Cuando el jet aterrizó de vuelta en el Helicarrier, el extraño grupo de pasajeros fue recibido por una docena de oficiales armados que se encargaron del traslado de Loki bajo la atenta mirada del agente Coulson, que le dedicó una rápida sonrisa a Bella antes de retirarse con el prisionero.
La joven hizo una mueca y miró hacia los lados, contemplando una vez más el heterogéneo grupo que seguía conformando, demasiado a gusto con el dios nórdico que ahora remplazaba a Loki. El ser mítico en cuestión se encontraba de espaldas a ella, observando cómo se llevaban a su hermano, dándole la avasalladora vista de sus anchos hombros y espalda musculosa. Cuando el prisionero y su custodia se perdieron dentro de la base, se giró hacia ellos y posó sus ojos en Bella, haciendo que tragara saliva, notablemente nerviosa. Thor, el dios del trueno, lucía a la altura de todas sus historias: un hombre fuerte, alto, con el pelo dorado largo enmarcando un rostro perfecto, como si estuviera cincelado en mármol, sólo sombreado por una barba larga y rubia que, a los ojos de Bella, lo hacía inconmensurablemente más atractivo.
- Mi señora, lamento mucho si mi comportamiento de antes le provocó algún daño.
Su voz, grave y antigua, pareció retumbar entre los presentes. Sobre todo en Bella, que había sido deslumbrada en el momento en el que se había girado para verla. Cuando cayó en la cuenta de que aquel rostro perfecto estaba esperando una respuesta, se aclaró la garganta rápidamente y se concentró en recordar la pregunta.
- No, estoy bien, no se preocupe señor- dijo Bella en su ya habitual voz rasposa mientras el rubor le invadía el semblante.
Nat se acercó un poco más a Bella, esperando que su cercanía le ayudara a sentirse menos incómoda. Si no fuera porque su joven amiga estaba pasando un mal momento, Nat hubiese rodado los ojos. Bella tenía que superarlo, no podía quedarse embelesada con cada musculoso de ojos azules que veía.
Pero incluso encabezando esa postura, Romanoff no pudo rodar los ojos ni en su propia mente, tenía que admitir que aquel rubio tenía con qué hacerla dudar.
- Me alegro profundamente. ¿Podría saber el nombre de la señora?- preguntó sonriendo, inclinando un poco más hacia abajo su cabeza dado que la diferencia de altura entre ambos era muy grande. Romanoff tenía su atención en Bella, deseando que no comenzara a hiperventilar y en Stark, que comenzó a caminar, alejándose del grupo probablemente para quitarse el traje.
- Sí… Isabella… Bella. Bella Swan- pudo encontrar las palabras finalmente, mientras extendía la mano hacia delante. El interpelado la tomó enseguida pero no la estrechó como esperaba la joven, sino que lentamente acercó sus labios y colocó un sutil beso en el dorso.
- Es un inmenso placer. Yo soy Thor- dijo aún sosteniendo su mano.
Nat vio al mismo tiempo cómo se detenía la respiración de Bella y cómo incrementaba la de Rogers. Sonrió hacia sus adentros con un poco de malicia, quizás un poco de celos entre aquellos dos haría todo más divertido. Decidió intervenir mientras la codeaba suavemente a Bella, un poco para sacarla de su hipnosis y otro poco en complicidad.
- Bueno, eso está claro.
El comentario de Natasha solo pareció complacer al asgardiano.
- Nos están esperando adentro- volvió a hablar, encabezando el camino de vuelta hacia la base, siendo automáticamente seguida por Thor.
Bella miró a Steve por entre sus pestañas, sin poder evitarlo, y éste le devolvió la mirada con una media sonrisa mientras extendía un brazo, indicándole que avanzara. Bella comenzó a caminar rápidamente mientras él se posicionaba a su lado, comenzando a sentir una vez más aquella electricidad que la había envuelto en la oscuridad de la cabina del jet, con la enorme diferencia de que ya no los envolvía negrura alguna y ni siquiera se estaban tocando. Tomó una gran bocanada de aire y sintió un dolor punzante en el costado, a donde dirigió su mano inmediatamente. La maniobra que había hecho Nat para esquivar el ataque de Loki seguro iba a dejar una marca en las costillas de Bella.
- ¿Estás bien?- quiso saber Steve, su ceño fruncido por la preocupación. Bella asintió automáticamente, sin convencerlo realmente. Siguieron avanzando rápidamente detrás de Nat hasta dejar atrás la cubierta. Mientras recorrían la serie de pasillos que los llevarían a su destino, Steve y Bella se mantuvieron pegados, sus manos a veces se rozaban por el balanceo de sus brazos, dejando una zona caliente allí donde se tocaban. El calor se extendía en el interior de cada uno, traccionando sus músculos para buscar el alivio de más contacto.
Steve ni siquiera parecía tener energía para avergonzarse por sus pensamientos, estaba invirtiendo mucha fuerza en no tomarla por la cintura para acercarla a su cuerpo tanto como fuera posible.
