Hola! Lo prometido es deuda.
Gracias por sus reviews, los aprecio mucho.
Algo que no comenté en el capítulo anterior y que había salido en los reviews, es que sí, absolutamente es solo Bella entrando al mundo de los Avengers en su primer encuentro. El desarrollo de Bella como heroína surgirá más adelante, esta historia no termina en Nueva York, es todo lo que les puedo decir.
Espero que disfruten el capítulo, el próximo tampoco tardará tanto.
El agente Coulson ha fallecido.
El Capitán Rogers corría con toda la fuerza que tenía en el cuerpo, y aún así no le parecía suficiente.
Llegó al puente con los ojos desenfocados, buscándola desaforadamente. Todo el lugar había sido desalojado inmediatamente, con la excepción de tres personas: Hill, un agente que Steve no conocía, y ella.
El atisbo de un suspiro de alivio le invadió el pecho cuando la ubicó sentada en la gran mesa de vidrio, sana y salva. El sentimiento de alivio no duró mucho. A medida que se acercaba a pasos agigantados, ansioso por acortar la distancia que jamás debería haber aceptado, pudo observarla mejor. Tenía la cara magullada y pequeños cortes en la mejilla derecha, nada muy grave, pero a Steve le hirvió la sangre igualmente.
El brillo rojo de sus manos le llamó la atención enseguida. No se sintió más tranquilo cuando se dio cuenta que no le pertenecía a ella. No parecía tener más heridas físicas, por lo menos nada visible por fuera del traje.
Tomó la silla a su lado y la giró un poco para poder sentarse de frente a ella.
Nada.
La joven reposaba los codos en la mesa impoluta, con la mirada vidriada, perdida a lo lejos.
El agente Coulson ha fallecido.
Bella no dejaba de reproducir la escena en su cabeza una y otra vez. Torturandose a conciencia. Nada de todo aquello hubiese sucedido si ella no hubiese sido una cobarde. Jamás se había parado a cuestionarse nada de lo anteriormente extraordinario que aparecía en su vida; ni una sola vez. Y ahora, la única vez que realmente contaba para algo, iba y lo hacía. Si hubiese confiado plenamente en Phil jamás hubiese dudado de SHIELD ni de sus intenciones. Habría aceptado el suero en la mañana temprano y para cuando Loki hubiese querido atacar a Phil, cualquiera sea la ventaja que Bella hubiera adquirido, la habría ayudado a salvarlo.
El frío dentro de su pecho la adormecía entera, aislándola del mundo a su alrededor, que seguía girando demasiado rápido.
Bajó la mirada sin ver nada en especial, pero el destello carmesí de sus manos la obligó a observarlas atentamente. Sin poder evitarlo, volvió a llorar en silencio, respirando con dificultad de vez en cuando.
Sintió un toque cálido en la frente mientras alguien le acomodaba un mechón de pelo detrás de la oreja y por inercia giró la cabeza hacia la fuente de ese calor, forzándose a salir del frío letargo por un momento para enfocar sus ojos en él. Pestañeó un par de veces para eliminar el exceso de humedad y pudo encontrarse con los ojos azules de Steve, preocupados, aplastados bajo el peso de su ceño fruncido.
- Lo siento mucho Bella- se limitó a consolarla el soldado. La realidad era que no tenía mucho más para decirle. Él había sido un completo idiota. Todo lo que había anticipado en su cabeza había fallado, ni siquiera había estado ahí para protegerla.
Bella escuchó su voz lejana, como si estuviera debajo del agua, y no respondió.
- ¿Estás herida?- volvió a insistir.
La joven tardó unos segundos en registrar la pregunta. Finalmente, negó con la cabeza, mirando sus manos una vez más.
- Con mucha suerte tiene un par de costillas fisuradas. O rotas. Lo sabremos cuando le colapse un pulmón.
La dureza en la voz de George fue un baldazo de agua fría que logró hacerla concentrarse unos segundos. Si seguía así, seguiría metiendo en problemas a George.
Su ex chofer se encontraba de pie detrás de ella, con postura firme y rostro serio, esperando impacientemente a que la joven se decidiera a caminar hacia la enfermería.
A pesar de que su rostro le resultaba extrañamente familiar, Steve no conocía al agente, pero pudo percibir un timbre de preocupación en la voz del muchacho. Parecía haber cierta confianza entre ellos.
Aún así, Bella no reaccionó.
- ¿Bella? Si el agente tiene razón, debemos ir a la enfermería ahora mismo- Steve le habló con dulzura pero sin dejar lugar a réplicas. Pero Bella no se movió.
Steve miró al agente y tomó una gran inspiración. Acercó un poco más su silla y le pasó un brazo por los hombros, apenas rozándola.
