Capítulo 40
DEMELZA
"¡¿Qué?!" – Exclamó Caroline cuando bajó del tren y después de darle un abrazo lo primero que le dijo fue que Ross y los niños se quedarían en Cornwall. Eso fue exactamente lo que ella había dicho también. - ¡¿Qué?! – mientras los niños la abrazaban y ella los abrazaba a ellos sin entender muy bien lo que estaba ocurriendo. Lo había mirado a Ross por sobre sus cabecitas, de pie en el patio trasero. Los brazos cruzados sobre su pecho, una pequeña sonrisa en sus labios, pero no de felicidad plena como era evidente en sus hijos.
Jeremy y Clowie se le habían tirado encima hasta que ella se sentó en el césped de nuevo y cayó de espaldas al piso, con los niños aún prendidos a ella.
"¡Clowie, Jer! Despacio, la van a lastimar." – dijo Ross acercándose a ellos. Pero los pequeños estaban tan contentos que no paraban de reírse, y ella tampoco podía dejar de sonreír.
"Nos quedaremos aquí para siempre contigo." – afirmó Clowie mientras ella intentaba sentarse de nuevo. Ross extendió una mano para ayudarla a incorporarse.
"Demelza tiene que ir a la Universidad, Clowie." – aclaró Ross.
"Pero… ¿Cómo?" – preguntó Demelza, moviendo sus ojos de los niños hacia él. Clowie se había parado entre los dos y tomó una mano de cada uno, dando pequeños saltos de lo alegre que estaba. Su corazón latía rápido en su pecho, de alegría también. Pero su mente iba a mil por hora y no acababa de asimilar la noticia y lo que ello implicaba. Se quedarían aquí… - "¿Qué hay de tu trabajo?" - le preguntó directamente.
Su mirada era severa por más que estuviera sonriendo. Estaba tenso, lo notaba en la forma que fruncía las cejas.
"Renuncié." – fue todo lo que dijo al respecto. – "Vengo de anotar a los niños en la escuela de Portwenn. Ellos… ellos se quieren quedar aquí. Y… yo también."
"¡Sí! Nos queremos quedar aquí, con papi y contigo." – Clowie dio un tirón a su mano y la abrazó. Ella aún estaba boquiabierta.
"¿Podemos ir a la playa, papá? ¿Quieres jugar a la pelota?"
"Claro, Jer."
"No tuvimos mucho tiempo de hablar..." - terminó por decir Demelza luego de hacer un resumen a las apuradas de lo que había ocurrido en los últimos días, mientras salían a paso lento de la estación de tren de Truro hacia el estacionamiento, donde Hugh las esperaba en su camioneta.
Ella aún estaba anonadada. Intentando procesar la noticia, aunque en el fondo, si lo pensaba bien, no la sorprendía del todo. Ross no había dado ninguna señal en toda la semana de que se irían. Mas allá de que desde que volvió de Londres no habían hablado demasiado, o ella no le había hablado demasiado, Demelza podía presentirlo. Podía ver que él no estaba haciendo nada, que no estaba planeando su regreso a la ciudad. Pero no se atrevió a preguntar, al contrario, lo evitó lo más que pudo. Era una cobarde. Lo había alejado, no… salió huyendo a la primera que las cosas no funcionaron para ella. ¿Qué clase de amiga era? ¿Después de todo lo que habían vivido en esas semanas?... Se había asustado, aún tenía miedo de reconocer lo que realmente sentía. Pensó que se iba a quedar con el corazón roto cuando ellos se fueran, casi que contaba con ello. Pero ahora eso no sucedería. Y su miedo se había acrecentado exponencialmente desde que le dijeron que se quedarían… tenía terror. ¿Qué haría ahora?
La distrajo la mano de Caroline apretando la suya. Demelza levantó sus ojos hacia ella y su amiga le regaló una sonrisa compasiva. Ya estaban en la camioneta con Hugh, y no podía contarle lo que pasaba por su mente frente a él; así que apoyó su cabeza en su hombro, al menos Caroline estaba allí y ella le diría las cosas como eran. Quisiera ella escucharlas o no.
