-Mikasa... ¿Mikasa? -Por mucho que llamaba no recibía respuesta, del otro lado lo único que se oía era el murmullo de la música y gente hablando, y apenas perceptible la respiración de la chica.
¿Qué carajo había pasado? ¿Qué eran todos esos reproches de Mikasa? ¿Que si todavía la quería? Como si hubiera posibilidad de cambiar eso, por mucho tiempo aunque deseó deshacerse de esos sentimientos por el dolor que le causaban, nunca lo logró.
-Hola, ¿Jean? -"Demonios no puedo dejarte sola un momento" pensó Sasha.
-¿Que pasó con Mikasa? ¿Donde están? Se oye música y al parecer estuvo bebiendo de más.
-Vinimos a la fiesta en casa de Historia y bueno ya te diste cuenta de como acabó tu amada. Cayó dormida sobre la mesa.
-¿Mikasa en una fiesta? ¿Y eso? Hasta donde yo sé ella no acostumbra asistir a cosas así.
-No lo hace, pero todos hacemos cosas estúpidas por amor, aunque no sé porqué te digo esto si eres experto en el tema. Bueno, ¿me ayudarás a llevarla a casa sana y salva? Estoy segura de que no querrás perder la oportunidad.
-¡Oye! Claro que ayudaré, pediré un uber. No te muevas de su lado, ni dejes que nadie más la toque, ya sabes como son algunos.
-Ojalá alguien se preocupara así por mí -soltando un suspiro-, tranquilo, estaré aquí.
Jean salió a toda prisa a la calle luego de pedir el transporte que llegó unos minutos después. Durante el viaje pensaba qué debía hacer, parte de sí quería hablar francamente con ella pero la fracción de sí mismo que había sido rechazado tantas veces temía repetir el mismo escenario. Hace unos meses atrás no le hubiera importado, sabía que así como él antes nunca había podido declararse de forma sincera ella tampoco lo había rechazado en realidad. Pero ahora... ahora que las cosas entre ambos habían cambiado, si esta vez sucedía de nuevo sería un verdadero rechazo y no sabía si estaba listo para eso. Le gustaba esa rara amistad que habían iniciado, ¿estaba dispuesto a ponerla en riesgo?
Antes de notarlo ya había llegado a destino y se dirigió a pasos acelerados hacia el interior de la casa.
-Hey Jean, pensé que no vendrías hoy, ¿y tu cita? -Preguntó Connie golpeando su brazo como acostumbraban saludarse.
-No tiene importancia, ya terminó. Vine a buscar a Mikasa, ¿la has visto?
El rostro de Connie se retorció de confusión pero no le extrañaba para ser honesto, al igual que todo mundo sabía de los sentimientos de su amigo. Le señaló donde las había visto a ella y a Sasha y volvió a mezclarse en el ambiente.
-Si que llegaste rápido -comentó alzando su ceja. -Aquí está la damisela, menos mal que viniste, me ahorraste tener que cargarla yo. Aunque no lo parezca sí que pesa.
Jean la observó un momento, tenía un vestido color azul corto ceñido al cuerpo, sin duda algo que no era de ella ni usaría normalmente. Pero qué bien le quedaba. Con mucho cuidado de no tocar de más nada que no debiera la tomó en brazos y al alzarla ella entre dormida cruzó sus manos detrás de su cuello.
-Jean... -Susurró apenas.
Él se estremeció completamente, había oído su nombre de boca de Mikasa muchas veces pero esta era nueva y más inquietante de lo que imaginaba. Sasha se le adelantó para abrirle la puerta y antes de lo esperado ya estaban en el vehículo rumbo a casa de los Ackerman.
Una vez allí Sasha salió primero para llamar a la puerta y en tanto Jean la bajaba del automóvil salió Elaine muy sorprendida. Les abrió paso para que pudieran ingresar.
-Vaya, pensé que llegarían mucho más tarde.
-¿Qué le sucedió a Mika? -interrogó Billy que había venido tras oír el alboroto. -Hey Jean, ¿mi hermana te da problemas de nuevo eh?
-Oh, así que tú eres el famoso Jean, Billy ha hablado tanto de ti esta semana que siento que ya te conozco.
Jean sonrió amablemente.
-Un gusto señora Ackerman, aunque siento conocerla en esta circunstancia pero Sasha necesitaba ayuda para traerla así que vine.
-En realidad viniste porque ella misma te llamó -agregó la chica- Mikasa bebió tanto sin estar habituada que acabó así.
-Bueno, gracias a ambos por traer a nuestra Mika, puedes subirla a su cuarto y ya Sasha se puede encargar de recostarla.
Así lo hicieron y de inmediato Jean bajó para regresar a su casa.
-¿Por qué no te quedas? Sasha igual lo hará -dijo Billy suplicando.
-A decir verdad no le he avisado a mamá y debe estar preocupada, pensó que regresaría más temprano. Tal vez en otra ocasión -comentó revolviendo el cabello del niño.