Bella no podía analizar la impresionante reacción que todo su ser tenía frente al Capitán Rogers, absolutamente enajenada en esa pulsión que aparecía de la nada cuando estaban juntos. Embriagada en la necesidad de sentir su toque, estiraba el meñique para acariciar rudimentariamente el dorso de su enorme mano, robándole un suspiro mientras él la movía un poco para responderle. Bella estaba extasiada, pero muy en el fondo de su mente retumbaba una pregunta punzante que le fue muy fácil reprimir un poco más. ¿Contaba aquello como infidelidad?
La electricidad era tanta que dieron un pequeño salto cuando Natasha abrió la puerta doble con fuerza. La luz de los fluorescentes espabiló a Bella, que enseguida agachó la mirada y se dirigió hacia donde estaba Hill, seguida de cerca por Thor, que ocupó el lugar a su lado.
Banner se encontraba de pie, con sus antebrazos apoyados en el respaldo de una de las sillas de la gran mesa, con el ceño fruncido, alternando su mirada nerviosa entre la puerta doble por la que entraban personas que no conocía y la superficie de la mesa, en dónde se estaban transmitiendo las imágenes de una cámara. Steve tomó asiento cerca suyo mientras Nat se sentaba frente a ellos, echándole una mirada a Bella para que se sentara a su lado. La joven obedeció de inmediato, dejando a Hill y Thor atrás para ocupar el asiento a la derecha de Romanoff, moviéndose torpemente, intentando no levantar tanto la mirada para observar a los grandes ojos azules que parecían no darle respiro.
Nat tocó dos veces la superficie vidriada de la mesa y comenzó a reproducir aquello que Banner había estado mirando atentamente: Loki en su celda, en una postura relajada y observando todo con un deje de tranquilidad que a Bella le ponía los pelos de punta. Podían oír la voz de Fury provocándolo, pero parecía ser algo que el prisionero disfrutaba.
Sí, he oído. Una bestia ignorante que pretende ser un hombre.
Nat observó a Banner sin pensarlo, un poco para comprobar que siga siendo Banner y otro poco en simpatía. Experimentó una sensación extraña al verlo encogerse de hombros e inclinar la cabeza como indicando que no era la gran cosa. Sólo el cínico comentario que volvió a hacer Loki pudo sacudirle las ganas de acercarse a él.
No es de lo más interesante que tienes aquí, pero debo admitir que siento intriga por la niña. Supongo que luego de todo esto unas vacaciones en Italia no estarían mal. Un país hermoso.
Loki habló mirando directamente a la cámara y Bella sintió su mirada atravesar la mesa e ingresar a su cuerpo, dejándole una sensación desagradable en el pecho.
Romanoff movió su brazo más cerca de ella, reconfortandola de la manera menos incómoda que conocía, mientras vio a Banner inclinar la cabeza extrañado y a Rogers posar sus ojos en Bella. También escuchó unos pasos detrás suyo, no se giró, pero asumió que era Hill.
La aludida tragó saliva mientras reposaba la espalda en la silla, dejando caer sus manos sobre sus muslos y esquivando la mirada de todos los presentes. Quizás nadie entendía qué había en Italia, pero no hacía falta estar en tema para saber que Loki se refería a ella.
Intentó respirar normalmente mientras la conversación entre Fury y su prisionero continuaba.
Te molestó haber estado tan cerca. Semejante poder… ¿para qué? Figuras de acción y luces parpadeantes.
Natasha negó con la cabeza, empezando a dimensionar todo lo que implicaba el hecho de que Loki controlara la mente de Barton. La furia comenzó a fluir por su cuerpo y cerró sus manos en puños en un acto reflejo. Por el rabillo del ojo vio a Bella pestañear extrañada y a Rogers inclinarse hacia adelante, seguramente interesado por la parte de "figuras de acción". Romanoff volvió a tocar dos veces la mesa, haciendo que desaparezca la imagen. Ya habían tenido suficiente.
Quiere ganar tiempo. Thor, ¿qué piensa hacer?- tomó el mando el Capitán América.
Tiene un ejército, los chitauris. No son de Asgard ni de ningún mundo que puedan llegar a conocer. Planea usarlos contra su gente, probablemente le aseguren la Tierra a cambio del Teseracto.
Un ejército… del espacio exterior- repitió el Capitán, asimilando las palabras en voz alta.
Bella tuvo que dejar de escuchar la conversación que se estaba desarrollando a su alrededor para concentrarse en su respiración. El agregado de extraterrestres era naturalmente algo que la ponía nerviosa, pero no podía eliminar la imagen de Aro asesinando a Edward de su cabeza. Los bordes de su vista se hicieron borrosos y aquel escenario oscuro lo invadió todo. Las voces a su alrededor se hicieron más difusas y sintió un estruendoso pitar en sus oídos, llevándola al límite, haciendo que se extendiera por todo su ser una ola de calor abrasador que buscaba salir a cualquier precio. Levantó la cabeza un poco, de repente invadida por un temor distinto, el de lastimar a alguien, cuando vislumbró como le fue posible la relajada figura de Coulson ingresando al puente mientras mantenía una conversación amistosa con alguien a su lado. Sintió cómo la ola de calor se disipaba en un escalofrío incómodo mientras respiraba con normalidad una vez más. Nadie había parecido percatarse de su desesperación, así que la tranquilidad aumentó y se relajó notablemente.
Coulson la miró finalmente y asintió un poco con la cabeza, queriendo saber si todo estaba en orden. Bella se limitó a sonreírle cálidamente.