"Creí que Poldark se iría antes del fin de semana." - comentó Hugh luego de que Caroline les contara como estuvo su primera semana de clases y ellos la pusieran al corriente de la de ellos.
"Al final... se van a quedar aquí por un tiempo más."
"¿No tenía que volver a su empresa o algo así?"
"¿Quién necesita ir a la oficina en estos días? Puede trabajar desde la casa, hacer home-office. De seguro puede hacerlo..." - Su amiga respondió en su lugar.
"En realidad, renunció a la empresa." - aclaró ella.
"¿Y a qué se va a dedicar ahora?"
Podría pintar. - Pensó Demelza internamente. "No lo sé…"
"¿Tú vas a seguir siendo su niñera? Pensé que querías buscar otro empleo este año, o que volverías a lo de Bert. Te está esperando, ¿sabes? Aún no buscó a nadie para reemplazarte." – insistió el joven, incapaz de ver como el tema la ponía incómoda.
"¡No lo sé! ¿Está bien? No tengo la menor idea de lo que va a hacer ni de lo que yo haré… Ya envié algunos curriculums pero no sé qué va a pasar." – Exclamó casi rompiendo en llanto, sorprendiendo a su amigo que nunca la había visto reaccionar así.
"Lo – lo lamento, Dem. No quise hacerte enfadar."
Demelza suspiró. Caroline había entrelazado sus dedos y apretaba fuerte su mano.
"Lo sé. Lo sé, Hugh. No estoy enfadada, no contigo. Solo quiero no pensar en eso por un par de días ¿Sí?… Dinos, dinos ¿qué es este lugar adónde vamos?" – preguntó para distender el clima.
El lugar que Hugh había elegido era un campamento al norte de Cornwall, casi en el límite con Devon. Con un bosquecillo junto al mar y al pie de un acantilado sobre el cual se erguían las ruinas de un antiguo castillo. Era muy pintoresco, al menos por lo que llegaba a ver en la oscuridad de la noche. Lo primero que pensó fue que a Jeremy y a Clowie les gustaría mucho y que podrían ir a acampar los cuatro ahora que se quedarían... ¡Judas, Demelza!
Habían tardado más de una hora en llegar, y lo primero que hicieron después de buscar un buen lugar para instalarse fue armar las carpas. En un momento en que se encontró sola con Hugh, mientras Caroline buscaba la cena, se acercó a su amigo.
"Siento haber reaccionado de esa forma hace un rato." - Se disculpó, mientras lo ayudaba a buscar ramas secas para encender un fuego.
"No te preocupes. Entiendo que estés algo confundida por la noticia de que Poldark se quedará. Pero no tienes que cambiar todos tus planes por eso ¿sabes? No tienes ninguna obligación con él, ya le ayudaste demasiado. Puede contratar a otra niñera." Dijo. "La chica con quien los dejaste el lunes y el martes, la puede emplear a ella..." – continuó. Demelza sabía que en cierto punto tenía razón. Ella no iba a poder estar todo el tiempo con ellos como hasta ahora.
"… Tal vez tengas razón. Iré a ver si Caroline encontró las cosas."
"¿Demelza…?" – Hugh la llamó. Ella se volvió para mirarlo de nuevo. "¿Podríamos - podríamos caminar un rato solos mañana? He estado queriendo hablar contigo, pensé hacerlo cuando los Poldark se fueran, pero…"
"¿Hablar sobre qué?"
"Sobre…"
"¡Demelza! ¿Me vienes a ayudar con esto?" - por suerte Caroline los interrumpió.
Su amiga se esmeró en levantarle el ánimo durante la cena. A diferencia de ella, Caroline no tenía ningún reparo en hablar frente a Hugh de su nuevo novio. Les contó cómo se habían conocido, lo bien que la habían pasado en la fiesta de la no boda junto a los invitados que no estaban muy ofendidos como para ir. Su amigo se había sorprendido de lo que Ross había hecho, no lo sabía.
