Érase una vez, una intrépida estudiante a cazadora, ganadora de infinitos torneos y con una fama por las nubes, ajena e insatisfecha con dicha fama, la cual sentía que la alejaba de las personas. Hasta que un día, se encontró con alguien que no la reconocía por su fama, amigos que la valoraron por ser quien era, personas que la amaron hasta el final, una familia orgullosa de ella.
Han pasado tres años, la última vez que la vio, fue cuando todo se caía a pedazos, cuando el fuego reinaba en las calles, cuando grimm parecía ser el dueño del lugar, cuando todo se estaba desmoronando y el miedo estaba instalado en los corazones de los ciudadanos de Vale y los estudiantes de Beacon. Ella lo besó, ella lo empujó en un casillero, tuvieron solo una última mirada, y después... Se separaron para no volverse a ver nunca más.
Por mucho tiempo se ha culpado por la clara debilidad que poseía en el pasado, en aquel sótano, él tenía solo un trabajo, vigilar, y al no hacerlo, Cinder asesinó a la ex-doncella de otoño y todo eso desencadenó la condena de Pyrrha.
Por bastantes días y noches se culpó, y aprendió a vivir con eso, mejorando constantemente, esforzándose hasta los límites, porque no sería el líder débil que perdería a alguien más.
Luchó por bastante tiempo, siendo inspirado por ella, guiado por ella, recibiendo la fortaleza de ella.
Ver de nuevo sus ojos, su sonrisa, era demasiado irreal, era imposible, él sabía que ella murió en la caída de Beacon, pero aún así, el sabía que era ella parada en la entrada de la cueva, sonriéndole con cariño y comprensión.
Y finalmente se movió, el entumecimiento en su cuerpo se desvaneció, así que comenzó a caminar hasta llegar a ella, rompiendo toda distancia que los separaba.
Ambos se quedaron en silencio, viéndose fijamente a los ojos, ella tan paciente como siempre, permitiéndole asimilarlo. Jaune acercó su mano al rostro de Pyrrha, sus dedos sintieron la piel de sus mejillas, y los ojos del rubio se llenaron de lágrimas. Tantos días y tantas noches sin ella, y ahora estaba justo frente a él. La abrazó, aferrándose a ella, dejando que las lágrimas fluyeran, había tanto que quería decirle, tanto que explicarle, pero era imposible para él hablar con el nudo en la garganta que poseía.
No tiene idea de cuánto tiempo estuvo de aquella forma, ni cuánto ha llorado o que su cabeza esté en blanco. Finalmente siente la fuerza para soltarla, dando un paso hacia atrás para darle su espacio, limpiando el resto de lágrimas de sus mejillas.
—Estoy tan feliz de verte —le dijo Jaune, finalmente encontrando su voz.
—También te he extrañado mucho, Jaune —corresponde Pyrrha, una dulce sonrisa en sus labios. Jaune nota como la pelirroja desvía su mirada lejos de él, mirando al resto de las chicas —. Hola, equipo RWBY —las saluda.
—Hey, Pyrr —la saludó Yang, una triste sonrisa dibujada en sus labios. Weiss a su izquierda está mirando conmocionada a la pelirroja, Blake a su derecha tiene sus orejas planas contra su cráneo, abrazándose a si misma, Ruby es la única que no es visible, manteniéndose detrás de Yang con la mirada clavada en el suelo.
—Eres tú... De verdad —susurró Weiss, las lágrimas asomando por sus ojos.
—Pero, ¿cómo? —murmura Blake, mirando a la pelirroja con un poco de angustia, solo para que después sus ojos ámbar miraran a su alrededor, revisando su entorno.
—Es debido a éste lugar —le dice Pyrrha, la sonrisa no se borra de sus labios —, ahora mismo, ustedes se encuentran en una división, podrían llamarlo el inicio de la división entre mundos , un sitio parecido a las bóvedas de las reliquias, existe y no lo hace a la vez, ya que es el lugar que conecta a cada línea de vida... Y no se supone que deban estar aquí —explica, su entrecejo se frunce en preocupación. Jaune toma su mano, y ella le da un suave apretón —. Éste lugar es la conexión naciente de la vida, la prosperidad, conectada a las bóvedas para brindar protección a las reliquias, en sí, la explicación de éste sitio es complicada, nunca encuentras las palabras para definir qué es.
—Y hay... ¿una forma de salir? —pregunta Yang, cruzándose de brazos y con sus dedos mecánicos golpeando la piel de su brazo bueno.