Ella se mantuvo en su posición, inexpresiva.
Él se mantuvo paciente.
El agente Coulson ha fallecido.
Phil. Tony volvió a corregir las palabras en su cabeza. Phil había muerto. Maldito idiota. Phil, Fury, y él mismo. Debió haber esperado, debieron haberle avisado. No era justo.
El multimillonario caminaba amargado hacia el puente de mando, ya en su ropa de civil, con su maltratado traje guardado en su contenedor.
Sabía que Fury lo quería ver pero él no veía el punto. Loki se había ido y se había llevado el cubo con él. Y a Phil también. Su muerte había sido en vano, cada uno de ellos le había fallado.
Phil mismo había fallado. ¿A quién se le ocurría ir tras Loki solo?
Bueno, había al menos una persona más a la que se le había ocurrido. Idiotas. Tony estaba agradecido de que por lo menos la niña estuviera bien. No necesitaba la muerte de una jovencita de diecinueve años en su conciencia.
Tomó una respiración profunda antes de atravesar las puertas dobles, caminando con pesar, buscando a Fury con la mirada cansada. No lo encontró, pero pudo ver a la agente Hill, de pie frente a uno de los ventanales, con su rostro inescrutable. Se dirigió hacia la mesa, sin dedicarle una segunda mirada a la obvia cercanía entre Rogers y la joven Swan, en un intento de no desatar otra acalorada discusión con el capitán. No era como si Tony de repente se convirtiera en el primer defensor de la ética y la moral, tenía su historial de conquistas muy jóvenes, como la misma Bella se lo había recordado ese día más temprano, pero lo de Rogers era excesivo. Era el maldito Capitán América. Ni su propio padre podía dejar de hablar de él con ojos soñadores, era sabido que podía tener a cualquier mujer que quisiera. ¡Diecinueve años! ¿En qué estaba pensando?
Negó con la cabeza, retomando su propósito de no discutir con Rogers una vez más. Mucho menos en frente de la joven. Sabía de la extraña relación de amistad que mantenía con Coulson. Y lo había visto morir en frente suyo. Suficiente mierda para un día entero. Para una vida entera quizás también.
Se desplomó en una silla un poco alejado de ellos y del guardaespaldas que no conocía, a una silla de por medio del lugar de Rogers. Quiso mirar de reojo, para ver si la joven había sido herida en el ataque, pero al fin y al cabo confiaba en el juicio del capitán en ese sentido, si estaban ahí era porque Isabella estaba bien. O al menos eso había querido creer.
- Está bien si no quieres lidiar con eso ahora- volvió a insistir Steve, mientras escuchaba al agente detrás suyo resoplar- pero tarde o temprano tendrás que ir. ¿Puedo saber por qué no quieres ir ahora?
Bella no habló, pero el Capitán, Tony y el agente Grey encontraron la respuesta en la chispa de ira que vieron en sus ojos cuando los posó sobre la figura en frente suyo.
El agente Coulson ha fallecido.
Sus propias palabras le habían dejado un sabor amargo en la boca, causándole un nudo en la garganta cada vez que tragaba. Con un objetivo claro en mente, el director Fury se acercó a la pequeña reunión delante de él, con el golpe más bajo que había podido encontrar goteando sangre en su mano derecha.
Puso la pila de tarjetas sobre la mesa y las deslizó hacia la punta en la que estaban Rogers y Stark, dejando una estela roja en toda la mesa. Evadió la mirada de Bella en todo momento. Pudo ver a Stark fijar su mirada en un punto muerto a lo lejos mientras el Capitán Rogers suspiraba y tomaba una de las tarjetas, aún sin quitar el brazo que tenía cubriendo a la joven.
- Estamos parados en el aire. Nuestras comunicaciones, la ubicación del cubo, Banner, Thor. No tengo nada para ustedes. Perdí mi ojo bueno. Quizás me lo merecía.
Nadie parecía ser receptivo de sus palabras, así que lo intentó una vez más.
- Sí, íbamos a hacer un arsenal con el Teseracto. Sí, íbamos a utilizar su potencial para hacer más súper soldados. Pero nunca le puse todos los números al arsenal, porque estaba jugando algo más arriesgado. Había una idea, Stark sabe esto. Se llamaba la iniciativa de los Vengadores.
Sin poder evitarlo, Bella levantó la vista una vez más, justo a tiempo para ver a Steve hacer lo mismo.
- La idea era juntar a un grupo de gente notable para ver si podían convertirse en algo más.
El pecho de Bella se estrujó dolorosamente.
- Para ver si podían trabajar juntos cuando fuera necesario para pelear las batallas que nosotros no podíamos. Phil Coulson murió creyendo en esa idea. En los héroes.