"¿Dejo a la novia en el altar?... ¿Por qué?"
"'La novia' era horrible con sus hijos." – comentó Demelza.
"¿Y no se dio cuenta de eso antes? Lo que hizo él fue horrible también… ¿Qué hicieron con el pastel."
"Lo cortamos, por supuesto." – dijo Caroline con una risilla.
"¡Judas!"
"De cualquier modo, quiero venir con Dwight a visitar al tío Ray en algunas semanas. Creo que le cayó muy bien."
Más tarde, mientras se preparaban para dormir, al fin pudo quedarse a solas con su amiga.
"¿Con quién hablas?" – le preguntó cuando ella tipiaba algo en su teléfono.
"Con Jeremy. Todavía está despierto. Hoy estaban muy exaltados… nunca los había visto más felices, no paraban de correr y saltar."
"¿Y Ross?" – las dos amigas se acomodaron en sus bolsas de dormir frente a frente. Hugh tenía otra carpa para el solo, pero ellas compartían las más grande.
"No lo sé. Estaba… raro. Está raro desde que volvió, los dos nos hemos comportado extraño desde…"
"Desde que rompiste con él."
"No es que haya roto con él, lo seguí viendo durante la semana. Solo…"
"¿Por qué lo hiciste? ¿Fue solo porque él se olvidó de tus clases?"
"Fue por eso, sí. Pero también por… es tan obstinado. ¡Oh, Caroline! Hay cosas que no te dije… no puedo decirte en realidad. Son cosas privadas, acerca de su matrimonio…" - Demelza le comentó a su amiga. Jamás le diría a nadie las cosas que Ross le había contado, con mucho esfuerzo se las había dicho a ella. Pero necesitaba que Caroline supiera, que entendiera que había algo más, una historia que aún no estaba cerrada.
"Con Regina, ¿así se llamaba su esposa?"
"¿Sabes algo de ella?"
"No. ¿Y tú?"
"Algo, lo que él me contó… lo pone muy mal hablar de ella y, y discutimos por eso. Más de una vez."
"¿Porqué? ¿Qué tienes que ver tú con su difunta esposa?"
"Bueno…" - Demelza vaciló metida como estaba hasta los hombros en la bolsa de dormir. - "Los niños…"
"Ahhh…" – Caroline exclamó como si hubiera entendido todo.
"¿Qué?"
"Tú estás criando a sus hijos, por eso te interesa ella."
"Yo no estoy…" – pero no terminó la frase. Porque lo que Caroline decía era verdad. Incluso en ese momento, estando con sus amigos de campamento, algo que siempre la divertía, en el fondo de su cabeza estaba pensando en ellos. En Jeremy y en Clowie… y en Ross también. – "Encontré unas cajas en el altillo, debieron de pertenecer a su suegra. Había álbumes, cuadernos… recuerdos de ella. Jeremy encontró un portarretrato con la foto de su madre y quiso quedárselo. Cuando Ross volvió de Londres y lo encontró… se enojó mucho."
"¿Contigo?"
"Sí. Me pidió disculpas de inmediato, pero… fue entonces que yo me enojé también. Porque él no les cuenta nada de su madre a sus hijos. Es como si quisiera que la olvidarán, como si él quisiera olvidarla…"
"¿Y es eso tan malo? Dejar el pasado atrás..."
"¡Lo es! ¿No lo ves? Si la olvida, si actúa como si no hubiera existido, la madre de sus hijos, ¿Qué queda…?"
"¿Qué queda para ti? Oh, cariño…" – Caroline sacó un brazo desde dentro de la bolsa de dormir para apoyarla sobre su hombro. Ella tomó aire, a punto de llorar otra vez. ¿Ya cuantas veces había llorado? No recordaba haber llorado tanto en su vida.
"Sacó la foto de la habitación de los niños. ¿Cuán cruel es eso?" – dijo, porque era más fácil estar enojada que dolida, o con miedo.
