Capítulo 56

DEMELZA

"¿Cómo que ya sabe? ¿Qué es lo que sabe?" – preguntó en susurros mientras Clowie comía la cena que le habían dejado para ella. Ross solo levantó los hombros. Ella puso los ojos en blanco. Clowie le sonrió como si tuviera la sabiduría de una vieja gitana mientras se llevaba el tenedor con un bocado de pastel a la boca. ¡Judas!

"Es un secreto…" - Dijo la niña con la boca llena. Estaba sentada en las piernas de Ross, así que evidentemente la había escuchado.

"Vamos a tener que decirles tarde o temprano." Afirmó él. Aparentemente toda esta situación le causaba mucha gracia. A los dos. Clowie se reía cada vez que su padre le daba un beso en su cabecita o en su cuello o su mejilla. Ella estiró un brazo y con un tenedor pinchó un bocado del pastel también.

"¿Cuál es el secreto, Clo? ¿Acaso me estás ocultando algo?" – preguntó ignorando a Ross y dirigiéndose directamente a la niña. Sentía su corazón hinchado de ternura en su pecho al verlos, padre e hija. Ambos sonriendo con complicidad. La mirada de Ross llena de amor. No había soltado a Clowie desde que la pequeña entró a la cocina y ella estaba encantada a upa de su papá. – "Clowie, dime. Sabes que no debes tener secretos conmigo." - Insistió.

Clowie miró hacia arriba, buscando la mirada de su padre y que le dijera que hacer. Él le dijo algo al oído que ella no llegó a escuchar.

"Está bien. Te lo diré." – Dijo al fin. – "Pero es un secreto, así que no debes decírselo a nadie." – le advirtió. La niña le hizo señas para que se acercara y poder susurrarle al oído también. Demelza se arrimó muy interesada. Susurrando y haciendo cosquillas en su oreja con su aliento, le dijo: "Papá está enamorado de ti y quiere que seas su novia."

Demelza casi se cae sentada al piso.

"¿Ah sí?" – atinó a decir. – "¿Él te dijo eso?"

La pequeña asintió. ¡Judas! ¿Desde cuándo sabía eso?

"¿Puedes guardar un secreto mío también?"

"Sí. Soy muy buena guardando secretos." – Ross sonrió detrás de su hija.

Haciendo un hueco con las manos sobre su orejita para que Ross no escuche, Demelza se volvió a acercar. "Yo estoy enamorada de tu papá también y quiero ser su novia. Pero no le digamos nada todavía. ¿Sí?" – Clowie emitió un pequeño gritito de alegría, le prometió que no le diría nada a nadie y la abrazó. Cuando terminó de comer, y después de unos cuantos besos más de Ross intentando sacarle el nuevo secreto, decidieron que ya era hora de que se fuera a dormir, aunque la niña no se desprendía del cuello de su padre. Así que Ross se acostó con ella en su camita, mientras Demelza limpiaba lo que habían ensuciado en la cocina y guardaba bien las dos hojas del laboratorio en el fondo de un cajón de la cómoda en la habitación principal.

Estaba tan feliz. Y pensar que esa tarde había pensado que todo podría acabarse. Pero por supuesto que no. Ahora no había más dudas ni secretos. Bah, salvo por el de Clowie, pero eso no era un secreto en realidad. Decidió darse una ducha rápida antes de acostarse, se sentía como si hubiera corrido una maratón y que todo estaba a punto de cambiar de nuevo. Pero esta vez no tenía miedo.

Sonriendo, disfrutó del agua caliente caer sobre su cabeza y sus hombros. Este sería su hogar ahora. Tendría un hogar, después de tantos años. Pensó en su madre, en cuanto la extrañaba y también en cuanto había aprendido de ella. Y en como la usaría de ejemplo para criar a Jeremy y a Clowance. Porque eso es lo que tendría que hacer, y se sentía muy afortunada por ello.

No escuchó la puerta del baño abrir y cerrarse, pero no se sobresaltó cuando una mano rozó su hombro desnudo.

"¿Puedo acompañarte?"


"Podemos comprar más mañana a la mañana…"

"No, tiene que ser algo hecho en casa."

"Pero es tarde, estas cansada. Mejor ya ve a dormir."

"Pues deberías haber pensado en eso antes de comerte todas las galletitas."

"¡Yo no fui el único que las comió!"