Stark se puso de pie en un segundo, harto del discurso de Fury, pero el director volvió a presionar.
- De hecho, Phil Coulson murió viendo cómo una se convertía en héroe.
Steve resopló, indignado.
- Eso es bajo incluso para tí- escupió Stark
Bella rió sin gracia, amargamente.
- No tienes que endulzar el suero para mí, Fury- habló Bella por primera vez desde que había escuchado esas fatídicas palabras. Steve se alejó un poco para observarla mejor y Stark se giró, sin poder creer lo que escuchaba.
El tiempo en silencio le había hecho ganar apenas un poco más de fuerza a su voz, dándole un filo desafinado, doloroso.
- Tomé la decisión tan pronto como me di cuenta de que jamás llegaría a tiempo.
Tony dudó un segundo antes de abandonar la habitación como alma que lleva el diablo.
El agente Grey los seguía pisandoles los talones, pero ninguno se quejó.
Antes de entrar, Bella se giró para mirar a su joven guardaespaldas, aún sosteniendo la mano de Steve, a su lado.
- Nunca quise meterte en problemas con Fury, de verdad lo siento George.
Los ojos castaños del muchacho se ablandaron por un segundo antes de volver a su estado normal de seriedad. Le contestó un poco más relajado.
- Entra ahí y cúrate. Así estaremos a mano.
Bella hizo una mueca parecida a una sonrisa y dió un paso al frente para ingresar a la enfermería. Steve seguía sosteniéndola un poco por la cintura y ella sintió cómo apretaba apenas un poco más su agarre. Levantó la mirada para encontrarse con sus ojos azules embebidos en preocupación.
- ¿Está bien si me quedo? Es que…- el Capitán no podía explicar el sentimiento de vacío que amenazaba a su pecho ante la sola idea de volver a dejarla sola.
Él no podía explicarlo, pero ella podía entenderlo.
- Está bien- lo tranquilizó, cogiendo su mano.
- ¿Señorita Swan?- preguntó la enfermera, una mujer de mediana edad, de tes blanca, cabello oscuro y ojos verdes.
Bella asintió una vez.
- Te estaba esperando. Mi nombre es Camilla. Por favor, siéntate en la camilla. Usted ya puede retirarse- se dirigió al Capitán.
- Solo quiero asegurarme de que esté bien, me daré la vuelta y no miraré, no estorbaré con su trabajo. Por favor.
La enfermera miró a Bella suspicaz, buscando algún indicio de que no quisiera.
Bella intentó sonreír con amabilidad.
- Quiero que se quede, está bien.
Camilla suspiró un "si usted lo dice" por lo bajo, antes de darse la vuelta para coger un maletín de primeros auxilios.
- No hace falta que te gires, solo no exageres- le susurró a Steve.
El soldado asintió frunciendo el ceño.
- El agente Grey me informó que se había dado un buen golpe en las costillas hoy temprano, ¿es correcto?
Bella suspiró como pudo y se limitó a asentir.
- Bueno, le voy a pedir que se quite el traje, por favor.
Bella obedeció enseguida, moviéndose de manera ausente, automática.
Steve soltó el aire de golpe cuando comenzó a sacar sus extremidades del ajustado atuendo.
Bella había quedado solo en su conjunto de ropa interior, dejando el resto de su pálido cuerpo al descubierto. Steve hubiese deseado que fuera eso lo que lo había dejado sin aliento. Pero era difícil apreciar su hermosura cuando su piel era un lienzo de magullones. Tenía moretones oscuros que le salpicaban las piernas y los brazos, y algún que otro corte dando vueltas. Pero nada se comparaba con su costado derecho. Desde la costura de su sostén negro hasta un poco más allá de su cintura se extendía un mar de azul, rojo y violeta, en una cadena de magullones dolorosos hasta de ver. Steve no podía creer que Bella se hubiera paseado así todo el día. Tendría que haber insistido más cuando la había visto sostenerse el costado derecho.
Steve apoyó la espalda contra la pared frente a la camilla, cruzado de brazos, envenenándose en su impotencia de seguir sin poder ayudar.
La enfermera sólo suspiró audiblemente.
- Debiste haber venido ni bien pasó. Pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
El tono de la profesional cambió para pasar a uno casi maternal, comenzando a tutearla con naturalidad.
Bella había clavado su mirada en el brillante piso negro y no dió indicios de querer moverla de allí.
- Vamos a hacerte una radiografía y rezar que no sea una fractura. Ven.
