Capítulo 3
Demelza llegó al hotel Nampara un martes por la tarde. Llevó consigo la misma valijita que había traído desde Cornwall, aunque Caroline le había sugerido que tomara prestado algo más de su ropa.
"No sé cuanto tiempo voy a estar allí, Caroline. Quizás me corran para el fin de semana. O quizás yo renuncie. Por lo que pude interpretar de la Señora Paynter, los niños parecen que dan bastante trabajo."
"Pero tu eres genial con niños, Demelza. De seguro te contratarán. Da igual, en tu primer día libre vienes y te llevas todo lo que necesites."
"Además, ¿no crees que me harán usar uniforme, no es así? Las chicas en la recepción llevaban traje..."
"Pero tú no trabajas en el hotel, trabajas en la residencia. Y no creo que usen uniforme. ¿Qué vestía la mujer que te entrevistó?"
"Pues... iba normal."
"¿Lo ves?"
Con un último abrazo se habían despedido y ahora estaba de nuevo sentada en el lobby del hotel, esperando a que bajara la Señora Paynter.
"Llámame Prudie, por favor, Demelza. Estoy tan contenta de que hayas aceptado. Así yo podré dedicarme a hacer mi trabajo en vez de tener que estar corriendo detrás de esos dos... Oh, Rosina, Kitty. Ella es Demelza, la nueva niñera."
Las dos jóvenes la miraron con lo que a Demelza le pareció compasión.
"¡Bienvenida!" Dijo la morocha. "Si, Bienvenida. ¿Quiere que le preparemos su tarjeta de acceso, Prudie?"
"Sí, si son tan amables. Hagan que Jim la suba. ¿Está por aquí ese muchacho o está enfermo de nuevo?"
"Está aquí. Apenas esté programada la subimos. Demelza, necesitamos unos datos."
Una de las chicas, Rosina le dijo que era su nombre, imprimió un formulario y se lo dio a Demelza para que lo completara. Cuando terminó, la señora Paynter le indicó por donde debían ir.
Había cuatro ascensores, y la mujer se dirigió al último que curiosamente no tenía botón para llamarlo, solo una pequeña placa donde ella apoyó la tarjeta que llevaba colgando de su cuello.
"Con la tarjeta que te darán las niñas podrás llamar al ascensor, solo este sube hasta la residencia." - dijo mientras las puertas se abrían y ellas entraban. "Sí puede parar en todos los pisos, así que si alguien sube contigo asegúrate de que se baje antes."
Wow.
"¿Cuál es su trabajo aquí Señora Paynter?"
"Prudie, por favor. Hago un poco de todo. Mi posición oficial es ama de llaves, pero es porque no actualizamos el contrato desde la época del Señor Joshua, él fue quien me contrató."
"¿El señor Joshua...?"
"Era el padre del señor Ross. Lo conozco desde que nació. Así que fui su niñera también. Ahora me encargo de llevar la casa y lo ayudo con la administración del hotel y me aseguro que todo esté en orden tal como a él le gusta. Es bastante estricto."
"Oh." ¿Acaso no tendría él que terminar de aprobar a quien sería la niñera de sus hijos?
"No te preocupes por él. Casi nunca está en casa y si está generalmente pasa el tiempo en la administración del hotel, que está en el primer piso. Mañana te haré un tour completo del hotel. ¡Ah! aquí estamos."
Las puertas del ascensor se abrieron en el piso R, que estaba sobre el 7, o sea que era el 8. Demelza no había pensado en como sería ese lugar, pero ni en sueños se hubiera imaginado eso. Parecía la mansión de Bruce Wayne, o de Tony Stark, o de cualquier otro multimillonario que viviera en un pent-house sobre un rascacielos.
Y si bien 8 pisos no calificaban como un rascacielos, de seguro compensaba con las vistas que tenía de la ciudad y que se dibujaban en los ventanales de doble altura como si fueran un cuadro.
"Esta es la primera planta. Recepción aquí, salón allá, y por allá está el comedor y junto la cocina. La cocinera se llama Cecily, aunque solo se encarga del desayuno y el té y algún que otro aperitivo, porque abajo hay dos chefs internacionales que cocinan de maravillas. Por allí detrás están las habitaciones de servicio."
