Fluttering Lashes
By: HybridVirus
Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.
Advertencia: En este capítulo hay ligeras menciones de intentos de asesinato, algunas ligeras situaciones sexuales, del mismo modo algo de acoso sexual y persecuciones. Por lo que se sugiere discreción sobre el contenido, si es que crea alguna especie de sensibilidad o incomodidad en los lectores.
Pd: Se aceptan donaciones en PP :La descalabran:
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Capítulo IV
La extraña sensación de la niebla deslizándose sobre su piel, hace que la ojimiel se estremezca mientras que sus manos continúan moviéndose cuidadosamente, sobre los cables del generador cuyos pistones avanzan lentamente. Aún falta un poco de tiempo para que el generador esté listo y que deba de prepararse para correr. Los orbes miel se mueven de un lado a otro, a la par que se asegura de mirar sobre su hombro. No es el momento para distraerse y terminar como la presa del aún desconocido asesino, el suave murmullo de los pistones apresurando su paso resuena casi como un canto angelical a sus oídos, enserio que Rafaela necesita que este juicio sea mejor que los anteriores, y que el asesino no sea el líder de la legión.
Un exhausto suspiro escapa de la dueña de los orbes caramelo, mientras el recuerdo de las incesables cacerías humanas la hundían en el cansancio y la desesperación. El tiempo no avanzaba en este extraño lugar, en el que se encontraban en lo que parecía ser una perpetua noche. Pero la bronceada mujer podría jurar que llevaba días sin detenerse, se había enfrentado ya a varios de los asesinos, pero cada dos enfrentamientos él volvería a aparecer… Un escalofrío se apodera de la columna vertebral de la ojimiel, haciéndola mirar de nuevo a su alrededor, si sus cuentas son correctas este es el segundo enfrentamiento después de encontrarse con Krueger. Así que el asesino bien podría tratarse de alguno de los miembros de la Legión.
El eco de los pistones moviéndose apresuradamente resuena en sus oídos, haciéndola que se incorpore rápidamente ante el sonoro chillido y advertencia que arroja el generador de corriente. Una parte de ella se pregunta si es una advertencia para el asesino, un formo de decirle 'Ten cuidado, que pueden escapar' o si es un aviso de ánimo para los sobrevivientes, para que sepan que están un paso más cerca de escapar de las garras del asesino. La mano de Rafaela se aferra a la linterna que sobresale del suave tejido de su falda de tablones, al haber sido colocada entre la tela y su piel a falta de algún bolsillo. Un pequeño gruñido fastidiado escapa de los labios de la ojimiel, al sentir la forma en que la piel de sus muslos se roza lentamente con cada movimiento. Es como si la entidad estuviera empeñada, en vestirla de un modo escandaloso en cada uno de los juicios recientes.
Un tic nervioso se apodera del parpado de la pelicastaña, mientras continúa corriendo con las altas cuñas que le han dado como zapatos esta vez, en la dirección que recuerda haber visto otro de los generadores con anterioridad. Hace juicios atrás había sido una especie de periodista sexy en tacones… lo cual hubiera sido aceptable en Haddonfield, pero a la entidad seguramente le había parecido graciosa la idea de arrojarla con unos tacones en medio del jodido bosque. Sin mencionar que cierto asesino que usaba las pesadillas, había disfrutado de sobra el seguirla y arrojar las palabras más burdas y vulgares que pudieran escapar de sus labios, intentando hacerla que se detuviera para llegar a quien sabe, que clase de acuerdo con Allen Krueger. Las manos de Rafaela se apretaron con fuerza sobre la lámpara, prometiéndose que no permitiría ningún comentario vulgar a su persona, en este juicio… la entidad podía irse a la chingada por vestirla de este modo, si pensaba que no le abriría la cabeza a uno de los asesinos, por sus deplorables comentarios.
–Espera… ¿Porque no me he topado con nadie?
Un repentino gesto repleto de duda se apodera de las bronceadas facciones, al percatarse que en verdad no recuerda haber visto a ninguno de sus compañeros en algún momento, y que del mismo modo tampoco se había encontrado aún con el asesino. Una extraña sensación que le eriza la piel, se apodera de la ojimiel. Quien al entender que probablemente sea porque alguien la está observando, se asegura de girar lentamente para poder mirar todo a su alrededor. Es apenas unos cuantos segundos, pero puede percibir una máscara blanca que produce una extraña sensación en su estómago. Myers está ahí entre los árboles y una parte de ella le recuerda, que este asesino es diferente al resto de la pandilla a la que ha jodido sin el menor inconveniente. Myers es algo completamente diferente ante los ojos de los sobrevivientes, un asesino silencioso y sin la menor pizca de piedad para aquellos a quienes debe de aniquilar, pues según las palabras de todos los sobrevivientes… es como si la misma maldad hubiera tomado forma humana en él.
