(III)

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El sonido de los cascabeles moviéndose con la brisa provocaron que mis oídos se concentraran en ello. Giré mi cabeza y encontré un adorno en la banca donde nos encontrábamos sentados. Apenas observé los colores, una canción al fondo comenzaba y rápidamente descubrí que se trataba de un villancico típico de la época, uno que si escucharas en cualquier día del año en seguida te hartarías de él. Era un efecto muy curioso el que ofrecía las festividades, pues por alguna razón te volvías más tolerante con las repeticiones año tras año. Supongo que por eso le llamaban tradición en la cual te sumergías en una clase de ritual colectivo que había cobrado mucho peso desde hacía bastante tiempo.

Abracé a Bubbles cuando sentí como recargaba su cabeza en mi hombro, acto seguido la vi por el rabillo del ojo y noté lo relajada que estaba. Era muy diferente a como la había encontrado apenas regresé a Townsville; con la intriga en su expresión, cierta lujuria de una noche, y la resiliencia que me mostró apenas intenté acercarme más a ella para repetir ese "desliz" suyo. Mi contraparte femenina era precavida hasta cierto punto, salir con un villano fue apenas una de las tantas cosas a las que se atrevería, pero admito que en su momento poco me importaba lo que ella decidiera hacer. Haber estado con mi contraparte en esa fiesta donde llegamos muy lejos encerrados en el baño, fue un incentivo para que yo quisiera hacerlo un pasatiempo.

Por supuesto, su rechazo lo hizo más atractivo, de repente era un niño usando todas sus estrategias para que decidieran cumplirle su capricho. La manera en la que nuestra relación se dio y eventualmente funcionaría, fue producto de varios meses de trabajo y paciencia, pues Bubbles no se fiaba tanto de mí como de su autocontrol.

No podía culparla, yo tampoco habría confiado en mí.

Recargué mi cabeza sobre la suya gracias a esa diferencia de estaturas que teníamos, entonces me enfoqué en la sensación de su cabello rizado sobre mis mejillas y cerré los ojos para intensificar el momento. Lo que al inicio era un simple entretenimiento se volvió en algo más serio. Si bien no tenía un plan a futuro o quería pensar en eso, me reconfortaba disfrutar solo el presente; este, donde habíamos caminado por la plaza cuando todos los demás se encontraban en sus casas, viviendo los últimos momentos de la Navidad para regresar a la normalidad y esperar el Año Nuevo.

Luego de mantenernos un rato sentados, ella se levantó para continuar con el paseo por ese parque donde al centro mantenían un enorme pino decorado con esferas, luces y otras figurillas relacionadas. Habían estado limpiando los corredores de la nieve que se acumuló los anteriores días para que la gente pudiera seguir disfrutando de cerca el árbol. Pero al ser ya muy tarde y con el frío calando hasta los huesos, ninguna otra persona se había asomado para tomar fotografías, lo que nos daba la privacidad ideal para nosotros.

Townsville no estaba lista para asumir que una de sus salvadoras era libre de hacer lo que quisiera con su vida. Como figuras públicas, los humanos erróneamente creían que ellas les pertenecían tal cual objeto en exhibición para presumir. Claro que conmigo funcionaba más como un arma de cuidado, un criminal potencialmente peligroso para matarles a todos. De cualquier manera, ese odio que me tenían era una carga que no la consideraba seria. En cambio, la responsabilidad que Bubbles tenía era más una cuestión de apariencias para complacer a terceros

Existía la enorme posibilidad de que la presión social terminara por orillar a Bubbles a desistir sobre lo nuestro. ¿Qué pasaría entonces con la prensa atacando a sus superheroínas?, ¿con los ciudadanos formando un enorme resentimiento hacía ellas? Yo estaba tan acostumbrado al caos por ser parte del mismo, pero por primera vez dudaba de arrastrar a alguien conmigo porque no sabía si ella lo resistiría.

Entonces ahí me di cuenta de que en verdad la quería, que caminar tan tarde por el desolado parque, únicamente acompañado por las voces de los villancicos pregrabados que salían de las bocinas de los postes, era uno de los placeres que empezaba a apreciar tanto como para guardarlos en mi memoria. Me planteé la idea de hacer estos paseos cada Navidad, asumiendo así que ella y yo estaríamos juntos por mucho tiempo.

Realmente deseaba algo así. Tal vez se debía a las fechas, a las metas que suelen hacerse por tratarse del fin de un ciclo para comenzar uno nuevo. El deseo por aspirar a algo que te traiga paz y te sientas parte de algo importante. Así, entendí que le estaba encontrando otro significado a la festividad, una esperanza que aún seguía confundiéndome.

