Capítulo 6

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La confesión por lo visto había perturbado en demasía a los varones, al punto en que ninguno se atrevía a hablar. Shino estaba sorprendido, ya que, bueno, no iba a reiterar la relación de Yamagi con las mujeres; y en cuanto a Eugene, él estaba confundido porque no se esperaba que la chica dijera eso con tanta ligereza.

Antes los graciosos gestos, Violeta empezó a reír sin parar. Dios, todo estaba saliendo tan fácil que por lo visto lo único que ella debía hacer era dejar que la cosas fluyeran con naturalidad.

-Vaya…esa fue justo la expresión que esperaba. – empezó a hablar mientras se limpiada los restos de lágrimas producto de la risa. – Por lo visto estaba en lo cierto, a ti también te gusta Yamagi, Shino ~

La forma tan sugerente en que hizo la afirmación sonrojó al castaño. ¿Acaso era tan obvio? Identificar esa clase de cosas nunca fue su fuerte.

-B-Bueno…P-Puede decirse que sí.

-¿Puede? ¡Sí! ¡Dilo de una buena vez como el hombre que eres, maldición! – regañó Eugene mientras le daba un certero golpe en la cabeza al piloto.

-Ya veo. Eso me hace muy feliz. – mencionó la chica con una sonrisa cálida.

-Espera…¿no te molesta? – Shino realmente no estaba entendiendo mucho la actitud de esa chica.

-Nunca te he considerado mi rival si es lo que piensas. Además, yo amo a Yamagi como hermano. ¡Oh no! Olvidé aclarar eso. Qué tonta. – exclamó la chica con una sonrisa tan falsa que nuevamente los rostros masculinos expresaron sorpresa.

¡Maldición! Todo había sido una artimaña para sacarle lo que sentía por Yamagi. Nunca en su vida había sido manipulado con tanta facilidad.

-Eso fue sádico. – mencionó Eugene con una sonrisa. La verdad le divertía ver a su amigo así y le fascinó la forma en que Violeta jugó con ambos. Realmente era una caja de sorpresas.

-Sin embargo…puede que yo no sea tu rival, pero Marcus es otra historia. Créeme que él está buscado la forma de enamorar al jefe. – habló la chica con seriedad.

-Mmm, ya veo. Supongo que eso explica que en taller le dijera que no descansaría hasta conquistarlo. – mencionó Shino de forma inocente.

-¡¿Qué?! – preguntó la joven exaltada mientras se levantaba de su asiento dispuesta a matar a la serpiente. Afortunadamente, Eugene la detuvo y la sentó a su lado. No era una gran táctica para su acuerdo que ella se pusiera histérica y fuera a armar un escándalo.

-Shino, si entiendes que eso solo significa que el tipo puede alejar a Yamagi de ti, ¿verdad? – por lo visto él era el único con las neuronas funcionando.

-Claro que sí. Es solo que…al final esto es decisión de Yamagi. Yo…desperdicié mi oportunidad cuando la tuve, así que no puedo impedirle que esté con alguien más cuando descubrí como me siento tan tarde.

Era extraño. Sabía que estaba en lo correcto al decir eso, pero una parte de él imploraba porque el rubio aún conservara los sentimientos hacia su persona. El beso solo había alimentado sus esperanzas.

-No es tarde. – Violeta tomó la palabra – Si de verdad no quieres perderlo aún están a tiempo. Solo…dale seguridad acerca de tus sentimientos.

-Vamos amigo, nos tienes a nosotros dos de tu lado. Si metes la pata yo mismo acabaré contigo.

-¡Lo haré! – exclamó el castaño con determinación. Era hora de sacar a relucir todos sus encantos con Yamagi.

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Al día siguiente, las labores en el taller estaban a máxima capacidad. Sea que negociaran o no con la empresa, había que despejar el área para traer los eventuales repuestos que se necesitaban.

Marcus aprovechó para ayudar a Yamagi a trasladar unas cajas pesadas hacia el otro extremo. El joven de cabellos negros hacía su máximo esfuerzo para rozar sus manos con las del mecánico y, aunque pensaba que esto solo lo pondría nervioso, la verdad era que lo estaba incomodando bastante.