Con los sentidos plenamente recuperados, Bella pudo ver que su acompañante era Tony Stark, ya en su ropa de civil, caminando a sus anchas, como si el lugar le perteneciera.
Mientras lo observaba, pudo sentir la penetrante mirada de Romanoff en su mejilla. Claramente a ella no se le había pasado nada por alto.
Con iridio el portal no colapsará como en SHIELD- explicó mientras se dirigía al centro de mando- sin resentimientos Punto de Quiebre, tienes un mal swing- le palmeó el hombro a Thor mientras pasaba, picándole por su parecido con Patrick Swayze- también significa que se abrirá tan grande y tanto tiempo como Loki quiera.
Mientras hablaba observaba todo a su alrededor, más crítico que maravillado. Hizo algunos comentarios sarcásticos más y continuó:
Barton puede conseguir el resto de la materia prima fácilmente. El único componente mayor que les falta es una fuente de energía de alta densidad energética. Algo para activar el cubo.
Enfatizaba sus palabras con distintos movimientos de sus manos, al mismo tiempo que parecía desinteresado en lo que decía, tocando cada cosa que parecía intrigarle. Nat inclinó la cabeza, prestando más atención. Bella no se había girado para observarlo, así que sólo podía ver el rostro atento de Banner y la confusión en los ojos de Steve. Sonrió cuando Hill, que al alejarse de Stark había quedado frente a ella, del otro lado de la mesa, puso los ojos en blanco.
¿Desde cuándo eres un experto en astrofísica termonuclear?- preguntó escéptica.
Bella volteó su silla giratoria para ver la expresión de Stark, que encogiéndose de hombros contestó como si fuera obvio:
Anoche.
Enseguida posó sus oscuros ojos sobre Bella y se llevó una mano al pecho, exageradamente horrorizado.
Oh, lo siento cariño, ¿estamos usando palabras muy grandes para tí? ¿Dónde está el que jugaba a Gálaga?- dijo señalando a uno de los agentes que estaba en los controles- Muévete, hazle un lugar a la niña.
Bella rodó los ojos pero no pudo evitar que el rubor tiñera sus mejillas de rojo, sobre todo cuando el agente en cuestión miró a Hill con la duda en los ojos, debatiéndose entre ponerse de pie o no.
Hill entrecerró los ojos mientras negaba con la cabeza.
No te muevas- tuvo que decirle mientras volvía a poner los ojos en blanco.
¿Qué tipo de fuente de energía necesita Loki?- intervino el capitán, quitando a Bella del centro de los chistes. La joven no se volteó a mirarlo, pero estuvo enormemente agradecida.
Esa pregunta empujó a Banner y a Stark a una conversación en la que Bella, y aparentemente el resto de los presentes, sólo podían entender artículos y conectores.
Por supuesto, Stark la finalizó con un chiste desagradable sobre Hulk. Afortunadamente Fury entró en ese momento y le indicó a Stark que colaborara en la búsqueda del cubo junto a Banner.
A Bella le dio mucha ternura ver a Steve emocionarse por entender una referencia actual, especialmente cuando la miró un poco avergonzado. Ella le sonrió con dulzura y algo dentro del soldado pareció iluminarse.
Cuando todos comenzaron a dispersarse, Steve quiso acercarse a Bella, la excusa que tenía era preguntarle cómo se sentía (una vez más) pero sabía muy bien que sólo quería tenerla cerca. Bella pudo ver la intención en sus ojos y se enderezó en su asiento, ansiosa, pero una voz profunda interrumpió el encuentro.
¿Italia?- quiso saber Thor.
Steve vio el arrugado entrecejo de Bella antes de que se pusiera de pie y le dirigiera una mirada a Thor, alejándose de la mesa para hablar con él.
Miró a Natasha nervioso, avergonzado por haber quedado en evidencia, y decidió seguir a los científicos. Romanoff lo observó retirarse con una sonrisa.
Bella sentía un cosquilleo incómodo en las palmas de sus manos, nerviosa por el comentario de Thor. Una vez un poco alejados del resto, le preguntó en voz baja:
¿Usted sabe qué es lo que quiso decir Loki con "Italia"?
Thor ladeó la cabeza para oírla mejor y sonrió resoplando un poco.
Mi señora, creo que usted lo sabe mejor que yo.
La joven suspiró cansada, siempre le incomodaba hablar de aquello, sentía que estaba traicionando a los Cullen si admitía la existencia de su especie con la libertad con la que alguien comenta el clima.
El dios rubio vio el conflicto en la cara pálida de la muchacha y decidió continuar.
Los vampiros son seres tan antiguos como nosotros mismos. Sobre todo los Vulturi.
Bella sintió un nudo en la garganta al escucharlo nombrar a los Vulturis. Por supuesto que se trataba de ellos, pero escuchar la confirmación en la seria voz de Thor envió una ola de terror por su espina dorsal.
¿Loki es cercano a ellos?- quiso saber en un hilo de voz.
Más cercano que yo, al menos. Los vampiros son seres desagradables, intento mantenerme lo más alejado posible- dijo haciendo un gesto de desagrado. Bella no pudo contenerse.
No todos son así- le contestó levantando la barbilla.
Thor entrecerró los ojos y luego frunció el ceño, intrigado.