Elaine los observaba y una gran simpatía por ese amable chico la embargó.
-No seas insistente Billy -ahora dirigiendo su mirada a Jean-, pero en otra ocasión nos agradaría recibir tu visita, quiero conocer al chico que mis hijos tanto aprecian.
Él bajó la mirada con timidez.
-Será un placer. Por ahora me retiro, espero tengan una buena noche. -Saludó y se retiró.
Al día siguiente Mikasa despertó sintiendo que la cabeza se le iba a partir en dos del dolor. Ni siquiera tuvo mucho tiempo para despabilarse ya que inmediatamente movida por la necesidad corrió al baño a vomitar hasta el alma. Decidió tomar un baño una vez que terminó para quitarse el hedor y el cansancio que cargaba. Buscó su ropa, Sasha aún roncaba como una morsa sin ninguna secuela de la noche anterior. En la ducha, con el chorro de agua caliente pegándole en la nuca recordó todo.
Las palabras dichas a Jean eran cosas que no tenía planeado decir todavía pero de algún modo el alcohol había removido el seguro de la inhibición dejando salir todo. ¿Qué debería hacer? En parte sintió un enorme alivio por haberse sacado esos sentimientos que la habían estado carcomiendo tanto tiempo, pero la interrogante de qué debería hacer ahora era mayor. Salió de la ducha y para cuando acabó de vestirse Sasha recién estaba despertando.
-Despertaste temprano -comentó entre bostezos mientras se estiraba.
-La migraña me despertó más bien.
Sasha se incorporó y restregó sus ojos.
-¿Qué pasa? Tienes una cara...
-Ayer al parecer le hice una escena de celos a Jean por teléfono, ¿te parece poco?
Una breve risa se escapó de los labios de la castaña.
-Así que eso fue lo que le dijiste, la verdad no oí nada, cuando llegué donde estabas ya babeabas sobre la mesa dormida. Luego de eso él llegó como un relámpago para buscarte, te cargó en brazos y todo, la verdad fue muy romántico hasta parecía la escena de un dorama -comentó con picardía.- ¿Qué harás entonces?
-Eso es lo que estoy decidiendo, creo que ya no puedo postergar más esto, ¿no? -Dejó escapar un largo y sentido suspiro. -Además me fue a buscar aún luego de "su cita", ¿eso es buena señal no?
-Supongo que sí, además se veía muy preocupado porque su tímida y tranquila Mikasa hubiera ido de farra por ahí. Ni debe sospechar que fuiste para no estar sola mientras él estaba en su cita.
Mikasa que había acabado de peinarse fue hasta su mesa de noche y tomó su celular. Abrió su chat con Jean y le escribió: "¿Podemos vernos en el lago del parque hoy? Quiero hablarte de algo, avisame si puedes ir".
-¿Vamos a desayunar? -Propuso Sasha levantándose aún en pijama.
-Vamos, con suerte y mamá hizo waffles.
Jean había dormido poco la noche anterior, se quedó hasta tarde dándole vuelta a las palabras de Mikasa mientras miraba al techo. Trataba de buscarles un sentido que no lo hiciera ilusionarse de más, bebía su café cuando llegó Marco tan pronto como pudo luego de recibir su mensaje. Ya ambos sentados a la mesa.
-Mira -dijo Jean mostrándole el mensaje que acababa de recibir.
Marco abrió los ojos y volvió a mirar a su amigo.
-A ver repíteme que te dijo anoche.
-Que cómo era posible que estuviera en una cita con una chica que no era ella y que si era mentira que me gustaba. Básicamente eso...
-Pero eso es algo muy bueno, ¿por qué tienes esa cara? ¿Qué es lo que te preocupa?
Jean clavó la vista en su taza dubitativo.
-Solo no quiero ilusionarme de más.
-Pues cuando la veas sabrás qué tenía para decirte y si vale la pena que alimentes tu ilusión o no, pero no lo sabrás si no intentas.
-Sí, supongo que sí.
-Hey, esto es lo que siempre quisiste, si sucede no dejes que tu miedo pueda arruinarlo.
Jean esbozó media sonrisa y le dio un sorbo a su café. Tomó su celular y le respondió.
"Claro que puedo, ¿a qué hora?"
Para su sorpresa su respuesta no tardó.
"Genial, nos vemos a las 4."
Las horas pasaron pero Mikasa estaba tan ansiosa e inquieta que llegó media hora antes de lo acordado. Se sentó en una banca frente al lago, detener su vista en el agua siempre la tranquilizaba. Una bandada de aves pasó sobre ella trayendo consigo una agradable brisa que acarició su piel e hizo bailar su cabello. Una brisa de otoño que parecía presagiar la llegada de algo nuevo.
-Llegaste temprano, ¿hace mucho esperas?
Ella alzó su vista hacia él y no pudo evitar sonreír al verlo mientras su corazón galopaba estrepitoso al son del sonido del viento.