Violeta notó los intentos basuras de Marcus para coquetear con su jefe. Sintió arcadas solo de ver su sonrisa boba. En cuanto terminaron su labor, Yamagi le pidió amablemente que continuara ayudando a los demás mientras él nuevamente hablaba con Orga.

-Tienes cara de estreñida. O no, espera, es tu rostro habitual. – habló directamente al lado de Violeta.

Eugene, que se encontraba cerca, decidió mantenerse al pendiente de la conversación con el fin de evitar cualquier intento de agresión que el joven pudiera cometer hacia la chica. Violeta tenía razón, si analizaba la conducta que el tipo mostraba frente a Yamagi y la que tenía para con la chica, era como si estuviera ante dos personas distintas.

-Me enferma tener parásitos a mi alrededor. – respondió al insulto mordazmente.

-Hasta donde sé, aquí no hay parásitos. Y, el jefe necesita hombres serviciales, no tontas que juegan a ser mecánicos.

-Tienes razón. El jefe sí que necesita a un verdadero hombre. – comentó la joven con burla mientras dirigía su mirada hacia los torsos desnudos de Shino y Eugene que se encargaban de levantar unos pesados motores.

-¡Ja! No me hagas reír. – mencionó Marcus mirando a ambos hombres con desdén. A su percepción les faltaba clase, educación, entre muchas otras cosas.

-El único chiste aquí eres tú. Tengo cosas más importantes que hacer, bye~- finalizó la chica mientras se retiraba. Debía ir a limpiarse ya que, por la tarde iniciaba su turno para cuidar de Lila.

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Cuando terminaron las labores en el área mecánica decidió darse un baño antes de almorzar. Estaba lleno de grasa y suciedad y aunque no le importaba mucho Violeta insistió en que debía cuidar su imagen personal si quería que Yamagi sintiera atracción por él. Vaya, no sabía que el rubio fuera tan difícil de conquistar.

Una vez ingresó al baño – Algunas habitaciones como la suya, de Eugene, Orga y la que le dieron a Yamagi contaban con baños propios – a los pocos minutos el timbre de su habitación lo interrumpió. Se enjuagó rápidamente y salió únicamente con una toalla envuelta en su cintura. Al abrir la puerta y bajar la mirada, el rostro sonrojado y perplejo de Yamagi lo recibió. Maldición, eso no era lo que tenía en mente.

-H-Hola Yamagi. – trató de saludar nervioso.

Yamagi sostuvo con fuerza la bandeja empaca que llevaba en sus manos mientras observaba a Shino de arriba hacia…abajo. Una vez que sus celestes pupilas llegaron a la zona baja, decidió quitar su mirada.

-A-Atra decidió cerrar la cocina temprano porque Akatsuki está algo enfermo. M-Me pidió que te diera esto. – explicó el joven mientras extendía la bandeja con el almuerzo. Dios, desde el beso, el hecho de estar cerca de Shino lo ponía a temblar. Ya en otras ocasiones lo había visto desnudo del torso hacia arriba, pero ahora se veía tan…"¡Sensual!" como solía decir Violeta cada vez que veía a un chico que le pareciera atractivo.

-¡Gracias! – el castaño tomó la bandeja con los alimentos y la colocó en una mesa justo al lado de su cama. Yamagi observó con interés la habitación de Shino. - ¿Quieres acompañarme a almorzar?

Ante la pregunta del joven se sobresaltó. No era muy conveniente que él estuviera ahí y menos con Shino en tales condiciones.

-Y-Yo…

-Tengo algo para ti. Solo déjame vestirme y buscarlo.

El rubio terminó aceptando y tomó asiento en la cama. Estaba tan nervioso, pero a la vez, el olor tan característico de Shino que inundaba la habitación lo hacía sentir reconfortado. Luego de escasos minutos, el castaño apareció con una caja de color dorado. Al abrirla, sus fosas nasales se inundaron de un olor dulce que le hizo agua la boca.

-¿Qué son? – preguntó observando los bonitos y apetitosos diseños en los dulces.

