Plática.
Kazuya se mantuvo callado en su asiento, mirando como la joven madre le daba permiso a la menor de ir al área de juegos, siempre y cuando se mantuviera en un lugar donde ella pudiera observarla en todo momento, y que viniera a comer una vez que trajeran la comida que habían ordenado. La pequeña acepto de inmediato, asintiendo con la cabeza, para después salir corriendo a jugar con los demás niños que había en el establecimiento.
Después de aquel encuentro tan inesperado, los 3 se dirigieron a un restaurante de comida rápida que se encontraba cerca, ya que ambos podrían aprovechar que la menor se fuera a divertir en los juegos del local mientras ellos tenían una seria e incómoda plática.
Esa era su primera platican en 7 años y se podía sentir la tensión en el aire. Ninguno de los 2 sabía que decir o que hacer, no encontraban las palabras adecuadas para iniciar. Ninguno se miraba directamente a los ojos, y cuando lo hacían rápidamente desviaban sus miradas en direcciones opuestas, a la par que sus mejillas se tornaban de un leve tono rojizo. Sabían que estaban actuando como un par de adolescentes que se habían encontrado con un amor del pasado, aunque más que eso se sentían un poco confundidos y algo incomodos.
El corazón de Kazuya latía a mil por hora, tanto por la emoción como por la incertidumbre. Él mentiría si dijera que no había esperado por ese momento durante años. Volver a encontrarse con la mujer de la que estaba profundamente enamorado... era como un sueño hecho realidad. Pero claro, nunca se imaginó que cuando eso sucediera habría una niña de por medio, y más aún que la joven peli-marrón fuera la madre de la menor.
-Y... ¿cómo se llama?- Ya un poco impaciente y cansado de aquel silencio incomodo, él tomó la iniciativa. Además, quería responder la mayor cantidad de dudas que tenía en su cabeza antes de que trajeran su orden.
-Se llama Akiko y está por cumplir 7 años en un mes.- Respondió lo más calmada que pudo, mostrando una expresión un poco seria y tranquila al mismo tiempo.
-Oh, ya veo...- A pesar de lo cortante que pudo haber sido su respuesta, en realidad le había ayudado bastante. Rápidamente hizo unos cálculos mentales, dándose cuenta de que Chizuru había tenido a la pequeña solo unos meses después de que se fuera de la ciudad. -¿Por qué te fuiste de Neruma?-.
En ese momento, el peli-marrón pudo notar como los hombros de Chizuru se tensaban y desviaba su mirada para evitar verlo directamente a los ojos. Él sabía que probablemente había tocado un tema un poco complicado para ella, pero aquella duda no se la podía sacar de la cabeza por más que lo intentara.
Ese día fue el peor de su vida. Aún recuerda, con total amargura, el dolor y el gran vació que se formó en su corazón mientras la desesperación y el miedo se iban apoderando de él poco a poco, al mismo tiempo que recorría todas las calles de la ciudad tratando de encontrar a Mizuhara, solo para que horas después se diera cuenta de que ella se había ido... sin siquiera decirle adiós.
Pero antes de que se perdiera por completo en el mar de los recuerdos, agito un poco su cabeza tratando de despejar esos pensamientos y hacerlo concentrarse en el presente. Volvió a mirarla y se pudo dar cuenta que su acompañante seguía en la misma posición y sin dirigirle la mirada.
-¿Sabes qué? Mejor olvídalo. No tienes por qué contestarme.- Pesé a su necesidad por una respuesta, Kazuya decidió retractarse al ver que Chizuru no había cambiado su postura por un buen rato. Gracias a eso, estaba completamente seguro de que era algo que para ella era muy difícil de hablar. -Lo siento si te incomode.-.
-No, descuida. No tienes por qué disculparte...- Ichinose respiro hondo antes de volver a hablar. -Digamos que tuve unos problemas personales que me hicieron tomar la decisión de irme. Yo sé que mereces una mejor explicación, pero no me siento muy segura de decirte todo. Al menos no por el momento.-.
