Capítulo 42: William Weasley


Conforme fue avanzando el verano, las sesiones de entrenamiento de Harry fueron haciéndose cada vez más constantes. Snape trató de apoyarlo en gran parte de las asignaturas que tendría… excepto particularmente en una: aritmancia.

Y no es porque su tutor tuviera algún problema en dicha disciplina, sino más bien porque Harry, tan hábil en las matemáticas como ya era, había completado todos los estudios introductorios y básicos de la asignatura, hasta el punto en el que el mismo Snape tuvo que refrenarlo para que tuviera algo que hacer en clases y no tuviera problemas con el Profesor de la asignatura… Eso, sin mencionar además que no quería que tuviera una idea equivocada de la asignatura y fuera guiado adecuadamente por la clase.

La otra clase en que Snape se vio incapacitado a ayudarle fue en Cuidado de Criaturas Mágicas.

Sin embargo, su tutor puso mayor énfasis en las prácticas de oclumancia. Una vez que Harry supo con algo más de detalle de qué trataba, se había enfocado en perfeccionar sus ejercicios de respiración, relajación de su mente y control de sus emociones, aunque esto último demostraba realmente ser una prueba desafiante, especialmente por la edad de Harry.

Pero su falta de control, más que impacientarlo, parecía ser un desafío, especialmente ahora que tenía en mente que Draco Malfoy también estaba aprendiendo oclumancia, y quizás por razones mayores que simplemente como una habilidad familiar.

Los días de Agosto pasaban, y los deberes de Harry concluían rápidamente. Sus enseñanzas se completaban y sus prácticas se realizaban… y él pronto se aburría.

Draco con suerte le visitó un par de veces más, y juntos terminaron The Legend of Zelda. No tenía suficiente comunicación con Neville fuera de Hogwarts, por lo que le era difícil intentar juntarse con él, sin mencionar que siempre parecía desviar la respuesta para finalmente rechazar la propuesta… y todos los demás estaban lejos o de vacaciones.

La única que podría haber respondido alguna carta suya era Luna, pero por alguna razón no le respondía pese a que Hedwig se quedaba unos cuantos días bajo su cuidado.

Así, ya sin saber con qué rellenar el tiempo de su pupilo, Snape envió a Harry con su padrino, Sirius, para que lo tuviera a su lado por un tiempo. Lord Black claramente era feliz de recibir al hijo de uno de sus mejores amigos, pero Harry no parecía tan animado al respecto.

— Es bueno verte de nuevo, Harry — saludó Sirius, con una amplia sonrisa. — Veo que has crecido un poco.

— ¿Usted cree? Yo me siento igual — le respondió el chico, un poco desinteresado.

— Sé que Snape debió haber hecho que estudiaras este verano. ¿Alguna cosa particular que quieras contarme? Quizás podría ayudarte con alguna materia…

— Bueno… el Sr. Snape tuvo que detener mi avance en aritmancia porque, si no, me habría terminado la primera unidad de aprendizaje… — pensó en voz alta Harry, concentrándose un poco más. — También voy bastante bien con Defensa contra las Artes Obscuras y Encantamientos… e incluso ya estoy mejorando en duelo mágico…

— ¿Duelo Mágico? — se extrañó el mayor. — No recuerdo que existiera esa clase en particular…

— Oh, no, es un taller especial que me dio el Profesor Flitwick — respondió Harry. — Digamos que soy tan bueno en Encantamientos que el Profesor creyó que podría representar a Hogwarts en el siguiente torneo escolar — dijo con una sonrisa orgullosa.

— Oye, ¡eso está muy bien! — se emocionó Sirius. — Hogwarts no ha tenido un representante desde que Flitwick estaba en la cima, jaja. Y si él es quien te está instruyendo, estoy seguro de que serás muy hábil.

— Quizás… pero siento que le falta más acción, algo más épico — soltó Harry, mirando por la ventana. — Algo como Final Fantasy, o The Legend of Zelda… ¡o al menos como The Lord of the Rings!

