Advertencia: Lenguaje no apto para menores de edad. Temas con explicites y con sensibilidad.

Este capítulo pude acarrear oleadas de desesperación y frustración. Si lo que quieres es relajarte, no te recomiendo leer este capítulo por ahora.

Te recuerdo una vez más, que si eres alguien muy sensible no leas esta historia, pues como está definido desde el principio, esta historia es de Genero {Angustia} {Herida}, con Romance, pero como se han dado cuenta, este último genero no es el principal.

Nota de autor: "Ya no recuerdes lo que ya he olvidado. Sigamos juntos, por favor"

Aclaración: Los personajes utilizados en esta historia pertenecen al Mangaka Japones, Masashi Kishimoto, creador del Anime-Manga Naruto

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. . . . . . . . . . . . . . . . . . Luz y Oscuridad. . . . . . . . . . . . . . .

-Entonces, ¿Qué haremos ahora, mi señor? – cuestiono la castaña a aquel hombre de cabello plata. - ¿Continuaremos con el mismo plan?

-Marina, ¿Acaso puedes ser mas estúpida? – respondió con indiferencia y molestia. – No podemos continuar con el mismo plan.

La castaña expreso su descontento, ¿Por qué Ishigi no podía ser mas amable con ella?, después de todo, ambos estaban juntos y ella le era fiel a todo lo que él decía o hacía. Después de todos estos años, el seguía actuando con indiferencia cada vez más.

-Ya veo… - dijo con decepción, algo que fue notado por el hombre de ojos morados. - ¿Entonces?

-Marina… - fue hasta donde ella estaba, abrazándola con posesividad de la cintura, mientras que con su otra mano tomaba su rostro sin delicadeza.

La castaña se asustó por la acción del peligris, quedándose inmóvil por miedo a cualquier acción por parte de él. Lo que más le dolía era ver la arrogante mirada de su señor sobre su acción. A él le encantaba ver el miedo en los ojos sin vida de ella.

-Debido a que tú y ese imbécil no sirvieron para hacer correctamente la misión. – apretó mas sus mejillas. La mujer se quejó. – Deberemos distraer a los enemigos. – la miro fijamente a los ojos. – Yo no puedo pagar por tus errores.

Marina llevo una de sus manos hasta la de Ishigi, tocando su mano en el agarre de este mientras lo veía con preocupación y con distorsión de cariño.

-Mi señor… - decía con voz suave llena de arrepentimiento. – No era mi intención arruinarle algo, pero Tsunade y su ex alumna no estaban. – Ishigi aparto su mirada de la castaña. Le enfurecía recordar ese detalle. – si nos hubiéramos quedado, podíamos llamar la atención del Hokage. No nos hubiese dado tiempo de escapar.

El ojimora la soltó dándole la espalda, mientras que la chica lo miraba con nerviosismo.

La situación era muy complicada, pero la tensión que sentía en esos momentos la hacían sentir mas insegura de lo posible.

-Soberano, por favor. – Fue hasta donde el, abrazándolo por detrás. Pudo sentir como el hombre se tensó, pero para cuando se dio cuenta, ella ya lo tenia entre sus brazos. – Lo siento… lo siento mucho.

Ishigi podía sentir el miedo en la castaña.

El no entendía como era capaz de disfrutar aquello.

Llevo una de sus manos hasta las de Marina, colocándola sobre las de ella. Sabia que estaba mal, sabia que sus acciones eran tal cual las de un jodido lunático. El no debería tratar así a una mujer que lo amaba por encima de todas las cosas, al menos no debía confundirla, pero no podía evitarlo.

Quería ver como su mirada cambiaba de la esperanza hasta la desesperación.

-Yo haría cualquier cosa por ti. – le dijo, mientras el acariciaba uno de sus brazos. – Haría cualquier cosa para que me perdones. – decía comenzando a sollozar. Ella no quería que el estuviese molesto con ella.

El peligris sonrió, altanero y con el ego hasta los cielos. Amaba ver como alguien dependía de él.

-No te preocupes, ya sé qué harás para que pueda perdonarte. – le dijo dándose la vuelta. Ella lo miraba con ilusión y un destello de felicidad.

-Dime, hare cualquier cosa. – dijo con verdad. Ella estaba dispuesta a lo que sea con tal de obtener sus atenciones de nuevo.

Ishigi sonrió y tomo una de sus mejillas.

Marina veía como los labios de aquel hombre se acercaban a los suyos sin previo aviso, posicionándose sobre los suyos, besándolos con ferocidad. Ella obviamente correspondió con alegría.

El beso era frenético, podía sentir como la lengua de el buscaba la suya con desespero, mientras que una de sus manos iba hasta sus caderas, apretándola a él, mientras que la otra abrazaba una de sus piernas, tratando de rodear sus propias caderas con ella.

La castaña no entendía lo que pasaba, solo quería que el continuase así, con ese deseo y ese mínimo interés sobre ella. Solo eso era suficiente para llenar su corazón.

-Marina… - suspiro el, separándose de sus labios.

-Continue, por favor. – pidió con anhelo, sujetándose del cuello del ojimora. – Hágame su mujer. – intento besarlo, mientras que se apegaba más a él.

Ishigi sonrió por la insistencia, pero se aparto de sus acciones mirándola a los ojos.

-Claro… - la hizo enrollar sus piernas en su cintura, mientras que ahora sus manos sostenían sus glúteos. – Voy a disfrutarte como nunca. – beso su cuello, mientras que ella se disponía a gemir por sus atenciones. – Después de todo… esta será la ultima vez que pueda hacerlo. – dijo subiendo su mirada hasta sus ojos.

Confusión, asombro, miedo… ¡Era justo la reacción que esperaba en sus ojos!

La mujer le sujeto el rostro mientras que el hombre sentía la placentera sensación de sus manos temblando por la confusión.

-Que… ¿Qué ha dicho, señor mío? – pregunto buscando respuestas a su declaración. - ¿Por qué? – cuestiono con miedo, ¡No quería perderlo! – Mi señor, si es por lo de Tsunade, le juro que podría encontrar la manera de solucionarlo.

