Capítulo 2
CINCO MESES DESPUÉS…
Otra vez camino a Londres. Era la última vez que haría ese viaje, al menos en esas circunstancias. Había terminado otro año de universidad. El día anterior había rendido el último final del año, se sentía orgullosa de haber aprobado todas las materias. Solo quedaba un último esfuerzo, solo un año más y si todo salía bien obtendría su título universitario en Historia del Arte. Como todos los años en las vacaciones de verano, Demelza tomaba el tren desde Truro hasta Londres adónde iba a quedarse con su amiga Caroline que la dejaba vivir en su departamento mientras ella trabajaba durante el verano en la ciudad. Londres se llenaba de turistas y los comerciantes contrataban empleados de forma temporaria para hacer frente a la demanda. En los últimos años había trabajado como camarera, recepcionista de un restaurante, guía en el museo de Ciencias Naturales, y en The Eye, en donde hacía un poco de todo. Ayudaba a la gente a subir a las cápsulas de la vuelta al mundo, reponía mercadería en la tienda de regalos, vendía tickets, hasta a veces subía con grupos como guía para mostrar los distintos edificios de la ciudad. Ojalá pudiera conseguir trabajar allí de nuevo ese año, aunque este verano aspiraba un poco más alto. Ya como estudiante del último año en la universidad, quería obtener experiencia en esa área. Así que antes de partir de Cornwall había hecho una profunda búsqueda en internet de las galerías de arte y museos a los que enviaría su currículum a ver si tenía suerte. De verdad necesitaba el dinero. Cada momento libre que tenía lo aprovechaba para trabajar. En Truro trabajaba todos los turnos que podía en una cafetería que estaba en el centro de la ciudad. Cornwall también se llenaba de turistas en esa época, pero en Londres pagaban mejor, así que hacia allí iba ella.
Cuando el tren se detuvo en la estación de Paddington, bajó su pequeña valija del portaequipaje y mientras esperaba para descender su mente vagó hacia la última vez que había estado en la ciudad. En diciembre, cuando fue a pasar los últimos días del año con su amiga. Recordó aquella fiesta. Era extraño porque si bien había bebido más de la cuenta, recordaba todo con bastante claridad. Se acordaba de aquel hombre… Todo vestido de negro, de sus besos y sus labios en todo su cuerpo. Demelza no había tenido muchos amantes. Un noviecito con quien había tenido la primera vez en el último año del colegio. Un chico con el que había salido por unos meses cuando comenzó la universidad, algunos besos por aquí y por allá cuando iban de fiesta con sus compañeros, luego Malcolm, y nada más. Nada muy memorable. Hasta la noche de Año Nuevo, claro. Suspiró.
"¿Va a bajar, señorita?"
"Oh sí, sí. Claro. Disculpe."
No era la primera vez que se quedaba soñando despierta recordando aquella noche. A veces le parecía que no había sido real, que todo era producto de su imaginación. Después de todo, jamás había vuelto a saber nada de aquel hombre. Le dijo que su nombre era Ross, pero ella no se lo había dicho a nadie. Le había contado a Caroline, que quiso saber adónde se había metido durante toda la noche, pero no le dio muchos detalles. Si le decía su nombre, de seguro comenzaría a indagar, a buscar por todos lados hasta dar con él y averiguar quién era. Pero Demelza no quería eso. Prefería que aquel hombre increíblemente guapo quedara solo en su recuerdo. Y así había sido hasta ese momento.
Era la tercera entrevista que tenía en ese día. Hasta ahora no había tenido suerte, o al menos solo le habían ofrecido un empleo en una cafetería en la estación de tren de Euston, y el sueldo no era muy bueno. Al día siguiente tenía una entrevista en recursos humanos de The Eye, y creía que la contratarían de nuevo, pues la mujer que la había llamado era la misma con la que tuvo la entrevista el año anterior y no había recibido ninguna queja de su trabajo. Así que esa sería su última carta. Pero ahora Demelza se dirigía a una entrevista en la galería de arte de la Fundación Poldark.