Pyrrha vuelve a sonreír —. La hay, por eso estamos aquí —le responde la pelirroja, provocando que la miren con confusión.
—¿"Estamos"? —pregunta Ruby, haciendo recordar su presencia, mirando a Pyrrha con intriga.
Pyrrha la mira por unos instantes, Jaune nota el ligero temblor en los labios de la pelirroja y la chispa de preocupación que brilla en sus ojos.
—Eso es para más adelante, Ru —le dice Pyrrha, mirándola con cariño. Jaune se da cuenta que Ruby se estremece, desviando rápidamente la mirada de la pelirroja, las demás parecen también haberlo notado, ya que miran a Ruby con preocupación —. Hay una forma de salir de aquí, y seré parte del apoyo que necesitan para lograr eso —agrega.
—¿Incluyendo a los civiles que cayeron también? —le pregunta Yang, dando unos pasos hacia atrás para colocarse al lado de Ruby, y poniendo su mano sobre el hombro de su hermana.
—Ellos ya han sido encontrados por alguien más, y los está ayudando —le responde Pyrrha, una sonrisa en sus labios —. Y ella se encontrará con ustedes para guiarlos también.
—¿De qué hablas? —pregunta Weiss, totalmente confundida.
—Primero, la isla tiene su manera de defenderse de aquellos que no pertenecen aquí, la razón por la que ustedes aún no han sido afectados, es debido a que nosotras hemos asumido el papel de una guía para ustedes, así que es casi decir que son nuestra responsabilidad y estamos respondiendo por ustedes —Pyrrha suspira —. Segundo, hay una manera "accesible" para que puedan salir y llegar a Vacuo.
—Siento que hay un "pero" ahí —murmura Yang, arqueando una ceja.
Pyrrha asiente —. Pero para salir, algunos de ustedes tendrán que enfrentarse a las cargas del pasado —sus ojos se enfocan en Jaune, y élasiente, indicándole que sigue su línea de explicación —. Para algunos de ustedes será fácil, ya que llevan consigo la resolución de sus conflictos. Quizás, unos de ustedes resolvieron sus cargas antes, así que no hay dudas que los abrumen, pero también algunos de ustedes, llevan el peso y cargo de consciencia en sus corazones, dudas, decisiones de las que se arrepienten, la negación a ciertos hechos o sentimientos —Jaune ve como la mirada esmeralda viaja hacia Ruby, y la de ojos plateados solo mantiene la mirada en el suelo, como si meditase lo que Pyrrha dice —. "Las lágrimas que has derramando pueden encontrar un árbol para regar, pero solo cuando seas más fuerte" —recita.
—¿Un árbol? —cuestiona Yang, claramente confundida.
—¿Y eso que significa? —pregunta Blake, casi al mismo tiempo que su pareja.
—Ese es el tercer punto —Pyrrha suspira —. El corazón de la isla es su boleto de salida —la pelirroja mira hacia los árboles, observando la vegetación —, y ese corazón es el árbol de la vida, aquel que conecta nuestro mundo con muchos otros más, que mantiene estable la conexión, el equilibrio y las líneas de vida y muerte con las que subsisten cada mundo —dice tranquilamente —. Hay líneas temporales distintas, mundos dónde la vida transcurre de forma diferente que en nuestro mundo, con su historia propia, diferentes versiones de nuestras historias, de lo que hemos forjado, nada es igual —Pyrrha observa solemne el cielo, que cambia sus tonalidad a violeta —. Éste lugar es el centro de todo, es regido por una entidad de quien aún no puedo hablarles, pero que se encargó del nacimiento de cada mundo y cada Dios que fue asignado a ese mundo.
—Espera, espera —la interrumpe Yang, sus ojos lilas abrumados al igual que las demás —¿Nos estas diciendo que hay una entidad "suprema" que asignó a los dioses a nuestro mundo?
Pyrrha asintió —. Ésta entidad necesitaba un punto medio en la creación del universo, un asentamiento que mantuviera el equilibrio entre los mundos creados, asignó a sus Dioses y los dejó regir como mejor les pareciera sobre cada mundo. Por eso, sitios como las bóvedas, existen para proteger las reliquias, porque son espacios que existen y no existen a la vez, están conectados directamente con el limbo que representa este sitio, los hermanos, Luz y Oscuridad le dieron el conocimiento a su enviado sobre los cuatro puntos, y ese enviado los usó para resguardar las reliquias de los hermanos.
