Un escalofrío recorrió el cuerpo de Ruby, la sensación opresiva en su pecho se extendió hasta su garganta, observando como la sangre, tan roja como rosas, era un charco enorme que parecía crecer cada vez más, acercándose a sus pies.
Sintió como la bilis subió por su garganta, roja como rosas, volviendo de nuevo a estas escenas, como cuando era niña y le explicaron lo que era la muerte y que mamá murió.
Como cuando el rojo como rosas volvió cuando Penny estuvo destrozada en la arena Amity y Pyrrha se volvió cenizas con una flecha en el pecho.
El rojo como rosas volvió, inundando sus sueños de nuevo, bañando el suelo de sangre, las paredes tiñendose de la sustancia lentamente mientras ella intenta respirar sin tener una salida a la cual recurrir.
Sus ojos van más allá de sus pies, mirando hacia el frente, y pronto ahí está.
En el suelo, sobre el charco de sangre, ella está tendida, desangrándose. Su cabello naranja tan radiante está viscoso, la sustancia adherida a su largo cabello, su precioso vestido de combate manchado con el rojo, claramente sin combinarlo para nada debido al verde, blanco y negro de sus prendas. Y sus ojos yacen abiertos, las esmeraldas carentes de vida y desenfocados.
Penny murió, y ella está envuelta en el rojo como rosas.
[...]
Abre sus ojos abruptamente, fijos en el techo rocoso mientras su pecho sube y baja. Sabía que las pesadillas estarían ahí para atormentarla, ya estaba preparada, pero aún así... Aún así era igual de doloroso y aterrador como todas las veces que ya ha tenido esos sueños antes cuando perdió a un ser querido.
—Ruby —la joven de la guadaña se estremece, solo necesita inclinar un poco su cabeza para notar que Pyrrha está sentada a su lado, y que su cabeza reposa en el regazo de la pelirroja. Ruby muerde su labio, notando el brillo de preocupación en los ojos de Pyrrha, así que se encarga de sentarse, frotando sus ojos con el dorso de sus manos para retirar cualquier rastro de lágrimas.
Una vez se siente lo suficientemente dispuesta, inspecciona su alrededor. Blake y Weiss están de pie al lado de los restos de la fogata que prepararon hace horas, sus manos ocupadas en sus armas mientras la fauno parece estar alerta, sus orejas moviéndose mientras sus ojos están fijos a la salida de la cueva.
Ruby frunce el entrecejo, volviendo la mirada a Pyrrha, quien está junto a Jaune, el cual parece estar preparando las raciones de desayuno para ellos.
Y nota la ausencia de su hermana, una sensación incómoda se instala en la boca de su estómago, si Yang no estaba en la cueva seguramente salió, pero eso en un inicio era mala idea ya que no deberían salir sin un compañero, además, el hecho de que Blake y Weiss parecían preparadas para salir disparadas fuera de la cueva en cualquier momento la inquietó.
—¿Dónde esta Yang? —preguntó Ruby, alejándose de Pyrrha y deslizando su brazo derecho para alcanzar a Crescent Rose, a quien había dejado a solo unos centímetros lejos de ella en caso de alguna emergencia. Ver a Weiss y Blake tan alertas la había dejado inquieta un poco, sumando la ausencia de Yang, odiaba la idea de que su hermana saliera sola... No quería arriesgarse a perder a alguien más.
—Ella esta hablando con alguien que conoce en este momento —respondió Pyrrha. Ruby dirigió su mirada a la pelirroja, mirándola con confusión mientras se ponía de pie. La amazona simplemente le sonrió, transmitiendo que no estaba preocupada por Yang, y que ella tampoco debía de estarlo.
Pero aún así Ruby no podía abandonar la preocupación por su hermana, así que estaba dispuesta a cuestionar a Pyrrha, pero todo cuestionamiento murió en su garganta cuando se escucharon pasos que resonaron como ecos, captando la atención de ella y el resto hacia el umbral de la cueva, notando que Yang ingresaba.
Ruby miró detenidamente a su hermana, se percató enseguida de las manchas rojas bajo sus ojos, del ligero temblor en sus labios, de como estaba abrazándose a si misma mientras avanzaba y su mirada parecía desenfocada.
—¿Yang? ¿Todo está bien? —preguntó Jaune, adelantándose a preguntar sobre cualquier otro.
Yang finalmente pareció salir de su trance, mirándolo a él, luego a Blake, solo para que sus ojos lilas se encontraran con los ojos plata de Ruby, quien frunció el entrecejo preocupada y algo sofocada, sintiendo una sensación indescriptible en el pecho. La luchadora solo se acercó a ella en silencio, provocando que esa sensación en el pecho fuera más sofocante para Ruby, inquieta por la actitud de su hermana. Cuando Yang se acercó lo suficiente, su mano prótesis tomó su mano que estaba libre del agarre de Crescent Rose.
—Necesito que veas a alguien —le dice su hermana con voz temblorosa, pero se puede notar que hace un esfuerzo por controlar su tono. Ruby intenta preguntar de quien se trata, pero Yang le acaricia con el pulgar el dorso de su mano, mirándola con más seriedad y serenidad —. Está fuera de la cueva, créeme, necesitas hablar con ella —le dice, solo para después soltar su mano.
Ruby frunce más el entrecejo, sin entender nada y por lo misteriosa que es su hermana al no decirle ni siquiera de que persona se trata. Pero aún así, comienza a caminar cuando su hermana se movía hacia un lado para que comience a avanzar. Y la empuñadora de la guadaña camina, pasando a sus amigas, cada vez sus pasos se vuelven más rápidos mientras se dirige a la salida de la cueva.
Escucha voces detrás de ella, claro que Yang seguro comenzará a explicarles, pero no se da la vuelta, solo continúa hasta salir, con esa sensación en su pecho que se desborda en inquietud.
Cuando da unos pasos hacia la vegetación, deteniéndose y mirando a su alrededor para encontrar a la persona con la que debía reunirse, sus ojos no tardaron en detenerse en una figura de pie al lado de un roble.
