Advertencia: Lenguaje no apto para menores de edad. Temas con explicites y con sensibilidad.

Este capítulo pude acarrear oleadas de desesperación y frustración. Si lo que quieres es relajarte, no te recomiendo leer este capítulo por ahora.

Contenido: Desesperación mental, con grados de locura.

Te recuerdo una vez más, que si eres alguien muy sensible no leas esta historia, pues como está definido desde el principio, esta historia es de Genero {Angustia} {Herida}, con Romance, pero como se han dado cuenta, este ultimo genero no es el principal.

Nota de autor: "Porque tus ojos siempre le dieron paz a mi alma perdida. Ahora que ya no estas, mi alma quedó viuda por tu ausencia."

"Porque, aunque no estás, dejaste un consuelo que me hará pensar y detenerme, pero eso solo será hasta el último encuentro.

Aclaración: Los personajes utilizados en esta historia pertenecen al Mangaka Japones, Masashi Kishimoto, creador del Anime-Manga Naruto

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. . . . . . . . . . . . . . . . . . Fuera de control. . . . . . . . . . . . . . .

- ¿Entonces todo salió a la perfección?

-Así es mi señor, La doctora Uchiha esta muerta. – Expreso una mujer que sonreía con altanería.

-Perfecto, excelente trabajo… Marina. – dijo un hombre que se encontraba sentado en un escritorio de madera desgastada. – Entonces eso quiere decir podemos continuar con la fase dos del plan.

- ¿Estás segura de que la Doctora está muerta? – pregunto una mujer que cuestionaba las afirmaciones de Marina.

Ella no creía que la castaña pudo completar esa misión a perfección total. Del tiempo que la llevaba conociendo no la consideraba capas, mínimo un error debía de tener Marina, pero ella decía que todo fue muy bien elaborado y ejecutado.

-Deja de cuestionar mi habilidad, Ryna. - expreso la castaña molesta por la subestimación de su compañera. – Si no fuiste tu, es porque no estas capacitada para ello.

-Tienes razón… a mi no me queda el papel de puta zorra. – le sonrió victoriosa ya que pudo notar la molestia en los ojos de la mujer castaña.

-Cierra la boca si no quieres que…

-Mejor dime… - interrumpió Ryna. - ¿Cómo desarrollaste la situación? – la duda de como esta mujer había desarrollado la versión y la manipulación del caso le instalaba una inseguridad insoportable que no se iría hasta tener lujo y detalle de las acciones de Marina.

-No te debo explicaciones, estúpida. – respondió cortante. – Todo salió a la perfección. – llevo su mirada hasta su señor. – No debemos preocuparnos por la defensa.

-No solo la doctora fu ejecutada; también el personal médico más capas fue completamente erradicado. – comunicó aquel hombre que se había encargado de hacer aquella herida mortal en el cuello de Sakura. – Solo quedaron unos cuantos enfermeros y estudiantes.

-Escuché que esa medico tenia dos pupilos a su mando que estaban siendo entrenados por ella misma y …

-Así es. – interrumpió Marina. – Sus nombres eran Kouta y Kai… el ultimo de ellos está muerto. – sonrió con orgullo. – era el más comprometedor.

-Bien hecho. – dijo aquel hombre que se encontraba sentado, como un soberano de inmundicias entre ellos. – Entonces no hay nadie más que pueda causarnos afrenta…

-Si hay quien, señor. – aquello hizo que la mirada de su superior se fuese hacia sus ojos con duda y molestia.

- ¿Quiénes? Y ¿Por qué están vivos? – dijo eufórico ante la posibilidad de ser derrotados.

-Tsunade-sama y su anterior discípula no se encontraban en el hospital cuando iniciamos el plan de erradicación.

-Malditos… - se levantó de su asiento tomando al sujeto por el cuello, mientras que Ryna miraba a Marina con ojos altaneros, riendo en su cara por ese detalle que ella había ocultado. - ¿Por qué no las eliminaron?

