Dada una persona normal en esta situación tan particular, en donde un agente de SHIELD está cómodamente sentado en una raída banqueta de su cocina, sería de esperar un frenético repaso de todas las cosas ilegales que absurdamente ha cometido a lo largo de su vida. El pánico sería común y abiertamente delator. Teniendo en cuenta que yo contaba con información acerca de la existencia de criaturas sobrenaturales y que en los últimos días había cometido una serie variada de delitos… diablos que debía estar gritando culpable a cada latido.
¿Era esto lo que había visto Alice? Y si era así, ¿por qué no estaba aquí Edward? ¿Les habría pasado algo? Mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente ante la idea.
- Señorita Swan, quizás lo del proyecto para jóvenes no haya sido cierto, pero sí vengo con una propuesta. Y puedo decirle que no amerita que se ponga así de nerviosa.
- SHIELD… - comencé en un tono dudoso. Me aclaré la garganta para seguir:- son espías. ¿Por qué el espionaje estatal tendría una propuesta que hacerme? ¿Y por qué eso no debería alterarme?.
Coulson sonrió comprensivamente.
- Tampoco le mentí a su padre cuando le dije que SHIELD se amoldaba a las circunstancias. Somos muchos más que el espionaje estatal. Si está dispuesta a escucharme, podrá comprobarlo por sí misma.
Antes de que pudiera cuestionar algo, añadió:
- Si su preocupación se debe a la familia Cullen, puede respirar tranquila. Hace años que sabemos de la existencia de los de su especie, y hemos llegado a un acuerdo… diplomático, si así lo prefiere, con quienes dicen liderar su mundo.
Estuve muy agradecida de haber terminado de masticar segundos antes de su aclaración, de lo contrario, la mesada estaría llena restos de comida por lo grande que abrí la boca al escucharlo.
¿El Estado sabía acerca de los vampiros? ¿Desde siempre? ¿Y tenían un acuerdo con los Vulturis? ¿Cómo es que ni Edward ni Carlisle lo mencionaron? ¿Lo sabían? Tenía que hablar con Edward urgente.
Pero antes tenía que lidiar con el amable agente que hablaba del tema como si estuviera hablando del clima.
- No sé de qué está hablando agente Coulson, pero tengo un compromiso al que estoy llegando tarde.
Pude ver sus dientes blancos por entre la franca sonrisa que me dedicó.
- Ambos sabemos que no señorita Swan. De cualquier manera, sería grosero de mi parte quedarme en un lugar en el que no soy bienvenido.
Suspiré aliviada.
- Por eso intentaré explicarle todo rápidamente y ser grosero la menor cantidad de tiempo posible- finalizó con una media sonrisa.
Puse los ojos en blanco.
- Es por este acuerdo diplomático que le mencioné anteriormente que tenemos información relevante acerca de ciertas habilidades que posee.
Pestañeé con lentitud, analizando la oración. Asentí.
- Prosiga.
- SHIELD se ocupa, primordialmente podría decir, de la seguridad del país. Y para poder hacerlo, debemos contar con todas las herramientas disponibles- hizo una pausa, quizás buscando las palabras. Apoyó los codos en la pequeña mesa para acortar un poco la distancia y me miró a los ojos con infinita seriedad- los Cullen no son la única especie distinta a nosotros que existe allá afuera, y definitivamente ninguna es la mitad de inofensiva; si pudiéramos descifrar el funcionamiento de su mente y crear un dispositivo que pueda replicarlo, estaríamos contando con un nivel extraordinario de protección y, por lo tanto, un refuerzo sin precedentes en la seguridad nacional.
La increíble fuerza que estaba haciendo no fue suficiente para contener la torpe risotada que se escapó de mis labios. Me tapé la boca rápidamente, conciente de lo inapropiado de mi reacción.
Coulson asintió con la cabeza mientras miraba hacia otro lado. No se veía para nada ofendido y parecía estar esperando pacientemente a que termine de reír, como si estuviera acostumbrado.
- Perdón… es que no puedo creerlo…yo, protagonista del avance… en seguridad nacional…- decía entre risas mientras intentaba calmarme. Respiré profundamente una vez. Dos veces. Tres veces. Sacudí la cabeza, aún con ganas de reír, pero concentrándome un poco más en la absurda conversación en la que de alguna manera me había visto involucrada.
- Lo siento - me aclaré la garganta- de verdad. Necesito una nueva expresión. "Me ha tomado por sorpresa" no llega a cubrirlo todo.
- Totalmente entendible.
- Agente Coulson, concretamente: ¿cuál es la propuesta?
Ya no había diversión en mi voz. El agente suspiró y se tomó las manos encima de la mesa.
- Consiste en una serie de investigaciones sobre el funcionamiento de tu cerebro. Exposición a distintos estímulos para evaluar y medir las respuestas que emita tu mente. Nada invasivo. No hay agujas ni operaciones.
Agregó esto último como si me conociera. Sonreí con gratitud hasta que comencé a sospechar sobre cómo tenía esa información. Me dejó una sensación amarga.
¿Cuántas experiencias surreales habían tenido lugar a lo largo de mi corta vida? ¿En qué lugar ubicaba a ésta?