Hacia allí se dirigieron, y por el camino se detuvieron junto a una gran escalera media curva que llevaba a la segunda planta en donde estaban las habitaciones de los niños y del señor Poldark. Y en la tercera planta estaba el gimnasio, el salón de juegos, la piscina y la terraza.
Ajá. Pensó Demelza. Y ella trabajando cada hora de su vida para poder pagar la universidad... Pero no se podía quejar, quizás hasta hubiera tenido suerte de terminar allí.
Prudie le indicó algunas cosas más camino a su habitación, horarios y que ese día se podría acomodar tranquila y el día siguiente conocería a los niños. Jeremy y Clowance.
Cuando al fin la dejó sola en la puerta de su cuarto sí que se parecía a un hotel, al menos el pasillo. Adentro le parecía la habitación de un hotel con varias estrellas. Tenía una pequeña antesala con dos sillones y una mesita, un aparador con una pava eléctrica, dos tazas, vasos y chocolates, el baño era bastante amplio y tenía una bañadera, y más allá estaba la cama de dos plazas a la que Demelza se tiró de cabeza pues parecía muy mullida y estaba muy contenta de lo bien que se veía todo.
Pero lo mejor estaba detrás de las ventanas. Al correr las cortinas se encontró con que tenía un pequeño balconcito propio, hasta había una mesita y dos sillas y una vista panorámica de la ciudad de Londres. Desde allí no llegaba a ver la Catedral de San Pablo como en la sala de estar, pero si veía parte del río y si se asomaba llegaba a ver la cima de The Eye.
Ya se podía imaginar sentada allí, leyendo, tomando un té. Es más, allí mismo buscó su celular y se sentó para llamar Caroline.
Al día siguiente Demelza se despertó sobresaltada, porque sintió que algo se movía sobre la cama. Dos rostros pequeños la miraban con cara de pocos amigos.
"¡No te queremos aquí! ¡No necesitamos una niñera!"
"Si, cuando papá venga te va a echar. Porque... porque a él tampoco le gustan las niñeras." - Acotó la niña.
Ay... con razón. No todo podía ser tan perfecto.
Los dos chiquillos estaban en cuatro patas sobre su cama aun en ropa de dormir, uno a cada lado de ella. El niño tenía el cabello rizado de color castaño, bastante largo como para que rulos se formaran sobre su frente. La niña tenía el cabello un poco más oscuro y era muy menudita, y aunque estuviera intentando sonar amenazante, le era muy difícil conseguirlo vistiendo un pijama color rosa con un gran unicornio en la camiseta.
"Déjenme adivinar, ustedes deben ser Jeremy y Clowance."
"Somos Jeremy y Clowance Poldark, y somos los dueños de esta casa. Y no necesitamos otra niñera."
"Sip. Eso ya lo habían dicho." – Dijo Demelza bostezando y acomodándose contra el respaldo de la cama. – "Pensé que este lugar pertenecía a Ross Poldark."
"El es nuestro papá." – dijo la niña.
"Y al ser nosotros sus hijos, también somos los dueños. Así que… podemos tomar decisiones y… y estás despedida."
Demelza abrió exageradamente grande los ojos. Pues sí que tenían aires esos niños, aunque sospechaba que todo era una gran puesta en escena planeada para deshacerse de ella, por su puesto.
"Mmmhh… ¿Y están muy seguros de que soy la nueva niñera? ¿Y qué hay si no lo soy? ¿Qué tal si soy… la nueva asistente de su padre? Y ustedes me despiden, ¿Qué diría él? ¿No se enfadaría?"
La niña miró a su hermano algo asustada, y el niño juntó sus cejas, dudando si lo que le decía era verdad.
"No… Prudie dijo que la nueva niñera llegaría hoy, y… las empleadas de papá no se quedan a vivir aquí ¿no es así?" – dijo no del todo convencido, cruzando una mirada con su hermana que frunció los labios pues tampoco sabía. Demelza suspiró.
