Nota de autora:
Un capítulo largo pero con varias explicaciones, espero que lo disfruten. Como siempre, valoro mucho sus opiniones, así que ansío conocerlas para poder mejorar la historia.
Elena, my loyal reader! Steve could get into anyone's heart that quickly, don't you think??? I hope this chapter helps you realise at what point it's happening. I'm glad to read you again!
Bienvenida Jolie! Espero que este largo capítulo pueda ayudar a calmar lo que generó el capítulo anterior!
Abrí los ojos de golpe cuando una dolorosa inhalación hizo pasar una columna de aire frío por mi garganta inflamada, de camino a unos pulmones desesperados que continuaron luchando por oxígeno, haciendo a mi pecho subir y bajar aceleradamente. Entorné los ojos para mirar frenéticamente hacia todos lados, encontrándome con una escena desconcertante a mi alrededor. Lo que había sido una cámara de Gessell en el pasado ahora estaba reducida a una estructura cúbica de metal con espacios vacíos, similares a ventanas, allí donde faltaban los espejos y los gruesos cristales, que ahora se encontraban esparcidos por todo el suelo del laboratorio en un océano afilado.
Ahora podía ver el resto del laboratorio sin obstáculo alguno y pude distinguir a Fury y Hill concentrados en una pantalla con gráficos que parecían generar una acalorada discusión entre ellos.
Escuché cristales romperse en una de las esquinas de la cámara, en donde parecía haber ajetreo alrededor de las máquinas que habían estado conectadas en distintos puntos de mi cuerpo a través de electrodos. Coulson estaba arrinconado al fondo de ese grupo, con el ceño fruncido, prestando mucha atención a algo que decía Streiten. Tenía pequeños cortes en la mejilla izquierda y se había quitado el saco de su traje.
Me incorporé cuidadosamente, sintiendo la suavidad de una prenda encima mío y descubriendo que mis manos estaban libres. Tomé el saco negro sintiendo infinita gratitud por Coulson, más de lo habitual en cualquier caso, y lo apreté contra mi pecho, sintiendo dolor en varios puntos de mis brazos. Coulson captó el movimiento y corrió hacia donde estaba, haciendo crujir varios cristales en su camino. Una vez a mi lado me inspeccionó el rostro con preocupación pero al final exhaló aliviado. Acto seguido, el resto de los presentes notó que estaba despierta y Streiten se acercó con paso tranquilo. Vi a Hill y Fury caminar hacia nosotros.
- ¿Señorita Swan? Necesito que asienta o niegue con la cabeza para contestar a las preguntas que le voy a hacer. ¿Comprende lo que le estoy diciendo?
Sus ojos oscuros no tenían malicia, pero no pude evitar sentirme como una niña a la que había que explicarle las cosas pausadamente.
- Sí- quise sonar mordaz, pero mi voz salió como un ronquido doloroso, arañando toda la extensión de mi garganta. Tragué saliva en un intento de aliviar el dolor y sentí un sabor metálico en la boca que me revolvió el estómago.
Sentí la mano de Coulson apretar con fuerza una de las mías, mientras con la otra me ofrecía un pañuelo de bolsillo.
- Por eso mismo le pedía que se limitara a asentir o negar- retomó Streiten en un tono amigable. Esta vez asentí y por el rabillo del ojo vi las comisuras de los labios de Phil estirarse en una sonrisa.
Streiten prosiguió.
-¿Sabe quién soy yo?- asentí.
- ¿Sabe en dónde está?- volví a asentir.
-¿Recuerda a qué vino aquí?- volvió a preguntar. Fruncí el ceño mientras hacía fuerza para recordar. La primera cascada de imágenes me hizo expulsar el aire de los pulmones en un grito ahogado. Coulson volvió a tomar mi mano con fuerza. Me incorporé en la camilla semi reclinada, luchando por respirar mejor. Solté su mano para sostenerme la cabeza en un patético intento por querer detener los recuerdos proyectándose en mis párpados cerrados, los apreté con más fuerza y mi cabeza latió dolorosamente. Abrí los ojos, esforzándome por poner mi atención en cualquier cosa que tuviera adelante en vez de esos recuerdos punzantes. Ni la sangre extendiéndose como las ramas de un árbol sobre mis antebrazos consiguió distraerme del creciente fuego en mi pecho, en donde se arraigaron todas las imágenes venenosas que liberaba mi mente. Volví a cerrar los ojos con fuerza.