Camilla extendió su mano para ayudarla a bajar de la camilla, evitando que diera un salto y la guió unos pasos más atrás, contra una de las paredes, en donde habían instalado el equipamiento necesario. Le dio un par de indicaciones y les llevó unos cuantos minutos lograr que bella pudiera sostener la respiración el tiempo suficiente para que la imagen saliera bien, pero una vez que lo consiguieron pasó a vendarla con fuerza, rodeando todo su torso con una gran faja blanca.
- Tienes tres costillas fisuradas, no se rompieron y eso es bueno porque significa que no van a andar pinchando nada que no deban, pero va a doler como el infierno. Reposo, analgésicos y pocos suspiros sería mi consejo normal, pero no creo que eso sea algo que puedas hacer. El procedimiento seguro ayudará a que sanes más rápido, pero no puedo dar un estimativo.
Bella miró a Steve antes de desviar la mirada.
La enfermera suspiró y comenzó a limpiar y cubrir con bandas elásticas las laceraciones que cortaban su piel.
Cuando comenzó a pasar un algodón con alcohol por sus manos, Bella volvió a hablar.
- No estoy lastimada ahí.
- Tienes mucha sangre, quiero ver de dónde viene, sólo será un minuto…
- No es mi sangre- dijo Bella, tajante. La profesional abandonó su tarea inmediatamente.
El capitán respiró profundamente, abatido. Él sabía que la herida más grave que había sufrido no iba a poder ser vendada como los hematomas de su costado.
- Déjame echar un vistazo a tu garganta. ¿Tenías dolor de garganta, o picazón? ¿O hiciste demasiado esfuerzo?- comenzó a preguntar mientras la inspeccionaba con un abatelenguas y una pequeña linterna.
Una vez libre, Bella tragó saliva, incómoda.
- Fue por el esfuerzo.
- Bien, para eso también necesitas reposo- puso los ojos en blanco- puedo inyectarte corticoides para reducir la inflamación, pero no estoy segura de que valga la pena en este momento. Quizás después…
- Así estoy bien, gracias.
- Bien. Por último, esto de aquí- dijo señalando parte de su hombro y brazo izquierdos- es un desgarro. Déjame vendarlo correctamente.
El rostro de Bella adquirió expresionalidad una vez más al observar con sorpresa la parte externa de su brazo y hombro izquierdos, sintiendo el dolor del gran moretón por primera vez.
Frunció el ceño intentando recordar qué podría haberlo causado, y encontró la respuesta en los ojos torturados de Steve.
Rogers se tapó el rostro con una mano, enfurecido y avergonzado. Sabía que había aplicado mucha fuerza al tomarle la mano para hacerla regresar, en el laboratorio, cuando ella había querido ir tras Banner. Qué chiste de mal gusto.
- Ya puedes vestirte- le dijo Camilla mientras recogía un par de frascos con pastillas.
Bella comenzó a pasar sus pies por el traje, pero levantar las mangas para meterse dentro iba a ser difícil, los vendajes de sus costillas y de su brazo le quitaban movilidad.
Steve se acercó con el rostro enrojecido pero decidido. Estiró las mangas del traje para que Bella pudiera meterse sin problemas, y con mucha delicadeza, intentando no rozar su piel, comenzó a subir la cremallera del frente, hasta la altura de su esternón.
- Gracias- le dijo ella con suavidad.
- Lo siento- volvió a repetir el soldado.
- Ya estás lista. Yo tengo que ir al segundo nivel a preparar unas cosas. Tómate unos minutos si quieres.
Bella sonrió apenas y asintió con un simple gracias. La enfermera cogió sus cosas y salió rápidamente hacia el pasillo.
- Debí tener más cuidado hoy, lo lamento tanto- comenzó a decirle Steve, aún parado enfrente suyo. Bella sonrió con cansancio y se apoyó contra la camilla negra.
- Lo sé Steve. Deja de decir que lo sientes. Si algo de esto hubiese dependido de tí, no hubiese pasado. Está bien.
Rogers negó con la cabeza, maravillado. Le cogió la barbilla con suavidad, observando detalladamente cada herida en su rostro.
- No tienes idea de la cantidad de cosas que quiero saber.
Bella tragó saliva, nerviosa.
- Y al mismo tiempo, me alcanza con saber que te tengo aquí, considerablemente sana y salva- agregó mirándola profundamente a los ojos, con una pequeña sonrisa.
Bella apretó los ojos con fuerza, respirando sin dolor físico por primera vez en varias horas, pero sintiéndose ahogar en la culpa.
- Lo siento. Me he comportado como una cretina. Debí haberte dicho al menos que estaba… que estaba con alguien- terminó en un susurro extraño.
- No tienes nada que explicar Bella. No sé qué esperaba, no sé qué me pasó… apenas nos conocemos.
