Fluttering Lashes
By: HybridVirus
Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.
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Capítulo V
La mano de Rafaela golpea insistentemente la inmensa espalda del hombre, que la lleva sobre su hombro como si no pesara absolutamente nada. Es realmente sorprendente el pensar que todos los asesinos, tienen la suficiente fuerza para cargar a los miembros de un grupo de adultos en su hombro, como si no pesaran más que una simple mochila repleta de libros. Los dedos de la mexicana se aferran desesperadamente a la piel de la chaqueta, ante la repentina sensación de estar en el aire por unos cuantos segundos, la indiscreta risa del rubio enmascarado resuena en los alrededores, al mismo tiempo que repite el movimiento de empujar su hombro contra el estómago de su momentánea víctima, para alzarla de nuevo en el aire 'Casi caes lille kanin' el tono jovial que proviene del asesino, hacer hervir la sangre de la latina con una molestia sin fin.
–… ¿Qué piensas hacer conmigo?
Pregunta la pelicobriza al mismo tiempo que sus dedos se mantienen firmes, sobre el negro cuero de la chaqueta que lleva su aparente verdugo personal. Un suave 'Hmm' escapa de los labios del enmascarado, al mismo tiempo que sus dedos afianzan el agarre sobre la bronceada piel de los muslos, pertenecientes al dolor de cabeza de todos los asesinos. 'Lo usual, ofrecerte a la entidad como sacrificio' un tembloroso jadeo escapa de los labios de Rafaela, al escuchar la honestidad en las palabras del hombre que la lleva hacia su muerte, si es que ninguno de sus compañeros alcanza a salvarla del gancho a tiempo.
–La idea del gancho te gusta, ¿No es así, pervertida?
El rostro de la latinoamericana se enciende completamente por la vergüenza, al entender la razón detrás de las palabras dichas por el asesino. En otro juicio se había rehusado a pagar la "deuda" que había adquirido con el líder de la legión, consiguiendo terminar enganchada por dicho hombre, como una de las esperadas ofrendas hechas a la entidad. Un molesto 'Tsk' escapa de Rafaela al recordar el dolor que se apodero de su cuerpo, junto a la sensación de su sangre escapando de la herida, que empezaba en su espalda y que había cruzado su carne permitiéndole al gancho anidarse en su pecho. Irónicamente esa era la primera vez que había sido atrapada y colgada como sus compañeros. Este bastardo casi conseguía lo que ninguno de los otros asesinos, había podido lograr con el paso del inexistente tiempo, que llevaban atrapados en este odioso lugar.
–Yo… solo quería escapar.
Susurra la mortificada mujer al mismo tiempo, que continúa aferrándose a la chaqueta de su verdugo. En su desesperación al saber que podía morir en cualquier instante, había usado lo más cercano a ella para escapar del doloroso agarre del gancho. El recuerdo de sus piernas moviéndose rápidamente para aferrarse a la cabeza de cierto asesino, y así conseguir escapar de las garras de la entidad, resuena imponentemente en su cabeza. No le había importado que llevara una falda y que obviamente el asesino podía ver su ropa interior. ¿Por qué diablos se preocuparía por semejante pequeñez, cuando estaba en riesgo de morir? A los ojos de Rafaela permitirse morir en este lugar, sería una burla a todo su arduo trabajo y a la vida que tenía, en el mundo del que provenía.
–Lille kanin, estás jugando con algo que no puedes controlar.
Hay una promesa oscura en la varonil voz que se desliza como la seda por sus oídos, una que le dice que ese truco no volverá a funcionar contra el líder de la legión, no ahora que ya lo ha usado y no existe la más mínima oportunidad de sorprender al depredador, que está consciente de que su presa peleara con uñas y dientes por sobrevivir. '¡E-espera!' Es por esta misma razón que Rafaela sabe de sobra que morir no es una opción para alguien como ella, no había forma alguna en la que se permitiera que alguno de esos ridículos asesinos le quitaran la vida. No era algo aceptable a sus ojos y no podía permitir semejante ridiculez, en cambio había otras cosas que podía aceptar perder y sacrificar para salvaguardar su orgullo y su existencia, al menos hasta que todo se arreglara finalmente… y pudiera abandonar esta terrible pesadilla.
