Capítulo 40: El Decimotercer Cumpleaños
— Señor Black, ¿podría hacer los honores? — dijo Bogrod, en tono solemne mientras le ofrecía el anillo de Heredero de la casa Potter.
Estaban en un cuarto bastante elegante y decorado en el interior de Gringotts, el cual aparentemente se utilizaba para ceremonias menores u ocasiones de oficialización que se realizaban con algo de ceremonia.
Harry estaba allí, mirando la escena, algo incómodo por tener que vestir una camisa y un chalequillo, lo cual era bastante caluroso para esas fechas del año. Sirius se acercó con determinación y tomó el anillo, para luego volverse a Harry.
— In loco parentis, y con la responsabilidad que recae sobre mí por el testamento de James Potter, yo, Sirius Black, como tu padrino, te otorgo a ti este anillo, Harry James Potter, el cual te representará como el Heredero de la casa Potter — dijo, tratando de parafrasear correctamente todo lo correspondiente a dicha ceremonia. — Tú, que provienes del linaje de "los creadores de pociones", ruego que Madre Magia te nutra con su bendición, pues ahora recae en ti los deberes para/con tu familia — y, con esas últimas palabras, procedió a poner el anillo en el dedo índice de la mano derecha del chico.
Tanto Sirius y Snape como Bogrod aplaudieron ante la conclusión de la ceremonia.
Harry casi no se dio cuenta de lo rápido que estaba pasando el verano, y que de un momento a otro despertó en el día de su cumpleaños, apenas alcanzando a tomar desayuno antes de viajar hacia el Banco Gringotts con su tutor.
Últimamente tenía muchas cosas en su mente, y no solamente la gran cantidad de trabajos que sus profesores le habían dejado para hacer durante el verano en preparación del siguiente año en Hogwarts. Quería que la aparición de su padrino en su vida fuera algo bueno, pero saber que era un brabucón tan abusivo, o incluso peor, que su padre le hacía sentir una indudable repulsión hacia él.
Pero aquel día era una ocasión que sólo Sirius Black podía realizar, como el ejecutor de la última voluntad de su padre, y él no podía objetar en ello.
Ya estaban saliendo del pulcro edificio blanco cuando Sirius se adelantó unos pasos delante de los demás y se agachó frente a Harry.
— Harry… — comenzó. — Sé que quizás todo esto no signifique mucho para ti, pero sé que significa mucho para tus padres. Quizás éste no sea el mejor regalo, pero es parte de nuestras costumbres, y te la entrego con más afecto del que puedas imaginar.
El chico no podía entender mucho a lo que se refería hasta que Sirius sacó un pequeño paquete y se lo ofreció. Harry lo tomó y lo abrió con tranquilidad, para descubrir un hermoso reloj de bolsillo en su interior, el que tenía tallado el escudo de la familia Potter en su tapa.
Sirius lo tomó y le enseñó a ponerlo en su chalequillo.
— Feliz cumpleaños, Harry — dijo finalmente con una sonrisa.
— Muchas gracias — respondió el de lentes, devolviéndole la sonrisa.
El trío caminó un tanto por el Callejón Diagon. Era una excelente fecha para comprar los artículos necesarios para el tercer año de Hogwarts mientras aprovechaban de tener un día juntos. Ciertamente, un helado era más que bienvenido para la ocasión.
— Bueno, ahora que eres Heredero Potter, tus responsabilidades se han vuelto mucho mayores — dijo Snape con seriedad. — Supongo que estarás a la altura.
— Por supuesto. No por nada he tomado buenas clases electivas, pensando en lo que seguramente estudió mi madre — respondió Harry, con determinación.
— Estoy seguro de que eso haría que ella se sintiera orgullosa — dijo Sirius, con algo de nostalgia. — Aunque tampoco hay que olvidar que este día es para que celebres tu cumpleaños; estoy seguro de que te vendrán a visitar muchos de tus amigos — acotó, con una sonrisa.
— No lo creo… muchos salen de vacaciones durante el verano, sin mencionar a la familia Weasley que no puede costear demasiado — dijo el chico, con un poco de pesar.