"Tu tendrías haber cuidado que ellos no las comieran."

"Y tú no deberías haberlas dejado al alcance de esos salvajes… Jeremy es capaz de comerse un elefante, y tus galletas estaban deliciosas." – Se justificó Ross. Ya era la tercera tanda que se comían. Y es que, a decir verdad, cada vez le salían mejor.

La feria de la escuela era el día siguiente. La clase de Clowie era una de las encargadas de proveer la comida para vender y así recaudar fondos para comprar un nuevo proyector para la escuela. Jeremy tenía que preparar un juego de kermesse, Ross lo había ayudado. Habían decidido esperar a que termine la semana para decirle oficialmente a los niños. Aunque ella se había quedado a dormir allí toda la semana y ya había traído casi todas sus cosas. Demelza también, como ellos antes, ya se estaba quedando escasa de ropa de abrigo y pronto tendría que ir a buscar lo que guardaba en casa de sus hermanos. Ya no había muebles adonde guardar tanta ropa, juguetes, útiles, sus libros. Ross estaba pensando en agrandar el living hacia el patio trasero y hacer otra habitación encima para que ella tuviera espacio para armar una biblioteca y guardar sus cosas. También quería transformar el ático en otra habitación, Jeremy pronto pediría tener su propia habitación seguramente. También estaba decidido a llevar adelante su plan de transformar su antiguo hogar en un hotel, ya había comenzado a buscar información sobre la actividad hotelera en la zona. Y seguía en contacto constante con sus primos, a los que asistía con la puesta en marcha del proyecto en Devon que era el que ya estaba comenzado.

No volvieron a tener noticias de Elizabeth, al menos no personalmente. Ross había hablado una noche con Verity. Sentado en el patio mientras Demelza ayudaba a los niños con la tarea, le había contado todo. Ahora que sabían la verdad, que no había dudas que atemorizaran a Ross, había decidido compartir la verdad con su prima. Ella era una de las personas que Ross más quería y viéndolo a la distancia, se arrepentía de no haber compartido sus temores con ella. Ross le contó después que su prima se había puesto a llorar y le había reprochado que no le hubiera dicho nada antes y se hubiera guardado semejante duda. Que ella siempre estuvo a su lado y había sido un necio en no confiar en ella. Y que lo quería como un hermano y siempre estaría allí, para él y sus hijos.

"Yo la quiero como una hermana también. Siempre estuvo ahí, solo… solo que yo no quería…"

"Revivir ese momento, hacer realidad tus sospechas. Lo sé, Ross. Pero ¿lo ves? No estás solo…" - él le había sonreído con la mitad del rostro escondido bajo las mantas. – "¿Y qué hay de los Chynoweth?"

"Le dije el motivo por el que me oponía a que presentaran cargos. Verity dice que su padre insiste en tomar acciones legales, pero ella y Francis están tapados de trabajo ahora, y el tío Charles también. Y en definitiva nosotros, la empresa, no perdimos el dinero que se había invertido que era lo que nos importaba. Presentar cargos sería buscar venganza. Yo no estaba seguro antes de la visita de Elizabeth y Verity tampoco. Además, está George Warleggan. Él si va a demandar. El dinero que invirtió seguramente ya fue a parar a un agujero negro para tapar las deudas de los Chynoweth. Y puede que alguien, mi tío, le haya enviado los documentos que estaban en el computador de Elizabeth. Si ellos tenían los mismos balances, también van a poder probar la estafa."

"Pero… Elizabeth… lo que dijo. ¿No crees que le dirá a George?"

"Elizabeth no es tonta. Si George los demanda ¿Qué ganara con decirle que cree que tiene una hija por ahí? Y si es tan tonta como para decírselo tenemos la prueba que demuestra que no es así gracias a ti… Elizabeth ya está fuera de nuestra vida, cariño. Los Chynoweth fuera de la empresa… no tienen nada que puedan usar en contra nuestra. Ya no hay nada que me impida ser feliz…"

Demelza le había sonreído y lo había besado. Un beso tierno que pronto se transformó en algo mucho más poderoso y primario, lleno de amor y pasión. Ahora podrían estar así siempre.