-Tranquila, no pasa nada. Esperare todo el tiempo que sea necesario.- El peli-marrón tenía el presentimiento de que aquellos "problemas personales" tenían que ver con su hija. Iba a preguntar si ese era el caso, pero luego decidió que lo mejor era no hacerlo. Ya que ella podría evadir la pregunta o tal vez mal interpretarlo y enojarse con él. Pero surgió otra pregunta que volvió a retumbar en su cabeza. Tal vez Chizuru sí podría contestarle esa duda. -Y... ¿cómo se llama...?-.
La joven mujer lo miro ahora un poco confundida.
-¿Qué? Ya te dije que se llama Akiko.- La joven mujer pensó que su acompañante no le estaba prestado mucha atención durante ese tiempo que llevaban platicando, cosa que la hizo molestarse un poco, o que estaba tan distraído entre sus pensamientos como para recordar que ya había hecho esa pregunta, cosa que la hizo molestarse un poco más.
-No. No me refiero a eso...- Desvió un poco la mirada para no verla a los ojos. A simple vista parecía que Kazuya estaba tranquilo, pero por dentro se encontraba nervioso e incluso un poco asustado. -¿Cómo se llama el padre de Akiko...? Ya sabes... Tu esposo. -.
Es cierto que estaba demasiado alegre de estar una vez más frente a Mizuhara, pero eso no significaba que estaba triste por saber que la persona que más amaba en el mundo ya había hecho su vida al lado de otro hombre. Estaba feliz de que ella ya tuviese una familia y parecía irle bien, pero eso fue como una apuñalada a su corazón. Aunque supo disimularlo bien.
Sin embargo, cuándo volvió su mirado una vez más a ella, se quedó congelado del miedo. Un aura oscura parecía estar emanando de Chizuru mientras sus ojos parecían ser los de un felino, que solo quería ver muerte y destrucción, y fruncía el ceño de una forma aterradora.
-Nunca me casé...- En ese momento, su voz sonaba como de ultratumba, haciendo que Kazuya sintiera más escalofríos. -Y de tan solo pronunciar el nombre de ese maldito, me dan nauseas. Incluso con tan solo recordar su rostro, me entran unas increíbles ganas de buscarlo y matarlo ¡al maldito hijo de...!-.
-¡Ok, ok! ¡Ya entendí, tranquila!- El joven adulto comenzó a sudar frio mientras veía como aquella aura amenazante comenzaba a crecer alrededor de la Ichinose.
Al ver el alboroto que estaba ocasionando, la peli-marrón respiro hondo y comenzó a tranquilizarse, haciendo que esa aura a su alrededor comenzara de desaparecer. Después de un rato, finalmente volvió a su estado normal. El corazón de Kazuya volvió a latir con normalidad.
-Lo siento. Exagere un poco...- Respondió lo más tranquila posible, como si no hubiera pasado nada. Pero, en el fondo, Chizuru se sentía un poco avergonzada por haber reaccionado de tal manera.
-No, descuida. Lo entiendo...- Dijo el peli-marrón, tratando de que ella no se sintiera mal por lo sucedido. Pero luego comenzó a meditar un poco sobre su respuesta y no tardo en darse cuenta de lo difícil que fue para Mizuhara el cuidar de su hija... ¡ella sola! -Debió ser muy difícil para ti... Cuidar de tu hija, sin nadie más que te apoyara... Lo siento.-.
-¿Por qué lo sientes?- Una vez más, la joven madre volvió a mirarlo algo confundida. -Desde el principio sabía lo difícil que iba hacer... Cuando me enteré que iba a ser madre, comencé a tener muchas dudas y, no te voy a mentir, tuve mucho miedo...-.