Ruby sintió que su corazón se le fue al estómago.
Ella retuvo la respiración por unos momentos, sus ojos se abrieron en shock mientras observaba a la figura. Estatura media, vestido y capa blancas como la nieve, una suave tonalidad de piel pálida, cabellos negros que se tornaba rojo en las puntas, un perfil fino que era parecido al de ella y sus ojos... Ojos plateados, mirándola con cariño.
Había una colisión de sentimientos estrellándose contra Ruby, sin saber cómo reaccionar o decir, se había paralizado por completo en su sitio, todo su cuerpo entumecido al punto de que Crescent Rose resbaló de su agarre en su mano izquierda, cayendo a la arena.
—Hola, mi capullo de rosas —la saludó Summer con profundo afecto, caminando para acercarse a Ruby.
La empuñadora de la guadaña simplemente se estremeció al oír aquel apodo, habían pasado años desde que había escuchado dicho sobrenombre que después se volvería un tabú. Muchas cosas venían a su mente ante ese apodo, el olor de galletas recién horneadas, canciones de cuna, cuentos para dormir, abrazos cálidos, cepillados de cabello... Era como ser jalada hacia atrás, en una época en la que el dolor no había llamado a la puerta, dónde todo estaba bien.
Y luego recuerda estar en el umbral de la puerta, despedir a mamá y ver su espalda mientras se aleja, perdiéndose en el sendero entre los árboles. Todo se distorsiona a imágenes grises, zumbidos en sus oídos, estática y dolor en el pecho. También hay una dolorosa amargura en el corazón, cuando comprendió que mamá se había ido para nunca regresar.
Ruby no tiene idea del motivo por el que de repente se siente tan... Ni siquiera sabe cómo es. Se supone que debería estar feliz, abrazar a su madre y decirle cuánto la ha necesitado y cuánto la ha extrañado, como siempre lo hace cuando la visita en su tumba.
En una tumba vacía.
Ella se estremece, sudor frío cubriendo su frente mientras se cruza de brazos y observa con cautela a su madre. Siente que hay una enredadera con espinas en su cuello, destrozando su garganta, igual de asfixiada como cuando Neo tuvo sus manos en su cuello.
Summer le sonrió con cariño y tristeza mezclados, provocando que los ojos de Ruby se llenaran de lágrimas —. Amor, está bien, puedes decirme lo que necesites —le dice con suavidad, tan comprensiva que se siente más doloroso.
—Yo... —Ruby duda, sus labios tiemblan al intentar ordenar sus emociones —. Yo no sé... —intenta, y su voz se rompe.
~No pude soportarlo. No pude aguantar otro minuto. No pude tolerar otro día sin ti en el
—Red Like Roses Part. II by Casey Lee Williams
El ceño de Ruby se frunce, la amargura irradia en sus ojos mientras viejos días venían a sus memorias difusas —. Fue tan duro cuando te fuiste —murmura con dolor, una chispa de resentimiento flotando peligrosamente en la superficie.
~Toda la alegría que conocía en mi vida, fue arrebatada de mi el minuto en el que moriste. Tenerte en mi vida era todo lo que quería~
Recuerda como lloró hasta que su garganta dolía, pidiendo a gritos que quería que mamá volviera para que le leyera un cuento —. Yo solo quería que volvieras, te necesitaba —murmuró temblorosamente, sintiendo como de forma riesgosa estaba abriendo la presa.
~Pero ahora sin ti mi alma estará para siempre embrujada. No pude evitar sentir que te di por sentado. No hay manera en la que pueda comprender esto~
Summer miró con cierto dolor a Ruby, pero guardó silencio. La más joven, sin embargo, parecía que tomaba cada vez más valor, recordando, rasgando todo lo que una vez sintió —. Siempre creí en ti, siempre confíe en que volverías a casa con nosotros, ¡Conmigo! Pero un día no lo hiciste, ¡Y no podía comprenderlo!
~No estaba soñando cuando me dijeron que te fuiste. Yo estaba despierta y sentía que ellos tenían que estar equivocados~
—Y rogué tanto, me engañé diciéndome que estaban equivocados, ¡Que ellos mentían y que volverías a casa!
~¿Cómo es que me dejaste cuando me prometiste que te quedarías?~
—Durante tanto tiempo intenté... —las palabras se atascan en su garganta, la expresión del rostro de Ruby se torna doloroso, como si sufriera tanto —. Me pregunté porque me habías dejado si habías prometido que estarías siempre a mi lado.
~Ahora estoy atrapada en una pesadilla cada maldito día. Es como una película, pero aquí no hay final feliz. Toda escena se vuelve negra y no hay forma de fingir~
—¡Quedé atrapada en esto, mamá! ¡Te fuiste y me dejaste sola! —gritó con frustración, la presa se desbordaba un poco más, despotricando una parte tan escondida en el fondo y guardada para no ser escuchada.
~Este pequeño cuento de hadas no se ve que pueda terminar bien. No hay caballero de brillante armadura que me despierte del hechizo~
—¡Y no sé cómo terminará está horrible historia en la que me dejaste envuelta! ¡En la que todos ustedes me dejaron envuelta!
~Sé que no lo planeaste. Trataste de hacer lo correcto, pero en medio de esta locura, soy a la que abandonaste para ganar esta pelea~
Ruby se estremeció, sintiendo una fiel amargura cuando sus propias palabras hicieron colisión contra su raciocinio. Es cierto que su madre era una cazadora, es cierto que su madre tenía un deber para proteger a otros y hacer lo correcto... Pero en medio de toda esa locura, quien pagó los platos rotos fue ella al quedarse sin su madre.
~Rojo como rosas llena mi cabeza con sueños y me encuentra. Siempre más cerca, del vacío y de la tristeza que vinieron para tomar tu lugar~
Ruby solloza con dolor, sus dedos enterrándose en la piel de sus brazos mientras siente que está a punto de desmoronarse, cerrando sus ojos para no mirar a su madre. Está consciente de sus palabras y el viejo y acallado resentimiento que había detrás de ellas, lo cual había sepultado cuando era más joven.
