Fluttering Lashes
By: HybridVirus
Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.
– Hablar
"Pensar"
Flashback
Pd: Se aceptan donaciones en PP :La descalabran:
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Capitulo II
Los ecos de los lentos pasos del alto rubio resonaron entre el tranquilo y desértico paramo de tierra que se extendía ante él. El calor de la tumba de Glenvale le obligo a deshacerse al menos de la capucha que cubría su cabeza, para permitir que la cálida brisa acariciara la piel de su nuca y las rebeldes hebras rubias que se encontraban adheridas a su piel. El gesto de molestia en su rostro se encontraba oculto debajo de la máscara, que lo marcaba como uno de los miembros del grupo de los asesinos. Las manos de Mathias se abrían y cerraban, intentando controlar la molestia y vergüenza que se encontraba aferrándose a su persona. ¿Cómo diablos es que se había dejado engañar por esa mujer? Un gruñido escapo del alto asesino, mientras el recuerdo de esa sonrisa socarrona se encontraba presente en sus pensamientos.
Al llegar a las afueras de su destino, finalmente el puño del ojiazul se encontró chocando contra la superficie de madera que era la pared del salón, donde todos los asesinos se encontraban al volver de un juicio. Los dientes del rubio crujieron con fuerza al recordare la vergonzosa realidad de haber sido engañado de un modo tan ruin por uno de los sobrevivientes. Esa mujer en verdad era algo… peculiar como habían mencionado el resto de los miembros de su equipo. Los enguantados dedos de Mathias se deslizaron sobre el cabello de su nuca, al mismo tiempo que presionaba su frente contra la madera que recién acababa de golpear, intentando encontrar un poco de calma en su interior. Era un golpe inmenso para su ego saber que era igual de tarado, que el resto de los asesinos que habían caído en alguna de las jugarretas de la ojimiel.
Un pequeño escalofrío recorrió la piel del alto joven mientras sus labios se movían lentamente, mencionando el nombre que ahora sabia le pertenecía a la insolente mujer. El mismo que había aprendido durante el juicio al escuchar el aterrado grito de la otra pelicastaña, que se había encontrado sobre su hombro. 'Vaya, vaya…' sisea una voz a las espaldas del más alto, haciéndolo apretar los puños para después girar y así poder mirar al hombre cuyo rostro y cuerpo, son prácticamente una pesadilla andante para muchos de los sobrevivientes. La piel del asesino que se encuentra de pie frente a él, está completamente cuarteada y cubierta por quemaduras desde la cabeza a los pies. Mathias apenas puede ver algunos cuantos tímidos mechones de cabello rojizos en algunos puntos gracias al sombrero que el hombre lleva puesto.
–Tal parece… que no te fue muy bien Legión.
Sisea la voz de Allen en un tono repleto de malicia y diversión, consiguiendo que los orbes celestes se entrecierren en un gesto repleto de molestia. Genial entre todos los miembros del grupo de asesinos, tiene que ser Kruegger quien se acerque primero a él. 'Piérdete chicharrón' sisea la molesta voz del rubio al mismo tiempo que entra en el salón, más que dispuesto a ignorar los indignados gritos del otro asesino, al escuchar el apodo con el que cierta sobreviviente lo ha bautizado. Los dientes del alto asesino crujen al percatarse de las curiosas miradas, que no dejan de ser arrojadas hacia su persona. Una parte de Mathias grita que no debe de estar nervioso, sus compañeros no saben en si por lo que ha pasado y no tiene por qué compartir que camina tan lento porque ha recibido un rodillazo en las joyas de la familia.
–¡Mírenlo, es obvio que finalmente le ha tocado ser la victima!
Sentencia entre carcajadas el hombre cubierto de quemaduras, mientras apunta con las cuchillas de su guante en la dirección del ofuscado líder de la Legión. El eco de algunas discretas risas en los alrededores hace que el corazón del rubio, empiece a latir completamente lleno de molestia ante la situación. Una parte de él suspira con alivio, porque una cosa es ser señalado por ser una víctima de la sobreviviente. Pero… otra parte de él insiste en que, él mismo intentaría matar al resto de sus compañeros, si llegaran a enterarse del porque su situación es mil veces más vergonzosa, que los encuentros que ellos han tenido con la dueña de los orbes ambarinos.
