Capítulo 7

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Marcus observaba con seriedad la enorme carpa negra que dividía el área mecánica. En la reunión anterior, si bien Yamagi había mencionado algo sobre dividir el área para un trabajo más especializado para los Gundams, definitivamente eso le parecía algo sospechoso. Incluso los bordes estaban sujetados fuertemente al punto en que la visibilidad era nula. Debió haberse instalado por la noche.

Era mejor que contactara con esas personas para que se mantuvieran alertas.

Al otro lado de la carpa negra Yamagi y Violeta, en conjunto con Mikazuki, Shino, Akihiro, Eugene, Chad y Dante se encontraban trabajando arduamente. Debían apurarse e introducir todos los repuestos provenientes de Saisei cuanto antes ya que, los representantes de Titans llegarían pasado el mediodía y aquello debía mantenerse como un secreto.

-Creo que esto ha sido todo. – comentó Eugene bajando la última caja pesada del vehículo.

-Vaya, eso fue agotador. – se quejó Chad mientras se lanzaba pesadamente al suelo.

-Lo siento, pero aún no hemos termino. – dijo Yamagi con pena. – No podemos pedirle a todos ayuda, por lo que ustedes serán quienes nos ayuden a colocar los materiales.

-¡Ah! – la queja generalizada se hizo presente lo que generó una sonrisa divertida por parte del rubio.

-¡Menos queja y más trabajo señores! – regañó Violeta mientras tomaba a Chad de la camisa y lo levantaba del suelo. – ¿O es que acaso esos músculos son pura fachada? Si así es como piensan conquistar mujeres van por muy mal camino.

- Olvidé decirles que Violeta estará dirigiendo esta parte. Es excelente en el área de ensamblaje. – informó Yamagi sosteniendo su inseparable tableta.

-Espero que estén listos, adoro el trato rudo. – comentó la chica con burla mientras subía hasta la base de Barbatos.

El grupo de jóvenes únicamente rezó por sus almas miserables.

El trato rudo no había sido mentira, tuvieron que sostener entre todos las pesadas partes nanolaminadas y no solo eso, esperar hasta que la chica uniera todo. Fue un completo infierno. Únicamente les dieron un descanso de veinte minutos, mientras ella y Yamagi cubrían las partes menos pesadas. Eugene observaba con atención a la peli rosa. Estaba sorprendido porque lucía como toda una profesional al igual que Yamagi. Eran obvias las razones por las cuáles el mecánico eligió a la chica; hacían un equipo fabuloso y parecía que se leían las mentes.

-Esos chicos son geniales. – mencionó Akihiro mientras se acercaba para mirar más de cerca.

-Es cierto. Me siento como una mula de carga solamente. – secundó el pelinaranja con frustración. La presencia de todos ellos se reducía únicamente a la fuerza física que representaban.

-Al menos Barbatos estará listo pronto. – habló Mikazuki mientras comía sus inseparables semillas de palma.

-Es lo único que te interesa cierto. – comentó Shino con gesto cansado. Yamagi y Violeta se esforzaban más que ellos porque su trabajo era mayor.

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Al medio día el grupo se dirigió al comedor. Lucían absolutamente devastados, lo que no pasó desapercibido por Marcus. Por lo visto esos pilotos estaban ayudando en algo.

-Vaya, esos chicos lucen muy cansados. ¿Qué han estado haciendo? – preguntó al aire tratando de conseguir alguna respuesta.

-Orga los tiene entrenando físicamente. Dijo que no quería que perdieran la forma mientras las máquinas se arreglaban. ¡Rayos! Como si esos chicos perdieran la forma tan rápido. – se quejó el viejo moreno. Al anochecer Yamagi le había informado de la situación vía telefónica por lo que debía mantener las apariencias.

Marcus desvió su mirada con recelo, hasta que su atención su captada por el rubio y la pelirosa que ingresaron minutos después.

-¡Jefe, por aquí! – llamó de manera dulce mientras sonreía.

Yamagi dudó por un momento, sin embargo, recordó que Violeta le aconsejó no levantar ningún tipo de sospecha, por lo que todo debía continuar como si nada. Shino se sentó justo en la banca que daba al lado, por lo que el grupo estaba bastante cerca.

-Me alegra mucho verlo. – saludó cordialmente. – A ti no, disfruté tu ausencia. – dijo mientras se dirigía a Violeta.

-Lo mismo digo. Fue genial trabajar sin ver tu rostro de mosca muerta. – respondió Violeta mordazmente. Los varones trataban de ocultar las risas de burlas.

-Vaya, no sabía que trabajabas. – continuó la ronda de insultos el pelinegro. A Eugene esto último le molestó, más tomando en cuenta lo mucho que Violeta había trabajado durante la mañana.

-Pues si…le hacía a Yamagi los "trabajos" que tú nunca podrás. – contestó la joven mientras acariciaba sugerentemente a Yamagi por la espalda haciendo que todos los presentes se sonrojaran violentamente. La sonrisa burlona de la joven se agrandó al notar como el pelinegro se atragantaba con la comida. Volteó a ver al rubio y éste la fulminaba con la mirada por lo que decidió sonreír de manera inocente.

