Naruto no me pertenece, tampoco la serie de The owl house. Estas son creaciones de sus respectivos autores.
No tengo mucho que decir, salvo gracias por el apoyo.
Capítulo III
"¡Di la verdad!".
"Yo...yo...".
"¡Deja de tartamudear como un maldito idiota y confiesa!".
"Pero yo no hice nada".
"¿Crees que somos estúpidos?" se burló uno de los oficiales, un gordo y calvo hombre cuyo uniforme parecía querer reventar en el quinto botón de la camisa "He sido oficial por veinte años y nunca me tope con una escena de crimen tan clara".
"¿Tú qué crees Jonhson?".
El otro oficial, un hombre delgado y de tez blanca miró al chico por un minuto antes de soplar el humo de su cigarrillo "Tiene razón, oficial Smith" concordó el hombre uniformado "Chico negro encontrado en un callejon con una 9mm junto a dos cadaveres, apuesto a que en poco los del laboratorio vendran a confirmar que las huellas en el arma son las misma que las del chico".
"Así que mejor confiesa y le diremos al fiscal que sea amable contigo".
"Pero ya se les dije todo".
"Y yo digo que nos mientes" el gordo hombre azotó la mesa de interrogatorio, apuntando con su dedo de salchicha la cara del aterrado adolecente "Confiesa lo que todos sabemos, dinos que los mataste".
"Pero yo no...".
"Suficiente" le interrumpió el otro oficial, Jonhson agarró la lata de refresco que le ofrecieron al chico cuando entró a la sala de interrogatorio, teniendo cuidado de sostenerlo por los bordes con su guante de látex "Queríamos ser amables contigo, darte la oportunidad de facilitar nuestro trabajo, pero veo que solo eres un muchacho estupido".
"Pe...pero...".
"En fin, será mejor llevar esta lata a comparar con las huellas del arma, seguro que empatan perfectamente" se burló el otro oficial, puesto que con comparar querían decir implantar las huellas en el arma homicida.
Todo el mundo parecía derrumbarse alrededor del adolecente ¿Acaso así era como terminara su vida? Acusado de un asesinato que no cometio. Su vida yéndose a la basura únicamente por la misericordia del verdadero culpable.
"Yo...yo..." trato de hablar el joven, ambos oficiales compartieron una sonrisa de complicidad, listos para escuchar la confesión.
Pero antes de que el joven confesara un crimen que no cometió en un intento por reducir su condena, las puertas del cuarto de interrogación fueron abiertas, el par de oficiales de policía miraron molestos a la persona que se atrevía a interrumpir, maldiciendo a quien quiera que fuese la persona.
"La sala está ocupada" gritó Smith al desconocido, probablemente un novato en la fuerza.
El joven de color miro a la puerta, rezando para que fuera el abogado que pidio hace horas, no obstante se sorprendio al ver entrar a tres personas, dos mujeres y un hombre; de las cuales podía reconocer a una de ellas, especificamente a la mujer esposada entre los dos desconocidos.
"Gracias oficiales, nosotros nos haremos cargo" fue la simple orden de la mujer; ella quien vestia un formal traje de negocios de color azul como su largo cabello oscuro. La hermosa dama no dejo de caminar hasta ponerse frente la mesa dónde el chico de color estaba esposado.
"¿Disculpe? Este es nuestro caso".
"No mas" respondió el compañero de la mujer, un palido hombre de cabello negro y traje similar a la primera. Escoltando a la esposada mujer la cual tomó asiento junto al joven. "A partir de ahora estos dos estarán bajo la jurisdicción del D.A.M".
"Eso es una mierda" gritó el gordo oficial "Este desgraciado es el único sospechoso en un caso de homicidio".
El compañero de la mujer simplemente se quedo de pie, escuchando despotricar a Smith sobre cómo arruinaban su caso y que era un atropello para honestos y trabajadores oficiales de policía como él. La mujer por otro lado miraba un par de carpetas en sus manos con la información de ambos sospechosos.
"Sí creen que voy a permitir que el maldito D.A.M se entrometa de nuevo en nuestro trabajo están lo-" el joven no supo lo que ocurrió, pero de un momento a otro, ambos oficiales de azul se quedaron en silencio, noto como sus ojos parecían perdidos en la nada mientras que casi en automático se pusieron firmes y sin palabra alguna se encaminaron a la puerta.
"¡Suspiro! Humanos, dales un poco de autoridad y no dudarán en abusar de su posición" murmuró el hombre de cabello y ojos color ónix con aburrimiento.
La peliazul por otro lado no parecía hacer caso a su compañero, demasiado concentrada en revisar los archivos. Por casi un minuto entero la mujer continuó en silencio, solo el sonido del pasar de la hoja interrumpiendo la calma en la habitación.
Cuando se vio satisfecha, dio un asentimiento y cerró las carpetas, tomando asiento frente al par de detenidos al tiempo que su compañero fue a una de las esquinas de la habitación donde arrancó el cable que era la fuente de alimentación de la única cámara de video en la sala de interrogatorio.
"Buenas noches, soy la detective Lilith Clawthorne y este es mi compañero; el detective Sasuke Uchiha" se presentó la mujer, un rostro serio en sus delicadas y hermosas facciones "Ambos pertenecemos al D.A.M o por sus siglas; Departamento de Asuntos Mágicos".
"Ya se quienes son" gruñó la mujer, quien no era nadie más que Verosika Maydai, mirando al par con odio apenas contenido "Son los perros del ministerio de magia".
