Capítulo 10.

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En el comedor de Tekkadan, Marcus se encontraba cenando en silencio. Había terminado sus labores rápido, por lo que optó por comer algo ligero y con suerte irse a buscar a Yamagi. Estaba algo presionado ya que por culpa de la insulsa de Isabella sus planes iban empeorando. Cuando contactó con ella y Guideon sus órdenes habían sido claras: ganarse a Yamagi. Lo cual era esencial si querían apropiarse de la "Kassapa Factoy".

Titans, tal como había explicado Violeta, era una compañía que se había fundado hacía dos años, pero esto solo ocurrió luego de que su grupo destruyera por completo la compañía original llevándolos a la quiebra y obviamente apropiándose ellos de todo el dinero y cambiando el nombre de la empresa por el actual. Guideon, Isabella y su persona llevaban alrededor de diez años haciendo esto; incluso uno de sus objetivos fue Teiwaz, pero ante el poder económico que el bloque representaba era una decisión arriesgada. Afortunadamente se enteró de Kassapa y de que su representante actual era un muchacho de escasos 17 años. Sacó a relucir sus mejores dotes como actor y mientras analizó la conducta del rubio notó que éste siempre le contaba a Violeta acerca de un tal Shino.

Como buen espía que era, encontró que el susodicho era miembro de una pequeña organización de nombre Tekkadan, las cual operaba en Marte.

Marcus siempre fue una persona dispuesta a hacer todo lo que fuera necesario por conseguir sus objetivos, desde fingir ser otra persona hasta asesinar y por qué no, seducir a un chiquillo tonto con el fin de adueñarse de su empresa. El problema que tuvo, fue el hecho de no prever que Yamagi volviese a Marte y peor aún se encontrara con el piloto de quien estaba enamorado.

Al inicio su mayor obstáculo fue Violeta, pero ahora que analizaba mejor las cosas, no solo se sumó Shino, sino también el vice capitán de esa estúpida organización. Por eso opto por traer tanto a Guideon como a Isabella, en un intento por alejar a esos hombres de Yamagi y facilitar sus objetivos. Estaba seguro, después de esa reunión todo acabaría. Él sería libre de Yamagi y estarían nadando en dinero.

Mientras divagaba en sus pensamientos, su cena se vio interrumpida por Violeta quien entró en busca de bebidas para los muchachos. En cuanto notó al pelinegro, su bombillita de maldad se encendió, por lo que aprovechó el suceso de la mañana para fastidiarle la vida a Marcus y restregarle que sus absurdas intenciones para con el rubio ya estaban más que perdidas.

-Vaya, vaya, miren a quién tenemos aquí. – inició la chica con un tono cantarín.

-No tengo tiempo ni ganas para perder contigo Violeta, así que vete. – respondió de forma hostil el varón. Contaba los segundos para poder acabar con esa plaga de una vez por todas.

-Pues…vengo a darte personalmente una noticia que sí te interesa, así que te aconsejo que me prestes atención. – En cuanto Marcus dirigió su mirada hacia ella, tomó asiento y habló – Anoche Yamagi y yo fuimos a beber, pero al final, Shino llegó y ellos dos pasaron la noche juntos en un hotel de Cryse.

-¿Crees que eso me importa? – contestó Marcus.

-Debería. Ellos están oficialmente juntos ahora y pronto lo darán a conocer a los demás miembros de Tekkadan. Es cuestión de tiempo para que tu presencia sea erradicada. – amenazó la chica mientras volvía al área mecánica sonriendo.

Una vez que Violeta se retiró, golpeó con brusquedad la mesa haciendo sobresaltar a Atra quien se ocultó tras un pilar.

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Mientras terminaban de darle los últimos detalles a Flauros, el equipo conversaba animadamente con Orga. El líder estaba supervisando las reparaciones a la espera de gratas noticias.

-¿Crees que Gusión esté listo pronto?- preguntó el moreno mirando con seriedad a Yamagi. El rubio entendía la urgencia de Orga de que las tres máquinas funcionaran lo más pronto posible. Su intuición le decía que las iban a necesitar para la misión encomendada por Kudelia.

-Violeta y yo estamos trabajando a máxima capacidad. Con la ayuda de los muchachos espero iniciar y terminar a Gusión antes de la fiesta. Si todos están de acuerdo será un trabajo de 48 horas con intervalos de descanso de 30 minutos cada cuatro horas. – informó con firmeza el mecánico.

-Será un trabajo pesado. – mencionó Chad.

-Pero lo haremos sin duda. – secundó Akihiro.

-¿Qué harán con la niña? – intervino Merribit mientras observaba a la niña jugar con unas tuercas. – Imagino que estará aburrida de estar tanto tiempo aquí.