— Como… ¿qué? — cuestionó el mayor, perplejo.

— Oh, son historias de ficción, no se preocupe — se avergonzó el chico, rascándose la cabeza. — Pero mi punto es, que son historias de aventuras, de viajes, y no sólo hay magia, sino que duelos con espadas y heroísmo y…

— Jajaja, ya veo: ¡aventuras! — rió Sirius, acercándose a Harry para poner las manos sobre sus hombros. — Pero no creas que la magia es aburrida: aún tienes demasiado que aprender. ¿Sabes cuál era mi trabajo antes de ir a Azkaban?

— Un… ¿Hit Wizard? Algo así escuché, pero no sé qué significa — respondió el otro, perplejo.

— Un Hit Wizard es un miembro del Escuadrón de Cumplimiento de la Ley Mágica entrenado especialmente para misiones de alto riesgo, como arrestos peligrosos, control de disturbios, y a veces solucionar casos de rehenes…

— ¡Como las fuerzas especiales de la policía!

— Supongo que sí. El tema es que allí hay mucho más que simplemente mover la varita: es combatir por sobrevivir al tiempo de cumplir la misión lo mejor posible — trató de continuar. — Rescatar a un rehén no siempre significa hacer lo correcto, y muchas veces no puede hacerse a punta de varita. Hay veces en que es necesario escabullirse y usar las manos…

— ¿Las manos? ¿Pero cómo podría defenderse con las manos, especialmente contra la magia? — preguntó Harry, lleno de interés.

— Ah, ahí está el truco — respondió el otro, con una sonrisa intrigante. — Sabes algo de los circuitos mágicos, ¿no?

— Sí, un poco…

— Bien, yo soy capaz de activarlos y concentrar la energía en mis puños — dijo, mostrando una de sus manos, la que tenía los circuitos brillando intensamente al tiempo que la cerraba en un puño. — Si se hace correctamente, puede bloquear ataques menores, aumentar la fuerza, y causar un impacto lo suficientemente como para lastimar un brazo o dejar inconsciente a alguien.

— Ok, eso sí es interesante — dijo finalmente Harry, con una sonrisa. — ¿Y qué otras cosas usan? ¿Alguna daga o sable? — preguntó, expectante.

— La verdad es que no… pero no vendría mal tener algo aparte de la varita — dijo Sirirus, levantando una ceja. — Pero eso tendríamos que practicarlo en secreto, ¿te parece? — y, al ver los ojos de su ahijado brillar, no pudo evitar sonreír y refregar el cabello de Harry. — Sin embargo, tendríamos que ir a comprar lo necesario… ¿Qué día es hoy?

— Lunes 23 de Agosto — le respondió Harry.

— Bueno, ¿qué te parece si vamos el miércoles y compramos algunas cosas? Quizás tengan que esperar a cuando termine tu año escolar, pero al menos tendremos todo preparado, ¿te parece? — ofreció el otro, con una sonrisa perspicaz.

— Me parece perfecto… además que Ron me pidió que nos juntáramos esta semana allí, antes de ir a Hogwarts. Puedo enviarle una carta y organizarnos para ese día.

— Excelente, entonces ya tenemos algo planificado.

Y, sin más palabras, ambos se estrecharon la mano al tiempo de sonreír ampliamente. Harry aún no confiaba plenamente en su padrino, pero aprender cosas nuevas era mucho más tentador que estar aburrido en su obscura casa, especialmente teniendo que escuchar los balbuceos de Kreacher, quien iba y venía, pero ya no farfullaba tanto como antes, especialmente debido a que Harry insistía en tratarlo bien y asegurarse de que Sirius siguiera su ejemplo.

La mañana del miércoles Sirius pasó por Spinner's End bastante temprano, pues quería aprovechar lo más posible el día con Harry. Aunque el joven hubiera preferido no levantarse tan temprano, estaba bastante ansioso de volver a ver a su amigo Ron, y dar un paseo por el Callejón Diagon siempre era bienvenido.