–Me lleva la que me trajo…
Hay algo abrumador en la forma en que los orbes verdes se mantienen fijos sobre su persona, como si los mismos pudieran ver hasta el fondo de su alma y de su existencia… como si fueran capaces de ver las partes más oscuras y dañadas de su frágil humanidad. Como si todos los secretos que ocultara del mundo, estuvieran al alcance del asesino que se encuentra ladeando su cabeza, en un gesto que Rafaela ha aprendido a reconocer como una abierta curiosidad, al convivir diariamente con Alice en el campamento. Un tembloroso jadeo escapa de los labios de la mexicana, al mismo tiempo que ve la forma en que la silueta del asesino gira para adentrarse entre el follaje del bosque. Una parte de ella espera que esto no sea un simple truco, para hacerla pensar que enserio no será atacada por el momento. Porque morir a manos de Myers no se encuentran de momento, en su lista de planes a futuro.
–¡La entidad enserio quiere joderme hoy!
(¯ `v´¯ )
`.¸.´
Los suaves golpeteos de los zapatos de la ojimiel, resuenan en el silencioso bosque junto al acelerado palpitar de su corazón. La pelicastaña se adentra en los arbustos intentando asegurarse que en verdad no ha sido seguida, por el asesino en algún intento de darle una falsa sensación de calma. Después de todas las cosas que ha vivido a manos del insistente líder de la legión, no hay forma en la que Rafaela pueda sentirse del todo relajada. Cada vez que se encuentra con el alto rubio, todo el juicio ha dado un vuelco radical para ella, la idea de ser seguida es la misma, pero… hay algo completamente diferente en el aura del asesino. Algo… intenso y abrumador que le eriza la piel, una parte de ella no puede describir el cambio más que como algo magnético.
Quizás un tanto similar como un relámpago que choca contra la tierra, descargando un sinfín de tensión en la misma para crear una fulgurita permitiendo así, que todo sea más tangible y visible para el mundo. Hay una tensión entre el asesino y la sobreviviente… una que está consciente el resto de sus compañeros ha empezado a notar. No hay forma alguna de explicar para el resto de los sobrevivientes, la forma en la que el hombre abandonaría a una presa derribada a punto de morir, para seguir a la pelicastaña en el momento en que el asesino se percataba de su presencia. A los ojos del resto de los miembros del equipo, lo que fuera que Rafaela le había hecho al líder de la legión, lo había hecho generar una especie de resentimiento lo bastante intenso, como para intentar atraparla a toda costa.
Aunque tanto ella como el asesino, están conscientes de que la realidad es una completamente diferente. La ojimiel niega insistentemente con la cabeza, empeñada a rehusarse a reconocer la verdad detrás de la tensión que sabe de sobra ambos llevan encima. Las mejillas de Rafaela se encienden de un intenso tono carmín, al recordar la forma en que el cuerpo del rubio se presionó contra el suyo en su último encuentro. Su aliento escapa temblorosamente de sus labios, al hundirse en el recuerdo del aroma de la piel y el hierro mezclándose con el calor del varonil torso, que se encontraba presionándose dominantemente contra el suyo.
Los orbes miel se cierran lentamente mientas los dedos de su mano se presionan contra sus labios, al recordar la forma en que la máscara se presionó firmemente contra sus labios, asegurándose de imitar el beso que habían compartido en ese fatídico juicio, que los había llevado a esta situación. Un cansado jadeo escapa de la dueña de los orbes ambarinos, al mismo tiempo que intenta ignorar la agradable sensación de los escalofríos, que le recorren la piel ante el recuerdo de las sensaciones que produce en su cuerpo el asesino que no parecía entender el significado de la palabra 'No'. La mirada caramelo rebusca en los alrededores, intentado asegurarse de que es el momento perfecto para continuar moviéndose.
–Parezco una pinche urgida…
Gruñe entre dientes la dueña de las hebras cobrizas, al mismo tiempo que sale de su escondite para retomar el camino hacia los generadores. Un suave quejido escapa de los carmines labios, al recordar el eco de la voz que susurra con finalidad en su oído que no importa cuánto corra, llegará el momento en que no podrá escapar. Las manos de Rafaela cubren su rostro intentando retomar el control de su cabeza, para finalmente poder concentrarse y conseguir sacar la misma de la inmundicia, que se encuentra apoderándose de sus pensamientos. Desde que las cosas se han salido de control, ha pasado tanto tiempo estático repleto de cansancio, pesadez y una desbordante tensión sexual, que se siente como horas de juego previo repletas de tortura.