Se sentía bien y tan mal a la vez haber dicho eso, había sacado de su pecho el dolor y la cicatriz que la partida de Summer habían dejado en su alma, ella era solo una pequeña niña que necesitaba a su mamá, pero su mamá decidió irse para hacer su trabajo por sobre su hija, y ese había sido el pensamiento de una niña herida de solo cinco años, que ahogó ese resentimiento cuando finalmente creció y aprendió más sobre los cazadores, los "héroes", y decidió que sería uno. También se sentía tan mal, porque ella misma ahora era una cazadora, ahora sabía lo que era estar en sus zapatos y que ser cazador requería una enorme dedicación, quitándole todo el romanticismo de los cuentos de hadas, y sabía que las acciones de su madre eran por mucho las decisiones que ella misma tomó, toma y tomará, porque también es cazadora. Pero de nuevo, tener a su madre frente a ella en este momento, en este punto de su vida dónde todo está en descontrol y la presa parece que se romperá por tantas grietas... Volvió a sentirse como una pequeña niña.
Todo se detuvo cuando unas manos cálidas tomaron sus mejillas, y Ruby abrió abruptamente sus ojos mirando en shock a su madre, quien sostenía su rostro con delicadeza mientras le sonreía con tristeza —. Sé que estás rota por el enojo y la tristeza, lo puedo ver en tus ojos mi bebé —le dice con suavidad —. Sientes que te dejé en este mundo lleno de demencia, y de alguna manera es verdad —Summer derramó algunas lágrimas, provocando que Ruby sollozara —. Y cuando sentía que estaba por llegar mi vida a su fin, te juro que pensé en ti y también en que "desearía poder hablarte solo por un minuto, hacerte entender las razones por las que lo hice" —Summer recargó su frente contra la de Ruby, sus narices rozando entre sí —. Quiero decirte que eres todo lo que siempre me ha importado. Quiero que sepas que, por la eternidad, estoy destrozada, no quería dejarte —susurra Summer con dolor, y lentamente, Ruby desenvuelve los brazos —. Traté tan duro protegerte, pero fallé, y en una prisión de abandono te he encerrado —Ruby lentamente acercó sus brazos, encerrando a su madre en un tembloroso y temeroso abrazo —. Nunca planee dejarte sola. Estaba segura que te vería cuando volviera a casa —Ruby se remueve, escondiendo su rostro en el cuello de su madre, comenzando a tener hipo mientras su llanto aumenta —. Y todo el tiempo juré que todo estaría bien, ahora no soy más que una mentirosa y tú fuiste arrojada a la batalla, lo lamento tanto, mi capullo de rosa —susurra Summer con dolor, abrazando a la joven, aferrándose a ella.
Ruby entierra su rostro aún más, intentando esconderse, intentando desparecer, sintiéndose segura una vez más en los brazos de su madre.
[...]
Cuando Yang les explicó que se había encontrado con Summer, su mamá, un suave silencio solemne cayó en la cueva. La rubia estaba sentada entre Weiss y Blake frente a la fogata improvisada, mientras que Pyrrha y Jaune estaba sentados frente a ellas, observando el fuego crepitar.
—¿Crees que tú mamá pueda hablar con Ruby? —pregunta Weiss, sin poder evitar escucharse un poco esperanzada ante la posibilidad.
Yang dirige su mirada a Pyrrha —. Ella tiene un pendiente con mamá, igual que lo tuvo siempre contigo, ¿no? Y también con... Penny —murmura Yang. Pyrrha no responde nada aún, siendo paciente ante lo que la rubia esta formulando en sus pensamientos —. De todos nosotros, quien ha cargado con mucho más es Ruby... ¿Estás intentando...?
—No solo es por la prueba de la deidad que esto sucede, Yang —le explica Pyrrha con serenidad —. También lo hacemos por ustedes, por Ruby —le sonríe —. La deidad, así como los Dioses, son omnipresentes, han estado observando. Y ella, créeme, ha visto algo en Ruby, una chispa que nosotros también hemos visto, pero que aún no definimos. Para ella, Ruby, quien se está desmoronando a pedazos, brillará tanto cuando comience a juntar de nuevo las piezas, pero para eso, debe llegar a un acuerdo con muchas cosas.
—Y eso es lo que la Deidad está poniendo a prueba —dice Blake con seriedad —. Ella está probando, por sobre todos, la propia valía de Ruby.
—¿Para ella es solo algo que puede ver como espectador? ¿Un espectáculo? —cuestiona Jaune con el ceño fruncido, notoriamente incómodo por esa perspectiva.
—Honestamente no lo sé —confiesa Pyrrha con sinceridad, mirando como Yang realiza una pequeña serie de respiraciones para controlar su emergente enojo —. Lo que sé, es que está es una oportunidad para ayudar a Ruby, y si tenemos que tomarla de esta prueba que pone la deidad, entonces haremos lo que podamos. Y tanto Summer como yo, lucharemos para llevarlos a casa.
Un nuevo silencio solemne llegó, la conversación pareciendo que estaba finalizada a ese punto.
[...]
Ruby finalmente reunió toda la fuerza de voluntad posible, separándose un poco de su madre después de que su propio llanto había aminorado hasta volverse escaso. Tímidamente, rehuyó a la mirada de su madre, alejando sus brazos lentamente y dando un paso hacia atrás, para darse entre ambas un poco de espacio. Algo cercano a la vergüenza flotaba un poco en la superficie, había despotricado un resentimiento casi olvidado a su madre, y si bien, se sentía un poquito mejor por eso, no podía quitarse del pecho el hecho de que había dicho palabras que podrían haber lastimado o puesto triste a su madre.
Los pensamientos de la rosa fueron interrumpidos abruptamente cuando los dedos de su madre sostuvieron su mentón con sus dedos, alzando su cabeza para que sus miradas se encontraran.