La expresión en el rostro de Chizuru cambió: paso de estar tranquila a estar más seria y un poco triste, y su voz se escuchó un poco quebrada. Kazuya se dio cuenta de eso, pero mejor se quedó callado y dejó que ella terminara de hablar.
-Pero, ¿sabes qué? No me arrepiento de nada.- De un momento a otro, mostro una pequeña, pero sincera, sonrisa. -Bueno, solo me arrepiento de quien es el padre de Akiko. Pero no me arrepiento de haber tenido a mi hija. A decir verdad, es una de las mejores cosas que pudo haberme pasado en la vida.-.
Fue en ese momento que él pudo notar un brillo en sus ojos que cautivo su corazón al instante. Estaba seguro de que ella decía la verdad, podía notar la sinceridad en sus palabras.
-Cuándo nació, la primera vez que la vi... quedé perdidamente enamorada de ella. Y cuándo la sostuve en mis brazos, fue la sensación más maravillosa que sentí en toda mi vida.- Mientras seguía hablando, los recuerdos de cuándo su hijita era una bebé inundaron su mente en un mar de nostalgia. Un leve rubor apareció en sus mejillas y no pudo evitar mostrar una bella sonrisa nostálgica. -Era tan pequeña, parecía tan frágil, tan delicada y suave... No quería soltarla ni un solo segundo. Desde ese momento, quise protegerla con toda mi vida... Ella se había convertido en mi todo.-.
-Mizuhara...-.
Solo cuando escucho la voz de él, sintió algo húmedo bajar por su mejilla. Una lágrima. Sin darse cuenta, había dejado escapar una pequeña lágrima que resbaló por su mejilla hasta caer por su barbilla. Rápidamente se limpió la mejilla con la manga de su suéter y trato de tranquilizarse un poco.
-Discúlpame por eso. Me dejé llevar un poco por mis emociones.- Trató de excusarse por lo ocurrido hace unos segundos.
-No, tranquila. Ya te dije que no hay ningún problema. Además, con lo que me has dicho me doy cuenta de lo importante que es tu hija para ti. Y pesé a todos los momentos difíciles que tuviste que pasar, no te diste por vencida tan fácilmente y seguiste luchando. Dándolo todo por ella...- Kazuya cerró los ojos mientras le mostraba una gran sonrisa sincera. -Esa es la Mizuhara que conozco. De verdad, eres increíble.-.
Se quedó en silencio por unos momentos, sintiendo como el calor de sus mejillas aumentaba y un leve escalofrío recorría su espalda. Se puso un poco nerviosa. No supo que decir en ese momento. Y aunque supiera que decir, las palabras no salían de su boca. Pero, para su buena suerte, la mesera llegó en ese momento con su orden lista. Aprovecho la oportunidad para llamar a su hija y así calmarse un poco.
…
-Gracias por acompañarnos.- Comentó Chizuru mientras continuaba su camino al lado de Kazuya. -Y muchas gracias también por cargar a mi hija, siempre le da sueño después de cenar.-.
-No es ningún problema. Quería asegurarme de que llegaran bien a casa y Akiko se notaba muy cansada.- Respondió el peli-marrón, con una sonrisa sincera mientras cargaba a la Ichinose menor en su espalda.
-En verdad te lo agradezco. Hoy fue un día bastante ajetreado para las 2.- Volvió a tomar la palabra la joven mujer, estirando sus brazos por encima de su cabeza lo más que podía.
-Ahora que lo pienso, ¿hace cuánto se mudaron?-.
-Ah, hace 2 días. Aún no terminamos del todo la mudanza y aún faltan algunas cosas por hacer.- Explicó la peli-marrón, soltando un largo suspiro que denotaba cansancio.
-Vaya, entonces no paso mucho desde que se mudaron aquí. ¿Te trajo nostalgia volver a caminar por las calles de la ciudad?- Volvió a preguntar Kazuya.