Aquel asesino que en sus manos corría la sangre de Sakura, se encontraba fuertemente sujeto del cuello, apenas permitiéndole pasar aire por sus pulmones.

Su señor se veía furioso… y el podía entenderlo.

-Soberano… - pudo decir apenas debido al fuerte agarre al que estaba siendo sometido. – Señor… le pi…do que

- ¡Cállate! – exclamo fastidiado de la situación.

La vieja Tsunade, la princesa de las babosas; era un médico ninja excelente. ¿Cómo se atrevían estos incompetentes al decir que todo estaba a la perfección?

-Eres un inútil. – dijo tomando impulso contra el pecho de aquel hombre, arrojándolo fuertemente contra uno de los muebles que se encontraban dentro de esa habitación. – No sabes hacer nada bien. – giró su mirar hacia Marina, la cual se encontraba temblando de miedo. - ¡Y en cuanto a ti…

- ¡Señor! Por favor… déjeme explicar…

- ¡Cierra la boca zorra de mierda! – le grito yendo hasta ella.

Marina intento escapar e irse de ahí, sin embargo, fue detenida por un agarre firme, pero de manos suaves y tersas. Ryna capturo su cuerpo, deteniéndola.

- ¿No me habías venido a decir con don de altanería… ¡Que no había problema alguno!? – las lágrimas y llanto de la castaña no tardo en manifestarse. Estaba temblando del miedo ante aquel hombre del cual necesita.

-Deje… ¡déjeme explicarle, mi señor! – hipaba constantemente, ya que el miedo ante lo que pudiese hacer ese sujeto con ella o incluso con su pequeño hijo, la aterraba de sobremanera.

-Ya escuché demasiado…- aquel hombre tomo el cuerpo de la castaña con sus fuertes manos y colocó su cuerpo sobre uno de los estantes que había en ese lugar.

Marina sabía lo que él pensaba hacerle… y vaya que no quería repetir aquello por lo que paso años atrás.

-¡Le ruego que no le haga daño a mi hijo! – le grito como última petición.

Ella estaba dispuesta a enfrentar cualquier castigo que su señor le implementara… pero no estaba dispuesta a que su hijo pagase las consecuencias.

-Ese bastardo está bien… no te preocupes por eso. – le aseguro firme mientras comenzaba a atar su cuerpo a cada una de las direcciones encontradas… creando firmeza en cada una de sus extensiones ya que así, la carne al estar sumamente estiraba, se encontraba más sensible. – Ryna se encargó de el en lo que tu hacías tu deber… pero ni eso supiste hacer.

-Por favor…- expreso con debileza. – Por lo que un día tuvimos… por nuestro pequeño…

Un golpe seco se escuchó en la habitación… la mejilla de Marina había sido golpeada.

Ryna sabía lo que eso significaba… necesitaba salir de ahí cuanto antes ya que Ishigi, su señor, podría tomar represalias contra ella también.

No hacía falta mencionar la pena que sentía por Marina. Aunque entre ellas hubiese conflictos, no podía evitar sentir lastima por la pobre.

Antes de arrepentirse, abandono la habitación junto con su compañero noqueado, cargándolo sobre su espalda. prefería ingresar después.

-No vuelvas a decir semejante blasfemia, hija de puta. – dijo tomando con una de sus manos ambas mejillas de aquella mujer con ojos muertos. – Ese mocoso al cual concebiste no es mío… es igual de patético que tú.

-Por favor, Ishi… Señor. – intento decir y que pudiese ser entendida, ya que aquel agarre sobre sus mejillas le impedía pronunciarse de manera correcta. – No tenemos ninguna probabilidad de fracasar…

-No me digas… - dijo soltando sus mejillas. - ¿Qué parte de que dejaron viva a la princesa Tsunade no les queda claro? – la miro sonriéndole de manera tenebrosa. – Ella es un excelente médico, al igual que su anterior discípula

-Sakura era muy amaba por Tsunade, señor. – dijo interrumpiéndole, cosa que molestaba en gran manera a Ishigi, pero decidió permitirle hablar… por lo que una vez ellos… ni hablar. – Tsunade esta herida de forma sentimental… así como todos en la aldea… seguramente todos aun le siguen llorando.