-Tú eres todo un personaje, eh…- exclamó el viejo Kassapa mientras soltaba una sonora carcajada.

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Por la tarde suspendieron temporalmente las actividades debido a que, casi todos debían ir a recibir a los dichosos representantes. Orga les pidió reunirse en su oficina y luego de un rato en silencio, Merribit ingresó a la habitación acompañada de un hombre alto y robusto; así como también de una mujer que vestía muy elegantes. Casi todos se quedaron en silencio un poco cohibidos por la imponente presencia de ambas personas.

-Saludos, soy el jefe de Tekkadan, Orga Itsuka. – tomó la palara el moreno.

-Un placer, soy Gideon y ella es mi hermana Isabella. Somos los representantes y dueños de Titans. – contestó el hombre robusto con amabilidad.

Isabella detalló en los presentes. Le habían informado que Tekkadan era un grupo compuesto mayoritariamente por varones jóvenes y no fue mentira. En ese lugar había hombres tan suculentos que no sabría por dónde empezar a probar. El rubio de ojos verdes se le hacía dulce, el musculoso de cabello negro se le hacía salvaje y el castaño ~ ese debía ser de los seductores.

Yamagi notó la mirada lasciva que la mujer de cabellos rubios le dedicaba a Shino, lo que le molestó de inmediato. No quería admitirlo, pero a pesar de todo lo que había estado sucediendo con Shino, aún estaba su gusto por las mujeres, por lo que no le sorprendería que el chico correspondiera los eventuales coqueteos de la descarada mujer.

-Y ustedes debe ser el representante de Kassapa Factory, ¡es un verdadero honor conocerlo! Los rumores sobre ustedes no defraudan. – comentó Gideon llamando la atención del rubio.

-¿Rumores? – preguntó algo extrañado.

-Así es. Se dice que la representación de Kassapa Factory la estaba llevando el que será uno de los mejores mecánicos en la historia de los Mobile Suits, incluyendo Gundams. – esta vez tomó la palabra la mujer de nombre Isabella. Yamagi agradeció la cortesía con rostro sereno, no sabía si era producto de los celos, pero no quería nada que viniera de esa mujer.

-Bien, será mejor que nos sentemos a conversar. – intervino Orga. Merribit tomó la palabra explicando la posición de Tekkadan en el negocio, así como también la intención de la empresa de seguridad de probar primero el equipo. Era una obvia excusa para mantener a la pareja en las instalaciones, por lo que estaban más que preparados. Mientras la hermosa mujer hablaba, Orga notó con recelo la mirada lasciva del tal Gideon. Sentía la sangre hervir con cada segundo que pasaba ya que consideraba aquello una falta de respecto total hacia la mujer que amaba.

Porque sí, con el paso del tiempo y las interacciones constantes que tuvo con la mujer, él había desarrollado sentimientos románticos hacia Merribit, sin embargo, decidió guardarlos para sí mismo por respeto al anciano y a la rubia misma. En sus ojos se notaba el amor que sentía por su marido y él no podría ser tan canalla de entrometerse, por lo que se conformaría con la presencia de la mujer y el trabajo que desarrollaban juntos en Tekkadan.

-Entendemos totalmente su posición y estamos de acuerdo. Pediremos entonces una muestra, sin embargo, me temo que tomará unos días en llegar, espero que eso no sea un inconveniente. – finalizó Gideon.

-Ninguno. Pueden quedarse todo el tiempo que necesiten, incluso sus habitaciones ya fueron acondicionadas. Chad los llevará. – habló Orga controlándose.

-¡Oh! Yo quisiera un recorrido por las instalaciones si no fuera mucha molestia. – Isabella tomaba la palabra mientras se acercaba sugerentemente a Shino quien desvió la mirada incómodo. - ¿Qué tal si me acompañas?

-Isabella por favor…-

Ante el permiso que Orga dio, Yamagi se retiró de la reunión molesto. Eugene solo suspiró con cansancio, por lo visto nuevos problemas se avecinaban.

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Cerca de una hora más tarde, Violeta y Yamagi trabajaban en compañía de Kassapa y el resto en unas diligencias que el mayor le solicitó. El rubio le había contado con lujo de detalles todo lo que pasó en la reunión por lo que la chica estaba molesta. Se moría por ahocar a esa tal Isabella.

Marcus notó el enojo del rubio, por lo que adivinando un poco lo que sucedía, aprovechó la situación para estar todo el día cerca de Yamagi. El ruido de una carcajada femenina interrumpió las labores mecánicas, por lo que el mecánico, adivinando de quienes se trataban, decidió continuar su trabajo e ignorarlos por completo.

-Este el área mecánica. – comentó Shino buscando al rubio con la mirada. En cuanto lo vio retirarse supo de inmediato que algo le pasaba a Yamagi, por lo que quería terminar ese bendito recorrido lo más rápido posible y deshacerse de esa mujer molesta para pasar algo de tiempo con el joven.