Lilith no se vio afectada por el grosero comportamiento de la rubia, Sasuke hizo un 'hmm' despectivo sin sacar las manos de los bolsillo o reaccionar al insulto.
"Como estaba diciendo" continuó la hermosa mujer "Nuestro departamento es una rama del Ministerio de Magia y Hechicería. Básicamente nos encargamos de hacer cumplir las leyes y restricciones estipuladas por el Ministerio de Magia para el uso correcto de esta".
"Y...yo no sé usar magia" se asustó el adolecente de piel oscura.
"Lo sabemos" inquirió Sasuke con una mirada al joven.
"Lo que nos interesa saber es lo que ocurrió hace un par de horas en el club de peleas clandestinas" le dijo Lilith con una mirada seria pero conservando algo de amabilidad en sus ojos azules como la espuma de mar.
"Ya se los dije" hablo Verosika nuevamente "Estaba en el palco, los cerdos llegaron y arrestaron a todo el mundo ¿Qué más quieren saber?" casi gritó su última pregunta.
"Todo" dijo Sasuke "Van a contarnos todo con lujo de detalle".
"Les haremos algunas preguntas, contesten todo con la verdad y me aseguraré de que sean puestos en libertad" siguió hablando Lilith "¿Está claro?".
Sonriendo ante el asentimiento del joven, Lilith sacó un teléfono inteligente del interior de su saco y lo puso en la mesa "Ahora, para el registro, dime tu nombre, edad y raza".
"M..mi nombre es Omoi Brown, tengo 18 años y soy afroamericano… pero mi madre es japonesa".
"No me referia a eso, quería saber sí eres humano o no-humano" le pidió Lilith con calma.
"¡Oh! humano".
"Bien, ahora quiero que me cuentes todo lo que ocurrió está noche; no omitas nada, te voy a interrumpir únicamente para preguntar por algún detalle que no esté claro o para una confirmación de la señorita Verosika ¿Estás de acuerdo?".
"Si".
"¿Estás de acuerdo en que se grabe está conversación? La cual no podrá ser usada como prueba para incriminarte en algún delito que no competa al Departamento de Asuntos Mágicos".
Omoi miró a la detective y a su compañero, a su lado Verosika negaba para que no aceptara el trato, pero el solo tenía un objetivo en mente "Sí, lo estoy".
"Excelente" Lilith sonrió ligeramente, como muestra de buena voluntad, se estiró antes de que con una llave abriera el mecanismo que aprisionaba las manos del adolecente. El joven suspiro de alivio, masajeando sus doloridas muñecas, esos policías las apretaron de más.
Con una última mirada al par de detectives, Omoi se acomodó en su asiento "Bueno, todo comenzó en la tarde, a mi jefe lo llamó por teléfono su representante diciéndole que tenía una pelea para él; 100,000 dolares faciles escuche que le dijo."
"¿Quién es tu jefe?" interrumpió Lilith.
"Su nombre es Anthony Clay".
"¿El contendiente para el cinturón de los pesos pesados?" preguntó Sasuke con una ceja alzada.
"Sí, ese mismo… ¿Lo conoce?".
Sasuke negó "No, pero en televisión no se callan de anunciar su pelea".
Con un movimiento de la mano de parte de Lilith, Omoi reanudó su relato "El jefe no estaba muy seguro de querer pelear, dijo que él ya no se dedicaba a los pequeños eventos. Pero su representante le dijo que serían solo 15 minutos de pelea, que tenía que ir y golpear a una mujer amateru".
"Veo" dijo Lilith tomando notas "¿Quién es este representante del que hablas?".
"No sé su nombre, solo que lo llaman Bear" respondió Omoi.
Lilith puso su vista en Verosika, la rubia mujer de piel caramelo le sostuvo la mirada a la detective por un largo tiempo antes de suspirar "Su nombre es Nikolas Veerk y no diré más".
Nuevamente los ojos de Lilith brincaron a Omoi "El jefe decidió ir, fuimos Darui, C y yo; los tres éramos algo así como sus guardaespaldas, aunque creo que yo era más como el chico de los recados" se vio un poco apenado el joven de cabellera blanca.
"Cuando llegamos de inmediato nos invitaron al palco del dueño, era la primera vez que estaba en ese lugar; parecía un club pero cuando bajamos por un ascensor nos llevó a una zona muy diferente, había personas peleando en jaulas y gente apostando".
Lilith asintió sin dejar de tomar notas en su pequeña libreta, ella ya había estado en el lugar de los hechos más temprano y pudo ver de primera mano el establecimiento. Desde el casino ilegal hasta las bárbaras arenas aún manchadas de sangre.
"El jefe se fue a cambiar luego de hablar con Bear en el palco, ahí había algunas personas y muchas mujeres en … poca ropa" se sonrojo el adolecente.
"¿En ese lugar estaba la señorita Verosika?".
Omoi miró a dicha mujer, ella simplemente gruñó con un ceño fruncido en sus hermosos rasgos de diva "Sí, ella estaba ahí".
"Bien, ahora ¿Qué pasó antes de que la policía llegara?".
"Yo estaba en el palco, Darui bebía en la barra y C estaba coqueteando con algunas chicas" recordó el joven "Vi la pelea y..." la expresión de Omoi se volvió algo contrariada "... Eso no era una pelea, el jefe molía a golpes a una chica, Lucia creo que escuche que se llamaba. Ella estaba en el suelo sangrando y sin moverse, por un momento creí que la había matado".