"¿Estás nerviosa?" – le preguntó mientras caminaban calle abajo tomados de la mano rumbo a la escuela. Ross había esperado a que ella volviera de la universidad para ir a la feria. En algún momento durante el día les dirían a los niños. Clowie ya sabía algo, pero no todo. No que ella ya era la novia de su papá y que se quedaría a vivir con ellos de forma permanente, ni que comenzaría a trabajar. El señor Pascoe la había vuelto a llamar, le dijo que el puesto era suyo si lo quería y ella había aceptado. Empezaría en una semana, estaba muy entusiasmada.

"Un poco. ¿Y tú?"

"En realidad, no. Los niños te aman, estarán felices de que vivas con nosotros."

"Así como yo lo estoy también."

"Y yo."

"Mhmmm…" – Demelza se rio entre dientes.

"¿Qué?"

"A ti te gusta que me quede aquí todas las noches..." – afirmó, mirándolo de reojo mientras recorrían los últimos metros. Y aunque no estaba viéndolo de frente, sintió arder sus mejillas bajo su mirada seductora.

"A ti te gusta también." - Le respondió y llevó su mano a sus labios para besar sus nudillos.

Clowie saltó de alegría al verlos llegar. El patio de la escuela estaba lleno de puestos de feria, con los niños atendiendo a los padres y visitantes que iban a colaborar con el colegio del pueblo y de paso pasar una linda tarde. Ross le compró a Clowie todas las galletas que quedaban de las que Demelza había horneado y los tres fueron a ver a Jeremy y a jugar en su estación. La costa de Portwenn se veía hermosa esa tarde, el clima estaba fresco pero despejado y parecía que todo el pueblo había salido a tomar aire y estaba lleno de actividad. Clowie también los había llevado adentro del edificio de la escuela adonde colgado de las paredes había algunos de los trabajitos que los más pequeños habían hecho hasta entonces. La veía tan contenta, tomada de su mano y no sólo mostrándoles sus trabajos sino los de sus amiguitos también. Ella también había crecido mucho en esos meses. De esa niña tímida y sin amigos de su edad, con algunos problemas que seguro eran resultado de la soledad a esa niña alegre y segura que era ahora. Era un mundo de diferencia.

La tarde se coronó con el coro de la escuela interpretando un par de canciones folclóricas. Jeremy sentado al piano y Clowance en los hombros de Ross, ellas aplaudiendo y Ross silbando cuando terminaron. Los niños hablaron durante toda la tarde de lo divertido que había sido.

Mientras cenaban, Ross le hizo un gesto indicando que había llegado el momento. Demelza respiró profundo, ahora sí que estaba algo nerviosa.

"Niños, Demelza y yo queremos hablar con ustedes." – comenzó Ross.

Demelza bebió un sorbo de jugo para aclararse la garganta, de repente le había dado un poco de calor y su corazón se aceleró en su pecho. Este momento tenía que llegar tarde o temprano y ahora que estaba allí, se preguntaba qué dirían los niños. ¿Se pondrían contentos con la noticia? Ella sabía que la querían, pero ¿la aceptarían como parte de su familia?

"¿Es acerca del secreto?" – preguntó Clowie. Eso la hizo sonreír un poco.

"Sí, Clowie." – respondió ella.

"¿Cuál secreto?" – preguntó Jeremy.

"De ahora en adelante Demelza se quedará a vivir aquí con nosotros." – continuó Ross.

"Ahhh…" – los niños sonrieron también. Clowance se bajó de su silla y se dirigió a ella. Demelza se hizo hacia atrás para que se sentara en sus rodillas.

"¿Ya no irás a la universidad?" – preguntó Jeremy.

"No, si seguiré yendo, Jer. Pero también… conseguí un nuevo empleo. En el Museo de Truro, adonde fuimos el otro día…"

"¿El que estaba lleno de cosas viejas?" – le preguntó la niña en su regazo.

"Sí. Ahí."

"Y ¿trabajaras allí todo el día como papá cuando se iba a la oficina?"

Demelza lo miró a Ross.

"No. Al menos no al principio mientras esté estudiando. Trabajaré por la mañana, mientras ustedes están en el colegio."

"Ahhh…" – los dos dijeron a coro aliviados.

"Y… hay algo más…" – continuó Ross. – "Niños, ustedes quieren mucho a Demelza ¿no es así?"

"Sí." – "Sí, yo la quiero mucho."

"Y yo los quiero muchos a ustedes, niños." – Dijo ella apretando un poco a Clowie contra su pecho.

"Yo quiero mucho a Demelza también. De hecho… estoy enamorado de ella."