Había enviado tantos currículums que ya ni se acordaba que era la Fundación Poldark, así que mientras iba en el subte hizo una búsqueda en su teléfono para refrescar su memoria. Poldark Industries, empresa de más de cien años de existencia y dedicada a diferentes rubros. Tenía un ala financiera, de asesoramiento a grandes empresas, de importación, un sector de construcción y de diseño. Demelza levantó las cejas, no terminaba de comprender que era lo que hacían. Luego llegó a la parte de la Fundación Poldark, dedicada a recaudar fondos, aunque no decía para que, y a la compra y venta de obras de arte, con una galería en pleno centro de Londres. ¡Ah! Allí estaba lo que le interesaba a ella. Aunque tampoco eran muy específicos ¿qué tipo de obras de arte?
El subte se detuvo. Afortunadamente levantó la vista y vio que era su estación y se bajó a tiempo. Blackfriars. Demelza salió de la estación al húmedo aire de Londres. Tenía que cruzar el río, pues la habían citado en un hotel que estaba sobre la orilla del Thames, esperaba no despeinarse con la brisa.
Se sorprendió al llegar. Al entrar al edificio se sintió transportada a un ambiente marino, totalmente distinto a la ciudad bulliciosa que había dejado afuera. El lobby del hotel daba la sensación de ser una gran embarcación, imponente y a la vez austera, con historia. Como si de verdad hubieran traído un barco hundido y lo hubieran colocado allí, en medio de la ciudad. Le parecía muy llamativo.
"Bienvenida a Nampara Hotel, ¿en qué puedo ayudarla Señorita?" – una joven le dijo desde detrás de la recepción.
"Uhm… Vengo a una entrevista. Me citaron aquí, para la Fundacion Poldark." – la joven la miró con extrañeza. – "Me citó… la señora Paynter. Prudie Paynter." Demelza chequeó el nombre en su celular.
"Oh si, por supuesto. ¿Y su nombre?"
"Demelza Carne."
"Ya la anuncio con la Sra. Paynter. Tome asiento por favor."
La joven le indicó unos sillones que estaban en el lobby, y Demelza se fue a sentar. Desde allí siguió contemplando el diseño del lugar, definitivamente querían evocar un aspecto marítimo y lo habían logrado.
"¿Señorita Carne?"
"¿Sí?" Demelza se puso de pie inmediatamente y se acercó a la mujer que había descendido del ascensor y llevaba una carpeta en sus manos.
"Mi nombre Prudie Paynter, acompáñeme por favor. Por aquí estaremos más cómodas."
La mujer la guio hacia el restaurante del hotel. Era bastante grande y había algo de gente. Por los ventanales se podía ver la gente que paseaba por la ribera del río, y al Thames fluyendo más atrás con los edificios entrecortados por la luz de la tarde. Era una vista muy pintoresca, era un lugar de primera calidad.
"Señorita Carne…" – comenzó la mujer.
"Demelza, por favor."
"Demelza, ¿cuántos años tienes?"
"Veintitres. Cumpliré veinticuantro el mes que viene."
"Y… ¿qué experiencia tienes?"
"Verá, estoy a punto de cursar el último año de Licenciatura en Historia del Arte. Hace dos años trabajé en el Museo de Ciencias Naturales y el año pasado como guía en The Eye. No tengo experiencia en conservadurías o galerías o museos de arte en sí, más allá de las prácticas de la facultad, pero es por eso que quiero empezar a adquirir experiencia en mi área de estudio…"
"Mhhh… y ¿qué otros trabajos has hecho? Dice aquí que fuiste recepcionista, camarera…"
"Ehh… sí. Eso aquí, en Londres. Y en mi ciudad durante el año trabajo en un café…"
"Así que estas acostumbrada al trabajo duro…"
"¡Oh si! Y a trabajar bajo presión, con mucha cantidad de gente. Me gusta el trabajo al público… y también el trabajo de laboratorio, por supuesto." - Quizás te envían a restauraciones y no verás a nadie, Demelza…
"¿Qué hay del trabajo con niños?" - La pregunta la descolocó un poco.
