- No es un poco… ¿pequeño para mí? O para cualquiera...
Preguntó Bella, sosteniendo la prenda de neopreno negro alejada de su cuerpo, reticente a imaginarse dentro de ella.
Natasha rió por lo bajo.
- Cede bastante- dijo mientras se sacaba la blusa roja por los hombros, luciendo un sostén del mismo color, haciendo lo mismo con su jeans azul oscuro. Bella alejó la mirada, azorada, aunque Romanoff no podía estar más lejos del pudor de la situación. No era algo que le incomodara en lo absoluto, además, necesitaba que Bella sintiera que podía hacer lo mismo para buscar lesiones en su cuerpo.
Por supuesto, Bella hizo lo que Romanoff había previsto.
Incentivada por lo cómoda que se veía su compañera en esa situación, comenzó a quitarse el suéter con cuidado, algunos de sus músculos dolían por la fuerza que había hecho el día anterior, intentando librarse de las ataduras de sus manos y pies. A continuación se sacó las botas de caminar que había estrenado en la madrugada, desatando con rapidez los cordones y luego salió del pantalón ajustado haciendo un poco de esfuerzo, quedando en un conjunto de ropa interior negro por unos pocos segundos, apresurándose en meter una de sus piernas en el intimidante traje de una sola pieza. Podía escuchar cómo Natasha hacía lo mismo.
Lo que no sabía era que además de eso, Natasha estaba llevando la cuenta de las heridas que veía: marcas en las muñecas y en los tobillos que estaba segura eran quemaduras de la inmovilización con correas. Por lo menos no habían usado cadenas. Los cortes superficiales en los brazos la desconcertaron un poco, pero eventualmente lo descifraría. Tenía que contar también los ojos estallados en sangre y la voz disfónica, pero por todo lo demás, Bella parecía bien. La inspeccionada terminó de subirse la cremallera hasta la altura del esternón cuando Natasha estaba anudando sus botas.
La Viuda Negra se estaba mordiendo el interior de las mejillas para evitar preguntarle qué demonios había sucedido cuando de pronto Bella levantó la mirada y sus ojos marrones se encontraron con el verde en la mirada de Natasha.
- Fue horrible. Pero estaré bien- le dijo, sonriéndole un poco al final.
La espía rusa no supo ver en qué momento Swan había descubierto sus intenciones y pestañeó pasmada. Sin embargo, le dieron muchas ganas de palmearle la cabeza. Era buena.
Un golpe en la puerta metalizada de los vestuarios interrumpió su intercambio.
- Adelante- ordenó Natasha, aún mirando a Bella.
Coulson entró con la mirada gacha, temiendo encontrarse con alguna situación de desnudez, pero los roncos gritos de Bella lo hicieron levantar la vista, sorprendido.
- ¿Vienes a decirme qué diablos está sucediendo?- lo recibió, cruzando los brazos sobre su pecho.
Antes de que Coulson pudiera responder nada, su amiga continuó despotricando.
- ¿Feliz cumpleaños? ¿Acaso Fury piensa que está haciéndome un regalo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué demonios quiere Fury que vaya a Alemania? ¡No te atrevas a poner ojitos de bueno y suavizarme con una verdad a medias Phil!
Coulson la observó con cuidado, hablando con voz calma mientras la miraba directamente a los ojos, haciendo exactamente lo que Bella le dijo que no hiciera.
- Ya lo sabes.
- ¿Qué te acabo de decir?- lo regañó Bella. Indignada, continuó:
- No, no lo sé. Y te diré qué más no sé: manejar uno de esos jet o pelear decentemente.
- Pero sabrás cuando el maldito de Loki quiera jugar con la mente de alguno de los nuestros- sentenció mientras la interrumpía.
La postura de Bella ya no fue tan defensiva pero frunció el ceño, su silencio demandando más explicaciones.
- Loki tiene en su poder un arma… que, como la última vez, no logramos entender. O igualar. Gracias a eso ha tomado control de uno de nuestros mejores hombres, el agente Barton. Ha tomado a otros también, no sabemos para qué los quiere.
