ¡Si están expuestos a problemas, entonces voy a protegerlos!

—Aun eres un novato sin quirk, joven Padawan —le respondí con ese tono de voz que mi padre odiaba que usará.

—Entonces sin importar que, ¡Incluso si tengo que arriesgar mi vida, voy a vivir junto a mis compañeros!

—Si arriesgas tu vida, solo tendrás una oportunidad y entonces no podrás vivir con ellos —lentamente me acerque al asiento de Azazel—, oye cuervo bebé, me prometes que cuando el tiempo se acabe no dejarás que nadie te dé la mano —sentí ese extraño escalofrío que todos habían relatado en las novelas. El tiempo se había acabado.


14-12-2019