- No necesitas hacerlo, eso ya fue resuelto. – le explico, mirándola con suavidad. – Solo debes seguir mis órdenes.

- ¡Haré lo que sea! – se apresuro a decir. – Pero por favor, no me separe de usted. – se tallaba en su cuerpo. – No podría vivir sin sus caricias.

-No vivirás sin ellas. – Explico. – Por eso esta será la ultima vez. – dijo mientras desataba su blusa, buscando descubrir sus pechos.

-No entiendo… - dijo con terror. - ¿A qué se refiere?

Ishigi suspiró y la miro, sujetando sus mejillas.

-Marina, tu sabes lo importante que es para mi el derrocar el imperio ninja. – la castaña asintió. – Estoy muy cerca de lograrlo… no puedo arriesgarme ahora que estoy muy cerca de hacerlo.

-Entiendo mi señor, pero no entiendo que tiene eso que ver con nosotros. – dijo rápidamente.

Ella sabía que el quería tomar el control del gobierno Ninja.

Konoha era una de las aldeas principales, apoderarse de ella seria un gran logro y así el tomaría control, sobre todo.

-Es fácil, Marina. – dijo calmándose, masajeando una de sus piernas. – Necesito que te quedes en esta guarida junto con aquel imbécil con el que te mandé. - la castaña ensancho sus ojos con terror. – Yo debo de escapar de aquí. Necesito que en caso de ser capturada por ninjas de Konoha, no digas nada de mi existencia.

Marina se quedo perpleja ante la petición de su amo.

-Deja que ellos te captures, pero, aunque te interroguen, di que todo fue plan tuyo, o inventa lo que quieras. Lo que tienes que hacer, es que no sepan nada de mí.

-… - no podía creer lo que le estaba pidiendo. – ¿Se da cuenta de lo que me está pidiendo? – dijo comenzando a sentir sus ojos pesados. Las lagrimas comenzaban a acomodarse por debajo de ellos. - ¿Básicamente quiere que me entregue a la boca del lobo?

-Si. – dijo sin titubeos. – Con eso, haremos que no haya ninjas ni peligro sobre mi vida y podre continuar con mi plan.

¿Cómo se podía ser tan despreciable? Para el, ella no era mas que un maldito utensilio al cual no le importaba perder. Lo que más odiaba, es que no es algo que no haya sabido, ¿Quién de los dos estaba mas loco? ¿El por tratarla así o ella por amarlo? Le era muy difícil llegar a la conclusión, porque simplemente no entendía quien de los dos estaba peor.

Marina, quien sentía las caricias sobre sus muslos no podía sentir ni grado de excitación en estos momentos… ya no sentía nada de lo que sintió anteriormente. Estaba mas que confundida y destrozada.

- ¿Y nues… y mi hijo? – dijo corrigiendo, ya que este ojimora podría gritarle. - ¿Qué pasará con él? – preguntó.

En caso de morir, ¿acaso Ishigi se haría cargo del niño? ¡Claro que no!

Para el, ese niño hermoso no es su hijo. Siempre lo ha tratado con indiferencia, jamás lo ha abrazado… apenas y le dirige la palabra.

¡Si cuando el niño nació lo maldecía por no podérsela follar, ya que ella le estaba dando de comer al niño!

-No te preocupes. – dijo como si nada. – le diré a Ryna que se haga cargo de él.

- ¿Ryna? – dijo molesta, tratando de soltarse del agarre del castaño, pero este se lo impidió. - ¿Acaso no has visto como ella me trata? – Ishigi alzo una de sus cejas. - ¡Ella jamás se haría cargo de mi hijo! ¡Jamás le daría la vida que se merece!

- ¿Y acaso tú se la has dado? – cuestiono con alevosía. – Lo mejor que le podría pasara ese niño, es dejar de ser tu hijo… querida.

No podía creerlo… ¿Cómo ha podido soportar por tantos años todo esto? ¿Por qué no mejor abortó al niño y después terminaba con su vida?

Por qué… ¿Por qué el apareció en su vida?

Escuchar unas palabras tan crudas… Era doloroso… pero él tenía cierta razón.

Su hijo… su pequeño hijo no merecía pasar una vida así, apartado de todo el mundo, preso de su libertad junto con ella.

Ella lo trajo al mundo… ella podría haber intentado escapar, pero no… nunca lo pensó pues aquel hombre de ojos morados había entrado ciegamente en su corazón.

La mujer comenzó a llorar. Las emociones eran muy confusas y dolorosas, ¿Hasta cuándo Ishigi se cansaría de tratarla de esa manera?

El peli plata acaricio su rostro y la vio con mofa.

-No llores… - dijo quitando sus lagrimas de su rostro. – Mejor disfrutemos juntos este momento… - respiró cerca de su nuca. – Puede que sea el ultimo que tengamos.

Aquel hombre fuerte y elegante, pero tan temeroso como la noche e tiempos de invierno, cubrió los labios de aquella simple mujer de ojos perdidos con los suyos.

Sentimientos confusos, dolor, perdida…

Odio… todo crecía. Odio a él, odio a esta vida… Odio a ella, pues después de todo, decidió entregarse plenamente a él, como si fuese una tierna despedida de dos amantes, cuando en verdad era un martirio entre dos criminales.

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- ¡Maldita sea! – se exaltó el Hokage. - ¿Cómo es posible que esos desgraciados hayan entrado sin si quiera haber llamado la atención?

-Aun no lo tengo claro. – argumentó el Nara. – Lo que sí, es que esa mujer estuvo involucrada en los acontecimientos.

-No nos detendremos jamás hasta dar con el paradero de esos infelices. – dijo apretando sus puños. – Tendrán que ajustar cuentas con la ley por lo que le hicieron a Sakura-chan.

Shikamaru se acercó a Naruto y tocó su hombro, dándole apoyo. El sabía lo importante que era Sakura para Naruto. Incluso, podría apostar que se sigue haciendo el valiente, pero que, tras puertas cerradas, sigue llorando como el momento uno.