Bella miró inmediatamente a Nat al escuchar el nombre de Barton. Ella jamás lo había conocido, siempre estaban en lugares distintos: Barton trabajaba con el Teseracto y Bella era el objeto de trabajo de otros agentes; pero estaba al tanto de la amistad entre ellos.
- ¿Te refieres a que está pasando aquello que no querías que pasara? ¿La razón por la que vine aquí en primer lugar?- dijo en voz baja, incrédula.
- Sí, soy bueno en mi trabajo, no suenes tan sorprendida. Loki se nos adelantó. Pero no significa que haya ganado. Tenemos la esperanza de que si las cosas se llegan a complicar, tu presencia evitará que otros agentes terminen como Barton.
Natasha levantó la ceja y Coulson evitó su mirada.
- Yo… no tengo idea de cómo hacer eso Phil- admitió derrotada.
Coulson se acercó sonriendo afectuosamente.
- Confío en que seas buena improvisando.
Una luz roja ubicada en la pared de los casilleros les indicó que debían marcharse, así que Natasha avanzó rápidamente, siendo seguida de cerca por Swan y Coulson, que caminaron en silencio hacia la cubierta.
Fury y Rogers estaban a los pies de la rampa de subida a un moderno jet que tenía el número sesenta y cuatro pintado a uno de los lados, esperando.
Romanoff se giró para mirar a Coulson y Bella antes de ingresar.
- Despídase de Bambi, Agente Swan, es hora de ir a trabajar.
Enseguida se acomodó en el asiento de piloto, comentándole algunas cuestiones técnicas a su copiloto.
Viendo que era más una realidad que una broma, Bella no rió. Le dio una última mirada temerosa a Coulson, que en cambio le devolvió una sonrisa alentadora, y comenzó a caminar por la rampa para subir al jet.
Fury asintió cuando pasó a su lado.
- Cuando tengan que organizar una operación para rescatarme, sabrás cuán equivocado estás- le dijo en un hilo de voz, avergonzada de antemano.
Steve se extrañó al oír el tono decepcionado en la voz de Bella.
Fury actuó como si acabara de comentarle el clima.
- Por eso te llevas al mejor soldado de la historia contigo- le dijo con serenidad.
Steve sintió a su estómago cosquillear ante la insinuación de que debía protegerla. El buen humor lo invadió y tomó aire, orgulloso.
Bella, ajena a la sutil reacción de Steve, resopló, más sarcástica que apesadumbrada, y replicó:
- ¿Qué? ¿Me darán un silbato con barras y estrellas para emergencias?
Rió con amargura y subió al jet. Se ubicó en una pequeña elevación que había entre Natasha y su copiloto, apenas centímetros detrás de la línea de sus asientos, ignorando olímpicamente los asientos laterales.
El Capitán miró a Fury con el ceño fruncido, sin entender. El director de SHIELD negó con la cabeza y lo despachó con un movimiento de la mano. Rogers asintió de manera obediente y abordó al jet, sosteniéndose de las barras que pasaban por encima de la cabeza del copiloto cuando despegaron del Helicarrier.
Steve, de vuelta en su uniforme, se sintió cómodo de una forma que no lo había hecho desde que había despertado. Era un soldado con una misión, y nada lo hacía sentir más en casa que eso.
Natasha les dijo que tardarían unas dos horas y un poco más en llegar y les entregó audífonos para estar comunicados todo el tiempo. Bella no vio la necesidad de que ella tuviera uno, pero se lo puso de todos modos.
El cielo oscureció muy rápido a medida que se acercaban al destino, dejando al jet en completa oscuridad a excepción de las luces del tablero que iluminaban tenuemente los rostros de Natasha y su compañero, generando una intensa electricidad entre los pasajeros de atrás, a pesar de que uno iba parado y la otra sentada. Cuando los movimientos del jet hacían que el muslo de Steve rozara el hombro de Bella, el primero apretaba con fuerza la barra de la que se sostenía, temiendo dejar la marca de sus dedos en ella.
Bella, por el otro lado, era un manojo de nervios. Saltaba un poco cada vez que el cuerpo del Capitán latocaba, los trajes de ambos eran ajustados así que el contacto se sentía un poco más directo. Bella se encontró por primera vez deseando turbulencias en su vuelo.