–Esta vez, tus pestañas no te van a salvar el pellejo.
Un nervioso gruñido escapa de la sobreviviente al percibir el tono de finalidad, que proviene de la voz del asesino. Rafaela ya no puede percibir nada del tono juguetón, que ha usado con ella desde el inicio de su incesante acoso. Es casi como si el hombre buscara decirle que era el momento de aceptar la realidad, de que esta vez sería incapaz de escapar de ningún modo y que no había nada, que le haría cambiar de opinión al respecto. Pero si eso era cierto… ¿Por qué los pálidos dedos del rubio, continuaban deslizándose lentamente sobre la desnuda piel de sus muslos? Lentamente los dedos de la joven mujer sueltan el oscuro cuero al que se encuentran aferrados, asegurándose de presionar su mejilla contra la ancha espalda que despide un agradable calor.
–¿Estás seguro?
Pregunta la joven mujer al mismo tiempo que desliza lentamente sus manos, sobre la espalda del hombre que aun la lleva sobre su hombro. Una socarrona sonrisa se apodera de los labios de la latina, al percibir el ligero cambio del palpitar del corazón de su acompañante contra su mejilla. Una de las manos de Rafaela desciende lentamente para adentrarse debajo de la chaqueta, percatándose así del repentino escalofrío que recorre al silencioso hombre, cuyos pasos finalmente se detienen a la mitad del bosque.
Un gesto triunfal se apodera de las facciones de la ojimiel, más que consciente de que el líder de la legión puede ser convencido de dejarla escapar, basta con apenas pestañear coquetamente en su dirección y acceder a pagar lo que el asesino insiste que se le debe. Lo cual en este instante suena como un precio aceptable, para no caer en algo que simplemente no desea experimentar de ningún modo en este mundo.
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La repentina sensación de caer hacia atrás, hace que los antebrazos de Rafaela se aferren al cuello del hombre, que le ha soltado los muslos permitiéndole así que se deslice sobre su hombro, en lo que sabe sería una caída segura hasta que siente la forma en que, uno de los brazos del cazador de la entidad se encuentra de pronto en su cintura. La mirada de la atrapada mujer desciende para posarse en el suelo, que aún se encuentra lo suficientemente alejado de sus pies, como si el asesino buscara limitar sus opciones de escape. El labio inferior de la sobreviviente sobresale levemente, al percatarse de cómo está siendo sujetada de lado para evitar que sus rodillas, se acerquen a cierta parte de la anatomía de su verdugo.
–Ah, ah, se mas agradecida de que te esté escuchando, lille kanin.
Una pequeña sonrisa se dibuja sobre los labios de Rafaela, al mismo tiempo que lleva su mano hacia su oreja, para acomodar algunas cuantas hebras rebeldes detrás del arco de la misma. Sus orbes se desvían ligeramente hacia un costado, como si no fuera más que una avergonzada adolescente frente al chico que le gusta. Lo cual es absurdo a sus ojos, pero que sabe jamás ha fallado en generar alguna sensación, en las personas de vuelta en su propio mundo.
Los dedos de la latina dejan su cabello, para deslizarse lentamente sobre el pecho del imponente hombre, que aun la mantiene en su firme y posesivo agarre. Un escalofrió recorre la columna de la dueña de la cabellera cobriza al ver de reojo, la forma en que la máscara se mantiene fija sobre su persona. Es casi imperceptible gracias a las sombras, pero puede jurar que los orbes que se ocultan detrás de la barrera negra y blanca… son de un hermoso tono azul, que le hace perder el aliento por un instante.
–Muchas gracias, señor asesino.
Menciona la mujer al mismo tiempo que su mano sigue subiendo precavidamente, por el frente de la chaqueta de piel. Para después continuar sobre la columna del cuello del hombre, y así finalmente detenerse a juguetear con las hebras que sobresalen de la negra capucha. '¿Me dejara ir, señor asesino?' pregunta la victima con un tono dulzón que sabe ha practicado de sobra, al mismo tiempo que pestañea coquetamente, asegurándose de continuar jugueteando con las sedosas hebras rubias entre sus dedos.