-Igual es imperdonable que hayan regresado sin eliminar todas las amenazas. – dijo su soberano, con ojos de rabia.

- Todos están destrozados por la noticia mi señor. – dijo rápidamente. – El hospital, el Hokage… su Esposo… su hija.

-Hablando de Uchiha Sasuke. – interrumpió Ishigi. - ¿Cómo se tomó la noticia de que supuestamente era padre de un mocoso que ni conocía?

- ¿Podría al menos desatarme? – pregunto con ojos de súplica, pero sin siquiera atreverse a mirarle a los ojos… él podría tomárselo como un reto u ofensa.

-No tienes tu boca ocupada… querida. – le llamo como hacia tiempo no lo hacía… pero el solo jugaba con ella, y ella se dejaba ser aquel juguete. – Pensándolo bien… verte de esta manera…

Marina sintió aquella mirada pensada sobre su cuerpo. Aquella mirada que era fácil de reconocer para cualquier mujer… ese hombre la deseaba, y a pesar de todo, ella deseaba ser tocada por él.

-Tóqueme… por favor. – rogó, pues sabía que eso le gustaba.

-Voy a hacerlo, pero no porque tú me lo hayas pedido. – aclaro con mirada fría y severa. Aquella miraba donde solo la lujuria gobernaba, sin siquiera una miserable pizca de amor, y lo peor, es que Marina lo sabía. -Después de esto, me contaras a lujo de detalle paso por paso todo lo que hiciste, ¿Me escuchas?

-Sii…por supuesto, todo lo que mi soberano ordene. – dijo anhelando sentir aquellas frívolas manos sobre ella.

-Excelente… - dijo comenzando a levantar y quitar la ropa que impedía su intromisión. – Eres una buena perra, Marina.

No podía evitarlo… aquel hombre tan desgraciado e infeliz, el que le había prometido y engañado tantas cosas, era el dueño de su deplorable corazón… y de su cuerpo.

Ishigi conoció a Marina hace más de tres años.

Ella solo era una mujer que se encontraba bebiendo en un bar, desolada por un amor que no pudo ser.

Ishigi llego ante ella, el cual en sus recuerdos no sabe si ha sido el mejor o el peor día de su vida. Aquel hombre de cabellera gris y de ojos morados comenzó a hablar con ella.

Después, con el tiempo, ella comenzó a amarlo… y él decía sentir lo mismo por ella, pero las cosas cambiaron drásticamente un día, donde él le pidió escapar juntos de su pueblo… una decisión que acepto sin siquiera pensó en las posibles consecuencias.

Ishigi comenzó a comportarse con ella terriblemente, para después confesarle que ella había sido engañada, que él no la amaba y que simplemente necesitaba una mujer para satisfacer sus deseos… el verdadero motivo por el cual escaparon fue porque el peligris tenía serios problemas que estaban comenzando a salir a la luz, entre ellos, el asesinato de mujeres que primeramente habían sido sexualmente abusadas por él.

El jugando con su mente y corazón, le dijo que agradeciera a los dioses el hecho de que ella aún sigue con vida.

De esa posesión y prisión, nació aquel hijo al cual el ha despreciado desde que tiene memoria.

Ella solo es su juguete… justo como ahora en lo que sus manos deslizan por la piel de aquella mujer castaña.

Sabe que el nunca la ha amado… pero ella no puede evitar amarlo, y pagar cualquier cosa por el… sufrir cualquier cosa por él.

No importan los golpes, humillaciones, malos tratos. Si quisiera odiar a alguien, seria a ella misma por no poder dejar de amarlo.

Y ahí estaba, entregando su cuerpo a un hombre que no la amaba, ni a ella ni a su hijo. Pero sus pensamientos y sentimientos siempre han estado perdidos… muertos… completamente fuera de control.