Luego de los primeros cuarenta minutos, Rogers se sentó al lado de Bella, sonriéndole brevemente cuando ella se giró a mirarlo entre sus pestañas. Sus hombros se estaban rozando y Bella lamentó que el viaje fuera tan corto. Steve pareció leer su mente.
- No recuerdo que sea tan rápido ir de un continente a otro.
Tuvo que hablar un poco más alto por el ruido del jet.
- No se ilusione cap, no es lo más normal.
Bella inclinó la cabeza hacia él, temerosa de que su ronca voz no fuera a escucharse. Cuando el dulce aliento de Bella golpeó su mejilla, Steve se encontró agradecido de su voz disfónica. Giró la cabeza hacia ella inmediatamente, dejando sus rostros a unos quince centímetros de distancia.
Rogers se devanó los sesos buscando cualquier cosa que decir, con tal de seguir hablando manteniendo esa cercanía. Sus ojos se iluminaron con ilusión.
- Feliz cumpleaños- susurró, acariciando las palabras.
Bella odiaba cumplir años, pero en ese momento hubiese aceptado cumplir años todos los días por el resto de sus vida con tal de escuchar a Steve Rogers decírselo de esa manera.
Bella se maldijo a sí misma cuando no fue capaz de sostener la intensidad de la mirada del Capitán, y agachó la cabeza, ruborizándose en la seguridad que la oscuridad le brindaba. Se escuchó musitar un simple gracias mientras tanto,
Steve estaba sentado con las rodillas flexionadas frente a su pecho, siendo mantenidas en su lugar por sus fuertes brazos extendidos. Bella rozó su brazo derecho con la cabeza, cuando miró hacia abajo, huyendo de su mirada, y en la negrura de la noche se sintió como una caricia íntima que le entibió el pecho.
Bella sintió la misma calidez y encontró la seguridad para mirarlo a los ojos una vez más.
- ¡Vaya fiesta me espera!
Steve rió alegre y movió su hombro unos milímetros para empujarla apenas, bromeando. Pero sin saberlo, tocó uno de los recientes cortes que Bella tenía en el brazo, haciendo que ésta última haga una mueca.
- Lo siento.
- Está bien- le sonrió Bella sin darle importancia.
La electricidad que generaba Bella en su cuerpo era peligrosa y lo llevaba a tomar decisiones impulsivas que su cuerpo efectuaba sin que él fuera realmente consciente de ellas. Así fue como la tomó con suavidad un poco por encima de la muñeca izquierda, levantando un poco hacia atrás su manga, descubriendo el brazalete de quemaduras que tenía en esa zona, sin verlo realmente por la falta de luz. No había necesidad, ella se tensó enseguida, sabía a qué se refería.
- ¿De verdad estás bien?- le preguntó con el ceño fruncido bajo el peso de la preocupación.
Bella casi se desmaya al ver a esos ojos azules consternados mirándola profundamente.
Sabía que lo normal sería deshacerse de su agarre y contestarle que nada de aquello le incumbía, pero una corriente que la atravesaba de pies a cabeza en su cercanía le arrebató el poco sentido común con el que contaba. Colocó la mano libre encima de la de Steve, sintiendo un hormigueo placentero en la boca del estómago.
- Claro que estoy bien. Tengo al Capitán América al lado, ¿no?- le respondió, sonriendo.
- Por supuesto- pareció jurar Rogers, haciendo que ese hormigueo que Bella sentía se extendiera al resto de su cuerpo, llegando a sus extremidades y yendo más allá. Steve sintió un cosquilleo muy real en su mano y la movió, extrañado. Bella pestañeó asustada, mirando sus manos aún unidas y retirando la suya rápidamente.
Steve quiso preguntar qué diablos había sido eso, pero Fury le habló por el intercomunicador, haciendo que se ponga en pie de inmediato.
- Capitán, ¿me escucha?
- Fuerte y claro, señor- contestó serio.
- Loki se muestra hostil y tiene rehenes, prepárese para encontrarse con eso.