–Esto… no está bien.
Susurra la ojimiel al mismo tiempo que continua con su camino, tiene ya bastante tiempo desde la última vez que tuvo algo de acción, pero no es como si hubiera supuesto que terminaría encerrada en una especie de carcel, como uno de los tantos juguetes de una extraña criatura que disfrutaba de secuestrar a inocentes para convertirles en carnada. ¿Cómo diablos debía de suponer que acabaría así? Los dedos de la mano izquierda de la mexicana se presionan insistentemente contra su sien, intentando controlar el dolor de cabeza que se está haciendo presente de nuevo gracias a la interminable tensión. La pelicastaña muerde gentilmente su labio inferior ante la realidad de que necesitara la ayuda de uno de sus compañeros, para deshacerse de esta ridícula idea que ha tomado raíz en su cabeza. Debería de ser suficiente el bajarse la calentura con alguno de los sobrevivientes, porque de lo contrario acabara haciendo una locura con uno de los asesinos.
(¯ `v´¯ )
`.¸.´
Los pasos de la ojimiel se detienen al escuchar en la distancia aquello que reconoce como, el resonar de un segundo generador anunciando estar terminado. Una pequeña sonrisa se apodera de sus labios al saber que uno de sus compañeros ha cumplido con otro de los generadores, haciéndola continuar con su tranquila travesía hacia otro de los generadores. Una parte de ella le dice que no debería de estar tan tranquila, aunque parezca que Myers no tenga el mas mínimo interés en ella por el momento. Un suave suspiro escapa de la dueña de los orbes caramelo al saber que las cosas, están yendo bastante bien durante este juicio. Si todo sigue así podrá escapar y quizás finalmente pueda descansar un tiempo, si es que la caprichosa entidad no decide seguir torturándola de un modo tan vergonzoso.
–Lille kanin~
Un sonoro jadeo escapa de los labios de la dueña de los orbes ambarinos, al mismo tiempo que gira sobre su eje. Su piel se encuentra completamente erizada al escuchar la voz de ese sujeto, que se ha dedicado a acosarla a lo largo de estos juicios. La mano de la ojimiel mueve rápidamente la linterna de un lado a otro, intentando encontrar al asesino que ha convertido esta ronda de cacerías, en la más odiada por la mujer latinoamericana. El corazón de Rafaela late completamente fuera de control, ante el repentino silencio que se apodera del lugar. Él no puede estar aquí… ¿Verdad? Porque Myers está en el juicio, ella misma lo vio hace unos tantos minutos atrás… no hay forma en la que… un gesto repleto de horror se apodera de sus facciones, al escuchar el repentino grito de uno de sus compañeros en el aire.
–¿Sera que, ya no quieres jugar lille kanin?
Los orbes miel se abren de par en par, al ver la alta silueta que sale de entre los árboles. La chaqueta de piel negra se mantiene orgullosa sobre los anchos hombros del asesino, que su mascara plasma un cráneo cuya pintura se ha corrido levemente hacia abajo. La capucha de la chaqueta que cubre su cabeza, le hace pensar en que una parca ha venido personalmente por ella. Las manos de Rafaela se mueven incluso antes de siquiera pensar en darle la oportunidad, al líder de la legión de acercarse un paso más hacia su persona. La luz de la linterna es arrojada en la dirección de los ojos del asesino, quien rápidamente cubre sus orbes al mismo tiempo que empieza a correr en la dirección de la sobreviviente.
–¡Eres peor que un exnovio!
Grita la indignada pelicastaña mientras imita a su insistente acosador, y corre con todas sus fuerzas en la dirección contraria del generador. Un sinfín de jadeos escapa de los labios de la exhausta dueña de los orbes caramelo, al mismo tiempo que sus ojos se encuentran con la mirada de otro de los sobrevivientes, quien corre al mismo tiempo de un silencioso Myers. Las manos de la pelicastaña se aprietan con fuerza al entender, que la entidad en verdad está dispuesta a joderle la existencia en esta ronda de juicios. Porque ha encontrado el modo de dividirlos, para que ninguno de ellos pueda escapar de los asesinos esta vez. Una pesadez se apodera del estómago de la dueña de las hebras cobrizas, al entender que esta vez por más que quiera hacer algo, la única acción que puede llevar acabo es la de intentar salvar su propio pellejo, para después ayudar a quienes sobrevivan al ataque de Myers.
–¡Maldita sea, ya déjame en paz!