-Vamos a encontrarlos. – dijo el pelinegro. Él también quería tomar como prisioneros a los involucrados en el ataque al hospital. – Solo es cuestión de…

- ¡Papá! – grito con todas sus fuerzas el hijo del séptimo, entrando a su oficina sin siquiera ser anunciado.

- ¡¿Pero qué demonios te sucede?! – preguntó Naruto al ver el estado tan agitado de su hijo. - ¿Por qué entras así? ¿Ocurrió algo?

El niño se encontraba regulando su respiración. Había corrido a toda velocidad, ya que, al parecer, solo tenia una hora para evitar el plan de Sarada.

- ¿Qué ocurre, Boruto? – cuestionó Shikamaru. Si ese niño estaba ahí y llego en ese estado, algo había sucedido; algo que no era cualquier cosa.

El mini rubio una vez mas calmado, tratando de formular la información en su cabeza, miro a los hombres adultos que esperaban con ansias su palabra o cualquier tipo de reacción.

-Sarada quiere abandonar la aldea. – dijo, para así comenzar a explicar lo Sucedido.

- ¡¿Qué?! – gritaron los dos ninjas, exaltados por la declaración del ojiazul.

-Escuché que Sarada le comentó a Mitsuki el partir de aquí e ir a buscar a los asesinos de la tía Sakura. – Naruto se levantó rápidamente de su escritorio y miro por la ventana.

Esto le traía malos recuerdos, ¿Acaso Sarada podría pasar por lo que Sasuke vivió en el pasado?

No… es diferente. Sarada no se iría a tantos extremos; además, ella aún tiene a Sasuke…

-Al parecer el tío Sasuke también salió con el mismo propósito. – Naruto sintió una gota de sudor sobre su frente.

- ¿Sarada habló con Sasuke? – preguntó Shikamaru

-Ella le comentó a Mitsuki eso, y también de que su padre había salido para buscar y vengar la muerte de Sakura-san. – explicó el rubio.

De tal palo tal astilla, pensó.

Miró a Naruto y las palabras no fueron necesarias. Ya sabían lo que debían hacer.

Impedir que Sarada siguiese los mismos pasos de su padre.

- ¿Ella ya salió de la aldea? – pregunto Naruto, con esperanzas.

-Aun deben de estar aquí, escuche que se irían en una hora. – se dirigió hacia la ventana, abriéndola. - ¿Qué esperan? Vamos a detenerla.

Shikamaru y Naruto saltaron de la oficina, dispuestos a hacer todo lo posible, para detener a aquella pequeña azabache que quería imitar a su padre con toda la extensión de la palabra.

Naruto iba decidido. Una imagen de Sakura atravesándose por su mente lo mantuvo alerta.

No solo debía hacerlo por Sakura, si no por la mujer que un día fue el amor de su vida, por la mujer que fue su amiga, y murió siendo su hermana.

Ni Sasuke ni Sarada debían caer en el odio, esa siempre fue una de las misiones persales de la pelirrosa, siendo luz en medio de la sangre oscura de los Uchiha.

Debía arreglar este asunto sí o sí.

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-Esto es imposible… - dijo la ojiperla, sin poder procesar lo que sus ojos veían. ¿Acaso estaba soñando?, Cuando Ino le avisó sobre la llegada de Sakura a la aldea, simplemente era algo que era necesario ver para creer.

Temari mantenía su cejo fruncido. ¿Cómo era esto posible?

Ella fue a su homenaje, la vio en aquella camilla… ¡Ella misma la había preparado para su entrada al mundo de los muertos!

¿Cómo era posible que Sakura estuviese ahí? Justo en frente de ella. Esperando a que la pelirrosa dijera algo; quizá esto podría ser una especie de Genjutsu… tenían que estar alerta.

-No lo es Hinata-chan. – habló finalmente la pelirrosa, mientras sus lagrimas ganaban aquella batalla de salir de sus ojos o no. – Soy yo… Sakura.

-Yo no te creo. – dijo la princesa del viento, acercándose lentamente hasta la ojijade. – Yo misma te vi… muerta. – sacó su abanico, abriéndolo, lista para luchar si era necesario. – Yo te preparé… yo limpié tu rostro… - su voz comenzaba a cortarse. – Naruto me pidió… alistarte como si fueses Sakuyame en la tierra. – Sakura mantenía su mirada conectada a la de la rubia, entendiendo su negación. – Te coloque adornos dignos de una reina, con las mejores joyas de la Arena… - sus ojos hervían de frustración. - ¡¿Quién eres tú, Maldita?!

El abanico, mostrando su segunda luna, estaba listo para ser sacudido por la fuerza de aquella fuerte mujer, sin embargo, un fuerte abrazo por parte de una mujer de cabellos rosa detuvo su acción.

La chica de la arena quedo petrificada. No era una acción que se esperaba.

Estaba lista para apartarla, pero su voz detuvo sus intenciones.

-Me imagino lo que debes sentir… y te entiendo. – apretó suavemente su espalda. – Pero soy yo… amiga. – la rubia jadeo en sorpresa, mientras Ino y Hinata solo prestaban atención a lo sucedido. – Soy Sakura… la misma Sakura que tu conociste. – Sakura quito su rostro del cuello de Temari y la miró al rostro. Ojos verde oscuros vs verdes esmeralda. – La misma que evitó la muerte de tu hermano Kankuro, a causa de un veneno. – Los ojos de la princesa se abrieron de asombro. – La misma que estuvo en la guerra…

Sakura le tomó una de sus manos, llevándola hasta una de sus mejillas.

-La misma que te curó de aquella vez, cuando Sai perdió la cordura. – La pelirrosa o pudo más, y sus lágrimas resbalaban por sus sonrosadas mejillas. – Soy tu amiga… Temari. – La abrazó.

La rubia no pudo más, y la aferró a su cuerpo fuertemente al igual que sus lágrimas envolvían el cuello de la ojijade. ¿Qué estaba pasando?

- ¿Eres tú realmente, Sakura? – la apretó más a ella. La pelirrosa asintió. - ¿Cómo es eso posible?