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Luces apagadas… al igual que sus ganas de continuar viviendo.

Uchiha Sasuke entro al departamento donde anteriormente, era recibido por una voz melosa dándole la bienvenida.

-Estoy en casa… - dijo mientras sus palabras eran llevadas a la nada.

Esto no está bien.

Se supone que ella a esta hora debería estar en casa, haciendo de cenar, le ofrecería darse un baño… lo besaría.

Después llamarían a su hija para que bajase a comer, hablarían de sus actividades ocurridas en ese día, Sarada se iría a dormir despidiéndose de ellos de un fuerte abrazo; después, ellos dos se quedarían solos en la cocina.

Ella lavaría los trastes, mientras el le acompañaría ya que su linda esposa no le permitiría ayudarla, mas que nada, porque sabe que con una mano el no puede hacer mucho en este ámbito.

Terminaría de sus labores, y el no perdería el tiempo para comerle la boca.

Ella correspondería a sus besos y a pasos apresurados se adentrarían a la habitación.

Sakura no pararía de sonreír y coquetear con el una y otra vez. Harían el amor hasta que uno de los dos no pueda mas, para poder descansar y prepararse para el siguiente día. Ella le diría cuanto lo ama, mientras el la vería a sus ojos y besaría sus labios con dulce cuidado, tratando de devolverle aquella confesión de amor.

Pero no… nada de eso está pasando.

A cambio, tenia un solitario departamento, sin ningún tipo de ambiente.

Consideraba bonito aquel lugar, pero ahora, se daba cuenta que toda la belleza de este no era más que la presencia de Sakura. Era ella quien hacia que el departamento tuviese aires de tranquilidad, de amor, de familia.

Tomo aquella fotografía que tenían en la sala de estar, y se dirigió a la habitación donde anteriormente, dormía entrelazado a su mujer.

Se sentó en la cama y la nostalgia lo atacaba fuertemente.

Ese espacio al que llamaban "su habitación", siempre estaba lleno de risas por parte de ella, platicas, llantos, confesiones, coqueteos, gemidos…suspiros; ahora estaba completamente silencioso… una verdadera pesadilla.

Miraba y miraba aquella foto, contemplando en ese simple pedazo de papel toda la felicidad que aquella chiquilla de cabello rosa le prometió en su momento.

"Si tu te quedas conmigo… te prometo que no te arrepentirás"

Cuánta razón tenía.

Para ese entonces, aquellas palabras se le hacían vacías, pues no podía comprender aquel amor que su cerezo le profesaba a su helado corazón.

De lo que se hubiese arrepentido, es de haberla perdido antes.

"Cada día, será de alegría… Yo puedo darte felicidad…Hare todo por ti"

Lagrimas que no podía controlar abandonaban sus ojos.

Recordaba como aquella mujer tan hermosa era capaz de amar y dormir al lado de alguien que le había hecho tanto daño.

Como dormía sobre el pecho de aquel hombre que en su momento le destruyo el corazón… como podía dejarse tocar la mano de aquel hombre, que en su día pensaba asesinarla como una más.

Hace tantos años que lo sabía, que no dudaba de sus sentimientos.

El la amaba… como un demente.

Amaba cada parte de esa mujer… que había sido suya desde el inicio.

"Soy tuya… siempre lo he sido" fue algo que Sakura le dijo aquel día en el que se casaron, en el momento que estaban listos para entregarse el uno al otro.

-Mia… - dijo en un suspiro, recordando la suavidad y dulzura de su difunta esposa.

Nunca amaría a otra mujer, así como la amo a ella. Tampoco le daría otra aquellos detalles pequeños pero que significa tanto para ella a otra.

Ella era y fue solo suya… el también lo seria de ella, hasta que Osiris los reuniera de nuevo en el mundo de los muertos.