- Sí señor- le dijo.
- ¿Qué tan rápido pueden llegar?
Natasha, que aparentemente también estaba escuchando la conversación por el audífono, contestó con su voz grave y seductora.
- Quince minutos.
Por lo visto, Romanoff no mentía cuando de tiempo estimado se trataba. En quince minutos hizo el recorrido que se suponía debía haber hecho en una hora. Bella sentía que no podía sostenerse apropiadamente de nada para evitar irse hacia atrás por la nueva velocidad del jet, pero no fue una buena decisión. Se había mareado vergonzosamente, pero debía admitir que la adrenalina del enfrentamiento que sabía que se avecinaba ayudaba a empujar el malestar lejos. La creciente velocidad del jet también había creado una leve turbulencia que la desequilibraba constantemente, obligando al Capitán Rogers a sostenerla por la cintura cada vez que su equilibrio se veía comprometido. Como resultó ser algo incesante, mantuvo su enorme mano firme en su cintura, haciendo presión o atrayéndola a su lado cuando era necesario. Steve hizo un esfuerzo sobrehumano para no pensar en el traje ajustado de Bella cada vez que la tocaba. O en esas botas que tenía.
La velocidad del viaje, la adrenalina que preparaba su cuerpo para la lucha y el embriagante contacto con Bella lo tenían eufórico.
- Tenemos vista de Loki- anunció Natasha.
El jet estaba lejos y elevado, pero era posible distinguir al grupo de personas corriendo, queriéndose alejar de uno en particular.
A medida que se iban acercando, pudieron ver que la gente se había arrodillado, estando rodeada por varios hombres idénticos, todos con una vestimenta extraña y un ornamento en la cabeza aún más sobresalientes. En las manos de todos ellos, una especie de cetro dorado, con una punta curvada en cuyo interior había una especie de centro de energía, azul y brillante.
- Diablos- exclamó Natasha.
- ¿No que estaba solo?- dijo Roger, soltando a regañadientes la cintura de Bella e inclinándose hacia Natasha.
- Uno es él, el resto son réplicas suyas.
Bella, que solo veía a un hombre muy singular cerniéndose de manera amenazante sobre un grupo de gente indefensa, dijo confundida:
- ¿De qué hablan? Hay un solo hombre ahí.
Steve la miró frunciendo el ceño y Natasha se apresuró a contestarle:
- ¡Dinos cuál es el Loki real!
- ¡El de espaldas a la escalinata!- respondió Bella rápidamente.
Romanoff abrió las puertas del jet y el Capitán saltó sin pensarlo, escuchando la exclamación asustada de Bella en el aire. Aterrizó sin problemas en la copa de un árbol cercano, balanceándose entre las ramas para llegar al suelo adoquinado y correr para llegar justo a tiempo de detener el ataque del Loki que Bella había indicado.
Desde el jet, la joven Swan lo observó maravillada, mientras Natasha maniobraba para descender y quedar a la vista. Apretó más botones para desplegar un arma que salió por la parte inferior del vehículo.
- Loki, suelta el arma y ríndete.
Apenas Loki movió el cetro, Natasha ya estaba tomando el mando para esquivar el rayo de energía que emitió el objeto. Bella cayó contra uno de los asientos laterales, de los que contaban con arneses, golpeándose fuertemente las costillas, pero fascinada con las habilidades de su amiga.
El jet se estabilizó de vuelta mientras Natasha se quejaba del constante movimiento de Loki que le hacía imposible se había vuelto a poner de pie, observando maravillada y aterrada a la vez cómo peleaba el Capitán Rogers.
¡Cómo no había notado esas mallas antes! Bella se avergonzó monstruosamente por la dirección de su mirada, incluso aunque nadie la hubiera notado.
De repente, una alarma comenzó a sonar mientras Romanoff revisaba frenéticamente cada pantalla en busca del problema.
- Agente Romanoff, ¿me extrañó?- se escuchó la pregunta de un hombre de voz profunda y divertida, antes de que una canción de AC/DC comenzara a aturdirlos. Suspiró resignada. Se dio vuelta para mirar a Bella sonriendo.