Escuché a alguien llamarme por mi nombre antes de sentir unas manos en mi brazo, queriendo retirarlo de mi frente. No entendían que sin esa presión en mi cabeza las imágenes me consumirían por completo, ¡no podían mover mis manos de su lugar!
¡No, no, no!
Subí las rodillas a la altura de mi pecho intentando controlar las llamas que parecían abandonar mi cuerpo cuando escuché algo estrellarse contra el metal de la cámara y a Coulson gritando desesperado.
Abrí los ojos inmediatamente. El fuego en mi pecho se había evaporado extraordinariamente, llevándose con él los tortuosos recuerdos, dejando sólo un borde borroso en su lugar.
Pero lo que me esperaba afuera de mi cabeza no era mucho mejor.
Quince agentes de SHIELD me estaban apuntando con armas, tiesos, atentos a cada movimiento que hiciera. Miré hacia mi derecha para ver a Coulson con una mano en su arma aún enfundada, posando sus ojos sobre cada uno de los agentes que nos rodeaban.
Miré hacia el lugar de dónde había provenido el ruido que causó tanto revuelo, para encontrarme a Streiten poniéndose en pie del piso del laboratorio con ayuda de dos compañeros.
La adrenalina fluía rápida y caliente por mis venas, quemando todo a su paso.
- ¡Bajen sus armas ya!- gritó Fury, malhumorado. De los que tenían armas, sólo Fury, Hill y Coulson no me estaban apuntando a mí. La orden fue acatada inmediatamente.
- ¡Todo el mundo afuera!- ordenó en el mismo tono.
Todos los presentes abandonaron el recinto automáticamente, a excepción de las únicas tres personas que no habían querido dispararme.
Me di vuelta para mirar a Coulson con desesperación.
- ¡Lo siento! No sé en qué momento lo empujé, no debo haber medido mi fuerza, lo siento, no fue mi intención.
Las lágrimas caían sin control por mis mejillas mientras hablaba, insegura de que se entendiera algo con la afonía que tenía.
- Shh Bella- decía Coulson mientras me palmeaba la mano temblorosa. La agente Hill llegó apresurada a mi lado, sostuvo mi barbilla para examinarme el rostro un momento y pestañeó varias veces.
- Lo siento tanto Hill, en serio, no lo quise empujar- mi voz era un silbido desafinado, debía contar con que me leyera los labios.
- Bella- me llamó así por segunda vez en el día- Bella- repitió para captar mi atención, finalmente la miré a los ojos, quitándome las lágrimas con el dorso de la mano- no lo empujaste.
Su susurro me desconcertó.
- No lo empujó usando sus manos- me dijo Fury, enigmático mientras se acercaba, inalterable por la situación desarrollándose en sus narices.
- Bella, funcionó- dijo Coulson tomando el pañuelo de mis manos y pasándolo torpemente por mis mejillas. Miré extrañada al tinte rojo con el que se había impregnado el pañuelo y volví a mirar mis brazos, rojos por la sangre fluyendo hasta mis manos, que había pasado por mi rostro intentando secar las humedad de las lágrimas.
- El agente Coulson tiene razón. Usted lo hizo perfectamente señorita Swan, fuimos nosotros quienes nos equivocamos y la subestimamos- admitió sabiamente.
Hill giró una de las pantallas que había estado inspeccionando Streiten para mostrarme gráficos que me resultaban ininteligibles.
Abrí la boca para preguntar a qué se refería, pero Hill me ganó.
- Eso quería mostrarte, dame un segundo- dijo poniendo los ojos en blanco teatralmente.- Y te recomiendo no hablar, has gritado con tanta fuerza que has quedado afónica.
Comenzó a poner en pantalla un gráfico de columnas que iba agrandando a gusto con los dedos en la pantalla táctil.
- Mira aquí, ¿ves esto?- señaló un número en unidades que no conocía- calibramos todos los equipos en esa frecuencia, muy por arriba del límite, para intentar amplificar hasta la más ínfima señal que emitiera tu mente.
- Primer error- bromeó Fury. Hill lo admitió pero no sonaba igual de divertida.