-Vamos a necesitar que alguien se encargue de ella, sin embargo, será difícil con lo mimada que es. – Violeta tomó la palabra mientras ingresaba con las bebidas. – Otra opción es que se quede aquí, pero le traigas todas sus cosas.

Yamagi meditó un poco la situación. Era obvio que Lila era su prioridad, pero la misión también era importante. Aunque quería pasar tiempo a su lado, dejarla en el taller sin que le prestara suficiente atención sería exponerla a algún peligro lo cual era una negligencia completa de su parte.

-Qué tal si el jefe la cuida. – sugirió la rubia sonriendo llamando la atención de los presentes. – No estamos tan ocupados esta vez y únicamente debemos preparar todo lo necesario para la misión en la fiesta.

Orga se quedó sin palabras. No era la presión del resto de miembros lo que lo tenía sudando frío, sino el hecho de no poder oponerse a lo que Merribit dijera. Maldición, tener a esa mujer a su lado era un arma de doble filo.

-B-Bien. – aceptó – Si eso hace que trabajen mejor lo haré.

-¡Estupendo, Orga! – celebró Shino.

Con las cosas en orden el grupo se dispuso a trabajar.

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En la oficina principal, Orga y Merribit miraban a la pequeña niña jugar entretenidamente con sus juguetes mientras de vez en cuando tocaba los libros o cualquier cosa que tuviera al frente. Afortunadamente, esta vez pudo despreocuparse de Guideon e Isabella, ya que ambos desde temprano habían ido a la ciudad "por cosas importantes".

-¿Sucede algo, jefe? – preguntó la rubia mientras miraba a Orga con diversión.

-Sabes que no son bueno criando niños, por muy irónico que suene. – se quejó el líder mientras se reclinaba en la silla del escritorio.

Merribit solo ahogó una tímida sonrisa. Francamente adoraba su trabajo al lado de esos muchachos y su familia. Orga miró discretamente a la mujer, era difícil trabajar a su lado por sus sentimientos, pero prefería ocultarlos si con eso podía continuar escuchando su voz y su risa.

-No se preocupe, lo ayudaré en lo que pueda.

-Tu ya tienes dos niños por los cuales velar, estaré bien. – respondió el varón mientras daba por finalizada la conversación.

La sonrisa de Merribit se esfumó ante esto último. Desde que inició su trabajo con la organización supo que no le era indiferente a Orga, sin embargo, creyó que aquello se trataba de un simple capricho del jovencito. Pero después del incidente en que casi muere, supo de inmediato cuáles eran los sentimientos del líder por su persona. Esperó lo peor, más tomando en cuenta que ella oficialmente estaba saliendo con Yukinojo y que se casarían en cuanto los muchachos fueran dados de alta. Para su sorpresa Orga había sido muy maduro. La continuó tratando con aún más respeto que antes, incluso en ocasiones se atrevía a decir que todo se volvió estrictamente laboral, pero, su querido esposo le confesó que el día de su boda, Orga le reveló los sentimientos que tenía por ella asegurándole que a pesar de esto, no interferiría en su vida personal y mucho menos afectaría el trabajo de ambos.

Cuando sus retoños vinieron al mundo, él joven de ahora 20 años solo se limitó a enviarle unos enormes ramos de flores felicitándolos, más nunca se acercó al hospital – como el resto de miembros – ni mucho menos hizo el propósito de conocer a sus hijos.

Todo aquello la hacía sentir confundida en ocasiones. Amaba a su esposo y sus hijos con toda su alma, eran lo más hermoso que tenía en su vida y no los cambiaría por nada en el mundo, pero a pesar de eso, entendía que Orga tenía un lugar especial en su corazón – no era tonta, ella ya tenía sus años y se conocía a la perfección – porque también le atraía un poco, pero ese acuerdo mudo de respeto mutuo estaba ahí, pétreo.

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Las reparaciones en el taller continuaron. Realmente el cansancio era notorio entre los jóvenes, pero estaban dispuestos a seguir adelante. Los Gundams eran lo único que les permitía proteger aquello que amaban por lo que siempre debían hacer hasta lo imposible, incluyendo ignorar el cansancio.

Mientras terminaban de ensamblar las capas externas de Gusión la puerta del almacén fue tocada por Marcus. Eugene atendió el joven, el cual le informó que buscaba a Yamagi. Ante el anuncio, el mecánico salió rápidamente bajo la atenta mirada de Shino y Violeta.

-Marcus, ¿sucede algo? – preguntó Yamagi al notar el semblante decaído del pelinegro.

-La verdad es que si. – luego de un pesado suspiro, el joven continuó – Jefe Yamagi, yo…recibí la noticia por parte de Violeta de que usted y ese piloto, Shino, se encuentran saliendo. – habló el joven con exagerado dramatismo. – Sé que quizá parezca exagerado, pero me siento algo decaído por eso, por lo que quisiera pedirle unos días de vacaciones.