— Bueno, pero seguro te enviarán algo, ¿no? — continuó el otro.
Detuvieron su marcha frente a unos asientos que había junto a un puesto que vendía periódicos. Antes de sentarse, Sirius dejó unas monedas sobre el mostrador y sacó uno de los periódicos.
— No lo sé. Ron siempre intenta enviarme algún presente, pero Neville depende mucho de los ánimos de su abuela — pensó en voz alta Harry.
— ¿Neville? ¿Neville Longbottom? — preguntó Sirius, a lo que el chico asintió. — Lo que le pasó a su familia es muy triste…
— ¿En serio?
— No es una historia para hoy — zanjó Sirius. — ¿Algún amigo más?
— Bueno, está Hermione, Ginny, Luna, Padma… — comenzó a enumerar Harry.
— Hey, esas son varias chicas. Ni James era capaz de aspirar a algo así — se rió el otro. — Seguro debe ser el encanto que heredaste de tu madre… dicen que era una verdadera rompecorazones — dijo, mirando con una sonrisa divertida a Snape, quien respondió con una mirada asesina.
— Al menos claramente no será como el padrino, quien dicen que podría haber acabado en Azkaban por tantos líos de faldas — acotó Snape, haciendo que el otro se atragantara con su propio helado.
Harry miraba a ambos sin entender la escena por mucho que percibiera la riña, por lo que simplemente siguió disfrutando de su helado y puso atención a lo que estaba leyendo su padrino en el periódico The Daily Prophet:
"¡EL REGRESO DE LORD BLACK!
Hace unas semanas que Sirius Black fue liberado de Azkaban por Harry Potter, de quien es padrino, debido a información de alta fidelidad que demostró su inocencia respecto a la muerte de los Potter, además de forzar un voto de confianza para escuchar su testimonio ante lo ocurrido en el día de su arresto.
«Ya estamos en comunicación con el Ministerio de Magia para esclarecer completamente lo ocurrido cuando Peter Pettigrew realizó la maldición explosiva en medio de una zona transitada por muggles. No puedo revelar mucho más que eso…», dijo, saliendo del Ministerio.
Según lo que pudo esclarecer The Daily Prophet, Sirius Black ha dedicado el último periodo en recuperar sus antiguos títulos como mago y Hit-Wizard del Ministerio, además de tomar el manto de Lord Black.
El pasado lunes, Lord Black presentó ante el Wizengamot el serio caso de expulsión de su prima Bellatrix debido a su ferviente lealtad con El-que-no-debe-ser-nombrado, además de exigir compensación a la casa Lestrange, como dictan las viejas costumbres, por lo que él catalogó como un «fallido matrimonio que ha traído una agraz mancha sobre la familia Black».
El Wizengamot no ha dado declaraciones al respecto, pero The Daily Prophet estará atento a la resolución de uno de los acontecimientos más llamativos del último par de años."
En el artículo se podía ver una elegante foto de Sirius Black, serio y algo molesto, dando declaraciones entre un grupo de magos que tomaban notas fervorosamente para los distintos medios.
Luego dirigió su atención a la siguiente página donde reconoció rápidamente a la familia Weasley.
— ¡Hey, ahí está Ron! — indicó, emocionado.
Ambos adultos interrumpieron su riña y dirigieron la vista hacia el artículo que indicaba el chico:
"FUNCIONARIO DEL MINISTERIO DE MAGIA RECIBE EL GRAN PREMIO
Arthur Weasley, director del Departamento Contra el Uso Indebido de Objetos Muggles, ha ganado el gran premio anual Galleon Draw que entrega el diario The Daily Prophet.
El señor Weasley, radiante de alegría, declaró: «Este dinero estará dedicado a unas vacaciones estivales en Egipto, donde trabaja Bill, nuestro hijo mayor, como Curse-Breaker para el Banco de Magia Gringotts»."