- Correcto. El segundo fue haber creído que saldría exclusivamente de tu cerebro.
La miré aturdida. Miró a Coulson y retomó su explicación.
- Cuando las imágenes comenzaron a fluir por tu cerebro, todas esas máquinas comenzaron a sonar, en alarma, por la creciente magnitud del impulso eléctrico que estaban recibiendo. La mayor tensión salía de los electrodos conectados en tu pecho, así que nos apresuramos en agregar más en esa zona. Aparentemente lo hicimos en el peor momento de la simulación, porque unos segundos después de conectarlos, una onda energética de veintiséis kilómetros por hora salió disparada de los equipos, destruyendo los cristales y golpeando a varios agentes, empujándolos varios metros atrás. Estabas muy cerca de todos los espejos, muchos trozos rebotaron y te hirieron, por eso tienes sangre ahí- dijo mientras cogía un botiquin del piso y sacaba gasas y antisépticos.
- ¿Yo hice eso?- susurré para no forzar la voz, ignorando la última parte mientras la agente Hill me hacía extender los brazos para quitar la sangre.
- Sí- dijo Fury, gozando la afirmación.
- ¿Cómo?- insistí, negando con la cabeza, las lágrimas habían vuelto.
- Defendiéndose, señorita Swan. Luchó tanto por expulsar esas imágenes de su cabeza que finalmente encontró la fuerza para hacerlo. Y nuestras máquinas pudieron transducir toda la energía que la atravesaba mientras lo conseguía- me contestó.
Yo seguía negando con la cabeza, encontrándolo absurdo
- Pero aparentemente- siguió- le hemos dado el impulso que necesitaba para poder expresar esta habilidad.
Me horroricé inmediatamente.
- No se altere. No significa que destruirá todo cinco metros a la redonda cada vez que tenga una pesadilla. Significa que nosotros teníamos razón en algo: usted genera un potencial que nuestra tecnología puede aprovechar para expandirlo. Sólo tenemos que examinar minuciosamente cada segundo del procedimiento y analizar los registros de las computadoras.
- Pero no habrá más pruebas así, ¿verdad?- exclamé pero salió como un silbido desesperado, luchando por respirar con normalidad.
- No- dijeron al unísono Hill y Coulson, devolviéndome el alma al cuerpo.
Coulson me alcanzó las zapatillas para poder atravesar el mar de cristales, mientras Hill hacía pasar a Streiten para que pueda examinarme. No aceptó ninguna de mis disculpas alegando que eso sólo significaba que su trabajo había funcionado. En algún momento de la prueba me había sangrado la nariz y mi cara era un desastre rojo y salado. Me lavé la cara con más gasas que me alcanzó María y el doctor removió algunos cristales incrustados en mi brazo izquierdo. Coulson me trajo un te caliente para alivio de mi garganta mientras me vendaban las manos y los tobillos, allí donde las correas me habían quemado al retorcerme. Me vestí con la ropa que había llevado encima del pequeño conjunto deportivo y abandoné el edificio acompañada por Phil. Me mantuve en silencio durante todo el viaje, aunque tampoco podía decir mucho afónica como estaba.
Me sorprendí cuando Phil me acompañó hacia mi departamento y entró conmigo. Me indicó sentarme en el sillón mientras me preparaba otro té. Su preocupación me generó un nudo en la. garganta.
Se posicionó a mi lado, ofreciéndome una taza humeante.
- ¿En qué piensas?- quiso saber. Mi amigo el espía no sabía la cantidad de recuerdos que disparaba esa pregunta.
- En que estoy exhausta de pensar- contesté en voz baja.
Y aún quedaban tantas cosas por analizar en mi mente. ¿Por qué discutían Hill y Fury? Me ponía intranquila que Fury estuviera tan excitado con el resultado, parecía… ansioso por continuar. Pero yo no tenía idea de qué era lo que seguía, las entrevistas, los electrochoques, los ejercicios, las dietas; absolutamente todo había estado orientado a prepararme para la Prueba Beta. Nadie había hablado del después.
- ¿Cómo seguimos ahora?
- ¿Tú? Con una merecida licencia. Mañana es tu cumpleaños, quizás hasta pueda conseguir que lo celebres en Forks- me dijo cálidamente.