Si existían los vampiros y los hombres lobos, ¿no tenía sentido también que exista una organización nacional conformada por espías que experimenta con bichos raros?
Dios. Hacía tiempo que cada seis meses de mi vida que pasaban, esa pregunta adquiría una nueva categoría de análisis.
- ¿Debería mudarme? ¿Cómo sería la… logística de todo esto?
Coulson sonrió mientras negaba con la cabeza.
- ¿Así de fácil has aceptado tu destino?
Sonreí en respuesta.
- ¿El archivo sobre mi no incluía esa información?- lo piqué. Sonrió pero no agregó nada. De repente Edward observándome dormir se convirtió en el menor de los agravios a mi privacidad.
- Debería mudarse de inmediato a Nueva York, allí se encuentra la base en donde contamos con el equipamiento correspondiente. Todo lo que yo no soy capaz de explicarle ahora mismo le será entregado por escrito, con asesoramiento de abogados nuestros y/o suyos, en un documento que detallará los procedimientos. Viviría en un departamento propiedad de SHIELD, libre de renta y con una cuota mensual a acordar. Cualquier inconveniente a su permanencia en el Instituo de Forks y su graduación correrán por cuenta nuestra, ahorrándole cualquier tipo de inconveniente. Sabemos que la falta de los conocimientos que en estos pocos meses le puede ofrecer la institución escolar no modificarán sustancialmente su desempeño intelectual- finalizó con un guiño.
Me ruboricé por el cumplido accidental.
Me quedé en silencio, observando el plato con la fruta intacta.
-¿Qué es "de inmediato"?
- Hoy mismo.
Seguí en silencio.
- Ya sabe la excusa que hemos elaborado para el Jefe Swan, pero la logística es la misma y se la comuniqué esta mañana. Pareció sorprendido pero nada inaccesible- dijo resoluto.
Mi mente estaba en todos lados y en ninguno a la vez.
- ¿Para cuándo necesita una respuesta?
- Partimos esta noche.
Suspiré con pesadez, la mirada perdida en la pared detrás del agente.
- La dejaré meditarlo- dijo al no obtener respuesta.
- Gracias- contesté en voz baja. Me puse de pie para acompañarlo a la salida. Tomó su maletín pero no guardó los papeles que le había presentado a Charlie.
- Mucha información y muchas decisiones de por medio. Lo entiendo a la perfección. Espero que pueda pensarlo bien, porque la necesitamos señorita Swan- finalizó con solemnidad.
Asentí con la cabeza y lo vi alejarse en su auto negro.
Cerré la puerta y sólo pude desplomarme contra ella.
Apenas había tocado el suelo cuando un golpe suave llamó a la puerta.
Me puse en pie para recibir a Alice, que sólo tuvo que abrazarme para que las lágrimas comenzaran a caer por mi rostro.
- ¿Sabías?- le pregunté después de un largo rato de estar en silencio. Me había preparado un té y estábamos sentadas en el sillón en donde hace rato todo había comenzado de alguna manera. La yuxtaposición del recuerdo provocó el escozor del vacío en mi pecho.
- Lo vi hoy temprano. Ya sabes cómo es cuando las decisiones las toman personas ajenas a nuestra cotidianidad- dijo algo quejosa.
- ¿Es todo verdad?
- Sí. No veo malas intenciones. Me sorprendió la información de los Vulturis, debo aceptarlo. Pero a Carlisle no, así que supongo que es la confirmación que necesitábamos.
Suspiré con fuerza.
Quería llorar. Y reír. Y dormir. Y despertarme en la seguridad de los brazos de Edward, recordando el absurdo sueño que parecía muy real.
Pensar en Edward hizo que mi estómago doliera con culpa.
- Supongo que también viste lo de esta mañana temprano.
- Por supuesto- dijo con su voz cantarina, sin emoción alguna.
- ¿Cómo está?- susurré.
- Definitivamente ha estado peor- dijo en un tono que rozaba la diversión- no te preocupes Bella. Él estará bien. Después de todo, sabe que tienes razón. Y que puedes estar confundida. No te preocupes por eso.
- ¿Entonces por qué no vino?- quise saber con la voz cortada.
- Porque si era él el que venía, tú no irías a Nueva York- dijo con una sonrisa triste, y por primera vez le presté especial atención a su rostro. Tenía los ojos dorados extraños, como si estuvieran cansados y sus hermosas facciones estaban apagadas, como sumidas en una resignación dolorosa- y tienes que hacerlo- terminó de confirmarlo, esta vez con voz firme, absolutamente segura de su declaración.
Tenía las extremidades entumecidas por el frío, el estómago revuelto por los nervios y el pecho oprimido por la culpa. No podía pensar en otra cosa que no fuera Edward. En las cosas que le había dicho, en su rostro partido por el dolor, en nuestra prematura despedida. Cada recuerdo hacía más difícil respirar.
- ¿Lista?- preguntó el agente Coulson sentado en frente mío cuando el jet cerró sus puertas para despegar.
- Ni un poco.
Sonrió con familiaridad antes de indicarle al piloto que inicie el despegue.
- Los mejores nunca lo están- lo escuché murmurar justo cuando el jet tomó vuelo.