"Pero… de alguna manera la chica se puso de pie otra vez" narro Omoi, aún incapaz de creer lo que vieron sus ojos "Ella se puso de pie y empezó a golpear al jefe, no parecía la misma de antes, ahora se movía como toda una profesional, esquivando y golpeando, vi como esa mujer le rompió la pierna a mi jefe antes de darle duro con la rodilla en la cara".
"¿Solo así? ¿Se levantó y le dio una paliza a un profesional? Suena a que estaba arreglada" dijo Sasuke.
"Imposible, el jefe no perdería contra nadie por una apuesta" dijo Omoi.
"El mocoso tiene razón, sí Ay perdía y el rumor se daba a conocer; habrían cancelado la pelea por el campeonato..." dijo Verosika, solo para reír como sí recordase un buen chiste "... De hecho su carrera ya está en el basurero, la chica le dio tan duro que dudo que se levante de esa humillación" sin mencionar que todo el prestigio ganado durante años caería como una casa de naipes.
"¿Qué pasó después?" preguntó Lilith, sin importarle realmente lo que ocurrió con el hombre.
"El lugar parecía una tumba" continuó Omoi "Nadie dijo nada, vi como Lucia salió del escenario, todos apartándose de ella mientras se iba a los vestidores".
"¿Cómo sabes a dónde se marchaba?" preguntó Sasuke con ojos entrecerrados.
Omoi se veía avergonzado, miró a la mesa con verdadero pesar en su cuerpo y mente "... Por qué…."
[Hace algunas horas]
Omoi sentía que su corazón se le salía por la garganta, aterrado mientras seguía a sus compañeros de trabajo por el pasillo a la oficina/palco privado de Bear. En sus manos sostenía de los tobillos las piernas de una chica muy golpeada mientras sus dos colegas casi la arrastraban de los brazos.
Vio a varios hombres corriendo por los pasillos, probablemente tratando de ir a las boleterías dónde una turba de apostadores gritaban por fraude en la pelea de su Jefe. El chico de cabello blanco los ignoró, mirando a la joven que cargaba con sus compañeros.
Hizo una mueca al verla, Darui y C se abalanzaron contra la desprevenida joven solo entrar en los vestidores; por fortuna para ella, parecía haber terminado de cambiarse cuando sus colegas comenzaron a golpearla y azotarla contra los casilleros.
Ya en el último pasillo antes de llegar a la oficina de Bear, noto como un hombre de traje salía por las puertas del palco, en su mano izquierda sostenia un maletin negro. Omoi solo lo vio de reojo; cabello rubio despeinado bajo un sombrero de fieltro negro, no pudo ver sus ojos pues las sombras los cubrian con una oscuridad casi antinatural, aunque noto que su piel se veia ligeramente bronceada, el hombre al verlos sostuvo la puerta al palco para que entraran.
Por un instante los ojos de Omoi hicieron contacto con los del extraño, notando un par de profundas piscinas de azul eléctrico, el hombre le dio una gran sonrisa de dientes nacarados mientras se inclinaba ligeramente para una respetuosa reverencia.
"Nos veremos luego".
Omoi creyó haber escuchado al extraño susurrar, pero antes de poder responder la puerta se cerró detrás de él, dejándolo en la oficina junto a Bear, Verosika y su pequeño séquito de seguidores.
"¿Qué tan malo es?" preguntó Bear al teléfono, "¡¿Cómo?! ¡Carajo!" gritó el hombre lanzando su teléfono celular contra el ventanal blindado que daba a la arena dónde se llevó el más grande fracaso de su vida.
"¿Qué ocurre Bear?" preguntó Verosika con burla "¿Acaso tu campeón se lastimó la muñeca?".
"Cierra tu maldita boca zorra" Bear se veía más allá de lo enojado, furioso era un eufemismo.
"A veces se gana, otras se pierde" continuó burlándose la mujer de piel caramelo, dando un largo trago a su petaca.
Bear miraba todo rojo, lo único que evitaba que fuera a atacar a la mujerzuela en el sofá fue su enorme guardaespaldas. En cambio centró su furia en la razón de su actual precaria situación.
"¡TU!" con grandes zancadas se puso frente a Luz, la joven se miraba terrible, adolorida y completamente agotada "¿Sabes acaso lo que has hecho?" casi le escupió en la cara.
"¿Qué..? Yo gané ¿no?" preguntó medio confundida, su respuesta fue un duro puñetazo en el estómago, Luz casi vomita aunque dejó escapar algo de saliva al suelo.
"¡No se supone que ganaras!" le recrimino Bear, dando una fuerte bofetada de lado a la cara de la chica.
"Pero tú dijiste...".
"Escucha pequeña idiota" Bear cerro sus enormes manos alrededor de la cabeza de Luz, precionando el craneo de la joven que gritó de dolor "Se supone que Ay te mataria a golpes, tu unico deber era dar un espectaculo y morir como el pedazo de basura inservible que eres".
"Pero no, la estupida mexicana quiso lucirse y mandar a mi campeón a la sala de urgencia" Luz habría objetado que no es mexicana pero el dolor sobre su cráneo le impedía hablar "Acabo de perder más dinero del que vas a ganar en toda tu miserable y patética vida".
Soltando a Luz, el hombre sacó un arma de la parte de atrás de sus pantalones "Debería volarte los putos sesos aquí y ahora" Luz miro el cañón de la 9 mm apuntarle, el miedo escrito en su maltratado rostro.
"No".
"¿Qué dijiste?".
Darui que mantenía de pie a Luz al sostener su brazo derecho negó con la cabeza "He dicho que no, nosotros nos encargaremos de está perra" C a su lado asintió, igual de furioso que su colega.