¿Por qué una mítica y antigua monarquía estaría preocupada por usted?
Lo preguntó tan honestamente que Bella ni siquiera se sintió ofendida por la pregunta.
Quizás porque sé lo que son- contestó como si fuera obvio.
Aparentemente, Thor estaba esperando esa respuesta, porque sonrió enigmático y le contestó:
Si fuera por eso, usted ya estaría muerta.
Bella sólo pudo atinar a observar el brillante piso negro, esquivando su mirada.
No se preocupe, no la van a tocar- pareció jurarle. La profundidad en su voz la obligó a levantar la mirada, fijándola en sus ojos azules que ahora parecían helados. Tuvo que pestañear varias veces para salir del embeleso.
¿Sería una cosa de dioses aquello?
¿Cómo está tan seguro de eso?- susurró la joven.
Porque no lo permitiré- declaró con el peso de mil años en cada palabra.
Bella se encontró desbordada por la gratitud del extraño, pero no pudo evitar responderle un poco resignada.
Agradezco su intención señor, pero no creo que entre en su jurisdicción.
Thor parecía decidido a responderle, pero Phil los interrumpió.
Thor, un placer volver a verlo. Tengo información sobre la señorita Foster, si le interesa.
Thor reaccionó inmediatamente a la mención de Jane y se dirigió hacia el monitor que le indicaba Coulson.
¡Vaya primera misión!- bromeó mientras la codeaba suavemente.
Phil estaba mucho más tranquilo ahora que había visto que estaba bien. La observó sonreír apenas, intentando buscar las palabras correctas con las que comenzar.
¿Por qué ahora tengo misiones?- cuestionó después de un segundo.
Phil parpadeó extrañado y sonrió complacido, la realidad era que esperaba preguntas más complejas o acusatorias.
Bueno, dado que existe la posibilidad de que te conviertas en una agente de campo, parecía una buena idea que vayas viendo de lo que se trata.
Bella apreció que no dijera la palabra suero o que quisiera saber una respuesta.
Agente de campo- reflexionó en voz alta- aunque supongo que si fuera una agente real tendría toda la información, ¿verdad?
Phil sonrió, a esas alturas cómodo con la testarudez de su amiga.
Un poco más al menos, sí. Si no me equivoco, ya fuiste conectando varios puntos.
Algunos. De cualquier manera no entiendo nada. Si el Teseracto es de Asgard y ya conocían a Thor, ¿por qué no se lo dieron desde un principio? ¿Qué hacían con él?
Pruebas- contestó Coulson automáticamente, evadiendo las preguntas anteriores.
¿Para qué?- volvió a insistir Bella.
Ya sabes para qué- contestó relajadamente Phil.
¿Estudiaban un objeto del espacio exterior que es una fuente inimaginable de energía sólo para ver si pueden hacerme crecer un par de músculos mentales?
Sí.
Bella le sostuvo la mirada con los ojos entrecerrados un par de segundos.
¿Tienes respuestas más convincentes o debería quedarme con estas y sospechar?
Deberías quedarte con estas y nada más- resolvió. Sin darle lugar a replicar, continuó: -¿cómo estás? Loki solo dice esas cosas para enloquecernos. Nadie va a lastimarte.
La distracción funcionó a la perfección.
No soy yo quien me preocupa.
Nadie tocará a los Cullen- le prometió calmadamente. Bella lo miró e intentó creerle. Phil podía no ser muy comunicativo, pero en el historial de su relación, jamás había roto una promesa. Era más de lo que podía decir de otras personas que decían preocuparse por ella… Suspiró y perdió la cuenta de la cantidad de veces que había inflado así sus pulmones en lo que iba del día, abrumada por la dirección de sus pensamientos.
Iré a tomar aire- le dijo y no pudo evitar que sonara como una pregunta.
Claro. ¿Quieres que te acompañe?- ofreció Coulson, aunque miró hacia sus costados ligeramente, consciente del trabajo que tenía que hacer. Bella también lo notó.
¿Cómo justificas tu sueldo? Tranquilo, estaré bien- bromeó para desligarlo de otra tarea.
Toma un té de paso. Ya no recuerdo cómo sonaba tu voz. Y si te portas bien, luego te daré tu regalo- le dijo Phil mientras le palmeaba la cabeza.
Bella se ruborizó violentamente.
-¡Phil!- objetó.
-No conseguiste una buena excusa para odiar tus cumpleaños, lidia con las consecuencias- dijo antes de retirarse hacia los controles mientras hablaba con alguien por el intercomunicador.
¿Acaso nadie iba a decirle más nada? ¿Ella tenía que tomar una decisión basándose en los pocos elementos con los que contaba? La llenaba de impotencia el quedarse congelada mientras todo pasaba a su alrededor, pero no podía enojarse con Phil. Después de todo, era el único con el que podía contar realmente. No pudo evitar dirigirle una mirada resentida a Hill, que volvió a ignorarla. Esa chispa de furia terminó por convencerla: necesitaba respuestas y estaba claro que tenía que conseguirlas por su cuenta.
Encontró la manera de hacerlo tan pronto como George, su antiguo chofer, o mejor dicho, el agente Grey, atravesó las puertas buscándola a ella.
Tengo órdenes de llevarla a descansar, señorita Swan.