—Jamás deberías de avergonzarte o disculparte por decir lo que piensas —le dijo su madre con cariño, acariciando con el pulgar su barbilla —. Jamás deberías de tener miedo de decir lo que sientes —sus ojos se tornaron llenos de tristeza —, jamás deberías de sentir que no puedes gritar y desear rendirte. Pero jamás deberías llegar al punto de sentirte al borde del acantilado y pensar en que la solución es dar un paso más al frente y caer.
Ruby se sintió paralizada, el aire se atascó en su garganta una vez más, sintiendo que no podía respirar. Miró a su madre con ojos de un cervatillo asustado, preparado para huir.
Su madre lo sabía. Su madre lo sabía. Su madre lo sabía.
Una y otra vez, el mismo pensamiento se repitió en su cabeza con alarma. Su madre sabía cómo se sentía. Su madre sabía cómo estaba intentando desesperadamente pegar las fisuras con pegamento. Su madre sabía lo que estaba intentando esconder. Lo peor, su madre sabía lo que sucedió cuando Neo la estaba privando del oxígeno... Su madre sabía que estuvo a punto de rendirse de esa manera, sin aire, sin luchar. La voz que había escuchado fue la de su madre, y por eso, ella se liberó del agarre de Neo.
La vergüenza solo aumentó, ¿cómo le dice? ¿cómo se lo explica sin que la presa se desborde totalmente y no quede nada para volver a armar? Ella era una líder, el resto la seguía porque veían en ella algo, nunca sabría el "que", pero lo hacían, así que era ella en el frente, ¿Cómo puede derrumbarse? ¿Cómo cargará en su conciencia el hecho de que iba a rendirse?
Vergüenza, vergüenza, vergüenza.
Ruby era una hipócrita, una total hipócrita, y ese pensamiento no podría salir de su cabeza aunque quisiera ¿Cómo se atrevía a decirle al resto que seguirían avanzando cuando tiempo antes estuvo por rendirse de una manera tan...? Ni siquiera había un termino correcto, ni siquiera lo pensó antes.
Ella era un desastre, necesita coser de nuevo las costuras de su corazón de inmediato, cerrar su mente, poner pegamento en las fisuras de la presa. Debe salir de esa espiral, no debe sentir, si lo hace volverá el dolor principal, aquel que la está quemando lentamente. Debe, debe, debe, debe...
Y repentinamente siente que se está quedando sin aire por intentar tanto llevar todo hasta el fondo.
—Ruby, vamos mi vida —la voz de su madre, que por alguna razón parecía tan distante a pesar de que la tenía a solo centímetros de distancia, se registra en sus oídos, y sus ojos nublados por lágrimas logran enfocarse en los ojos de su madre —. Inhala al compás del 1-2-3 —le dice con suavidad, sus manos sosteniendo su rostro. Ruby la sigue cómo puede, inhalando mientras cuenta —. Exhala, 1-2-3 —le pide, y Ruby lo logra a duras penas —. Vamos, sígueme, solo imita a mami — le instruye con paciencia, haciendo las respiraciones. Y Ruby la imita hasta que su respiración se vuelve lo más normal posible y su garganta se siente menos cerrada —. Bien, lo haces bien, mi capullo de rosa —la elogia su madre.
Ruby apenas lo logra, sentía que todo se hacía tan pequeño de repente, que no podría respirar y que el corazón se le saldría del pecho. Realiza una última exhalación, y siente finalmente un poco más de estabilidad, así que cierra sus ojos, intentando asimilar.
Al sentir la caricia de su madre en sus mejillas, volvió a mirarla, solo para encontrarse con ojos llenos de tristeza, enviando una punzada al corazón de Ruby —. Ven conmigo —le pidió su madre suavemente, dejando ir su rostro, solo para tomar una de sus manos y comenzar a agacharse al suelo, para sentarse en la arena. La empuñadora de la guadaña simplemente la siguió en silencio, sin fuerzas ante el estrés emocional que estaba cruzando. Una vez que ambas estuvieron sentadas una frente a la otra, Summer tomó ambas manos de su hija, dejándolas sobre el regazo de ella. Ruby observa como su madre mira sus manos entrelazadas, hay una profunda contemplación detrás de ellos, como si meditara lo que quería decir. Así que esperó —. El día que naciste, fue el más alegre y aterrador para mí —murmuró con ojos vidriosos, transportados al pasado —. Eras tan pequeña, que sentía que cualquier toque podría romperte como a un cristal. Eras una flor recién florecida, y tenía un miedo enorme en cometer un error, claro, había adquirido experiencia con Yang, y creí que ese sentimiento había sido superado conforme tu hermana crecía, pero de nuevo, sentía ese terror —suspiró una risa temblorosa, aún sin apartar sus ojos de sus manos —. Pero eras una niña extraordinaria, dormías plácidamente, apenas y llorabas, eras tan risueña que incluso la más mínima mueca te hacía reír —Summer suspiró temblorosamente —, y deseé siempre, que fueras tan feliz como lo eras cuando te acunaba en mis brazos, deseaba que fueras tan feliz como lo eras cuando tu papá besaba tus mejillas con adoración, que lo fueras como lo eras cuando tu hermana cepillaba tu cabeza con su diminuta mano, que lo fueras como cuando Qrow te acariciaba las mejillas. Quería que solo fueras feliz, pero eso en sí mismo, era solo una fantasía al vivir en un mundo tan poco indulgente. Pensar en el hecho de que deberías crecer en un mundo que te obligaría a caerte al suelo, a lastimarte, solo para que te levantaras, me dolía el corazón de solo pensarlo, pero así es como siempre debe ser. Darme cuenta de que Yang y tú tendrían que crecer, enfrentar sus propias batallas en este mundo, estrujaba mi corazón, y lo intenté... Luché tanto para intentar una última cosa, para intentar dejarles un mundo mejor, intentar que no se involucraran en una guerra —Summer derramó unas lágrimas, sus