Bear miró entre Darui y Luz, su mano aún mantenía el cañón de su arma contra la cabeza de la mujer. Estaba por mandar todo al diablo y matarla cuando alguien llamó su atención.
"Mi jefe quiere hablarle" fue la persona encargada de transmitir el evento, el hombre se quedo de pie a su derecha, un teléfono celular en su mano el cual era extendido a él. Seguramente para recriminar el patético final y como incumplió su parte del trato.
Maldiciendo, Bear miró a Darui "Haz que sufra" giró el arma en su mano y se la tendió al hombre de piel oscura, este la agarró y con un asentimiento se fue con sus compañeros, Luz a rastras gritaba por ayuda.
¡Pum!
El cuerpo de Luz Noceda chocó contra los botes de basura luego de recibir un nuevo derechazo de Darui, la mujer apenas consciente de su entorno miraba sombras entre la oscuridad.
Los tres hombres sacaron a Luz del club y sin perder tiempo se metieron en el callejón de al lado, no preocupados por testigos o ser interrumpidos puesto que está zona de la ciudad era de las peores, no había día en el que no se encontrara cadáveres tirados en las calles o algún tiroteo se diera; al punto que la policía muy rara vez asoma sus narices.
"¿Te dolió, zorra?" preguntó C, siendo ahora él quien pateaba el cuerpo magullado de la adolecente que no podía hacer nada más que recibir la paliza.
"¡Tos! Pu..drete" jadeo Luz, solo para que la suela de un zapato saludara su cabeza y lo estrellara contra un contenedor de basura.
"C..chicos, creo que es suficiente" dijo tímidamente Omoi, aterrado por la brutalidad con la que atacaban a la chica.
"Omoi tiene razón" habló Darui, luego de patear nuevamente a la joven que intentaba arrastrarse lejos del trío "Hay que acabar con ella. Pero matarla no compensará lo que está puta hizo".
"Ya sabes, podríamos hacer eso" inquirió C, Darui lo pensó por un momento, antes de asentir.
"Cierto, deberíamos por lo menos sacarle algo de provecho a está perra antes de que suplique que la matemos" con una mueca, Darui le pasó el arma a C. Pateó a Luz para que la mujer estuviera boca arriba; sin detenerse comenzó a desabrocharse el pantalón.
"E..Esperen, no estarán hablando en serio ¿Verdad?" Omoi miró incrédulo a sus colegas.
"¿Que, violarla? Si" respondió el hombre de piel oscura "La pondremos a trabajar en las calles junto al resto, pero antes tenemos que entrenarla".
"¿Las otras? ¿De qué hablan? Eso es ilegal".
"Abre los ojos, Omoi" el rubio guardaespaldas casi le grita a su compañero "Ay no era un simple boxeador. Drogas, tráfico de armas y prostitucion, él junto a Bear estaban yendo a la cima; pero ahora está acabado. En unas horas de seguro se correrá la voz de que una puta cualquiera le pateo el trasero, lo único que podemos hacer es juntar todo lo que podamos, zorras, armas y dinero. Entonces iremos con Bee y nos reuniremos con Bear otra vez para recuperar algo de prestigio e intentar que todo no se vaya al infierno".
"Aún así...".
"Escucha Omoi, cuando entraste en este negocio te advertimos que te ibas a manchar las manos" le dijo Darui, mirando a su colega con ojos muertos "Asi que deja de actuar como un marica y callate..." el hombre miró luego a la semiinconsciente mujer "... Mejor aún, tú tendrás el primer turno, miralo como tu iniciación" se abrocho el pantalón y se apartó de la chica.
"¿Qué?...".
"¿Estás sordo? Ve, saca tu verga y folla a esa puta" el mayor de los guardaespaldas se estaba impacientando y lo demostró al empujar al peliblanco, Omoi dio un par de pasos y casi se cae sobre Luz pero consiguió estabilizarse "Asegurate de venirte fuera, no queremos que su carrera termine antes de empezar".
Omoi miró al segundo al mando, luego a Luz. Su cuerpo no dejaba de temblar mientras su cerebro se esforzaba en juntar las piezas de lo que ocurría; nunca, durante todo el mes que ha trabajado para Anthony se ha visto en una situación similar. Su trabajo era ser un chofer, llevar comida, viajar a la tintorería entre otras tareas mundanas.
"¿Estás con nosotros o no?" le gruñó el chico blanco del grupo, tamborileando sus dedos en el mango del arma de fuego.
"...No".
Omoi se dio la vuelta, levantando sus manos en puños temblorosos, plantandose aterrado frente al par. No podía dejar que la chica muriera o que su futuro fuera tan sombrío como sus antiguos colegas lo hacían ver. Su madre jamás se lo perdonaría sí llegaba a enterarse, no lo educaron así.
"Sabes, no estoy sorprendido" suspiro Darui "Ay fue muy blando contigo, ni siquiera dejo que te diéramos la paliza de bienvenida… matalo".
Omoi miro como C levantaba su brazo, el arma reflejando la luz que pasaba por la entrada del callejón, cerró los ojos y se cubrió la cabeza con los brazos; como sí de alguna manera eso pudiera evitar que lo mataran.
"¿Hmm?" C noto como el reflejo del arma era cubierto por una sombra. Giró la cabeza a su espalda; a la entrada del callejón dónde pudo ver como un automóvil se había estacionado y frente a la puerta del conductor estaba un hombre de pie.