Bella sólo resopló y se dignó a seguirlo, arrastrando un poco los pies.
En su camino por los pasillos, Bella comenzó a observar todo a su alrededor, cada puerta, cada cámara, cada agente que se cruzaba por delante de ella. Pudo ver que algunos contaban con una tarjeta de acceso, que parecía corresponderse con algunas de las puertas que dejaban atrás. Miró disimuladamente al traje de George, conteniendo una sonrisa cuando vio que él también la tenía, abrochada a una solapa de su saco.
De repente sintió mucha adrenalina y comenzó a sudar, jamás había sido buena actriz ni rápida a la hora de tomar decisiones críticas. ¿Cómo demonios se suponía que ella iba a robarle una tarjeta de acceso a un agente de SHIELD? Le hubiese encantado contar con las habilidades de Nat en aquel momento. O en cualquier momento de su vida en realidad.
Sabía que debía acercarse demasiado a George para que no notara la extracción, pero también sabía que era una pésima actriz, así que cuando observó a un grupo de cuatro agentes acercarse a ellos en el reducido espacio del pasillo y una gran columna a uno de los lados, tomó coraje para aprovechar esa oportunidad irrepetible. Intentando esquivar a los agentes, se movió rápidamente hacia la derecha, dándose de lleno el filo de la gran columna en la extensión de sus costillas. El dolor en su costado le quitó el aire y tuvo que doblarse para soportarlo.
-¡Bella!- exclamó preocupado George, que se puso a su altura y la tomó de los hombros. Bella, aún con la vista borrosa por las lágrimas que el dolor le había generado y la respiración superficial para evitar las puntadas, se tomó sin dudarlo de las solapas de su traje para intentar incorporarse, haciendo que George pasara a sostenerla por los codos, para ponerla en pie. Bella tomó la tarjeta y aprovechó el momento en el que el agente Grey levantó la vista para hablarle a los agentes detrás de ella, diciéndoles que llamaría a un médico, para guardar la tarjeta en su pecho, valorando muchísimo el cierre que antes le había dado un poco de pudor.
- ¡No!- dijo Bella en voz alta, aguantando la puntada en el costado- está bien, sólo necesito recostarme. Me he dado un buen golpe en el jet, pero no es nada más.
- ¿Qué? ¿Los asientos con arneses eran muy sutiles para tí?- dijo George terminando de incorporarla- parece que tienes una costilla rota, alguien tiene que revisarte. Tu torpeza se te está yendo de las manos.
Bella sonrió apenas, no tanto por su broma sino más bien por el éxito de su jugada.
- He estado peor- sonrió Bella, con su nerviosismo aumentando. Necesitaba quedarse sola antes de que George se diera cuenta de que le faltaba su pase.
- Ven- le dijo sin perder su rostro de vista, tomándola de la cintura para guiarla unos metros más a un cuarto que afortunadamente no necesitaba de ningún acceso especial. Había un par de literas y una mesa con una cafetera y galletas.
- Llamaré a un doctor- dijo George en un tono que no admitía réplicas. Bella ya sentía pánico.
-Bien, ¿pero podría pedirte un té antes? No he dormido nada y no paran de pasar cosas a mi alrededor.
La última frase ablandó al agente Grey, que desde la madrugada venía viendo lo perdida (y herida) que estaba su protegida.
Bien, lo iré a buscar a la cocina. Recuéstate ahí. Ya vuelvo- le dijo en un tono serio.
Bella sonrió agradecida, y enormemente aliviada.
Contó hasta diez antes de ponerse de pie con mucho esfuerzo, contoneándose para evitar que su costado doliera. Asomó la cabeza por la puerta, observó con atención a ambos lados y volvió a salir, caminando sin un destino fijo pero con mucha seguridad. Natasha le había dicho que la clave estaba en eso.
La seguridad no duró mucho, así que probó la tarjeta en la primera puerta de metal con que se cruzó y funcionó.
Se sintió un poco más tranquila dentro de aquel depósito, aunque no pasó mucho para que el silencio comenzara a resultarle sospechoso. Había cajas de madera por todos lados, algunas enormes y otras más chicas. Miró hacia arriba, donde había una segunda planta que aparentaba tener el mismo contenido. Se congeló en su lugar cuando escuchó a dos guardias en el piso de arriba. Soltó el aire de los pulmones cuando no mostraron signos de haberla visto y comenzó a caminar más decidida: si había seguridad era porque tenían que proteger algo que se encontraba allí. Tardó un poco en encontrar la escalera que la llevaba a la segunda planta, y para cuando llegó, estaba toda sudada por el dolor que le había provocado impulsarse para subir cada escalón.
Allí arriba había señalizaciones que Bella no lograba descifrar y una serie de pasillos serpenteantes, en donde había baúles grandes y oscuros, protegiendo algo enteramente más importante que las insulsas cajas de madera. Se acercó como hipnotizada, pensando en cómo haría para abrir alguno, mientras la adrenalina en su interior crecía a cada segundo, haciendo que de su pecho fluyera un cosquilleo que se acumulaba en sus extremidades.
Un ruido a sus espaldas la exaltó y se giró automáticamente. El flujo de energía de su pecho a sus extremidades se intensificó y ya no se quedó alojado en ellas, sino que las abandonó, buscando liberación y dejándole un ardor en la punta de los dedos.