Una extraña sensación se hace presente en el estómago de Rafaela, ante el perturbarte silencio del hombre que se mantiene, mirándola fijamente como si pudiera ver en el interior de su persona. '¿Porque debería hacerlo?' una socarrona sonrisa se apodera de la mujer latinoamericana, a la par que se asegura de envolver el cuello del hombre con sus brazos. El mismo revoloteo coqueto de sus pestañas se une a las palabras, que sabe le darán el resultado que busca.
–Porque te gusto.
El rostro del asesino se inclina levemente hacia un costado, en una especie de gesto repleto de curiosidad. Mientras los enguantados dedos del hombre acomodan algunos mechones rebeldes, que se encuentran danzando gracias a la brisa nocturna que es creada por la entidad. Los irises cerúleos se deslizan cuidadosamente sobre las socarronas facciones, pertenecientes al conejito que ha estado cazando desde hace varios juicios atrás, y que ahora tiene finalmente atrapado entre sus brazos.
La diestra de Mathias toma las mejillas de Rafaela, para presionar gentilmente la piel de las mismas entre su dedo índice y pulgar, para hacer que sus labios sobresalgan levemente. Consiguiendo de ese modo que la mirada ambarina se mantenga firme sobre la esqueletal mascara que oculta su rostro. No hay duda alguna de que la problemática sobreviviente, es agradable a la vista de cualquiera que tenga globos oculares en sus cuencas. Mathias sabe que las palabras de la ojimiel llevan en ellas un deje de verdad, pero no es algo que el líder de la legión, este dispuesto a compartir con su víctima.
–Querer coger y que alguien te guste, es una cuestión completamente diferente.
Una extraña incomodidad se apodera del más alto, al percatarse de la ceja arqueada que es acompañada de un gesto repleto de incredulidad, que le dedica la silenciosa sobreviviente. Los labios del victimario se separan levemente para intentar cambiar sus palabras, solamente para sentir como algo se impacta de repente contra el costado de su máscara. El golpe es tanto inesperado, como lo suficientemente repentino que Mathias siente por un instante, que pierde su equilibrio gracias a la forma en la que su cabeza da vueltas por unos cuantos segundos.
La sorpresa es seguida por la molestia de sentir, como cierta figura escapa de su agarre junto al eco de pasos corriendo en los alrededores. Un ardor indescriptible se apodera de la mejilla derecha del asesino, haciéndolo que lleve una mano hacia el adolorido punto bajo su máscara, que ha recibido el impacto a pesar de la seguridad que brinda la superficie bicolor al cubrir su rostro. Pareciera que alguien le había arrojado de nuevo una piedra, justo como en esa degradante situación que paso en el rio.
–Maldición… ¿Cómo es que se te escaparon?
Gruñe entre dientes el más alto de los asesinos, al mismo tiempo que se pone de pie para dirigirle una mirada acusadora al hombre pelirrojo que se encuentra caminando en su dirección. Los pasos de Myers le resultan como algo irreal, pues no hay ruido alguno acompañando sus movimientos. Es extraño que ninguna de las otras presas del juicio, haya caído ante uno de los asesinos predilectos de la entidad. Los orbes aguamarina se entrecierran al ver el resplandor en la mirada esmeralda, Mathias podría jurar que ve un deje de diversión en los ojos del silencioso asesino, que parece desaparecer prácticamente ante sus ojos, pues con un simple parpadeo del segundo verdugo de este juicio… Myers ya no se encuentra en el lugar, mientras Mathias se permite acariciar una vez más su adolorida piel.
–Joder conejito… ¿Porque insistes en ser insolente?
Escupe la molesta voz del danés al mismo tiempo que empieza a correr en la dirección, que el cuarteto de sobrevivientes ha escapado. Los pasos del líder de la legión resuenan en los alrededores, buscando guiar de ese modo a los seguramente aterrados participantes del juicio, para que terminen en las garras del otro cazador. Puede que Myers se haya esfumado entre el aire, como si jamás hubiera estado ahí, y Mathias no hubiera sido la victima de algún salvaje desquiciado, que lo ha golpeado con quien sabe qué cosa que le ha dejado zumbando, tanto los dientes como la cabeza. Pero el hombre siempre cumple con la cacería, y no permitirá que el trio de pesados frustren su plan, no cuando el conejito se encuentra dispuesto a ceder.