Omoi al no sentir la muerte reclamando su vida por medio de una bala en la cabeza, abrió tentativamente sus ojos; encontrando al igual que los otros dos a un hombre simplemente ahí, de pie al inicio del callejón, no podía ver las facciones del hombre pues las luces rojas de los anuncios y farolas solo conseguían mostrar su silueta bastante alta.
"Mal día para curiosar, idiota" dijo C antes de apuntar su arma al hombre. Este no se vio afectado; en cambio dio un primer pasó al frente el cual fue seguido de otro y otro.
¡Bang!
El sonido apenas amortiguado por el silenciador del arma recorrió el pequeño callejón, el humo saliendo del arma en manos de C quien miraba sin creer como el hombre en fracción de segundos no sólo esquivó el disparo al agacharse, sino que en un parpadeo ya estaba de pie frente a él.
C salió de su estupor rápidamente y de nuevo apuntó el arma contra el desconocido. Sin embargo con un rápido movimiento de mano el arma en manos de C fue arrebatada, el hombre vio cómo el desconocido giraba la 9 mm entre sus dedos enguantados con maestría antes de sentir el cañón contra su estómago.
¡Bang!
El guardaespaldas de Anthony se inclinó al frente, sosteniendo su estómago desde dónde un río de sangre escapaba de entre sus dedos; su cerebro no tuvo tiempo de reaccionar al dolor pues el desconocido no perdió el tiempo y puso ahora el cañón del arma contra la nuca del inclinado C.
¡Bang!
Similar a un títere cuyas cuerdas han sido cortadas, así se derrumbó C al suelo dónde un par de charcos de sangre comenzaban a formarse.
Todo había ocurrido tan rápido que cuando la mente de Darui le advirtió lo ocurrido, el guardaespaldas atinó a mirar al desconocido y luego a su amigo de años muerto a sus pies.
"Hijo de perr-¡Bang!" pero antes de poder terminar su declaración o incluso sacar su propia arma de la funda, Darui recibió un disparo directo en la frente. Sus piernas se volvieron gelatina y cayó sin fuerzas hacia atrás por el impulso del impacto, quedando enterrado entre la basura con un agujero desde el cual una enorme cantidad de sangre emanaba.
"Pero que porqueria de arma" se quejó el desconocido mientras inspeccionaba la pistola "El peso es exagerado, el equilibrio un desastre y la mira está desviada; los matones de hoy en día no tienen clase" y sin más la arrojó a un lado.
Omoi se quedo completamente inmovil con las piernas enraizadas al suelo, el hombre que mató a sus antiguos colegas camino sin prisa hasta pasar a su lado. El joven de cabellera blanca no pudo evitar que sus ojos miraran al desconocido aunque fuese solo de reojo.
Entonces lo reconoció, era el mismo sujeto de antes, ese que le abrió la puerta de la oficina de Bear, aquel que le sonrió.
Aún sin moverse, tuvo que ver cómo el hombre caminaba de regreso pero está vez cargando a la mujer latina en sus brazos, acunando a la joven como una princesa y con el mayor cuidado.
"Adiós" Omoi parecía salir de un trance ante la alegre voz del desconocido, cayó al suelo de trasero, sus ojos pegados a la gran espalda del bien vestido hombre "Ten una larga y feliz vida".
Sin más el hombre camino a la entrada del callejón, con cuidado abrió la puerta trasera del automóvil y con aún más precaución recostó el cuerpo inconsciente de Luz en el asiento. Antes de entrar al vehículo, el hombre desconocido miró de nuevo a Omoi por sobre el hombro, sonriendo se retiró el sombrero en un saludo.
"No pasó ni un minuto cuando se fue que llegaron los policías, de inmediato me esposaron y me metieron a una patrulla" terminó de relatar Omoi.
Lilith que había dejado de tomar notas y se llevó la mano a la barbilla en un gesto de pensamiento. Sasuke a su espalda miraba al gran espejo de la sala con ojos entrecerrados.
"¿Es todo?" únicamente para buscar confirmación preguntó Lilith, Omoi asintió; haciendo que la mujer apagara la grabadora de su teléfono.
"Bien señor Brown, creo que hemos terminado. Su testimonio nos ha brindado mucha nueva información importante" justo cuando Lilith terminó de hablar, la puerta de la sala se volvió abrir, nuevamente dos personas con traje entraron "Estos caballeros lo van a escoltar a otra sala dónde se le practicarán un pequeño examen médico y se podrá marchar".
Omoi miró a la señorita Clawthorne, luego al resto de personas en la sala, Sasuke continuaba mirando el espejo, Verosika lo ignoraba olímpicamente con un ceño fruncido estropeando su hermoso rostro. Puso su atención en la mujer de cabello azul que le sonrió e hizo un gesto con la cabeza hacia los dos hombres en la puerta.
"Las esposas...".
"No serán necesarias" interrumpo Lilith a Omoi "Como le dije antes, queda libre para irse luego del examen de rutina".
Aún algo temeroso de que esto fuera una cruel broma, Omoi se levantó tentativamente de su asiento y con precaución de no hacer movimientos bruscos siguió al par de agentes, miró a su espalda mientras la puerta se cerraba, contemplando por última vez a Lilith.
No lo sabía y jamás lo recordaría, pero ese día perdió todos y cada uno de los recuerdos que compartió con la mujer en esa sala. En un par de horas va a despertar en su casa, sin recordar a Anthony, Darui, C, Lucia o al hombre misterioso.
"¿Tienes algo que agregar?" preguntó Lilith girando a ver a la rubia.
Verosika le dio una mueca de desprecio, apartando la mirada de la mujer con la barbilla en alto "Yo no hablo con cerdo de orejas puntiagudas".