–¿Estas bien Anko?
Preguntan con un deje de curiosidad el par de hermanos, que forman parte de la Legión. Llamando de inmediato la atención del más alto miembro del trio de asesinos. La mirada cerúlea se posa sobre las correspondientes mascaras de los hermanos. Es realmente sencillo diferenciarlos ya que son completamente diferentes la una de la otra. El rostro de Emil se encuentra oculto tras una máscara blanca que pareciera encontrarse rota, y haber sido cosida con grandes puntadas, mientras que el rostro de Siegfried se encuentra detrás de una máscara blanca sonriente y finalmente, el rostro de Mathias se encuentra detrás de una máscara que es similar a un cráneo pintado, cuya pintura se corrió hacia abajo.
–¿Qué clase de juego, es el que tienen con esa mujer?
(¯ `v´¯ )
`.¸.´
El suave murmullo de los pasos de la ojimiel alejándola del campamento de los sobrevivientes, resuena en el tranquilo y silencioso bosque mientras los orbes de la joven se concentran, en prestar la suficiente atención al traicionero suelo por el que está caminando. La espesa niebla que se esparce por los alrededores, le hace recordar que la entidad siempre se encuentra presente de alguna u otra forma. Un suspiro escapa de la pelicastaña mientras intenta ignorar esa vocecilla en su cabeza, la misma que le dice que está cansada y que en verdad no es necesario ir por un poco de agua, no cuando se merecen un descanso después de lidiar con el asesino del último enfrentamiento. Aunque el descanso suena como algo favorable, una parte de ella enserio necesita sentirse limpia después de haber corrido y haber hecho cosas un tanto… cuestionables a la moral de cualquier sobreviviente.
Las manos de Rafaela se aferran al balde de madera que lleva cargando, mientras siente su rostro arder gracias al recuerdo de las manos que se adentraron aventureramente debajo de su ropa. '¡Contrólate!' sisea la bronceada mujer, al mismo tiempo que siente su corazón empezar a latir completamente fuera de control. Es cierto que ya tienen tiempo en esta situación, una parte de ella supone que llevan al menos siete meses en este horrendo lugar. Siete meses de pelear por sus vidas, de correr interminablemente todos los días, de cuidarse mutuamente las espaldas al estar en el territorio de caza de los asesinos, e incluso al volver a la mediocre seguridad del campamento de los sobrevivientes. Siete meses que se sienten más bien como una vida, llena de desgracia y tragedia al verse llamados todos los días a un nuevo juicio, sin la oportunidad de tener un descanso.
Es cierto que hay ciertas… necesidades fisiológicas que se tienen que cubrir eventualmente, y estaba consciente de que no era nada más que una simple treta, para salir del inminente apuro en el que se encontraba. Pero… que tan jodidamente desesperada tenía que estar… ¿para haber disfrutado las caricias del jefe de la legión? Un sonoro quejido escapa de los sonrojados labios de la ojimiel, sin duda alguna esto es culpa de los vecinos que ocupan la cabaña a un lado de la suya. Escucharlos hacerlo justamente cuando está intentando dormir, obviamente está empezando a afectarla y de un modo muy poco agradable. Tampoco contribuye el hecho de que la mayoría del resto de los sobrevivientes, tiene sus propias ideas sobre lo que significa ayudarse a 'rascar la comezón'.
–Finalmente me he vuelto loca…
Gruñe entre dientes la mexicana al mismo tiempo que se detiene al borde del rio, que corre en las cercanías del campamento. Una parte de ella se sabe consciente de que simplemente está intentando enfriar su cabeza, ante las poco usuales emociones que se encuentran recorriendo cada recoveco de su mente. Las manos de Rafaela se hunden en el agua, para llevar el helado líquido hacia su rostro y así intentar borrar de su mente el hecho de haber colocado sus labios contra la máscara de uno de los tantos asesinos, que se encargaban de hacerles la existencia en este mundo completamente miserable.
–Bueno… al menos no fue Kruegger.