pulgares acariciaban el dorso de las manos de Ruby con delicadeza —. Y fallé, también en el proceso no pude volver a casa, y los dejé. ¿Sabes, Ruby? Siempre amé mi profesión como cazadora, fue todo lo que quise ser, pero después de eso, ser tu madre y la madre de Yang era lo que más amé, y que más allá de la muerte sigo amando. Quería dejarles un lugar mejor, librar una batalla más para después finalmente estar con ustedes, no solo por todos aquellos que necesitaban a la "Cazadora Summer Rose", era principalmente por Yang y por ti —Summer se recuperó un poco, elevando su mirada para mirar a Ruby, quien la miraba con las mejillas húmedas en lágrimas —. Morí, pero mi amor, las he observado por un tiempo, intranquila y ansiosa, deseando estar ahí. Pero han crecido tanto, han sido valientes y han soportado más de lo que unos jóvenes adolescentes y casi adultos deberían de cargar sobre sus hombros. Ruby Rose, eres extraordinaria, diseñaste un arma única en su clase, eres la más joven de todo un grupo que intenta pelear contra una amenaza inmortal, entraste a Beacon solo con quince años, te convertiste en líder de un equipo, y has luchado tanto... Que también eso te ha estado destrozando, mi vida —Ruby sintió una vez más el corazón en la garganta, agachando su cabeza con vergüenza mientras miraba su regazo, vulnerable al sentir que su madre conocía cada uno de sus pesares, cada cosa que urgentemente buscaba ocultar de todos —. Soy tu madre, mi amor, te conoceré más de lo que te conocerás a ti misma porque ese es el rol que decidí ocupar, porque fue mi decisión, la cual, jamás me arrepentiría de tomar. Te veo, veo todo tu dolor, aquel que intentas tanto guardar para no desmoronarte, porque luchas tanto contigo misma y peleas con lo que significa ser líder —Summer liberó una de sus manos, solo para tomar el mentón de Ruby, solo para que pudieran mirarse a los ojos —. Veo el dolor en tus ojos, mi capullo de rosa, un dolor que no te permites expresar, pero del que tienes todo derecho de gritar ya que eres humana. Eres una hermana, una amiga, una joven de solo 17 años... No solo eres una líder, eres humana.
La última palabra resonó en la cabeza de Ruby, haciendo colisión en las paredes, golpeando contra la presa para estremecerla peligrosamente. Las últimas palabras de su madre significaban muchas cosas silenciosas, que podían entrar en su cabeza y hacer un desastre como una violenta tormenta. Ella era humana, ella podía sentir, ella podía desear, ella podía... ¿Ella podía?
Summer la observó en silencio, esperando pacientemente a que su hija dejara que sus palabras se acentuaran en su mente, taladrándose para que pudiera al menos ceder un poco.
—Yo... No puedo, se supone que yo...
—Se supone que eres humana, tienes a muchos sosteniendo tu espalda, que jamás te juzgarán por flaquear y caerte, sino que te atraparán y entenderán. Siempre entenderán.
Ruby contuvo la respiración, mirando temerosa a su madre mientras los sollozos querían escapar de su garganta. Estaba con su madre, ella podía... ¿Podía dejarlo salir? ¿Intentarlo? ¿Y si ya no podía levantarse después de eso?
—Podrás hacerlo —habló su madre, respondiendo su última pregunta mental —. Y si es muy difícil, Yang te atrapará, Weiss te tomará de la mano, Blake te sostendrá de los hombros —le dice su madre con dulzura —. Mi amor, tu familia, tus amigos, todos ellos te sostendrán en el proceso, porque antes que ser su líder, eres una hermana, una mejor amiga. Para ellos, primero eres humana —susurra con suavidad, atrapando sus manos nuevamente y esperándola pacientemente.
Y Ruby abre sus labios, pero ninguna palabra sale de ellos, digiriendo lo que su madre se ha dicho, pensando... Quizás, solo quizás...
"Estoy llorando a gritos, me estoy rompiendo, le temo a todo. Pegada en estás paredes dime que hay esperanza para mí. ¿Hay alguien por ahí escuchando? ¿Puedes oír cuando te llamo? ¿Vienes por mi ahora? He estado esperando que vengas a rescatarme, necesito que aguantes toda la tristeza que yo no puedo dejar vivir en mi" —I'm in here by Sia.
Ruby soltó un doloroso sollozo, apretando las manos de su madre con fuerza —. Estoy cansada, mami —confiesa con voz temblorosa, sintiendo como las grietas de la presa se hacen más grandes, a punto de desbordar por completo y dejar que el agua escape —. Ya no quiero hacer esto... —sus labios temblaron al igual que su cuerpo, sus ojos miraron con furia y lágrimas retenidas su regazo —¡Estoy furiosa! ¡Estoy cansada! ¡Y tengo miedo! —escupió —¡¿Por qué?! ¡¿Solo por qué?! —cuestionó desgarradoramente —¡No fui suficiente! ¡No hice lo suficiente! ¡Nunca hago lo suficiente! —gritó desesperada, respirando aceleradamente —¡Debí llegar a tiempo a la arena Amity! ¡Debí llegar a tiempo a la cima de la torre! ¡Debí estar allá arriba con Penny! —soltó otro sollozo desgarrador, elevando su mirada desesperada hacia su madre —¡Estaba tan asustada después de la caída de Beacon! ¡Estaba tan enojada y me sentía tan sola! ¡Weiss fue llevada lejos, Blake huyó y Yang estaba en un mal lugar en donde ni siquiera quería verme! ¡Tuve que arreglarmelas sola y una parte de mi le dolió eso! ¡También se sintió tan mal dejar a Yang atrás para hacer lo correcto! ¡Pero lo hice! —en este punto, se sentía como si su garganta estaría por destrozarse por tanto gritar, pero no había terminado, aún no —¡Odio a Cinder! ¡Odio todo esto de Salem! ¡Odio todo esto de los Dioses y las reliquias! ¡¿Por qué diablos pensaron que era algo sensato hacerla inmortal?! ¡Me sentí furiosa y asustada en la granja después de que Jinn nos mostró la