La mano de Lilith cubrió su boca en un intento por amortiguar su pequeña risita "Siempre olvido que los de tu clase son indiferentes a las ilusiones" dando un suspiro y con una sonrisa Lilith se inclinó sobre la mesa "¿Te parece sí nos quitamos las máscaras?".
Con una pequeña explocion de humo azul generada a los lados de su cabeza, las hasta ahora redondas orejas de Lilith adoptaron una forma puntiaguda; revelando su naturaleza élfica, detrás de ella Sasuke la imito y dejó de ocultar su herencia de no-humano.
"Tu turno" pero al no recibir la respuesta deseada, Lilith bufo molesta. Miró a su compañero que con su clásico 'Hmn' se encaminó a la detenida al tiempo que por primera vez sacaba la mano al bolsillo.
"¡Hey! ¿Qué crees que haces cerdo?" amonesto la mujer cuando el bastardo le golpeó la frente, pegando sobre su piel un pequeño papel.
El cambio fue casi inmediato, la piel como caramelo de Verosika adoptó un tono rojo bordeando el rosado, las pupilas rosa de la mujer brillaron mientras su esclerotica blanca se perdia en un sulfurico amarillo. Un par de alas de murciélago brotaron de su espalda; igual de rosa que su piel pero con un poco de negro en las articulaciones superiores. Así mismo una larga cola que terminaba en punta de corazón salía de su espalda baja. Su cabello dorado se tiño de blanco con los bordes rosa y de la parte superior brotaron un par de cuernos (el derecho ligeramente más pequeño que el izquierdo) ambos tenian una estrella y las puntas de color negro.
"Supongo que parte de tu éxito como estrella pop es que los humanos creen que eres una de ellos" la sonrisa de Lilith era maquiavélica "Sería una verdadera lastima sí alguien fuera tan cruel como para exponer que la prodigiosa artista Verosika Mayday es en realidad un simple sucubo".
Sí las miradas pudieran matar -y de hecho algunas lo hacen- el par de agentes de D.A.M estarían ya tres metros bajo tierra.
"Ahora que tengo tu atención, cuéntame tu versión de la historia".
[En otro lugar]
Era como estar sobre nubes. Esponjosas y suaves nubes que eran mecidas por la más suave brisa. Suspiró relajada, incapaz de moverse o mejor dicho, sin desear moverse al encontrar esa específica y casi imposible posición de confort que le garantiza un perfecto descanso.
Pero su dulce sueño fue interrumpido por un insoportable ruido, uno que sacó a Luz Noceda del maravilloso y necesario abrazo de Morfeo. El sonido le resultó familiar y no era para menos, pues mientras más su mente adormecida lo escuchaba más se daba cuenta de que era su propio teléfono celular el que estaba clamando por atención.
Sin abrir los ojos tanteó la cama, guiándose únicamente por el ruido del tono. Derribó un par de cosas en el camino pero consiguió hacerse con el aparato sin tener que levantar la cabeza de la almohada.
"Ho.. ¡Bostezo!... Hola" preguntó aún medio dormida, contestando sin ver el identificador de llamada. Únicamente moviendo un poco la cabeza para poder gesticular.
"Buenos días ¿Le interesa cambiarse a Movis-?"
"¡Ah! ¡Como chinga!" gritó Luz cortando la llamada antes de volver a hundir la cabeza en la almohada.
Cerró los ojos, intentando nuevamente caer como tronco dormida, estaba cansada y no quería nada más que recostarse todo el día en la suave y perfumada cama, descansar su cabeza en la esponjosa almohada que casi le susurraba canciones de cuna. Sonrió como una tonta y soltó un largo suspiro de pura dicha.
Y entonces la realidad la golpeó.
"Mi cama no es tan suave" murmuró Luz, abriendo los ojos.
Luz se giró en el colchón, luchando contra las cobijas que se enredaban alrededor de su cuerpo. En un parpadeo logró quitarse de encima las cálidas mantas para lograr sentarse, pero su odisea contra las cobijas le recordó lo agotada que estaba.
Casi como un balde de agua fría, Luz perdió todo residuo de sueño en su ser, miró a su alrededor impactada; las paredes de color crema distaban mucho de las azules resquebrajadas de su habitación. La mullida cama sin duda rivalizaba con la de Amity y al igual que el lecho de su novia, dejaba en evidencia lo malo que era su colchón barato y cuyos resortes comenzaban a picar su cuerpo sí no dormía en una determinada pose.
Luz seguía con sus ojos navegando de izquierda a derecha en la habitación. Miró su cuerpo, todo parecía en orden, vistiendo la ropa que recordaba tener salvo las zapatillas las cuales se encontraban al pie de la cama. No obstante un terror le recorrió la columna, rápidamente se levantó la camisa, inspeccionando sus costados; suspiro aliviada al no encontrar alguna cicatriz que confirmara su temor de que le sacaran algún órgano.
"¿Dónde carajos estoy?" se preguntó en un susurro.
Repentinamente un pitido emitido de su celular le advirtió, la joven latina miró el aparato únicamente para maldecir su suerte al verlo apagarse por la batería baja.
"Maldición, muy bien, Luz. Tranquila" se dijo a sí misma, mirando por alguna salida, había una ventana desde dónde se filtraba la luz de la mañana por entre las cortinas, así mismo una puerta a la derecha de la cama, otra al frente. Decidió ponerse primero el calzado antes que todo.