Sentí un agujero en el estómago ante la posibilidad de regresar a Forks, así que permanecí en silencio.
- No me gusta cumplir años, ya lo sabes- repliqué.
- Sí, pero las excusas que me has dado apestan, así que fingiré que te gustan hasta que tengas una buena razón para odiar tus cumpleaños.
- Mi cuñado quiso asesinarme y por eso mi novio me abandonó unos días más tarde- le dije.
- No era la primera vez que un sádico vampiro intentaba matarte. Y las separaciones suceden todo el tiempo, algo completamente natural- dijo encogiendo los hombros. Su respuesta tuvo un tono infantil que supo robarme una sonrisa a pesar del tema que estábamos abordando. Tomé un sorbo de mi té, disfrutando la sensación del líquido descendiendo por mi garganta.
Suspiré con pesadez. Sabía que era arriesgado preguntarle todo lo que quería saber, todo lo que me generaba ansiedad y desconfianza cada vez que me quedaba sola, pero sentía que me iban a explotar en el pecho si no lo hacía. Y en vista de lo que había sucedido un par de horas atrás, no quería nada explotando en o desde mi pecho.
-Phil- susurré.
-Dime- dijo revolviendo el café que se había preparado..
- ¿Qué pasará conmigo después? Después de que hayan conseguido lo que estaban buscando, quiero decir.
Contestó convencido de cada palabra.
- Pasará lo que sea que desees. Es muy probable que SHIELD te contrate como un recurso para futuras investigaciones o cooperaciones, así que esa es tu decisión. Puedes quedarte o volver a tu vida de antes de todo esto.
La simpleza de su respuesta sólo me puso más ansiosa. Sabía que nada era así de fácil.
- ¿No me mientes?- le cuestioné.
- ¿Por qué no me preguntas lo que quieres saber en realidad en vez de dudar de mí?
Debí saber que podía ver a través de mis intenciones, puse los ojos en blanco, notando una ligera presión detrás de ellos que me hizo fruncir el ceño.
- ¿Te duele la cabeza? No creo que una píldora pueda ayudarte, has hecho un esfuerzo sin precedentes, pero quizás pueda llamar al Dr. Streiten para consultarle. Hiciste un esfuerzo sobrehumano.
- Fue una tortura- admití esquivando su mirada.
Tomé coraje y continué:
- Y eso me lleva a preguntarme la cantidad de cosas similares… o peores que han hecho durante su historia. Me refiero a SHIELD- aclaré innecesariamente, pensando en la determinación que vi en el ojo sano de Fury.
- Bella, nadie va a lastimarte. Si SHIELD siempre ha justificado los medios para conseguir determinado fin, es otra discusión- contestó rápidamente.
- ¿Qué harán si logran conseguir… no lo sé, un pequeño botón que al presionarlo les cubra la mente de la misma manera que a mí?
- Dárselo a nuestros agentes más expuestos a amenazas mentales- contestó como si fuera obvio. Me lo quedé mirando sin saber qué decir. Sabía que podía confiar en Phil, pero lo sucedido en la Prueba Beta me había desestabilizado, enviándome a los rincones más oscuros de mi mente, haciendo que se libere a borbotones todo lo que había estado reprimiendo tan bien gracias a la constante planificación de mi vida.
Desde que había llegado no me había cuestionado ni una sola vez las intenciones de SHIELD, ni mi posible futuro después de la investigación, ni siquiera me había replanteado qué hacer con mi relación con Edward, aquello que meses atrás había sido el centro indiscutible de mi mundo.
No hacía falta mencionar que tampoco me había parado a pensar un segundo en la razón por la que estaba obsesionada con Steve Rogers.
Comencé a temblar por el frío que parecía salir de mi interior a medida que le daba vueltas a todos esos asuntos. No escuché cuando Coulson se levantó a buscar una manta, pero lo sentí colocarla sobre mis hombros y no dije nada, pero le agradecí profundamente en mi interior.
Suspiró sonoramente.