-Se llaman chocolates. Adelante, pruébalos, son deliciosos. Antes de que llegaras fuimos a Saisei y los compré.

Con cuidado tomó uno de los oscuros dulces y se lo llevó a la boca. De inmediato sintió un sabor dulce en su paladar. Shino tenía razón, nunca en su vida había probado algo tan rico.

-T-Tienen un ligero sabor amargo, pero también dulce. Gracias, Shino.. – agradeció el joven con su típica sonrisa angelical y un bonito sonrojo en sus mejillas.

-Yamagi, ¿puedo besarte otra vez? – Violeta le dio una serie de consejos y uno de tantos fue, que siempre pidiera el consentimiento de Yamagi por dos motivos: el primero, porque todas las relaciones deben ser consentidas y segundo, porque si él aceptaba significaba que también lo quería. Fuese lo que fuese, aceptaría lo que Yamagi quisiera. – Si no quieres está bien, me siento feliz de que los chocolates te…

Esta vez, quien interrumpió la conversación había sido el rubio. Con determinación tomó a Shino por la apretada camisa y depositó un tímido, pero firme beso en sus labios. Se separó rápidamente tratando de desviar su rostro que lo sentía arder.

-Eso se sintió bien. – comentó el joven con una sonrisa tranquila mientras disfrutaba del sabor chocolateado de los labios del mecánico. Era cierto que el amor que no se compra con dinero se sentía mil veces mejor.

-S-Si…P-por cierto, Orga me pidió que te citara con Eugene por la noche a otra reunión.

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Por la noche, en la oficina de Orga, aparte de su persona, también se encontraban Eugene, Akihiro, Mikazuki, la señora Merribit y Yamagi. Aparentemente, la reunión se debía a que, las personas representantes de la empresa proveedora solicitaron adelantar la visita ya que tenían otros planes pendientes que atender.

-Según nos informaron, necesitan quedarse aquí en las instalaciones unos cuantos días, ya que, también tienen otros compromisos en Cryse. – informó la rubia mientras leía la información de la pantalla.

-¿Tú qué piensas Orga? – Eugene desconfiaba. La visita tenía con motivo revisar los materiales para empezar a negociar, no iban a cerrar el trato, por lo que, tomando en cuenta lo que Violeta había explicado, esa solicitud no tenía ni pies ni cabeza.

-No estoy de acuerdo. Yamagi…- el rubio prestó atención al rostro serio de su ex jefe – Lo siento, sé que uno de tus empleados los recomendó, pero esa chica parecía muy segura de lo que nos comentó.

-Descuida. Se que Marcus lo hizo con buena intención, pero Violeta al tener más experiencia en la materia es quien tiene razón. – contestó el chico con profesionalismo.

-Sin embargo…aceptaremos. – informó Orga causando sorpresa en los presentes.

-¿Por qué? No entiendo cuál es el sentido. – cuestionó Akihiro. Desde el inconveniente en la sede terrestre, la desconfianza en los desconocidos aumentó.

-También fuimos invitados al evento que se celebrará en Cryse. Kudelia mencionó que en la ciudad en los últimos meses ha habido una extraña organización que está atacando a las principales organizaciones. Puede que Titan esté vinculada con ellos ya que han asistido a esta extraña reunión desde hace dos años.

Yamagi estaba intrigado con esa información. Le parecía extraño que Marcus le recomendase una empresa de tan cuestionable reputación.

-Yo también recibí la invitación como representante de Kassapa Factory. – reveló el chico. Había recibido una nota hacía dos semanas aproximadamente, pero como el evento no se iba a desarrollar pronto no le dio importancia.

-Wow, realmente eres toda una persona importante Yamagi. – exclamó Shino con sorpresa.

-Con esta información que nos dio Kudelia, el jefe decidió no negociar con ellos, sino nuevamente recurrir a Saisei, sin embargo, mantendremos la fachada hasta descubrir qué es lo está ocurriendo y evitar un daño hacia la ciudad. – Merribit terminó de dar los detalles del plan.