"Pues… ante la duda, yo no me despediría. Y también volvería a mi habitación, no sea cosa que hayan despertado a una persona muy importante que le contará a su papá como la recibieron."
La niña pareció creerse el cuento y se bajó de la cama al instante, esperando a su hermano y mirando nerviosamente hacia la puerta. Al niño le tomó un momento más, pero al final se bajó renuente y mirándola con sospecha se acerco a su hermana, y luego hacia la puerta.
"¿Pero que pasará si no es la niñera?..." Fue lo último que escuchó decir a la niña mientras se alejaban. Parecían niños listos.
Unos minutos más tarde, Demelza se encontró gritando en el baño en suite. No es que le dieran terror las lagartijas, se había criado con seis hermanos varones en medio del campo después de todo, pero no estaba acostumbrada a encontrar reptiles en la bañera. ¡Esos pequeños bribones!
Prudie había ido de prisa al escuchar sus gritos y se puso blanca cuando vio a la lagartija en la blanca bañera. "Odio a ese bicho, es la mascota del señorito Jeremy. ¡Oh, cuanto lo siento niña! Esos mocosos…"
"No me dijo que eran unos mocosos en la entrevista."
"Lo sé. Son muy traviesos, pero son buenos niños… en el fondo. Ya hemos tenido tres niñeras en los últimos dos meses. No sé de donde vamos a sacar una que quiera quedarse, no quedará más remedio que enviarlos a un internado tiempo completo."
Demelza sintió pena por la mujer, y por los niños también. Un poco.
"Yo no me fui todavía…" - se escuchó decir.
"¿De verdad? ¿Te quedarás?" – dijo Prudie esperanzada.
Demelza suspiró. "No soy de darme por vencida tan rápido. Dijimos una semana de prueba y eso intentaré. ¿Cómo se llama la lagartija?"
"¡Te lo dije! ¡Te dije que era la nueva niñera!" - Jeremy exclamó a su hermana cuando Prudie hizo las presentaciones formales.
"¡Dijiste mentiras!" – la acusó la niña, que para ser tan pequeña tenía una voz muy potente.
"Y ustedes me pusieron una lagartija en la ducha. Gracias, Prudie. Yo me encargaré desde aquí."
"Jud los estará esperando en la puerta para llevarlos, y antes deben pasar por la cocina del restaurante para que Louis les dé la vianda del almuerzo."
"¿Adonde está Philip?" – preguntó el niño apenas se fue la mujer.
"Philip se quedará conmigo por un tiempo… no te preocupes Clowance, voy a cuidar bien de él."
"¡Pero es mi mascota!"
"Entonces no deberías haberla dejado en mi baño, ¿no te parece? Soy Demelza, por cierto. Creo que no empezamos con el pie derecho." – La niña se miró los pies, Demelza sonrió. Era claro que era su hermano quien llevaba el liderazgo. Quizás sería más fácil hacerse amiga de ella primero. – "No importa, cuando venga papá te despedirá de todas formas."
"No es de buena educación andar amenazando a la gente, Jeremy. Principalmente a personas que no conoces y que tienen a tu mascota en su poder. Ya, a vestirse o llegarán tarde a la escuela."
Escuela era un titulo algo modesto para el edificio al que el chofer, y esposo de Prudie, Jud Paynter, los llevó. Era una gran… institución. Los niños bajaron de prisa del gran auto negro sin decir una palabra y ella fue de prisa tras ellos. De seguro el niño ya estaría planeando otra travesura de la que ella sería víctima. Jeremy y Clowance cruzaron las rejas de prisa, la niña le dirigió una última mirada antes de entrar y Demelza la saludó, pero ella no dijo nada. En los portones de reja había una mujer, una maestra supuso Demelza, recibiendo a los alumnos. Ya se había dado la vuelta cuando escuchó que la llamaban.
"¡Disculpe! ¡Señorita!" – Demelza se dio vuelta y la mujer le hizo señas con la mano. Demelza se acercó.
"Buenos días. ¿Es usted la nueva niñera de los niños Poldark?"
Pregunta capciosa.
"Eh… Sí. Al menos, por ahora."