- Lo sé, es tan extraño. Me han atraído personas antes, claro, pero ahora, aquí- señaló el espacio entre ambos- no lo sé, nunca me había sentido…
- ¿Como si lo único que quisieras fuera estar encima de esa persona?- finalizó Steve, riendo con nerviosismo.
Bella asintió lentamente.
- Sí.
Ambos se quedaron en un silencio incómodo.
- Mi nombre es Bella, soy de Forks, Washington, vine aquí a participar voluntariamente de un estudio de investigación. Pero antes de eso, cuando tenía diecisiete años, conocí a un chico maravilloso. Un misterio que resolví un par de meses más tarde, y así terminé de novia con un vampiro.
La voz de Bella era baja y quebradiza, pero sonó muy segura, y al final terminó negando con la cabeza, incrédula.
- No puedo creer que haya dicho eso en voz alta. Jamás lo había hecho. Nunca pude. Ni siquiera a Phil…
- No puedo creer que sea verdad- dijo Steve alejándose unos centímetros, demasiado incrédulo aún, pero queriendo distraerla de ese dolor.
- Debí decírtelo antes de… lo lamento.
- No es como si te hubiera dado mucho tiempo para hablar, de cualquier manera- dijo avergonzado, rascándose incómodamente la nuca.
Bella expulsó el aire de sus pulmones en una risa que la cogió desprevenida.
Steve sonrió casi resignado antes de cogerla por el rostro con suavidad, atento a cualquier señal de una negativa. Pero Bella cerró los ojos plácidamente, esperando el alivio de su contacto.
Steve sonrió ampliamente y la besó con cuidado, lentamente. Profundizó el beso unos segundos después, sintiendo la calidez de su aliento envolverlo en un halo de felicidad anestesiante. Le pasó las manos por atrás, cogiendo un poco su cabello mientras ella posaba las manos en su firme pecho.
- Sigue estando mal- dijo ella, rompiendo el beso apenas.
Steve le cubrió la frente de besos.
- No quiero lastimarlo. Y Dios sabe que no quiero lastimarte a tí. Pero tampoco parezco ser capaz de controlar esto…
Steve la seguía cubriendo de besos.
- Si me permite el atrevimiento, la vi desesperar ante la idea de eventualmente ser capaz de lastimar a alguien, solo porque era una posibilidad remota. No me parece del tipo que juegue a dos puntas por la adrenalina del momento, señorita Swan.
- No era del tipo que jugaba a dos puntas para nada antes de usted, soldado- le contestó en un tono triste, pasando los brazos por su cuello.
- Puedo hacerme cargo de eso- le dijo con una mirada significativa.
Bella estuvo muy cerca de comenzar a hiperventilar frente a la sola idea de tener que enfrentarse a Edward y decirle no solo que lo había engañado, sino que, además, tenía bastante claro qué hacer a continuación.
- Yo tendré que hacerme cargo del resto- dijo bajando la mirada.
Se le estaba haciendo costumbre eso de ser cobarde.
- Sí sabes que nada de eso importa ahora, ¿verdad?- dijo, besándole con ternura la nariz.
La joven se limitó a juntar sus rostros con fuerza.
- ¿Está bien que me quede mientras…- dejó la oración incompleta flotando en el aire, las palabras sin nombrar demasiado presentes como para tener que hacerlo.
- Claro. Necesitaré de un veterano experimentado en el tema- dijo antes de besarlo brevemente en los labios y comenzar a caminar hacia el nivel dos.
- Te veré allí en unos minutos, quizás haya algo que tenga que solucionar primero.
Steve recorrió el camino que había hecho tan desesperadamente hacía casi una hora en sentido contrario, siguiendo un instinto conocido. De haber sido Stark, él también hubiese terminado allí.
Lo encontró parado al borde de una de las plataformas de metal desplegado. Su pecho subía y bajaba lenta y profundamente, tenía las manos entrelazadas detrás de la espalda y la mirada fija en un punto a lo lejos, igual que en el puente.
Steve se ubicó contra una de las barandas de la plataforma, con la mirada baja y los brazos cruzados, en un silencio respetuoso.
- ¿Era casado?- preguntó unos momentos después. Era algo que no podría haberle preguntado a Bella, con suerte Stark sabría mantener la compostura incluso a pesar de haber perdido a un hombre.
- No- contestó como quien no quiere la cosa.- Había una chelista. Creo.
- ¿Y familia?- volvió a insistir Steve, queriendo saber frente a quiénes debería dar la cara y hacerse cargo de la noticia. Es lo que haría cualquier soldado.
- Por todo lo que sé, Isabella era lo más cercano a eso. Fury, Hill, quizás.
Steve cerró los ojos en un gesto de dolor.
- Lo siento. Parecía un buen hombre.
El capitán no era el mejor consolando, eso estaba claro.