-Eso no importa por ahora. – dijo regalándole una sonrisa, alejándose poco a poco de ella para continuar mirando a las demás. – Las necesito… a cada una de ustedes.

- ¿Para qué asunto, Sakura-chan? – toma la voz la Esposa del Uzumaki. - ¿Ocurre algo?

-Si, algo un poco grave por ahora, pero si lo dejamos… podría convertirse en algo peor. – confesó con seriedad.

-Por los dioses. – dijo Temari completamente anonadada. - ¿Qué asunto?

-Les explico en el camino. – dijo poniéndose en marcha. – No podemos perder tanto tiempo. Iremos por el Norte, cerca de un templo de Osiris. – especificó. – Nos ocuparemos de la primer defensa.

Las demás estaban indecisas, sobre todo Hinata.

Ella ya no era el mismo Shinobi de antes. Temía el poner la misión en riesgo.

Sus ojos comenzaron a expresar angustia. Cosa que fue notada por las demás.

-Eres fuerte Hinata-chan. – dijo Sakura, mostrándole una sonrisa. – Lo haremos juntas.

-Vamos a demostrar de lo que son capaces los ninja femeninos. – exclamó Temari, llena de orgullo, ansiando partir pronto.

-Las mujeres hermosas están llenas de valentía. – sonrió Ino, guiñando un ojo. – Vamos a ello.

- ¡Hai! – asintieron las demás, preparadas para partir y asumir los riesgos que viniesen encima, ayudándose una a las otras.

Las mujeres necesitan ser fuertes para sobrevivir.

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- ¿Ya terminaste, Mitsuki? – preguntó Sarada, desesperada. El peliblanco ya estaba demorando de más. No debía arriesgarse a perder tiempo

- ¡Dame unos minutos, Sarada! – le gritaba Mitsuki, desde su departamento.

El peliplata realmente ya había terminado de guardar sus cosas. Lo que realmente estaba haciendo era tratar de hacer tiempo para pensar en alguna estrategia para lograr que Sarada renunciase a la idea de apoyar a su padre en el asesinato de los criminales que se involucraron en el atentado ocurrido en el hospital.

¿De qué manera podría convencerla? ¡Si apenas y entendía el que ella haya cedido en darle una hora! Realmente creyó que se negaría por completo, pero afortunadamente, funciono.

Por primera vez, sentía que las novelas románticas comenzaban a tomar sentido; después de todo, su corazón se acelero verdaderamente al impacto de la cercanía del cuerpo de su preciosa amiga.

¿Pero que seguiría ahora? La muchacha tenia determinación, ¡no iba a volver a ceder!

Solo podía pedirle al Ying su intervención en la situación.

- ¡Si no te das prisa me iré sin ti! – gritó molesta.

El chico decidió salir de una vez por todas. Se le había ocurrido una idea. Un método del que quizá en el futuro se arrepentiría.

Le daría un golpe certero en su red de Chakra, impidiéndole avanzar, haciendo que cayera desmayada.

Era la única manera.

Sabia que eso interferiría en su relación con ella; quizá y ella no quisiese volver a saber de él, pero era eso o permitir que estuviese en mal camino. Antes muerto permitiría algo así.

-Te tardaste mucho, y creo que traes exactamente lo que traías desde el principio. – comentó molesta, observando que el peliblanco no traía nada de más.

-Claro que sí. – dijo rápidamente. – Traje unas pastillas que me dio mi padre. – mintió. – son para fortalecer la red de chakra. – finalizó.

Sarada lo observó con detenimiento, analizando sus palabras.

Mitsuki pedía que Sarada no le cuestionase mas al respecto. Pudo ver como la chica le dio una sonrisa melancólica, mientras su mirada se cargaba de sentimientos.

-A mi mamá le hubiese encantado saber sobre esas pastillas. – comento, haciendo que el peliblanco ablandara su mirada.

Se miraron por unos momentos. Ella pensando en su madre y el maldiciendo el no poder evitar ese dolor en Sarada… su gran…

-Vámonos. – dijo con seguridad la muchacha del Sharingan. – Démonos prisa, Mitsuki. – dio el primer salto, para avanzar a toda velocidad rumbo a los portones de la aldea, dispuesta a salir.

El muchacho la siguió, pensando cual debería ser el momento correcto de su actuar.

Cada vez la salida parecía estar más cerca, pero titubeaba sobre sus acciones. ¿Por qué no podía hacerlo?

Hace unos momentos estaba seguro de ello. Ahora que era el momento, le daba un pavor horrible el lastimarla. ¿Para que hacerle mas daño? Suficiente tenia con perder a su madre, ¿Ahora él le daría un golpe para desestabilizar sus sentidos?

- ¡DETENGASE AHORA! – gritó una voz muy conocida para ambos, deteniéndolos en ese mismo momento.

- ¿Lo escuchaste? – pregunto Sarada al chico. Cuando ambos giraron, el Hokage ya se encontraba atrás de ellos.

Naruto los miro con seriedad, molesto… muy molesto.

- ¿Qué demonios piensan que están haciendo?

-Justicia. – se apresuró a contestar la pequeña Uchiha. – Voy a hacer lo que esta aldea no esta haciendo. – respondía sin ninguna gota de respeto, como si no fuese ella. – Yo y mi padre nos encargaremos de vengar la memoria de…

- ¡¿Pero que estupideces estas diciendo?! – gritó Naruto, tomándola por los hombros.

La niña forcejaba. Necesitaba partir rápidamente, ya había perdido mucho tiempo esperando a Mitsuki.

- ¿Estupideces? – pregunto con mofa. – Si eso parece a usted la muerte de mi madre… déjeme decir que usted es…

-No me refiero a eso. – respondió rápidamente. – Tu no te puedes llegar a imaginar lo importante que era tu madre para mí. – dijo tocándose el pecho.

Shikamaru, quien se encontraba al lado de ellos, preparó su jutsu, tomando por los pies a ambos chicos, impidiéndoles moverse.

La pelinegra iba a protestar, pero la voz de Naruto la interrumpió.