"Debe ser difícil, haber quedado viudo tan joven con dos pequeños…"
"Lo es. Yo entiendo que lo es. Hemos hablado tanto en estas semanas. Me ha confiado tantas cosas… su relación con Elizabeth. Porque estaba con ella, porque no pudo casarse con ella…"
"¿Por los niños?"
"Sí. Y por su esposa también…"
"¿Y por ti?"
"No… no lo sé. Luego de estas últimas semanas no sé. Es obvio que se siente atraído por mí. Nos llevamos muy bien, somos amigos." – afirmó Demelza, intentando convencerse más a sí misma que a Caroline.
"¿Solo amigos? ¡Bah, Demelza! No me mientas. Y más importante aún, no te mientas a ti misma…"
"¿Qué más podemos ser? Hasta ayer, hasta esta mañana," – se corrigió – "pensé que volverían a Londres. ¿Qué más podíamos ser si él estaba lejos? Pero ahora…"
"Ahora… ¿Qué te dijo él? ¿Por qué se queda? Tiene bastantes problemas en la empresa y compromisos con su hotel me imagino…"
"Me dijo que los niños quieren quedarse. Pero no tuvimos oportunidad de hablar mucho. Los niños estaban muy sobresaltados y quisieron jugar toda la tarde. Prácticamente no hablamos desde el miércoles. Hoy se lo notaba - se lo notaba raro…"
"No debe haber sido una decisión sencilla. Pero es una decisión al fin. ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer cuando te diga que quiere que sigas siendo su niñera?" – Demelza levantó sus ojos verdes a los de su amiga. Se veía algo divertida.
"Yo… Caroline, ¡estoy tan confundida! No quiero dejar a los niños, y… Ross me gusta. Más que gustarme…"
Caroline la seguía observando con una ceja levantada.
"Creo – creo que estoy enamorada de él." – Demelza susurró la última frase, como si tuviera miedo de que al decirla en voz alta pudiera complicar aún más las cosas. – "Pero él tiene tanto, tanto rollo, Caroline. Y yo no quería involucrarme en algo así. No quiero depender de nadie. Es más fácil cuando soy solo la niñera, aún con lo que hay entre nosotros. Es más sencillo pensar que esto se acabaría cuando se fueran…"
"Oh, Demi…" – su amiga acarició su brazo por sobre la bolsa de dormir. Demelza se sonrió.
"Clowie a veces me llama así, es el nombre de su muñeca…"
"Estás enamorada de sus hijos también."
"De eso no tengo dudas." - Los amo como si fueran mis propios hijos, pensó.
"Pues entonces, es bueno que se queden ¿no es así? Así podrás estar cerca de ellos. Y con Ross aquí, tienes tiempo. No tienes que tomar ninguna decisión ahora. Había una bomba haciendo tic tac, y él la desactivó. Y esta vez no me voy a creer que lo hizo solo por sus hijos. Se queda porque sabe que tú estás aquí…"
"Pero rompí con él. Él sabe que yo quiero enfocarme en terminar este último año. Si es así, es muy egoísta de su parte no haberme consultado."
"¿Qué habrías dicho tú? Le habrías dicho que no, que se fuera a arreglar los problemas de su vida, que tú tienes otros planes… y habrías sido miserable."
"Te sigues poniendo de su lado." – la acusó Demelza.
"¡No lo hago! Yo solo quiero que seas feliz. Y no te he escuchado más feliz hasta que ellos vinieron a Cornwall. Algo debe estar haciendo bien el hombre, ¿no es así?" – preguntó con un brillo en sus ojos y un tono insinuante en su voz.
"Caroline…"
"¿Qué? No me has contado nada, yo quiero detalles. Si me dices, yo te cuento detalles de Dwight." – ofreció.
"¡No, gracias! No quiero escuchar detalles íntimos del Doctor Enys o la próxima vez que lo vea no podré mirarlo a la cara. Respecto a Ross… él, bueno, él es..." - Demelza se tomó un momento después del cual su voz sonó como un suspiro - "...increíble en la cama…" Y en la bañera, y en el auto…
"¿Es intenso? Tiene apariencia de ser muy intenso." – Demelza se sonrojó cuando vinieron a su mente imágenes de los dos desnudos enredados y respirando con agitación.