Aquello pareció disparar algo en Stark.
- Era un idiota.
Steve se lo tomó personal.
- ¿Por qué? ¿Por creer?
- Por enfrentarse solo a Loki.
- Estaba haciendo su trabajo.
- Era demasiado para él. Debería haber esperado. Debería…
- A veces no hay alternativas, Tony.
- Sí, he escuchado eso antes.
- ¿Es la primera vez que pierdes a un soldado?
- No somos soldados. No marcho al tambor de Fury.
- Yo tampoco. Tiene tanta sangre en sus manos como Loki.
- ¿Y qué hay de tu novia? ¿Acaso la niña no marcha al tambor de Fury?
- Creo que Loki asesinó al único que podía hacerla marchar al tambor que quisiera. Y si hay algo que quieras decirme en relación a mi vida personal, te voy a pedir que te lo guardes. Exactamente como esa niña está haciendo ahora mismo, dejando todo a un lado para poder hacer esto, porque sabe qué es lo importante.
- Sí, la escuché…- dijo Tony reflexivamente, recordando muy bien sus palabras. "Tomé mi decisión tan pronto como me di cuenta de que jamás llegaría a tiempo". Su voz quebrada, sus ojos hundidos, su rostro magullado, sus manos brillantes de la sangre de su amigo, todo su ser consumido en la derrota. Pasaría un buen tiempo hasta que esa imagen deje de darle escalofríos.
Frunció el ceño, cultivando una idea en su cabeza a toda velocidad. Se giró para mirar a la pared detrás de él, brillando con el mismo rojo que las manos de Bella y repasando las palabras de Rogers.
- Él lo volvió personal.
- Ese no es el punto.
- Sí, lo es para Loki. Nos pegó donde nos duele. ¿Para qué?
- Para separarnos.
- Sí, podría haber funcionado. Pero aún nos tiene que eliminar para ganar. ¿Por qué no lo hizo aquí? Quiere vencernos y quiere que lo vean, quiere una audiencia.
- Sí. Ví su función en Stuttgart.
- No, no… ese era el avance. Este es el estreno. Loki es una diva de pies a cabeza, quiere flores y un desfile. Quiere un maldito monumento con su nombre escrito en él…
Steve lo miraba intentando seguirle el hilo.
- Hijo de perra- dijo mientras el entendimiento le adornaba la cara. - ¿Qué tan rápido es ese suero?- preguntó mientras comenzaban a correr hacia el nivel dos.
Bella aún estaba en el vestuario cuando llegaron, todo comenzaría y terminaría en cinco minutos.
Pero Bella necesitaba que el tiempo se congelara en ese instante.
Se encontraba en un simple top deportivo y pequeños shorts, dispuesta a volver a exponerse como si nada. Miró sus pies descalzos mientras comenzaba a hiperventilar sin poder evitarlo.
Se le disparó el corazón cuando vio a Hill abrir la puerta, sosteniéndole la mirada por primera vez en el día.
- ¿Cómo te encuentras?- le preguntó amablemente.
La amargura que la invadió la ayudó a concentrarse. Rió sin diversión, resoplando un poco.
- ¿Phil tenía que morir para que dejaras de ignorarme?- escupió sin rodeos.
Hill bajó la mirada, acobardada.
- Lo siento- dijo con los ojos celestes aguados en dolor.
- ¿Por qué exactamente lo sientes?- la presionó Bella, empujándola al silencio una vez más.
La joven cerró los ojos un largo segundo, absorbiendo toda la ira que sentía y dejándola salir en una espiración endeble.
- Tú elegiste las imágenes del video de ayer, ¿verdad?- le soltó Bella y pudo ver la lucha en sus ojos. Vergüenza, arrepentimiento, lealtad, orgullo. Todos esos sentimientos parecían disputarse la mirada de Hill, desestabilizándola en el camino.
- Lo siento- volvió a repetir en voz baja, casi inaudible.
Bella volvió a mirar sus pies, pensó en la pequeña alfombra de mariposas lilas para calmarse, y le sonrió, agotada.
- Estás disculpada.
A Hill se le cayó una terca lágrima y se la limpió enseguida, sonriendo y poniendo los ojos en blanco. Bella era insoportablemente buena.
- Ya está todo listo, nos están esperando.
Bella asintió y comenzó a caminar, pero antes de atravesar la puerta juntas, volvió a hablar.
- Estoy intrigada… en el video, aparecía Steve también. ¿Cómo… si en ese momento yo aún no sabía que… ¿cómo lo supiste tú?
Hill sonrió con tristeza, sobreponiéndose enseguida a la nostalgia.
- No lo sabía. Phil te conocía muy bien. Yo sólo tomé ventaja de eso.