Las tiendas del lugar estaban repletas, especialmente por los jóvenes estudiantes que aquella semana de vacaciones quienes debían realizar sus compras lo más rápido posible antes del inicio de clases. Mucha gente iba y venía, y muchos artículos flotaban por doquier.

— Vaya, ¡sí que hay movimiento! — exclamó Sirius, tomando a Harry por el hombro para asegurarse de que se mantuviera a su lado. — Creo que no fue tan buen idea…

— Pero eran los únicos días que había para ver a mi amigo — respondió Harry.

Sin embargo, no pasó mucho hasta que vieron a un grupo más grande de gente moverse entre las masas, tratando de ir lo más compacto posible. Todos tenían el cabello de un color rojo intenso, y miraban hacia todos lados hasta que uno de ellos, un joven larguirucho, apuntó hacia Harry y apresuró el paso hacia él.

— ¡Harry! — saludó el recién llegado.

— ¡Ron! Qué bueno verte — respondió el otro, dándole un amigable abrazo.

— Lord Black… — saludó el señor Weasley, con una corta reverencia. — Es un gusto conocerlo.

Sin embargo, Sirius se mantuvo algo estoico y simplemente le ofreció la mano.

— Por favor, no hay necesidad de tanta formalidad, mucho menos si son amigos de Harry — dijo, con un semblante serio al mismo tiempo que sonreía.

El señor Weasley, aunque algo perplejo, estrechó la mano y respondió con una sonrisa propia. La familia se agrupó a su alrededor al tiempo que saludaban afectuosamente a Harry.

— ¿Ése es… Sirius Black? — susurró Ron a Harry, preocupado.

— Sí, es mi padrino — le respondió Harry, con algo de seriedad.

— Wow…

— Espera… ¿no está Ginny con ustedes? — de repente preguntó Harry, mirando a la familia.

— Bueno, verás… — comenzó a tartamudear el señor Weasley. — No, ella no está con nosotros porque…

— Porque está en observación — interrumpió uno de los hermanos mayores de Ron, con una mirada seria. — Un gusto conocerte Harry… soy el hermano mayor de Ron, Bill

Acercándose desde el fondo del grupo, un joven alto miraba directamente al de lentes. Estaba vestido como un rockero, con su cabello largo tomado en una cola y un arete en una de sus orejas con un colmillo colgando, el que hacía juego con sus botas de piel de dragón. Algunos dirían que se veía bastante rudo, pero para Harry la palabra adecuada era "cool".

Aunque el joven tenía una actitud bastante relajada y un semblante amable, su mirada era seria y escrutiñadora. El brillo de sus ojos era penetrante, pero no como si intentaran buscar en el interior de la consciencia de otros, sino más bien como si buscaran lo que había a su alrededor, como si vieran lo que la gente normal era incapaz de ver.

Aquella conversación no pareció gustar demasiado a la familia Weasley; incluso los gemelos, enérgicos como eran, estaban algo más abstraídos y silenciosos, como si no fueran capaces de liberar su habitual alegría.

Bill le ofreció la mano a Harry con una sonrisa, pero por alguna razón Sirius se puso algo tenso a su lado. Trató de disimularlo, pero instintivamente pasó una mano cerca de donde tenía oculta su varita.

— Un gusto. Disculpa, ¿a qué te refieres con que ella está en observación? — preguntó Harry al tiempo que le estrechaba la mano.

— Bueno, no es un tema fácil de discutir, y quizás lo mejor sería hacerlo en un lugar más… privado — dijo, con una sonrisa ladeada.

— Entonces, si no es molestia, puedo ofrecer mi hogar para ello — dijo Sirius, con amabilidad. — Son más que bienvenidos.

— Oh, no se preocupe por nosotros. Haremos las compras y volveremos a casa — dijo el señor Weasley, un poco avergonzado. — Además… el tema que van a conversar es mejor que lo hagan en privado con Bill.