-Como no tienes ni idea.- Respondió Chizuru de forma divertida. -Cuando era novia de alquiler, camine por todas las calles de la ciudad muchas veces. Y ahora que volví a recorrer cada una de ellas, sí que me llevé más de una sorpresa al ver como la mayoría cambió bastante.-.
-Bueno, muchas cosas pasan en 7 años.-.
-Cierto, ya me di cuenta. Pero me alegro de que algunas cosas se conserven como estaban.- Después de decir eso, Ichinose dirigió automáticamente su vista hacía Kazuya, y le fue inevitable sonreír. -Como, por ejemplo: el restaurante familiar al que solíamos ir.-.
-¿Aún lo recuerdas?- Preguntó, algo sorprendido de que ella aún recordara al restaurante al que solían frecuentar durante sus citas de alquiler o reuniones.
-¿Cómo no voy a recordarlo? Tenían un café exquisito, a pesar de ser algo caro.-.
-Jajaja, muy cierto.- Reforzó el peli-marrón mientras venían recuerdos a su mente sobre las veces que tuvo que pagar bastante dinero solo por 2 tazas de café. Pero no pudo evitar sentirse un poco deprimido. -Así que solo se acuerda de eso...-.
-También pase por la universidad, el lugar donde solía practicar un poco de Beisbol, incluso al acuario al que fuimos durante nuestra primera cita de alquiler.- Esta vez, Chizuru pudo notar un leve brillo en los ojos de su acompañante. Por alguna extraña razón, eso la hizo sentirse alegre.
-¡¿En serio?!- Esta vez, Kazuya no pudo evitar sentirse feliz cuando la mujer que más amaba en el mundo recordaba la primera "cita" que ambos tuvieron.
-Sip, debo de admitir que el acuario de aquí es más grande de lo que recordaba y más lindo. A Akiko le gustó mucho, tal vez demasiado. No dejaba de señalar a cada uno de los peces con los que nos encontrábamos, demasiado feliz y muy enérgica como para correr por todos lados con una sonrisa.- Dijo mientras reía al recordar ese momento. -¿Aún te siguen gustando los peces? Tal vez un día podamos ir los 3 juntos y puedas darle unas clases a mi hija sobre los peces, parece que le gustan mucho.-.
En ese momento, Kinoshita pensó que estaba soñando. ¿Acaso la propia Chizuru Ichinose lo estaba invitando a una especie de...? ¡¿cita?! Bueno, no era tanto una cita ya que la hija de Chizuru los acompañaría. Pero, si con eso podía estar al lado de la mujer que amaba una vez más, entonces sería muy idiota por no aprovechar esta oportunidad. Además, podría aprovechar esa oportunidad para conocer más a la menor Ichinose.
-¡C-Claro, me encantaría!- Tuvo que usar todas sus fuerzas por no gritar de alegría, para no delatar lo feliz que se sentía en ese momento.
-Entonces pásame tu número y yo te habló.- Dijo la oji-marrón, sacando su celular para poder anotar el teléfono de Kazuya.
-¡S-Sí, Mizuhara!-.
-Por cierto.- Antes de que pudiera dictarle su número, Chizuru lo interrumpió de golpe. -¿Por qué me sigues llamando "Mizuhara"? Ahora que lo recuerdo, me llamaste por mi verdadero nombre solo una vez en toda la noche.-.
-A-Ah, ci-cierto...- Había olvidado ese pequeño detalle, y hasta ese momento se había dado cuenta que la mayor parte del tiempo la estuvo llamando por su nombre falso. -Creo que es solo la costumbre...-.
Ella solo se limitó a verlo por un par de segundos, en completo silencio, cosa que puso algo nervioso al oji-marrón. Pero no se esperó que Mizuhara comenzara a reír un poco.
-Bueno, ya que ya no soy más una novia de alquiler, ¿qué tal si solo me llamas por mi nombre real?-.