-Sakura siempre fue mas que una compañera. – añadió, recordando momentos a su lado. – Tu no tienes idea de lo que he hecho para dar con el paradero de esos criminales. – la niña lo miraba con odio. – Dices que quieres hacer justicia para tu madre… cuando no estoy seguro si la conocías muy bien.

Los ojos de la pequeña se volvieron carmesí en un solo instante. ¿Cómo se atrevía alguien a dudar de su relación maternal?

-Si piensa que puede cuestionar mi relación con mamá… esta muy equivocado. – dijo crujiendo sus dientes. Miró a Shikamaru de la misma manera, mientras notaba como, al lado de Shikamaru, se encontraba una cabellera rubia. No se había dado cuenta de su presencia. – Fuiste tú, ¿Verdad, traidor? – le dijo al pequeño Uzumaki. – Ninguno de ustedes tiene idea de lo que siento. – apretó sus ojos. – No saben lo que significa esto para mí.

-Puede que no. – dijo Naruto. – Yo perdí a mis padres el mismo día que nací. – añadió, mirándola con comprensión. – Nunca supe como era un vinculo entre padres. – dijo con nostalgia. – Sin embargo… ahora tengo uno… y se lo que un padre siente por un hijo.

Naruto comenzó a acercarse cada vez mas a ella, mientras que esta trataba de seguir intentando librarse del jutsu de sombras.

Mitsuki solo observaba la situación. Gracias a los dioses por hacer que el Hokage apareciese.

Gracias Boruto, por espiar conversaciones ajenas.

Naruto se posiciono hasta su altura y le dijo.

-Tu madre… estaría tan devastada de verte en esta situación.

Los ojos de la niña comenzaron a contraerse entre ellos, a grado de pequeñas gotas de sangre saliendo de ellos. No podía controlar la euforia que provocaban las palabras de Naruto en ella.

-Usted… no tiene idea de nada. – dijo mas que molesta. – Estaría tan orgullosa al saber que al menos alguien… su amada hija… está a punto de vengarla.

-Estas tan equivocada. – dijo el rubio, suspirando. – La herida mas grande para un padre… es saber que sus hijos escogieron un mal camino. Tu madre no es la excepción.

-Sakura te amaba tanto, al punto que preferiría mil veces la muerte, antes que verte así. – agregó Shikamaru.

Sarada sentía sus fuerzas disminuir poco a poco. Encontraba cierta razón en sus palabras.

Sakura era una mujer muy dulce, por eso quizá prefería salvar vidas a quitarlas.

-Tu no te das cuenta, Sarada. – volvió a hablar Naruto, llamando su atención. – tu y tu padre están cometiendo el peor error de su vida… algo que ustedes creen que llenaría de orgullo a tu madre, cuando realmente… partirían su corazón en mas de mil pedazos.

La niña se enterneció y cerro sus ojos con dolor. Pensando.

Una vez escuchó que su padre anteriormente había andado en mal camino, pero que Naruto y su madre, Sakura; jamás lo abandonaron, tratando de protegerlo de la neblina inmensa de la oscuridad.

Recordó que su madre representaba luz. Luz en medio de este mundo oscuro. Luz… en la oscuridad de su padre.

¿Qué debía hacer entonces?

Sujeto sus cabellos con fuerza, pues el estrés que la dominaba no era pequeño. Debía hace algo, ¿pero ¿qué? Se había quedado corta. Sus ojos comenzaron a expulsar más lágrimas, el rostro de su madre apareció en su mente.

¿Qué debería hacer, mamá?

-Primero, hay que ir a buscar el idiota de tu padre. – dijo Naruto, como leyéndole el pensamiento. – Sasuke puede hacer algo para después arrepentirse.

-Papá… - suspiró la niña con nostalgia. Espera… ¿Pero dónde demonios estaba su padre? El solo salió… no tenía idea en si hacia donde ir. ¿Hasta qué grado estaba tan segada por el hambre de venganza?

Hasta ahora, se daba cuenta que saldría sin rumbo. No sabía ni por donde comenzar.

-¡¿Dónde estará?!

-Ya se con quien averiguaremos eso. – dijo Shikamaru, comenzando a avanzar hacia dentro de la aldea.

-Espera, Shikamaru. – le hablo Naruto. - ¿De quién hablas?

-Adivina… ¿solo el olfato de un perro nos ayudaría, no lo crees?

Los niños miraban sin comprender, sin embargo, el Hokage había comprendiendo la graciosa indirecta por parte del Nara.

-Jsjsjs claro. – sonrió. – Escuchen, chicos. – llamo la atención de los jóvenes. – Kiba nos podrá ayudar con esa información. ¡Vamos!

Al ver los pases rápidos del Hokage, los Gennin comenzaron a avanzar.

Sarada no dejaba de preguntarse, Mamá…¿Podrías perdonarme por haber dejado partir a papá? …

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- ¿Entendiste bien, querida mía? – preguntaba Ishigi con mofa a la castaña.

Marina miraba a la fogata. Perdida… condenada, maldita. Él se iría, y esta vez, haría lo que él le pidió, o más que le ordeno.

Si de verdad me amas… demuéstrame tu lealtad con esto. – le dijo, para chantajearla, y ella como si de infante se tratara… le creyó y obedeció.

No por eso se sentía bien. Tenía que llegar hasta las últimas consecuencias, incluso si eso significaba dar su vida por el… protegerlo hasta el último instante.

Ishigi se acercó a ella una vez que ambos terminaron de vestirse. Tomo aquel terso rostro entre sus manos y le sonrió.

-Recuerda… ninguna palabra sobre mí, querida. – le miro con advertencia. Ella también le sonrió, mas no con el mismo sentimiento.

-Será como usted ordene, señor. – respondió simulando conformidad, cuando estaba muriendo por dentro.

El ojos mora se acercó más a su rostro pensando en ella.

Esta definitivamente seria la ultima vez que la viera, incluso si ella conseguía escapar. Marina ya no le hacía falta. Además, con ella fuera del camino podría follarse con gusto a Ryna, sin problemas o celos entre ellas.