Anduvimos por quince minutos en silencio, pero no porque no tuviéramos un tema para charlar, sino porque los dos nos fijamos en las melodías que irradiaban una melancolía por la tranquilidad de sus notas. La escuché tararear con sus labios sellados en una pequeña sonrisa que terminó contagiándomela, aunque yo no fuera fan de las tonadas que producía. Luego se aferró más al brazo que me sujetaba para cantar más fuerte. Su táctica hecha tan adrede para molestarme un poco dio como resultado que yo nos detuviera para tomarla de las mejillas. Presioné de modo que su boca quedara como una trompa y así yo pudiera besarle en cuanto me agachara.

Se le escapó una juguetona risa una vez nos obligué a inclinarnos sobre nuestro eje, lo justo para tomar control del beso y se viera obligada a apoyarse de mi cuello para no caer. Era tan menuda y pequeña, mas escondía una autonomía y fuerza sobresaliente. No me extrañaba que hubiera elegido intentar algo conmigo con esas características definiéndola.

Después de estar abrazados por un par de minutos más, le seguí la corriente luego de que ella comenzara a retomar la canción.

—No es justo, siempre logras lo que quieres—le reclamo sin sonar verdaderamente enfadado cuando continúo tarareando el coro y lo interrumpo de vez en cuando para seguir hablando—. Pero está bien, solo porque hoy es Navidad.

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¡Escucha! cómo las campanas Dulcescampanas deplata Todos parecen decir "tirar las preocupaciones".

Los copos de nieve comenzaron a caer lentamente, éstos chocaban con las luces que parpadeaban incesantes en las decoraciones navideñas, algunas serpentinas se inundaban del blancuzco color simbólico de la época. Los villancicos persistían en las bocinas del parque, contagiándome más del sentimiento de esperanza que albergaba cada día desde que tomé la decisión de ser la pareja del guapo hombre que toma mi mano y entona conmigo la melodía de estas fechas. Me gustaba cuando sentía la estabilidad del agarre de Boomer, porque me daba esa seguridad que perdía al escuchar los prejuicios que la gente tenía sobre nuestra labor de heroínas.

A veces era cansado ser quien era, y admiraba a mis hermanas el control con el sobrellevaban la situación; Blossom manejaba las críticas con inteligencia y Buttercup se mostraba indiferente. Las admiraba, pero a veces las envidiaba. Para mí era difícil, pues tenía este deber de que la gente se sintiera cómoda conmigo y a veces me esforzaba demás para que los ciudadanos no peligrarán, mas insisto, era difícil.

Quería vivir el instante, el momento, los segundos, no lo sé, al saberme tan preocupada por todo, saboreaba lentamente la buena comida y brindaba mi tiempo a las mejores amistades, así como con a mi familia, no obstante, la experiencia de las fiestas aumentaba la euforia de sentirme por una vez libre… porque eso deseaba, ser libre. Supongo que ahí estaba el motivo por el cual terminé con quien caminaba junto a mí en los senderos del parque central de Townsviille, sin nadie cerca que pudiera emitir una opinión al respecto de lo que estábamos viviendo.

Había días en donde tenía miedo, era el tipo de emoción que me terminaba carcomiendo la cabeza, pensando en varios escenarios de los cuales bien entendía no se hallaba razón alguna. Sin embargo, guiándome más por los sentimientos que la fantasía causaba, como resultado, actuaba de manera imprecisa y poco adecuada. A veces me preguntaba, "¿estaré haciendo bien?, ¿qué pensará el resto?, ¿por qué me importa al final si he sentido de primera mano el veneno de la gente sobre mí?" No me gustaba que se me vea como un ser dulce cuando había días que el hastío me dominaba por completo.

La adrenalina de no realizar lo correcto tomó rumbo en la fiesta de Princesa cuando vi a Boomer por primera vez como DJ, la curiosidad de apreciar a ese chico o más bien; hombre, de esbelta figura y expresión divertida, me condujeron a acostarme con él en uno de los lugares más comunes para los amantes lujuriosos. Ese día fue un escape y choque de muchas emociones contradictorias con todo lo aprendido e impuesto… pero también fue un comienzo.

Hoy no tengo tanto miedo o agravio, hoy la serenidad del silencio inundaba mis huesos con su temperatura baja. Me gustaba pensar a futuro e imaginar que estaríamos juntos, porque Boomer se había convertido en ese aliado con el que entablaba charlas absurdas de todo o nada. Lo quería más de lo que debía y me sorprendía este sentir agudo. Con él compartía cada experiencia como si fuera la última, porque quiero vivir un futuro junto a él, pero en ocasiones, temo que él no.