"Ohh… que bien. Me pregunto si tendrá un momento. La directora está intentando comunicarse con el señor Poldark desde hace algunas semanas y no ha tenido éxito."
"Mmm… Está de viaje. Creo."
Y así Demelza terminó esperando durante algo más de media hora en la puerta de la dirección de ese gran y antiguo colegio. De seguro era muy caro. Todos los niños llevaban uniforme, la mayoría llegaban en autos de alta gama similares al que los había llevado a ellos, y las madres eran mujeres muy elegantes. Había placas por todos lados, y una vitrina llena de trofeos en el pasillo. Las ventanas llegaban casi hasta el techo y en el hall había una gran escalera por donde los cientos de alumnos subían a sus clases. Le parecía algo frío a Demelza. Parecía más una vieja iglesia que un colegio.
Finalmente, la directora apareció. Una mujer grande, aunque de edad indefinida. Con el pelo entre rubio y canoso sujeto en un rodete detrás de la nuca y un traje de refinado color gris desprovisto de vida.
"Mi nombre es Amelia Leith, ¿señorita?"
"Demelza. Demelza Carne."
"Señorita Carne. Me alegra que por fin alguien se acercara…"
"¿Hay algún problema con los niños?"
"Verá, esa es la cuestión. Me gustaría decir que no, pero temo que no puedo hacerlo. Nada grave, pero los niños dan señales y debemos prestar atención para corregirlos si hay algún problema."
"Oh, claro…"
"Clowance tiene un carácter muy impulsivo y algo impetuoso. Es una niña solitaria. No tiene ninguna amiga en su clase, y en dos ocasiones tuvo enfrentamientos con una de sus compañeras. La primera vez le tiró del pelo, la segunda la rasguñó. Le dejó una marca en la barbilla…"
"¿Clowance?" – preguntó sorprendida Demelza, ya que de los dos niños Clowance le parecía la más tranquila.
"Intentamos comunicarnos con el Señor Poldark, pero no recibimos respuesta. Los padres de la niña están disgustados e intranquilos de que Clowance le vuelva a hacer algo y desean, y nosotros desde la Institución lo deseamos también, hacer una reunión con ambas familias para hablar y aclarar todo el asunto y ver que medidas podemos tomar para que esta situación no vuelva a ocurrir."
Ya.
"Señora Leith."
"Señorita."
"Señorita Leith, uhm, verá. Hoy es mi primer día, aun no conozco bien a los niños y esto que usted me comenta me sorprende y me preocupa, pues no es la imagen que tenía de Clowance, por más reciente que ella pueda ser. Por supuesto que intentaré hablar con el Señor Poldark para que él se comunique con usted, y también intentaré hablar con Clowance para que su comportamiento no se vuelva a repetir."
"Por favor, hágalo. En esta institución tenemos una reputación intachable y no toleramos ningún tipo de violencia, por más pequeña que esta sea. Nosotros damos lo mejor para brindar una educación de excelencia a nuestros alumnos y lo que pedimos a cambio es que las familias tengan la misma responsabilidad y fomenten que los estudiantes den lo mejor de sí en sus estudios. Por supuesto que entendemos las extraordinarias circunstancias que vivieron Jeremy y Clowance, y lo que aun deben estar viviendo. Pero eso no es excusa para pasar por alto su comportamiento…"
"¿Qué inconveniente hay con Jeremy?"
"Es distraído. O, mejor dicho, no tiene demasiado interés en sus estudios. A menudo se presenta sin hacer la tarea, o no presta atención en clase. Y no es porque no pueda hacerlo. Jeremy es un niño muy capaz, solo que no le interesa cumplir con los objetivos que requerimos de él, y eso no podemos aceptarlo… Entiendo que el señor Poldark es un hombre muy ocupado, pero tiene que prestar atención a estos temas. De seguro la educación de sus hijos es importante para él, pero al menos que se involucre en estas cuestiones, me temo que deberemos recomendar que los niños sean transferidos a otra institución."
Demelza tomó una gran bocanada de aire cuando salió al sol de fines de mayo. Vaya primer día de trabajo, y ni siquiera era mediodía todavía. ¡Judas!
