Denise Mameli: Gracias por tu comentario. Me alegra mucho que te giste la historia. Más vendrá pronto.

Many thanks to all the people who continue reading this story without being Spanish speakers. Just seeing those visits motivates me a lot.

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La espada de Raki cortaba el aire con una rapidez asombrosa. Dentro de los límites humanos, claro está. Pero los movimientos resultaban lentos y previsibles para los ojos plateados que lo observaban a poca distancia. Clare permanecía sentada sobre una roca y con ambas manos en las rodillas. Su rostro no mostraba emoción alguna mientras examinaba la demostración del joven.

Raki no entendía lo que estaba pasando. La mañana había comenzado con normalidad, pero después del desayuno las cosas cambiaron. La guerrera, que había permanecido en silencio hasta entonces, se puso de pie y se acercó a él.

—Raki, lo he estado pensando y anoche me di cuenta.

—¿De qué Clare?

—Desde que nos reunimos, no te he visto usar la espada ni una sola vez.

—¿Cómo?

—Sé que te volviste más fuerte. Pero nunca vi que tan fuerte.

Y así, de un momento a otro, Raki se encontraba dando una sencilla demostración de sus habilidades. Sencilla era una palabra relativa, pues ya se hallaba cubierto por una capa de sudor que hacía brillar su cuerpo bajo el sol. Sin embargo, Clare no parecía decidida a pedirle que parará pronto.

Repartía cortes sin descanso, moviendo sus piernas con agilidad para esquivar los ataques imaginarios de su oponente. Para entrenar había aprendido a visualizar a Isley. Podía ver a su maestro atacándolo de la misma forma que durante las lecciones, conocía de memoria sus movimientos y podía verlos con los ojos cerrados. Reaccionar a estos seguía siendo difícil. Además, Isley nunca lo había forzado a mantener un combate por tanto tiempo. Clare parecía ser mucho más estricta en ese sentido.

Los dedos empezaron a dolerle, adormecidos por el esfuerzo constante. Un ligero temblor en los brazos. Sabía que ya no podía más. Dio un último golpe en horizontal y por poco la espada escapa de sus manos. Aflojó su postura y volteó para contemplar a Clare. Respiraba agitado y tenía que hablar entre grandes exhalaciones.

—Bueno, ese es mi límite.

—Ya veo.

La mujer se puso de pie y camino hacia él con naturalidad, como si no hubiera pasado una hora viéndolo luchar una batalla imaginaria. Su mirada distante y analítica, una mano en el mentón reforzaba la idea de que evaluaba algo. Pero no habló. De momento solo se dedicó a caminar alrededor de Raki viéndolo de arriba abajo. Él la seguía con la mirada sin el valor para preguntar qué pasaba.

Clare acortó la distancia entre ellos para colocarse a su lado. Lo tomó por la muñeca derecha y se la levantó para que volviera a alzar la espada. Se pegó más a él y lo rodeó con el otro brazo, posando su mano sobre el hombro izquierdo. Aplicó un poco de presión para alterar la postura del joven. Él contacto físico fue tan repentino que él se puso nervioso. Aquella forma de proceder no era distinta a la que Isley había usado para entrenarlo. Pero esta vez era Clare quien conducía su cuerpo. Ella nunca había hecho eso, ni cuando él era un niño y sus improvisados entrenamientos no atraían ni por un segundo a la guerrera.

Sintió un suave golpecito en su talón derecho. La muchacha lo golpeaba con la punta de su bota para indicarle que se moviera. Pero él solo podía sentir la calidez de su cuerpo y la suavidad de sus cabellos rozándole la mejilla cada tanto. Por reflejó ejecutaba los movimientos que ella le indicaba mientras luchaba por dejar de pensar en lo que estaba sucediendo. Ella parecía tan delicada a su lado y sin embargo…

—Son algunos detalles menores —dijo ella con los ojos fijos en la mano que sujetaba la espada—. Pero todavía hay espacio para mejorar.

Deslizó su mano hasta colocarla sobre la de Raki y luego extendió sus dedos sobre esta. Hizo que su brazo subiera y bajara un par de veces, con suavidad, más como una guía que como una orden.

—No presiones la empuñadura tan fuerte. Hazlo con un poco más de suavidad.

Sus dedos aplicaron un poco de presión.

—Así ¿Entiendes?

Las palabras salieron con torpeza de sus labios.

—Sí.

—Bien. Al mismo tiempo, tu fluir con la espada es… Hermoso.

Raki sintió que se sonrojaba y que quería apartar la mirada de los ojos de Clare. Pero fue incapaz de hacerlo. La forma en que hablaba de su técnica y cómo lo conducía en esa práctica era similar a un baile. Bailes cómo los que habían realizado sus padres cuando él era más pequeño, en las fiestas de Doga. O los bailes de las parejas en las bodas, los cuáles había visto una que otra vez durante sus viajes.

—¿Tú bailas, Clare?

"Idiota" se dijo a sí mismo.

—No si puedo evitarlo.

No esperaba esa respuesta.

—Se algunas cosas por mi entrenamiento, pero eso no es importante ahora. Como te decía, hay pocos movimientos innecesarios en tu técnica y todo está muy bien pulido.

—Excepto por esos detalles que mencionaste.

Se sentía agradecido de que el tema hubiera cambiado naturalmente.

—Sí. Pero como dije, son cosas menores.

Clare cerró los ojos y sonrió satisfecha.

—Serás un gran espadachín un día.