Mis bellas comadres, aqui les dejo este cap nuevo, ojala les guste, las quiero!

Capítulo 5

Llegaban al departamento de las chicas, empezaron a subir todos por el ascensor, Candy se iba quedando dormida y Albert la sostenía por la cintura, las otras solo iban cabizbajas, borrachas aun, Carol abrió la puerta del departamento, Albert pregunto cuál era el cuarto de Candy, la dejo en su cama, la arropo.

-Descansa pequeña, le toco la cara con el dorso de la mano y se fue.

-Gracias doctores decía Patty, aunque a ti no te conozco decía mirando al desconocido.

-Stear soy Alistear Cornwell, que descansen muchachas.

Las chicas no reflexionaron en lo que había pasado esa noche, sin más solo se tiraron en el sillón y durmieron inmediatamente.

Al día siguiente la primera en levantarse fue Candy, era medio día, estaba desorientada y no supo cómo había llegado a la cama, seguía vestida pero no recordaba mucho, solo que Albert estaba en sus sueños, se fue a la cocina, y se preparó un jugo, tomo dos pastillas para la resaca, nunca tomaba, no había medido y se había pasado, el vivir todo el tiempo trabajando no le daba oportunidad de salir ni de divertirse, se juraba así misma jamás volver a tomar.

Carol regresaba de ir a correr, Candy pensó que todas dormían incluyéndola a ella, pero no, andaba fresca.

- ¿Cómo es que estas fresca como lechuga Carol?

-Fácil amiga, mi organismo está acostumbrado, pero ustedes están fritas, no deberían beber tanto.

-Carol no bebimos más que tres copas, yo no estoy acostumbrada a tomar y te prometo que jamás lo volveré a hacer y de hecho no recuerdo que paso después de la pelea en el antro.

-Pues llegaron nuestros super héroes, los doctores, Cornwell, Granchester y Andrew y un tipo que no conocemos, solo dijo que se llamaba Stear, nunca lo había visto.

-Lástima que no recuerdo nada, espero que en el día desaparezcan estas lagunas mentales…

Las demás se despertaron, comieron y pasaron todo el día curándose la resaca.

El lunes llegando al hospital los comentarios no se hicieron esperar.

-Buen día doctoras, saludaba Albert. Él no pensaba tocar el tema con Candy de su borrachera, el la había besado y no había sido correcto, no deseaba dar explicaciones, no era necesario.

Candy se sonrojo, empezó a recordar la vergüenza que paso porque no quería estarse quieta en el auto, lo impertinente que se había comportado, deseaba que ese día jamás haber probado el tequila, se ponía muy mal.

-Buen día doctor contestaron al unisonó. Empezaron a pasar visita, ver los casos, la doctora Luz estuvo en quirófano y Candy en urgencias, cada quien estuvo ocupado por su lado, el doctor Andrew había disfrutado mucho el beso, pero no había sido correcto, por otro lado, Candy no recordaba ese beso que Albert le había dado.

Se llego la hora de salida, eran las 9 pm Candy iba caminando por el estacionamiento del hospital, vio a una perrita debajo de un auto, lloraba amargamente, se agacho y vio que tenía algunos cachorritos recién nacidos a su lado, se quitó la chaqueta que llevaba y los arropo, la perra solo lloraba, Candy la ausculto y vio que estaba sufriendo para seguir dando a luz, el doctor Andrew se dirigía a su automóvil, escucho ruidos extraños, se asomó y encontró a Candy con la perra, vio más a detalle y vio a los perritos.

-Doctora ¿Qué pasa? Se agacho a ayudar a Candy.

-Doctor me parece que algo pasa, parece que está sufriendo para dar a luz.

-Déjame llamar a mi amigo Ángel, es veterinario, contesto y le dijo que la llevaran a la clínica, él iba para allá, mientras hablaba no dejaba de acariciar la cabeza de su nueva amiga.

Albert fue por su auto, llego rápidamente.

-Doctor, tiene algo para poner en el asiento, se lo vamos a ensuciar.