—Eso es... Abrumador —dice Weiss, entrelazando sus manos y jugando nerviosa con sus pulgares.
—Y volvemos al punto de que siempre hemos sido simples experimentos para los dioses —gruñó Yang, notoriamente enojada y sus ojos destellando en rojo.
—Respecto a la frase... —murmura Jaune, mirando a Pyrrha con intriga.
—El árbol les permitirá volver, pero solo sí en verdad están dispuestos a hacerlo —responde Pyrrha, la seriedad reflejada en su rostro —. Para el árbol, eso implica enfrentar tus miedos, el dolor o lo que sea que estés cargando actualmente. En pocas palabras, el árbol te permitirá volver cuando demuestres que has comprendido el valor que tiene el dolor y como te puede brindar fuerza.
—Eso es... —murmuró Blake, mirando en dirección de Weiss, quien también la miró directamente.
—Caprichoso, en cierto modo —completa la ex-heredera la oración, haciendo una pequeña mueca.
—El árbol, ¿dónde se encuentra? —pregunta Ruby, sin hacer contacto visual con Pyrrha.
—Bueno, Yang ya lo sabe, pero yo los acompañaré en el camino —respondió Pyrrha, la sonrisa volvió a sus labios.
—Espera, ¿ese árbol gigante que estaba ahí cuando encontré a Crescent Rose? —cuestiona Yang, mirando con asombro a Pyrrha. La pelirroja asintió.
—No me has devuelto a Crescent Rose, por cierto —le dice Ruby a su hermana, y Yang resopla.
—Cierto —susurra la rubia, quitando su brazo de los hombros de su hermana y dando unos pasos lejos de ella, solo para tomar el arma de su hermana de su cintura y entregársela —. Toda tuya, hermana.
—Gracias —le dice Ruby en voz baja, con apenas el fantasma de una sonrisa dibujada en sus labios. Pronto se concentra en su arma, revisando superficialmente si no tiene un daño a la vista.
—Ahora mismo, deberíamos esperar hasta mañana, a más tardar en la tarde, para ir al árbol y que crucen, debido a que mi compañera se está encargando de cuidar que los civiles logren llegar a Vacuo —les dice Pyrrha con una sonrisa.
—Bien, entonces esperamos a mañana —dice Yang, tranquilamente convencida con la propuesta de Pyrrha.
—Necesitamos juntar la madera para el fuego, buscar alimento, y buscar agua —dice Blake.
—Podemos dividirnos, Weiss y yo nos encargaremos de buscar agua —Ruby participa en la conversación, colocando a Crescent Rose en su sitio en la cintura y mirando a sus compañeras de equipo.
—Llevaré a Jaune conmigo, puedo mostrarle que frutas son comestibles —dice Pyrrha, tomando parte de la actividad.
—Entonces, eso nos deja a Blake y a mi con la madera... —el tono de Yang baja, mirando a su hermana unos instantes.
Jaune hace una pequeña mueca, observando como Ruby no tarda mucho en darse la vuelta y separarse del grupo, Weiss de inmediato les da una mirada preocupada, solo para después correr detrás de Ruby. Yang solo se mantiene mirando a Ruby fijamente mientras desaparece entre los árboles y arbustos junto a Weiss.
Blake mira en dirección a él y Pyrrha, les dedica una sonrisa triste y después toma la mano de Yang, tirando de ella suavemente para tomar otra dirección.
Así, Jaune se queda a solas con Pyrrha.
—Vamos, te mostraré dónde están esas frutas —le dice Pyrrha, sacándolo de sus pensamientos. Y así, ambos toman una dirección diferente a la de los demás.
[...]
Pyrrha observó a Jaune, recolectando frutas de un árbol, presumiblemente podrían ser manzanas, pero en la isla, dichas frutas no tenían un nombre.
Los ojos esmeralda viajaron al suelo, notando el escudo en su forma compacta y lo que había quedado de la espada, abandonados ahí.
—Jaune —ella lo llamó, sentándose en el suelo al lado de un arbusto lleno de lo que podrían ser bayas, con lentitud comenzó a cortarlas, mirando un puñado en sus manos que había dejado de nuevo sobre su regazo. Pyrrha sintió la mirada de Jaune sobre ella, pero no levantó la mirada —. No fue tu culpa —dijo con seriedad, pero sintiendo tristeza en su corazón.