-No sabía que estabas aquí. – dijo una voz que el conocía muy bien. – No te vi en la ceremonia. – escuchaba la voz de aquella niña molesta, cargada de emociones, pero que el aun no estaba dispuesto a afrontar de cara. ¿Cómo podría aliviar el dolo de su hija si el aun no aliviaba el suyo? – Claro… como si te importara, ¿no?

Las palabras frías y crudas de su hija penetraban fuertemente su corazón.

Entendía toda su molestia… Kouta se había encargado de ello… y el también.

-No entiendo como mamá pudo amar tanto a un hombre como tú. – le reclamaba Sarada, fastidiada de que su padre no respondiese nada. – Tu siempre… - hipaba. – Eras tan importante para ella. – lloraba, inundándose de recuerdos.

-Sabes?, Mamá era tan feliz con tenerte en casa, nunca le molestaba trabajar incluso el doble, con tal de que tu estuvieses cómodo y partieras con recuerdo cómodo. – Sasuke solo escuchaba las palabras de su hija.

Desahoga todo, mi pequeña…

- ¿Y de que le sirvió? – levanto su voz. - ¡¿De qué le sirvo todo es0!? ¡Solo recibía migajas! – Sus ojos se convertían en rojo sangre, la pelinegra sentía como sus emociones comenzaban a controlarla… emociones donde el respeto, no era el elemento principal. – Mi madre… tan pero tan linda…- sonreía ante lágrimas y llanto. – Ella siempre fue tan hermosa… pero nunca pudiste ver eso.

Sasuke se comenzó a contener. Había decidido no abrir la boca para permitirle a su hija su desahogo, pero las cosas ya estaban escalando a mas. A mentiras… cosas que su hija creía.

-Tu nunca mereciste a una mujer como ella…- dijo rabiosa, viendo la espalda de su padre. – Tu merecías a una mujer que te hubiese echo lo mismo que tu le hiciste a mi mamá – El sharingan de Sasuke se activó. – Que te hubiese engañado… justo como tú lo hiciste con…

- ¡Ya basta, Sarada! – exclamó, callando a su hija de golpe, mientras que de sus ojos solo escurrían lágrimas. – No tienes ningún derecho para…

- ¡Ella era mi madre! – lo interrumpió. – Una mujer fuerte, cariñosa, amorosa…- cerro sus ojos recordando los de su madre. – Trabajadora, siempre trabajando muy duro. Una mujer que no se daba por vencida… una madre maravillosa… una Esposa envidiable. Haruno Sakura… ¡Esa mujer era mi madre! ¡Una mujer que merecía recibir todo el amor que daba! ¡Toda la felicidad que ella provocaba!

-Lo se… Sarada. – interrumpió el Uchiha. – Siempre lo he sabido…

- ¿Y qué hacías para demostrarlo? – le retó. – Dime que hacías para intentar merecerla…

Sasuke se cayó… porque efectivamente, el no hacia mas que demostrarle a ella con miradas y caricias el cuanto la amaba.

Nunca fue un hombre demostrativo, no era común verlo con una sonrisa muy a menudo, no era tan detallista, lo suyo no eran las palabras pese a pensarlas…

-Exacto… no hacías nada. – completo cortante la pequeña Uchiha. – Lo único que hiciste fue aprovecharte de ella… de ese amor que ella siempre te tuvo. La utilizaste y jugaste con ella. – El Uchiha apretaba sus labios de la rabia. – y cuando no la tuviste cerca para satisfacerte… - decía con asco. – lo que hiciste fue revolcarte con una cualquiera… quien sabe con cuantas más…

Se callo al observar como el fulgor de Susanoo aparecía formando una extremidad de su brazo, como intentando completar el faltante de él.

Sarada temblaba, reconocía que sus palabras fueron crudas y duras, pero no pudo evitar exaltarse, cuando aquella mano de Chakra tomo su cuerpo.

Cerro sus ojos con miedo, ¿Acaso su padre la lastimaría?; sabe que cometió una gran falta de respeto, ya que levantarle la voz a su padre no era lo correcto, y menos decirle todo lo que le dijo.