Gruñe entre dientes la ojimiel al percatarse que esta devuelta en donde termino su generador, esta es una zona limpia donde el resto de sus compañeros no vendrán a pararse a menos que enserio necesiten huir o conseguir crear un poco de distancia de su persecutor. Lamentablemente una parte de ella es consciente de que, en todo el transcurso del camino hacia esta área. Simplemente no pudo encontrar el modo de perder al desgraciado rubio enmascarado. Es como si el líder de la legión y Myers hubieran hecho un acuerdo al dividirlos. Tres presas para uno y ella para el otro asesino, un sonoro gruñido escapa de los temblorosos labios de la mexicana al entender que, si este es el caso… No hay forma en la que ella pueda escapar de este odioso acosador, al menos no sin la ayuda del resto de sus compañeros.
–Debiste pensar las cosas, antes de intentar jugar conmigo lille kanin~
Murmura con un tono malicioso la voz a sus espaldas, la falta de aliento de Rafaela es notoria. Haciéndole saber que ya no hay forma alguna de escapar de la realidad, tanto ella como el asesino saben que está a casi nada de detenerse. Y una vez que lo haga estará completamente exhausta, como para poder siquiera pensar en escapar una vez más de su persecutor. Una parte de ella se encuentra furiosa con ella misma al no pensar en la posibilidad de este escenario. Era realmente obvio que si la entidad estaba completamente ensañada con ella, le daría un juicio con dos verdugos para limitar su escape de la cacería humana. La repentina sensación de sus piernas deteniéndose al no poder continuar, le arrancan un molesto 'Tch' que se mezcla con la risita que proviene del hombre que aún se encuentra a sus espaldas.
–Te tengo lille kanin~
Menciona la varonil voz al mismo tiempo que uno de los fornidos brazos del asesino, se aferran a la cintura de la ojimiel antes de que se desplome sobre el suelo, gracias a sus temblorosas piernas después de la carrera sin descanso que ambos dieron a todo el territorio, que la entidad había elegido como el campo de cacería. Un sonoro 'Umpfh' escapa de los labios de Rafaela al sentir como es cargada como si nada, por el líder de la legión para ser acomodada sobre su hombro. La mano del asesino se coloca sobre los bronceados muslos, arrancándole un gruñido a la ojimiel a la par que sus mejillas, se encendían de un intenso tono carmín. Había visto el modo en que este desgraciado tomaba a sus víctimas, nunca jamás lo había visto tocar nada que no fuera la espalda de quien se encontraba en su hombro.
–Es momento de saldar tu deuda.
Continuara…
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Hybrid-Virus
Yo! Buen día lectores, estoy aquí de nuevo. Seguro no se esperaban una actualización doble ¿Eh? Pero este capítulo estaba listo al mismo tiempo que el anterior. Bueno admitiré que tengo listo otro capítulo, pero un hay que darle una leída para hacer algo de edición y retoques de ultimo momento. Así que solamente habrá esta actualización doble por el momento, pero espero que aun así sea de su agrado.
Las partidas con dos asesinos no son del todo comunes, pero son posibles gracias a uno de los tantos glitches en el juego. Esto hace que dichas partidas sean un poco mas complicadas para los sobrevivientes. Pero no imposibles de ganar, pues con un buen trabajo en equipo todo es posible en este escenario. Además de que los sobrevivientes tienen sus propios glitches al momento de huir de los asesinos, en los que no tienen forma de ser atrapados. Mas adelante en la historia, sabremos porque Myers no parece tener tanto interés en acechar a Rafaela, como lo hace con el resto de los sobrevivientes.
En este capitulo podemos ver que Mathias se toma bastante enserio, el hecho de cobrar lo que Rafaela le debe. Por lo que en todas las partidas que se han encontrado, Mathias ha intentando atraparla por todos los medios. Sin embargo, en todos los casos en que logro atraparla, Rafaela se las ha arreglado para escapar de nuevo. Lamentablemente esta racha se ve detenida en el momento en que el líder de la legión, entra al juicio junto al inmovible y despiadado Seamus. Simplemente no hay forma de negar que Myers, es uno de los mejores asesinos del juego y cuando su usuario lo sabe usar. Uff, pocos pueden escapar de esa masacre en potencia.
Ho, ho pronto podremos ver si Mathias consigue cobrar con intereses, la deuda de Rafaela. Pero para eso aún faltan unos cuantos capítulos. Pero no se preocupen, que será mucho más pronto de lo que piensan. Mathias podrá desquitar todo lo que lo he hecho esperar por Rafaela en esta historia… Bueno puede que así suceda.
Sin más por el momento, dejen un review y nos vemos en la próxima actualización.
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