Aunque Harry había visto al señor Weasley en pocas ocasiones, él ya tenía una idea de cómo era él como persona… y en esta ocasión, algo estaba fuera de lugar. El hombre parecía nervioso y algo avergonzado, como si quisiera decir algo o tocar un tema particular, pero era completamente incapaz de abordarlo, ya sea por ignorancia como porque no le correspondía.

Sin embargo, el de lentes intentó deshacerse de ese presentimiento; aquél era un momento para pasarlo bien con sus amigos y acompañarlos en sus compras, de tener un día casual antes de iniciar las clases. De hecho, era tanto lo que quería apoyar a los Weasley que insistió, hasta el punto en que no pudieron rehusarse, de ayudarles con unos pocos galeones para realizar debidamente todas las compras, sin mencionar de enviar un pequeño regalo a Ginny, independientemente de que aún no sabía de qué trataba su situación.

— ¿Y qué tal el viaje a Egipto? — preguntaba Harry a Ron mientras lo acompañaba a probarse una nueva túnica debido al estirón que había dado en el último tiempo.

— Ha sido genial. Claro, el calor es terrible, pero la cantidad de conocimientos y misticismo que hay allí… — trató de responder Ron, sin moverse para que pudieran tallarlo como correspondía. — También había muchos turistas muggle, pero no creo que ellos tuvieran la misma percepción que nosotros de aquellos lugares que visitamos. Me pregunto qué verán de interesante si no saben de magia…

— Oh, eso no es difícil de entender, Ron — le respondió Harry, con una sonrisa. — El misterio de un pasado ancestral, los mitos, la arquitectura… hay algunas cosas que sólo un muggle podría entender.

Entonces se quedaron en silencio unos momentos, dejando que sus mentes divagaran unos instantes hasta que le indicaron a Ron que ya estaba listo.

— Gracias, Harry — le dijo a su amigo, saliendo de la tienda de Madame Malkin. — En serio no debías…

— Oh, deja ya eso — le regañó el de lentes. — Lo hice porque quise, porque eres mi amigo, y porque quiero poder darte alguna atención tal y como tú y tu familia lo han hecho para mí.

Ambos trataron de avanzar entre la gran cantidad de gente hasta que nuevamente se reunieron con el resto de la familia Weasley y Sirius Black. Tal parecía que las compras finalmente habían concluido y todos estaban ya dispuestos a volver a sus hogares, especialmente el señor Weasley, quien no dejaba de apretar los dientes con tal de disimular su inquietud.

Una vez todos se despidieron, quedaron simplemente Sirius, Bill y Harry, quienes comenzaron a caminar por las calles de Londres hacia la residencia Black.

— Bill, por favor dime… ¿Ginny está bien? — insistió Harry, mientras caminaban.

— No sabría decírtelo exactamente. ¿Ron alguna vez te ha comentado cuál es mi trabajo, Harry? — le preguntó al tiempo que doblaban en una esquina.

— Él mencionó que trabajas para Gringotts como Curse-Breaker, pero no ha sabido explicar qué es exactamente eso.

— Bueno, mi trabajo se trata de encontrar templos o ruinas antiguos para buscar antigüedades y tesoros, tratando de sortear trampas y maldiciones de distintos tipos…

— Ah, como Indiana Jones…

— …como Indiana Jones, ¡exacto! — saltó Bill, con alegría. — ¿Cómo lo supiste?

— ¿Qué quieres decir con que "cómo lo supe"? ¿Cómo lo sabes tú? ¡Los magos no ven películas! — replicó Harry, sonriendo ampliamente.

— ¿Se puede saber de qué rayos están hablando? — zanjó Sirius, confundido.

— Algún día te lo mostraré — respondió el de lentes, entre risas.

— Bueno, volviendo al tema… Un curse-breaker aprende a sentir e identificar la magia negra, además de trabajar y romper las maldiciones, tal como su nombre lo dice. Mucho de ello nace directamente más de sus experiencias que de alguna clase de entrenamiento especial, pues ni en las clases avanzadas de Defensa contra las Artes Obscuras verás temas como esos — trató de resumir Bill, con un tono más serio.