-No mucho, siéntate -dijo señalando el lugar vacío junto a ella.
Él accedió y se mantuvieron unos pocos minutos en silencio, el sonido del agua parecía llenar el espacio.
-¿Y cómo seguiste de anoche? Me quedé algo preocupado.
-Oh, bueno como era de esperar esta mañana vomité la vida pero después de eso me sentí mejor. Gracias por haberme ido a buscar, no tienes necesidad de hacer nada por mi pero aún así lo haces lo cual significa mucho para mi.
Ambos hablaban con la vista en el lago sin mirarse el uno al otro.
-No tengo la necesidad, es verdad, lo hago porque quiero hacerlo y me gusta.
-Lo sé... eres así de lindo. -Esas últimas palabras fueron en un tono como de susurro y timidez.
Jean se cruzó de brazos para disimular su rostro apenado.
Mikasa continuó:
-Acerca de lo que dije anoche...
-Está bien, no tienes que explicarme, yo no busco hacerme ilusiones al respecto. Entiendo que bebiste de más y quizás dijiste de más también pero no es necesario que aclares nada, la verdad...
Esta vez la mirada inquisidora de Mikasa no lo dejó continuar.
-¿Podrías callarte y dejarme terminar? -Frunció el seño y su boca de torció de molestia.
-Lo siento, adelante.
-Primero quiero preguntarte algo, o más bien que respondas lo que ayer te pregunté.
-¿Qué exactamente? -Interrogó él algo incómodo.
-Nunca te lo pregunté antes y más bien fue algo que todos asumieron como verdad sin que tuvieras posibilidad de decirlo tú mismo. ¿Es verdad que yo te gusto?
Jean desvió la vista.
-Es extraño que preguntes eso sabes, y algo vergonzoso.
-Tú solo responde.
-¿Quieres la verdad?
-Sí y pobre de ti si me mientes.
-Claro que es verdad, siempre ha sido así y lo sabes.
-Me alegra saberlo porque todo lo que dije anoche también es verdad, no exageré ni nada parecido. Solo eran cosas que tenía guardadas y explotaron de repente.
-En síntesis, ¿te molestó que saliera con alguien más? ¿Eso fue?
-Sí, pero lo importante es porqué me molestó.
-¿Y por qué te molestó?
Mikasa acercó su rostro al de él y este retrocedió pero ella acortó más el espacio entre ambos orillándolo. El corazón de Jean latía más rápido que un segundero y más bullicioso que el andar de un tren. Sus mejillas ardían y su respiración estaba igual de agitada que su corazón.
-Porqué más sería tonto, porque también me gustas.
Las pestañas de Mikasa se batieron mostrando sus incandescentes pupilas anhelantes de explicar en palabras aquello que la inundaba.
Jean tuvo la sensación de encontrarse en otro lugar, otro lugar fuera del tiempo y del espacio en donde a la vista de Mikasa solo existía él y a la vista de él solo existía Mikasa. Un lugar donde el silencio se llenaba del melodioso sonido de su voz y el aire adquiría su fresco aroma.
-Deberíamos besarnos para romper la tensión -dijo ella.
-¡¿¿Eh??! -Comentó sobresaltado.
Ella comenzó a reír a carcajadas.
-Lo siento, te ves tan lindo cuando estás nervioso que no lo pude evitar.
-Diablos no bromees así, ¿quieres que me de un infarto?
-Tal vez. -Lo miró con picardía mientras sonreía. -De todos modos, me siento más tranquila de haber aclarado las cosas, no hay necesidad de apresurar nada. Y bien, ¿qué pasó en tu cita ayer?
-¿Por qué? ¿Celosa Ackerman?
Ella lo miró y arrugó su nariz.
-Sí, ¿tienes problema con eso?
-Para nada, de hecho se siente bien. Mikasa Ackerman está celosa por mí -se cruzó de brazos y sonrió fanfarronamente- ya siento el poder fluyendo sobre mí.
Mikasa hundió su dedo en su hombro.
-¡Oye eso duele! -Se quejó el chico.
-Y aún no me respondes.
-Pues te dije que fue por compromiso pero bueno fui honesto con ella y le dije que me interesaba alguien más.
-Debe haberse puesto triste.
-Así fue pero es preferible ser sincero que dejarla ilusionarse.
-Eso es verdad.
-¿Entonces?
-¿Entonces... seguimos siendo amigos o cómo funciona esto?
-No lo sé, ¿qué quieres hacer tú?
-Lo que yo quiero es hacer cosas juntos y saber más de ti.
-Me parece bien.
Ambos desviaron la vista. Mikasa levantó un poco su mano y la colocó sobre la de él que estaba apoyada en la banca. En ese momento en que sus dedos se enlazaron los dos respiraron hondo, finalmente la época de los desencuentros y los malos entendidos acababa para dar paso a algo nuevo que desconocían pero por alguna razón no les aterraba.