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El apresurado eco de los pasos de los sobrevivientes, resuena imponentemente en los alrededores del bosque, haciendo bastante notoria su ubicación. '¡Hey! ¡Excelente mano! Aru~' una divertida sonrisa se apodera del rostro de Rafaela al entender que al menos uno de sus compañeros, la había visto intentar resistirse de algún modo al líder de la legión. Ahora no tendría que preocuparse sobre las reacciones del resto de los sobrevivientes, mientras pensaran que no había estado entre los brazos de la legión voluntariamente, absolutamente todo estaría bien. Además, no es como si el idiota no se mereciera una bofetada después de semejantes palabras. Nada le costaba maquillar un poco la realidad, aunque una parte de ella estaba consciente de que se trataba de un asesino. No es como si le fuera a explotar la cabeza, por siquiera intentar hablarle bonito para intentar convencerla.
–¿Dónde están los otros?
Pregunta apresuradamente Rafaela, al mismo tiempo que intenta seguir el paso marcado por Yao. Lo cual es algo un tanto complicado gracias al cansancio de la persecución, y los interminables juicios que ha tenido a manos del líder de la legión. Apenas los labios del más alto se han separado para intentar decir algo, el eco de dos gritos aterrados resuena en el aire respondiendo de ese modo a la pregunta que la mas joven ha arrojado preocupadamente a su acompañante. 'Maldición, tendremos que separarnos…' la caída de dos miembros del equipo y el hecho de que hay dos asesinos en el lugar, no presagian absolutamente nada bueno para ella y su acompañante. '¿Puedes hacerlo?' pregunta el hombre asiático con un tono preocupado, al mismo tiempo que su mirada se mantiene fija sobre el rostro de su acompañante.
–Encendí el primero, puedo hacerlo una vez más.
Un silencio pesado se hace presente entre los dos sobrevivientes restantes, sus compañeros aun no están muertos, pero es bastante obvio que ahora son carnada. El susurro de sus gimoteos llenos de dolor y las suplicas que escapan de sus labios, son la táctica más cruel que existe en el libro de los asesinos. Pues no es más que una forma de atraerlos hacia a ellos, y así poder terminar el trabajo que les ha encomendado la entidad. 'De acuerdo… ten cuidado' murmura el dueño de los orbes castaños mientras asiente, para después dar la vuelta y así alejarse hacia el generador que había tenido que abandonar a la mitad, cuando el asesino lo había perseguido por todo el lugar.
–¡Nos veremos en la puerta!
Las manos de Rafaela se aprietan al entender de sobra el silencio, acerca del elefante que los acompaño en el pequeño claro. Sus compañeros son carnada, por lo que no es sensato intentar ayudarlos. Pero eso no contribuye a desaparecer la horrenda sensación en su estómago, al dar la vuelta siguiendo el ejemplo de Wang. Hay dos cazadores en este lugar, dos de sus compañeros probablemente mueran y solamente hay dos generadores funcionando, todo… absolutamente todo está en su contra para sobrevivir. Pero son las palabras del asiático, lo que la hace hundirse aún más en la incomodidad. Las mismas llevan un mensaje claro y directo en ellas, pues no se volverán a ver en lo que resta del juicio. Confirmando que ya no hay tiempo, para que todos escapen de esta aterradora y despiadada cacería.
–¡Suerte!
El suave golpeteo de sus exhaustos pasos, no le resulta perceptible sobre el insistente golpeteo de la sangre bombeando en sus oídos. El silencio es una clara advertencia de que las cosas, pueden terminar de un modo simplemente aterrador, con el más mínimo error de cálculo en esta situación. La mirada de Rafaela se entrecierra al posarse en el inerte generador, que se encuentra a unos cuantos metros de distancia. Las piernas de la sobreviviente gritan en protesta, en el momento en que se agacha para ser escondida parcialmente por la hierba. Su cuerpo suplica por un descanso que parece jamás llegara a su alcance, una voz en su cabeza susurra porque se detenga y que no siga. Es imposible pelear contra la entidad cuando la batalla, esta prácticamente ganada por los asesinos.