- Esto sí será divertido.
En el camino de vuelta Bella se vio conformando el grupo de pasajeros más extraño de la historia.
Ironman, el Capitán América, un dios y ella. ¿Acaso no era el inicio de un gran chiste? Quiso sonreír por lo ridículo de la escena, pero no podía dejar de mirar fijamente a los ojos más verdes que había visto en su vida. Loki era un hombre que aparentaba unos cuarenta años, más alto que el Capitán, de pelo negro azabche peinado hacia atrás y largo hasta los hombros, cuyo rostro era la perfección absoluta. Bella había leído muchas veces la expresión "hermoso como un dios griego" y le pareció adecuado reemplazarlo por "dios nórdico".
Loki tampoco había dejado de mirarla, sonriéndole casi dulcemente de vez en cuando. Estaba sentado y atado a uno de los asientos laterales de una de las paredes del jet y Bella se había sentado justo enfrente, queriendo evitar estar parada en la zona en la que estaba antes, ya que Steve y el señor Stark estaban allí y ella no tenía mucho de lo que agarrarse.
- ¡Oye!- le gruñó Steve a Loki cuando lo vio mirar de esa manera a Bella, rompiendo el trance en el que esos ojos la habían dejado. Bella pestañeó varias veces y vio la seña que Steve le hacía con la cabeza. Se puso de pie inmediatamente y se dirigió a su lado, luciendo sonrojada.
- Sí, la oferta de trabajos ya no es lo que era antes, pero ¿soldado y niñera a la vez?
Steve lo miró sin diversión, pero Bella quería conocer a Tony Stark desde que Coulson le había contado sobre él.
- También es un placer conocerlo, señor Stark- le dijo sonriendo con amabilidad.
Rogers vio el brillo en los ojos de Stark, listo para meterse con ella de vuelta, y habló antes de que las palabras pudieran abandonar los labios de Tony.
- No me gusta- le dijo mientras señalaba con la cabeza hacia Loki.
- ¿Que el profeta se haya rendido?- contestó Stark. aun mirando a Bella.
- No recuerdo que sea tan fácil- sospechó Steve.
Pero nadie iba a ayudarlo mucho esa noche, porque Natasha habló desde el asiento del piloto.
- No es que su memoria sea muy confiable cap- bromeó seductoramente, casi escondiendo el reproche en su voz. Casi.
Steve asumió enseguida que se trataba del incidente con Bella de hacía unas horas y sintió la urgencia de contestarle que ella tampoco era muy buena dando consejos, pero se mordió la lengua, avergonzado al fin y al cabo, y Bella habló antes de que pudiera decir algo.
Las luces de la cabina estaban encendidas, así que la plena exposición de su rubor la puso más nerviosa de manera que cuando asomó su cabeza por sobre el capitán y Ironman, su mano se resbaló de la barra en la que se estaba sosteniendo.
- Natasha, el Capitán ha enmendado cosas incluso sin necesidad, no seas grosera.
Bella no la veía, pero podía sentir los ojos de Nat poniéndose en blanco.
- Me lo merezco. Es inadmisible señora- le dijo mirándola directamente a los ojos, recordando lo heridos que se habían visto esos pozos chocolate cuando pensó que no la recordaba.
- No se preocupe Capitán. Ese día tenía demasiadas cosas en mente como para prestarle atención a cualquier otra cosa. Tampoco es nada nuevo para mí.
Steve la miró sin entender, ladeando la cabeza en confusión para que siga hablando.
- No soy el tipo de mujer que los hombres volteen a ver dos veces, ya sabe- bromeó sin gracia.
Stark movió su cabeza a los lados, como si coincidiera con ella y a Steve le hirvió la sangre. Otra vez, alguien habló más rápido.
- Claramente, los hombres son idiotas- dijo Romanoff tirándose hacia un costado, girando la cabeza para mirarla de arriba hacia abajo de manera sugerente.
Algo tan sutil como un suspiro podía hacer sonrojar a Bella, pero los coqueteos de Natasha eran moneda corriente para ella, que la miró divertida y le contestó:
- Agente Romanoff, por favor. ¡Me va a hacer sonrojar! O peor… ilusionar.