Estaba dispuesta a pedir disculpas, asustada por cualquier acción que su padre decidiera hacer… no que no se esperó, fue que su padre conectara su mirada con la de ella.

Sarada abrió grandemente los ojos… su padre le estaba permitiendo ver sus lágrimas.

La pequeña Azabache miraba sin poder creer lo que sus ojos veían…jamás se imagino que Uchiha Sasuke le permitiera a alguien verlo en ese estado, tampoco se imagino que fuese a ella a quien se lo permitiera.

-Escúchame muy bien, Sarada, porque solo lo diré una vez. – le hablo mirándose mutuamente. Sharingan vs Sharingan.

La pequeña solo miraba a su padre con preocupación… los ojos de padre le comunicaban su dolor.

Siempre había escuchado que sus padres se entendían con solo verse… pero ella estaba empezando a entender lo que eso significaba… poder leer el dolor y el sufrimiento en la mirada de otra persona.

-Créeme cuando te digo, que jamás … jamás engañe a tu madre. – dijo firme, decidido. – no se que fue lo que paso, pero al menos en cuestión de conciencia, jamás cometí semejante ofensa. – la niña estaba sorprendida por todo lo que su padre estaba comunicándole. – Si alguna vez te dije la verdad… es ahora Sarada.

Yo…- dio un pequeño suspiro, que no paso desapercibido para su hija. – Yo amo tanto… tanto a tu madre. – su voz se volvía mas pesada y rasposa. – La ame y respete como no tienes una idea. – sus ojos comenzaban a desprender gotas saladas nuevamente. – Ya le había fallado a ella en el pasado, cuando éramos jóvenes… - recordó con pesar. – Me prometí no fallarle más… no fallarle a ella… no fallarte a ti. – La pelinegra se sentía conmovida y conmocionada por las palabras que jamás se imaginó que su padre seria capas de profesar. – Durante la misión que estoy haciendo… lo único que me mantenía de pie son ustedes… por favor… perdóname, hija… perdóname por haberte fallado tanto.

-Papá… - lloraba por el pronto remordimiento que en su mente se instalo

-Tu madre… Sakura, siempre ha sido y será… - cerro sus ojos para deshacerse de esas lagrimas aprensadas a sus ojos. – la mujer a la cual he amado… desde siempre. – recordaba esa fortaleza y firmeza que su esposa tenía. – Ahora sin ella… me he quedado completamente solo…

- ¡No…! – interrumpió, cosa que llamo la atención de Sasuke. – No estás solo, Papá… aun nos tenemos juntos el uno al otro. – dijo para aferrarse sobre el pecho de su padre, descargando todas sus emociones. – Perdóname por todo lo que te dije… no quise lastimarte y…

-No tienes nada de que disculparte. – expreso, correspondiendo al abrazo.

-Mamá una vez dijo… que estamos conectados por sentimientos. – dijo tocando a la vez su pecho y el de su padre. – Puedo sentirla… Mamá aun sigue aquí… con nosotros.

Sasuke se admiró de la declaración de su pequeña hija, pero lo hizo entrar en razón a la vez.

"Nuestros sentimientos están conectados"

Sakura aun seguía… y siempre estaría con ellos. Mientras su recuerdo nunca caducara, ella siempre estaría, cosa que le aseguraba entonces la inmortalidad de su mujer.

-Te amo mucho… Papá. – dijo continuando abrazándolo a él, consolándose juntos.

-Yo te amo mucho más… - dijo Sasuke, cosa que inundo de lagrimas los ojos de su hija. – Sarada… hija mía… mi pequeña. – se aferro al pequeño cuerpo de su hija.

Porque ambos necesitan sanar su corazón de aquella perdida, pero no podía hacerlo solos… se necesitan el uno al otro… como una familia; mientras que el recuerdo de Uchiha Sakura, fortalecería sus corazones grandemente.