verdad! ¡Pero no podía derrumbarme porque el resto lo estaba haciendo y no era correcto! ¡Y me sentí enojada unos instantes cuando sucedió! ¡Pero tenía que tragarlo y continuar porque si no nadie lo haría! ¡¿Y qué diablos pensaba Ironwood?! ¡Las cosas iban "bien"! ¡Y es cierto que oculte cierta información! ¡Pero lo sentí, sabía que lo estaba perdiendo de alguna manera y que no era seguro contarle la verdad! ¡Y no me equivoqué! ¡Primero quiso abandonar y cuando fuimos tercos en no escuchar amenazó con matar a personas en Mantle! ¡Poner una bomba! ¡Amenazó a Penny y a todos! ¡Se suponía que era una figura a la cual recurrir como líder! ¡¿Entonces por qué diablos lo perdió?! —sacudió su cabeza violentamente —¡Y tomé decisiones equivocadas, muchas de ellas! ¡He sido una maldita idiota, una ilusa! ¡Y ya no quiero esto! ¡Ya no puedo respirar! ¡Así que cuando Neo...! —sus palabras se detuvieron abruptamente, sus mejillas empapadas en lágrimas y sus pupilas pequeñas, mirando a su madre con miedo —. Así que cuando Neo uso la imagen de Oscar, quien salió lastimado por mi inútil capacidad para mantenernos unidos, sentí pánico y culpa. Cuando ella se transformó en Yang, quien cayó al vacío y creí que estaba muerta después de que me protegió, sentí más culpa... Pero cuando tuvo sus manos en mi cuello y uso la imagen de Penny... Yo solo pensé que quizás, era así como debía terminar —murmura, estremeciéndose con un nuevo sollozo que sale de su garganta —. Ya no quería sentir dolor, quería que se acabara, no fui ni soy lo suficiente. Pero luego me di cuenta que soy una hipócrita, les he dicho a todos que debemos avanzar, que debemos movernos, pero una parte de mi se estaba rindiendo... Y una parte de mi aún quiere rendirse —soltó las manos de su madre, cubriéndose el rostro con las palmas —. Perdí a Penny, y una parte de mi se odia a si misma, porque confíe demasiado, fui una estúpida niñita ingenua. Y creí que estaba enojada con Jaune por hacer lo que hizo.
—¿Y lo estás? —preguntó su madre dulcemente.
—Lo estoy —respondió en un susurro —, pero también entiendo porque lo hizo. Eso no evita que duela mucho —sollozó —. Mamá, duele tanto, que siento que me estoy quemando por dentro —Summer se acercó a su hija, envolviendola en sus brazos y dejando que el rostro de su hija se acurrucara en su pecho —. Quiero que deje de doler, quiero que Penny vuelva, ¿Por qué tenía que ser ella? ¿Por qué creí que ella estaría bien como humana? ¿Por qué... No fui suficiente para mantenerla a salvo? ¿Para mantener a cualquiera a salvo? —Ruby aferró sus manos a la espalda de su madre, arrugando en sus dedos la capa blanca —. Ya no puedo... Estoy cansada de seguir, tan cansada de intentar, tan enojada de perder, tan asustada de decir cómo me siento... ¿Cómo llegué a esto?
—Oh mi vida, solo eres una niña en medio de una guerra que los adultos no pudieron evitar y en la que ahora estás envuelta —le susurra su madre con dolor —. Sé lo difícil que puede ser esforzarte más allá de tus límites. Sé que llevas el peso del mundo en tus hombros, y que por ello has intentado mantenerte en pie y sin sentir tus emociones como deberías, pero ser un líder, significa que tienes gente detrás de ti, leal a ti, para quienes eres todo, pero sobre todo, alguien quien tiene permitido desmoronarse cuando ya no puede, y te ayudarán. Así que, cariño, puedes dejarlo ir, te prometo que podrás levantarte.
Ruby se estremeció, fue como si hubieran accionado un interruptor de encendido, ya que todo ese dolor se filtró y lloró a todo pulmón, aferrándose con desesperación a su madre, sin poder controlar su llanto que salía a gritos, desgarrándose la garganta, pero sin poder detenerse, porque no era suficiente, el llanto no era suficiente, aún no podía vaciar todo ese dolor sucio y asqueroso arraigado a su alma, se sentía como puñaladas en el corazón, desgarrando costuras con total brusquedad, todo con el objetivo de lastimarla.
Y es cierto, ahora, llorando con todas sus fuerzas es que lo piensa una y otra vez, está rota, hecha pedazos muy lentamente, tan lento que apenas podría siquiera ella misma darse cuenta. O quizás ya estaba muy consciente de eso, y por ello se aferró tanto a cubrir las fisuras de la presa con un pegamento barato, de forzar las costuras de su corazón a no romperse. Pero es verdad, es solo una niña envuelta en un mundo de adultos, experimentando la cruda dureza del dolor y la muerte.
—Ojala pudiera asegurarte que el dolor se va, cariño, pero la verdad es que jamás lo hace, solo aprendes a vivir con él, te brinda lecciones, te hace crecer como persona y levantarte con las piernas temblorosas del suelo. Se vuelve familiar, permaneciendo y recordándote lo que fue y lo que pudo ser, pero que jamás será, y por lo que por ello tendrás que avanzar —le susurra su madre. Entre sonoros sollozos Ruby la escucha, quizás no puede detenerse, pero escucha —. Sé lo doloroso que puede ser perder a alguien que amas, una herida ardiendo que difícilmente pareciera que fuese a sanar, y aún sin importar cuánto tiempo pase, ese dolor seguirá ahí, ya que encontrará una manera de quedarse, pero eventualmente, encontramos la chispa para continuar, las respuestas a las preguntas más difíciles que hay que dar para comprender. No siempre es lineal, giras y giras sin parar, luchando por entender, pero al final, puedes llegar a un acuerdo con ello.
Ruby se estremeció, sintiendo su corazón latirle en la garganta de nuevo, esa falta de oxígeno en sus pulmones ahogarla por un momento mientras detiene sus gritos llorosos y digiere las palabras de su madre.