Natasha rió y cuando se giró para mirar el cielo una vez más.
- Define "peor"- agregó sin mirarla, bajando el tono de su voz. Antes de zanjar el tema, volvió a meterse con Steve.
- Respire, cap.
Eso sí que ruborizó a Bella.
- ¿Lo ve? El futuro es hermoso- le dijo Stark con un chasquido de la lengua.
Steve respiró profundamente, juntando paciencia. E intentando eliminar la imagen del coqueteo entre las dos bellas mujeres que tenía delante.
- Quizás se perdió de una o dos cosas en su tiempo como paleta- siguió Stark. Bella frunció el ceño ante el comentario. Stark hablaba de aquello tan livianamente.
- Fury no me dijo que lo había llamado a usted.
- Sí, hay muchas cosas que Fury no le dice- le contestó dirigiendo una rápida mirada a Bella, frunciendo los labios y enarcando las cejas, en una expresión de falso lamento.
Un leve movimiento en el jet hizo que Bella perdiera el equilibrio y se colocara una mano en la espalda del Capitán, aferrándose al uniforme. Steve la tomó de la cintura rápidamente pero la quitó de inmediato cuando vio el inconfundible rojo en el rostro de Bella. También se sintió cohibido por la luz encima de ellos. Extrañó la libertad que la oscuridad le otorgaba. Sin embargo, ella jamás soltó su espalda, quemándolo placenteramente allí donde lo tocaba, transfiriéndole una sensación de seguridad inigualable. El efecto parecía ser recíproco, porque de repente Bella no pareció tan incómoda de estarlo tocando frente a un extraño que no podía mantener la boca cerrada. Y un dios nórdico, no hay que olvidarse.
Por supuesto, Stark lo notó enseguida.
- ¿No eres demasiado joven para él? ¿Es porque hace pilates? Eso no cambiará los números en su tarjeta de identidad, ¿lo sabes, no?- dijo Tony.
Rogers estaba analizando lo fácil que sería callarlo empujándole con fuerza la cabeza contra la barra que tenía enfrente, pero su espalda se sentía muy relajada como para moverse y ladeó la cabeza apenas, un poco desconcertado.
Súbitamente, Bella sintió la seguridad para contraatacar, lejos de quedar subordinada al azoramiento.
- He visto las tapas de las revistas, señor Stark, es bueno ver que de repente le preocupan las diferencias de edades. Habla muy bien de su madurez.
Stark entrecerró los ojos y la señaló con el dedo, sintiendo cómo se tensaba la espalda de Steve.
- Ahora sí quiero saber tu nombre, me caes bien niñajo- le dijo con soltura.
Bella sintió la espalda del Capitán relajarse bajo su mano y sonrió divertida.
- Agente Swan para usted- le dijo guiñándole un ojo a Steve.
La turbulencia por el paso a través de una tormenta eléctrica deshizo el momento de distensión.
- Apareció de la nada- decía Natasha.
Steve vio por el rabillo del ojo la inquietud del prisionero y enseguida se puso en guardia.
- ¿Qué, te dan miedo las tormentas?
- No me gusta lo que suele seguirlas- dijo con naturalidad.
Un estruendoso golpe en el techo del jet los hizo desestabilizarse. Steve tomó la cintura de Bella para posicionarla detrás de él. Stark se puso su casco y abrió las puertas, ganándose el reclamo del Capitán.
En ese momento un hombre enorme con un martillo se materializó en la entrada del vehículo, empujando de un martillazo a Ironman, que cayó sobre el Capitán, que aplastó a Bella. El extraño hombre se llevó a Loki tomándolo por el cuello y desaparecieron en el aire.
Steve se puso de pie enseguida, levantando a Bella y mirándola rápidamente para ver si la había lastimado.
Bella sólo estaba intentando procesar lo que había visto mientras Stark y Rogers discutían y salían detrás de su prisionero.
- ¿Y ahora qué hacemos?- le preguntó a Natasha.
- Son hombres. Se golpearán y luego regresarán. Sólo hay que esperar. Te dije que eran todos idiotas.