Yamagi se sorprendió un poco por las palabras del joven. Era obvio que ni él ni Shino habían revelado aquello, pero él sí se lo contó a Violeta por lo que debió imaginarse que la pelirosa iría a molestar a Marcus. Lo que no se esperaba era que aquello le afectara tanto a Marcus, pero entendía que cada persona era diferentes e interiorizaba los acontecimientos de manera propia, él era un claro ejemplo de ello.

-Yo…lamento mucho que las cosas resultaran así. Gracias por haberte interesado por mí, Marcus. Está bien, tómate el tiempo que necesites. – permitió el rubio con una sonrisa conciliadora. Acto seguido, volvió al taller y reprendió a Violeta por boca floja.

-Te juro que nunca conocía a una persona tan dramática. – se quejó la chica cruzándose de brazos.

-Eso no importa, no debías ir y contarle eso. Tú sabes que él…siente cosas por mí. – continuó el rubio su regaño. Al fondo, los demás miembros solo miraban atentos la conversación entre los jóvenes. Ninguno quiso acercarse mucho porque aquello parecía más una pelea de fieras que otra cosa.

-¡Eso no es cierto! Él no siente nada por ti. – exclamó la chica en un susurro.

-¿Cómo estás tan segura?

-Mira…no quise contártelo porque quería cerciorarme antes de qué clase de persona era Marcus, pero ¿recuerdas el día antes de venir a Marte? Tú nos diste el día libre. Por la noche visité un bar con uno de los muchachos que me invitó a salir y ahí, vi a Marcus besuqueándose con dos chicas. ¡Y estaba sobrio! - Ante esto el joven de ojos celestes la miró con sorpresa. – Es verdad. Yo…realmente empecé a desconfiar de él después de eso.

-Entonces, ¿por qué habrá dicho todas esas cosas? – preguntó extrañado. No lo mal entiendan, él no se sentía herido ni nada por el estilo, él no sentía absolutamente nada por Marcus, pero le llamaba poderosamente la atención que el pelinegro mintiera todo ese tiempo engañándolo no solo a él, sino también a los demás miembros de Kassapa que se encontraban en la tierra.

-Él no es una buena persona Yamagi, yo lo siento aquí. – dijo la chica mientras tocaba su pecho. – Sé que piensas que lo odiaba sin razón aparente, pero no es así, hay algo en él que se me hace tan familiar. Es de un recuerdo doloroso, lleno de rencor. Por eso ten cuidado, algo me dice que esas "vacaciones" no son lo que piensas.

-Entonces será mejor estar alertas y terminar a las máquinas lo antes posible.

Finalizada su conversación, ambos continuaron trabajando con aún más esmero que antes, lo cual les permitió terminar el trabajo del día con antelación y aprovechar para reunirse con Orga y los demás miembros.

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-Mmm, sí que es extraño que tu empleado pidiera vacaciones. – comentó Orga. – Y es aún más extraño que Guideon e Isabella no volvieran de Cryse.

-Nos mandaron un comunicado hace unas horas diciendo que se quedarían en un hotel local a modo de compensación por los inconvenientes que causó la señorita Isabella. – reforzó la rubia mientras les mostraba a los presentes el mensaje.

-¿Qué quieres que hagamos, Orga? – preguntó Mikazuki mirando con seriedad a su amigo de la infancia. Él estaba dispuesto a exterminar a todo aquél que se interpusiera en el camino de Orga, esta vez no se contendría con nada ni nadie.

-Por ahora nos mantendremos al margen. Sin embargo, el día de la fiesta llevaremos micrófonos y cámaras. Nos mantendremos en contacto todos para así cubrir mayor terreno.

-¡Sí! – respondieron todos al unísono.

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A la mañana siguiente, el trabajo fue igual de pesado, pero al tener mayor libertad ahora lograron que más personas se unieran a las reparaciones culminando cerca del mediodía.

-Así que oficialmente los tres están listos. – comentó Yukinojo mirando con emoción las tres máquinas.

-Así es anciano. Gracias al esfuerzo de todos. – secundó Yamagi con alegría.

-¡Yamagi y Violeta estuvieron geniales! – comentó el castaño con alegría causando un sonrojo en el rubio.

Por su parte, Violeta levantaba su pulgar desde el suelo. Se sentía extremadamente cansada luego de todo el trabajo que tuvieron que hacer, apenas y podía mantenerse en pie.

-Veo que tomé la decisión correcta al dejarte a ti la empresa. – comentó el anciano mientras le daba a Yamagi una "amistosa" palmada en la espalda que lo hizo perder el equilibrio. – Y ustedes tres… - llamó la atención de Shino, Mikazuki y Akihiro – será mejor que sean más cuidadosos esta vez. Procuren no destruirlos tan rápido ni morir en el intento.