Pensando que este sería su último encuentro, se acercó más a sus labios dispuestos a besarlos…

Solo unos centímetros y listo…pero… Antes de darse cuenta, ambos ya estaban en el suelo.

Justo frente a ellos, la mirada poderosa de un ojo escarlata, ojo temible y único.

Aquel hombre de ojos poderosos… aquel Shinobi de presencia perfecta, de belleza indiscutible.

Uchiha Sasuke, los miraba a ambos de la misma manera.

Ojos rojos, ojos furiosos.

Ojos listos y agiles.

Listos para luchar, listos para defender…

Listos para matar.

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Las Kunoichis avanzaban a paso rápido. Necesitan llegar lo antes posible a aquella Guarida a detener a aquellos dos lunáticos. N se saldrían con la suya.

Este día, el sexo femenino sería el victorioso en el tema de batalla.

- ¿Y bien, Sakura? – preguntaba la rubia de ojos verde oscuro. - ¿Entonces por donde debemos comenzar?

-Ishigi planeaba invadir la Aldea con clones. – aseguraba la Kunoichi de cabello rosa con su mirada determinada. – Estos clones tienen características de varios Shinobi. Entre ellos, las de Sasuke.

- ¿Qué? – pregunto confundida. - ¿Acaso tienen Sharingan?

-No realmente. Al menos no todos.

Le miro un momento. Temari no comprendía la situación del todo.

-Estos clones tienen los genes… la sangre de Sasuke… por ende, las características y habilidades de un Uchiha. – explico con detenimiento. Las demás chicas prestaban atención. – La mayoría de ellos no tienen Sharingan… pero eso no significa que no lo puedan desarrollar. Básicamente… son Uchihas artificiales.

Temari ensancho sus ojos con asombro. ¿Acaso eso era posible? ¿Pero como?

Pareciendo que escuchaba sus pensamientos, la pelirrosa prosiguió.

-Yo también me sorprendí ante tal hecho. También es importante que sepan que los clones creados por Ishigi no son el verdadero problema. – Se detuvieron, muy cerca de la guarida. – El que realmente puede ser el complicado… es uno que fue fabricado por Kido.

- ¿Kido? ¿Tsumiki Kido? – pregunto con asombro la ojiperla.

-Yo también reaccione de esa manera, Hina. – le dijo Ino. – Creo que ese monstruo no va a dejar a Sakura en paz.

- ¿Pero que él no está muerto? – interrumpió Temari.

-Lo está. – agrego Sakura. – Pero por lo que me doy cuenta… no todos sus experimentos fueron destruidos.

Se quedaron unos segundos en silencio, hasta que Ino volvió a la conversación.

-Entonces, frentona, ¿Por dónde comenzamos?

Sakura sonrió por el entusiasmo y participación de sus compañeras. Afortunadamente tenia amigas fuertes y sin temores.

-Gracias al elemento tierra pude ingresas por medio subterráneo. – explicaba la ojijade. – Justo este se encuentra cerca del almacén, donde están todos los clones.

-Ay, ya ven a ver esos Uchihas Baratos como de un solo golpe los…

-Ino… - le llamo la atención Temari. Sonrió un poco por la proyección de su compañera.

-Ups jsjsjs. Lo siento. – se rio un poco.

-No podremos entrar desde el principio a la defensiva, mi querida cerda. – le sonreía. – Lo primero será burlar su seguridad e infiltrarnos.

Hinata asintió, activando su Byakugan para poder observar un poco aquella guarida.

-Puedo verlo, Sakura-chan. – añadió

-Perfecto… entonces andando.

Todas estaban dispuestas a ingresar, cuando un grito de la ojiperla las detuvo.

- ¡Esperen!

- ¿Qué sucede, Hina? – pregunto Ino.

La chica se quedaba perpleja.

No… esto podría complicar las cosas. No solo las practicas, sino también las emocionales.

- ¿Qué ocurre, Hinata-chan? – pregunto la ojijade. Esta noto su mirada pasmada, pr lo que insistió, hasta que

-Sasuke… - ensancho sus ojos la chica de cabello rosa. – Sasuke está aquí.

A Sakura le comenzaron a temblar las manos. La presencia de Sasuke podría poner en riesgo el plan, pero ¿Cómo mierda dio con el paradero? ¿Por qué él está aquí? ¿Quién esta con Sarada?

Todas esas preguntas y dudas comenzaron a anublar sus sentidos, hasta que Temari la saco de sus pensamientos

- ¿Y entonces? – cuestiono con preocupación. No sabia que tanto las cosas cambiaban con la sola presencia del Uchiha.

Sakura se quedaba callada, pensando. Las cosas comenzaban a complicarse un poco, mas que nada en el tema sentimental. No sabia que tan fuerte seria para el Uchiha verla ahí… antes de que ella pudiese explicarle todo. Hubiese querido que las cosas fuesen de manera distinta.

-Sigamos. – dijo firmemente la mujer de cabello rosa. Las demás levantaron su rostro hasta el de ella. – Solo recuerden que nuestro propósito es acaban con el ejercito de clones.

-Hai. – dijeron todas al unísono, ingresando por el tune subterráneo.

Sakura pensaba, no solo Ishigi se asombraría de su presencia… Sasuke Uchiha, también.

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Detrás de Sasuke, se podía visualizar como algunos de los guardias de aquel lugar tocaban en suelo, inconscientes.

Ishigi tembló de miedo. ¿Cómo mierda él había llegado aquí? ¿Con que fuerzas lo está? ¿Acaso no debería seguir de luto por su Esposa apenas fallecida?

-Con que aquí estas… maldita. – dijo, mirando con rabia a la mujer castaña, la cual se quedaba perpleja ante la repentina aparición de aquel hombre.

Sasuke se acercaba a ellos. Ishigi comenzaba a titubear si atreverse a atacar, llamar a su ejercito o pensar en huir. Se había bloqueado por completo. La aparición del hombre de ojos escarlata cambiaba todo el rumbo de sus planes.

Quizá si el hubiese llegado unos minutos después… después de que el se hubiese ido las cosas serían más sencillas.