- Sé que no me voy a arrepentir de esto, pero igual se me hace difícil compartir información - dijo nervioso, se sacudió los hombros y continuó- el año pasado tuvimos algunos visitantes… que no eran de por aquí, y en su corta estadía arrasaron con un pequeño pueblo. Nuestras armas estaban muy lejos de equipararse a la gravedad de la amenaza, fue como llevar una navaja a un tiroteo. Eso ni siquiera fue lo peor. No. Lo peor fue haber tenido al responsable de todo eso frente a mis narices y no haberme enterado porque se trataba de una especie de… hechicero, que jugaba a su antojo con la mente de los mortales. Haber contado con tu habilidad en ese momento nos hubiese ahorrado varias tragedias.
Yo había hecho la pregunta, pero su confesión me había agarrado con la guardia baja.
Confiaba en Phil ciegamente, pero SHIELD no estaba formado únicamente por él.
Me mantuve en silencio un largo rato.
- ¿Quieres que te deje sola?- preguntó, motivado por la incomodidad.
- No- contesté rápidamente. Asintió con una sonrisa comprensible.
- Aunque si tienes que irte estaré bien- agregué, de repente insegura por el tono necesitado de mi respuesta.
- No es la única con el día libre, señorita Swan- bromeó.
- No he sabido de Nat desde esta mañana- reflexioné en voz alta.
- Le asignaron una misión hace un rato, para mañana a esta hora debería estar de vuelta.
Asentí de manera ausente, mi cabeza era un violento torbellino de información. Intenté distraerme y me dirigí a Phil con el tono más divertido que pude improvisar.
- Quizás ahora que estás aquí puedas aprovechar el viaje y pedirle al Capitán Rogers que firme tus tarjetas.
- ¿Crees que estará en el gimnasio?- preguntó esperanzado. Reí sin sonido, era tierno ver a un hombre adulto ponerse así por su ídolo.
- No sé para qué preguntas si la vez que te lo encontraste en persona te parecías a mí frente a Hill- rió a carcajadas y luego se removió en su asiento, con el orgullo dolido.
- Te ríes como si no murieras también por un autógrafo suyo- me picó, indignado.
El rubor hizo arder mi rostro.
- Me parece interesante su historia, eso es todo.
Coulson resopló, claramente en desacuerdo.
Charlamos de trivialidades un rato más antes de que tuviera que irse. Mi nerviosismo aumentaba a cada paso que hacíamos de camino a la puerta, el terror de quedarme sola comenzaba a erosionar la calma que había conseguido. Phil lo notó y parecía indeciso sobre decir algo. Al dar un paso fuera del departamento, se decidió a soltarlo.
- Cuando leí tu archivo no creía que fuera algo trascendental, debo serte honesto- me dijo sonriendo, me encogí de hombros sonriendo apenas- Estamos hablando de un proyecto muy caro que tenía la asfixiante presión de salir bien sí o sí. Había visitado a otros candidatos y quedaban un par más por examinar, pero sólo hicieron falta unos pocos minutos contigo para entender que eras algo que ni yo ni Fury ni Hill podríamos entender jamás. Eras algo… eras algo más. Y aposté a eso- dijo chasqueando la lengua, enviando una nueva oleada de lágrimas a mis ojos.
- Incluso si hoy no hubiese pasado lo que pasó, apostaría por tí otra cien veces más sin dudarlo- terminó en voz baja mientras negaba con la cabeza, casi en resignación, como si fuera algo que no podía controlar.
No lo dudé y lo abracé con fuerza, dejando un par de lágrimas más en su camisa. Phil rió alegremente pero me palmeó la espalda sin saber muy bien qué hacer. Lo dejé en libertad y me sorbí la nariz, haciendo que sonriera.
- Bueno, yo aposté por tí en el momento en el que vi la alfombra de mariposas- dije riendo. Coulson asintió mientras hacía la conexión. Me dio unas palmadas en la cabeza a modo de despedida, cerré la puerta tras él y me dirigí directamente hacia mi cama, en donde me dormí entre lágrimas.
El estruendo del timbre me rescató de la pesadilla desarrollándose en mi cabeza y me desperté agitada y adolorida. Me puse en pie algo mareada, y fui dando tumbos hacia la puerta.
Pestañeé confundida al ver a Fury frente a mí La misma expresión severa de siempre, pero un poco fuera de su papel habitual, inseguro, esperando que le diera permiso para pasar.
-Fury- dije aún confundida- pasa- me moví inmediatamente para dejarlo pasar y se relajó notablemente, sacando de detrás de su espalda una bolsa de comida para llevar.