Un solemne silencio las rodea, Ruby fija su visión borrosa en una única flor color rosa pálido en el montón de arena, extrañamente naciendo ahí, creciendo ahí. Su respiración cada vez más pausada y regular vuelve —. Nunca dejará de doler, ¿no? —murmuró con la voz ronca, notoriamente cansada por sus gritos —, y no volverá. No es una pesadilla —siente la mano de Summer en su cabeza, acariciando su cabello con suavidad, así que se hunde en el gesto —. Estoy enojada conmigo misma por no poder hacer más, pero era todo lo que podía hacer, y no es mi culpa, ¿no? —su corazón se estremece, aún se siente como una mentira, aún no puede aceptarlo del todo, no siente que merezca ese tipo de alivio en su alma para calmarla, pero está dispuesta a intentarlo. A intentar.
—No es tu culpa, haces lo posible con los recursos que tienes a tu disposición, a veces es todo lo que tienes al alcance, y no mereces castigarte, sé que se siente de esa manera, pero te prometo que no es así, simplemente son las circunstancias de la vida, y lo que podemos hacer es avanzar, volar y encontrar nuestro propio futuro.
Ruby tragó en seco, se estremeció un poco, intentando grabar cada palabra en su mente, recordar, crecer, volar, encontrar el futuro, seguir hacia adelante, pero también quiere quedarse en el suelo, inmóvil, olvidar todo... Pero ella es más que eso, es con lo que ha luchado en esta etapa de su vida. Es cierto, querría rendirse, no avanzar, abandonarlo, pero, ¿si es así porque sigue esforzándose en continuar de pie? Y conoce la respuesta, es por las personas que ama, las personas que han estado con ella y le han sonreído, aquellos que sin duda estarían a su lado sin dudar, entonces, ¿por qué tenía tanto miedo de derrumbarse si eventualmente sus pensamientos la empujaban a pensar que no lograría levantarse? Quizás, era por esa imagen de líder en su cabeza, tal vez por no querer derrumbarse más tiempo del necesario, o quizás, en verdad si tenía miedo de no poder seguir avanzando. Pero ella puede, ¿no? Tal cómo puede permitirse derrumbarse de vez en cuando, no acumular el dolor y obligarse a avanzar cuando se siente tan mal... No puede ser un proceso sencillo, pero quizás, solo quizás, ella podía hablarlo de esta manera con su hermana, con Blake, con Weiss, con su familia, sería difícil, pero podía intentar. También sabía que las pesadillas no se irían ahora que han vuelto, pero quizás, solo quizás, al llegar a un acuerdo, podría trabajar con ellas. Debía dejar ir, a Pyrrha, a su madre... A Penny.
Puede doler, pero también puede llegar a un acuerdo, ¿no? También sería muy difícil, pero ella podría hacerlo con ayuda. Y simplemente, esos pensamientos estaban haciendo que sus hombros se sintieran menos pesados, su corazón más ligero, recuperando algunas de sus costuras y la presa lentamente reparándose, o quizás era el cansancio emocional de su llanto, lo averiguaría después, pero no estaba tan segura de que no fuera que estaba en el camino correcto para entender mejor lo que debe hacer, lo necesario para adaptarse al mundo cambiante, crecer y seguir adelante.
Summer observó a su hija pequeña con paciencia, mientras ella contemplaba la flor solitaria de la arena, acariciando su cabello a un ritmo constante.
"El tiempo pasa, pero el dolor siempre encuentra una manera de quedarse. Las lágrimas que has derramando pueden encontrar un árbol para regar, pero solo cuando seas más fuerte" —Until the end by Jeff & Casey Williams.
Ruby parpadeó, saliendo lentamente de sus pensamientos, solo para separar su cabeza del pecho de su madre, solo para mirarla a los ojos, el último rastro de lágrimas cayendo de sus ojos mientras se encontraba con el plata familiar.
Summer sonrió a su hija, su mano acunando su mejilla —. Mi capullo de rosa, vas a estar bien, estaré contigo hasta el final, a tu lado, cada vez que sientas dolor, puedes llorar, puedes decir lo que sientes —acercó su rostro al de su hija, frotando su nariz con la suya —. Encuentrame en el abrazo de tu hermana, en los brazos de Tai y Qrow, los susurros del viento serán palabras de aliento para ti, la calidez de los rayos del sol en tu rostro serán mis besos en tu rostro, estoy a tu alrededor, mi amor, te cuidaré hasta el final.
Ruby pudo mostrar una pequeña sonrisa, débil y tambaleante, pero finalmente genuina después de la tácita amargura y el dolor de las últimas horas. Ruby pudo desenvolver sus brazos del cuerpo de su madre, tomando con sus manos el rostro de su madre, quien le sonrió con mucho amor. Si... Ella estaría bien.
[...]
Yang suspiró, hundiéndose en la pared en la que estaba recargada de pie, Weiss y Blake estaban sentadas a cada extremo de ella en el suelo, ninguno había perdido su posición en el tiempo que había transcurrido desde que Ruby salió de la cueva, bueno, a excepción de ella que debido a la impaciencia se había puesto de pie y golpeaba rítmicamente la punta de su pie contra el suelo.
No podías culparla por estar tan ansiosa, estaba preocupada por su hermana, sabía que su madre podía manejar esto, siempre podría manejar cualquier cosa, pero aún así, no podía dejar de estar inquieta.
Entonces notó como las orejas de Blake se animaron cuando bajo sus ojos lilas para mirarla, notando que ella volvía la mirada hacia el umbral de la cueva, Yang no perdió el tiempo de seguir su mirada, notando como Ruby ingresaba a la cueva, caminando al lado de Summer. Yang se separó de la pared, dando un paso que después fue vacilante, esperando mejor a que llegaran a dónde estaban, el resto igual se puso de pie, pudo notar. Observó detenidamente el rostro de su hermana, notando las manchas rojas bajo sus ojos cansados que miraban a nadie en específico, como si estuviera perdida en sus pensamientos, pero hasta que estuvieran más cerca fue que pareció llegar a la conclusión de algo, volviendo sus ojos plateados hacia más allá de ella, y Yang la siguió con la mirada mientras ella llegaba hasta donde estaba Jaune, parándose frente a él, mirándolo a los ojos firmemente. Yang se olvidó de su madre unos momentos, poniendo su total atención en Ruby.