"No." – dijo con algo de timidez, porque por más que Caroline era su mejor amiga y era una descarada, a ella todavía le daba algo de vergüenza contar mucho. – "No diría intenso. Es… es distinto. Como lo fue la noche de Año Nuevo, pero mejor. Mucho mejor…"
"Wow... eso es decir mucho. Habías dicho que esa fue tu mejor noche..." - pues ahora tenía varias mejores noches, pensó Demelza. - "¿Es mejor que Malcolm entonces?"
"Pfff, ni punto de comparación. Nosotros... Ross... él me hace sentir como nunca me había sentido antes. Me hace sentir... especial. Probablemente es porque tiene mucha más experiencia que yo."
"Demelza, ¿Qué te he dicho? Estoy segura de que es especial para él también."
"S-sí. Eso dice él. Bueno, no que soy especial ni nada de eso, pero que... le gusta estar conmigo. ¡Judas, Caroline! ¿Mira lo que me haces decir?"
"¿Qué? ¿Qué fue lo que hice yo? Eres tú la que está perdidamente enamorada de él." - se rio su amiga.
"¡Yo no dije 'perdidamente'!" – Demelza no pudo más que reír también. "Me alegra que estés aquí, Caroline. ¿No quieres quedarte en Cornwall tú también?"
"Soy una criatura de ciudad. Pero me alegro de estar aquí ahora, aunque creo que ya deberíamos dormir. Hugh seguro nos hará madrugar para salir a caminar."
"¿Te dijo algo?"
"¿Quién? ¿Hugh?" - ella asintió - "¿Algo acerca de qué?"
"No sé. Me dijo que quiere decirme algo."
"Ni idea."
Por la mañana el paisaje era aún más impactante. Luego de desayunar al aire libre, subieron a la cima del risco a visitar el castillo, o lo que quedaba de él. Era impresionante. Se sacaron fotos los tres juntos, y Hugh las fotografió a ellas con las ruinas de fondo mientras no había nadie. Durante el transcurso de la mañana el lugar se había llenado más y más de gente que venían de excursión, así que ellos volvieron a su campamento. Hugh había llevado la guitarra, y quiso que cantara mientras él tocaba. Habían jugado a las cartas, a la pelota, Demelza les dio una clase de yoga y habían intentado preparar un estofado de vegetales en una ollita sobre la fogata sin mucho éxito. Por suerte Hugh había llevado sándwiches e irían a comprar más comida a la cafetería del castillo para la noche. Hacia allí iban, Hugh le pidió que lo acompañara para poder hablar. De reojo la vio a Caroline mirándolos con preocupación mientras se iban.
"Es un lugar hermoso, Hugh. De verdad, no sé cómo los encuentras." - dijo ella mientras se alejaban del campamento.
"Me alegro que te guste. No estaba muy seguro si vendrías este año, la verdad."
"¡Por supuesto que sí! No me lo perdería por nada del mundo. Es mi fin de semana favorito de cada año, sin preocupaciones, solo buenos amigos..."
"Pero esta vez estás preocupada, ¿no es así?" - Demelza continuó caminando mirando hacia el mar. El día estaba completamente despejado, a lo lejos podía vislumbrar el contorno de otra isla, Irlanda, tan claro estaba.
"No quiero hablar de eso ahora." - le dijo.
"Sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad? Hemos sido amigos durante años..."
"Por supuesto que lo sé, Hugh. Y claro que confío en ti. Pero a veces hay temas que es mejor hablar con otra mujer, aunque estoy segura que entenderías."
"Lo haría. Sé que estás... que sientes algo por ese hombre."
"Hugh..."
"Lo sé, no quieres hablar de eso. Pero hay algo que he querido decirte durante un tiempo y... nunca parece ser un buen momento."