-Vaya…es un lugar tan sucio. – exclamó Isabella mirando con asco tanto el espacio físico como a las personas que allí se encontraban.

-Aquí se trabaja con aceite, tuercas y repuestos, dudo que sea un lugar para una dama, señora. – comentó Kassapa. Francamente, desde los incidentes anteriores, decidió no permitir que nadie más pisoteara a sus muchachos.

-¡¿Señora?! Yo soy una jovencita aún. – comentó la mujer con indignación.

-Anciano no se preocupe por ella. – intervino Violeta. – es mejor que continuemos.

Eugene luego de finalizar su charla con Orga decidió volver al área mecánica con el fin de evitar algún inconveniente. Shino continuó con la exposición del lugar, mirando de vez en cuando las interacciones entre Yamagi y el tal Marcus, mentiría si dijera que aquello no lo tenía inquieto. Sentía unas ganas enormes de irle a borrar esa estúpida sonrisa de un golpe, llevarse a Yamagi hasta la habitación más cercana y…

-¡Shino! ¿Me escucha? Dije que tengo sed. – habló Isabella con hastío.

La verdad todos los miembros de ahí estaban hartos de la chillona mujer que no había parado de cotorrear ni un minuto, deseaban que se marchara lo más pronto posible.

-Lo siento, me distraje. – se disculpó el castaño.

-Descuida, a ti te perdono lo que sea. – comentó con coqueteo la mujer, a lo que Yamagi sintió unas inmensas ganas de vomitar. – Por otro lado…¡oye tú, rosadita! – Llamó la atención de Violeta, quien volteó con una mirada seria. – Eres empleada de este lugar cierto, se una dulzura y tráeme algo para tomar.

Yamagi se indignó e incluso iba a intervenir, pero Violeta lo detuvo y adoptó rápidamente un gesto de dulzura tan inusual que el rubio entendió de inmediato que la chica haría algo para vengarse de la molesta mujer y sacarla de ahí de una vez por todas.

-Claro señora, ¿qué podría traerle? – se acercó mientras le pasaba una silla amablemente.

-Dije que no soy una señora – recalcó a pesar de que sus arrugas eran notorias y su maquillaje un fisco - Dudo que aquí haya mucho, por lo que agua está bien.

Eugene sentía que en cualquier momento echaría a la mujer a patadas, pero se controló al notar la sonrisa malvada que Violeta tenía una vez que se retiró. Era cierto, olvidaba que esa chica interesante estaba ahí, por lo que debía estar tranquilo, ella solucionaría las cosas.

Cerca de diez minutos más tarde, Violeta regresó con un vaso de agua y se lo extendió.

-¡Vaya, ya era hora! Si que tardaste. – regañó la mujer mientras le arrebataba bruscamente el vaso a la chica.

-Disculpe, no encontré a la cocinera. – Marcus presenciaba todo con atención. Isabella se comportaba como una idiota, al paso que iban no lograría su propósito, mas porque Violeta parecía estar metiendo sus narices.

Luego de tomarse el contenido del vaso, Isabella habló:

-Vaya, debo decir que esta agua estaba muy fresca. No me lo esperé de un lugar así. – continuó con las burlas.

-¡Me alegra tanto escuchar eso! ~ - mencionó Violeta con dulzura. – Eso significa que debo felicitar al personal de limpieza, están haciendo un trabajo fantástico con los servicios sanitarios. – finalizó con tono agrio. Acto seguido, los presentes fueron testigos de una serie de gestos de histeria, mesclado con asco, palidez y nauseas. Violeta soltó una carcajada haciendo que la mujer empezara a gritar con desesperación.

-¡E-Esto es…una completa falta de respeto! ¡V-Voy a hablar con tu jefe! ¡Haré que te echen! ¡Desgraciada! – los gritos aumentaron el volumen para disgusto de los presentes.

-Haga silencio bruja escandalosa, aquí estamos trabajando, así que vaya a pedir lujos a un hotel. Y, por cierto, en lugar de quedarse a discutir conmigo, le recomiendo buscar algo, no vaya a ser que sufra alguna enfermedad causada por las bacterias.- dijo Violeta nuevamente mientras recogía el vaso del suelo y con su mano le hacía un gesto para que se retirara.

Una vez que la mujer se marchó, los presentes volvieron a su trabajo con la paz anhelada.

-Jefe Yamagi, disculpe, pero me parece una falta grave lo que Violeta le hizo a esa pobre mujer. Incluso podría arruinar el trato con la empresa. Creo que debería decirle algo. – Comentó Marcus tratando de sacar provecho a la situación. Sabía que ahí no llevaba las de ganar, pero la manipulación era su especialidad.

Violeta solo rodó los ojos e ignoró al pelinegro. Por lo visto, alguien estaba pidiendo a gritos agua del retrete también.

-Violeta…- llamó Yamagi con seriedad – Te agradezco que pusieras a esa mujer en su lugar, pero el método fue inapropiado, procura ser más gentil la próxima vez.

-Lo intentaré…