Susurra con alivio la joven mujer, mientras un escalofrío se apodera de su cuerpo, al recordar los nada agradables comentarios y coqueteos que el asesino de las pesadillas, arroja a todas las sobrevivientes durante sus cacerías. Con un suave 'Thump' las gastadas botas de la ojimiel se encuentran abandonadas en la orilla del rio junto al balde de madera, al mismo tiempo que los cansados pies de Rafaela se adentran en el agradable líquido que corre lentamente por el lugar. El movimiento del agua es algo apacible, lento y gentil, el mismo es casi estático y le permite a la ojimiel perderse en los recuerdos del hogar que ha perdido al ser atrapada en este mundo.
La mayoría de sus compañeros de equipo llego a este mundo, siendo acompañados por un asesino y un lugar perteneciente a su mundo. Un ejemplo de esto era Alice Myers, quien había llegado a este lugar con su hermano Seamus Myers y cuyo hogar era Haddonfield. Un gesto confuso se apodero de las facciones de la bronceada mujer, mientras sus orbes se mantenían fijos sobre el agua. Ella estaba aquí… sola, no tenía un acompañante asesino o un lugar que viniera de su propio mundo. Quizás lo estaba pensando demasiado, pero no podría eso significar… ¿Que su presencia en este mundo era un simple error de cálculo por parte de la entidad?
(¯ `v´¯ )
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Los ojos de Mathias se entrecierran en un gesto inquisidor, al ver la forma en que ambos hermanos se miran de reojo. Casi como si se comunicaran en secreto entre ellos mismos, esperando a ver que información seria revelada por el contrario al hombre que conocían como líder. El dedo índice del alto rubio golpetea insistentemente la superficie de la mesa, mientras sus ojos se mantenían fijos ante el silencioso par que se encuentra del otro lado de la mesa. ¿Por qué diablos no lo noto antes? Los blancos dientes de Mathias se aferran a su labio inferior, molesto ante la expectativa que se encuentra apoderándose de su estómago. Necesita saber si aquello que supone, es real o una simple conjetura de su persona.
–Cuando vuelven, jamás comparten lo que sucedió…
La mirada de ambos hermanos se encuentra fija en la tensa silueta de su alto líder, haciendo que los orbes violetas miren de reojo a la máscara sonriente de su aun inmutable hermano. Los dedos de Emil aprietan gentilmente el vaso en su agarre, sintiendo la molestia hacerse presente en su interior. ¿Por qué diablos Anko estaba tan molesto? La lengua del más joven se desliza sobre su labio inferior, al mismo tiempo que no deja de preguntarse qué es lo que le ha pasado a Mathias en el juicio, como para que esté intentando sacarles información prácticamente a la fuerza. 'A diferencia del resto, guardan un silencio hermético.' Acusa nuevamente la gruesa voz al silencioso par, esperando porque finalmente alguno de los dos traicione la complicidad del contrario.
–No es muy diferente de lo que estás haciendo tú… ¿Verdad Anko?
Susurra la gélida voz de Seigfried mientras se mantiene estático en su lugar, los orbes celestes se entrecierran en un deje de molestia, al ver la relajada posición del joven que es más bajito que él. Mathias conoce de sobra a Siegfried, conoce su forma de pensar y actuar ante las circunstancias. El dueño de los orbes zafiro siempre se presentaba como un ser estoico y en control de todas las situaciones, lo cual le informaba que esta vez tampoco sería diferente. '¿Qué tiene de malo?' pregunta finalmente una fastidiada voz desde el otro costado de la mesa, llamando la atención del silencioso par que bien podría empezar a discutir de nuevo en cualquier momento. El par de miradas cerúleas se posa sobre el integrante más joven de la Legión.
–Solo es un simple juego Anko… ella corre y nosotros la seguimos.
El tono de voz perteneciente a Emil resuena con un fastidio, que es casi palpable para el par de asesinos que se encuentra frente a él. La mirada celeste se mantiene fija sobre los resplandecientes orbes amatistas, que lo miran con un deje de diversión que por un instante Mathias podría jurar pasa a convertirse en una malicia sin límite '¿Acaso sucedió algo diferente?' un gesto molesto se apodera de las facciones del más alto miembro de la legión, mientras intenta disimular la vergüenza que bien podría hacerse presente en su rostro, al recordar la forma en que su cuerpo se había presionado contra el de la sobreviviente. Una voz en su cabeza empieza a gritar, ante la forma en que el tono de voz de Emil le parece estar repleto de acusaciones.