ÉL se quedó con la boca abierta. Sin duda, ella lo estaba llenando de varias sorpresas. ¿De verdad podía llamarla por su verdadero nombre?, ¡¿Podía llamarla ahora por... Chizuru?! Cada vez se convencía de que esto se trataba más de un sueño que de otra cosa.
-Cl-Cla-Claro... Chizuru...-.
Ver el rostro rojo de su acompañante, era algo que le causaba risa a la joven madre. Aunque también la llenaba de alegría.
-Muy bien, ahora sí, damé tu número de teléfono.-.
Continuaron platicando por un rato más, hasta que finalmente llegaron a un edificio de apartamentos y la joven mujer se detuvo enfrente de la entrada.
-Bueno, ya llegamos.- Una vez dicho eso, inmediatamente tocó la espalda de la menor que aún seguía sobre la espalda de Kinoshita. -Cariño, ya llegamos, despierta.-.
Poco a poco la pequeña Akiko fue abriendo los ojos, hasta estar ya algo despierta, con un pequeño rastro de saliva cayendo por la comisura de sus labios y los ojos medio abiertos.
-¿Ya llegamos...?- Preguntó, soltando un pequeño bostezo mientras se frotaba los ojos con ambas manos.
-Sip. Vamos, baja.- Índico la madre de la menor.
El peli-marrón se agacho para que la menor no tuviera muchos problemas para bajar de su espalda, y a los pocos segundos Akiko ya se encontraba parada a un lado de su madre.
-¿Qué se dice, Akiko?- Preguntó la mayor de las Ichinose.
-Muchas... gracias, señor... Kinoshita~.- Se notaba bastante cansada que estaba la pequeña peli-marrón, tanto por su expresión como por el largo bostezo que soltó a continuación.
-No hay de qué, espero que hayas dormido bien, aunque fuera un poco. Y no tienes que ser tan formal conmigo, puedes llamarme por mi nombre.- Dijo el joven hombre, poniéndose en concluyas para estar a la altura de la niña y mostrándole una pequeña sonrisa, pero con una pequeña gota de sudor bajando por su sien. -"Señor"... me hace sentir viejo, y aún soy joven.-.
-De acuerdo~…- Volvió a bostezar. -Gracias, otra vez, señ... Ka-Kazuya...-.
Ambos adultos sonrieron ante lo dicho por la menor, pero especialmente el susodicho. Por alguna extraña razón, el que Akiko dijera su nombre, con su tierno tono de voz infantil, lo hizo sentirse extrañamente feliz.
-Muy bien. Entonces, nos hablamos mañana. De verdad, otra vez, te agradezco que nos hayas acompañado. Ten cuidado de regreso.- Chizuru le mostro una gran sonrisa antes de tomar la mano de su hija, darse media vuelta y dirigirse al edificio.
No obstante, antes de entrar, algo la detuvo.
-¡Chizuru!- Volteo la mirada solo para ver una expresión seria en el rostro de Kazuya, que no tardó mucho en cambiar a una de nerviosismo y con un sonrojo más que evidente. -E-Eto... Hoy fue un gran día. ¡Estoy feliz de volver a verte!-.
Él no sabía por qué había dicho eso. Simplemente quería decírselo y ya. Su corazón le decía, no, le gritaba que lo hiciera. Claro que, después de hacerlo, se arrepintió ya que Chizuru, posiblemente, le preguntaría que qué clase de tonterías estaba diciendo y que no solo por reencontrarse ellos se volverían más cercanos y su relación se volvería más especial. Aunque ella ya le había comentado que volvieran a salir algún día, pero tal vez solo trababa de ser amable (Chizuru seguía siendo un gran misterio para él).
Sin embargo, cuando la peli-marrón volteo a mirarlo lo hizo para mostrarle una gran y radiante sonrisa. No falta decir que su corazón se saltó algunos latidos y su cara comenzó arder poco a poco.
-¡A mí también me hizo feliz verte de nuevo!- Después de decir eso, reanudo su camino y, finalmente, entró al edificio de departamentos.