Bella se tocó el pecho en un intento de aliviar el escozor de la angustia y siguió caminando hacia el laboratorio de investigación que habían preparado para ella.
Mientras caminaba hacia la camilla miró todo a su alrededor. Había mucha menos gente que en la Prueba Beta, y eso ayudaba un poco. También ayudó el no ver a Fury.
Pudo reconocer al equipo del Dr. Streiten, pero no lo vio a él por ningún lado. Aquello le resultó extraño. Pero un destello rubio le llamó incluso más la atención.
- ¿Thor?- preguntó para sí misma.
- Se peleó con la mitad de los agentes para poder venir a verte- oyó a Natasha detrás suyo, en un tono un poco socarrón. Bella se giró para observarla, de repente conmovida.
- Quizás lo conquisté con mis habilidades de guerrera- dijo y se abalanzó sobre ella sin pensarlo. Nat rodó los ojos pero aún así la sostuvo con fuerza, riendo un poco.
- Es bueno saber que estás viva- le dijo la joven, sorbiéndose la nariz.
- Lo mismo digo- le contestó su amiga mientras le pasaba un brazo por los hombros.
- ¿Estás asustada?- quiso saber la agente rusa.
Bella observó la camilla de cuero negra, modificada de manera tal que tuviera placas metálicas a los costados, a la altura de las extremidades, cubiertas por decenas de microagujas. Recordó que además, después debería inyectarse corticoides para recuperar su voz. Se le hizo la vista borrosa y comenzó a salivar un poco.
- De verdad detesto las agujas.
Nat rió relajadamente.
- Claro. Ni los vampiros ni los dioses iracundos pueden moverte un pelo. Ah, pero las agujas… un tema enteramente diferente- le dijo con sarcasmo.
Bella rió en sintonía, su rostro de repente adquiriendo una sombra de tristeza.
- Phil sabía que yo odiaba las agujas. Entre otras cosas, me sumé a la investigación porque Phil me prometió nada de agujas- recordó observando el brillo del metal punzante.
- Lo sé- le susurró su amiga.
Aguantándose las lágrimas, continuó:
- Supongo que tiene sentido que ahora sí usen agujas.
Natasha inclinó su cabeza un poco para apoyarla sobre la frente de Bella, frotándole un poco el hombro sano.
- Estoy lista- le dijo, sacudiéndose un poco.
Natsha asintió en dirección a Hill, que se acercó para ayudar a Bella colocarse en la camilla. Se recostó obedientemente, soportando la primera inoculación por parte de Camilla, una dosis de penicilina para evitar que cualquier infección existente se meta en el camino.
La segunda fue para aliviar la inflamación en su garganta, le dijo que tardaría unos minutos en hacer efecto.
Hill ajustó las correas en sus tobillos, muñecas, torso y cabeza.
Natasha se acercó hacia la esquina en donde estaban Stark y Rogers, enviando una rápida mirada a la otra punta del laboratorio, aún vigilando a Barton, que le guiñó un ojo con naturalidad.
- Así que esto es lo que hacía mi padre cuando no venía a cenar a casa- comentó Stark señalando las máquinas que contenían el líquido violáceo, casi brillante, en el que habían convertido el suero.
Steve frunció el ceño en desconfianza cuando observó las maquinarias.
- ¿Cómo van a hacerlo sin el cubo? En eso se basaba el modelo de tu padre, ¿verdad?
Tony chasqueó la lengua.
- Consiguieron una fuente de energía igual o más poderosa que el cubo- dijo señalando el cetro. A Steve se le disparó el pulso.
- ¡Pero las pruebas incluían al cubo! No saben si va a funcionar.
- No hay razones para que no- dijo con naturalidad Stak.
- Tony…
- Ya amenacé a la mitad de esos nerds para que me dejaran revisar todo antes. Es seguro- dijo con la vista fija en la joven.
- Es verdad. Yo amenacé a la otra mitad- agregó Nat.
- Gracias.
- No lo hice por tí- sintió la necesidad de aclarar el multimillonario, haciendo a Romanoff poner los ojos en blanco. A pesar de eso, Steve volvió a respirar tranquilo.
Bella estaba cegada por las luces blancas encima de su cabeza y apenas podía vislumbrar la figura de Hill, parada a su lado.
- Bien, Bella. Estamos por comenzar. Mientras esté pasando el líquido, aquella máquina de allá emitirá un rayo de luz algo molesto en tu dirección. ¿Está bien?- le recordó María.
- Bien- dijo la joven, nerviosa.
- Bien- repitió la subdirectora.
Hill dio la orden, pero Bella no pudo oírla claramente sobre el pitido de sus oídos. Pero sí que pudo sentir la orden siendo cumplida.