—¿Q-Qué? —Jaune se muestra claramente confundido.
Pyrrha suspira y eleva su mirada, para mirarlo a los ojos —. Ese día, en Beacon, ¿por qué te culpas de ello cuando yo nunca te he culpado? —pregunta, sin querer, su voz tiembla. Jaune se queda paralizado, notoriamente en blanco, y lentamente se sienta en el suelo, dejando las frutas que encontró en su regazo.
—Yo... —Jaune aprieta los puños con fuerza, mordiendo sus labios —. Porqué fue mi culpa —responde con voz temblorosa —. Si tan solo hubiera hecho la única cosa que Ozpin me dijo, sobre vigilar, Cinder no habría matado a la doncella, ella no habría obtenido sus poderes y tú... —los ojos de Jaune se llenaron de lágrimas, no pudo terminar lo que estaba diciendo y sacudió la cabeza —. Fui débil.
Pyrrha niega con la cabeza —. No deberías culparte por algo que no estaba bajo tu control. Aún si hubieras podido haberte dado cuenta de Cinder, no sabes si podría haber sucedido algo diferente a lo que sucedió, quizás todo habría ocurrido igual —ella eleva la mirada al cielo —. Y lo lamento, Jaune, pero en mi mente pensé, que si podía retrasarla el mayor tiempo posible, no causaría más daño de lo que ya había hecho, el grimm, todo el caos sucediendo, con nuestros amigos en la refriega, necesitaban tiempo, y si yo podía dárselos sin importar el costo... —Pyrrha agachó la mirada, sintiendo el escozor de las lágrimas en sus ojos.
—¡Pude haberme quedado contigo! ¡Podría haber estado ahí! ¡Pero fuiste sola! —exclamó Jaune, su voz llena de dolor y desesperación. Las viejas costuras abriéndose un poco —¿Por qué tenías que ir tu sola? ¿Por qué dejarme de lado? ¿Por qué tenías que ser tu? —Jaune escondió su rostro entre sus manos —¿Sabes por cuánto tiempo me estuve preguntando eso? Creí que lo había entendido, que te entendía mejor conforme pasó el tiempo y las cosas se ponían mas difíciles, pero, ahora, aquí mismo...
El corazón de Pyrrha se estrujó, lleno de pesar —. Perdóname —le pide ella, lentamente se pone de pie, solo para caminar hasta Jaune, sentándose frente a él, las bayas caen al suelo cuando las suelta y sus manos toman las de Jaune, retirándolas de su cara para poder mirarlo —. Pero siendo sincera, no quería perderte, no quería que fueras lastimado, en ese momento creí que era lo mejor... Por favor, perdóname.
—Fui tan idiota, no me di cuenta de inmediato de tus sentimientos, y te lastime, lo siento —murmura Jaune, el dolor filtrándose en su voz, cerrando sus ojos con fuerza.
—Cada momento junto a ti, fue preciado para mí, Jaune, así que, por favor, no pidas disculpas por tu natural despistes —Pyrrha suelta una risa acuosa —. Cada minuto, cada segundo, todos fueron valiosos para mí, tú me viste a mi por quién era, no una famosa chica de torneos, solo yo —Jaune aprieta sus manos, soltando un doloroso sollozo —. Y si tuviera la oportunidad de volver a repetir todo de nuevo, de la misma forma, lo haría si eso implica conocerte, amarte —ambos juntan sus frentes en un gesto íntimo. Jaune la miró a los ojos —. Ojalá nos hubiéramos despedido mejor, ojalá hubiera dicho mis sentimientos, ojalá... Pero, ¿acerca de enfrentar a Cinder sola? —ella lo miró con determinación —, lo volvería a hacer también, fue mi decisión y no me arrepiento de ella —aseguró con firmeza. La pelirroja notó como la comprensión brillo en los ojos de Jaune, quien lentamente le dio una sonrisa.
—Claro... Porque eres Pyrrha, valiente, desinteresada, leal —él sollozó —. No habrías cambiado nada... —murmura, comprendiendola.
—Tienes que cambiar esa página, Jaune —le dijo ella con dulzura —. El remordimiento y la culpa... Jamás fuiste merecedor de ellos, las circunstancias simplemente nos llevaron hasta este punto —con dulzura, ella acarició el rostro del rubio con la yema de sus pulgares —. No puedo borrar el dolor que sentiste, permanecerá ahí, pero puedes vivir con el, convivir con el y dejar que te haga mejor persona.