Harry observó la fotografía que acompañaba al artículo. En ella se podía ver a la pequeña y rechoncha señora Weasley, el alto y calvo señor Weasley, cuatro de sus seis hijos y su hija. Todos tenían (aunque la fotografía en tonos de grises no lo mostrara) el pelo de un rojo realmente intenso. Justo en el centro de la foto aparecía Ron, cada vez más alto y larguirucho, con su rata Scabbers sobre el hombro, y con el brazo alrededor de Ginny, su hermana pequeña.
Aunque sabía que a Snape no le agradaban realmente los Weasleys, parecía que no estaba dispuesto a opinar algo negativo frente a él. Sin embargo, cuando quiso ver la reacción de Sirius, lo vio furioso y con el ceño fruncido, mirando fijamente hacia donde estaba Ron.
— ¿Pasa algo? — preguntó Harry, frunciendo el ceño con preocupación.
— Oh, no… no es nada — se sobresaltó Sirius, como si lo hubieran sacado de un trance. — ¿Ésos son tus amigos Ron y Ginny? Vaya, sí que es una amplia familia.
A Harry no le convenció la respuesta de su padrino, ni la sonrisa con la que lo dijo. Dentro de las pocas ocasiones en las que se había encontrado con él en el último tiempo, sus ansias de vengarse del traidor Pettigrew llegaban a ser palpables… y llegaba a ser bastante obvio cuando su mente se enfocaba en ello.
Harry y Snape volvieron a Spinner's End después del almuerzo, cargados con las compras necesarias para el siguiente año de Hogwarts. Sirius trató de conversar bastante y ganar más de la confianza del chico mientras paseaban por el Callejón Diagon, pero su mente, lastimada por años de ser alimento de dementores, era errática y de ánimos muy extremos… aunque debía admitir que el hombre se esforzaba por demostrar que estaba mejor.
Sin embargo, apenas si alcanzaron a ordenar las compras cuando se escucharon varios golpes proviniendo de la cocina. Snape cruzó el umbral con grandes zancadas y, con algo de cautela, abrió la ventana.
Varias lechuzas entraron, cargadas de cartas o paquetes, incluyendo a Hedwig, la lechuza nival de Harry, que además traía consigo una gran y vieja lechuza gris, que el chico reconoció como Errol, la anciana lechuza de Ron.
Snape sonrió al chico y comenzó a preparar algunas cosas antes de volver al cuarto de estudio y dejar que su pupilo se encargara de recibir a las lechuzas.
Harry tomó a Errol, quitándole el paquete de las patas, y la dejó en el rincón donde Hedwig descansaba. La vieja lechuza abrió un ojo empañado, ululó débilmente en señal de agradecimiento y comenzó a beber agua.
Abrió el pequeño paquete, en el cual lo primero que se asomó ante él fue una fotografía. Observó la fotografía en movimiento, y una sonrisa se le dibujó en su rostro al ver a los nueve Weasley ante una enorme pirámide, saludándolo con la mano. Junto a la foto había una carta de su amigo:
Querido Harry:
¡Feliz cumpleaños!
Disculpa por no haberme comunicado, pero esto del viaje ha sido un tanto repentino.
Egipto es estupendo. Bill nos ha llevado a ver todas las tumbas, y no te creerías las maldiciones que los antiguos brujos egipcios ponían en ellas. Mi madre no dejó que Ginny entrara en la última. Estaba llena de esqueletos mutantes de muggles que habían profanado la tumba y tenían varias cabezas y cosas así.
Cuando mi padre ganó el premio de The Daily Prophet no me lo podía creer… ¡Setecientos galeones! La mayor parte se nos ha ido en estas vacaciones, pero creo que mis padres necesitaban reunir a toda la familia.
Regresaremos más o menos una semana antes de que comience el curso. Iremos a Londres a comprar los nuevos libros. ¿Podríamos vernos allí?
¡Intenta venir a Londres!
Ron
PS: Percy ha ganado el Premio Anual. Recibió la notificación la semana pasada.
Harry volvió a mirar la foto. Percy, que estaba en el séptimo y último curso de Hogwarts, parecía especialmente orgulloso. Se había colocado la medalla del Premio Anual en el gorro que llevaba graciosamente sobre su pelo repeinado.