— ¿Y eso que tiene que ver con Ginny? ¿Ocurrió algo con ella en Egipto? — volvió a preguntar Harry.

— Eso te lo puedo decir una vez lleguemos a destino… — insistió Bill, con la mirada ensombrecida.

— No falta mucho. Habría sido más fácil aparecernos directamente allí, pero no podemos hacerlo mientras estés con nosotros, Harry — explicó Sirius, dejando confundido al menor.

Se mantuvieron en silencio el resto del camino. Las calles de Londres fluían con bastante vida y rapidez, mientras el Sol iluminaba entre los edificios y se reflejaba en una que otra ventana. Finalmente, tras otros cinco minutos de caminata, llegaron hasta la residencia Black.

Una vez que Kreacher les abrió la puerta y se perdió entre las sombras de los pasillos, Sirius preparó algo de té y acomodó a sus invitados en la sala de estar.

— Muchas gracias — dijo Bill, tomando su taza de té después de acomodarse en su asiento. — Bien… disculpen pedirles llegar hasta este punto, pero creo que es un tema demasiado delicado…

— Por favor, chico, ya di la historia de una vez — zanjó Sirius, quien notaba la ansiedad que Harry trataba de ocultar.

— Sí, perdón… — se disculpó el pelirrojo antes de beber algo de su té. — Harry, cuando mi familia fue a visitarme a Egipto, noté al instante que algo estaba mal con mi hermana… No sólo estaba un poco pálida y ojerosa, sino que había una marca aciaga en ella: los residuos de magia muy tenebrosa. Según mis padres fue porque algo ocurrió el año pasado y ella se vio envuelta en eso, pero que Dumbledore no quiso contarles demasiado de la historia… ¿podrías, por favor, decirme qué fue exactamente lo que ocurrió?

Bill miró fijamente a Harry de manera muy insistente. Ambos se miraban con el ceño fruncido, denotando la seriedad del asunto, hasta que finalmente Harry ablandó el semblante y agachó la mirada con un profundo sentimiento de culpa. Bebió algo de té y suspiró.

— Uno de los conspiradores de Voldemort, en pleno Callejón Diagon, puso entre sus cosas un artefacto mágico el verano pasado — comenzó a resumir, tratando de mantener la mente calmada y despejada. — Este artefacto, un diario, comenzó a manipularla y la forzó a abrir la Cámara de los Secretos, además de consumir parte de su esencia para poder manifestarse. Creo que es la única forma que tengo de explicarlo, pues es lo que más entiendo.

— Espera, ¿entonces la Cámara de los Secretos existe? — preguntó Sirius.

— ¿La Cámara de los Secretos? ¿Me estás tomando el pelo? — inquirió Bill, con molestia.

— ¡Por supuesto que no! ¡Yo estuve allí! — saltó Harry, nervioso. — El diario había forzado a Ginny a entrar cuando estaba más débil, así que tuve que entrar a intentar salvarla…

— ¿Y el diario? ¿Dónde está ahora? — continuó preguntando el pelirrojo.

— Lo tiene el Director Dumbledore. Pero yo destruí el diario utilizando la espada de plata de Gryffindor — concluyó Harry, frunciendo el ceño.

— ¿Cuántos artefactos puede tener una sola escuela? — suspiró Bill, poniendo una mano sobre su frente. — En fin… El problema, Harry, es que semejante artefacto dejó su marca en mi hermana, y ahora un grupo de Curse-Breakers están analizándola para comprender el origen de semejante rastro y para poder determinar si ello algún día se disipará o si bien le permitirá tener una vida normal.

Harry quedó paralizado ante semejante revelación y miraba boquiabierto al mayor de los hermanos Weasley. En su mente intentaba decidir si pedir disculpas o exigir una mayor explicación al respecto, pero ninguna palabra pudo salir de su boca.