Los tres aludidos solo desviaron la mirada avergonzados.

-Bien será mejor que todos se vayan a descansar. Deben estar preparados para la actividad de mañana. – ordenó Eugene mientras despachaba a los presentes.

Yamagi se acercó a Violeta lentamente. La ayudó de levantarse del suelo, pero para extrañeza de la chica, la tomó fuertemente de los brazos.

-Por cierto, Violeta…quiero que tú me acompañes a la fiesta. Peor verás, hay ciertas etiquetas que deben cumplirse para asistir.

-¿Y eso qué?

-Necesito que te quites el tinte rosa del cabello. – murmuró el joven.

El grito ensordecedor detuvo a Shino y Eugene, luego los constantes pataleos de la joven más el forcejeo que ésta empezó con Yamagi los hizo interceder. Al final, luego de unos cuantos golpes y aruñazos, lograron arrastrarla hasta una pileta donde el rubio tenía todo lo necesario para quitar el tinte.

-¡ESTO ES UN ABUSO PATRONAL! ¡ME NIEGO ROTUNDAMENTE! ¡HARÉ UNA HUELGA! – chillaba con desesperación la joven mientras miraba el agua rosada caer por el ducto del desagüe.

-Vamos no exageres. – decía Yamagi mientras terminaba de aplicar una crema sobre el cabello.

Eugene notó con intriga cómo el rosa iba desapareciendo para dar paso a un color castaño oscuro. Así que ese era el verdadero tono de cabello de la chica.

-¡Me están robando mi identidad! – lloriqueó la chica.

Al final, luego de todo el ajetreo, finalmente el arduo trabajó de cambio de look culminó. Shino y Yamagi se retiraron para ir por Lila y pasar algo de tiempo juntos al lado de la pequeña, por lo que ella en cambio optó por irse a su habitación a llorar por la pérdida.

Luego de unas horas en las que se duchó, la puerta de su habitación fue tocada por Eugene, quien traía un par de bebidas. La invitó nuevamente a subir al lugar en que hablaron la noche anterior.

-Si te sirve de consuelo, creo que te luce mejor ese color. Resalta tus ojos. – comentó con cautela el joven al notar la furia que emanaba de la chica.

-No me sirve de mucho, pero gracias. – respondió con molestia.

Luego de un rato en silencio, el vice capitán tomó la palabra nuevamente:

-Esos dos ya están juntos, lo sabes, verdad.

-Si, Yamagi me lo contó todo. Incluso me dijo que no tuvieron sexo porque se quedó dormido gracias al alcohol. – reveló la joven sin tapujos.

Eugene aclaró su garganta y tomó un sorbo de su bebida para tratar de bajar su sonrojo.

-Creo que entonces ya no hay necesidad de ser socios.

Esto último llamó la atención de la chica que lo volteó a ver.

-Sí, creo que tienes razón…

-Entonces…¿te gustaría salir conmigo? – preguntó el rubio luego de unos minutos de silencio incómodo.

Tiempo después de reunirse con Violeta en el baño empezó a notar un poco más a la chica. Le atraía bastante, le parecía bonita y su actitud francamente era lo que más le gustaba. Después de la noche en que tanto ella como Yamagi se embriagaron, entendió que la preocupación que sintió no se debía a que "eran colegas", sino a que tenía sentimientos románticos hacia ella. Se sentía de la misma forma que Shino con Yamagi o que Orga con Merribit – si, él si estaba al tanto de esto último. – por lo que, por primera vez estaba frente a la posibilidad de tener una persona a la que no tendría que pagarle por pasar tiempo a su lado.

Violeta se quedó en silencio analizando la propuesta del rubio.

-¿Eso quiere decir que te gusto?

-Así es. – respondió con sinceridad el vice capitán.

-Muy bien. Creo que tú también me gustas. – respondió la joven con sinceridad – Pero no será tan sencillo.

-¿A qué te refieres? – Eugene estaba consternado. Si se gustaban lo normal era que estuvieran juntos sin más preámbulo, ¿a qué rayos se refería esa mujer loca?

-Yamagi me contó que eres un gran piloto. Me habló acerca de tus hazañas manejando a Hotarubi. Estuve ansiosa por conocerte porque quería verte en acción, así que saldré contigo luego de comprobar con mis propios ojos si eres tan genial como él te describió. – finalizó la chica con una sonrisa.

Eugene solo la miró con resignación. Le gustaba una mujer desquiciada, qué fastidio. Antes de emitir una queja, sintió los cálidos labios de la joven en su mejilla. Luego de esto, Violeta se retiró sin decir ni una palabra, pero sonriendo con genuina felicidad.

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Capítulo 10 ¡up!

Espero que disfruten mucho el nuevo capítulo.

Pdt. Cambié el nombre de usuario porque me siento más cómoda con éste jaja. XD.