Finalmente sacó el contenido del paquete. Parecía una diminuta peonza de cristal, y traía amarrada otra nota de Ron:
Harry:
Esto es un chivatoscopio de bolsillo. Si hay alguien cerca que no sea de fiar, en teoría tiene que dar vueltas y encenderse, o incluso llegar a chillar.
Bill dice que no es más que una estafa para turistas magos, y que no funciona, porque la noche pasada estuvo girando toda la cena sin parar… Claro que él no sabía que Fred y George le habían echado escarabajos en la sopa.
¡Hasta pronto!
Ron
Harry puso el chivatoscopio de bolsillo sobre la mesa, donde permaneció inmóvil, reflejando las manecillas luminosas del reloj. Lo contempló durante unos segundos, satisfecho, y luego cogió el paquete que había llevado Hedwig.
También contenía un regalo envuelto en papel y un sobre, esta vez de Hermione. Harry tomó el sobre, y lo primero que captó, siquiera antes que la delicada letra curva de su amiga, era la fragancia de su perfume… y el dulce olor hizo que su mente se perdiera unos momentos, su corazón latiendo con fuerzas…
— Harry — escuchó de repente, volviendo a la realidad. — Te recomendaría recibir los paquetes y llevarlos a tu habitación antes de revisarlos, para así tener la mesa despejada para poder comer.
— S-sí, señor Snape — se apresuró a responder, tratando de disimular un fuerte calor que le subió desde el cuello hasta las orejas.
Dándole algo de beber y comer a todas las lechuzas, tomó las cosas que éstas traían y las llevó a su cuarto, dejándolas junto a su escritorio. Se quedó mirando unos instantes los paquetes, dudando si debería continuar abriéndolos o si bien sería bueno esperar hasta después de la cena.
Dubitativo, bajó por las escaleras y fue al cuarto de estudio. Tenía algo de nervios, por lo que se acercó con un poco de cautela… pero tan pronto había ingresado al cuarto, Snape, quien estaba leyendo una novela mientras escuchaba algo de música clásica, dirigió la mirada hacia el chico.
— No te preocupes por mí — le dijo, con una sonrisa perspicaz. — Ve y abre tus regalos; te avisaré cuando ya sea hora de cenar.
Harry sonrió ampliamente y le agradeció al tiempo que volvía rápidamente a su habitación.
El sobre de Hermione aún esperaba sobre el regalo, la carta en su interior aguardando ser leída. Por alguna razón se puso nervioso, como si tuviera miedo de tomar el paquete. Sin embargo, luego de juntar valor pese a que su corazón martillaba con fuerza en su pecho, se sentó frente al escritorio y levantó el paquete para acercarlo.
El dulce olor a perfume nuevamente llegó hasta su nariz, aunque esta vez decidió enfocarse en lo que estaba haciendo en vez de dejarse llevar por la fragancia. Volvió a tomar el sobre y miró su contenido. Junto a la carta de su amiga, había una fotografía (muggle, para hacer la diferencia) en la que se podía ver a Hermione frente a la torre Eiffel, sonriendo y sosteniendo su cabello ante el viento de aquel día. Para los ojos de Harry, se veía hermosa con una elegante y delgada blusa color amarillo que dejaba sus hombros al descubierto y demostraba la bella figura que la túnica le ocultaba todos los días, sin mencionar que los tonos que el Sol de verano proporcionaba a la foto le hacían ver mucho más deslumbrante para él.
Dejó la fotografía a un lado para leer la carta:
¡Feliz cumpleaños, Harry!
Sé que Hedwig es una gran lechuza, pero espero que esta carta y mi regalo hayan llegado bien a tus manos.
En estos momentos estoy en Francia con mis padres; Paris es precioso, y aún falta mucho por ver del país. Sin embargo, creo que tendré que aprender a hablar francés fluidamente si es que quiero volver algún día… ¡nadie habla inglés aquí!
Mis padres quieren tomarse unas largas vacaciones, así que quizás llegaremos con muy poco tiempo, por lo que seguramente sólo podremos vernos nuevamente cuando inicien las clases. Me hubiera gustado poder verte antes.