— Tuve que tomar un permiso especial de Gringotts, exponiendo que ésta era una misión que debía ser tomada con prioridad — continuó Bill, con un aire más relajado. — Al menos ya sé que debo ir a hablar con el Director Dumbledore si quiero más respuestas…

Acto seguido, terminó de beber su té y se levantó de su asiento.

— ¿Ya te vas? — preguntó Sirius, tratando de ocultar algo de preocupación.

— Sí… lamento tener que irme así, pero debo comenzar a moverme pronto — dijo, haciendo un corto ademán con la cabeza a modo de reverencia. — Muchas gracias por el té.

El pelirrojo cruzó el cuarto y se dirigió hasta la chimenea. Estuvo a punto de usar la Red Floo cuando Harry se puso de pie y se acercó hasta él.

— Bill, lo siento. En serio, yo…

— No te preocupes. Hay un rumor muy interesante entre los goblins que dice que hiciste una hazaña increíble… y sólo puedo imaginar que lo hiciste para salvar a mi hermana — respondió Bill, con una sonrisa. — Sin embargo, deberías tener cuidado… pues la misma mancha que marca a mi hermana puedo sentirla en ti, y no sé qué es lo que pueda significar.

Puso su mano sobre el hombro del perplejo muchacho y, sin más, activó la Red Floo para irse de allí.


Notas no tan felices de Sieg

(sí, ésta vez, Sieg hablando)

¡Hola a todos! Bueno, una aparición temprana de Bill, ¡y trayendo consigo spoilers además! Al menos con eso ya está confirmado que lo que ha ocurrido con Ginny no es bueno y podría tomar un tiempo de deshacer.

Muchas gracias a quienes nos leen, y gracias por los reviews, Anais y Midori (¡te nos habías perdido!)

Ahora, una aclaración seria de mi parte: el bullying es un tema grave y, al menos a nuestros ojos, imperdonable. No hay que romantizar ni normalizar personajes sólo porque no hay suficiente información entorno a ellos. Queda claro en los libros que James y Sirius hicieron matonaje y agresión a Snape posiblemente durante todos los años de Hogwarts, siendo las peores la humillación pública en sexto año y el incidente con Lupin junto al sauce boxeador.

Eso, hace a James y Sirius matones consumados. No hay nada realmente bueno en ellos. Son personas que priman su ego y satisfacción personal por sobre los demás, y tiene realmente muy poca preocupación y respeto por aquellos que no son de su "círculo cercano". Incluso si algo grave ocurriera, priorizarían su "yo" antes de enmendar el daño con los demás. Y, para peor, el personaje de Sirius persiste como alguien infantil hasta su muerte en los libros, lo que revela cuál es su caracterización final.

Son personas que no merecen ni perdón ni olvido.

Ya siendo adultos, y como personas que hemos sufrido de bullying, confirmamos este pensamiento y sabemos cuál es la mentalidad que queda perdurando en los años, como una cicatriz maldita, y las actitudes de Harry concuerdan con ello.

Afortunadamente, Draco estaba en una edad en que podía corregirse, y los últimos detalles que Rowling dio respecto al personaje indican que tenía una disposición a ser distinto, a querer algo mejor. Simplemente lo dimos en el momento adecuado, bajo el impulso que creímos correcto.

Con Sirius, en cambio, no hay corrección.

De cualquier manera, no se dice nada de por qué realmente Lily se quedó con James. Es un misterio narrativo, y permanecerá como tal. Personalmente creo que se vio encerrada con él a medida que fue saliendo de las hormonas de la adolescencia, y decidió hacerse responsable de sus actos. Es por ello que su nota final a Snape dice "éramos muy jóvenes, pero igualmente quisiera reafirmar que todas mis decisiones, buenas o malas, son mías y no estoy obligada a explicarlas".

OK, eso por ahora. Esto seguirá evolucionando conforme avance el fic, pero ya con esto nadie debiera hacerse ideas erradas de los personajes y sus psiques.

Saludos y nos vemos el próximo capítulo