Clowance se tapó la boca con las dos manitos. "El secreto…" – susurró sonriendo.

"¿Cuál secreto?" – a Jeremy la noticia lo tomaba por sorpresa.

"Que papá quiere que Demelza sea su novia. Y Demelza quiere ser la novia de papá."

"¿Qué?"

"Sí. De hecho, Demelza ya es mi novia y por eso se quedará a vivir aquí…" – La niña sentada en sus piernas la abrazó, y ella a la pequeña. Pero sobre su cabecita Demelza observó la reacción de Jeremy, que miraba a uno y al otro sin comprender. – "… y será parte de nuestra familia. Aunque ya lo era desde el primer momento en que llegó a nuestras vidas."

"Pero…" – el niño comenzó a decir, pero lo interrumpió su hermana.

"¿Serás nuestra mamá?" – lo dijo con tanta esperanza e inocencia que los ojos se le llenaron de lágrimas en un segundo.

"Sí tú quieres…" – respondió ella. Porque no lo había pensado así, pero al fin y al cabo eso sería también. Eso era lo que quería darles a los dos, el amor de una madre. Clowance asintió con entusiasmo y volvió a rodear su cuello con sus bracitos.

"No. Ella no va a ser nuestra mamá, nosotros ya tenemos una mamá… ella está aquí por papá, no por nosotros…" – Jeremy soltó luego de un momento. Demelza vio que le temblaban los labios y los ojos se le llenaban de lágrimas y como de golpe se levantó y salió corriendo hacia su habitación.

Ella lo miró a Ross, Clowie levantó su cabecita para ver a su hermano subir de prisa las escaleras. Ross se puso de pie, se acercó a ellas y las besó a las dos en la frente y fue tras su hijo.

"Yo si quiero que seas mi mamá… nunca tuve una mamá." – susurró la pequeña cuando se quedaron solas. Tenía un nudo en el estómago, y le ardían los ojos, pero cuando le habló su voz sonó dulce y serena.

"Lo que Jeremy quiere decir es que nunca olvidarán a la mamá que los trajo al mundo. Ella nunca dejará de ser su mamá, ella los amaba con todo su corazón y nunca la olvidaremos…"

"Pero ella no está, se murió."

"Lo sé. Pero siempre vivirá aquí…" – Demelza indicó su corazón con un dedo. – "Y yo nunca podré reemplazarla… pero haré todo lo posible por cuidar de ustedes como ella lo hubiera hecho. Clowie… te quiero con todo mi corazón, a ti y a tu hermano. Y a tu papá. Y si quieres que sea tu otra mamá, eso me llenaría de alegría."

"Sí… yo te quiero mucho."

"Oh, Clowie…" – ahora si no pudo evitar las lágrimas y la apretó a Clowie contra su pecho, en un abrazo lleno de amor hasta que las dos comenzaron a reírse.

Demelza la volvió a mirar y besó sus mejillas.

"¿Me dejas ser parte de tu familia entonces?"

"Sí."

"¿Y puedo ser la novia de tu papá?"

"¡Sí!"

"¿Y estas contenta de que me quede a vivir aquí?"

"¡Sí!"

"¡Siii!" – gritó ella también riendo. - "Ahora tengo que ir a ver a tu hermano…" le dijo con un último beso.

Cuando se asomaron a la puerta de la habitación, Jeremy estaba sentado en el borde de la cama con los brazos cruzados y Ross estaba en cuclillas frente a él.

"Hola." – Dijo suavemente. Ross levantó la vista hacia ella con una tenue sonrisa en los labios. Una sonrisa que indicaba que no había conseguido mucho. – "¿Puedo hablar contigo, Jeremy?"

El niño alzó los hombros como si no le importara.

Ross se puso de pie mientras ella entraba a la habitación, le tocó ligeramente una mano al cruzarse. Clowie se fue a sentar en su cama como si nada.

"¿Nos dejan un momento solos, Clo?"

"Ven, vamos Clowie. Ayúdame a levantar la mesa." – le dijo Ross. La niña se levantó de nuevo, pero antes de irse pasó junto a su hermano y le dio un beso en la mejilla, luego se fue con su papá.

Cuando se sentó a su lado los hombros de Jeremy temblaban. Ella no hizo más que pasar su mano sobre ellos y se largó a llorar.

"Shhh… cariño."