Estamos conectados… mi amor

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- ¿Segura que nadie le creyó al patético del Uchiha? – pregunto aquel hombre peligris, mientras se acomodaba el pantalón tras haber finalizado su apetito sexual con aquella mujer a la que un día engaño, diciendo que la amaba,

-Segura…Jajaja, hubieras visto su desesperación para que le creyeran – dijo mientras sentía como aquel hombre comenzaba a desatar sus extremidades de las esquinas de aquel mueble. – Ni siquiera su amigo el Hokage le creyó.

- ¿La doctor tampoco?

-Jajaja, Esa doctora es una mujer patética. – se expreso con altanería. – Cayó completamente en el juego… obviamente también debemos agradecerle a la gente de Kido por el experimento ese. – dijo mirando hacia Ishigi. – si ese clon patético con sangre del Uchiha no existiera, quien sabe cómo hubiésemos podido engañarlos.

- ¿Ese inmundo ya regreso a su forma original? – pregunto el peligris con duda, ya que no lo había visto llegar. ¿En qué se había transformado ahora? – Debería felicitarlo… mira que mantener el aspecto de un niño de tres años por bastante tiempo es algo digno de reconocer.

-Ese imbécil con un trozo de pan estará mas que satisfecho, mi Soberano. – sonrió. – Lo que sí, es que esa mujer patética esta bajo tierra en estos momentos.

-Hmp, te expresas de ella con mucha bajeza. – dijo sonriéndole, tomando sus dos mejillas con una sola mano. – te recuerdo que ella era un medico de elite, inteligente y por lo que se, una mujer muy… muy hermosa. – dijo disfrutando como la mirada de la castaña se fruncia y se cuestionaba sobre lo dicho por su señor. – Mientras que tú, eres solo una perra promiscua, material de consumo que quizá… pronto será desechable.

-Es tan cruel… -intento decir, pero sus mejillas aun eran sujetas.

-Pensándolo bien… me hubiese gustado más que la trajeran viva. – Marina abrió grandemente sus ojos. – Me encantaría haber probado el cuerpo de una mujer como ella… una que si valga la pena. – le sonrió de forma sínica.

Ishigi soltó el cuerpo de la castaña, para alejarse de ella ante la miraba confusa y dolida de aquella mujer.

-Por cierto, deberías ir a ver a tu hijo. – fue lo ultimo que le notifico para darle la espalda y caminar hacia la puerta. – El debe extrañar a la inmunda de su madre.

… - la puerta se cerró crudamente, al igual que las lágrimas de aquella castaña.

Maldito… mil veces maldito…

Maldita vida…

Maldito destino…

Maldita ella… por no poder dejar de amarlo.

Limpio sus lágrimas, para encaminarse ante aquel ser que le daba un poco de luz a su patética vida.

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No tenían idea que, por debajo de ellos, con un Jutsu terrestre, una cabellera rosa era sujetada en frustración por todo lo que escucho esa noche.

No era divertido el echo que los escucho intimando, porque realmente sintió lastima por ella.

Pero por ahora, solo podía pensar en los dos seres que mas amaba en la vida.

Sasuke y Sarada.

Se sentía patética, ¡Como pudo desconfiar de las palabras de su marido!

Ahora podía recordar la mirada de Sasuke, tratando de convencerla, esa mirada que el siempre tenía cuando él estaba siendo sincero.

Sarada, ella ya debe saber sobre su supuesta muerte, pero no puede regresar… no pudo evitar fingir… desde aquella extraña declaración, supo que algo estaba pasando y vaya que tenía razón.

Debía apresurarse y moverse con cuidado. No podría hacerlo sola, pero también era mal momento para entrar a su casa como si nada.

Necesitaba ayuda, y ya sabia quienes iban a ayudarla.

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Después de un rato para los Uchihas, la pequeña pidió dormir con su padre, a lo que el no pudo negarse, sin embargo, se preocupo tanto velando los sueños de su hija, que descuido los suyos, y ahí estaba otra vez, siendo preso de los recuerdos hasta que…

- ¿Vas a quedarte de brazos cruzados?