Jaune asintió —. Gracias, lo necesitaba desde hace mucho tiempo —le dijo en un susurro. Lentamente se alejó de ella, dejándola ir. Se volvieron a tomar de las manos, descansandolas en sus regazos.
Un breve silencio se instaló entre ellos —. Ahora, necesitamos hablar de una última cosa —le dice la pelirroja con voz suave. Ella siente como Jaune tiembla y su cabeza gira un poco para que sus ojos azules se posen en Crocea Mors.
—Yo... No quería hacerlo —le dice Jaune, sincerándose de inmediato —. Pe-pero no había más tiempo, Cinder estaba sobre nosotros, ya había herido a Penny gravemente y mi semblanza no la curararía lo suficientemente rápido, yo no era suficientemente rápido para ayudarla —sollozó.
—Jaune, lo entiendo —ella lo tranquiliza, con voz suave, logrando que sus miradas vuelvan a encontrarse —. Era una situación crítica, en donde debían actuar rápido y asegurar lo mejor posible los poderes de la doncella. Penny lo sabía desde el momento en que tuvo el poder en sus manos, ella sabía que no debía caer nunca en las manos equivocadas, no repetir de nuevo lo del poder de otoño —lo miró con tristeza —. Ella eligió lo que en ese momento, creyó sería lo mejor para proteger a sus amigos, porque estaba consciente de su entorno, de lo horrible que sería que Cinder tuviera dos poderes en sus manos —la pelirroja acarició con sus pulgares el dorso de las manos del rubio —. Penny tomó una elección y necesitaba que alguien la ayudara a realizarla, porque ella en esos momentos no podía hacerlo por su cuenta —la voz de Pyrrha tembló un poco —. Jaune, créeme, si Penny no lo hubiera requerido con urgencia, si ella hubiera podido hacerlo, lo habría hecho y no te habría cargado con todo ese peso —sonrió tristemente —. Pero estabas ahí, en el momento justo, en el momento en que más te necesitaba, y la ayudaste a cumplir con la única cosa que deseaba hacer en ese momento, así que, lejos de culparte, Penny te agradece que hayas respetado su decisión. Su elección.
—¿Có-Cómo sabes eso? —pregunta él, su voz temblando. Pyrrha inclina su cabeza un poco hacia un lado, sonriendo y mirándolo cariñosamente. Jaune la observa, atentamente en silencio, y de pronto, sus ojos brillan en reconocimiento —¿Ha-Haz hablado con Penny? —pregunta, casi perdiendo el aliento.
Pyrrha lentamente asiente —. Ella quería verte por sí misma, decirte todo esto, pero está en una transición entre la vida y la muerte, asi que debe encargarse de eso. Ambas nos encontramos en el limbo, el tiempo transcurre diferente y pude hablar con ella bastante tiempo —la pelirroja suelta una mano, y la deposita en la mejilla del rubio —. Jaune, te lo dije antes, no podemos borrar el dolor que sentimos, ni superarlo ni olvidarlo, pero podemos tomar ese dolor y aprender a vivir con el, porque ese dolor es el que nos enseñará a ser fuertes, a tomar las decisiones que son necesarias para seguir peleando —Jaune apretó su mandíbula con fuerza, bajando su mirada a su regazo mientras temblaba demasiado —. Penny necesita que no te castigues por lo que te pidió que hicieras, si otra persona hubiera estado ahí, con todo el dolor de su corazón se lo habría pedido también, porque era una situación crítica, una situación que no tenía más salidas, y de la cual, quiso elegir su propia ruta. Entregarle los poderes de doncella a alguien confiable —ella tomó su mentón y con suavidad, elevó su rostro para que la mirase a los ojos —. Jamás olvides, pero tampoco te paralices —le dice con firmeza, sus ojos esmeraldas ardiendo com determinación —. Ahora, respeta la decision de Penny, lucha y no te rindas, en su nombre. Por lo que ella creyó, por lo que ella sacrificó, hazlo por todo lo que hizo para darles ésta oportunidad. Sé fuerte, Jaune, y acepta lo que sucedió, aprende a cargar con ello y sigue avanzando, porque aun hay muchas personas que te necesitan.
Jaune asintió, cerró sus ojos y lentamente se acomodó contra Pyrrha, recargando su frente en el hombro de la pelirroja. Pyrrha suspiró, sus ojos acuosos mirando entre las arboledas mientras su mano libre frotaba circulos en la espalda del rubio.