Bella tomó aire sorprendida, ignorando la punzada de dolor en su costado, observando atónita sus manos, insegura de lo que había pasado. Pero cuando vio a la persona que estaba incorporándose frente a ella, la resaca de energía que quedaba dando vueltas dentro de ella se disipó violentamente.
¡Steve! ¡Lo lamento tanto!- dijo, casi gritando en su susurro. Se acercó a él con desesperación, viendo cómo había quedado desplomado contra una de las paredes.
El capitán, aturdido como estaba, sólo podía mirarla con el ceño fruncido mientras se ponía en pie.
¿Bella? ¿Qué fue eso?- preguntó mirando hacia todos lados, comenzando a sospechar que había algún sistema de alarma que no podía identificar.
No lo sé, pero lo siento mucho- le dijo quedando frente a él.
Siendo derrotada por el impulso de sentirlo estiró la mano izquierda, del lado que no le dolía, para tocarle el brazo y frotarlo un poco. Steve se relajó inmediatamente y se acercó a ella, atraído por la intensidad de su toque. La miró a los ojos aterrados, que por suerte tenían menos sangre que unas horas atrás, intentando descifrar qué había pasado. Reprodujo cada movimiento que había hecho en su cabeza, pero nada parecía tener sentido. Él la había visto de espaldas, a casi dos metros de distancia entre ellos. Además, estaba desarmada, ¿por qué se estaba disculpando?
¿Tu me golpeaste?- quiso saber, incrédulo.
A Bella le dio mucha gracia esa posibilidad y sonrió abiertamente.
No creo que eso sea posible.
Y aún así terminé en el piso- la acusó, manteniendo una leve sonrisa. Su simple presencia en general lo ponía de buen humor, pero su cercanía actuaba en su cuerpo a niveles que no lograba entender.
No sé qué pasó- admitió la joven mirando al suelo, luciendo avergonzada.
¿Qué haces husmeando en un depósito?- le susurró un poco divertido.
¿Quién dijo que estoy husmeando?- preguntó a la defensiva.
Toda tu postura culpable- le dijo mientras ponía un mechón suelto detrás de su oreja, absolutamente secuestrado en el chocolate de sus ojos.
Bella sintió sus mejillas enrojecerse y se mordió el labio. Steve ardió por dentro, aunque por la magnitud del calor del deseo que sentía, tranquilamente podría estar en llamas en el exterior.
Usted no se ve muy inocente que digamos, Capitán Rogers- lo miró entre sus pestañas.
Steve rió pero se puso notablemente nervioso. No tanto por la acusación, dado que ella también estaba allí clandestinamente, sino por el tono ingenuamente sugestivo con el que le había hablado. Esquivó la mirada de Bella y fijó su atención en los baúles oscuros detrás de ella, de repente volviendo a la realidad fríamente.
¿Procedemos?- preguntó.
Bella asintió sin dudarlo y se movió para dejarlo pasar.
Rogers se arrodilló frente a uno de ellos y no pareció hacer mucha fuerza para abrirlo, descubriendo que la parte interna de la tapa contaba con una especie de pantalla que describía el contenido. Apoyó el peso sobre sus talones, golpeado por la imagen de las armas que tanto conocía.
Aparentemente nada había cambiado. Lo que sí lo sorprendió fue la reacción de Bella, que había leído atentamente la descripción y estaba riendo a carcajadas, que sonaban raras por la difonía de su voz.
Steve se giró para verla, extrañado; a él no le parecía nada gracioso.
Bella comenzó a taparse la boca y a disculparse, mientras luchaba por respirar con normalidad sosteniéndose el costado derecho.
Lo siento, lo siento- decía entre risas ahogadas.
¿Sabías de esto?- le preguntó serio, haciendo que dejara de reírse de inmediato.
No, por supuesto que no. Pero tiene sentido.
¿Tiene sentido que SHIELD fabrique armas con el Teseracto?- le cuestionó.
No. Tiene sentido que esto me pase a mí- le dijo resignada.
Con mucho cuidado se sentó en el piso, quedando a la misma altura que el capitán, que seguía mirándola, a la espera de una explicación.
Eso es todo lo que es ser yo- comenzó a decir mientras señalaba al baúl con un dedo- Eso es la posibilidad que estaba atormentándome en los últimos meses, ahora hecha realidad. ¡Por supuesto! ¿Por qué me sorprendo? Si me la paso aceptando cualquier cosa brillante y extraordinaria que aparece frente a mí sin cuestionar nada. Lo más natural es que las cosas salgan mal.
¿A qué te refieres?- quiso saber Steve, un poco culpable por haber insinuado que Bella quisiera recrear las armas de HYDRA.
Bella, que al decir todo en voz alta comenzaba a asimilarlo, comenzó a hiperventilar.
No soy ninguna agente Swan, ¿sabes? Soy una chica de muchos lugares a la vez que toma muy malas decisiones. Quizás por eso SHIELD me reclutó para una investigación muy dudosa. Aparentemente mi mente hace cosas raras y querían experimentar qué otras cosas raras podría hacer en un laboratorio. Claramente lo lograron, ya viste lo que sucedió cuando me asustaste.