Sin embargo…

Ahí estaba ese rubio, disipando mis dudas con otra canción más íntima la cual desembocaba de sus labios y era de su propia composición. Ensalzaba cada sílaba con aquella voz ronca, deleitosa e hipnótica que ponía por momentos fin a cada duda revoltosa mientras que seguíamos los caminos que había entre los pinos envueltos de nevisca. Las calles impregnadas de nieve irradiaban un aire mágico, como los cuentos de hadas que tanto me gustaban, tan mágico como nuestras manos conectadas y él cantando aterciopeladamente en los secretos del atardecer decembrino. Ah, Boomer, si supieras que anhelaba decirte que te quedes conmigo siempre.

Me distraje un poco viendo el paisaje, estudiando los edificios con luces tenues, pensando en la gente que comparte ese calor hogareño con sus seres amados, así como recuerdo a los niños del orfanato que visitaba cada tiempo para darles ese amor del que fueron negados, pensaba en los animalitos que se refugiaban del frío y en mi amiga, Bala, que los protege de los peligros del bosque. Me quedó un momento examinado mi vida, mis deberes y en el cómo seguimos teniendo esa conexión inseparable con mis hermanas. Sonrío rememorando en la hermosa relación que tiene el Profesor con la Señorita Keane.

La paz de diciembre me pone feliz…

Y entonces sentí el frío chocar contra mi rostro, parpadeé varias veces asimilando la nieve que me golpeó en segundos. Ojeo a Boomer, quien retadoramente maniobra otra esfera de hielo la cual estaba dispuesto a lanzar. ¿De ese modo lo quería? ¡Pues hagámoslo!

Comenzamos una guerra de bolas de nieve, corriendo desmesuradamente sin importar que nuestras risas se oyeran a muchas cuadras. La ventaja de nuestros poderes nos daba la facilidad de jugar con el otro sin delicadeza o alarma de dañarnos. Nos detuvimos un momento después de percibir el lago congelado de la ciudad, miro a Boomer y él adivinando mis pensamientos, me arrastró hacía el centro de éste para comenzar a dar vueltas. Rendidos, nos acostamos en el agua congelada, mirando el cielo en sus muchas tonalidades. Suspiré ojeando el vahó que sale de mí con una sonrisa complacida. El mundo se silenciaba, embelesándonos solamente con la respiración del otro. Tenía las esperanzas altas de continuar con él después del atardecer y el comenzar cada mañana viendo el amanecer.

Copos seguían cayendo, uno se posa específicamente en mi nariz el cual Boomer toca haciendo un sonidito divertido. Recordé, mi teoría navideña de que en éstos siempre hay vida, como en la película del Grinch…

—A veces me pregunto si hay una Villa Quien en cada copo que cae del cielo —Boomer me observó expectante, pero sonriendo después de escuchar una de las tantas afirmaciones fantasiosas de las que estaba acostumbrado y parecía no cansarse—, de niña lo creía y lo sigo creyendo… porque así puedo imaginar que vivo en un copo de nieve contigo, moviéndonos a través del mundo.

—Pero, yo no quisiera vivir contigo en un copo de nieve, Bubbles... pues son tan efímeros y lo cierto es que no me atreví a tanto contigo para terminar cediendo la fragilidad de uno —sus expresivos ojos me demostraron la seguridad con la que recitaba cada palabra—. No quiero fantasías de temporada... quiero una realidad donde nada importe más que nosotros.

Y terminando en el toque de nuestras bocas, confirmé otra vez, que lo quería siempre mi lado.

La Navidad está aquí Trayendo buen ánimo Para jóvenes y viejos Mansos y atrevidos

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Mortem en la adrenalina por subir este capítulo a tiempo…

¿Saben qué es triste? Que al releerme como Boomer o cualquiera de los Ruff, envidie el escenario de invierno que describo, porque en mi contexto yo me estoy cocinando cual carnita asada. Shingao'.

Como sea, Boomer nunca negará que sus intenciones iniciales no eran las mejores, pero luego de tratar a la chica quiso probar otro enfoque. Incluso si la misma Bubbles le preguntara sobre el tema, él sería honesto y no adornaría nada para quedar bien. Le da más importancia al "ahora" que al "antes y después", y aunque le funcione por el momento, no deja de contrastar con la visión de su novia.

Pero ya luego tocará mostrarles cómo se las apañaron para seguir juntos. xD

Lenore aquí antes de emborracharse

Finalizamos este especial navideño con los azules como protagonistas. Y Bubbles es una enamoradiza que fantasea con un longevo final junto a Boomer, así es.

Siempre es grato mostrar las diferentes facetas de los personajes en la versatilidad de las edades en que los trabajamos. Como pudieron darse cuenta, cada uno de ellos está en la etapa de los 20's viviendo las fiestas y el romance a su manera.

Esperamos haya sido de su agrado.

Gracias por su apoyo.

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Nos leemos más pronto de lo que parece.