Al inicio debió intervenir, ya que Orga quería alejar a esas personas de Tekkadan, pero, a su criterio, este plan que le propuso era más viable. No pasó por alto lo obediente que su capitán se había vuelto para con su persona.

-¿Qué quieres que hagamos, Orga? – preguntó Mikazuki

-Quiero que vigilen con atención a los representantes. Yamagi, Saisei traerá los repuestos mañana antes de que esas personas vengan. ¿Crees que puedes ocultarlos?

-Si. Si me lo permites, puedo dividir el taller en dos partes. Una parte la mantendré cerrada y ahí iré arreglando a cada Gundam por separado. Tomará más tiempo, pero si cuento con ayuda puedo lograr dejarlos listos.

-Muy bien, encárgate de todo.

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Cuando la reunión finalizó, no pudo evitar sentirse preocupado. No dudaba que la información que Kudelia les dio era verídica, lo que no comprendía del todo, era los motivos por los cuáles Marcus la recomendó. Quizá había sido desconocimiento, pero debía ser cuidadoso de ahora en adelante.

En cuanto llegó al área mecánica, despachó a todos los trabajadores con el fin de darles las nuevas órdenes de trabajo.

Informó que, los Gundams serían reparados individualmente y por separado, ya que su "tratamiento" debía ser especial. Y finalmente, reorganizó los grupos de trabajo, dejando a Marcus al cuidado del anciano.

-Disculpe jefe. – Cuando la mayoría de personas se retiró, Marcus aprovechó para acercarse a Yamagi – Sé que usted siempre ha sido una persona que sabe colocar a los trabajadores y lograr un buen trabajo, pero no comprendo por qué me trasladó a la primera unidad.

-Lo siento Marcus, sí debió ser extraño. Sin embargo, el anciano me comentó que iban a necesitar más ayuda con las máquinas y vehículos, así que pensé que podías ayudarle. Hiciste un trabajo excelente con Gusion, y el resto de equipo cuenta con daños similares. – Dios, sentía tanta pena por estar mintiendo tan bien.

-Ya veo. Está bien, agradezco que reconociera mi trabajo, jefe. – comentó el pelinegro con una sonrisa boba y tocando el hombro de Yamagi.

Una punzada de dolor en su tobillo hizo que soltara al rubio con rapidez. Al mirar al suelo, se encontró con Lila quien lo miraba con enojo.

-¡No toques a mi papa! – regañó mientras corría a los brazos del mecánico.

Violeta se acercó segundos después mirando con burla al pelinegro. Estaba tan orgullosa de las enseñanzas que le daba a Lila.

-Lila, no seas grosera. – reprendió el rubio mientras abrazaba con cariño a su niña.

Marcus procedió a despedirse y retirarse del lugar furioso. Esa maldita mocosa iba a pagárselas junto con Violeta.

-Papa, vamos a dormir. Estoy cansada. – pidió la niña al borde del llanto. Hoy apenas si había visto a su papá y Shino tampoco la visitó.

-Lo sé Lila, pero debo quedarme un poco más. ¿Crees que puedes esperar?

El inminente llanto propio de un berrinche estaba por comenzar, hasta que una voz alegre y familiar la hizo recomponerse de inmediato. Era Shino que se acercaba con Eugene debido a que Orga les pidió ayudar a dividir el taller.

Violeta, al no poder participar de la reunión se sentía fuera de lugar, pero en cuanto el castaño se hizo cargo de entretener a la niña, Yamagi le explicó todo con lujo de detalles, incluyendo la información confidencial.

-Estoy seguro que tú y yo lograremos terminarlos pronto. ¿Qué dices? – preguntó el mecánico con esperanzas.

-¡Por supuesto que sí! Aunque…¿qué hay de Lila? Si ambos trabajamos no podremos cuidarla por turnos.

-No se preocupen por eso. Eugene y yo nos encargaremos de eso. – mencionó Shino con emoción mientras alzaba a Lila por los aires.

-No soy bueno con los niños, pero veré que este idiota te la entregue entera. – respondió el vice capitán de mala gana mientras tomaba a la niña y la bajaba evitando un accidente.