-Por favor, yo…

- ¡Cierra la boca! – Exclamo Sasuke al escuchar la voz de la mujer que había ocasionado parte del debilitamiento que su mujer había tenido. – Todo vas a hablar cuando yo te lo pida… y e vas a decir exactamente lo que quiero escuchar.

Marina asintió con terror. ¿De que servía moverse o intentar algo?

Aquellos ojos malditos no perdían ningún solo milímetro de sus movimientos. ¿Cómo podría escapar ahora?

Se suponía que Sasuke Uchiha debía perder las ganas de todo, las ganas de luchar, de pelear, de vivir… ¿Por qué estaba ahí?

-Tu me vas a decir todo lo que yo necesite saber. – interrumpió Sasuke sus pensamientos. - ¿Dónde mierda esta?

Ishigi miro a Marina con intriga. Que no se le ocurriese abrir la boca. Que no se le ocurriese delatarlo.

-No… - respondía con titubeos. – No se de quien me hablas.

Sasuke se acercó hasta ellos, apuntándolos con su Espada, cargada de la electricidad del mismísimo Susanoo. Mientras de el dependa, esos dos no escaparan de sus dominios. Tenia demasiadas dudas de las que solo la mujer de ojos profundos seria capaz de responderle.

-Tu lo sabes perfectamente. – la miraba con molestia, como si en cualquier momento pudiese matarla. – La criatura que llevaste a la aldea… la que decías que era de mi sangre.

Mierda… pensaba la castaña. No estaba preparada ni había formulado nada para ese cuestionamiento.

A la mujer comenzó a temblarle la boca. Las ideas se perdían, las mentiras parecían cortas y el aire se volvía pesado.

-Estas tardando demasiado. – expreso el pelinegro, quien acerco mas a la mujer su espada, robándole un jadeo sorpresivo. – Responde… responde antes de que pierda la cordura.

-El… el está muerto. – fue lo primero que se le vino en mente. Sasuke la miraba con el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta mientras su cabeza se ladeaba un poco. Básicamente, le demostró con esa expresión de que no le creía ni siquiera un poco. – En la sala de análisis… tu mujer debió… debió haberle colocado algo al ni…

-Ni siquiera te atrevas a volver a mencionar a mi mujer… mucho menos en una falacia como la que estás diciendo. – dijo Eufórico. – Ella no seria capas de algo así. – dijo con un nudo en su corazón. – No es ninguna cualquiera como tú.

- ¿Qué? – interrumpió Ishigi. - ¿De que hablan?

Sasuke llevo sus ojos hasta los de aquel hombre. Efectivamente, no lo había visto en ninguna parte.

Lo único familiar en el eran las características semejantes a las de su ex compañero, Suigetsu.

- ¿Quieres decirme que de verdad no sabes de lo que estamos hablando? – cuestionó Sasuke, incrédulo por la actitud de aquel hombre.

-No tengo idea. – decía como mente perdida. – Querida, ¿De que esta hablando este hombre? ¿Quién es? – miraba a la mujer, como esperando respuesta de su parte.

Maldito… - pensaba la mujer.

Marina pensaba en sus respuestas. Ishigi ya la había metido en algo aun mas grande ue una simple mentirita, además, que no entendía muy bien que postura estaba planeando aquel hombre de escoger.

-Bueno… el. – le temblaba la voz. Cerro sus ojos tratando de pensar.

No podía decirle a Sasuke que ese niño estaba con vida, pues ya le había confirmado que estaba muerto.

Tampoco podía negar en esos momentos que el Niño no era hijo de Sasuke. El la mataría sin piedad alguna; y si le dijese la verdad, que no hay niño existente, si no que se trata de un clon que ellos utilizaron para tal propósito, y que su intención si era el asesinar a Sakura… mierda… Este hombre sería capaz de matarla más de tres veces… si eso fuese posible.

-Ishigi… - susurro, alcanzando llamar la atención de ambos hombres, sobre todo la del mencionado. – Hay algo que debo confesarte.

- ¿Qué pasa? ¿Ocurre algo, mi amor? – cuestiono con voz suave, como queriendo entenderla.

Miserable…

-Hay algo que debo confesarte sobre Ray.

- ¿Sobre Ray? – su voz titubeaba. -Marina… ¿Por qué no dejas que la memoria de nuestro pequeño quede en paz? – las lagrimas comenzaban a brotar de sus ojos. – Es una herida que jamás podrá cerrarse.

Sasuke los miraba a ambos. Estaba comenzando a confundirse el también…

¿Pero que mierda? ...

-Ray era nuestro hijo. – dijo aquel hombre de ojos morados, mirando a Sasuke. – Ella es mi Esposa, Marina. – la miro a ella, quien mostraba terror en sus ojos. – Mi Esposa se llevó a nuestro hijo a la Aldea de la hoja. – explicaba con detenimiento, para que no solo Sasuke, sino que también Marina hablase con base a lo dicho por el hombre. – Nos dijeron que en ese lugar habitaba la Doctora Sakura, Heroína en los tiempos de guerra. – le explicaba a Sasuke, como el repentino cuestionamiento. – Mi hijo comenzó a enfermar, y mi Esposa, me dijo que lo llevaría para que ella lo revisara. – agacho su mirada, mientras que de sus ojos brotaban lágrimas y lágrimas.

Marina también lloraba, pero no por lo dicho por el hombre, si no por la frustración que sentía en esos momentos…

-Hace unos días apenas… - hizo una pausa, pues su voz comenzaba a cortarse. - ¡Ella llegó con mi hijo muerto! – se rompió en llanto, como recordando la perdida de un ser querido.

Sasuke se mantenía firme. Las palabras de aquel peliplata no lograban conquistar su corazón… y mucho menos su misericordia.

-Si ese mocoso es hijo de ustedes... – dijo Sasuke, interrumpiendo el relato del hombre, mirado seriamente a Marina. - ¿Por qué mierda llegaste a ala aldea diciendo que ese mocoso era de mi sangre? – Ishigi jadeo con sorpresa, mirando a Mariana.

- ¿Pero ¿qué dices? – pregunto aquel hombre. - ¿Cómo por qué le diría mi Esposa algo así? Ray es mi hijo.