- Asumí que aún no habías cenado.
Miré la hora en el reloj del comedor, asombrada de la cantidad de horas que había dormido. No tan asombrada de otras cosas dije:
- ¿Asumiste?
Mi tono escéptico no lo sorprendió para nada. Comenzaba a preguntarme si algo alguna vez podría sorprenderlo.
- Supongo que le parece más fácil lidiar con la idea de la espiamos 24/7 en vez de aceptar que es un libro abierto y de cubiertas transparentes.
Bueno, mi madre estaría feliz de saber que alguien le daba la razón. Me recordé que hacía una semana que no la llamaba, igual que a Charlie. Debería arreglar eso pronto. No quise pensar en otro número que no marcaba hacía un tiempo.
- Gracias- le dije ignorando su comentario.
Me dirigía a buscar platos y cubiertos cuando me interrumpió con su voz profunda.
- Son hamburguesas de queso, no hará falta.
Lo miré extrañada.
- Sabes que no puedo comer eso.
- Hoy es su día libre- sonrió. Le dediqué una mirada suspicaz y luego lo seguí a la mesa. Comenzamos a comer en silencio.
- Supongo que se estará preguntando a qué vine- dijo casualmente.
- He aprendido a no preguntar ciertas cosas- le dije sin mirarlo. No le admitiría la inmensa cantidad de preguntas (y acusaciones) que tenía.
- Quizás sí tenga madera de agente después de todo.
No contesté.
- Sé que ha estado preguntando mucho por el Capitán Rogers.
El tono de Fury en relación a Rogers no se parecía nada al tono jocoso de Coulson cuando me acusaba con lo mismo. Endurecí la mirada.
- Una mujer queriendo averiguar sobre Steve Rogers, me imagino que debe ser toda una novedad- rodé los ojos.
Fury sonrió, quizás disfrutando mi evasiva.
- No es su historial de conquistas lo que le interesa, señorita Swan.
Tragué saliva.
Ciertamente me interesaba eso también, pero él sabía de qué se trataba mi interés por Rogers. Todos los secretos alrededor del experimento que lo convirtió en el Capitán América, de las armas de HYDRA, del Teseracto. Me había costado mucho juntar esa información, generalmente la había obtenido a partir de pequeñas cosas que podía conseguir de Natasha y Phil.
Había sido el grueso de esa información lo que había disparado mi desconfianza alrededor de SHIELD últimamente. Se sentía aplastante la cantidad de cosas que orbitaban a mi alrededor sin que yo supiera de su existencia y el hecho de que haya aceptado sus términos casi ciegamente no me daba ninguna tranquilidad.
- Usted no colaborará para lastimar a nadie- pareció leer el hilo de mis pensamientos- su naturaleza se lo impide. Y eso es lo que me trae aquí.
Mis músculos se tensaron automáticamente.
- Usted sabe que con el asesinato de Erskine la fórmula del suero SS se perdió para siempre. Pero eso no impidió que la agente que había estado a cargo de la investigación..
- La agente Carter- dije apresurada. Sabía toda la historia gracias a Phil.
- Exacto, la fundadora de SHIELD- bueno, esa parte no la sabía- Cuando Howard Stark encontró el Teseracto, la agente Carter no pudo evitar estudiarlo, pero lamentablemente, el equipo con el que contaban en ese entonces era inadecuado. Pero los productos de esas investigaciones abrieron paso a investigaciones más actuales, de manera tal que gracias al trabajo de muchos agentes a lo largo de todos estos años, hoy tenemos un prototipo de suero mejorado, generado a base de moléculas energéticas que se obtuvieron del Teseracto y que podían reemplazar la radiación que utilizó Erskine originalmente.
Me quedé en blanco por un minuto entero.
- ¿Qué quiere…
- Isabella- me interrumpió Fury, la gravedad de su voz haciéndolo más adusto y a medida que hablaba se inclinaba sobre la mesa, acercándose a mí- contar con dispositivos que tengan una décima parte de tu poder para evitar futuras amenazas es un gran plan, pero saber que existe una persona buena hasta el tuétano con la capacidad de proteger a miles de personas a la vez es lo que me dejaría dormir en paz.
Sus palabras se sintieron como un baldazo de agua fría. Y a la vez tuvieron mucho sentido.