Las lágrimas caían sin cesar, y ella lo abrazó más fuerte. Él no se movía, los brazos caídos en su regazo, pero no la alejó y lloró durante un buen rato contra su hombro. Cuando se calmó un poco, y los pequeños temblores pasaron y comenzó a limpiarse las mejillas con sus dedos, Demelza se separó apenas, girando su cuerpo para mirarlo de frente. Nunca lo había visto llorar de esa forma, y le dolía que ella fuera el motivo por el que estaba así. Aunque sabía que era mucho más que eso.

"Se que la extrañas mucho, Jeremy. Y yo nunca podré reemplazarla, no es esa mi intención." - El niño la miró con los ojos rojos y los cachetes mojados, ella lo ayudó a secarlos también. – "Ella siempre será tu mamá, y tú siempre debes recordarla y quererla como lo haces ahora. Eso no va a cambiar nunca. Estoy segura de que ella te amaba con todo su corazón y que ustedes eran lo más importante en su vida. Y ahora, desde algún lugar, los sigue cuidando… como lo hace papá también. Él te quiere mucho, Jeremy. Y Clowie, para ella tu eres su héroe, sabe que siempre puede contar con su hermano mayor, que tú siempre la vas a cuidar ¿no es así?"

Jeremy asintió sin decir nada. – "Y me tienes a mí también. Yo también te quiero mucho, Jer. Creo que ya lo sabes. Como también sabes que soy tu amiga y puedes contar conmigo para lo que sea. Eso no tiene porqué cambiar."

"Pero Clowie…"

"Clowie era muy pequeña cuando tu mamá se fue. Y no la recuerda como la recuerdas tú. Y ella la quiere también, siempre lo hará, pero también necesita que la quieran a ella. Y yo la quiero mucho, como te quiero a ti también. Si ella necesita una mamá, yo puedo serlo. Y si tú solo quieres una amiga, puedo serlo también. No debes sentirte mal por eso…" – Dijo quitando un mechón de rulos que habían caído sobre su frente. – "¿es eso lo que te pone triste? ¿Piensas que la vamos a olvidar?" – le preguntó. El niño bajo la vista por un momento. Ella aún tenía una mano sobre su hombro.

"¿Por eso estás con nosotros? ¿Por qué eres la novia de papá?" – murmuró sin mirarla a los ojos.

Oh.

"¡No! Jeremy…" – Demelza no pudo evitar sonreír, y él levantó la vista hacia ella.

"Y cuándo se peleen ¿te vas a ir y nos vas a dejar?" – agregó envalentonado.

"¡No! Yo nunca los voy a dejar. Lamento decirte que estas atascado conmigo para siempre. Mira, yo quiero a tu papá, sí. Pero el primer motivo por el que me quedé con ustedes fue por tu hermana y por ti… a pesar de que metiste una lagartija en mi bañadera…" – Jeremy sonrió. – "… y no importa lo que pase entre tu padre y yo, ustedes siempre podrán contar conmigo. Tu especialmente, eres un jovencito muy inteligente y yo te puedo ayudar a cuidar de esta familia. Si tú quieres, claro."

"Sí, está bien." – el pequeño asintió luego de pensarlo por un momento.

"¿Está bien? ¿Solo está bien?" – se burló ella, abrazándolo de nuevo y besando su cabeza. – "Aunque sea debes reconocer que soy mejor que la última novia de tu padre…"

"Eso sí."

"¡Ahhh!"

"¿Ya hablaron?" – preguntó Clowie asomándose por la puerta – "¿Ya somos una familia?"

"Sí, Clowie." – respondió Jeremy. La niña corrió a sus brazos. Ross entró tras ella, y se fue a sentar junto a Jeremy levantándolo en sus piernas también y acercándose a ella.

"¿Todo está bien?" – le preguntó.

"Sí, papá. Demelza se puede quedar a vivir con nosotros." – le respondió Jeremy. Ross besó su mejilla y puso su brazo alrededor de su hombro, sacudiendo los cabellos de Clowie por detrás de su cabeza. Y entonces la miró. Demelza le sonrió triunfante. Al fin, ya estaban juntos, los cuatro. Sin avisarle, Ross plantó un rápido beso en sus labios. Clowance se rio, y Jeremy dijo "¡Puaj!". Y ese fue el primer momento oficial como familia, los cuatro riéndose juntos sobre la camita en la pequeña casa de Cornwall.