Las decenas de micro puñaladas que sintió, todas a la vez, duraron apenas un segundo. El líquido frío que hacían pasar lentamente anuló cualquier otro tipo de dolor. Le recordaba un poco al veneno, pero no dolía ni la mitad de lo que había dolido aquello. Esto era distinto, no quemaba todo a su paso, era… distinto. Era una sensación de incomodidad inyectada directamente en sus venas. Una corriente fría, dura y avasalladora le presionaba los brazos y piernas, especialmente en su muñeca derecha, moviéndose frenéticamente para sacudirse esa sensación de encima, para hacer que se disipe, quedando clavada en su lugar por las correas de la camilla. Cuando sintió aquella corriente llegar a su cuello, comenzó a gritar desgarradoramente en silencio. Sentía que se ahogaba ahí mismo, quería arrancarse la piel del cuello con tal de ganar espacio para respirar. Pero cuando pensó que ya no aguantaba más, volvió a respirar. Pero el alivio no le estaba permitido.
A la primera bocanada de aire, sintió el rayo cegador del que le había advertido Hill encima de todo su cuerpo. Lejos de sentirlo como el fuego que creyó que iba a invadirla, Bella comenzó a sentir miles y miles de puntazos, finos y profundos, en cada milímetro de su cuerpo, incluso en sus ojos, comenzando a llorar desconsoladamente, pidiendo por favor que termine.
Pero nadie podía oírla. Aún no había terminado de hacer efecto la droga antiinflamatoria. Y eso estaba bien. Porque Bella no quería parar realmente, sólo quería que el dolor pasara más rápido. Justo cuando comenzó a escuchar sus gritos una vez más, lo que había parecido una eternidad más tarde, el procedimiento al fin había terminado.
En el momento en el que sacaron el rayo de luz de su camino, Bella se sintió extraordinariamente revitalizada. Su dolor, sus respiraciones, todo su cuerpo se sentía más liviano. Ese fue el primer pensamiento que la inundó.
Seguía un poco encandilada, pero a pesar de eso podía distinguir cada figura considerablemente bien. Vio a Hill y Natasha liberarla de sus correas y uno de los médicos se acercó a comprobar sus signos vitales.
Tony se acercó lentamente para observar mejor mientras Steve corría a su lado.
Hill tenía una sonrisa en el duro rostro.
- ¿Cómo te sientes?- quiso saber.
Steve ya estaba a su lado, pasandole un brazo por la cintura.
Bella se miró el cuerpo vendado, se aclaró la garganta y se sorprendió al escuchar su voz de vuelta.
- No estoy musculosa como él- dijo algo decepcionada, haciendo que los presentes rían un poco.
- Claro que no. Éste suero es más sutil, tiene más clase- le dijo Natasha, con un guiño.
- ¿Saben quién tiene clase? Loki- gritó Barton desde su lugar, ansioso por salir.
- Cierto- dijo Bella, sacudiendo un poco la cabeza y asistiendo en dirección a Natasha.
La agente la tomó del brazo y tuvo que hacer un poco de fuerza para obligarla a moverse, sintiéndola un poco más pesada. Bella reaccionó enseguida y comenzó a correr junto a su amiga, sorprendiéndose de lo rápido que podía hacerlo, de lo fácil que se sentía incluso descalza.
- ¿Eso es todo? ¿Se supone que ya estoy lista para luchar?- preguntó Bella. Ninguna dosis de super suero podría hacer disipar su constante inseguridad.
- Supongo que en un rato lo descubriremos. No te pongas ese- le dijo mientras le sacaba su traje de las manos.
- ¿Qué? ¿Éste no es lo suficientemente ajustado?- rió, disfrutando el tener una voz de nuevo.
- Feliz cumpleaños- le dijo mientras le tiraba un paquete con fuerza. Bella lo cazó en el aire sin problemas. La miró sin entender del todo.
Natasha cargó sus armas y las puso seguras en su cinturón mientras se giraba para mirarla con una sonrisa coqueta, vencedora.
- Póngase el traje, Agente Swan.
Hola de nuevo!
Espero que lo hayan disfrutado.
Vi que lesgustan los momentos de Bella y el cap, así que agregué algunos.
De hecho, la escena con Natasha fue originalmente escrita con Steve en su lugar, pero después me pareció mejor que fuera Natasha la que esté en ese último momento con Bella, no sé por qué. Espero que les haya gustado. Si quieren leer cómo hubiese sido con el cap, dejenmelo saber.
También quiero saber qué piensan de la reacción del capitán en general. Más que con lo de los vampiros, con el hecho de que Bella tenga novio. ¿Piensan que debería haberse enojado un poco?
Me sirve mucho saber lo que piensan.
Nos vemos pronto!