-No… - lo interrumpió la castaña. – Esto es de lo que quería hablarte ayer, mi amor. – miraba a Ishigi con sus ojos perdidos.

- ¿Qué pasa? – acerco lentamente una de sus manos hasta una de sus mejillas, acariciándola.

Los ojos de la castaña comenzaron a arder. ¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Por qué no simplemente se atrevía a contar toda la verdad? quizá hasta el Uchiha podría tener compasión de ella, pero ¿Por qué debía de cubrirlo hasta ahora? ¿Por qué no era capaz de traicionarle?

Todo esto la hace llorar… su cabeza colapsaba y su mente quisiese perderse en este mismo momento entre las penumbras del olvido. Descansar de ua vez… eternamente.

Con las ideas un poco mejor estructuradas, se armo de valor y prosiguió con aque "relato"

-Se que te dije que Ray era idéntico a mi padre. – coemzo a hablar con tutubos, ante la atenta mirada de ambos hombres. – Pero te dije eso… porque tuve tanto miedo de tu rechazo

-¿De que hablas, querida? Lo que quieras decirme dilo de una vez.

… - la mujer suspiro. - Ray… el no era tu hijo. – Ishigi hizo una expresión como de duelo, incredulidad dolor… -el era hijo… de este hombre que…

- ¡Eso es mentira! – interrumpió el Uchiha. – No puedo creer que hasta en estos momentos este actuando como una maldita sin vergüenza.

- ¡Las pruebas salieron positivas! ¡Ya es tiempo de que lo aceptes!

- ¡Eso nunca! – perdió su paciencia, tomando a la mujer por el cuello. – Vamos maldita ¡Confiesa!

-Suéltame… por favor. – pedía en clamor. Si apretaba solo un poco más… su cuello se rompería. – Tu no entiendes… por favor…

-Lo que no entiendo es como una mujer puede llegar a ser tan sínica como tu. – la miraba con odio, su Sharingan comenzó a girar, mirando cualquier indicio de Chakra. – Dime, ¿Por qué alguien como tu merecería vivir?

-Tu no entiendes… - lo miraba, pidiéndole con sus ojos misericordia. – No te lo pido por mi… si no por mi hijo…

Sasuke aflojó un poco el agarre. La situación comenzó a complicarse

-¿Tu hijo?

- Tengo otro hijo a parte de Ray… su nombre es Kory. – dijo rápidamente. -Por favor… ten misericordia. – comenzó a llorar.

Era la verdad. Por su mente pasaba su pequeño hijo. ¿Quién cuidaría de el si no era ella?

-No dejes a un inocente… sin madre… por favor… - rogaba desde lo mas profundo de su corazón.

Sus palabras no abandonaron el corazón del pelinegro… no que lo enfurecieron aún más.

Susanoo apareció, manifestándose en medio de aquellas dos personas. Mangekyo Sharingan estaba listo para comenzar a producir el amaterasu. La sangre se le estaba subiendo demasiado a la cabeza.

La castaña ya temía por su vida.

Ishigi ideaba un plan para escapar. Sasuke parecía tener toda su atención en aquella mujer.

- ¿Qué fue lo que me dijiste? – sonrió Sádicamente. - ¿Acaso escuche bien tus palabras, infeliz? – Marina le pedía misericordia. - ¿Me pides que piense en tu hijo… y que no te mate?...

-Yo…

-Ni tu… ni el imbécil que piensa que puede escaparse de mi… pueden engañarme. – Ishigi rápidamente volteo su irada hacia ellos. ¿Cómo ese hombre había adivinado sus acciones?

-Yo se que tu estuviste detrás d todo lo que paso. – El Susanoo se convirtió en solo uno de sus brazos, tomando a la mujer, para que de esta manera, el Uchiha tuviese su mano libre. – Que piense en tu hijo… - repitió con los dientes apretados. La miro fuera de si… - Dime maldita… Con que cara me pides que tenga misericordia de tu hijo… ¡¿Acaso tu la tuviste de mi hija?! – Sasuke cargo el Chidori en su mano. La mujer soltó un grito de sorpresa y miedo. – Le quitaste a mi hija a su madre… ¡¿Por qué yo tendría que tentarme el corazón contigo?

-Me arrepiento mucho de lo que paso… pero por favor...

-No… - interrumpió el Uchiha. – No te arrepientas. – la miro… como despidiéndose de su rostro. Marina también se percató de ellos. – Ni siquiera Osiris te recibirá en el mundo de los muertos. – apunto su ninjutsu a ella.

La mujer cerro los ojos fuertemente. El impacto… seria rápido.

Sasuke no sentía gota de arrepentimiento. Acabaría con quien comenzó todo.

Ishigi no quería ni acercarse. No podía ni hablar.

La mano de Sasuke se ondeo para liberar de forma segura aquel ataque tan poderoso…

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Si no hubiese llegado, amada mía… tendría un pecado más en mi cuenta…

- ¡Detente, Sasukee!

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Son tus emociones… aquella voz se hace presente en tus recuerdos. Tus ojos arden y duelen.

Vez a la mujer frente a ti, y notas que sus ojos están abiertos... pero notas que ya no están asustados, si no sorprendidos…

Tu brazo titubea, y cuando menos te lo esperas… sientes unos brazos delgados rodeándote.

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Esos brazos… si. Los conoces.

Tu mente se confunde… pero más lo haces, cuando alcanzas a ver la tersa piel blanca de ellos.

¿Acaso estas sometido bajo algún genjutsu?

-No lo hagas… - escuchas esa voz de nuevo… la voz de… - Para… Cariño…

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Tus ojos giran sobre el agarre y …

Ahí están… la luz de tus ojos. La vida en ellos…

Verde vs Carmesi…

-Sakura…

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. . . . . . . . . . . . . . . . . . Luz y Oscuridad. . . . . . . . . . . . . . .

Capitulo 9, finalizado.

¡Espero hayan iniciado muy bien su año!

Lamento no poder decir lo mismo :C

Que los dioses los favorezcan.

-Missjell