Unos segundos después, Kazuya por fin pudo respirar de nuevo y trató de controlar los latidos de su corazón. Y una vez hecho eso, emprendió su camino de regreso a su hogar.
Durante el trayecto, repaso en su mente cada momento que paso con las Ichinose, desde que se encontraron hasta que se separaron. Al principio no podía creer lo que había pasado y todavía no procesaba del todo que, después de 7 largos malditos años, había vuelto a ver la bella sonrisa de la mujer que había cautivado su corazón. No se había sentido tan feliz desde hace tiempo. De hecho, le dolía un poco la cara de tanto sonreír, pero valía la pena.
Después de caminar por un rato, su celular sonó. Al revisarlo, notó que había recibido un nuevo mensaje y al abrirlo, otra vez no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Era un mensaje de Chizuru, el cuál decía:
"Mándame un mensaje cuando llegues a tu casa... Y buenas noches, descansa."
Pese a que solo se tratara de un pequeño mensaje, la felicidad volvió a inundar todo su ser. Después de mucho tiempo, volvió a sentir aquella sensación tan emocionante de recibir un mensaje de texto por parte de Chizuru. Y con eso, una nueva luz de esperanza surgió. La vida le había dado una nueva oportunidad para estar al lado de la mujer de sus sueños, ya fuese como un amigo, como alguien cercano o, posiblemente, como algo más especial para ella (aunque sabía que eso era imposible, ¿verdad?). Esta vez, Kazuya haría las cosas mejor de lo que hizo en el pasado.
Antes no pudo cumplir su palabra de estar ahí para Ichinose, pero ahora está era su oportunidad para apoyarla y protegerla, tanto a ella como a Akiko, con todo su corazón.
…
Después de dejar a su hija en la cama, Chizuru comenzó a prepararse para irse a dormir también. Fue un día bastante agotar para ella, no solo cuestiones de su nuevo trabajo o la nueva escuela de su hija, sino por haberse encontrado con él.
En el fondo, ella sabía que tarde o temprano eso iba a pasar. Lo único que no se espero es que fuese tan rápido su reencuentro. Aun así, no se quejaba de que hubiera sucedido a los pocos días de haber regresado a Neruma, era todo lo contrario. El volver a platicar con Kazuya la hizo sentirse tan feliz, y el que no la haya criticado y cuestionado por tener una hija, aun siendo joven, la hizo sentirse aliviada. La peli-marrón sabía que él merecía una mejor explicación que la que le dio en el restaurante, pero eso lo haría en su debido momento.
Una vez que termino de arreglarse, apagó las luces y se dirigió a la cama. Pero antes de acostarse, su celular emitió un sonido al mismo tiempo que vibraba. Al revisarlo, vio que se trataba de un mensaje de Kazuya:
"Gracias por el mensaje y ya acabo de llegar. Ustedes también tengan una bonita noche :D".
Dibujo una pequeña sonrisa en su rostro, a su vez, un pequeño pero notable sonrojo se asomaba en sus mejillas. Debía de admitir que el pasar tiempo con él, como lo hacían antes, era una de las cosas que más le gustaban. Y una de las cosas que más había extrañado.
Continuara...
¡Hola queridos lectores!
Antes de empezar, lo sé, lo sé, lo sé... Sé que me demore demasiado en traerles el siguiente capítulo. De verdad, una disculpa por eso. Pero estuve algo ocupado estos días, además de que mi inspiración para escribir es como una montaña rusa: a veces esta arriba y otras veces esta abajo. Pero siempre trato de dar lo mejor de mí.
Les agradezco su paciencia y tratare de actualizar pronto, ya que tengo otras historias que atender.
Espero que lo hayan disfrutado. Esta vez trate de hacer el capítulo más largo, para que valiera la pena la espera y que hayan pasado un rato entretenido leyendo.
Sin más que decir, nos leemos pronto. Hasta la próxima.