Los labios de Ruby temblaron, como si dudara un poco en decir lo que quería, pero la chispa de determinación en sus ojos indicaban que no daría un paso hacia atrás —. Estaba enojada contigo —soltó firmemente, a pesar de que sus manos se apretaron entre sí frente a ella cuando las entrelazó. La cueva se quedó en un silencio incómodo, Yang abrió sus ojos en shock, mirando hacia su madre, intentando entender hacia donde iba esto, pero Summer solo le dió una de esas sonrisas que le decía que no debía preocuparse, así que deslizó la mirada, Blake y Weiss estaban atónitas solo a unos pasos al lado de su madre, luego sus ojos lilas fueron de inmediato a Pyrrha, quien lucía maravillosamente en calma como Summer —. Una parte de mi está furiosa contigo —la voz de su hermana tembló, con lágrimas en sus ojos mientras su mano izquierda dejaba la derecha, se volvía un puño y lo golpeaba suavemente contra el pecho de su amigo. Jaune observó a Ruby, sin apartar su mirada de ella, firmemente tomando lo que tenía que decirle Ruby, aceptando mientras miraba con tristeza a la más joven —, esta parte de mi está furiosa por lo que hiciste —Yang notó cuando las lágrimas abandonaron los ojos de su hermana, reprimió el impulso de correr hacia ella y abrazarla, porque esto definitivamente era algo que debía sacar de su pecho —, pero también, ella te lo pidió, ¿no? —murmuró con voz temblorosa, golpeando otra vez su puño contra el pecho de Jaune —¿Puedes... Por favor, explicarlo de nuevo? ¿Por favor? —pidió llorosa.
Jaune se tragó su propio dolor, asintiendo suavemente a Ruby —. Me uní a Weiss y Penny, íbamos a enfrentarnos a Cinder juntos, pero ella logró crear una muralla de fuego entre los tres, dejando a Penny en el medio, ella se distrajo, y la mano de Cinder la atrapó, lastimandola gravemente —su voz tembló tanto, que Yang creía que él se derrumbaría en cualquier momento, pero el se mantuvo como una roca, ni una sola vez apartando la mirada de Ruby —. Yo corrí, planeando ayudarla mientras Weiss intentaba todo lo posible retener a Cinder, pero cuando quise hacerlo, Penny me detuvo... Yo quería ayudarla, pero ella no quería eso, creo que solo ella lo sabía, que estaba... Muriendo —murmuró la palabra con amargura —, y que no habría tiempo para ayudarla, así que pidió que respetará su única elección, así que yo... Lo hice —Yang percibió el quiebre en Jaune, reprimiendo sus lágrimas para decirlo correctamente. Miró a su hermana pequeña, notando como su expresión estaba derrotada en dolor, pero también había algo más, una solemne y tranquila aceptación.
—Y el poder llegó a Winter, ¿no? —preguntó Ruby en voz baja, abriendo suavemente su puño, su mano descansando en el pecho de Jaune. Él solo asintió. Su hermana mordió su labio, dejando caer varias lágrimas, y pronto, Ruby echó sus brazos alrededor de Jaune, abrazándolo con fuerza. Jaune la miró atónito por un momento antes de abrazarla también, —. Lamento que tuvieras que hacer eso —murmuró Ruby, apenas perceptible para la audición de Yang, pero pudo escuchar —. Una parte de mi está molesta, pero la otra parte de mi lo comprende, y esa parte te dice "gracias" —lloró Ruby —, gracias por escuchar a Penny, por estar con ella, por respetar su elección, aún si duele mucho... Era lo que ella quería —Jaune sollozó, abrazando más fuerte a Ruby, quien flaqueó una sonrisa, frotando con su mano derecha la espalda del rubio a modo de consuelo —¿Puedes por favor darme tiempo? Aún duele, aún se siente muy mal, pero puedo aceptarlo con el tiempo.
Jaune la dejó ir, mirándola a los ojos —. Todo el tiempo que necesites —le dice él con lágrimas derramadas, y Ruby asiente suavemente, separándose finalmente de él.
Yang notó como la atención de su hermana se volvió hacia ella, lila y plateado encontrándose con repentinamente familiar, como si fueran solo ellas dos, en una casa que intentaba ponerse en pie después de la muerte de mamá. Ruby llegó hasta ella en poco tiempo, y Yang abrió sus brazos, atrapando a su hermana pequeña en un abrazo. Ruby se aferró a ella casi con desesperación, y Yang sintió como su hombro comenzaba a sentirse húmedo, así que su mano mecánica sostuvo la parte posterior de su cabeza como consuelo, como siempre lo hacía con ella desde que era pequeña.
—Quiero decirte tanto... —murmuró Ruby, su voz temblorosa amortiguada por su hombro.
Yang le sonrió con cariño, besando la coronilla de su cabeza —. Nos tomaremos un buen tiempo para hablar, mi pequeña hermana —le susurró con cariño.
Ruby se separó de ella, solo para dirigir su mirada a Weiss y Blake, mordiendo su labio inferior con fuerza. El dúo monocromático le sonrió a Ruby, acercándose a ambas y enganchándose en un abrazo de grupo.
—Creo que todos podemos tomar esa charla, ¿verdad? —dijo Weiss con una tranquila sonrisa, sus ojos mirando hacia Blake quién asintió.
—Eso estaría muy bien —afirmó Blake, solo para que sus ojos ámbar encontraran los plateados de Ruby —. Tenemos tu espalda Ruby, siempre —le dice con suavidad, y Ruby solloza, enterrando su rostro en el pecho de Yang, Blake frota su mano en la espalda alta de Ruby, mientras Weiss recarga su frente contra el hombro de Ruby.
Yang depositó un segundo beso en la coronilla de la cabeza de su hermana... Si, estarían bien.
[...]