- ¿Por eso me eligió?
Se incorporó sonriendo.
- Yo no fui el que tuvo que hacer esa elección- contestó triunfante.
- Se está haciendo tarde y tiene mucho que pensar. Lo último que quiero es molestar- comenzó a decir mientras se ponía en pie.
- ¿Tiras esa bomba y te vas?- exclamé incrédula.
- Nunca es bueno quedarse cerca de las granadas- me respondió absolutamente desentendido de mi creciente furia.
- Buenas noches Isabella- dijo de espaldas a la puerta, para luego tomar el picaporte con una sonrisita de suficiencia.
Me pasé el resto de la noche llorando y tirando cosas, muy enfurecida como para poder hacer cualquier otra cosa.
Lamentablemente, no toda la furia estaba dirigida al director de SHIELD. Muchas de las cosas que me hervían la sangre de hecho le excedían.
Después de todo, había sido yo la que había abandonado Forks para ser parte de algo que no terminaba de entender. También había sido yo la que había aceptado todo tan fácilmente, sin hacer preguntas ni buscar garantías.
¿En qué momento me había parecido una estupenda idea formar parte de un experimento de la agencia de espías más turbia de la historia?
Aunque no pude evitar ser carcomida por la voz en mi cabeza que me decía que también había sido yo la que había temblado ante la propuesta de casamiento de Edward, comenzando a desbaratar los pilares de mi vida antes de que SHIELD apareciera en escena. Esa línea de pensamiento era la que más temía.
Incluso más que al suero. Que era un tema enteramente distinto. Y a la vez bastante similar. Quiero decir, al fin y al cabo se trataba de aceptar ser inyectada con un líquido que se esparciría por todo mi cuerpo de manera irreversible, potenciando al máximo todo a su paso.
Sentía que mi cabeza no podía procesar todas las categorías de análisis que eran necesarias, pero no era como si pudiera ir a preguntarle a la gente que sabía había sido cambiada por la penetración de una sustancia supernatural en su cuerpo que cómo habían llegado a esa decisión. Primero, porque para ninguna de las siete personas en las que estaba pensando había sido consensuado. Los Cullen eran felices (o la mayoría de ellos lo eran) con el hecho de llevar la existencia que llevaban, pero jamás había sido algo que les hayan dado a elegir. Rosalie había dejado en claro eso la última vez que la había visto, hermosa y helada, velando por mi humanidad.
Y tampoco podía contar con consultarle a la otra persona que de hecho había pasado por la misma situación. ¿Qué se suponía que dijera?
"Hola Capitán Rogers, soy yo, la torpe niña que cayó a sus pies el día después de que despertó de entre los muertos, quería saber si podría contarme acerca de cómo se decidió a aceptar participar del experimento que le dejó uno o dos traumas hace setenta años".
Bien podría alcanzarle las tarjetas vintage de Phil para que las firme de paso.
Largué el aire con fuerza, tirándome un poco del pelo. No podía dormir y hacía horas que me paseaba por la sala de estar dándole vueltas al asunto. El baño no había funcionado, y sólo había hecho escocer todas las heridas que cubrían mi cuerpo.
El sonido de mi teléfono me hizo dar un salto. Eran las cuatro y media de la madrugada, atendí, extrañada, temiendo una mala noticia.
- Bella, tenemos una situación. Necesito que estés lista para salir en quince minutos. George pasará por tí.
- ¿Phil? ¿Qué situación?
- Lo sabrás en el camino. Quince minutos Bella.
- Claro- respondí rápidamente, comenzando a buscar mi ropa, sintiendo la excitación de la adrenalina.
- Ah, ¿Bella?
-¿Sí?- dije,ansiosa.
- Feliz cumpleaños- dijo Coulson antes de cortar la comunicación.
Bueno, eso me dejaba más tranquila, después de todo, nunca ocurría nada malo en mis cumpleaños.
Sonreí con ironía mientras con manos temblorosas anudaba por primera vez los oscuros cordones de un par de borcegos nuevos, que jamás volverían a estar así de relucientes.
Espero que hayan disfrutado leyendo este capítulo tanto como yo disfruté escribirlo.
Intentaré actualizar el fin de semana, manténgase atentas/os porque en el próximo capítulo incluye a varios de los personajes que más ansiamos ver.