Salió de la cama y camino a la ventana desde dónde vio el exterior en un intento por orientarse; encontrando que su prisión tenía una hermosa vista de la ciudad, podía ver a los ciudadanos como hormigas caminando por las calles de abajo, noto también un parque con verdes campos y frondosos árboles de gran altura flanqueado por enormes edificios muy modernos los cuales se mezclan bien con la naturaleza del lugar, algunos espectaculares anunciando productos que pudo reconocer y el cielo resplandecía en un hermoso azul matutino.
Seguía sin saber dónde estaba o cómo terminó en la habitación. Recordaba ir con Amity, luego toparse con la madre de su novia y …
"Carajo" maldijo, recordó todo lo que le pasó anoche; la oferta de Bear, la pelea contra Anthony Clay, su paliza, la extraña voz y su ayuda para ganar. El cómo después de cambiarse un trío de cabrones entraron al vestidor y le dieron una golpiza peor que la anterior, incapaz de defenderse por el agotamiento sufrido cuando la voz en su cabeza parecía desvanecerse.
Miró su ropa, y pudo ver rastros de sangre seca en su chaqueta verde al igual que su holgada camisa blanca y de líneas azules que confirmaban que lo ocurrido no era ningún sueño.
¿Acaso ellos la secuestraron? Eso no explica porque no está atada o algo peor. Lo último que recuerda es recibir aún más golpes luego de que la sacaran del club a un callejón, esas tres personas hablando de algo que su mente mareada por el dolor no lograba discernir; siendo una silueta acercándose lo último que consiguió ver.
Sacudió la cabeza en un intento por concentrarse, debía descubrir qué pasaba y pronto. Miró a su alrededor de nuevo a la habitación, ahora que prestaba un poco más de atención noto que de hecho era un lugar bastante elegante; ropero, cómoda, cabecera, peinador, espejo de cuerpo completo; todos fabricados de madera que con solo verla sentía que le cobran, sin mencionar el tamaño de la alcoba.
Busco por algo que pudiera usar de arma, abrió la puerta de la derecha con precaución y cuidado; era un baño… ¡Y que baño! El lugar era más grande que el cuarto más amplio de su departamento; mantenía un lujo con sus azulejos morados. Una bañera con regadera dorada la cual se miraba muy seductora.
Nuevamente se amonestó para concentrarse, cerró la puerta y camino al ropero; no había ni una sola prenda a la vista cuando abrió las puertas dobles, pero lo que sí encontró fue su bolsa de gimnasio.
"Bingo" no pensó mucho en cómo su bolsa con la ropa ensangrentada y guantes sin dedos terminó en el ropero cuando claramente se quedo en los vestidores del club; pero no lo cuestiono, en cambio hurgo en las bolsas. Removiendo entre prendas y otras cosas hasta vislumbrar lo que buscaba.
"Perfecto" dijo sacando un cuchillo de estilo militar, 20 centímetros de muerte bien afilada. Desenfundó el arma de su funda de cuero y miro el reflejo de sus ojos en la brillante hoja por casi un minuto; un tanto sorprendida al no encontrar algun ematoma, ojo negro o labio partido, abrio su boca y tampoco le faltaba diente alguno; aún cuando claramente recordaba perder un par la noche anterior.
Un seductor y casi embriagante olor filtrado por la otra puerta de la habitación llamó su atención, el estómago de Luz gruñó hambrienta al identificar el olor a comida. Pero no era tiempo de guiarse por el estómago, frunció el ceño y se encaminó con cuchillo en mano; tomó la perilla de la puerta y la giró muy lentamente, solo la abrió lo suficiente para poder ver a través del pequeño espacio; pero únicamente encontró un pasillo vacío con algunas puertas más.
El ruido de la televisión llegó a sus oídos, de igual modo el olor a comida se intensificó; huevos y tocino junto a una fuerte fragancia a café. Mierda, no ha comido tocino en meses.
Camino lento con la espalda pegada a la pared del pasillo, un pie frente al otro en un silenciosas y mortales pisadas. Sus ojos vieron las paredes y puertas de madera; quería abrirlas para buscar por algún secuestrador pero se abstuvo, era mejor buscar una salida y basándose en su intuición probablemente las puertas llevarán a una recamara o baño.
"Buenos días ciudadanos, soy Katie Lovejoy con las noticia más relevantes de nuestra ciudad y el mundo".
Ahora más cerca, pudo escuchar bien el sonido de la televisión; identificó a Katie por la voz como la presentadora de noticias más importante del canal 777 news. Adoptando un agarre inverso sobre su cuchillo la morena se puso firme ante cualquier sorpresa.
Llegó al final del pasillo y encontró una bien amueblada sala de estar con finos muebles, una televisión de pantalla plasma desde dónde Luz pudo ver a la rubia y pálida Katie hablar sobre algunos sucesos. Pudo notar también algunas flores exóticas que harían a su amiga Willow babear ante la posibilidad de tocarlas y otra puerta al fondo que apostaba era la salida.
"Solo un poco más" no había moros en la costa, pero no podía escuchar nadie en la habitación contigua desde dónde emanaba el olor a comida. Nuevamente su estómago gruñó en protesta.
"Y ahora vamos con James a los deportes".
"Gracias Katie. Luego de una larga semana, por fin hay un ganador en la competencia de Quidditch entre los Appleby Arrows y Wimbourne Wasps. Siendo los Arrows quienes consiguieron la victoria luego de ... " y Luz dejo de escuchar. De hecho no comprendía mucho del deporte estrella de Gran Bretaña y para efectos prácticos prefería el Grudgby.