El Uchiha escucho una voz profunda. Miro en todas las direcciones, incluso activo su poder ocular.

- ¿Vas a dejar que se burlen de tu mujer? ¿Vas a permitir que se metan con tu familia y que salgan ilesos?

Uchiha Sasuke comenzó a avanzar hacia al frente, buscado a cualquier enemigo que se encontrara dentro de la casa, pero sus pasos se detuvieron al toparse con un gran espejo situado en su habitación, donde podía ver el fulgor negro sobre su cabeza.

Sasuke por instinto se dio un pequeño colpe e la cabeza mientras se sacudía el cabello, pero ese fulgor no se iba.

- ¿Acaso no me recuerdas? Si estuvimos juntos tanto tiempo… Sasuke.

- ¿Quién eres? – pregunto firme ante aquella voz que claramente escuchaba.

- ¿Qué quién soy?, ¡Soy tu, Sasuke! – dijo aquella voz, mientras que a través de aquel espejo podía ver como ese fulgor lo comenzaba a recorrer.

-No estoy para bromas.

-Yo lo se… estas herido… han asesinado a nuestra Sakura.

-No generalices, imbécil.

- ¿Por qué? Yo sigo aquí… Sasuke.

Cuando se dio cuenta, pudo ver algo que lo estaba sacando de quicio.

Atreves del espejo, pudo ver a su versión de 15 años, cuando el odio lo tenía completamente preso.

Esta versión al ver su asombro le sonrió tétricamente, dispuesto a comenzar una profunda conversación.

-Lo se… han pasado años desde que me tienes encerrado, pero yo aun sigo aquí.

-Estas perfecto donde estas… ya no soy el mismo.

-Lo sé, perdí aquella victoria hace muchos años… pero eso no quiere decir que no puedas utilizarme.

- ¿A qué te refieres?

- ¿Hablas en serio? ¿De verdad?... un desgraciado mato a Sakura, ¿No piensas hacer nada?

-Por supuesto… no descansare hasta encontrarlos y junto con Naruto les condenaremos a prisión por siem…

-¡No!... tu no quieres eso.

-…

-Tu quieres su sangre, Sasuke. Tienes que hacerlos pagar con su propia vida. Venga la muerte de tu esposa. Has que esos malditos lamenten y maldigan el día y la hora en la que se les ocurrió meterse con alguien que te pertenece.

-Ganas no me faltan… pero… mi hija...

- ¿Tu hija?, ¿No piensas en el orgullo que seria para ella ver a su padre erradicar a los sujetos que asesinaron a su madre?

-Sarada no es ese tipo de niña…

-Si te quedas sin hacer nada, ella dudara de ti, pero si haces aquello que quieres hacer desde lo mas profundo de tu ser, ella admirara al padre que tiene, incluso se sentirá protegida.

-…

-No lo pienses mas hombre, venga la muerte de Sakura… y regresa cuando esos infelices estén muertos… a manos tuyas.

Sasuke parpadeo unas cuantas veces hasta que dejo ver aquel reflejo.

No supo cómo apareció de nuevo, lo único que sabia… es que tenía razón.

Tomo su espada y sus herramientas ninja, no sin antes darle un pequeño beso sobre la cabeza a su hija.

-Volveré después, Sarada… Papá les hará pagar muy duro a aquellos que se atrevieron a atentar a nuestra familia.

Decidido, con hambre de sangre y venganza, el Azabache abandono su hogar para ir sin rumbo fijo.

Que esos imbéciles comenzaran a hacerle ofrendas a los dioses, pues nada los libraría de los ojos escarlata de Uchiha Sasuke.

. . . . . . . . . . . . . . . . . Fuera de control . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Fin del capitulo.

Recuerden los géneros de la historia jajaja, no quiero que me anden culpando por lagrimas.

Todo es bajo propia responsabilidad.

Quiero hacer una aclaración, si estas en Wattpad, le el siguiente "Aviso"

-Missjell.