-Eso no importa Candy, pero tengo una manta, eso los mantendrá calientes, la extendió en el asiento.

-Súbelos aquí Candy, vamos pronto.

Se apresuraron a llegar con el veterinario, Ángel les dijo que los dejaran ahí, que les llamaría cuando terminara de revisarlos.

Albert invito a tomar un café a Candy pasando la calle mientras esperaban.

Candy estaba pensativa, imaginando que era lo que tenía la perra para tener ese sufrimiento.

-Yo creo que estarán bien Candy, dijo Albert sin más.

-Lo sé, solo me preocupan, se veía tan mal. Los pequeños son preciosos, me encantaría tener un perro, pero con el ajetreo del hospital viviría solo el pobre.

-Yo tenía un perro, mi mejor amigo, Bruno, murió hace 6 meses, estaba muy viejo ya, me había acompañado desde la carrera, me encantaba llegar y verlo recibirme con tal alegría que daba gusto estar en casa, decía Albert recordando, -habíamos pasado muy buenos momentos juntos.

- ¿Crees que el veterinario ya tenga alguna noticia?

Ninguno de los dos se daba cuenta que ya se habían empezado a tutear.

-Vamos al consultorio, aquí no podemos hacer nada, tal vez Ángel necesite ayuda.

Llegando al consultorio Ángel ya se preparaba para dar la noticia, había hecho cesárea, pero la perra no había sobrevivido, cinco perritos tuvieron 3 machos y dos hembras, uno de los perritos estaba atravesado, la perra había perdido mucha sangre, parecía que tenía mucho dando a luz dos perritos más habían muerto dentro del útero.

Candy se llevó las manos al rostro, preocupada, el solo le acariciaba la espalda y trataba de calmarla.

Candy que había dejado a su perra Daisy cuando dejo su hogar con su tía, amaba a su perra, pero no podía traerla con ella, la extrañaba horrores.

-Candy tranquila por favor, que te parece si me los llevo a mi casa y nos turnamos para alimentarlos, si trabajamos juntos creo que podrán lograrlo, ¿Qué te parece? Decía Albert levantando la barbilla de Candy.

-En serio Albert ¿harías eso?

-Tengo la cama de Bruno todavía, ahí podremos acomodarlos, nos turnaremos para alimentarlos.

-Perfecto, podremos hacerlo Albert, estoy segura que podrán vivir, aunque su madre no este.

Candy y Albert llegaron al apartamento, estaba muy céntrico, cerca del hospital, Albert fue a buscar la cama de Bruno, tenían que alimentar a los cachorros cada dos horas, iba a ser pesado, puso la cama en la cocina, el veterinario les había dado todo lo necesario para alimentarlos, esa noche iba a ser crucial, tenían que comer esa era una parte, pero deberían estar calientitos, Albert ya pensaba de qué modo ayudar a sus pequeños.

-Candy ven vamos a cenar algo, es tardísimo, debes tener hambre.

-La verdad si Albert, ¿sabes cocinar?

-Claro tanto tiempo viviendo solo, tengo que, decía Albert sonriéndose.

Candy cayo en cuenta que lo llamaba por su nombre, se sonrojo.

-Albert… Doctor, Hooo lo siento doctor, no debo de tutearlo, usted es mi jefe.

-Candy aquí somos dos amigos tratando de hacer sobrevivir a unos cachorros, ¿Qué opinas si aquí nos tuteamos y en el hospital somos residente y especialista?

-Me parece bien Albert, pero tengo un problema, yo vivo algo lejos de aquí, ¿cómo nos organizamos para alimentarlos?

-Qué te parece si vamos por algo de ropa tuya y nos turnamos, dos tomas tu dos tomas yo, de manera que podamos dormir por lo menos un rato, mañana hay que volver al hospital, le puedo pedir a Sofia que los alimente mientras ella viene a limpiar la casa, llega a las 8 y se va a las 3, de ahí nos volvemos a hacer cargo tú y yo, ¿Qué opinas?

-Está muy bien Albert, voy por mis cosas y vuelvo.

-Vamos yo te llevo…