Pisando lo más silenciosamente posible, Luz caminó lentamente a la puerta de salida, sus ojos miraron a la derecha; por el marco de entrada a la cocina. Diablos era igual de lujoso que el resto del departamento, aunque sus ojos se pegaron a la estufa dónde sobre una cazuela el tocino estaba siendo cocinado.
"En otras noticias, el mundo del deporte está conmocionado cuando a altas horas de la noche el contendiente al cinturón de los pesos pesados, Anthony Clay fue hospitalizado de emergencia luego de un accidente de tránsito".
Luz Noceda se quedo estática en su lugar, su mano a punto de tomar la perilla de la puerta de salida, miro a la televisión con incredulidad y observó un metraje en vivo del bastardo que casi la mata ayer postrado en una cama con la pierna enyesada y una jaula de metal sobre la cabeza que mantenía unida su mandíbula.
"Aunque no se tienen todos los detalles del accidente, se especula que pudo ser un atentado contra Anthony para evitar su combate en un par de semanas en las vegas, recordemos que las apuestas del evento han resultado ser de las más altas en los últimos tiempos y que algunos expertos han catalogado como el evento del año...".
"Eso es una mierda" murmuró con furia Luz, ese malnacido casi la asesina ayer; como deseaba que se dijese la verdad, pero estaba segura de que Bear había movido influencias para evitar que el incidente saliera del club.
"Volvemos contigo, Katie".
"Gracias, James. En noticias locales; hoy en la madrugada se dio una redada a un club de peleas clandestino localizado en los barrios bajos de Bonesburg. La policía ha realizado varios arrestos y se ha encontrado evidencia de actividades ilícitas tales como contrabando de drogas y armas de fuego. El establecimiento que bajo una fachada de discoteca ha sido clausurado al igual que varios otros pertenecientes a Nicolas Veerk quien continúa prófugo".
"Aún cuando el Departamento de Policía de Bonesburg informó que la redada resultó en un saldo blanco; cerca del lugar de los hechos se descubrieron dos cadáveres que responden al nombre de Damian Ruiz y Clayton Carmine".
Los ojos de Luz se llenaron de completo shock, de inmediato reconoció al par de hombres cuando mostraron sus fotografías de prisión cortesía de la policía. Ambos miraban a la cámara con sus respectivos números de prisioneros en mano.
"Oh, ya despertaste".
Luz salió de su estupor al escuchar la voz a su espalda. De inmediato se dio la vuelta con el cuchillo apuntando al responsable; dicha persona se encontraba de pie, poniendo sobre la mesa un par de platos de huevos revueltos y tocino junto a un par de tostadas untadas con mermelada de frambuesa y jugo de naranja…
'Carajo' pensó Luz dejando de ver el desayuno y volviendo a poner su atención en el desconocido, sí que tenía hambre.
El hombre era bastante alto y en otra situación admitiría que es muy atractivo. Su cabello rebelde y en punta de color dorado casi como el sol emarcaba un rostro hermoso y sin rastros de grasa de bebé. Ojos azules profundos pero con una chispa de alegría y diversión.
Vestia unos zapatos negros, mocasines sí no recuerda mal como se llaman. Pantalón del mismo color oscuro con un cinturón negro y hebilla cuadrada de color dorado; su camisa de botones naranja estaba perfectamente fajada y con las mangas arremangadas hasta los codos; una corbata negra alrededor del cuello.
Tenía toda la apariencia de un hombre de negocios, pero con el físico de un nadador profesional, pues la ropa no conseguía disimular su cuerpo definido y algo hinchado. Aunque Luz enarco una ceja al ver el delantal blanco que actualmente usaba.
Pero no dejó que su linda apariencia le encantará, aún cuando se moria por preguntar sí esas seis marcas en sus mejillas eran bigotes reales o un tatuaje. Se mantuvo firme y con el arma lista para usar ante la menor provocación.
"Hey, tranquila, niña" le dijo el desconocido, limpiando sus manos con un trapo que volvió a meter en el mandil. Cuando estaba por llevar las manos a la parte de atrás de su espalda para desabrocharse el mandil, la chica alzó más el cuchillo.
"No te muevas" ordenó Luz.
El rubio soltó un suspiro de fastidio, moviendo las manos al frente las hizo bailar en un clásico manos de jazz para posteriormente cruzarse de brazos. "Créeme chica, sí quisiera hacerte daño, habría dejado que ese par de idiotas te mataran anoche" dijo haciendo un gesto con la cabeza a la televisión.
Luz fue incapaz de no mirar a la televisión una vez más; la nota seguía y hablaban de cómo el par era exconvictos con libertad condicional. Volvió a mirar al extraño que no se movió de su sitio "¿Quien eres?" aún cuando tenía muchas preguntas, esa era la que más rondaba su mente ahora.
El hombre le dio una media sonrisa, sus manos en los bolsillos del pantalón en una postura relajada "Es verdad, ayer no tuvimos mucho tiempo para presentarnos" se rasco la nuca en un gesto que denotaba un poco de vergüenza "Mi nombre es Naruto, Uzumaki Naruto; aunque estoy seguro de que me reconocerias más como la voz en tu cabeza de anoche".
"...".
"...".
"...".
"Por cierto, el desayuno se enfría".
Fin del capítulo III
Wow, estoy en racha. Bueno no tengo mucho que agregar además de un sincero agradecimiento a las personas que siguen la historia y la añade a favoritos. Pero sobre todo a los que dejan un comentario; ellos son los que me motivan a continuar. Gracias nuevamente y espero que lo disfruten tanto leyendo como yo escribiendo.