A pesar de lo rápido que hablaba Bella y de lo nerviosa que parecía, Steve pudo ir uniendo algunos hilos. Su nerviosismo hacía que él se inclinara un poco más hacia ella, queriendo aliviar su ansiedad.
Bueno, no soy quien para juzgarte- bromeó para aligerar el ambiente- ¿a qué le tenías miedo?- le preguntó mirándola directamente a los ojos.
Bella sintió ganas de llorar y las palabras se le atoraron en la garganta. Tragó saliva en un intento de aliviar aquel nudo y contestó con la voz quebrada:
Lastimar a alguien.
Steve sonrió con dulzura, acercándose a ella, sentándose pegado a ella, cerrando la mano en un puño para evitar intentar borrarle las arrugas de la frente con una caricia.
Mira cómo te pones frente a la simple idea de hacerlo, Bella. Jamás podrías lastimar a nadie.
Su cercanía y la dulzura en su voz calaron profundo en Bella, que casi instantáneamente se relajó y apoyó la espalda contra la pared, cerrando los ojos y disfrutando de la calidez de sus hombros rozándose.
Lo dice el que fue enviado al aire por haberme asustado- dijo al cabo de un momento. Escuchó su risa suave, musical, y las comisuras de sus labios se elevaron casi inconscientemente. Abrió los ojos para observarlo.
Quizás me lo merecía- le sonrió con ojos simpáticos y continuó:- ¿puedo preguntar cómo harías exactamente para lastimar a alguien?
¡No lo sé!- contestó ella, frustrada, haciendo énfasis con sus manos -pero ya viste que están usando el Teseracto para hacer armas, tranquilamente el suero que extrajeron de él pueden usarlo para hacerme ¿peligrosa? y trabajar para ellos.
Steve pestañeó varias veces, endureciendo su expresión.
¿Suero?
A Bella se le atoró la respiración en la garganta, muy consciente de la información que había deslizado. Se giró para observarlo mejor, asumiendo que iban a discutir aquello, sintiéndose extrañamente avergonzada pero, por encima de todo, agradecida de poder compartirlo con él, que de todas las personas en el mundo, sabía exactamente de qué se trataba.
Bueno, supuestamente la investigación de…- por alguna razón, Bella no se sentía cómoda nombrando a la agente Carter- de varios agentes de SHIELD a lo largo de los años, y por la reciente adquisición del Teseracto, pudieron crear un suero similar al original de Erskine. Uno que creen que funciona.
Steve asimilaba cada palabra con mucha atención, su entrecejo poblado de arrugas mientras los recuerdos lo invadían.
Lamento no tener muchas explicaciones sobre por qué me escogieron a mí.
Steve relajó su ceño un poco y suspiró profundamente, sintiendo el calor de sus ojos chocolates.
Oh, eso es lo que más sentido tiene para mí. ¿Para tí no?
La joven lo miró confundida, pero el capitán no le dió tiempo a contestar.
¿Por qué aceptarías el suero?
La pregunta la tomó desprevenida.
No lo sé- admitió cabizbaja.
Bueno, entonces no deberías hacerlo. ¿Por qué dudas entre sí o no, al menos?
Mareada en la vehemencia de su mirada, de su cercanía, de su interés, Bella respondió sin pensarlo mucho.
Toda mi vida me sentí… distinta. Como sapo de otro pozo. Eso está bien, todos somos diferentes. Pero con el tiempo esa sensación se fue convirtiéndo en un vacío que no tiene forma de nada y cada vez que algo que tampoco parece encajar en este mundo se me acerca, lo fuerzo dentro de ese vacío. Y comienzo a darlo todo por eso. Pero eventualmente se hace evidente que los bordes no coinciden, y vuelvo a empezar.
La tristeza había inundado el rostro de Bella, tirando sus facciones hacia abajo y oscureciendo su voz. Sin pensarlo dos veces, Steve tomó su mano y comenzó a hacer círculos con su pulgar, ansioso por consolarla.
Era la primera vez que Bella ponía en palabras aquello que la había estado persiguiendo toda su vida, y se sintió extrañamente desnuda, vulnerable a un nuevo nivel.
Sólo quería encerrarse en un cuarto oscuro y llorar hasta quedarse dormida. La única razón por la que no comenzaba a hacerlo ahí mismo era aquella placentera descarga eléctrica que colonizaba su mano, atrapada entre las caricias del Capitán. Este último no sabía qué decir para ayudarla y lo llenaba de impotencia.
Bella, nerviosa por su extraordinaria confesión, decidió continuar la conversación.
¿Y tú por qué lo hiciste?- inquirió en voz baja.
Quería ayudar a la gente- contestó sin dudar el soldado.
Bella rió quedamente, como si hubiese estado esperando esa respuesta.
Te hubieses hecho médico, o enfermero, o bombero. ¿Por qué lo hiciste?- volvió a insistir.
Steve sopesó la pregunta un momento.
Quería sentir que podía ayudar a la gente.
Buscó en su voz el tono adecuado para no sonar hostil:
Si necesitas forzar algo para que esté bien, no deberías hacerlo. No es algo que puedas deshacer, ya sabes- le sonrió torcidamente.
¿Y cómo sabes cuando estás seguro?- preguntó Bella, frustrada, girando todo su cuerpo para enfrentarlo. Sus manos unidas aún le daban la fuerza para hablar del tema.