"¿Con niños?... Pues, en el museo la mayoría de los visitantes son niños y yo era guía así que tenía mucha interacción con ellos. Los pequeños son muy inteligentes. Además, tengo seis hermanos menores, así que siempre estuve rodeada de niños…" Pues no sabía que tenía que ver los niños con una galería de arte, pero creyó haber respondido bastante bien.
"¿Sí? Que interesante. ¿Ayudabas a tu madre a cuidar de ellos?"
"Pues… mi madre falleció cuando yo tenía diez años, así que prácticamente era yo quien los cuidaba."
"¡Oh! Lo siento mucho, Demelza."
Demelza sonrió, era la respuesta que siempre daba cuando alguien le daba las condolencias por la muerte de su madre.
"Pues, si estabas acostumbrada a cuidar a seis niños, supongo que dos no serán mucho esfuerzo para ti." Dijo la mujer. Demelza no entendía de lo que hablaba.
"Uhm… disculpe. No comprendo. ¿Cuidar… niños?"
"Si. Los hijos del Señor Poldark."
"Creo que ha habido un error. Yo… vine para la entrevista en la Galería de Arte de la Fundación Poldark."
"Pero si la galería ha estado cerrada por años… oh, ya veo. Creo que entiendo que fue lo que sucedió."
"¿Ah sí?" Preguntó Demelza titubeando, pues ella no entendía nada.
"Desde la Fundación nos han estado enviando currículums para el hotel y para la residencia. Seguramente el tuyo se traspapeló. Pero, debo decir que igualmente tienes lo que estamos buscando para este puesto…"
"¿De qué puesto se trata?" - volvió a preguntar con curiosidad.
"Niñera."
"¡¿Niñera?!" Exclamó Demelza.
"Si. De los dos pequeños hijos del Señor Poldark. ¿Tienes disposición full time?"
"Si… pero."
"Los niños tienen nueve años el varón, y la pequeña tiene cinco…"
"Pero yo no vine para el puesto de niñera…"
"Lo sé. Pero me temo que eso es lo que estamos buscando en este momento. Y con bastante urgencia la verdad. La última niñera se fue… bueno. Y ahora estoy yo encargándome de esos dos… son muy cariñosos. Perdieron a su madre también, la pequeña no llegó casi a conocerla."
"Oh… pobres."
"Siento que hayas tenido que venir en vano. Pero si te interesa, podrías intentarlo durante algunos días."
"Yo estaba buscando un trabajo temporal, durante el verano nada más."
"Bien, bien. Eso no sería ningún inconveniente. El señor Poldark se casará cuando termine la temporada y después los niños serán problema se su nueva esposa… no que causen muchos problemas."
"No… por supuesto. Pero no sé…"
"Mira, te cuento lo que te ofrecemos para que lo tengas en cuenta y lo pienses. Hospedaje y comidas están incluidos. Vivimos aquí, bah, la residencia está en los últimos tres pisos. Las habitaciones de los empleados son de la misma calidad que la del hotel, si no te gusta puedes quedarte en una de las habitaciones de abajo. De aquí puedes comer lo que quieras." Dijo haciendo señas al restaurante. - "El trabajo es todos los días con un día libre a la semana. De lo posible no durante el fin de semana pues es cuando los niños están todo el día en casa. Todos los días tienen actividades, las clases están por terminar pero incluso después el colegio sigue organizado actividades durante el verano. Así que tendrás algo de tiempo libre cuando ellos están allí. Tu te encargaras de todo lo que concierne a los pequeños. De lo que vistan y de que hagan sus deberes. Yo siempre estaré para ayudarte, por supuesto. Hasta que le agarres la mano al menos. Oh, y este es el sueldo."
La mujer deslizó la carpeta abierta con una hoja hacia Demelza, quien abrió muy grande los ojos al ver la cifra. Era cinco veces más de lo que le habían pagado en año anterior en The Eye y mucho mas de lo que esperaba ganar este año.
"¿Esto… esto es por mes?"
"Si. Más la cobertura médica, claro."
"Oh…"
"¿Por qué no lo piensas, Demelza? Aquí te dejo mi número para que me llames y me digas tu respuesta."
Pero por esa cifra, no había mucho que pensar.