–Te encontré…
Un sonoro jadeo escapa de los labios de la presa de la cacería, al sentir como su piel se eriza por completo. La presencia a sus espaldas es realmente imponente y aterradora, si se pone a pensar que enserio no puede escapar esta vez. No hay forma en la que ella y Yao puedan encender todos los generadores, no si hay un asesino para cada uno de ellos. No sin un compañero que pueda salvarles el pellejo, no sin alguien que pueda curarles cuando lo necesitan. Este juicio está prácticamente perdido, la derrota de los sobrevivientes a manos de los asesinos es inminente, y no hay forma en la que ella… se permita morir. No en este lugar que se encontraba entre la inexistencia, no de este modo tan ridículo a manos de un hombre, que bien podría hacer un sinfín de cuestionables actos con su cadáver.
Las manos de Rafaela se levantan lentamente en un gesto, que el asesino reconoce como completa rendición, al mismo tiempo que se pone de pie para después girar y poder mirarse el uno al otro. Los labios de la sobreviviente se fruncen ligeramente ante la falta de movimiento del hombre frente a ella, no es como si la distancia entre los dos fuera realmente grande. Pero parece que el asesino no será quien rompa la misma, el rostro de Mathias se ladea levemente al mismo tiempo que intenta disimular la gracia, que le causa ver los pequeños y lentos pasos de su finalmente derrotada presa. El avergonzado o molesto sonrojo, que se encuentra apoderándose de las bronceadas mejillas, le asegura que esta vez la mujer no se siente completamente en control de la situación. A los ojos de Mathias esa falta de control es lo que hace emocionante pensar, qué clase de desesperada acción intentara llevar a cabo su presa para escapar.
–Ven lille kanin, prometo que te dejare ir…
Continuara…
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Hybrid-Virus
Yo! Buen día lectores, espero que estén teniendo un excelente día y un buen transcurso de diciembre. Por fin me pude hacer un poco de tiempo para terminar un capítulo de esta historia, espero que el siguiente sea posteado en el transcurso de unos días o quizá el fin de semana. Pero ya veremos cómo es que evoluciona el resto de la semana.
Podemos ver que Rafaela obviamente ha hecho un excelente trabajo, evadiendo a todos los asesinos. Esto nos debe de llevar a suponer que, aunque la entidad se encuentra contenta con los triunfos de la latina. Igual debe de estar esperando con desesperación el momento, en que alguien finalmente logre entregársela como un sacrificio. Por lo que podemos suponer que tanto la entidad como Rafaela tienen su propio juego, en el que la entidad prepara alguna forma para asegurarse de joderle la existencia a Rafaela.
De cierta forma este juego entre la entidad y la sobreviviente, ha culminado con la molestia de Mathias y su habilidad que es la única, que ha logrado estar cerca de ofrecer a la sobreviviente como un sacrificio, para el amo del lugar donde se encuentran. Obviamente esta es la razón por la que la Legión se encuentra en este juicio, junto a Myers como los verdugos.
Podemos ver que a pesar de que Seamus está consciente de la presencia de Rafaela, basta con una mirada para después desviarse en otra dirección. Esto puede deberse al hecho de que Seamus está consciente de la relación que Alice y Rafaela comparten, o porque sabe que la mexicana debe de ser sorprendida, en vez de atacada de frente, como intentan el resto de los asesinos.
Así que Mathias se encuentra ahí exclusivamente, para frustrar todos los movimientos de Rafaela. De este modo no tiene forma de ayudar a los otros sobrevivientes, a terminar más rápidamente los generadores, ni tiene la oportunidad de liberar a sus compañeros de los ganchos, sin que el líder de la legión se ponga en su camino.
¿Puede que haya un intento de lemon en el capítulo que sigue? No soy buena escribiendo eso, y esta historia nació para darme un poco de practica en esa rama. Así que veamos que tal evolucionan las cosas, y como se acomodan otras tantas. Todo puede cambiar dependiendo de a donde se muevan las ideas principales de este fic, que ya ha pasado por varios cambios internos en mi cabeza.
Sin más por el momento, dejen un review y nos vemos en la próxima actualización.
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"Formemos parte de la línea de reviews, cuando leamos un fanfic con un personaje que nos gusta y no es muy común ver, de un fandom olvidado o de una historia que nos guste; dejemos un review, porque esa persona escribe para nosotros y que mejor forma de inspirarla y darle combustible para seguir"