–Anko, no puedes simplemente llegar y decidir tomar posesión de un sobreviviente.
La repentina voz de Siegfried consigue que la mirada cerúlea se pose sobre su tranquila figura, una mueca divertida se apodera de los labios del más bajo en estatura, mientras mira de reojo a su molesto líder 'No puedes venir y exigir que te demos razones sobre un sobreviviente' menciona de nuevo el dueño de la mirada zafiro al mismo tiempo que se encoge de hombros, intentando restarles importancia a las preguntas de Mathias. Todos son asesinos en este lugar y todos tienen el mismo deber, asegurarse de eliminar a los sobrevivientes para complacer los deseos de la entidad. 'Ella es simplemente… una de las tantas presas a nuestro alcance' menciona sin la menor duda el dueño de las hebras rubias como la mantequilla.
–Puedes intentar exigirnos explicaciones, pero ¿Qué hay del resto de los asesinos?
Los dedos del alto asesino se colocan contra sus sienes, masajeando lentamente la piel bajo sus dedos. Lo único que Mathias espera con ansias, es ser quien se encargara de enseñarle una lección a esa problemática sobreviviente. No había ninguna otra razón para venir a exigir explicaciones del resto de la legión. El resto de los asesinos solía ventear sus frustraciones y hacer públicas algunas de las desgracias que vivían con los sobrevivientes. Por eso estaba seguro de que nadie había pasado por algo similar a su situación con la ojimiel. La única incertidumbre en dicha cuestión era el silencio de Siegfried y Emil, pero ahora que estaban confirmando que no tenían nada que ver con semejantes cosas. Podía exigir que su pago fuera cubierto en totalidad, después de todo él había cumplido con su promesa. Sin importar los irrelevantes detalles de cómo había sido agredido, el simplemente había dicho que la dejaría ir… y al finalizar el juicio, eso fue justamente lo que paso.
Continuara…
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Hybrid-Virus
Yo! Buen día lectores, se supone que este capítulo se publicaría ayer, pero me sentía un poco mal y mejor decidí descansar el resto de la tarde. Aun así, espero disfruten de este pequeño capitulo. Recuerdo haber visto que 2P Gringolandia era llamado Allen, así que por esa razón es que lleva ese nombre. Obviamente Allen es el legendario Freddy Kruegger de "Pesadilla en la Calle Elm". Allen al igual que el resto de los asesinos, han tenido sus propios encuentros con Rafaela, lo que los lleva a tener una idea de cuándo otro asesino se encuentra con ella durante un juicio.
También sabemos ahora que Alice (Nyo Inglaterra) es Alice Myers, mejor conocida en las películas de la saga "Halloween" como Laurie Strode, la hermana de Michael Myers, el asesino por excelencia de las películas de terror. Del mismo modo sabemos que Seamus Myers (Irlanda) es la representación del asesino de la película "Halloween". A quien obviamente le encanta acosar a su hermana, para asegurarse de que nadie más que él, le ponga una mano encima.
Mathias y Rafaela no habían tenido en si la oportunidad de enfrentarse el uno al otro. Por el contrario, sabemos que si se enfrentó a Siegfried y a Emil en algunos juicios. Mathias obviamente se encuentra avergonzado, ante el hecho de que igual que otros asesinos, cayó en una de las trampas de Rafaela. Sin embargo, al percatarse que el silencio de los dos hermanos, es muy parecido al suyo, decide arrojar la precaución al viento y preguntar directamente que es lo que hacen cuando se encuentran con Rafaela durante una cacería.
Eventualmente tanto Mathias como Rafaela se volverán a encontrar en el juicio, y es más que obvio que el rubio quiere cobrar el dejarla ir, aunque Rafaela se haya escapado de dar el pago en el primer encuentro, al haber conseguido escaparse del líder de la legión.
Sin más por el momento, dejen un review y nos vemos en la próxima actualización.
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