Ante la seriedad de sus palabras, Demelza se detuvo. Se apartaron un poco del camino, era extraño que su amigo estuviera tan serio.
"¿Qué ocurre?"- preguntó.
"Desde hace un tiempo, bien, desde hace un tiempo que... sabes que me importas ¿no es así?, y te conozco, eres buena, amable, responsable y... y eres muy linda. Y desde hace un tiempo que – que empezaste a gustarme..."
"Hugh..."
"Y el año pasado estabas con el idiota ese, y luego empezaste a decir que no querías ninguna relación, así que no creí que era buena idea mencionarlo. Pero ahora estas..." - vaciló y señaló con un dedo a una persona que no estaba allí. - "Bueno, no sé muy bien. Pero te quería preguntar si te, si te gustaría salir conmigo alguna vez. A una cita. Tú me conoces, no tendrás sorpresas... Yo te..."
"Hugh." - Demelza lo interrumpió. De repente le habían comenzado a sudar las palmas de las manos. ¿Hugh quería salir con ella? ¡Judas! - "Yo... ¡Judas, Hugh! Somos amigos, yo te quiero mucho, pero como un amigo." - tartamudeó, haciendo hincapié en la palabra 'amigos'. - "Y no me gustaría que eso cambie, que..."
"No tiene que cambiar. Sé lo que quieres para tu vida, por todo lo que pasaste, y yo nunca te pediría que renuncies a ello. Al contrario. Siempre nos hemos apoyado, eso no tiene que cambiar. Solo podríamos intentarlo y ver que tal..."
"Hugh, lo siento. No quiero ser descortés contigo. Me siento halagada, por supuesto que te quiero, solo que... no así."
"Ya veo. Tu... llegué tarde, ¿no es así?"
"¿Tarde? No es eso. Eres como un hermano para mí. De la misma forma que quiero a Caroline, así te quiero a ti." - le dijo, y pudo ver su desilusión en sus ojos. Esto era lo último que quería. Lastimarlo. Pero no podía engañarlo o darle falsas esperanzas. Él era su amigo, nada más.
Hugh bajó la vista, claramente decepcionado. Ella quería decir algo, quería decir algo que pudiera hacer desaparecer ese momento incómodo y que volvieran a ser como hace unos minutos atrás, sin nada embarazoso entre ellos. No podía darse el lujo de perderlo como amigo. Con Caroline lejos, ella necesitaba de su amistad. Pero no era él quien había estado actuando extraño últimamente.
"Hugh... lo siento. No quiero lastimarte. Sé que he sido una mala amiga últimamente, que tengo la cabeza en cualquier lado. Pero no quiero perderte. Prometo ser una mejor amiga, ¿seguirás - seguirás siendo mi amigo?"
Hugh se volvió hacia ella. La brisa proveniente del mar revolvía su pelo castaño enrulado. Le sonrió.
"Por supuesto que sí. Solo... que debía preguntar, por si aún había alguna chance. Espero que tu puedas perdonarme a mí."
"No hay nada que perdonar. Solo fuiste honesto acerca de tus sentimientos, no tienes que disculparte por ello... ¿Amigos?" - Demelza extendió la mano y él la miró por un momento. Pero en vez de estrecharla dio un paso hacia ella y la rodeó con sus brazos en un abrazo.
"Creo que deberíamos ir por esas pasties, o Caroline pensará que la abandonamos en el bosque." - dijo cuando la soltó. Así que retomaron su marcha camino arriba. Fue entonces que escuchó sonar a su celular.
Demelza sacó el teléfono de su bolsillo y miró la pantalla, era Ross. Le sonrió a Hugh antes de atender como diciendo: "Debo contestar."
"¿Hola?"
"¿De-lza?"
"¿Ross?"
"De-za. Es-os –no al –tal."
"¿Qué? Ross, no te entiendo. Hay muy mala señal aquí. ¿Qué dijiste?" - Demelza se volvió a apartar del camino, quedándose quieta a ver si así tenía mejor señal.
"Que es-mos yendo – hospital de Tru-o. Es Je-my..."