Un gran abrazo…
Hermione
PS: Nuevamente perdóname por no creer lo que decían de Lockhart… Espero mi regalo te ayude a mejorar aún más tu dibujo.
Entonces miró con curiosidad el paquete y lo abrió. Era un libro de dibujo, en el que se hacía estudios de anatomía y poses, incluyendo además elegantes fotografías de modelos en las que, a un costado, se podía ver el análisis y los posibles trazos a seguir para hacer los posteriores estudios de dibujo. Mientras más ojeaba sus páginas, más parecía interesado… había poses, contrastes y figuras que captaban bastante su atención.
Finalmente cerró el libro y lo hizo a un lado. Aún quedaban varias cosas por revisar y no quedaba tanto del día.
A continuación, abrió un pequeño paquete que le envió Padma, el cual venía acompañado de un pequeño pedazo de pergamino con un saludo. Su amiga le envió un elegante prendedor con un águila, semejante al de Ravenclaw, que terminaba con una corta cadena, el cual creyó se vería muy bien en su nuevo chalequillo.
Luna, en cambio, le envió un bello cuadro pintado con acrílicos en la que se veía un bello paisaje escocés, con un antiguo castillo resaltando sobre un acantilado. El cuadro estaba muy bien trabajado y parecía que la brisa realmente fluía en su interior… excepto en una esquina, donde parecía haber algo extraño. Se acercó algo más y vio que el acrílico trataba de ocultar algo, pero aun así se podía notar un cambio de tono en el fondo.
Entonces Harry se sobresaltó y dejó el cuadro en su lugar, sonrojado. Detrás de la pintura, oculto bajo el acrílico y los detalles que resaltaban al pasto, estaba marcado un poco de labial, con la forma de un beso.
Se rió entre dientes por unos instantes, lo más silencioso que pudo, y finalmente volvió a dedicarse a sus obsequios.
Lo único que le quedaba era una caja grande, pero liviana, que le envió Neville junto a sus saludos. Cuando deshizo las amarras y abrió la caja, no pudo evitar sonreír. Bellas flores blancas se aparecían ante él, radiantes a la luz del ocaso y bien plantadas en un macetero de arcilla.
Feliz cumpleaños, Harry.
Gracias por siempre acordarte de mí y de tus saludos de cumpleaños. Espero te guste mucho lo que te he enviado; fue recomendación de mi abuela y yo hice mi mayor esfuerzo para que estuviera en óptimas condiciones para que llegara a ti.
Neville
No pudo evitar sentir vergüenza al pensar que lo que él le envió fue quizás demasiado humilde en comparación. Sabía que Neville era aficionado a la botánica, pero esperaba algo así.
Sin embargo, un suave golpeteo en el marco de la puerta de su habitación lo sacó de sus pensamientos.
— Es hora de cenar, Harry — dijo Snape, entrando en el cuarto, a lo que rápidamente se interrumpió y puso atención a las flores. — Oh, una asfódelo… Lindo detalle. ¿Quién te la envió?
— Neville. Es muy bueno en botánica, pero dice que ésta fue recomendación de su abuela — respondió el chico.
— Ya veo… — continuó el mayor, sonriendo un poco. — Bueno, de cualquier manera, ya es hora de cenar.
— Claro — dijo Harry con una leve sonrisa antes de salir de la habitación.
Sólo unos pasos más atrás le seguía Snape, quien no pudo evitar voltearse para ver nuevamente las flores con un poco de nostalgia antes de ir hacia la cocina.
Notas de autor
Hola a todos!
Bueno... Nos demoramos un día más, pero ya está el nuevo capítulo de esta tercera temporada. Muchas gracias a quienes ya añadieron esta historia a sus favoritos y por acompañarnos durante un tiempo más. Ahora, sólo faltan los reviews, porque también necesitamos de su opinión sobre este trabajo.
Al final, decidimos poner la encuesta de la compañera de Harry en el libro cuatro para unos capítulos más adelante, así que estén muy atentos para cuando aparezca.
Y... Nos vemos en el próximo capítulo. Saludos!