Solo lo sabes- le dijo resoluto.- Ya sé que suena a una frase hecha- aclaró cuando la vio rodar los ojos.
Es una frase hecha- le dijo a pesar de su aclaración, sonriéndole un poco.
Sí, y también es verdad- dijo terco, en un tono alegre, moviendo sus manos unidas en el aire. Las contempló unos segundos, ya sintiendo aquel contacto insuficiente. Se sacudió la cabeza e intentó explicarlo con suavidad mientras cubría el dorso de la mano de Bella, ya enlazada en la suya, con la que tenía libre:
No haces eso solo por un impulso- se encogió un poco de hombros. Cuando Bella no contestó, prosiguió:
No lo sé Bella, por un impulso te compras algo caro- quitó la mirada de sus manos unidas para posarla una vez más en aquellos ojos marrones que parecían inundarlo de vida. Ella le sostuvo la mirada embelesada, acercándose a él inconscientemente.- Por un impulso golpeas algo- volvió a ejemplificar, sintiendo un nudo en su estómago que era presionado por la creciente tensión entre ambos, cuyos rostros estaban a menos de veinte centímetros- Por un impulso besas a alguien…
Aquella palabra fue la detonante de todo.
Ninguno de los dos supo quién inició el beso, quizás ambos al mismo tiempo, pero sólo pudieron ser conscientes del momento en el que finalmente sus labios se rozaron.
Steve perdió cualquier atisbo de pensamiento racional cuando sintió los labios calientes de Bella llenándolo de vida, de una corriente eléctrica que le impactó hasta la punta de los pies, haciendo que la tome del rostro tirando hacia arriba, para que ambos se pusieran de pie.
Bella, embriagada en la misma sensación, lo entendió a la perfección y se paró, dejando que el cuerpo de Steve la empujara hasta la pared más cercana, sin lastimarla. Le rodeó el cuello con los brazos, quedando su lado derecho un poco resentido, pero eso no importó cuando Steve posó sus manos en su cintura, abarcándola casi por completo.
Cuando lo sintió pedirle acceso a su boca con la punta de la lengua, perdió el poco control que le quedaba. Mientras sus lenguas se encontraban en un beso que parecía haberse hecho esperar demasiado, Bella suspiró sonoramente y pasó las manos por su nuca, por sus hombros, por su espalda, por su pecho. Queriendo cubrir cada parte de su cuerpo en un segundo, enviándolo al límite.
Steve levantó sus manos hasta su cabello, gimiendo apenas en su boca, aprisionándola más contra la pared mientras ella se sostenía de su ancha espalda.
El sonido de pasos seguido de voces los hizo separarse abruptamente, cargándolos aún más de adrenalina.
Steve se puso un dedo sobre los labios, indicándole que hiciera silencio, en un gesto que a Bella le disparó sensaciones que jamás había experimentado. En lugares que no sabía que podía experimentar aquello, también.
El pecho de Bella subía y bajaba rápidamente, excitada y también cuidando de no respirar con demasiada amplitud para que no le duela el costado.
Steve solo podía mirar aquel cierre de su pecho subir y bajar, enloqueciéndolo. Entonces el caballero en él tomó la decisión:
Tenemos que irnos- le susurró, sin intenciones de alejarse realmente. Él también estaba respirando agitadamente.
Sí- suspiró Bella, mirando sus labios todo el tiempo, haciendo que Steve volviera a unirlos sin dudarlo un segundo.
Bella estuvo gustosa de profundizar el beso esa vez y se aferró a él como si su vida dependiera de eso, mientras sus manos apretaban su cintura y subían para rozar el inicio de sus pechos, por encima de las costillas.
Al segundo ruido que escucharon, se volvieron a separar, esta vez entendiendo en silencio que debían salir de ahí.
Steve le acarició el rostro tiernamente, haciendo que Bella cerrara los ojos, demasiado feliz en el momento.
Creo que debemos tener una conversación con Fury- dijo en un susurro, señalando el baúl con un movimiento de la cabeza.
Bella coincidió en un suave murmullo aún con sus brazos a su alrededor, haciendo que el capitán deposite un suave beso en sus labios.
No me haga esto, agente Swan- le dijo juntando sus frentes. Respirando satisfecho por primera vez en lo que parecía ser toda su vida.
Tienes razón. Hay que ir- le dijo dándole un último beso. Dejó caer sus manos a los lados y Steve sintió un horrendo vacío que le hizo fruncir el ceño. Bella sonrió con ternura y le tomó la mano, tirando un poco para que avanzara, entrelazando los dedos en su búsqueda de la salida.
Bella sabía que muchos de sus temores se habían confirmado, y Steve estaba enfrentándose a la amarga realidad de que los intereses de los poderosos no habían cambiado en nada, pero aún así, iban como flotando en aquel depósito oscuro. Tanto, que casi llegando a la puerta Bella le comentó con liviandad:
Es lindo cumplir años, ¿no?
Steve no pudo comprender el objetivo de comentar semejante obviedad, pero la luz de aquellos ojos que la sangre a su alrededor quería opacar fue tanta que coincidió en una suave risa mientras depositaba un beso en su cabeza.
Aquel eco de felicidad aún resonaba cuando entraron al laboratorio de Banner.
